La soluciones son patrones que aplicamos entre problemas.
Supongo que no hay nada más natural que usted espere que un libro cuyo tema es la psicología del trading comience con una descripción de las distintas aflicciones emocionales que afectan a los traders. Sin embargo, en este capítulo vamos a ver el tema desde un ángulo diferente. Vamos a adoptar lo que se conoce como un «enfoque orientado a las soluciones» con respecto al trading y explorar cuántas de las respuestas a nuestros problemas ya están ocurriendo en la práctica. Si tiene un patrón para identificar y comprender lo que ya está haciendo de manera correcta, en la vida y en los mercados, estará bien encaminado para crear un modelo de su éxito futuro.
Hace muchos años leí algo en un texto sobre gestión que me dejó una impresión duradera. En ese momento, los fabricantes de automóviles japoneses estaban logrando una clara ventaja en la competencia con sus competidores estadounidenses. Tanto en precio como en calidad, los japoneses parecían estar ganando la carrera.
El artículo describía las diferencias entre los métodos de gestión de los fabricantes japoneses y estadounidenses. Parecía que los fabricantes de EE. UU. estaban muy preocupados por la posibilidad de que ocurriesen fallos en la línea de ensamblaje. Para evitar los efectos de una interrupción, mantenían el ritmo de avance de la línea lo suficientemente lento como para evitar cualquier posibilidad de que se interrumpieran las operaciones.
Los fabricantes japoneses adoptaron un enfoque radicalmente diferente. Cuando el proceso de fabricación funcionaba bien, aceleraban la línea de producción hasta que ocurriera un fallo. A continuación, estudiaban intensamente su causa y aplicaban medidas preventivas. Con el tiempo, identificaron muchos puntos débiles en el proceso de producción, y mejoraron su eficiencia y su calidad.
Los fabricantes estadounidenses veían los fallos como fracasos, y los fracasos como algo que había que evitar. Los japoneses veían los problemas de producción como oportunidades para aprender y mejorar. Se trataba de dos filosofías de gestión y dos modos de enfocar la vida que tenían resultados muy diferentes.
La lección se aplica al trading del mismo modo que a la industria: Los participantes que tienen éxito en el mercado intentan detectar sus puntos débiles y aprender cuando fracasan. Los que fracasan evitan sus imperfecciones y, en consecuencia, no aprenden de ellas.
Cuando Sue* vino a mi oficina, supe de inmediato que no era la típica estudiante de medicina de la zona norte del Estado de Nueva York. Parecía una persona de la ciudad misma. A medida que nos fuimos conociendo, supe que, efectivamente, era exactamente lo que parecía. Desde las ropas que usaba a su inglés de la calle, Sue era una estudiante que venía de un barrio. Poco sospechaba que se iba a convertir en una de las personas más inspiradoras que he tenido el honor de ayudar. También me enseñó mucho acerca del poder del enfoque orientado a las soluciones.
Cuando nos reunimos por primera vez, Sue se sentía perturbada. Su rendimiento en la universidad era muy bueno, como correspondía a una joven que se había graduado con honores en una institución de pregrado altamente competitiva. No obstante, fue enfática al decirme que estaba pensando en retirarse de la universidad. Su abuela había muerto hacía unos pocos meses, dijo entre lágrimas, y no lo podía soportar.
Más tarde supe que Sue había crecido prácticamente sin la presencia de sus progenitores. Su padre abandonó la familia cuando ella tenía solo algunos meses de vida y nunca lo conoció. Su madre sufría de adicción crónica a la cocaína y era incapaz de cumplir su papel de manera constante. Cuando a las autoridades de protección infantil les resultó evidente que la madre de Sue vendía su cuerpo y traficaba con drogas para financiar su hábito, le retiraron formalmente su tutela y pusieron a la niña bajo la custodia de su abuela. Aunque en esa época tenía solo cinco años, Sue había presenciado un desfile de hombres que entraban y salían de la vida de madre, varios episodios de disparos de pistola y agresiones con arma blanca, y múltiples redadas de la policía.
La abuela de Sue, Nana, era una mujer religiosa con fuertes vínculos con su iglesia, cuya congregación formaba una sólida red social en la que las personas se apoyaban mutuamente para enfrentar la pobreza, la enfermedad y la sofocante falta de oportunidades. Quizás lo más importante es que se trataba de una comunidad que ponía énfasis en la educación y Nana trabajó sin descanso para asegurarse de que Sue continuara sus estudios.
Sue era de naturaleza tímida y de poca estatura, y no podía destacarse en los deportes, de modo que muy tempranamente encontró una fuente de éxito y aprobación en los estudios. Se mantuvo en contacto con la vida de su madre y, en cierto sentido, se convirtió en madre de su propia progenitora. Lo que más la inquietaba eran las relaciones abusivas que salían a la luz cuando su madre tenía problemas con la ley. Un hombre en particular, Davis, la envió varias veces al hospital con fracturas y múltiples hematomas. Sue nunca pudo entender por qué su madre no lo acusaba ante la justicia ni dejaba atrás esa relación nociva.
Quizás debido a hombres como Davis, Sue no mostraba interés en el sexo opuesto. Su abuela le había advertido muchas veces de los peligros de quedar embarazada sin estar casada y sobre cómo los hombres jóvenes tratarían de aprovecharse de ella. Nana ponía especial énfasis en que la mejor manera de mejorarse a uno mismo era a través de Dios y los estudios.
«En la escuela tenía buenos amigos», explicaba Sue. «Solíamos ayudarnos entre nosotros cuando las cosas se ponían difíciles. El papá de Tasha se bebía el dinero de la familia, así es que Nana la traía a cenar solo para asegurarse de que comiera. Nana era así. Si veía que necesitabas algo y le caías en gracia, te daba todo lo que tenía.»
«¿Todavía estás en contacto con tus amigos, como Tasha?», pregunté.
Sue negó con la cabeza. «Tasha quedó embarazada y tuvo que abandonar la escuela. Empezó a salir con un chico que era igual a su padre. A Daryl lo pillaron vendiendo drogas y ahora está en la cárcel. Y mejor ni hablar de Rhonda... es peor que mamá. La única persona con la que podía contar era Nana».
Los otros estudiantes de medicina sentían que Sue era demasiado distante, que tenía «actitud». Un profesor le sugirió que se pusiera en contacto conmigo, porque este «estigma» le haría difícil tener éxito en la universidad. En realidad, una vez que llegabas a conocerla, Sue era cálida y amable. Pero muy pocos lograban acceso a su mundo: había aprendido a no confiar en nadie, especialmente si se trataba de hombres. Cuando se le acercaban, su reacción instintiva era rechazarlos. «No puedo amar a nadie porque no puedo confiar en nadie», afirmaba sin tapujos. Mantenerse distante era un mecanismo de protección, y funcionó por muchos años.
