4. Traders fuera de sí

Para sostener una visión se necesita un solo Yo.

En el capítulo 3 exploramos cómo los mercados provocan respuestas emocionales que tiñen el pensamiento y el comportamiento subsiguientes. Este capítulo profundizará en eso y explorará el tema desde dentro, haciendo uso de algunos descubrimientos de la neurociencia cognitiva, los que plantean interesantes y desconcertantes preguntas sobre nuestras identidades y desafían la noción de que los seres humanos tenemos personalidades fijas y unitarias. De hecho, la presencia de múltiples personalidades —noción que por largo tiempo se limitó a un puñado de casos patológicos— parece ser la norma. Esto pone sobre la mesa importantes dilemas para los traders, en quienes los cambios cualitativos de sus patrones de pensar, sentir y actuar pueden terminar minando las estrategias que tanto habían preparado y afinado.

Las gafas más potentes del mundo

Suponga que le digo que el par de gafas más potente del mundo no son gafas prescritas por el oftalmólogo. Son las sencillas gafas de seguridad fabricadas con plástico transparente. Puede comprarlas en cualquier ferretería para protegerse los ojos de fragmentos que puedan saltar al hacer tareas de jardinería o carpintería.

El truco, como lo descubriera el psiquiatra de la Escuela Médica de Harvard Frederic Schiffer, es que debe comprar dos de estos pares de gafas. A continuación, cubra tres cuartos del campo de visión del primer par con cinta adhesiva, de manera que puede ver solo la esquina exterior de su ojo derecho. Cubra de manera similar tres cuartos del área de la lente del segundo par de gafas, dejando expuesto el borde exterior del ojo izquierdo.

Resulta que las personas no solo ven de manera diferente a través de los dos pares de gafas, sino que se ven distintas a sí mismas y al mundo.

El razonamiento de Schiffer era elegante y de una sencillez apabullante. Los estudios fisiológicos han demostrado que el extremo derecho del campo de visión humano se representa en el hemisferio cerebral izquierdo. El extremo izquierdo es procesado por el hemisferio derecho. En la mayoría de las personas, el procesamiento verbal de la información ocurre en el hemisferio izquierdo, mientras que gran parte del procesamiento emocional sucede dentro del hemisferio derecho. La división del trabajo entre los hemisferios cerebrales es tan notable que el neurocientífico John Cutting ha argumentado que, en realidad, los seres humanos poseemos dos mentes. La Mente 1, como la llama, se centra principalmente en el hemisferio izquierdo y ayuda a comprender qué son las cosas. La Mente 2, basada en el hemisferio derecho, permite que las personas perciban el valor, el significado y la relevancia de las cosas y sucesos. Cutting recalca que la característica crucial de estas mentes es que funcionan no en serie, sino en paralelo. En todo momento, estas dos mentes analizan el mundo para definir la identidad de las cosas que una persona encuentra y cuál es la relevancia que tienen. Lo que se experimenta como pensamiento es en realidad una delicada coordinación de estas dos mentes.

Las gafas de Schiffer son una manera sagaz de separar la Mente 1 de la Mente 2 sin tener que hacer una cirugía del corpus callosum, las fibras que conectan los hemisferios cerebrales. Hace años, los pacientes epilépticos del doctor Roger Sperry necesitaban esa cirugía para cortocircuitar las señales que producían ataques espasmódicos intratables. Los investigadores se sorprendieron al descubrir que los pacientes a los que se había hecho esa cirugía podían pensar y sentir, pero no coordinar sin esfuerzo la información resultante de sus «mentes».

Los estudios realizados posteriormente por Michael Gazzaniga y sus colaboradores determinaron que cuando se mostraba una imagen solo al ojo izquierdo (conectado al hemisferio derecho) a los pacientes con «cerebro dividido», podían apuntar a lo que veían pero no nombrar lo que representaba. Sabían lo que veían, pero su conocimiento no era verbal. Incluso más extraño era el hecho de que cuando se les mostraba imágenes distintas a un ojo y al otro de manera simultánea, los pacientes podían apuntar con cada mano a lo que veían, pero solo podían describir verbalmente la imagen que se mostraba al ojo derecho. (Solo posteriormente Gazzaniga pensó en preguntar a los pacientes con cerebro dividido por qué habían señalado las dos imágenes, si describían solo una de ellas. La respuesta que recibió condujo a uno de los descubrimientos más importantes de la ciencia cognitiva moderna, crucial —como veremos más adelante— para comprender la psicología del trading).

Estudios posteriores investigaron las dos mentes sin cortar el corpus callosum. Los pacientes que sufrían graves daños en un hemisferio cerebral pero no en el otro hicieron posible la obtención de interesantes conocimientos sobre el funcionamiento cognitivo del cerebro. Un proceso en el que se anestesió solo un hemisferio del cerebro mientras no se tocaba el otro, llamado el procedimiento Wada, también resultó revelador, en el sentido de que se pudiera interrogar a los pacientes con una de sus «mentes» desactivada.

Schiffer resumió los fascinantes estudios realizados por Geoffrey Ahern y sus colegas, en los que el procedimiento Wada se utilizó para investigar el funcionamiento emocional de dos pacientes que habían estado sufriendo de epilepsia. Se sabía que ambos pacientes sufrían bruscos cambios de ánimo, tan extremos que parecía como si tuvieran dos personalidades diferentes. Mediante el procedimiento Wada, el doctor Ahern pudo demostrar que cada personalidad se había lateralizado en un hemisferio cerebral específico. Cuando se anestesiaba un hemisferio, el paciente se mostraba relativamente contento y extrovertido. Cuando se anestesiaba la otra mitad, ¡el mismo paciente se comportaba de un modo melancólico, taciturno e incluso agresivo y violento!

Siguiendo una línea similar, Robert Ornstein, en su libro The Right Mind, describió informes de casos en que un paciente con el cerebro dividido atacaba a su esposa con la mano izquierda mientras intentaba impedirlo con la derecha. Otro de estos pacientes, cuando se le pidió que señalara palabras que describieran sus ambiciones en la vida, escogió «conductor de coches de carreras» con su mano izquierda (hemisferio derecho) y «dibujante» con la derecha (hemisferio izquierdo). Resumiendo un cúmulo de estudios de las disciplinas de la neurociencia cognitiva, la psicología y la filosofía, Cutting concluyó que las personas poseen una segunda mente, que gobierna la emoción, la voluntad y la acción impulsada por las necesidades, la cual está basada en el hemisferio derecho y funciona separadamente de la mente verbal que rige el pensamiento.

Los pacientes descritos por Ahern y Ornstein tenían la particularidad de que sus subpersonalidades parecían completamente distintas entre sí. Sin embargo, bien puede ocurrir que estos pacientes difieran de usted o de mí solo en su grado de polaridad. En un excelente libro titulado Being of Two Minds («Ser dos mentes») Arnold Goldberg describió cuántos participantes de terapia muestran lo que llama una división vertical de la personalidad. Esta es una situación en la que una persona siente una parte de sí misma como completamente ajena a la personalidad normal. A menudo, esta «parte» de la persona la impulsa a realizar acciones completamente incompatibles con su comportamiento normal y aceptable, creando un nivel considerable de culpa, vergüenza y angustia.

