Nos alzamos por encima de lo que observamos.
Los traders experimentados aprenden que los mercados tienen un lenguaje propio. Hay patrones característicos para acciones individuales, para índices y para commodities. Gran parte del éxito en el trading radica en poder descifrar el lenguaje de los mercados.
En este capítulo daremos una mirada al lenguaje —el humano y el generado por el mercado— y veremos cómo las herramientas y tácticas utilizadas por los terapeutas nos pueden ayudar a entender mejor los mercados. Hasta ahora hemos centrado la atención en la experiencia subjetiva de los traders. Sin embargo, ahora daremos la vuelta a la perspectiva y pondremos a los mercados en el diván del terapeuta. Al hacerlo, aprenderemos a ser más hábiles como observadores y lograr un mayor control sobre nuestro trading.
Durante mi primer año de formación como psicólogo ocurrió una experiencia muy extraña. Mi grupo de estudiantes de nivel principiante tenía programada una entrevista observada. En general, se trataba de experiencias que disfrutábamos mucho, en las que nos turnábamos para entrevistar a los pacientes, averiguando cuáles eran sus problemas y formulando ideas para ayudarles.
La tensión nerviosa dentro de mi grupo dejó entrever que se daban cuenta de que la entrevista sería diferente a las demás. Este paciente había salido hacía poco del hospital psiquiátrico estatal. De hecho, había pasado una parte significativa de su vida en estos hospitales. Mostraba los signos clásicos de la esquizofrenia: pensamiento y lenguaje con desórdenes, alucinaciones, delirios y expresiones emocionales peculiares. Se nos había advertido que mucho de lo que decía no tenía el menor sentido, y también que rara vez se mantenía quieto y que, a veces, en su agitación entraba en contacto físico con los demás. Según el director de la clínica, el hombre había recurrido a nuestra ayuda tras interrumpir abruptamente su régimen de medicinas.
Escuchábamos con gran atención el breve informe, y nuestra incomodidad aumentaba minuto a minuto. La mayoría de los integrantes de mi grupo nunca había hablado con una persona psicótica. Un silencio incómodo inundaba la sala de observación mientras nos sentábamos tras el cristal polarizado. Cada uno de nosotros se enfrentaba a las preguntas y dudas de un profesional principiante: ¿Cuál será su aspecto?, ¿qué voy a decir?, ¿cómo lo haré cuando me toque entrevistar a una persona así de enferma?
No lo hicimos muy bien.
El hombre estaba sin afeitar, despeinado y desarreglado. Gesticulaba mientras recorría la habitación de la entrevista, gritando «¡Soy Woolworth! ¡Soy la Tienda TG&Y! ¡Soy Woolworth!». Sus gestos agitados y contorsiones faciales, junto con su fanática insistencia de que era una tienda de artículos de rebajas, nos acobardaron a todos. No teníamos idea de qué decir ni preguntar.
Varios intentamos en vano llevar a cabo una entrevista normal. Le preguntamos sobre sus problemas, tratamos de sonsacar detalles de su vida privada, pusimos sobre la mesa nuestras bien preparadas preguntas abiertas. No nos hizo caso. Era como si nadie le estuviera hablando. Seguía dando trancos mientras insistía en que era una tienda minorista. Sin duda, varios esperábamos que el tiempo de la clase terminara antes de que fuera nuestro turno de pasar al papel de entrevistadores.
Finalmente, un estudiante de posgrado más experimentado hizo su intento. No se parecía a los demás, no solo porque tenía más experiencia, sino porque había algo distinto en él. No era algo tangible, solo la particular intensidad de su mirada. No parecía completamente normal, lo que le hacía especialmente interesante a mis ojos. De hecho, había escuchado rumores de que tenía bastante práctica con pacientes psicóticos, y estos rumores no necesariamente tenían un tono respetuoso o admirativo.
Se sentó tranquilamente junto al hombre delirante. Su conducta transmitía la expectativa de que iba a tener una conversación normal con una persona normal. Mientras tanto, con la cabeza hacia atrás y los brazos temblando, el paciente continuaba diciendo «¡Soy Woolworth! ¡Soy la Tienda TG&Y!».
El estudiante se mantenía impertérrito. Miró directamente al hombre agitado que estaba ante él y le preguntó: «¿Qué hay a la venta?»
Desde mi sitial tras el espejo de observación, pude sentir que mi corazón se detenía. Instintivamente supe que había hecho la pregunta correcta.
El hombre hizo una pausa. Su tono se volvió plano y sin emoción.
«Nada», contestó.
«¿Por qué no?», preguntó el estudiante. «¿Por qué no hay nada a la venta?»
El hombre dejó de dar trancos y gesticular. Por primera vez, miró a su entrevistados
«Los estantes están pelados», dijo.
«¿Y los clientes? ¿Dónde están?», continuó el entrevistador.
Con el rostro convertido en una máscara deforme y angustiada, y los ojos brillantes, el hombre susurró: «Se han ido todos». Durante horas había estado tratando de que le prestaran atención. No era un paciente, sino una tienda, una tienda oscura y vacía con estantes desiertos. Necesitaba reabastecerse de productos. Yo estaba aturdido por la sorpresa, mientras los demás estudiantes de posgrado parecían indiferentes. Algunos incluso reían disimuladamente. Los miré de uno en uno, desesperado por ver si alguno había tenido la misma comprensión súbita que yo había experimentado, la reveladora caída en la cuenta de algo que iba a cambiar para siempre mi perspectiva profesional: este paciente no era para nada irracional. Simplemente estaba usando un lenguaje distinto.
Veintitrés años después, soy un veterano del mundo de las terapias. He trabajado con prácticamente todos los tipos de persona y problemas que existen. En todo este tiempo he presenciado mercados que se escapan hacia arriba y otros que se desploman. Todavía estoy esperando conocer a una persona completamente irracional.
O un mercado verdaderamente irracional.
Cuando las personas —o los mercados— le parezcan irracionales, hay una buena probabilidad de que no esté leyendo su lenguaje. Los sueños, la conversación de los niños pequeños, las obras de arte... muchas verdades profundas vienen en formas que tienen un sentido más psicológico que lógico. Los mercados irracionales repentinamente cobran sentido cuando usted reconoce que su volatilidad es un reflejo directo de las emociones de sus participantes. Estos mercados, al igual que el hombre Woolworth, le están gritando sus mensajes, solo si usted puede hacer las traducciones correctas.
Muchos traders intentan predecir el mercado y buscar qué precios seguir. Los grandes traders comprenden el lenguaje del mercado y actúan en consecuencia. Del mismo modo que fue necesario un terapeuta un poco fuera de lo normal para poder apreciar las comunicaciones del hombre Woolworth, la mejor manera de que usted capte los mensajes del mercado es prestando atención a su propia volatilidad.
Hay un mito entre los terapeutas y traders principiantes de que los profesionales consumados dejan sus emociones en la puerta y trabajan ateniéndose estrictamente a las leyes de la lógica y la razón. ¿Es posible cerrar los vasos comunicantes con sus sentimientos de esa manera? ¿Incluso sería algo deseable?
Es interesante el hecho de que la neurociencia cognitiva ha abordado precisamente este punto. Una cantidad de estudios han investigado a personas con lesiones cerebrales que muestran lo que podría parecer el sueño de un trader: la parte razonadora de su mente se mantiene intacta, a pesar de que su capacidad de sentir se encuentra entorpecida. El resultado no es un ser inteligente y ultrarracional como el señor Spock de la vieja serie Star Trek. De hecho, una persona sin capacidad de sentir se parece mucho al hombre Woolworth, que escupe retahílas de palabras que connotan mucho pero denotan poco. Como observara el neurólogo John Cutting, una persona sin capacidad de sentir es un mero gesticulador que emite palabras divorciadas del significado.