«Entonces, ¿por qué me cuentas todo esto?», le pregunté en nuestro segundo encuentro. «Soy hombre, soy blanco y nunca he vivido en un barrio como el tuyo. ¿Por qué confías en mi?»
«Pues, porque no me preguntó mis notas de la universidad en cuanto nos conocimos», respondió entre risas.
Esta era una broma que solo se puede entender si se conocía la situación que vivían los estudiantes de raza negra en la universidad. Algunos profesores cuestionaban la idoneidad académica de algunos de los estudiantes pertenecientes a minorías, si bien eran demasiado discretos como para plantear el tema directamente. De modo que, cada vez que un estudiante venía con un problema, los miembros de la facultad trataban de encontrar una manera de preguntar sobre la escuela de pregrado de donde venían y sus notas en la Prueba de Admisión a la Facultad de Medicina (MCAT, por sus siglas en inglés)..., pero muy rara vez hacían estas preguntas a los estudiantes blancos. El alcance era claro: estás teniendo problemas porque, de partida, no te deberían haber permitido ingresar a esta facultad.
«Necesito poder hablar con alguien», dijo Sue, «y no puedo hablar con la gente de mi clase. Teníamos que formar parejas para trabajar en el laboratorio de anatomía y tendrías que haber visto cómo todos se escabullían para no tener que trabajar conmigo. Un chico me dijo que yo le haría funcionar más lento en los experimentos de disección. Le dije que, si se quedaba quieto, le iba a mostrar lo bien que puedo cortar y abrir un cuerpo».
Fui comprendiendo que Sue no era alguien con quien quisieras meterte en problemas. Era una superviviente, pero ahora, sentada en mi oficina y pensando en dejar la universidad, estaba justo a punto de abandonarlo todo. Podía tolerar los disparos en su barrio, los ataques solapados de estudiantes racistas y el constante espectáculo de la tortura de su madre a manos de un hombre.
Pero no podía soportar perder a su Nana.
«Estaba haciendo esto por Nana», decía entre sollozos. «Quería que viera cómo me graduaba. Ella estaba tan orgullosa de mí por haber logrado entrar en la escuela de medicina... en la iglesia siempre hablaba de cómo su pequeña niña iba a convertirse en doctora. Y ya no está. ¡Es que no es justo! Desde que murió ni siquiera he ido a las clases. ¿Para qué?»
En su mayoría, la gente puede tolerar bien una pérdida, ya sea en los mercados o en la vida. Perder transacciones, perder oportunidades de negocio, perder amigos... son experiencias dolorosas pero por lo general no abrumadoras. Algo que nos afecta mucho más es la pérdida de la esperanza. Cuando un trader pierde buena parte de su capital en una transacción frustrada, lo que lo deprime no es tanto el golpe en términos de dólares y centavos, sino más bien la pérdida de esperanza de que alguna vez pueda recuperarse. Recuerdo a un trader que me decía que su cartera de valores había caído en un 50% en solo tres meses. «Podría duplicar mi dinero ahora y aun así no estaría obteniendo ganancias», explicaba con voz monótona. Había perdido su horizonte de éxito. Como Sue, no podía encontrar razones para continuar.
Aunque Sue valoraba su carrera en la facultad de medicina, había invertido en su educación mucho más que tiempo y esfuerzo. Tener éxito en los estudios se había convertido en símbolo de su recompensa a su abuela, de hacer que todo el sacrificio de Nana hubiera valido la pena. Sue me habló de sus fantasías de lograr seguridad financiera algún día. «Después de pagar mis préstamos», decía, «iba a comprarle una nueva casa a mi abuela. No quería que siguiera viviendo el resto de su vida en un pequeño apartamento». Estos sueños mantenían vivas la esperanza y la motivación de Sue, a pesar de que tenía que enfrentar problemas en casa y humillaciones entre sus compañeros de clase.
¿Cual es el significado de lo que uno emprende en la vida: nuestra educación, carrera profesional, cuenta operativa o cuenta de plan de jubilación? No se puede reducir solo a cifras en dinero. En las iniciativas de las personas están invertidas sus esperanzas de lograr una carrera exitosa como traders, sus sueños de lograr una jubilación segura y la imagen de sí mismos como personas capaces de hacer planes para el futuro. ¿Qué ocurre cuando estos ideales se ven amenazados, cuando se destruyen estas esperanzas y visiones? Uno de mis profesores en la escuela de posgrado, Jack Brehm, describía la depresión como una supresión de la motivación. Una vez que se piensa que los resultados esperados y ambicionados no se pueden lograr, ya no tiene sentido juntar energía y entusiasmo. La depresión es la manera que tiene la naturaleza de conservar energía, desanimando el desvío de recursos hacia fines que se creen inalcanzables.
La mayoría de los traders que se deprimen identifican las pérdidas como fuente de su estado anímico. Olvidan que muchos traders del sistema pierden cantidades de dinero equivalentes a la mitad o más de sus transacciones y, a veces, pasan por series de varias pérdidas consecutivas. La diferencia es que el trader deprimido ha perdido no solo dinero, sino también la esperanza. El trader mecánico sigue adelante precisamente porque las pérdidas forman parte del sistema. Si no se cuenta con mecanismos para prever o manejar las pérdidas, el trader que está deprimido pierde fe en el futuro y toda motivación para seguir adelante.
«Supresión de la motivación» sería una descripción bien precisa del estado de ánimo de Sue. Ya no veía los estudios, que habían sido hasta entonces su pasión, como la prioridad que habían llegado a ser. La desesperanza que sin duda había atrapado a sus amigos de niñez ahora estaba cayendo sobre ella. ¿Para qué esforzarse, si no hay futuro?
«Pero, ¿por qué abandonar la universidad?», le pregunté. «¿Realmente piensas que no es tu campo? ¿Qué va a ser de tu futuro profesional?»
Miró al suelo y me dijo con voz apenas audible, hablándome como se habla a un padre: «Doctor Steenbarger, tengo que hacerlo. Estoy embarazada».
Hice un gran esfuerzo por ocultar la conmoción que sentía.
«No puedo creer que dejé que ocurriera», dijo. «Fui débil. Nana ya no estaba y este chico, Kenny, fue muy bueno conmigo. Sentí que podía confiar en él. No me malinterprete, es una excelente persona. Dice que me ama y que me acompañará en todo lo que yo quiera hacer. Pero una noche no usamos protección, y pasó lo que tenía que pasar. No me voy a deshacer del bebé, y no puedo ser madre y seguir yendo a la universidad. Ni loca. No voy a hacer lo que hizo mi madre... voy a estar a tiempo completo para mi bebé».