He visto muchos ejemplos de estas divisiones verticales. Hace poco conocí una mujer que por lo general era una profesional confiada y capaz que se enorgullecía de su apariencia. Sin embargo, cada cierto tiempo caía en periodos en que se sentía completamente incapaz de tomar hasta las decisiones más básicas. En estos periodos, comía grandes cantidades de chocolate y helado, y aumentaba considerablemente de peso. Más adelante, recordaba su comportamiento y no podía creer lo que había hecho. Por un tiempo se «recomponía»... hasta que volvía a suceder.

Un ejemplo aún más dramático de división vertical es el de un exitoso médico que acudió a mi consulta debido a problemas en su matrimonio. Estaba casado con una mujer afectuosa y capaz que también tenía una carrera llena de éxito. Tenían un hijo y se amaban, disfrutando sus vidas dentro de la familia. Sin embargo, cada cierto tiempo el doctor sentía una necesidad compulsiva de apostar en un casino local. Se sentía culpable e incluso «indecente» por actuar así —varios de los apostantes eran compañías poco recomendables— y hacía lo que podía por ocultar esta actividad a su esposa. Sin embargo, finalmente ella descubrió que algo no andaba bien cuando revisó la cuenta de ahorros que tenían en común y descubrió que faltaba una suma importante. Se sentía impactada y traicionada, y no entendía la incapacidad de su marido para explicar por qué malgastó su tiempo de esa manera. Como otros pacientes que describen impulsos de navegar por sitios pornográficos, ponerse en situaciones donde quedan expuestos ante los demás o usar drogas, el médico solo podía balbucear que «algo se apoderó de él». Insistía en que amaba a su esposa y que no quería herirla ni perderla.

La argumentación del doctor Goldberg es que estos pacientes bien podrían estar diciendo la verdad. Algo realmente se apodera de ellos, y no tienen un control completo sobre eso. Esta segunda personalidad está «separada» de la personalidad normal que identifican como propia, y parece tener sus propios rasgos, necesidades y comportamientos. Quizás cuando las personas quedan atrapadas en dilemas que les hacen decir «mi corazón quiere una cosa, pero mi cabeza me dice algo diferente», están planteando algo más verdadero que lo que pueden llegar a darse cuenta conscientemente. En esas ocasiones, una persona realmente está dividida entre dos identidades, dos mentes.

Yo agregaría que las implicaciones para el trading son enormes. Cuando los traders se quejan de hacer transacciones impulsivas o no ser capaces de tomar una decisión, cuando miran en retrospectiva y se preguntan «¿pero cómo es que abrí esa posición?», tal vez haya una razón para su aparente acción contraproducente. Quizás no fueron ellos los que hicieron las transacciones. Tal vez, como el médico jugador y los pacientes de Gazzaniga, en realidad no estaban en sus mentes adecuadas.

Phil, el trader adicto

No estar en sus cabales parece ser exactamente el caso de Phil, un trader con el que hablé por teléfono. Con frecuencia, Phil lograba una buena marca en su curva de capital y luego procedía a aumentar su tamaño, extender sus periodos de tenencia y hacer caso omiso de sus stops. No hace falta decir que esto le producía pérdidas catastróficas que llevaban su capital a niveles drásticamente bajos. En ese punto, con la lección aprendida, Phil reducía su tamaño, hacía su trading rigiéndose por reglas y seguía al pie de la letra sus planes de salida. Este ciclo había ocurrido varias veces antes de que Phil me escribiera por correo electrónico. Normalmente no asesoro ni hago terapia de manera continua a traders, debido a las exigencias del trabajo, el hogar y el trading, pero Phil me parecía un trader con un genuino talento, torturado por su comportamiento aparentemente autodestructivo. Con la esperanza de abordar y solucionar el problema en poco tiempo, acepté realizar una sesión telefónica de cortesía con él.

La doble personalidad de Phil

A medida que hablaba con él, me resultó evidente que su trading irregular tenía su origen en una falta de consistencia básica de personalidad. Todos conocen la historia del Doctor Jekyll y Mister Hyde, y la de Superman, que al mismo tiempo es Clark Kent. La personalidad de Phil tenía una dualidad similar.

La mayor parte del tiempo, y también en su conversación telefónica conmigo, Phil era un tipo de hablar calmado que hacía sus transacciones de manera conservadora. Era un verdadero padre de familia, y se tomaba muy en serio sus responsabilidades como padre y esposo. Le torturaba pensar que no estaba brindando a su familia todo el bienestar que debía desde que comenzara a hacer trading a tiempo completo el año anterior. Deseaba fervientemente tener éxito en la ocupación que había escogido, y expresaba su voluntad de trabajar duro para lograrlo.

Sin embargo, una vez que comenzaba a cosechar los beneficios de su esfuerzo, su perspectiva —y aparentemente, también su personalidad— cambiaba. Su esposa advertía esto porque repentinamente él comenzaba a hablar de ser un trader con éxito, ganar un montón de dinero para la familia y cosas por el estilo. Se volvía excesivamente efusivo y confiado, y comenzaba a hacer detallados planes con su esposa para realizar unas costosas vacaciones, comprar automóviles, etc. Incluso su esposa podía detectar este patrón y le rogaba que «se lo tomara con calma» cuando veía que se sentía confiado en exceso en su trading.

Esta polaridad de pensamiento, sentimiento y conducta era tan radical que yo habría pensado que era parte de un desorden bipolar, si no fuera porque no ocurría en otros momentos de la vida de Phil. Antes de su carrera como trader, nunca pareció tener esos cambios, y en los periodos en que no hacía transacciones no mostraba ese exceso de confianza.

Yo estaba perplejo acerca de la naturaleza del problema de Phil hasta que me reveló que había consumido cocaína estando en la universidad y poco después de graduarse. Me aseguró que no se había acercado a la droga en muchos años, y que no era un factor en su trading.

Le pedí que describiera cómo se sentía al estar estimulado por la cocaína. Como era de esperar, experimentaba sensaciones de poder y euforia; describía que se sentía «en la cima del mundo». En ese punto Phil se detuvo y observó lo evidente: estaba obteniendo la misma sensación con el trading que con la cocaína. Cuando lograba una serie de transacciones ganadoras, el éxito se le iba a la cabeza y se sentía en la cima del mundo.

Esto tenía lógica para Phil, ya que recordaba «ser otra persona» bajo la influencia de la cocaína. Era más gregario y se sentía más confiado. Se enfrentaba a los retos rápidamente y sentía que nada se podía interponer en su camino. Con cierto embarazo, me contó que se había sentido de manera similar últimamente en el mercado, publicando jactanciosamente sus transacciones en un foro online y dando consejos a otros traders. Estas transacciones terminaban en desastre, al igual que su breve carrera de asesor online.