¿Por qué? Parece que los sentimientos son nuestra guía para el valor y el significado de los acontecimientos y fenómenos. En el lenguaje de la psicología cognitiva, las emociones reflejan las evaluaciones que tiene una persona sobre el mundo. Supongamos que veo un hombre que camina hacia mí en una calle oscura y vacía. Si interpreto que es el amigo con el que quedé allí, puedo sentir muchas ganas de verle. Pero si lo interpreto como un potencial asaltante, lo más probable es que mi respuesta emocional sea bastante diferente. Bueno/malo; seguro/amenazante; a mi favor/en mi contra.... los sentimientos dan forma al mundo en términos de su relevancia para quien lo percibe. Sin esa guía, es difícil imaginar un terapeuta ayudando personas o un trader tratando de entender los signos de la acción del mercado.
Como el terapeuta del hombre Woolworth, el trader exitoso siente el mercado pero no se pierde en esos sentimientos. Las emociones son información, ni más ni menos que una barra de un gráfico. De hecho, una emoción fuerte se puede mirar como una ruptura en la volatilidad personal. Al igual que un trader experimentado se vuelve exquisitamente sensible a los patrones que van saliendo del ticker, los traders que se conocen a sí mismos prestarán atención a sus propios patrones. Parafraseando a Robert Pirsig en «Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta», el verdadero mercado en el que está haciendo trading es un mercado llamado el Yo.
Un indicador de mercado verdaderamente preciso es mi propia hibris o arrogancia, al hacer una transacción exitosa. El asunto comienza con una serie de transacciones favorables de corto plazo. Me siento complacido con mi éxito y siento ganas de regresar al mercado lo antes posible para continuar mi buena racha. Coloco mi transacción —a veces aumentando el tamaño—, seleccionando mi entrada cuidadosamente. En este escenario en particular, la transacción de hecho me funciona bien, y ahora tengo una bonita cadena de éxitos en mi haber. Sin pensarlo mucho, comienzo a sentir que la fortuna llegó para quedarse. Proyecto mis ganancias futuras. Comienzo a hablar con otras personas sobre mis posiciones. Empiezo a fantasear sobre fundar un servicio de asesorías o gestionar una cartera de valores más grande. Antes de siquiera darme cuenta, mis emociones se han elevado considerablemente, y en masa.
Cuando eso ocurre, muy a menudo la transacción actual que ahora es rentable revierte su dirección. Es más, es probable que mis transacciones subsiguientes tengan un triste promedio de aciertos. Es casi como si me hubieran echado un maleficio. ¿Qué es lo que pasa?
En cualquier deporte, se trate de baloncesto, atletismo o boxeo, un competidor con éxito no puede ser el que lleva la cuenta de la puntuación. Cuando cuento mis ganancias y me centro en mi historial de transacciones, dejo de prestar atención al mercado. Soy como el hombre Woolworth, lleno de voces interiores y terriblemente fuera de sintonía con el mundo exterior.
¿Cómo puedo escapar de esta trampa? ¿Debería hacer un esfuerzo por afinar mis sentimientos? ¡De ninguna manera!
La clave para el autocontrol es hacer menos trading desde el ego y más desde el diván del terapeuta. Si quiero ser un trader realmente ganador, imitaré al terapeuta con éxito en una situación similar. Cuando una emoción fuerte ocurre en la terapia o en el trading, el desafío es activar un Observador Interno. El Observador Interno es una parte de mí que se distancia de mis cambios de ánimo y observa calmadamente la situación. Si me puedo identificar con mi Observador —y no con mi grandiosidad— se me abre la oportunidad de beneficiarme de la información que está presente en mis emociones.
Hay que practicar para cultivar al Observador Interno. Quienes hacen meditación han comprendido desde hace mucho que es más fácil distanciarse del flujo emocional si uno reduce la frecuencia respiratoria y los movimientos corporales, aislándose de los estímulos externos. Cuando el cuerpo ha bajado su ritmo, la mente puede estar en paz y quietud más fácilmente. Si puedo sentarme en una habitación oscurecida con mis ojos cerrados, respiro lento y profundo, y centro mi mente en una sola imagen —eliminando tantos pensamientos como sea posible— comenzaré a relajarme. Si continúo el ejercicio, me empiezo a aburrir. Mi mente tendrá hambre de estimulación. Aquí es cuando ocurre el verdadero cambio.
La clave para activar el Observador Interno es continuar el aislamiento sensorial, la respiración profunda y la concentración enfocada, más allá del umbral del aburrimiento.
Cuando su cuerpo está impaciente por moverse y su mente comience a vagar, y piense que no puede tolerar ni un momento más de quietud meditativa, manténgase así varios minutos más. Lo que ocurrirá es bastante notable. Como un corredor que llega a su punto de agotamiento y logra un nuevo impulso al insistir en la carrera, su consciencia encontrará un nuevo impulso tras el umbral de aburrimiento. Será necesario esfuerzo y práctica, pero la recompensa es fantástica. Más allá del umbral de aburrimiento está el Observador Interno.
Siempre sé cuando he encontrado al Observador porque siento tranquilidad y silencio dentro de mi cabeza. Siento el mundo, pero al mismo tiempo me siento extrañamente distanciado de él. Las cosas que hace unos momentos me podían haber molestado o inquietado de pronto ya no parecen tan importantes. Cuando intenté este ejercicio por primera vez, me tomó varios minutos lograr encontrar al Observador. Ahora que estoy más familiarizado con mi paisaje mental después de bastante práctica, puedo evocar al Observador apenas con fijar la mirada y respirar profundo un par de veces. Es una habilidad útil en medio del frenesí del trading.
En esos momentos en que me siento en la cima del mundo y a punto de entregarme al regocijo por mis éxitos en el trading es cuando el Observador Interno emerge y dice: «Sabes, Brett, te has sentido muy, pero muy bien. Has hecho algunas transacciones bastante buenas, y ahora tu gráfico emocional está subiendo como la espuma. Sabes lo que pasa en esos casos... terminan en porrazos. Esta es tu señal: es probable que se revierta la transacción con la que estás tan feliz».
Si presto oído al Observador Interno, tengo la oportunidad de mantener el foco fuera de mí mismo, lo cual me permite estar especialmente atento a los signos de que mi posición actual no está funcionando bien. En lugar de ir a los mercados como si fuera invencible, revierto mi psicología e intensifico mi concentración y esfuerzo, como sí hubiese perdido dinero en mis cinco últimas transacciones y no me pudiese permitir perder más.
De este modo, sentirse confiado en exceso se convierte en una señal que activa un comportamiento cauteloso: la respuesta opuesta a la que surgiría normalmente. En el trading, así como en la terapia, muy a menudo la mejor respuesta no es la que surge naturalmente. Si siento enojo hacia un cliente, por lo general es un momento en el que debo pensar en cómo apoyarlo. Si durante una sesión un cliente me empieza a resultar aburrido, a menudo eso es un signo de que yo tengo que seguir una línea de tratamiento más fructífera. Los terapeutas lo ven de la siguiente manera: las respuestas que surgen normal y naturalmente son lo que los clientes han estado recibiendo de la gente toda la vida. Si hubieran sido terapéuticas, ¡pueden estar seguros de que esa persona no estaría perdiendo el tiempo en la consulta del psicólogo!
Es exactamente lo mismo en los mercados. Si la respuesta emocional normal y natural produjera ganancias, el trader medio estaría cubriéndose de oro. Todos estarían llenándose los bolsillos, lo cual por supuesto es imposible. ¡Habría muy poco interés en la psicología del trading si las personas pudieran seguir la corriente emocional y, al mismo tiempo, cosechar dólares en el mercado!