Vi que la religión de Sue era la base de su manera de reaccionar. Sentía que al quedar embarazada antes del matrimonio había cometido un pecado y que no iba a cometer otro poniendo fin al embarazo antes de tiempo. Sin embargo, tenía la sensación de que esta no era su mayor causa de angustia.
«Sabe, cuando lo supe me sentí tan culpable. Me dije que era bueno que Nana hubiese muerto primero. No sé cómo habría podido contarle, no habría podido mirarla a la cara. Se habría sentido tan desilusionada de mí... No puedo creer cómo lo arruiné todo...», sollozaba.
Una pérdida puede ser dolorosa, pero la culpa es devastadora. Peor que perder un sueño es saber que la pérdida se la ha infligido uno mismo. Como muchos traders que han buscado mi ayuda, Sue podía sobreponerse a los sueños que habían muerto, pero no a los que ella había matado.
Cuando se está experimentando una serie de problemas puede ser difícil concentrarse en la búsqueda de soluciones. La culpa y la vergüenza eran las emociones que dominaban a Sue y, sin embargo, era el momento clave para que utilizara sus habilidades como superviviente. Gran parte del proceso de cambio que ocurre en terapia consiste en dar con las soluciones que existen entre los problemas. Y Sue, creía yo, tenía la solución precisa en el amor a su futuro bebé. ¿Estaba pensando en abandonar su educación porque ya no quería ser doctora? ¿Estaba tomando esta decisión como una forma de autocastigo?
Por supuesto que no.
Sue iba a abandonar la universidad porque pensaba que era la decisión correcta para poder cuidar a su bebé. Estaba alejando a Kenny porque los muchos años de malas experiencias, soledad y desconfianza le habían enseñado que no se podía confiar en los hombres. Quería ser una madre como Nana, no como su madre biológica, y haría lo que fuera —cualquier cosa— por no repetir el pasado. Esto creaba su problema y, al mismo tiempo, abría la puerta a un cambio.
La clave para entender el dilema de Sue era reconocer que su problema —su repentino deseo de dar término a su educación y el rechazo al novio que se preocupaba por ella— era en realidad una solución. Sue había sobrevivido a una traumática niñez imitando a su abuela; su manera de escapar de sus penurias era adoptar los valores de Nana y hacerla sentir orgullosa. Ahora, con un bebé en sus entrañas y su mundo puesto del revés por la pérdida de la única figura en la que había aprendido a apoyarse, Sue estaba haciendo lo único que sabía hacer: tratar de ser como Nana. Nana no abortaría, ya que los niños eran lo más importante en su vida. Nana no permitiría que un hombre arruinara su vida. Todo esto podía significar para Sue una sola cosa: su hijo o hija se debía convertir en lo más importante en su vida. Por su bebé, debía abandonar la universidad y al hombre que la amaba.
Veremos este tema una y otra vez en este libro: Los problemas son soluciones que se han perpetuado más allá de su utilidad. Son patrones que fueron aprendidos en circunstancias emocionales durante un periodo de la vida y que ahora han cobrado existencia por sí mismos.
Veamos un ejemplo concreto: el trader que desarrolló sus métodos en un mercado con larga tendencia al alza y estaba acostumbrado a obtener ganancias cuando había bajadas temporales se encuentra ahora en una situación en la que trata de hacer lo mismo en un mercado muy diferente. Las brechas y oscilaciones que parecían tan fiables en el mercado fuerte ahora se convierten en trampas para los incautos. A pesar de las señales de que sus métodos de trading ya no funcionan, el trader sigue haciendo lo único que sabe hacer. Sigue abriendo posiciones en las bajadas, solo para quedar atrapado en una caída en cascada.
En muchas ocasiones, las soluciones añejas se repiten en una variedad de situaciones de la vida, haciendo que la gente reproduzca mecánicamente sus errores en el trabajo, el amor y el trading. El filósofo George Ivanovitch Gurdjieff enseñó que las personas son increíblemente mecánicas: sus patrones repetitivos les privan de la libertad de voluntad, de otro modo, sería suya. En un sentido muy importante, el objetivo de hacer terapia es ampliar la libertad personal, la capacidad de autodeterminación. No puede haber una voluntad libre y autónoma si la persona está encerrada en patrones desarrollados para retos del pasado.
A Sue, en el momento que se reunía conmigo, le faltaba una dosis de autodeterminación. Todo lo que sabía es que tenía que ser como Nana, sin importar los costes. Nana ponía primero a los niños; por lo tanto, Sue tenía que poner a su bebé primero. Hacer algo distinto sería como traicionar el espíritu de su abuela. En cierto modo, se daba cuenta de que renunciar a su educación le haría muy difícil salir de las circunstancias económicas de su niñez. Hasta podía ver que proseguir el camino de su educación médica le permitiría dar más y de mejor manera a su bebé. Y, muy en su interior, sabía que Kenny la amaba.
Sin embargo, todo eso seguía estando en un plano puramente intelectual. Emocionalmente, no podía ver con buenos ojos la idea de intentar lograr sus objetivos. No era lo que Nana había hecho, y ella tenía que ser como Nana para sobrevivir. Su cabeza le decía que perseverara en sus estudios e hiciera que las cosas funcionaran con Kenny, mientras su corazón le pedía que abandonara todo. Desgarrada entre prioridades contradictorias, destrozada por una impotencia aprendida —como un trader congelado frente a la pantalla—, Sue no podía dar un paso en ninguna dirección.
Mi especialidad es la terapia breve: en lugar de hablar sobre los problemas y dificultades, lo que puede tomar meses e incluso años de sesiones semanales, los terapeutas breves intentan acelerar el cambio mediante la creación de experiencias emocionales intensas. La idea es que estas experiencias se procesan de manera más profunda que una conversación común. Como resultado, se anclan en el interior rápidamente y se pueden convertir en las bases de nuevos patrones para la vida cotidiana.
Hace años conocí a un hombre joven que buscaba terapia debido a su sensación de soledad y aislamiento social. Comenzó la sesión diciendo con voz tonante que no tenía fe en mi profesión, que todos los terapeutas eran unos farsantes y que el asesoramiento psicológico era una pérdida de tiempo. De inmediato me puse de pie y expresé mi alegría de que se sintiera igual que yo en relación con mi campo de trabajo. Había demasiados terapeutas poco cualificados y sin capacitación adecuada, declaré, y él tenía toda la razón del mundo por sentir recelo ante ellos. Luego le invité a hacerme las preguntas que creyera necesarias para decidir si yo estaba bien cualificado para ayudarle. Le dije que si no las respondía adecuadamente, con gusto le daría el nombre de un colega que pudiera ofrecerle un mejor servicio.