Phil disfrutaba la cocaína —y el trading— porque le permitían ser una persona diferente. Bajo la influencia estimulante de los mercados y las drogas, podía verse a sí mismo como un ser heroico. Lamentablemente, era un heroísmo ficticio, inducido artificialmente e imposible de sostener en el tiempo. Sin embargo, su impulso básico era saludable: sentirse poderoso y con control de su vida. Desde una perspectiva orientada a las soluciones, nuestra tarea era encontrar maneras constructivas en que ya estuviera logrando parte de esa sensación y ayudarle a aplicarlas de manera más constante en su trading.

El modo más evidente en el que Phil sentía que tenía control de su vida era su éxito en el manejo de su adicción a la cocaína. Phil había dejado de consumirla después de conocer a la mujer que más tarde se convirtió en su esposa. Ella le había dejado muy claro que no seguiría con él si continuaba el consumo. Phil se dio cuenta de que esa sería una gran pérdida, y comenzó a ir a las reuniones de un grupo de Adictos a Narcóticos Anónimos (NA), que se basaban en los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos. Más tarde se convirtió en mentor y padrino de varios miembros nuevos, ayudándoles en su determinación de mantenerse alejados de las drogas. Se sentía una persona competente en NA, y le encantaba el hecho de que su esposa le respetara por sus avances contra la adicción.

Le pregunté si estaría dispuesto a comprometerse con un curso de acción para cambiar su patrón destructivo en el trading. Le recalqué que ya había hecho un buen trabajo en la lucha contra un patrón destructivo en su vida y que podríamos usar esa experiencia para cambiar otro en el trading. «¡Intentaré lo que sea!», exclamó, afirmando nuevamente que lo que más quería era tener éxito como trader.

Le pedí que pusiera a Rhonda, su esposa, al teléfono. Ella también expresó un deseo urgente de ayudar a Phil. Para mi sorpresa, dijo (y esto lo podía oír él) que no continuaría su matrimonio si las cosas no cambiaban. «Necesito más seguridad financiera», dijo llorando. «No podemos pagar las cuentas». Rhonda explicó que había crecido en la pobreza y que no podía soportar la sensación de no tener seguridad en asuntos de dinero. Amaba a su esposo, pero no podía ir de mes en mes preguntándose cómo iban a pagar las cuentas.

Simpaticé con Rhonda, y le pedí que pusiera a Phil al teléfono.

Ahora la voz le temblaba; reconocía que el problema era mucho más grave de lo que había pensado. Y yo me di cuenta de que mi sesión telefónica de pronto se había convertido en una intervención de crisis con todas sus letras.

Activando el Observador

Cuando Phil volvió al teléfono, yo era consciente de sentirme enfadado con él. Inicialmente, pensé que le podía estar culpando de meterme en el asunto más a fondo de lo deseado. Sin embargo, rápidamente deseché la idea. En general, me gusta enfrentar crisis y situaciones de alta presión cuando hago terapia, y realmente me interesaba que esta pareja solucionara sus problemas.

No, reconocí, estaba enfadado con Phil por haber perturbado tanto a su esposa. Estaba claro que era una compañera comprometida con la relación y que había crecido con sus propios retos y desafíos en la vida. ¿Cómo podía ser tan insensible a su sufrimiento? ¿Y por qué, me preguntaba, no hacía algo fuera de las horas de trading y tomaba algún empleo para llevar a casa algo de dinero? ¡Seguro que se daba cuenta de que su esposa tenía que sufrir mucho para pagar las cuentas!

En ese punto apareció mi Observador Interno. Me sentía enfadado con Phil por la misma razón que Rhonda estaba pensando en abandonarlo. Con su actitud absorta en sí mismo, Phil no la había tomado en cuenta, del mismo modo que su preocupación por el éxito le había hecho descuidar su disciplina como trader. Parecía que Phil no solo activaba su patrón con la cocaína y el trading, sino que también pasaba por ciclos de diligencia y negligencia en su matrimonio. La diferencia era que esta vez le amenazaba la posibilidad de perderlo todo: su trading y su esposa.

Le expliqué cuidadosamente que me daba cuenta de que a él le importaban tanto su carrera como trader como su matrimonio. Le dije que sus patrones de trading le iban a hacer perder ambas cosas y que tenía que conseguir que Rhonda fuera partícipe de la solución, tal como lo había hecho al unirse al grupo de NA. Phil estaba muy abierto a esta idea y rápidamente puso a Rhonda al teléfono cuando pedí hablar con ella.

Le pedí que ayudara a Phil a ser un buen proveedor para la familia. Para eso, le sugerí que llevara todos los libros de contabilidad del negocio del trading. No se debía agregar dinero a la cuenta de trading por al menos un año. Una vez que la cuenta ganara un 10 por ciento de valor —lo que normalmente tendría que ocurrir antes de que apareciera el exceso de confianza en Phil—, los beneficios se depositarían en la cuenta de ahorro familiar y no se debían utilizar para el trading. Tras ello, la pareja en conjunto dibujaría un gráfico de la «curva de capital» de sus ahorros, y usaría el dinero excedente (si lo hubiera) para comprar cosas bonitas para ellos mismos, ya que ahora se trataba de un trabajo de equipo.

Presenté la idea a Phil como algo necesario para ayudar a Rhonda. Precisé que ella tenía un trauma con la pobreza de su niñez, y era necesario que él estuviera junto a ella para ayudarla. La mejor manera de hacerlo era que se preocupara de la curva de capital de ella —a cuenta de ahorro familiar— y no la suya propia.

Phil acogió la idea de inmediato. Rhonda también estaba satisfecha porque eso le daría un mejor control de las finanzas y le demostraría el compromiso de Phil con el matrimonio. Me sentí complacido al saber, varios meses después, que la pareja había superado las dificultades financieras y que la relación iba bien. Después de todo, Phil ya había tenido la experiencia de ayudar a otros a través de su trabajo como padrino de NA. Una vez que redefinimos a Rhonda como el paciente, él estaba más que dispuesto a lograr su sensación de dominio dando respuesta a sus necesidades. No tenía que ser una gran estrella del mercado si se podía sentir necesitado y eficaz en casa.

Mientras tanto, el trading de Phil se benefició porque ya no pudo crecer con el ritmo irregular que antes tenía. Antes de que la cuenta llegara al punto de activar su sensación adictiva de poder, el dinero tenía que ser destinado a la cuenta de ahorro familiar. En un sentido muy real, el patrón de Phil de ganar dinero y después volver al primer escalón continuó después de nuestra sesión. La diferencia es que, esta vez, él y Rhonda lo estaban haciendo a propósito, para que Phil no pudiera permitirse sufrir más pérdidas. Puesto que ya no tenía el dinero de sus beneficios para apostar al trading, tenía que adherirse estrictamente a su disciplina o arriesgarse a poner punto final a su carrera de trader.