Resulta que no soy, ni de lejos, el único que batalla contra el exceso de confianza en el trading. Aunque el miedo y la avaricia tienden a ocupar los puestos más altos del panteón de las emociones del trading, el investigador Terence Odean ha descubierto que los traders particulares por lo general sufren de un exceso de confianza en sus capacidades. (Es interesante el hecho de que haya encontrado que los hombres tienen más tendencia al exceso de confianza que las mujeres). Por ejemplo, en un estudio que cubrió más de 10.000 cuentas de trading, Odean llegó a la conclusión de que los traders tienden a tener éxito en su trading antes de abrir sus cuentas online. Una vez que comenzaron a operar por Internet, aumentaron radicalmente su frecuencia de trading y tuvieron resultados notablemente inferiores a los promedios del mercado.
He encontrado un patrón muy similar al seguir el índice Ameritrade (www.ameritradeindex.com), que es una cuenta diaria de las actividades de compraventa de los traders minoristas online de Ameritrade. Cuando en el mercado hay un día con índices muy a la baja, a menudo hay una oleada de compras entre los traders particulares, que aparentemente se sienten lo suficientemente confiados como para recoger valores que están por los suelos. Mediante la activación de mi capacidad de observación, puedo distanciarme del exceso de confianza de la mayoría y aprovechar la ocasión para ejercer una especial cautela. De hecho, varias veces he podido usar la información para separarme de la mayoría y beneficiarme de la continuación de la tendencia a la baja cuando los traders con exceso de confianza llegan a sus límites y comienzan a alimentar el declive.
Una herramienta que me ha servido para mantener mi postura observadora en los mercados es la así llamada «máquina de luz y sonido». Hay varias compañías que fabrican estos aparatos. El mío, la Nova 200 Pro, es fabricado por Photosonix y varios distribuidores la ofrecen con descuento.
La «parte sonora» de esta máquina emite dos tonos de frecuencias cercanas entre sí, una en cada oído. Las frecuencias de estos impulsos biaurales se pueden ajustar para que correspondan con distintas frecuencias de ondas cerebrales, desde las ondas theta y alfa de baja frecuencia y que se relacionan con la relajación, a las frecuencias beta de mayor frecuencia, relacionadas con el estado de alerta. La idea de estos aparatos es que, con el tiempo, las ondas cerebrales se pondrán a tono con las que se reproducen a través de los auriculares, induciendo estados de relativa calma o vigilancia. Este fenómeno se conoce como «respuesta de seguimiento de frecuencia».
La «parte luminosa» utiliza un grupo de pequeñas luces ubicadas en la parte interna de un par de gafas, las cuales destellan en sincronía con los sonidos emitidos en cada oído. Los usuarios de las gafas mantienen cerrados los ojos, pero a través de los párpados pueden percibir los destellos. Cada ojo recibe una frecuencia de destello luminoso que coincide con la frecuencia enviada al oído correspondiente. Los destellos de luz y los impulsos biaurales crean un estímulo de inmersión que se acelera o hace más lento según una serie de rutinas programadas. (Estos aparatos no son recomendables para personas con tendencias a sufrir convulsiones o espasmos.)
Hay limitada evidencia científica que respalde la noción de que las ondas cerebrales realmente responden de manera diferenciada a los estímulos que se irán a cada oído y ojo. Lo que he podido ver en mi experiencia personal es si mis indicadores de biorretroalimentación muestran significativos cambios hacia una mayor calma y concentración cuando estoy conectado a la máquina. Es particularmente útil la manera en la que las gafas y el sonido crean un ambiente de estimulación único, que captura la atención del usuario. Esto sirve de ayuda, ya que en condiciones emocionales la gente tiende a centrarse en exceso en signos interiores y en la importancia de los fenómenos en sí mismos. Al dirigir la atención hacia afuera y usar los patrones repetitivos de luz y sonido como objetos de concentración sostenida, un trader puede salir muy rápidamente del estado de temor inducido por un angustiante desplome del mercado y pasar a un estado mental más neutro.
Este último punto es especialmente importante. El problema no es que los traders experimenten emociones poco placenteras, sino que estas tienden a cambiar sus modos de procesamiento de la información, desviándolos de una actitud atenta y resuelta sobre la información que hay en el medio o mercado. Gran cantidad de literatura sobre psicología social y de la personalidad incluye que centrar la atención continuamente en uno mismo distorsiona nuestro procesamiento de los acontecimientos y fenómenos al activar modos negativos de pensamiento. Cuando los traders sufren emociones negativas, tienden a centrarse en sí mismos y en su trading... y no en los mercados. En esos momentos, es más probable que abandonen sus planes de trading, abran y cierren posiciones de manera impulsiva, o que hagan otros tipos de transacciones de un modo contrario a su formación y experiencia. El valor de los ejercicios o sesiones de meditación con la máquina de luz y sonido es que estas prácticas interrumpen el ciclo de atención centrada en sí mismo que ocurre tras los sucesos emocionales. Se trata de una técnica sociológica común que se emplea con personas que han sufrido estrés traumático. Cuando se pide a las personas que realicen ejercicios de movimientos llares o golpeteo con los dedos durante periodos de «retroceso al pasado», la puesta de estrés se interrumpe y no genera una cascada de ansiedad, depresión, reproches contra uno mismo y acciones impulsivas. De manera similar, interrumpir la atención centrada en uno mismo tras un suceso adverso en el mercado ayuda a que los traders aprendan de él e incluso puedan llegar a obtener ganancias si utilizan bien lo aprendido.
Los terapeutas principiantes no pudieron ayudar al hombre Woolworth —que estaban demasiado centrados en sus propios estados internos: su incomodidad ante la irracionalidad y su temor a parecer incapaces. El terapeuta experimentado también se sintió incómodo con el hombre Woolworth, pero fue capaz de distanciarse, observar sus sentimientos y usar todo eso para iniciar una maniobra contraria. Si todos se sienten incómodos con la idea de que el paciente es una tienda minorista, ¿por qué no tomar el camino menos transitado y preguntar qué hay a la venta? Lo que parecía una locura es lo que casi todos querían evitar y, sin embargo, era lo que más convenía seguir.
En el capítulo 2 mencioné el estudio de personalidad que Linda Raschke y yo realizamos con 64 traders activos. Algunos de los hallazgos de esa investigación fueron particularmente iluminadores sobre el tema de las emociones en el trading.
Uno de los instrumentos de estudio que administramos fue la escala de «Maneras de afrontamiento» desarrollada por Richard Lazarus y Susan Folkman, que evalúa estrategias básicas para enfrentar el estrés. Dos de las estrategias más fundamentales son el afrontamiento centrado en el problema y el afrontamiento centrado en la emoción.
La persona que utiliza el afrontamiento centrado en el problema aborda los sucesos amenazantes desarrollando estrategias de acción. Algunos ejemplos son la investigación de la situación, la creación de planes de contingencia y la consulta a terceros. La persona que emplea el afrontamiento centrado en la emoción hace frente a los sucesos amenazantes expresando abiertamente sus sentimientos, buscando apoyo en los demás y volviendo su frustración contra sí misma. Todos usamos estas diferentes estrategias en distintos puntos de nuestras vidas; la pregunta es qué estrategia es la que predomina, especialmente en periodos de mucho estrés.