No me sorprendió mucho el que hiciera solo dos preguntas sobre mi formación y luego dejara de lado sus protestas. Después de todo, había pasado su prueba al no responder a la defensiva. Más tarde salió a la luz en nuestras sesiones que en sus relaciones pasadas había quedado muy herido. Había aprendido a evitar más dolores alejando a la gente antes de que pudieran rechazarle. Sin embargo, esta solución había perdido ya su valor, y lo había dejado solo y aislado.
Al abrazar el mismo comportamiento que se supone me tenía que alejar, le convencí —con maneras que las palabras nunca podrían lograr— de que nunca le rechazaría. Sin embargo, para crear esa experiencia tuve que conducirme de un modo contraintuitivo. ¿Si me molestó ese ataque arrogante? ¡Por supuesto! No obstante, esta sensación de rechazo hacia él fue la clave que usé para tratar de entrar en su mundo. Para ser un buen terapeuta, tenía que estar consciente de mi reacción natural y poder actuar precisamente de la manera opuesta. Si le hubiera mostrado que estaba ofendido, habría caído en la misma trampa en que habían caído todos los demás, aislándolo y destruyendo toda esperanza de avanzar en nuestra terapia.
Conoce lo que sientes y usa esa información para ir en dirección opuesta: Los traders y terapeutas exitosos aprenden a hacer lo que no les resulta natural.
Por supuesto, la respuesta natural con Sue habría sido tratar de convencerla de continuar con sus estudios y traer a Kenny a nuestras sesiones. Sin embargo, ella lo habría interpretado como la exigencia de traicionar a su abuela y no solo se negaría, sino que posiblemente habría terminado abandonando la terapia. No, la respuesta natural no funcionaría. Es como esas situaciones que todos hemos vivido en las que se ha ido generando una interesante tendencia y nosotros no estamos a bordo. El mercado está moviéndose, el ritmo del trading se está acelerando y cada fibra de nosotros quiere participar. Sin embargo, generalmente ese es el momento en que es probable que ocurra un cambio de dirección. Una vez que una tendencia es evidente, la mayoría de los actores ya han hecho su jugada. Es necesario tener mucha disciplina, observar las propias ganas de saltar al tren y, entonces, usar esa información para esperar, esperar, esperar a que se produzca el cambio.
Eso es lo que hacen los terapeutas: están atentos a estos movimientos que van contra la tendencia, es decir, lo que la gente hace cuando no está inmersa en sus problemas. Pocas personas son disfuncionales todo el tiempo: si están navegando por el río de la vida, deben tener ciertas fortalezas y capacidades emocionales. En terapia breve, el enfoque orientado a las soluciones se basa en una lección muy simple: la solución a los problemas se puede encontrar en lo que la gente hace cuando esos problemas no están sucediendo. Si los problemas son la «tendencia» en el campo del asesoramiento psicológico, el terapeuta espera a que ocurra la contratendencia antes de dar un paso al frente.
¿Qué es natural hacer cuando alguien está llorando frente a uno, sumergido en el sentimiento de culpa? Reconfortarlo, por supuesto. Eso tampoco funcionaría. Sue rechazaría las palabras de consuelo porque no se sentía digna de ellas. Había hecho algo malo y debía cargar con las consecuencias. Pero, recordad, haría cualquier cosa por su bebé. Esa era la manera de actuar de Nana.
«Qué triste que no puedas llegar a ser una madre como Nana», le dije mientras lloraba. «Nana disfrutaba al estar con gente y le encantaba estar contigo. No estás disfrutando mucho este embarazo, ¿cierto? Te apuesto algo a que si tu bebé supiera cómo te estás sintiendo, no tendría muchas ganas de venir al mundo».
Sue levantó la cabeza y me miró fijamente. «¡Eso no es cierto!» bramó. «Usted no tiene la menor idea de lo que estoy haciendo por mi bebé».
«¿Qué has estado haciendo además de sentir que fue un gran error?, le pregunté.
Sue no estaba preparada para mi tono de voz. Me di cuenta de que si la hubiera reconfortado, habría seguido en esa actitud desvalida, como un objeto digno de lástima. Sin embargo, con el estímulo de mi crítica ahora sonaba desafiante, no deprimida.
«Hemos estado haciendo un collage», musitó.
«¿Un collage? ¿Qué tipo de collage?», pregunté con sorpresa.
«Quiero que mi bebé sepa todo sobre Nana», dijo emocionada. «Hemos estado juntando fotografías, cartas, todo lo que podamos encontrar de ella, poniéndolas en un gran tablero que colgamos en la pared. Cuando el bebé sea lo suficientemente mayor, será algo que podremos mirar juntos».
Bajé un poco el tono. «Eso es hermoso», dije. «Están manteniendo vivo el espíritu de Nana y si tu hijo o hija aprende ese espíritu y se lo comunica a sus hijos, algo de Nana vivirá para siempre».
Esperé un momento antes de hacer una pregunta casi en un susurro. «¿Tu diploma de la escuela de medicina será parte de ese collage? ¿Así es cómo vas a comunicarle a tu hijo la influencia de Nana en tu educación?»
Sue no respondió, pero tampoco discutió.
Escogí mis palabras con cuidado. «Me encanta la idea de tu collage. Significará mucho para tu bebé, pero quisiera preguntarte algo. Va a ser muy difícil, pero tienes que hacerlo por el bebé».
«¿Qué?», preguntó calmadamente.
«Tienes que dejar que Kenny ayude a hacer el collage. Sé que puede que no sigas con él en el futuro. Eso lo decides tú. Pero es el padre de tu futuro bebé, sea o no parte de tu vida, y tu bebé merece saber su historia, de dónde vino. Y tal vez sea también una manera de ayudar a que Kenny entienda a Nana y las razones de las decisiones que tomes».
Sue se quedó en silencio por un largo rato. Se notaba que estaba dándole muchas vueltas al asunto. «Quizás», dijo al fin. «Quizás».
Con la ayuda de Kenny, Sue terminó el collage. Lo sé porque trajeron el trabajo terminado a una sesión. Era una verdadera obra de arte.
El proceso llevó a que Sue y Kenny hablasen. Sue no bajaría la guardia por un hombre, pero sí lo haría por su hijo. Y una vez que Kenny mostró interés en Nana, ambos comenzaron realmente a comunicarse. De pronto la relación ya no era una traición a la formación de Sue: podría convertirse incluso en una extensión de ella. Y, sí, Sue dejó un espacio en el collage para su diploma de la Escuela de Medicina. Nana valoraba la educación; no había ninguna duda acerca de eso. Así, Sue y Kenny tendrían que crear de alguna manera un buen hogar para su hijo, aun con las exigencias del trabajo y la escuela. Juntos, estaban decididos a lograrlo. Ya no había más «desesperanza aprendida».