La sesión orientada a soluciones reconocía que había dos Phils: uno era afectuoso, preocupado y quería hacer lo correcto, y otro que ansiaba la sensación de poder y que dejaba de lado las responsabilidades básicas de su salud, su trading y su matrimonio. En lugar de marcar a un Phil como malo y al otro como bueno, creamos una situación en que las necesidades del «Phil malo» se podían satisfacer haciendo lo correcto. Si simplemente hubiera pedido a Phil que abandonara el trading o se limitara a transacciones de 100 acciones, nunca lo hubiera cumplido. Sin embargo, estaba más que dispuesto a renunciar a sus beneficios y poner límites al tamaño de su cuenta si con eso iba al heroico rescate de su esposa y su matrimonio. Phil no necesitaba cocaína si podía lograr una sensación estimulante al ayudar a otros adictos. Tampoco necesitaba beneficios exagerados en su trading, si podía obtener esa sensación al apoyar a Rhonda.

Explorando la mente dual

Volvamos por un momento al provocador trabajo de Frederic Schiffer y su relevancia para la psicología del trading. Al cubrir las áreas de la lente de las gafas transparentes, el doctor Schiffer en esencia replicó el trabajo de Sperry y Gazzaniga, haciendo que personas normales se convirtieran en pacientes con el cerebro dividido. Visualmente, separó el procesamiento del cerebro izquierdo del funcionamiento del cerebro derecho. Lo que encontró con este procedimiento es notable.

Los sujetos de su estudio eran sus propios pacientes de terapia. La mayoría de ellos acudía a él por problemas de depresión y ansiedad. Cuando el doctor Schiffer les hacía usar gafas que cubrían todo excepto el lado izquierdo de su visión, decían sentirse ansiosos y deprimidos. Si decían experimentar un cambio, era que se sentían peor que lo normal. Sin embargo, para sorpresa de los clientes, cuando usaban el otro par de gafas que cubría todo excepto el lado derecho de su campo de visión, pronto se sentían mejor y más tranquilos. No parecía ser un efecto placebo. Si se utilizaban dos pares de gafas de control que bloqueaban los cuartos superior e inferior del campo visual (y, en consecuencia, no dividían en procesamiento del cerebro), no se producían esos resultados.

En mi propio trabajo, he copiado las gafas del doctor Schiffer, usándolas yo mismo y aplicándoselas a mis clientes. Con ellos he logrado las pruebas más objetivas, ya que al principio no les digo para qué son las gafas. Mi experiencia es que no producen resultados radicales para todos y cada uno, sino que inducen cambios en los estados mentales de las personas que vienen a asesoramiento psicológico con problemas anímicos o de autoestima. Típicamente, algunas personas experimentan periodos en que se sienten relativamente bien consigo mismas y otros periodos en que se sienten nerviosas, con sentimiento de culpa y faltas de confianza. Estas son las situaciones en que son más evidentes las divisiones verticales.

Por sí mismas, las gafas no curaron a los pacientes del doctor Schiffer ni generaron cambios permanentes en mis clientes. Pero les demostraron claramente una importante realidad: sus problemas no estaban allá en el exterior, sino que dependían de cómo veían el mundo. El yo ansioso y deprimido coexistía con un yo que no se sentía de esa manera. Esto, en sí mismo, tendía a consolar y tranquilizar a los pacientes, ya que podían experimentar en la práctica que sus visiones negativas de sí mismos dependían de su percepción, no de una realidad absoluta.

Si bien las gafas son una herramienta inteligente y útil, la clave para el desarrollo personal es encontrar una manera de cambiar las propias lentes aunque no se estén utilizando las gafas. Los traders necesitan técnicas para pasar de un estado anímico y mental a otro para poder hacer sus transacciones de manera consistente y sin interferencias emocionales.

La mente del trader

La experiencia de los clientes del doctor Schiffer ofrece importantes perspectivas sobre las dificultades que sufre el trader emocional cuando queda atrapado en los remordimientos, el temor y el exceso de confianza. Típicamente, los traders experimentados colocan sus posiciones después de analizar cuidadosamente el mercado y ponderar sus opciones. Actúan con la Mente 1 de Cutting, analizando patrones y datos pertinentes. En ese punto, son como los pacientes que utilizan las gafas que cubren todo menos el campo visual del extremo derecho.

Una vez que el mercado realiza un movimiento importante —que tiene un efecto sobre la posición del trader— de pronto ocurre un cambio: el trader lo ve ahora en términos de importancia para él o ella, evaluando las consecuencias del movimiento del mercado para su cuenta, su autoestima o su reputación. Este es el equivalente de cambiar un par de gafas por otro, esta vez el que cubre todo menos la esquina izquierda de la visión. Al procesar el mercado a través de las lentes de la importancia para sí mismo, el trader ya no está «en la zona», plenamente atento a los datos y patrones del mercado. Hay altas probabilidades de que tome una decisión por razones distintas a las que ha investigado y probado.

Las personas pierden dinero en los mercados porque la persona que hace la transacción muy a menudo no es la misma persona que la gestiona y cierra. De manera bastante literal, otro yo ha tomado el timón, otra mente.

Antes pregunté por qué es tan difícil para la gente cumplir sus promesas de Año Nuevo, seguir una dieta o mantener un régimen de ejercicios. Los estudios sobre el cerebro dividido y los trabajos de los doctores Schiffer y Goldberg ofrecen una explicación. Cuando las personas se deciden a seguir una dieta o hacer ejercicio, son sinceras. Están completamente centradas en los beneficios que tendrán sus acciones para su salud y las muchas razones válidas para seguir un estilo de vida saludable. Sin embargo, más tarde se aburren, se cansan o se deprimen. Entran en un estado mental diferente, y sus resoluciones ya no poseen la misma fuerza. Ya no está la persona que tomó la decisión; el otro yo, el emocional, se siente demasiado cansado como para hacer ejercicio, necesita demasiado una gratificación como para dejar de lado la comida. La gente hace excepciones a sus reglas y después las olvida del todo.

Las personas no pueden sostener un propósito en sus vidas —y el trading, por cierto, es una actividad llena de propósitos— porque son fundamentalmente seres divididos.

A principios del siglo XX, el filósofo ruso George Ivanovitch Gurdjieff se adelantó a los descubrimientos de la neurociencia cognitiva al poner énfasis en que las personas carecen de un yo unificado. Enseñaba que la persona media está formada por muchos «yoes», cada uno compitiendo por recibir atención y relativamente inconsciente de los otros. A medida que las personas van de situación en situación, se activan distintos «yoes» que impulsan su comportamiento. Esto ocurre mecánicamente, sin participación ni atención consciente. En un sentido importante, Gurdjieff enseñó que la gente está dormida y no completamente consciente. Creyendo que son libres, son demasiado vulnerables a situaciones que activan sus «yoes» y determinan su comportamiento.

Este dilema humano, que tiene sus raíces en la realidad de los múltiples sistemas de procesamiento de la información que coexisten en el interior del cerebro, tiene consecuencias devastadoras entre quienes esperan beneficiarse de los mercados. A medida que los traders van pasando de estado en estado por las noticias, los consejos de último minuto, los movimientos del mercado y las distracciones de la vida, les resulta tan difícil atenerse a un plan de trading como seguir una dieta. La ausencia de un Yo unificado da espacio para que los pequeños «yoes» actúen frenéticamente, tomando decisiones de trading de manera impulsiva y creando situaciones en que hasta los patrones de mercado más fáciles de leer pueden terminar pasando inadvertidos.