No resultó sorprendente el que los traders que tuvieron una alta puntuación en neurosis en la prueba de personalidad también lo hicieran en el afrontamiento centrado en la emoción. Experimentaban no solo un alto nivel de emociones negativas en el trading, sino que también hacían frente a los mercados de maneras emocionales: descargando sus sentimientos, culpándose a sí mismos o a otros, y así sucesivamente. Estos traders tendían a decir que sentían interferencias emocionales en su trading y a obtener pobres resultados en el mismo. Además, sus transacciones se basaban en un bajo nivel de investigación y mucho más en decisiones circunstanciales que en planes trazados cuidadosamente.
Los traders que dijeron haber tenido mayor éxito en los mercados y menos interferencias emocionales en el trading tendían a mostrar mayores puntuaciones en el afrontamiento centrado en el problema. Experimentaban igual cantidad de adversidades y frustraciones en el mercado, pero generalmente las canalizaban sumergiéndose aún más en su investigación y en sus planes, poniendo manos a la obra en su entorno de trabajo y respetando las pausas, y así sucesivamente. Estos traders también estaban entre los que habían mostrado mejores índices de fiabilidad, como se podría esperar de lo que vimos anteriormente.
Aunque a veces los traders se clasifican de un modo dicotómico, como discrecionales (que utilizan un juicio subjetivo) o mecánicos (que siguen automáticamente señales de trading probadas a través de investigación), el estudio sobre los traders sugirió una realidad más compleja. Los traders varían en el grado en que se rigen por reglas. Algunos abordan los mercados guiándose solo por la intuición, con pocas reglas y pautas explícitas para entrar y salir de ellos. Otros, como en mi caso, siguen reglas básicas sobre la dirección de las tendencias y la volatilidad, niveles de stop-loss, y así sucesivamente, pero se permiten un grado de juicio discrecional en base a los resultados de las pruebas históricas. Otros traders mecanizan sus señales y la asignación del capital, según estrictas reglas que siguen al pie de la letra.
Mi sensación, después de haber entrevistado a muchos de los traders que participaron del estudio, es que el efecto neto de la emoción sobre el trading parece ser una alteración del régimen basado en el seguimiento de reglas. La mayoría de los traders estudiados tenía un conjunto de reglas de trading por las que se regían, basadas en sus lecturas de las tendencias del mercado, su dinamismo y otros elementos. Sin embargo, en condiciones emocionales su atención cambiaba de foco hacia ellos mismos, hasta el punto de dejar de prestar atención a sus reglas. A menudo, no era tanto que en condiciones emocionales dudaran de sus reglas, ¡sino que simplemente se olvidaban de ellas!
Los psicólogos están acostumbrados a este fenómeno. Se observa con especial claridad en las personas que sufren de trastorno hiperactivo de déficit de atención (THDA), que a menudo se diagnostica en niños y representa una incapacidad crónica de concentrarse y poner atención. También se asocia con comportamientos impulsivos y dificultades en retrasar la gratificación. Con frecuencia, los niños con THDA necesitan que sus profesores y padres les recuerden prestar atención a lo que hacen, y a veces incluso precisan de medicamentos estimulantes para ayudarles a lograr un nivel adecuado de concentración cognitiva. Los estudios de Rusell Barkley sobre THDA sugieren que representa una interferencia con la capacidad de procesar y seguir reglas. Con una mayor tendencia a distraerse, los niños no pueden prestar una atención sostenida a las reglas que rigen el comportamiento y, en consecuencia, reciben constantes llamadas de atención en la escuela. En esas circunstancias, cuando las reglas todavía no han sido asumidas internamente —y son necesarias una atención y una concentración activas—, es más probable que el THDA se convierta en un desorden grave.
Parece ser que, en condiciones de trading altamente emocionales (al menos temporalmente), los traders se comportan de manera similar a los niños con THDA. El alto nivel de alerta corporal se convierte en una distracción que disminuye la atención y la concentración. Al mismo tiempo, la emocionalidad activa patrones negativos de pensamiento y comportamiento. La capacidad de hacer planes y prever resultados alternativos resulta afectada, ya que el tiempo termina comprimiéndose, generando acciones impulsivas que no toman en cuenta las consecuencias. Al igual que los niños con THDA, el trader que tiene sus emociones excitadas se rige menos por reglas. Si no se han asumido internamente aún las reglas del trading, esta distracción puede ser suficiente para interrumpir completamente su aplicación. En pocas palabras, en circunstancias altamente emocionales, los traders tienden a comportarse más como los traders no exitosos del estudio y menos como los que tenían éxito. ¡No es una gran sorpresa, entonces, que los traders quieran eliminar las emociones en su trading!
Sin embargo, la respuesta al dilema sigue el modelo de cambio orientado a las soluciones. Si el regirse por reglas y la escrupulosidad al seguirlas se asocian con el éxito en el mercado, entonces los traders deberían desear usar las emociones para activar un mayor nivel de atención a los planes y reglas. Esto significa crear pistas asociativas entre la agitación emocional y los comportamientos que hacen posible el éxito en el trading. Los traders —y los mercados— deberían querer aplicar enfoques más sistemáticos sobre el trading precisamente cuando están más expuestos a un flujo emocional que puede llegar a afectar seriamente el logro de sus metas.
Un paso importante para la creación de vínculos entre un comportamiento con propósitos claros y la agitación emocional es tomarse periódicamente la temperatura emocional. Durante el día, las personas oscilan entre estados de relativa falta de excitación (aburrimiento, divagaciones) y sobreexcitación (ansiedad, entusiasmo). También pasan de estados comparativamente positivos (alegría, satisfacción, afecto) a estados más negativos (estrés, depresión, rabia). Como regla general, los patrones de conducta repetitivos se encuentran en la intersección entre el nivel de agitación de una persona y su propensión a la reflexión. En los estados sobreexcitados, es más probable que algunos traders actúen impulsivamente, mientras que otros «se cerrarán». En estados subexcitados, un subconjunto de traders reaccionará insuficientemente a las situaciones, mientras otros harán presión para forzar el curso de los acontecimientos. Tomar su temperatura emocional periódicamente y observar sus respuestas a sus estados de ánimo le ayudará a identificar sus propios patrones y proponerse afinarlos cuando corresponda.
De manera similar, los estados de ánimo tienden a afectar el procesamiento de la información por parte de una persona. La investigación llevada a cabo por Alice Isen en la Universidad de Cornell sugiere que las personas que se orientan a disposiciones mentales más positivas tienen una menor tendencia a arriesgarse que quienes experimentan emociones negativas. Puesto que, por lo general, las personas contentas están satisfechas con su situación actual, no tienen tantas probabilidades de arriesgarse a una pérdida como las personas que no están contentas. En los mercados, esto podría hacer que los traders tuvieran aversión al riesgo tras una serie de ganancias (interrumpiendo las utilidades de manera prematura) y lo buscaran tras una serie de pérdidas (con la esperanza de lograr una recuperación que puede que no ocurra.)
Tomar su temperatura emocional significa evaluar periódicamente si está sobreexcitado, subexcitado, en un estado emocional positivo o en uno negativo. Esta evaluación, por sí misma, conlleva una activación de Observador Interno. Al tomar su temperatura, se distancia temporalmente de la situación en cuestión, interrumpe su flujo normal de pensamientos y actividad, y observa el estado de su mente y cuerpo en ese momento. El objetivo es mantener la consciencia de sí mismo, incluso si se encuentra inmerso en el flujo de la actividad del mercado.