Un simple collage formó las bases para la solución. En medio de sus problemas, Sue había pensado en la idea de dejarle a su hijo un recuerdo de Nana. La clave estaba en extender este recuerdo a toda su vida. Sue, después de todo, haría lo que fuese por su hijo, incluso terminar su educación, romper las barreras y permitirse amar.
Acudió a mí absorbida por su problema. Cuando se fue, no lo hizo con una solución que yo le hubiese dado, sino más bien con la comprensión que ella misma había iniciado una solución antes que nos conociéramos.
En el caso de muchos traders, el punto central no es que tengan problemas, sino que están absorbidos por ellos, y eso les impide apreciar lo que están haciendo correctamente y les impide abrir los ojos a soluciones que ya están en vías de desarrollo.
En la introducción, mencioné mis deudas de gratitud por las ideas que contiene este libro. La verdad es que algunas de las mayores deudas son mis fracasos en el trading. Cuando comencé como trader, creía que lo que necesitaba sobre todas las cosas eran datos limpios, una conexión fiable a Internet, un buen ordenador y algunos indicadores bien estudiados y calculados. Obtuve todo eso, y más. Compilé una base de datos multianual de información generada a lo largo de los días para probar retrospectivamente estrategias de trading de corto plazo. Conseguí décadas de datos de mercado para examinar patrones del mercado de más largo plazo. No satisfecho con el análisis estadístico normal, adquirí el mejor software de modelado disponible para investigar patrones no lineales del mercado en diferentes periodos de tiempo. Leí a los gurús y fui reuniendo una envidiable biblioteca de libros sobre trading.
Y perdí dinero.
Una y otra vez.
Fue una experiencia aleccionadora. Soy una persona razonablemente despierta, con dos títulos académicos de posgrado. Fue un poco humillante, pero tuve que reconocer la verdad: tener las últimas herramientas y un alto CI no me iba a abrir las puertas del éxito en el trading. Tenía las materias primas para el éxito y destellos promisorios de tanto en tanto, pero algo se estaba interponiendo en el camino para aprovechar todo esto al máximo.
Siento el mayor de los respetos por los miembros de Alcohólicos Anónimos que llevan a cabo un «inventario moral sin temor». Hay que tener mucho valor para ponerse de pie ante un grupo de personas y decir: «Mi nombre es Eugenio y soy un alcohólico.» Se necesita incluso más coraje cuando llega el momento de hacer una revisión de la propia vida y los muchos dolores y errores causados por una adicción que hemos sufrido. Ese inventario moral es como mirarse al espejo con los ojos bien abiertos. No es tanta gente la que puede tolerar acelerar su proceso de producción personal y, como los fabricantes japoneses de automóviles, hacer frente a sus defectos y yerros.
Sin embargo, sabía que, a menos que hiciera mi propio inventario del trading sin temor, nunca pasaría al siguiente nivel de mi juego en el mercado. De manera que revisé mis transacciones, una a una, las ganadoras y las perdedoras. Busqué patrones: ¿qué tenían en común mis transacciones ganadoras?, ¿cuáles eran los elementos que se repetían en las transacciones que me hicieron perder dinero?
No fue algo muy agradable de ver, pero aprendí unas cuantas lecciones.
Descubrí que mis métodos de trading reales no diferían demasiado entre las transacciones ganadoras y las perdedoras. Tendía a utilizar los mismos indicadores de mercado y a agruparlos de maneras similares. Mantenía un conjunto básico de datos y me basaba casi completamente en ellos para mis decisiones de trading. Eran métodos que habían funcionado bien en las pruebas retrospectivas que había realizado y en el trading con papeles. Esto sugería una conclusión importante: podía tener éxito o fracasar con los métodos que estaba usando, así es que desarrollar métodos nuevos y más intrincados no era necesariamente la respuesta.
Los patrones que detecté entre las transacciones ganadoras y perdedoras confirmaban esta impresión. De mis anotaciones diarias pude sacar varias conclusiones, a medida que inspeccionaba los procedimientos de mi trading.
• No era consistente en el tamaño de mis posiciones. Con demasiada frecuencia, aumentaba el tamaño tras una serie de transacciones ganadoras, solo para perder a lo grande cuando ocurría la inevitable transacción perdedora. Como el conocido trader Mark Cook hiciera notar en las primeras épocas de su actividad, es posible tener un respetable promedio general de decisiones acertadas y, aun así, perder dinero si el tamaño de las transacciones perdedoras con respecto a las ganadoras es muy desproporcionado. Mi promedio de decisiones acertadas era penosamente más bajo cuando se trataba de transacciones de mayor tamaño.
• No era consistente en mi preparación. La característica más destacable que diferenciaba las transacciones ganadoras de las perdedoras era mi estado mental durante las mismas. Las transacciones ganadoras tendían a ocurrir después de horas de sumergirme en datos del mercado, acompañadas por varios ensayos de escenarios hipotéticos. Las transacciones perdedoras eran hechas de manera mucho más impulsiva, sin la concentración ni la preparación de las ganadoras. Tal vez suene un poco místico, pero cuando estaba sumergido en el mercado y en mi investigación, las transacciones ganadoras venían a mi. No las estaba buscando, simplemente aparecían en mi mente consciente con una profunda sensación de certidumbre interna. Las transacciones perdedoras eran aquellas que intentaba imponer al mercado. Una vez que había decidido que iba a hacer transacciones ese día, me era fácil convencerme de todo tipo de patrones y razones para abrir y cerrar posiciones.
• No era consistente en mi ejecución. Soy un trader de corto plazo, y siempre me ha ido mejor en esa modalidad. Sin embargo, cuando revisé mi historial, descubrí una preocupante tendencia a dejar que las transacciones perdedoras se convirtieran en transacciones de más largo plazo. Invariablemente esto empeoraba mis pérdidas, en lugar de rectificarlas. Es irónico el hecho de que tendía a dejar que mis transacciones de corto plazo se prolongaran cuando mis pérdidas eran mayores, casi asegurando la pérdida de muchos días de ganancias en una sola transacción echada a perder.
• No era consistente en mi perspectiva. Muy a menudo, durante transacciones que terminaban como modestas pérdidas, me sumergía tanto en la acción tick a tick que perdía de vista la tendencia mayor. De este modo, di por finalizadas antes de tiempo varias transacciones que podrían haberse convertido en grandes éxitos. En las transacciones ganadoras, tendía a trabajar de arriba hacia abajo, alineando mis posiciones de más corto plazo con la tendencia mayor. ¡Increíblemente, en otros momentos quedaba tan embebido en la acción tick a tick que ni siquiera miraba el panorama general!