Quizás ha tenido usted la experiencia de revisar una transacción perdedora y examinar qué anduvo mal. Mira los datos de mercado disponibles en aquel momento, sopesa su transacción y piensa «¿pero en qué diablos estaba pensando?».

Claro, puede contestar que después de la guerra todos somos generales, pero su reacción tiene mayores implicaciones. De hecho, puede que haya tenido toda la información necesaria para hacer la transacción correcta, pero no pudo obtenerla porque no estaba atento a ella. Su raciocinio, dominado por la ansiedad, el aburrimiento o la arrogancia del momento, era tan parcial como el de los pacientes del doctor Schiffer con las gafas tapadas en su área derecha. El «usted» que analiza la transacción no es el mismo que el «usted» que la hizo.

Y eso es algo que nos da una lección de humildad.

También es importante porque sugiere que usted puede hacer interminables investigaciones, aprender cada indicador nuevo y recibir la mejor asesoría, y aun así no lograr sus objetivos de trading. Si está dormido —si vaga de un estado mental a otro— no será capaz de implementar de manera constante y coherente estrategias sólidas, incluso si se le entregan ya preparadas y listas para la acción. Como observara R. D. Ouspensky en su libro The Forth Way («El cuarto camino»), mientras siga durmiendo sus sueños pueden cambiar, pero no dejará de estar pegado a las sábanas.

Comprender la investigación del doctor Schiffer también da una mejor comprensión del Observador Interno. El Observador es el Yo con mayúsculas en el esquema de Gurdjieff, es decir, la parte de usted que se eleva por encima de los estados anímicos particulares y mantiene una perspectiva constante. El Observador Interno consiste en su capacidad de preguntar «¿qué lentes estoy usando ahora mismo?, ¿cómo estoy procesando el mundo en este momento?

La simple acción de hacerse estas preguntas introduce una potente fuerza psicológica en el propio trading. Al tomar su «temperatura emocional», es decir, reconocer cómo está experimentando el mundo, crea una distinción entre usted como el que toma la temperatura y usted como la persona que está con fiebre alta o con frío. Preguntar sobre las lentes que está usando crea una perspectiva que las trasciende.

Gestión del dinero orientada a las soluciones

Imagínese un fondo mutuo administrado por varios gestores de dinero, algunos de los cuales son relativamente astutos y atentos a los datos y patrones del mercado. Otros tienden a perder de vista lo que ocurre en el mercado y constantemente pierden dinero. El rendimiento general del fondo, promediando las ganancias de estos gestores, es mediocre, ya que las pérdidas de quienes rinden mal anulan las de los astutos.

¿Qué haría usted si fuera el director ejecutivo o CEO de este fondo?

Fácil, dice usted. Identificaría cuáles son los gestores con éxito y pondría en sus manos todo el dinero. Despediría a los malos gestores o se aseguraría de que no puedan tomar decisiones finales sobre cómo se invierten los fondos.

Ahora imagine que dentro de usted hay en realidad varios traders distintos, cada uno de los cuales toma el control de su cuenta por un periodo de tiempo todos los días. Uno o dos de ellos son relativamente sagaces; los otros son, de plano, destructivos. Como resultado, su rendimiento general se verá afectado. Como Observador Ejecutivo de su propia cuenta, ¿qué haría?

Si su primer impulso es intentar identificar los malos traders que hay dentro de usted para poder eliminarlos, no ha aprendido la lección de la terapia con Phil. El punto de partida del enfoque orientado a soluciones era que el trading destructivo de Phil —como su consumo de cocaína— estaba cumpliendo un fin. De hecho, estaba cumpliendo un propósito muy positivo, aunque de modo contraproducente. La respuesta a este problema no era simplemente dejar de hacer trading o limitar radicalmente el tamaño de sus transacciones, ya que esto nunca habría abordado su razón para actuar de ese modo: su necesidad de sentirse poderoso. Phil y Rhonda encontraron una solución solo cuando esa necesidad pudo llenarse de otra manera.

De modo parecido, si dentro de usted hay varios traders diferentes —algunos cuidadosos, otros impulsivos; unos exitosos, otros perdedores— su primera tarea es evitar rotularlos y, en lugar de ello, adoptar una actitud de Observador. Lo que necesita es entender por qué estos pésimos traders dentro de usted a veces están a cargo de tomar decisiones! Es evidente que no están haciéndolo únicamente por la retribución monetaria; si ese fuera el caso, nunca dominarían a los exitosos. Con toda probabilidad, están haciéndolo para lograr algo más que buenas ganancias sobre su capital: una sensación de entusiasmo, un sentimiento de autoestima, o una imagen de cómo desea verse a sí mismo.

Usted no tiene fracasos en el trading porque sea masoquista o le encante perder, o crea que se merece una buena derrota. En lugar de ello, sabotea su trading porque en su personalidad hay diferentes facetas, cada una con sus propias necesidades, cada una clamando por acceder a la cuenta de trading. Su trading se ve afectado negativamente porque no siempre hace sus transacciones teniendo bien presente el beneficio de su capital. Extrañamente, una transacción perdedora puede ser un éxito para esa parte de usted que, por ejemplo, busca en los mercados entusiasmo y entretenimiento, y no necesariamente beneficios.

En general, yo opero en un nivel emocional bastante plano. No tiendo a caer en arranques de depresión, ansiedad o ira —o al menos no por periodos prolongados— y he tenido suficiente éxito en varios aspectos de mi vida, de modo que no tengo que aplicar una presión innecesaria sobre mis resultados de trading. Sin embargo, siento que tengo tendencia a tener periodos de trading que difieren de los de Phil solo en un grado.

Puesto que la mayor parte de mi trading se orienta a lo cuantitativo, basándose en patrones históricos para ver dónde puedo tener una ventaja, hay varios periodos en los que estoy completamente fuera de los mercados. Aunque los mercados no son perfectamente eficientes, lo son en gran medida. Igual que no hay centavos tirados todo el día en el camino sin que alguien los recoja, las oportunidades en el mercado no continúan por mucho tiempo antes de que alguien las aproveche, especialmente si se publicitan. Son explotadas rápidamente por actores bien financiados que pueden vigilar varios mercados al mismo tiempo con sofisticadas herramientas de análisis de datos. Para mí, la verdadera disciplina en el trading no es abrir y cerrar posiciones, sino mantenerse fuera del mercado a menos que tenga una ventaja demostrable. Esto significa que gran parte del día observo atentamente, sin hacer transacción alguna.

La mayor parte del tiempo, puedo vivir con esa disciplina y usar el tiempo que me da para enriquecer mi investigación y atender las exigencias de mi base de datos, que es más bien grande. Sin embargo, a veces mi personalidad Tipo A comienza a presionar y siento que el tiempo que dedico a observar sin hacer transacciones es tiempo perdido. ¡Debería estar logrando algo! ¡Debería estar haciendo trading! En esos momentos es cuando tengo la mayor tendencia a obviar mi tan acabado análisis o hacer transacciones en base a un patrón marginal. En esas ocasiones, mis transacciones están motivadas no porque las haya estudiado lo suficiente como para garantizar una utilidad, sino porque alimentan mi hambre de logros. He aprendido que si no puedo plantear (y escribir) explícitamente una sólida base lógica para mi transacción, probablemente la estoy ejecutando por razones psicológicas y, por ende, debería salirme del mercado.