Una vez que haya observado su estado cognitivo, físico y emocional, su primer objetivo es, siguiendo el credo de los médicos, «por encima de todas las cosas, no hacer daño». No haga transacciones si está en un estado aburrido y subexcitado; un estado frustrado y excitado; o un estado mental de excesivo optimismo o temor. Le conviene usar su estado físico y mental como una parte formal de la generación de cada transacción. Del mismo modo que usted puede esperar un cambio al alza como condición para hacer una transacción larga, espere a entrar en el estado mental correcto antes de ingresar a un mercado. Si ocurre una desviación de su estado centrado y enfocado, es una señal de que algo falta en el mercado o en su procesamiento del mismo. Y eso es información.
Muy a menudo verá que su estado descentrado refleja tanto un extremo en la acción del mercado como su procesamiento de este extremo. Seguir un mercado de alta volatilidad puede ser como observar cómo se va secando la pintura. En más de una ocasión, me he sentido aburrido con esos mercados y, sin pensarlo, he intentado aliviar el aburrimiento buscando transacciones de corto plazo (es decir, un poco de acción). Rara vez estas transacciones resultan ser rentables, ya que el tamaño esperado del movimiento no justifica el riesgo, si se toma en cuenta el slippage, las comisiones y simplemente la mala elección de la oportunidad. No suelo perder mucho dinero en esas transacciones, pero aun así las encuentro una distracción que genera frustraciones una vez que comienza una tendencia y necesito activar mis cinco sentidos.
De manera similar, he descubierto que mi nivel de excitación emocional —especialmente el temor y el exceso de cautela— tiene una gran correlación con la volatilidad de los mercados. Puesto que los movimientos de mayor volatilidad tienden a ocurrir hacia los momentos de apertura y las últimas partes de las jornadas que muestran tendencias, y especialmente durante los periodos de descenso del mercado, tengo tendencia a responder a mi estado emocional con una indebida aversión al riesgo, a pesar de que tengo a mi alcance una buena posibilidad de beneficio. De hecho, he dejado en la mesa buenas cantidades de dinero de esa manera. El dicho que reza «cualquier ganancia es mejor que ninguna» no siempre es cierto si retirar el dinero refuerza malas prácticas de trading.
Préstese atención a usted mismo antes de prestar atención a los mercados. Si no está en su zona de trading, no querrá arriesgar el capital que le ha costado tanto ganar. Algunas de las maneras más comunes en que los cambios emocionales alteran su percepción y su respuesta ante los acontecimientos y distorsionan su trading son la frustración después de una o más pérdidas u oportunidades perdidas; la avidez tras lograr una transacción exitosa; el aburrimiento y el deseo de estimulación; y el temor y la desidia en tiempos de oportunidades.
Una vez que se haya tomado la temperatura emocional y descubra que está funcionando con un exceso o una falta de excitación, será el momento de distanciarse temporalmente de la situación y llevar a cabo sus ejercicios para volver a entrar en un estado de concentración enfocada. Cerrar sus ojos, mantener el cuerpo inmóvil, reducir el ritmo de la respiración y profundizarla, y centrar la mente en un solo objeto (música, una escena visual, y así sucesivamente) le ayudarán a volver a su zona. Tras una práctica sostenida, he descubierto que una rápida sesión con la máquina de luz y sonido, en combinación con los ojos cerrados y la respiración profunda, ayuda a restablecer mi temperatura emocional. Esto es especialmente valioso en el caso de traders de muy corto plazo que necesitan regresar al juego rápidamente. En el estado neutro y enfocado, usted estará en mejores condiciones para extraer la información de su reacción, y formular y seguir sus planes de trading.
Anteriormente mencioné el valor de automatizar la investigación de mercado, de modo que se pueda pasar rápidamente de un procesamiento emocional de los acontecimientos del mercado a una postura analítica más neutra. Con la biorretroalimentación, he descubierto que también puedo automatizar las lecturas de mi temperatura emocional, identificando las desviaciones importantes con respecto a mi línea de base. Muy a menudo las lecturas se desviarán de sus promedios antes de que sea consciente de que estoy tenso, frustrado o ansioso. Esto invita a una respuesta proactiva, reduciendo la intensidad de la reacción y cambiando de velocidades antes de que la respuesta al estrés tenga la oportunidad de propagarse a la toma de decisiones.
El psicólogo cognitivoconductista Donald Meichenbaum ha presentado una técnica muy útil para manejar de manera constructiva las situaciones emocionales en el trading. Se refirió a este método como vacunación contra el estrés porque funciona basado en el principio de la inmunización médica. De la misma manera que un médico vacuna a un paciente contra una enfermedad, introduciendo pequeñas cantidades de virus en el torrente sanguíneo del paciente y activando así las respuestas inmunes naturales del cuerpo, usted puede activar las respuestas de afrontamiento que desee tener frente a los futuros retos del trading, introduciendo una pequeña dosis de una situación estresante.
Esto funciona bien en los mercados debido a que, aunque los cambios de precio de un periodo a otro tienden a no tener una correlación, la volatilidad sí muestra una importante correlación en serie. Los periodos volátiles del mercado tienden a estar seguidos de otros periodos volátiles, y viceversa; es posible estimar en términos generales la volatilidad del periodo siguiente, al observar la del anterior.
Esta información tiene la ventaja de que puede ayudarle a prepararse para el paisaje del trading del periodo siguiente. Puede observar si la volatilidad es alta o baja, si se está ampliando o reduciendo y, en consecuencia, prepararse para la manera en la que los mercados probablemente afectarán su emocionalidad. En los mercados de baja volatilidad, es probable que encuentre poca excitación emocional: aburrimiento, distracción y frustración con la falta de oportunidades de trading. A la inversa, en los mercados de alta volatilidad, es más probable que experimente las clásicas respuestas de temor, codicia y exceso de confianza.
Al ensayar mentalmente el probable paisaje del trading antes de que el mercado abra, puede lograr cierta vacunación contra el estrés. Después de cerrar los ojos, centrarse en un estímulo y reducir y profundizar su respiración, la clave es comenzar a visualizar una película en su cabeza, que consistirá en vividos escenarios imaginarios a los que probablemente se enfrente en el mercado, sus respuestas emocionales a los mismos y las maneras como espera manejarlas. Así, por ejemplo, a las puertas de un día con tendencia a la baja usted puede imaginarse, con gran nivel de detalle, que se ve frente a una fuerte caída del mercado donde los futuros de Standard & Poor’s (S&P) tocan suelo en un TICK muy negativo, con un volumen muy crecido. (El TICK Compuesto de la Bolsa de Valores de Nueva York, o NYSE, es el total acumulado de acciones al alza y a la baja en cualquier momento dado). Usted debe visualizarse vívidamente sintiendo dudas de si entrar o no al mercado y temores de quedar atrapado en la caída.
En ese punto, se imaginará realizando las actividades para concentrar su atención (a través de la respiración y las demás técnicas) e interrumpiendo su ciclo de temor y dilación. Luego se verá en su película mental llevando a la práctica sus planes de trading y siguiendo sus reglas y/o sistemas de trading. En pocas palabras, su película le mostrará enfrentándose a los retos que más espera que ocurran en el periodo de trading venidero.
Cuando en cualquier momento de la película se vea sintiéndose incómodo, simplemente congele la imagen en su mente, continúe respirando profundamente con los ojos cerrados y, a continuación, reanude la película una vez que esté más tranquilo. Su objetivo es pasar la película en su cabeza varias veces sin que sienta la necesidad de congelar las imágenes, antes de comenzar a hacer su sesión de trading en la vida real. Para ese momento, ya habrá extinguido gran parte de la reacción estresada y estará bien preparado para aplicar las maniobras de trading adecuadas cuando los escenarios temidos ocurran realmente.