• No era consistente en mis salidas. De media, dedicaba mucho más tiempo a analizar cuándo debía entrar al mercado que a cuándo salir. La ausencia de una estrategia de salida explícita para cada escenario probable me dejaba sin timón en esos tiempos de draw-downs cuando más necesitaba orientación. Una proporción importante de mis transacciones perdedoras habría pasado al lado ganador si hubiera seguido una estrategia de salida planeada y probada. Con la excepción de aquellas ocasiones en que dejaba que las transacciones perdedoras de corto plazo se convirtieran en transacciones de largo plazo, tendía a tener una excesiva aversión al riesgo. Recogía los beneficios antes de tiempo y toleraba tan poco los drawdowns que las posiciones no tenían un buen espacio de oportunidad para situarse a mi favor.
Los resultados de mi inventario sin temor me miraban a la cara. Se podían condensar a una sola palabra: consistencia. A pesar de todo lo que había leído sobre reducir las pérdidas, dejar correr los beneficios y prepararme para el trading de cada día era incoherente en casi todos los aspectos de mi juego. Peor aún no me había dado cuenta de hasta qué punto actuaba mal. De alguna manera me había convencido a mí mismo de que, porque había leído tanto sobre el mercado, había reunido megabytes de datos y me había sumergido en montañas de estadísticas y gráficos, eso significaba que había trabajado duro y que estaba bien preparado. Nada más lejos de la verdad.
Pero, ¿por qué? No soy una persona poco disciplinada. ¡Si me puedo despertar a las 5.00 horas cada mañana, enseñar en la universidad, llevar a cabo mis sesiones de asesoramiento psicológico y mantener una familia, sin duda que puedo reunir la energía y la concentración mental para crear un plan de trading y seguirlo! No, había algo interponiéndose en el camino. Algo me estaba quitando la concentración que necesitaba. Como Sue, tenía el molesto y culposo sentimiento de que, cuando se trataba del trading, yo era mi propio y peor enemigo.
Tras ello vino un intenso periodo de implacable autoobservación y evaluación en tiempo real. Mi meta era aislar los factores que tenían mayor influencia en el mantenimiento o la pérdida de mi coherencia en el trading. En un momento de lucidez mental, vi que mis problemas no eran diferentes de los que tenían los clientes que iban a mis sesiones de asesoramiento psicológico, la gente que tiene dificultades para seguir rigurosamente un plan de dejar de fumar o hacer una dieta. Ayudarles a solucionar sus problemas me dio nuevas perspectivas para abordar los míos. El problema no era el trading en sí. Era algo más básico: la dificultad para sostener una actividad intencional de cualquier tipo que exigiera un esfuerzo sistemático.
Una pista importante para enfrentar el dilema era el hecho de que mis resultados en el trading eran mucho mejores cuando hacía transacciones pequeñas que cuando eran de gran tamaño. Cuando eran pequeñas, era mucho más probable que tolerara pérdidas normales y dejara que los beneficios se prolongaran. Puesto que las cantidades en juego —y el dinero a perder o ganar— eran modestas, no sentía la necesidad de gestionar en detalle las transacciones. Tras pensarlo un poco, también me di cuenta de que tendía a colocar las transacciones más pequeñas cuando probaba por primera vez nuevas ideas de trading. Esos eran los momentos en que estaba más inmerso en mis notas, en mis pruebas y en los mercados, y también era cuando habría sido mejor seguir el consejo de Victor Niederhoffer de mantener mis métodos de trading en un nivel simple y directo, basado en datos.
Algo de lo que no hay duda es que el inventario del trading sin temor fomentó una saludable modestia en mí, pero también me ayudó a ver que cuando mantenía mis posiciones en un nivel pequeño, y mis métodos eran directos y tenía la mente puesta en el mercado, era capaz de hacer algunas transacciones muy provechosas,
Reconocer esto hizo que me enfocara en las soluciones a mis infortunios en el mercado. Como vimos con Sue, a veces ayuda el que los terapeutas no se centren exclusivamente en los problemas que les presentan sus clientes y que, en lugar de ello, busquen excepciones a los mismos. Si una pareja busca asesoramiento psicológico para sus problemas matrimoniales, vale la pena examinar las ocasiones en que no discuten ni pelean. ¿Problemas de alimentación? ¿Depresión? Los terapeutas que orientan su enfoque a las soluciones toman el camino menos usual: preguntan sobre las veces en que la persona sí come de manera saludable o cuando sí está contenta. El collage de Sue era su excepción: un intento saludable de enfrentar sus problemas en lugar de apartarlos a un lado.
El enfoque orientado a las soluciones funciona porque utiliza las fortalezas actuales de una persona como una palanca, haciendo que los pesados patrones problemáticos sean más fáciles de levantar. A menudo, las parejas que van a asesoramiento psicológico se sorprenden al darse cuenta de que pasan largos periodos sin pelear. Las personas deprimidas han incorporado tanto el estar deprimidas a la idea que tienen de lo que es su identidad, que no aprecian los frecuentes intervalos del día o de la semana en que no lo están. Una vez que las personas pueden hacer que su pensamiento pase de estar enfocado en los problemas a estarlo en las soluciones, pueden identificar lo que ya están haciendo para adaptarse, y hacerlo más conscientemente.
Este es un concepto muy importante: usted no se va a convertir en un mejor trader mediante la imitación de un gurú de los mercados; lo hará si identifica las ocasiones en que ya está haciendo un buen trading y luego modela su accionar futuro según ellas. Si tiene dificultades con su trading y está pensando en abandonarlo (como Sue), necesita identificar su propio collage: aquellas cosas que ya está haciendo y que rompen sus patrones problemáticos.
Cuando aprende a hacer «trading desde el diván» como un participante del mercado que tiene un grado de sofisticación psicológica a su disposición, no se convierte en un trader distinto. Se convierte en más del trader que usted ya es en sus mejores momentos. En un sentido muy real, todo trader que ha hecho sus tareas tiene al menos dos identidades: la que es capaz de ejecutar bien su estrategia, y la que está llena de impulsos, temores y conflictos internos que terminan perjudicándole. Es interesante que, cuando los traders frustrados buscan ayuda en la psicología, están más en contacto con sus patrones destructivos que con sus habilidades. La parte de un inventario del trading sin temor que termina resultando más útil es el reconocimiento de primera mano de que, incluso en medio del fracaso, uno ya contiene las semillas del éxito.