Pero solo seré capaz de encontrar una solución duradera a mis arranques de indisciplina en el trading si puedo satisfacer mis necesidades de logros de otras maneras durante esos periodos de mercado poco activos. Al igual que Phil satisfizo sus necesidades de competir al ayudar a otras personas adictas, en lugar de seguir consumiendo cocaína, puedo gratificar mi subpersonalidad Tipo A participando en algo que me motive y se oriente a obtener logros, como una actividad adicional a mi trading. Es difícil hacer transacciones de manera frecuente al mismo tiempo que se escribe un libro (y, en consecuencia, he limitado mi trading en los últimos meses), pero no me sorprende que me haya ido bien en el trading durante el tiempo que me he dedicado a escribir. Cuando los mercados están poco activos, simplemente planeo mi estrategia y vuelvo a mi manuscrito, echando miradas ocasionales a la pantalla para no perder de vista la acción. Puesto que la escritura del libro satisface muy bien mis necesidades de obtener logros, puedo esperar pacientemente a que surjan muy buenas oportunidades. Mi necesidad de resultados no interfiere en mi necesidad de obtener ganancias.

Una transacción desde el diván

El primer paso psicológico para lograr éxito en el trading, como he recalcado anteriormente, es mantener un diario o cuaderno en el que anote todas sus transacciones y el estado anímico en que estaba al hacerlas, los pensamientos que había en su mente en ese momento, sus sensaciones y sentimientos, etc. No pasará mucho tiempo antes de que pueda identificar los estados anímicos que se corresponden con sus buenos traders y aquellos que corresponden a los malos. Sabrá qué lentes funcionan en su caso y cuáles no. Y lo más importante de todo es que cultivará el hábito de ser un Observador.

Sin embargo, su diario puede ser útil en otro aspecto: puede ayudarle a identificar las razones por las que está haciendo su trading.

Si puede identificar sus subpersonalidades, en forma muy similar a como reconocí mi propio yo Tipo A, podrá usar su diario de trading para preguntarse: «¿cuál de mis traders internos colocó esta transacción?, ¿coloqué esta transacción porque las probabilidades realmente estaban a mi favor, o lo hice para compensar una pérdida anterior o demostrar mi habilidad a mis compañeros de trading

Mediante el diario, puede reconocer que usted, igual que los pacientes del doctor Schiffer y que yo, tiene en su interior varios «yoes» —cada uno de los cuales está allí por una buena razón y cada uno de ellos más que dispuesto a tomar las riendas de su trading—. Por eso los tutores de trading, como Alexander Eider en su libro Trading for a Living («Vivir del trading»), aconsejan a los traders llevar un diario con todas las transacciones. Un registro así permite a los traders distinguir patrones de éxito y fracaso, de manera que su pasado no determine su futuro.

A riesgo de parecer demasiado insistente, no puedo dejar de recalcarlo: el problema no es que los traders tengan problemas, sino que se identifican con ellos y, en consecuencia, se vuelven incapaces de acceder a las partes de sí mismos que pueden procesar la información de mercado con precisión.

Usted no quiere erradicar sus problemas. Lo que quiere es usarlos como señales para ayudarse a cambiar de lentes y activar lo mejor que hay en su interior.

Hace poco comencé a sentirme tan confiado en mi trading que por algún tiempo jugué con la idea de aumentar el tamaño de mis posiciones. Rápidamente surgió otra voz: no lo hagas.

Esa noche, me obligué a hacer el doble de tareas previas al comienzo del día en los mercados. Descarté todo excepto las señales más seguras y claras, y a continuación mantuve constante el tamaño de mis posiciones. Para comienzos de la tarde, había limpiado doce puntos de los futuros de Standard & Poor’s (S&P), logrando una bonita ganancia. Lo mejor de todo es que «Yo» sentí que tenía control sobre mis «yoes».

Eso es trading desde el diván.

Intercambiando «yoes» en el trading

La idea de que puede cambiarse psicológicamente a sí mismo, obteniendo acceso a mentes y «yoes» alternativos suena radical, pero coincide mucho con la dinámica de los cambios demostrados en los casos de Sue y Ken, en los capítulos 1 y 2, respectivamente. Cuando procesa un mensaje en un nuevo estado, literalmente está accediendo a otra mente. Más aún, cuando activa su Observador Personal, está filtrando los patrones problemáticos mediante un sistema de procesamiento diferente. Poder reconocer que usted es varias personas en una abre la puerta para comprender cómo a veces puede comportarse de modo tan irracional y cómo puede acelerar el cambio de esas conductas.

En su libro Tradingin the Zone (]ohn Wiley, 2001), Ari Kiev resume su experiencia de dar asistencia psicológica a algunos de los traders más exitosos del mundo. Su libro describe métodos útiles para aumentar al máximo el rendimiento del trading, con especial énfasis en el cultivo de la concentración y la disciplina. Uno de sus estudios de caso, el de Kurt, muestra muy bien la disposición mental orientada a soluciones del terapeuta breve. Kurt estaba haciendo trading en exceso, tratando de crear oportunidades donde no las había. Experimentaba el «arrepentimiento del vendedor», es decir, se castigaba por una mala transacción. Luego esto teñía emocionalmente sus decisiones de trading subsiguientes: el doctor Kiev observó que Kurt estaba haciendo trading únicamente para mantener a raya su arrepentimiento de vendedor. Al mantener posiciones perdedoras o rápidamente abrir otras nuevas, no tenía que pensar en qué era lo que no estaba funcionando. Todo esto le hacía sentir mejor temporalmente, pero afectaba muy negativamente sus resultados finales.

Afortunadamente, a través de la exploración con el doctor Kiev, Kurt observó que era mucho más capaz de enfrentar la adversidad en sus juegos de golf. Cuando ejecutaba un mal tiro —algo que les ocurre a todos los jugadores de golf—, Kurt se centraba entonces en el tiro siguiente, en lugar de quedar inmerso en cavilaciones de qué era lo que no había funcionado en el último. Al evocar en el trading el estado mental que adoptaba en el golf, Kurt pudo enfrentarse a sus drawdowns y transacciones perdedoras del mismo modo que manejaba los tiros perdidos en el campo de golf. Se volvió más capaz de salir de sus posiciones y volverlas a abrir cuando las condiciones eran adecuadas, lo que dio flexibilidad a su trading. El doctor Kiev observó que es útil meditar en los éxitos pasados para cultivar una actitud mental ganadora. Como ilustra su caso con Kurt, centrarse en las soluciones puede ser de ayuda incluso cuando estos éxitos provienen de ámbitos de la vida distintos del trading.