La vacunación contra el estrés funciona debido al condicionamiento en contra. Mediante la activación de escenarios temidos en el contexto de un estado controlado de mente y cuerpo, se está entrenando para responder de manera menos emocional e impulsiva en esas situaciones. Los psicólogos utilizan esta técnica para ayudar a la personas a superar fobias y problemas de ansiedad por su desempeño, como ocurre en el caso del nerviosismo por hablar en público. La respuesta humana normal es no querer enfrentar estas situaciones poco placenteras. Al ponerse mentalmente en situación de enfrentar estas situaciones, una y otra vez y en condiciones controladas, va logrando una sensación interna de autocontrol. Cuando ocurre la situación difícil en el trading, podrá responder con el conocimiento de que en sus ensayos «ya ha estado ahí». Esta familiaridad da confianza.
Las técnicas como la vacunación emocional dependen no solo de la frecuencia con que se lleven a cabo, sino también de su intensidad. Cuando los traders intentan aplicar métodos como la meditación, el condicionamiento de las ondas cerebrales, la desensibilización y otras, a menudo se dan por vencidos después de un corto esfuerzo, sin alcanzar a llegar a producir el cambio necesario, que se produce por concentración del esfuerzo y que es el gran responsable del éxito en estos métodos.
Un buen ejemplo se puede encontrar en el campo del culturismo. El instructor y campeón Mike Mentzer descubrió que para desarrollar el cuerpo no es necesario estar todo el tiempo en el gimnasio. En lugar de ello, descubrió que las rutinas relativamente cortas, separadas por días de descanso, producían los mejores resultados. Mentzer señaló que las repeticiones finales de una secuencia de levantamiento de pesos eran las más importantes, ya que someten a los músculos a la máxima exigencia, lo que obliga al cuerpo a dedicar una cantidad de recursos superior a la normal a los músculos que se encuentran bajo presión, llenándolos de sangre y nutrientes y facilitando la aceleración de su crecimiento. Mentzer descubrió que los descansos entre sesiones de entrenamiento intensas eran tan importantes como ellas, ya que el crecimiento ocurre en el periodo en que el cuerpo nutre el área sometida a esfuerzo.
De manera análoga, la intensidad de los ejercicios psicológicos le impulsa a desarrollar recursos extraordinarios. Una sola sesión maratoniana de respiración profunda e imaginación logra mucho más que varias sesiones más cortas realizadas una tras otra. Si se sumerge en imágenes vividas que evocan la vida real y sus temores, logrará desensibilizarse de manera mucho más eficiente y eficaz que al exponerse a estímulos menos inmediatos en lo emocional. Es como volver a la idea del segundo aire después del aparente agotamiento. Al ejercitar hasta un punto que sale de su zona cómoda, desarrolla sus «músculos» cognitivos y emocionales, de manera muy parecida a como lo hacen los culturistas. Si el ejercicio no le exige un esfuerzo, es muy probable que esté haciendo el equivalente a levantar 8 kilos en unas pesas. Un ejercicio así podría continuar por años sin producir avances significativos.
Esto trae a colación a uno de los grandes enemigos del desarrollo personal: el tiempo. La mayor parte de la gente tiene una vida ocupada. Un buen trading, con sus exigencias de investigación y planeamiento, es una actividad que exige tiempo. Si a eso agregamos las responsabilidades del hogar, las relaciones románticas y las obligaciones familiares, la combinación puede terminar abrumando al trader. Esta presión hace bastante difícil tomarse un tiempo adicional en el día para hacer esfuerzos supremos. La tendencia humana natural es usar el tiempo libre para descansar y relajarse.
¿Cómo hace cierta gente para trabajar largas horas cada semana, asumir múltiples proyectos y, sin embargo, parecer tener el tiempo y la energía para atender sus asuntos sociales y familiares? Para un observador externo, una vida así parece agotadora. La respuesta, que es difícil de comprender bien hasta haberla experimentado en persona, es que los esfuerzos importantes liberan más energía de la que consumen. Los hitos que dan nuevas energías en el segundo y tercero y cuarto impulso abren una insospechada fuente de vitalidad. Sin embargo, sin la intensidad de la práctica estas fuentes permanecerán cerradas.
El psicólogo bioenergético Alexander Lowen ha escrito extensamente sobre la práctica de hacer que sus pacientes deprimidos se acostaran en sus camas y golpearan violentamente el colchón con sus puños y pies. Durante este periodo de al menos 25 golpes y puntapiés con todas sus ganas, se les dice que griten lo más alto que puedan lo primero que se les venga a la mente. Muchos —especialmente quienes han sufrido maltratos— terminan verbalizando una rabia considerable. Después de este ejercicio (que le invito a practicar), no es poco común que los pacientes sientan que su ansiedad y depresión han desaparecido.
Si antes estaban en un estado letárgico y atrapados en el pensamiento negativo, ahora se sentían más vivos y energéticos.
Sentarse simplemente en una silla y levantar la voz un poco no puede replicar el ejercicio de la cama de Lowen. Apartarse radicalmente de sus normas cotidianas es lo que romperá sus viejos moldes, abriendo la puerta a la creación de otros nuevos.
Quizás ninguna situación del trading ejemplifique mejor la distorsión del procesamiento de la información a causa de las emociones como el no respetar los stops que uno se ha fijado previamente. Un sitio web dedicado a la educación de los traders, Mtrader de Ken Wolff, incluso ha compilado un programa de 12 pasos inspirado en el de Alcohólicos Anónimos para quienes los violan crónicamente. Se trata de una idea muy interesante. El patrón formado por un exceso de confianza, apartarse de las normas básicas, caer al suelo y sentir culpa y remordimiento como consecuencia hace que el trading como problema y el abuso de sustancias tengan grandes similitudes.
Para los traders intradía activos y especialmente los scalpers, es muy poco usual que una gran brecha obligue a cerrar una posición. La mayoría de las grandes pérdidas comienzan como pérdidas pequeñas a las que se permite ir aumentando en el tiempo. Una vez que ocurren, a menudo son procesadas como fracasos, con la agitación emocional y física que suelen acompañarles. En esas condiciones de excitación, el trader ahora se concentra en recuperar el dinero perdido y revertir el fracaso. En lugar de atenerse al stop fijado previamente, otras prioridades pasan a primer plano.
Una proporción importante de los traders con quienes he hablado consiguen la mayor parte de su dinero a partir de una cantidad relativamente pequeña de buenos movimientos del mercado. Muchas de sus transacciones son exitosas por poco, no exitosas por poco, o no tienen ganancia ni pérdida alguna. Sin embargo, si no respetan sus stop, esas transacciones ganadoras ocasionales quedarán equilibradas con una o dos grandes transacciones perdedoras, lo que dejará en nada varias semanas de buen trading. Aunque hay espacio para cierta libertad de acción a la hora de hacer transacciones, su uso al momento de respetar los stops es una pendiente resbaladiza que lleva a la ruina en el trading.
El ejercicio de vacunación contra el estrés que mencioné viene de perlas para ensayar el respeto de estos límites. De hecho, he descubierto que un gran porcentaje de mis transacciones exitosas comienza con un ensayo de los escenarios hipotéticos y negativos en los que invoco mentalmente mi estrategia de stops. A la inversa, me he dado cuenta de mis peores transacciones comienzan con una estimación de mis potenciales beneficios. Al ensayar mentalmente las estrategias de stops en condiciones de relajación y concentración cognitiva —imaginando estar sufriendo un drawdown y respetar los stops que usted se ha fijado—, puede hacer que la reducción y minimización de pérdidas sean una parte integral de su repertorio conductual. En un sentido muy real, usted debe desear normalizar el proceso de sufrir pérdidas: hacerlo tan familiar que deje de ser amenazante. La incertidumbre es parte de los mercados; las pérdidas son un coste de hacer negocios. Al ensayar sus respuestas a ellas, con el tiempo podrá moderar mucho sus reacciones emocionales.