En el baloncesto hay lanzadores por rachas y, lamentablemente, yo tiendo a ser un trader del mismo tipo. Puedo pasar por periodos de gran abundancia y por otros de terrible escasez. En los momentos en que escribo este texto, paso por una racha de trading particularmente buena, con cerca de tres cuartos de mis transacciones dándome ganancias y un promedio neto de varios puntos de Standard & Poor’s (S&P) por transacción. En esos periodos puede parecer que mantener un cuaderno de notas diarias tradicional no sea muy importante. Sin embargo, la mentalidad centrada en soluciones sugiere exactamente lo contrario. Precisamente cuando se están poniendo en práctica excepciones a los patrones problemáticos es el momento en que es más importante estar atentos y conscientes. Si se está teniendo una serie de éxitos, hay buenas probabilidades de estar haciendo algo bien. Los traders psicológicamente bien preparados crean modelos de sí mismos en su mejor momento y luego se esfuerzan conscientemente por llevarlos a la práctica de manera constante. Nietzsche dijo una vez que un gran hombre es solo el actor de sus ideales. Esa es una excelente fórmula para la vida y el éxito en los mercados: convertirnos en actores de nuestros mejores esfuerzos.
Al principio se siente de hecho como si uno estuviera representando un guión de teatro, como un actor. El examen del trading sin temor aumentó mi conciencia sobre varios y sutiles factores que tienen relación con los éxitos y fracasos. Por ejemplo, la comodidad física de mi espalda y mi mano derecha tenía una estrecha relación con el éxito final de las posiciones que tomaba en esos momentos. Cuando colocaba transacciones que tenían altas probabilidades y lo hacía con la preparación adecuada, por lo general me sentía cómodo con mi decisión y me reclinaba plácidamente en el sillón, pulsando de vez en cuando diferentes gráficos y tablas para supervisar el desarrollo de la transacción. Sin embargo, cuando colocaba transacciones por motivos errados o sin la preparación adecuada, sentía una preocupación prematura sobre si iban a funcionar o no. Me inclinaba hacia adelante en mi asiento y comenzaba a pulsar frenéticamente con el ratón sobre los gráficos, en un rabioso intento por reforzar mi confianza en la transacción. Finalmente, la mano y la espalda me terminaban doliendo... ¡A menudo, nuestros cuerpos saben más rápido que nosotros mismos cuál será el desenlace de las transacciones que hacemos!
La «representación escénica» que mencioné anteriormente entraba en juego cuando adoptaba conscientemente una postura relajada al preparar y colocar las transacciones. En el desarrollo diario del trading, uno puede crear una potente relación entre el estado corporal y el estado mental. Adoptar un estado físico adecuado es una de las maneras más rápidas de lograr una disposición mental ganadora. Los jugadores de baloncesto o los lanzadores de las ligas mayores de béisbol entienden bien este principio, y realizan pequeñas rutinas antes de llevar a cabo un tiro libre o un lanzamiento. De manera similar, las ceremonias de la religión están llenas de estos rituales y símbolos, por ejemplo, en eventos formales como los matrimonios. Una vez que un estado mental se ha asociado estrechamente con un ritual, solo necesitamos invocar el ritual para acercarnos al estado deseado.
Puede lograr resultados particularmente potentes si desarrolla rituales a partir de los patrones que observa en sus transacciones más exitosas y evita los patrones relacionados con los fracasos en el trading. Una vez más, piense en Sue y la manera en la que pudo ampliar su collage para incluir su educación y su relación con Kenny. Incluso la solución que nos parece tal vez más pequeña puede servir de ancla para un cambio en nuestras vidas. Los siguientes son algunos rituales de «solución» que surgieron de mi autoobservación:
• Tomarse descansos del trading. Los traders activos tienden a negarse a tomar vacaciones, ya que para ellos eso significa alejarse de los mercados y perder oportunidades. Nada es más frustrante que una gran oportunidad que ocurre cuando se está lejos de la acción e ignorante de lo que pasa en los mercados. Sin embargo, he descubierto que en el trading se puede tener una racha particularmente exitosa después de un descanso o receso prolongado. El cambio de rutina nos permite volver al trading con una perspectiva fresca y renovada, y percibir patrones que de lo contrario no habrían sobresalido. Muchos traders activos se toman un descanso alrededor del mediodía (cuando los mercados están menos volátiles) y realizan actividades altamente no-cognitivas, como ejercicios físicos, por ejemplo. Esta energía renovada se vuelve fundamental en aquellas situaciones que más tarde en el día exigen una concentración sostenida durante largos periodos.
• Ponerse en escenarios hipotéticos. Al hacer mi autoexamen descubrí que la cantidad de tiempo dedicado a prepararme antes de las transacciones estaba estrechamente relacionado con el éxito en el trading, y parece que tanto la cantidad como la calidad del tiempo eran importantes para ello. Como resultado, inicié un ritual diario de revisar en los años pasados todos los días que eran similares al mercado actual. Los estadísticos se refieren a esas ocasiones como a los «vecinos más cercanos». Si el mercado actual declina con alta volatilidad tras tres días de acción plana y de bajo volumen, buscaré en mi base de datos todas las ocasiones en que esto ocurrió en el pasado. Luego imprimiré gráficos de uno y cinco minutos de cada una de ellas y revisaré los patrones que surgieron en la actividad posterior del mercado. Este ejercicio cualitativo prepara mi mente para los elementos que deberé buscar en la sesión de trading. Como Yale y Jeff Hirsch hacen notar en su Stock trader’s Almanac, inspirándose en Pasteur, «la mente informada tiene mejores probabilidades».
• Tomarse las cosas con ánimo relajado y calmado. He descubierto que cuando estoy relajado durante el día, es más probable que mi pensamiento tenga flexibilidad y rapidez de respuesta. Cuando estoy tenso y me tomo las cosas con demasiada gravedad, estoy más expuesto a paralizarme y complicar una situación que ya se ha echado a perder. Uno de mis colegas de trading, Henry Carstens, con frecuencia se maravilla del gran «juego» que es el trading. No me sorprende que sea un trader exitoso: juega con las ideas del trading con el mismo espíritu que muestra al jugar con su pequeño hijo, Everett. Otro conocido describe constantemente el trading como un campo de batalla. No es de sorprender que parezca sufrir de estrés postraumático en cada pérdida, lo que tiene efectos negativos en su disposición mental —y en su curva de capital— por largo tiempo. Muchos traders exitosos aprenden a estar relajados a la hora de hacer trading, del mismo modo en que los boxeadores u otros deportistas lo hacen antes y durante sus competencias: con música que eleva el ánimo, bromas con amigos y precalentamientos antes del juego. Con este fin, hace poco comencé a utilizar métodos de biorretroalimentación.
