Índice

Portada

Dedicatoria

Introducción

101 formas de decir tonto

El insultante sexismo

La chistera del tono

La reina coja y el rey del calambur

El tamaño sí importa

El porqué del insulto

Sangre, sudor y mocos

En el principio fue Catulo

Cada loco con su tema

Este capítulo no es tan de puta madre

Insultos moribundos

Con nombre propio

Con denominación de origen

Esperaba mucho más de ti

Insultos muy profesionales

Rebota, rebota, que en tu culo explota

Cornúpetas de dos patas

Tras de cornudo…

Don faltón de la Mancha

En román taleguero

Insultos moribundos

No argumentarás en vano

Góngora y Quevedo: un duelo de leyenda

Nuestra torre de Babel

Perlas de madre

25 maneras de perder de vista a alguien

Los catetos y la hipotenusa

Ofender con el silencio

Animaladas

El discreto encanto de la mosquita muerta

Insultos moribundos

El síndrome de Tourette

Insultos de clan

Borgerías

Putimología

A cada vago le llega su mañana

En qué cabeza cabe

De norte a sur

Una indemnización de cinco piropos

Insultos moribundos

La poesía de la derrota

Todo lo que cabe en un bocadillo y no alimenta

Esto es un punto

Cómo insulta el hombre más inteligente del mundo

El club de los pobretas lentos

¿Que no hay cojones?

Un apodo es para siempre

La dama, el vagamundo y el tiravidas

Lo que el viento nos dejó

Insultos moribundos

Tildes que tildan

Hablando en plata

Un dúo clásico: el gordo y el flaco

Pullas rastreras de la letrada tropa

Elegetebé

La importancia de llamarse Wilde

Ofensas muy curradas

Luces, cámara, acción

Lo peor de cada casa

Insultos moribundos

Vestidos para ofender

De eso nada, monada

Dígaselo con números

Pelma y Louise

Del colorado al verde

Políticos políticamente incorrectos

Maldecir no es ofender

Churchill: con la flema de un hijo de la Gran Bretaña

Todo pasa y todo queda

Insultos moribundos

No somos nadie

Don es trato de cabrón

Dios las cría…

Cuidado al injuriar de oídas

Ofensas de raza

Don Gil y sus pollas

De menos a más

Maquiavelo, el príncipe de la ofensa

La hora del insulto chanante

Insultos moribundos

Cuando el eufemismo es de ley

Dime cómo insultas…

Más borde que las Montañas Rocosas

¡Que Dios nos pille confesados!

De maléfica progenie

Ni media palabra

Fantoches & Cía.

El glorioso cipote de don Camilo

El efecto «Goofy al volante»

Insultos moribundos

¡Ay!, insúltame otra vez

Tener muchos humos y otros aires contaminantes

Insultos bíblicos

¿Qué fue de los quinquis y flipaos de siempre?

¡Viva México, cabrones!

De pata negra

¡Huy!, lo que ha dicho el redicho

Diez balas de plata

Cyrano y el arte de la réplica

Insultos moribundos

Maricón el último

Catálogo de palabras oscuras

Fuentes consultadas

Agradecimientos

Notas

Créditos