Recuerde la situación del niño que está sufriendo de déficit de atención e hiperactividad. Frente a estas dificultades, puede ser un reto ir a la escuela, de manera que los profesores por lo general tratan de estructurar su entorno, poniendo énfasis en las reglas y en lo que se espera de su comportamiento. Verbalizar las reglas ayuda al niño a respetarlas y al profesor a recordárselas en circunstancias que, de otro modo, distraerían bastante la atención.
Las reglas en el trading cumplen una finalidad similar. Al enfatizarlas y ensayarlas, es más probable que los traders las recuerden en los momentos más emocionales y volátiles de su actividad. Un estudio de los principales sitios de formación online para traders, incluidos los de Linda Raschke y Ken Wolff, sugiere que desarrollan reglas explícitas que luego se refuerzan mediante la presentación de múltiples ejemplos.
La formulación de reglas específicas para salir de una transacción es una manera especialmente potente de moderar la influencia de los acontecimientos emocionales del trading sobre el comportamiento. Por lo general, estas reglas corresponden a tres categorías:
1. Reglas basadas en precio. Son las reglas de stop más comunes, que a menudo se formulan como un monto en precio fijo o un porcentaje que el trader está dispuesto a perder en una operación dada. Las reglas en base a precio también se pueden formular según la percepción de soporte o resistencia que se tenga, en que un objetivo de precio específico actúa como stop. Esta última estrategia puede ser peligrosa en los mercados de futuros de S&P y Nasdaq, que muestran frecuentes falsos rompimientos de áreas obvias de soporte y resistencia. Por esta razón, las reglas de stop en base a precio no son mis favoritas, y las utilizo como mecanismos de último recurso para evitar pérdidas catastróficas.
2. Reglas basadas en indicadores. Usan los niveles de un indicador de mercado, en lugar del precio por sí solo, para dictar el punto de salida. Una estrategia híbrida de indicador/precio podría ajustar los stops en base al precio para el actual nivel de volatilidad del mercado. Si, digamos, el mercado tiene un movimiento contra el trader de dos desviaciones estándar desde su último promedio de periodo X, esto se podría interpretar como un movimiento no aleatorio (marcador de tendencia) y activar un stop.
Otras reglas basadas en indicadores pueden dictar salidas cuando un pronosticador de mercado llega a un nivel predefinido. Por ejemplo, he encontrado que si el TICK Compuesto del NYSE tiene una ruptura significativa (dos desviaciones estándar) con respecto a su promedio de dos horas, la tendencia de la ruptura tiende a continuar durante las siguientes cinco horas. En consecuencia, detendré cualquier posición una vez que el TICK se salga significativamente de su rango en dirección opuesta al valor que estoy operando. Muchas veces, la ruptura del TICK ocurrirá antes de mi stop basado en precio, lo que me permite detener justo a tiempo una operación que de lo contrario me habría hecho perder dinero.
Las reglas basadas en indicadores también pueden actuar como objetivos de beneficios para facilitar salidas del mercado. Como mencioné antes, muy a menudo saldré de una transacción que está en un rango de expansión importante con alto volumen. Aunque con una salida así puedo perder el máximo o mínimo exacto, generalmente encuentro que cerrar posiciones en momentos de compra o venta por pánico es una estrategia sabia. De manera similar, un muy alto nivel de actividad de ticks en el Promedio Industrial Dow Jones (el Dow) (según lo mide el TIKI, el total acumulado de ticks hacia abajo y arriba en los valores industriales del Dow) a menudo ocurre en extremos de corto plazo del mercado, impulsada por compras y ventas institucionales y puede servir como objetivo para la salida.
3. Reglas basadas en tiempo. Están entre mis reglas de stop favoritas, ya que forman parte de las mismas transacciones que investigo. Por ejemplo, supongamos que a primera hora de la mañana el mercado ha tenido un declive de dos horas muy pronunciado en un TICK muy negativo, tras lo cual sigue un día sin muchas novedades que termina con una nueva bajada en relación con el día anterior. De inmediato consultaré mi base de datos históricos para ver cómo se han comportado mercados similares, digamos, en las cinco horas posteriores a este punto. Si hay una desviación direccional significativa (tal vez la continuación de la tendencia, en línea con lo que mencioné en el punto anterior acerca de la ruptura del TICK), entonces dirigiré mi estrategia a vender repuntes dentro de las próximas cinco horas. No obstante, si mi posición no llega a su nivel de beneficio objetivo en ese periodo de cinco horas, cierro la transacción independientemente de dónde esté el precio. Para mí, este es uno de los stops más racionales, ya que sugiere que la ventaja que había investigado ya no está presente.
Sin embargo, hay otra razón más sutil que explica por qué esta estrategia de cierre funciona. Digamos que estoy previendo la continuación de una tendencia a la baja para las próximas cinco horas, pero solo obtengo un movimiento relativamente plano. En tales circunstancias, generalmente he visto que mi investigación estaba en lo correcto: el movimiento plano era la continuación de la tendencia a la baja que había previsto pero, ya que era tan poco pronunciado, tengo una señal de que el mercado se puede estar fortaleciendo. Esto me puede alertar para investigar movimientos de ruptura al alza para una posible transacción larga. En otras palabras, si el mercado no mantiene sus tendencias históricas, puede ser una señal para hacer una transacción en contra de la tendencia.
Al basar el trading en reglas explícitas que toman en consideración el precio, el tiempo y los niveles de los indicadores, el trader puede ensayar estrategias concretas incluso durante los tiempos más turbulentos del trading. Si hay una estrategia que puedo recomendar con entera confianza para enfrentar el trading emocional, es sin duda regirse más por reglas. El tipo de análisis histórico utilizado por Jon Markman en sus estudios mensuales de las fortalezas y debilidades de un sector, por Yale y Jeff Hirsch en su investigación de patrones calendario de tendencias del mercado, y por Víctor Niederhoffer en su análisis estadístico de los mercados pasados y los posibles movimientos futuros es un potente antídoto contra el trading impulsivo y subjetivo. En este sentido, la llamada de atención de Niederhofer acerca de la investigación «¡Estadísticas sobre la mesa!» es también una excelente terapia para el trader.
Una recomendación útil es que si se siente arrogante o temeroso sobre el mercado al que está siguiendo, es bastante probable que otros traders estén sintiendo emociones similares. Si un movimiento bajista le está poniendo nervioso y entonces observa un movimiento a la baja en una amplia gama en el gráfico E-Mini de S&P con un importante aumento del volumen, tiene una evidencia real de que los traders están deshaciéndose de sus posiciones. En tales momentos, uso mi emoción como un indicador para revisar mi investigación, consultando en mi base de datos todas las ocasiones recientes en la historia del mercado en que ocurrió una liquidación similar, y examinando lo que ocurrió a continuación. Muy a menudo encuentro una desviación direccional contraria a la dirección del pánico del mercado. Esto me permite buscar una oportunidad de ingresar una transacción larga y beneficiarme de la sobrerreacción del grupo.
Durante esas caídas del mercado, comparo la expansión de la cantidad de transacciones con la expansión de la cantidad de contratos o acciones cotizadas. Muy a menudo la cantidad de transacciones se expande incluso más rápidamente que el volumen, lo que sugiere que los traders más pequeños representan una parte desproporcionadamente alta de quienes están vendiendo. Estos pequeños (y, a menudo, subcapitalizados) participantes del mercado con frecuencia se equivocan en estas ocasiones de venta emocional. También me gusta revisar la expansión del volumen en los vehículos favoritos de transacciones diurnas, como los índices QQQ y E-Mini, en comparación con los cambios de volumen en los mercados generales, para encontrar evidencias de extremos emocionales especulativos durante los movimientos a la baja.