• Lograr una actitud de desapego. Hay un principio budista que señala que el sufrimiento proviene del apego que uno tiene a las cosas de este mundo. Tan pronto como necesitas algo, o necesitas que algo ocurra, gana poder sobre ti. Para los traders, un escenario muy peligroso es cuando necesitan que los resultados del trading apuntalen su autoestima. Mi autoexamen me convenció de que tenía más éxito cuando no necesitaba que las transacciones funcionaran bien. De hecho, mis mejores transacciones fueron algunas tan pequeñas que no importaba demasiado (en el sentido financiero) si eran exitosas o no. Larry Hite, uno de los magos del mercado entrevistados por Jack D. Schwager, comentaba que no tenía «historias de guerra» que contar a sus compañeros y amigos. Cada transacción representaba no más del uno por ciento de su cartera total y era como cualquier otra. Se trata de un valioso modelo de psicología del trading: haz pocas cosas, y hazlas a menudo y de la misma manera. La confianza no es resultado del pensamiento positivo: es el resultado de la capacidad de enfrentar la derrota con ecuanimidad y evitar el apego a los resultados del mercado. Como el sexo, el trading se disfruta más plenamente cuando los participantes están inmersos en el proceso, en lugar de estar preocupados de los resultados.
• Crear símbolos. Un símbolo es un objeto que adquiere significado a través de su asociación con algo importante. La bandera es un símbolo de la patria y materializa todo lo que representa. Dependiendo de a qué corrientes psicológicas seamos más proclives, el signo del dólar es un símbolo de la raíz de todos los males o la fuente de los logros que surgen de la iniciativa personal. Los traders exitosos crean sus propios símbolos, empapándose de la mentalidad que lleva al éxito. Un hábito que he encontrado particularmente útil en este sentido es retirar periódicamente una parte de las ganancias de la cuenta y usar ese dinero para comprar algo especial para mí o mis seres queridos. Puede ser un objeto de lujo o que dé prestigio y que normalmente no adquiriría, pero que está asociado con la idea de logro. Algunos pueden burlarse de esta —para ellos— acumulación de materialismo atolondrado, pero su crítica no alcanza a apreciar la psicología del símbolo. Lo que nos rodea es al mismo tiempo un espejo de nuestro estado mental y un factor del mismo; al rodearnos de lo que nos hemos ganado con nuestro esfuerzo, transformamos nuestro entorno en una celebración de la eficacia personal.
Cuando usted lleve a cabo su propio inventario del trading sin temor, puede que descubra diferentes soluciones en relación con sus éxitos en el trading. La psicología del trading le desafía a cambiar el foco del problema y examinar lo que hace cuando no está realizando transacciones que terminan teniendo malos resultados. Como Sue, ¡tal vez descubra que está creando una obra de arte sin saberlo!
Quizás usted escogió este libro porque no está contento con sus resultados en el mercado. Si es así, muy bien. La investigación en psicoterapia sugiere que las personas con niveles moderados de angustia son los que con mayor probabilidad se beneficiarán de la ayuda que se les preste. Demasiada angustia produce un «apagón», mientras que un nivel muy bajo aleja el incentivo para el cambio. Sus fracasos están ahí por una razón; como esos fabricantes de automóviles, tiene algo que aprender cuando sus esfuerzos no logran lo que esperaba. Esta visión de la derrota le prepara mejor para identificar sus aspectos fuertes, es decir, las soluciones que puede haber estado aplicando sin ser consciente de ello.
David Bowie tiene una canción sobre ser héroes solo por un día. Tal vez Norman Mailer estaba más cerca de la verdad cuando describió los «15 minutos de fama» de cada persona. No importa: un solo acto de grandeza puede crear el patrón de toda una vida. El primer paso para transformarse como trader es llevar a cabo el inventario más valiente y honesto que le sea posible, evaluando cada derrota y victoria, sin excepciones. Examine sus patrones: ¿qué estaba haciendo mal en las transacciones que no tuvieron éxito?, ¿qué funcionó en aquellas que resultaron bien? Cada uno de estos patrones tiene un propósito: enseñarle algo sobre su trading, algo sobre usted mismo.
Para hacer este inventario sin temor, será necesario llevar un completo cuaderno de anotaciones diarias que pueda revisar al final de cada semana. Debe incluir las transacciones realizadas, las razones —basadas en su propia investigación— para ejecutarlas, sus objetivos de beneficios, sus parámetros de stop-loss, su disposición mental durante las transacciones y los resultados de las mismas. Cada semana se calificará usted mismo sobre lo bien o no tan bien que aplicó sus planes de trading, y cada semana hará una revisión de lo que funcionó y de lo que no. El objetivo es crear un ciclo de retroalimentación de mejoras continuas para la calidad de su trading.
Tenga en cuenta que, al llevar este registro, el aspecto central no es si cada transacción ganó o perdió dinero. En lugar de ello, el énfasis es si hizo usted las tareas que se había propuesto y si siguió sus planes de trading. Un buen porcentaje de transacciones pueden perder dinero y, de vez en cuando, una transacción hecha de manera impulsiva puede tener éxito. Usted no puede controlar si en la próxima transacción ganará o perderá. Todo lo que puede hacer es inclinar las probabilidades a su favor a través de una sólida investigación, formular planes que hagan uso de ella, y colocar suficientes transacciones como para que las probabilidades se inclinen a su favor con el tiempo. En un sentido muy real, su objetivo no es hacer dinero, sino seguir con coherencia y constancia sus planes de trading. Si los cimientos son sólidos, el dinero llegará por sí mismo, y si no lo son, eso también se podrá ver en el cuaderno de anotaciones, lo cual le servirá de motivación para volver a investigar y hacer planes con el fin de lograr esa ventaja que necesita.
Encuentre las excepciones a sus patrones problemáticos, es decir, las veces en que hace cosas que le acercan a sus metas. Luego convierta esas excepciones en soluciones, haciéndolas más a menudo. Ese es el enfoque orientado a las soluciones. Sue pudo llegar a amar apoyándose en un solo acto de amor: el collage. Los traders podrán mejorar en su actividad apoyándose en sus éxitos, convirtiéndose en más de lo que ya son en sus mejores momentos.
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* Los nombres y detalles personales de todos los clientes y personajes de este libro han sido modificados para proteger su anonimato y confidencialidad. Para proteger aún más la privacidad de mis clientes, todos los casos e incidentes descritos son en realidad combinaciones de casos reales de asesoramiento psicológico. Me propuse conservar la esencia de estos casos, a pesar de que el recurso de utilizar partes de distintas terapias hizo necesario introducir elementos ficticios.