Las agudas observaciones del doctor Kiev sobre Kurt implican que cualquiera puede sufrir un grado de división vertical en su trading. Esto nos lleva de vuelta a la idea de Gurdjieff de que la gente está formada por varios pequeños «yoes», varios traders que bullen con diferentes necesidades e impulsos. Al centrarse en éxitos pasados y ponerse en la actitud mental de otro ámbito en el que tiene éxito (como el golf), puede usted seleccionar los «yoes» que dictarán el trading de hoy.

Una técnica útil cuando ocurre una caída importante en su trading es dejar de realizarlo por un tiempo y dedicarse completamente a algo —cualquier cosa— en lo que sea bueno. Esto activará el estado anímico asociado con el éxito, que luego podrá usted llevar a sus incursiones en los mercados. En mi caso, escribir es algo que disfruto y va asociado con cierto éxito. Como resultado, cuando no encuentro señales importantes en el mercado, reviso mis gráficos y datos y me obligo a escribir una sinopsis de mis observaciones. Cuando las escribo, muy a menudo me doy cuenta de cosas que no había advertido mientras evaluaba la acción del mercado. Para mí, el proceso de escribir es como cambiar de gafas en la consulta del doctor Schiffer.

De hecho, la dinámica de los hemisferios izquierdo y derecho —y la noción de que los patrones emocionales pueden depender específicamente de uno de ellos— ayuda a explicar el valor psicológico de prepararse para el mercado. Un aspecto común a la mayoría de los traders con mejores resultados es la capacidad de diseñar planes detallados y ponerlos en práctica. Los traders con éxito son altamente intencionales en su manera de actuar. Consideran su trading como un negocio y siguen un cuidadoso plan de negocios. Cada una de sus transacciones está guiada por un propósito, y abren y cierran posiciones de manera muy bien fundada. En su trabajo con traders, el doctor Kiev recalca la importancia de centrarse en metas definidas y desarrollar estrategias de entrada y salida que sean coherentes con ellas. El mero acto de concentrarse parece ayudar a activar partes del cerebro a cargo de la resolución de problemas y suprimir aquellas partes que procesan el mundo de maneras emocionales y viscerales.

He tenido el privilegio de observar en acción a varios traders muy destacados y me ha impresionado hasta qué punto la preparación ha sido una parte determinante de su éxito. Víctor Niederhoffer usa el término «recuento», tomado del famoso científico británico Francis Galton, para describir sus investigaciones empíricas de los mercados. Cada día, Niederhoffer ejecuta una cantidad de estudios para examinar los patrones actuales de los mercados y ver cómo se han resuelto en el pasado. Linda Raschke, la conocida Maga del Mercado, también recalca la importancia de hacer planes para tener éxito en el mercado al ser entrevistada por Jack Schwager. Estas son algunas observaciones del manual de su seminario Trading My Way:

«Es necesario un gran esfuerzo para tratar de mantenerse enfocado y poner a un lado todas las distracciones que aparecen entre usted y el éxito. La concentración, la rutina y los ritos son las más potentes herramientas a su disposición para ayudarle a protegerse de las distracciones y eliminar las emociones y ansiedades que obstaculizan un buen desempeño» (página 3).

«¡Un trader debe tener un plan, una metodología, un sistema o un programa! Sin un plan, el mercado ya le tiene a su merced. El proceso de toma de decisiones puede tornarse tan abrumador que o hará un exceso de transacciones o será demasiado conservador (vacilaciones o dudas), y cometerá errores absurdos. La consistencia es la única manera de ganar, y un programa de trading es la única manera de lograrla» (página 6).

«Desarrolle sus propios ritos cotidianos. En la rutina y los rituales finalmente se puede encontrar un nivel de libertad, ya que ayudan a liberar la mente de la «cháchara interna» y las dudas. Le mantienen concentrado en el presente y en el proceso. Agregan estructura a un ambiente que de otro modo es demasiado abstracto» (página 9).

Observe los temas que cruzan las observaciones de Raschke: consistencia, planeamiento, rituales. Observe el énfasis de Kiev en la concentración y la disciplina. Mi hipótesis es que un enfoque centrado en los problemas activa las capacidades verbales y analíticas que normalmente se asocian con el hemisferio izquierdo. Al suprimir la actividad de su Mente 2, más emocional, consigue usted un cambio crucial sin necesidad de cirugías en el cerebro, anestesia o gafas cubiertas con cinta. En este sentido, la investigación del mercado, los planes y la preparación son más que un cálculo de probabilidades sobre la actividad de los precios del próximo periodo de los mercados. Son una práctica valiosa para generar y sostener la calidad de la actividad mental necesaria para tener éxito en el mercado.

La estacionalidad y los estados de ánimo de los mercados

Clifford Sherry ha hecho una importante contribución a la literatura sobre trading, al desarrollar el tema de la estacionalidad de los cambios de precio en los mercados. A muchos traders este concepto les resulta desconocido, pero su importancia es vital.

Una serie de precios estacionales es la que es generada por un solo proceso. Si en un juego de naipes, por ejemplo el blackjack, se toma un mazo y se reparten sus cartas al azar, la distribución de ellas mostrará evidencias de estacionalidad, es decir, seguirán una distribución estable y predecible en el tiempo.

Sin embargo, si el repartidor de barajas del casino pasa de usar un solo mazo de naipes a usar una pila de varios mazos, variará la distribución de las cartas seleccionadas. Ahora la distribución mostrará evidencias de falta de estacionalidad, es decir, habrá diferencias significativas en la frecuencia de las cartas repartidas si provienen de varios mazos en lugar de uno.

La estacionalidad es importante para los traders porque a menudo los mercados cambian la cantidad de mazos desde los que barajan. El mercado serpenteará en una dirección dada con poca volatilidad por un cierto tiempo, y luego pasará repentinamente a una alta volatilidad. Si se mira la distribución estadística de los cambios de precio, se puede ver evidencia de no-estacionalidad.

Estos bruscos cambios en los resultados del mercado no son la excepción sino la regla. Por lo general, las mañanas son más activas y volátiles que las horas del mediodía en los mercados de capitales. Y, en promedio, a fines de las horas de la tarde se ven movimientos de precio más radicales que a la hora de almuerzo. El trading previo a las vacaciones es a menudo no volátil; con frecuencia, el que ocurre alrededor de los periodos en que las opciones y futuro están caducando es más atareado, con mayores saltos de precios. Los meses de verano se han ganado la reputación de ser poco activos, mientras que octubre se ha hecho conocido por sus violentos movimientos a la baja.

Una de las más grandes debilidades de los métodos que utilizan muchos traders que he entrevistado es el no evaluar la estacionalidad e integrarla como un factor de sus decisiones. En lugar de identificar el tipo de mercado en que está y los métodos de trading que son específicos de ese tipo de mercado, adoptan las señales mecánicas y patrones uniformes de osciladores o gráficos para aplicarlos a todos los mercados. En tanto un mercado funcione con la misma cantidad de mazos, sus métodos pueden rendir frutos. Pero una vez que los ciclos de cambio descritos por Niederhoffer cambian los mazos, las metodologías que antes eran útiles producirán resultados inferiores a la media.

Cualquier conjunto de reglas o métodos de trading puede llegar a fallar si se aplica una y otra vez a lo largo de periodos no-estacionales. ¿Por qué esto es así? ¿Por qué los mercados fluctúan de manera irregular entre tendencias y falta de tendencia, volatilidad y quietud? Puede deberse a la misma dinámica que se ha podido observar en las investigaciones de la neurociencia cognitiva. De la misma manera que los traders pasan de un estado mental a otro, empujados por sus pequeños «yoes», tal vez los mercados también van de estado en estado. Los mercados, como las personas, tienen sus personalidades que, al igual que los pacientes de Schiffer, procesan la información de modos que varían muchísimo.

Si esto es así, las ramificaciones para el trading son muy importantes. En lugar de buscar métodos únicos y sagrados —métodos que se puedan aplicar a todos los mercados en todo momento—, sería más fructífero desarrollar perfiles de «personalidad» de los mercados y detectar cuándo ocurren estos cambios de un estado a otro. En mi propio trading, integro un conjunto de variables importantes del mercado —cambio de precios, aceleración, volatilidad y fortaleza relativa— en una única estadística compuesta a la que he dado en llamar Potencia. Un mercado con alta Potencia es uno que tiene una fuerte tendencia al alza; uno con baja Potencia tiene una fuerte tendencia a la baja. Las lecturas de potencia cercanas a cero se asocian con mercados que no presentan tendencias.

Cuando realizo mis análisis históricos, solo investigo los periodos históricos del mercado que tiene una Potencia similar a los del mercado actual. La Potencia, como medida de la volatilidad y dirección de la tendencia, refleja la personalidad del mercado en un punto específico del tiempo. Los cambios en la variable Potencia expresan cambios en esa personalidad, y me motivan a volver a buscar un modelo para ver cómo le iría a la nueva personalidad en la actividad de precios subsiguiente. A medida que el mercado pasa de una tendencia al alza a consolidarse y a una tendencia a la baja, las expectativas de la actividad futura de los precios cambiarán de manera correspondiente, haciendo de la investigación una parte constante del proceso del trading. Incorporar así la investigación al flujo del trading es extremadamente útil para hacer que las transacciones se basen en las necesidades lógicas de obtener beneficios, en lugar de quedar en medio de necesidades psicológicas que compiten entre sí.

Sin embargo, incluso dentro de este enfoque cuantitativo la intuición y las sensaciones tienen un papel. Si se embarca usted en actividades de investigación cuantitativa, comenzará a notar que la atención a sus propios cambios de estado le dará información sobre los del mercado. Recomiendo que preste siempre atención a la dirección y volatilidad tanto de sus estados de ánimo como de los mercados en los que está trabajando. Puede quedar sorprendido por cómo los cambios en su estado le avisan de cambios en los del mercado. Más de una vez mi nuevo modelado estadístico del mercado ha sido activado por un cambio en mi propio estado, en concordancia con los datos entrantes del mercado.

Esta intrincada interrelación entre la experiencia y la analítica es lo que hace del trading una actividad tan llena de desafíos. Como verá dentro de poco, su hemisferio derecho, el emocional, tiene el potencial tanto de subvertir sus análisis como de dar las primeras pistas implícitas de cuándo esos mismos análisis están comenzando a funcionar mal. La imagen desarrollada por V. S. Ramachandran y Sandra Blakeslee en su libro Phantoms in the Brain es particularmente ilustrativa. El hemisferio izquierdo del cerebro actúa como un general en tiempos de guerra, tomando decisiones ejecutivas sobre el despliegue de su capital. El hemisferio derecho cumple la función de enviar exploradores y tener centinelas vigilando, y proporciona información fresca al general para actualizar la estrategia. Los exploradores histéricos y los generales negligentes son dos de los grandes saboteadores del trading.

Conclusión

Apenas he comenzado a tocar la superficie en cuanto a evidencias de que los retos más usuales que enfrentan los traders no están causados por desórdenes emocionales, sino que tienen su raíz en la arquitectura misma del cerebro. La división del trabajo entre los hemisferios del cerebro, especialmente en el procesamiento de la información verbal/conceptual en comparación con la experiencia emocional/espacial, ayuda a crear los cambios en el procesamiento de la información que minan la disciplina en el trading.

Una importante implicación de las ideas presentadas hasta ahora es que los traders que viven para su trading tendrán dificultades para convertirlo en su sustento. Desde que comencé a escribir mis columnas sobre trading, son incontables los traders desesperados que han recurrido a mí en busca de consejo y que comienzan sus ruegos con la afirmación de que el trading es la actividad más importante de sus vidas. Me veo obligado a señalarles que ese puede ser precisamente el problema.

Si es cierto que gran parte del mal trading no es más que la expresión de necesidades y deseos no satisfechos, cualquier fracaso en la satisfacción de ellas es una invitación a que ocurran interferencias en el futuro. El trader que vive para su trading puede estar descuidando instintos básicos de seguridad, estímulo, afecto, reconocimiento y espiritualidad. Se trata de necesidades válidas e importantes, pero no las que deberían impulsar las decisiones de entrar y salir de los mercados de valores y futuros. En lugar de descuidar y hacer caso omiso de estas necesidades, es importante encontrar vías de escape constructivas para ellas, para que no influyan en los estados de ánimo ni interfieran con las decisiones del trading.

Hace poco hablé con un trader cuyos ciclos en el mercado se podían atribuir casi por completo a la adopción de señales de la astrología y otros patrones místicos como bases de sus transacciones. La mayor parte del tiempo era relativamente disciplinado en el planeamiento e implementación de las entradas y salidas. Sin embargo, de vez en cuando se ponía a calcular las configuraciones astrológicas y variados patrones numéricos para los mercados. Al escucharle hablar de estos métodos en tono reverente, me resultó claro que el mismo misticismo del que estaban cargados —sus señales e indicios de un significado y orden subyacentes— era lo que le hacía interesarse en ellos. No me sorprendió que no se sintiese inclinado a la religión o la filosofía; su fascinación con el orden universal le permitía canalizar estos intereses. Creo firmemente que lo mejor que podría haber hecho en beneficio de su trading es cultivar una vida espiritual y creativa fuera de los mercados. Con esas necesidades adecuadamente satisfechas, habría podido seguir lo que había estado funcionando bien para él en el trading.

Los chat y foros online están llenos de traders solitarios y frustrados que viven para su trading y tienen muy poco que mostrar de sus vidas si el trading no llega a cumplir sus expectativas. Los traders de éxito no necesitan hacer transacciones para ser exitosos; su éxito en el trading es una extensión de sus otros logros en la vida —que lo hacen posible—. Los mercados pueden ser campos llenos de retos y gratificaciones, pero no son la vida misma, y no pueden satisfacer la diversidad de necesidades humanas legítimas. Buscar el logro del desarrollo como trader a costa del propio desarrollo personal equivale a cortejar la misma interferencia emocional que, en muchos casos, termina generando resultados frustrantes e insatisfactorios.