Esta estrategia de usar las reacciones emocionales para activar sus propias capacidades de observación forma parte de la esencia del «trading desde el diván». Sin embargo, exige considerable práctica. Al principio, la práctica ocurre fuera de las horas del mercado, ya que simplemente es entonces cuando le resulta más fácil lograr un estado de calma. En esa etapa puede tomar varios minutos silenciar la mente y aquietar el cuerpo. Sin embargo, con el tiempo puede volverse bastante experto en los ejercicios de meditación o en las sesiones con la máquina de luz y sonido, hasta el punto de lograr la calma necesaria con unos pocos segundos de respiración profunda o de utilización de la máquina. Esta capacidad de hacer una rápida transición a un estado calmo y concentrado es muy útil para los scalpers y otros traders, que no se pueden permitir un periodo muy largo de ejercicios mientras los mercados están a toda marcha.
He descubierto que el estado calmo y concentrado que facilita el Observador Interno se asocia con los estímulos utilizados en las sesiones de práctica, muy a la manera del condicionamiento de Pavlov. Por ejemplo, si ha estado realizando ejercicios de respiración profunda mientras concentra su mente en un tema musical para relajación, el estado de tranquila concentración tiende a quedar asociado con esa música. Mediante las asociaciones creadas por la repetición, puede reproducir entonces ese tema durante el día de trading, inhalando y exhalando profundamente durante algunos segundos y manteniendo su cuerpo completamente inmóvil. Esto invoca rápidamente al Observador Interno, incluso si usted está a las puertas de acontecimientos de trading muy emocionales.
Para que funcione este método, primero es necesario ver las emociones como señales útiles que le permiten comenzar su Observación. Esto va en contra la tendencia humana de desear eliminar las emociones no placenteras. Recuerdo vívidamente a un trader que, respondiendo a una columna que yo había escrito para un sitio web financiero, me rogaba que le mostrara técnicas de «eliminar el temor» en el trading. Le respondí que uno no tiene por qué desear eliminar el temor. El temor es información importante, no menos que la luz roja que aparece en el tablero del automóvil cuando hay problemas en el motor. No hay duda de que esta luz nos hace detectar problemas y que nadie espera su aparición, pero la respuesta no es cubrirla con cinta adhesiva. Demasiados traders desean librarse de las «emociones negativas» tapando sus propios tableros emocionales. La ignorancia es una dicha que no dura mucho... solo hasta que el motor empeora y los problemas se multiplican de manera exponencial.
Es comprensible querer deshacerse del temor en el trading. Pocos traders experimentados no han sentido ansiedad durante una caída del mercado, primero abrigando esperanzas de que su posición se recupere y luego rezando para que así ocurra. Ver su posición desangrándose minuto a minuto mientras está paralizado por el miedo y lleno de reproches contra sí mismo debe de ser una de las peores experiencias humanas. En el momento que queda claro que sus esperanzas no se harán realidad y sus oraciones no serán escuchadas, no hay nada más que hacer que cerrar la posición con una mezcla de desesperación y alivio. Sin embargo, estos sentimientos se convierten rápidamente en arrepentimiento cuando queda en dolorosa evidencia que la venta se hizo en el peor momento de salida posible, casi en el tick.
Con todo lo doloroso que es, este guión emocional de esperanza, temor y plegaria nos brinda información útil. Como han visto, a menudo sugiere que otros traders pueden estarse sintiendo exactamente de la misma manera y este podría no ser el mejor momento para liquidar. Entre los muchos indicadores intradía que sigo y archivo, el TICK Compuesto de la NYSE es uno de mis favoritos. Me siento en deuda con Mark Cook y Linda Raschke por la inteligencia de sus apreciaciones sobre el TICK. Cuando uno ve un TICK de –1.000 o menos, indicando que están cotizando una gran cantidad de acciones a la baja (downtick), significa que la gente está huyendo del mercado de manera indiscriminada. La lectura del TICK es la luz roja en el tablero del trading, que se enciende cuando las emociones se agitan.
En esos momentos, dará la impresión de que el mercado tiene poca lógica. Incluso las mejores acciones, las compañías con las más brillantes perspectivas, pueden comenzar a caer, barra tras barra tras barra. Si usted puede acceder al Observador Interno en esos momentos, estará en mejor posición de leer el mensaje del mercado. En lugar de quedar intimidado por la locura del mercado, como los estudiantes de posgrado con el hombre Woolworth, tendrá la oportunidad de preguntar: «¿Qué se vende?» El Observador Interno que hay en usted observa el pánico del trader y lo convierte en información sobre el mercado —y en una transacción potencialmente rentable.
Como he planteado, utilizar la emociones como información es un aspecto central del trabajo de los terapeutas, quienes experimentan sensaciones y sentimientos cuando trabajan con personas; eso es inevitable. Sin embargo, los buenos terapeutas los utilizan como datos, no como inconvenientes, amenazas personales o guías infalibles para la acción. Un ejemplo clásico es el del cliente excesivamente dependiente. Puede expresar un considerable temor a tomar una decisión, poner énfasis en las terribles consecuencias de escoger una opción equivocada, y expresar una angustia considerable por este dilema. Puede incluso llegar a llorar y pedir consejo al terapeuta. En ese punto, es natural que el terapeuta sienta compasión por la persona y ofrezca cierta orientación. Sin embargo, este es casi siempre el curso de acción equivocado. Cualquier consejo que se le dé no hará más que reforzar en la persona la noción de que no fue capaz de tomar la decisión por sí misma.
En consecuencia, los buenos terapeutas activan su Observador, advierten sus sentimientos de compasión y piensan «Ummm... me pregunto por qué me estoy sintiendo de esta manera. Siento la tentación de rescatar a esta persona. Tal vez esta es la manera como otras personas se sienten respecto a él, lo que ayudaría reforzar su falta de confianza. Tal vez debería intentar el enfoque opuesto y explorar situaciones en que él ha sido capaz de tomar decisiones exitosas, así podría usar su experiencia para tomar su propia decisión en lugar de depender de los demás.»
Este es un punto en el que nunca se insistirá lo suficiente: los traders con éxito no eliminan las emociones. De hecho, experimentan sus emociones por completo, tan por completo que se vuelven conscientes de lo que sienten. Sin embargo, no quedan atrapados en su estado emocional. En lugar de ello, adoptan el ventajoso punto del Observador, distanciándose de los sentimientos y logrando que cobren sentido.
Toma un tiempo encontrar los ejercicios que funcionan mejor para el cultivo de la propia autoobservación. En mi caso, he encontrado que la biorretroalimentación y la máquina de luz y sonido son invaluables para mi trabajo. Otros confían en técnicas que proceden de la autohipnosis o la meditación. Una variación interesante del ejercicio de la película ya mencionado es sentarse en posición cómoda, reducir el ritmo de la respiración, quedarse completamente quieto y visualizar imágenes para crear una película diferente en su cabeza. En esta película, usted se ve vívidamente observándose a sí mismo como un trader que se vuelve confiado en exceso, entra en pánico, se vuelve demasiado ambicioso, y así sucesivamente.
Tenga en cuenta un detalle importante del ejercicio. No está observándose mientras se vuelve excesivamente emocional. Se está observando mientras se observa reaccionando en exceso frente el mercado. Su identificación es con el Observador: incluso puede crear imágenes en que sonríe y menea la cabeza, consolando a su pobre yo emocional y expresándole su compasión, y así sucesivamente. Con práctica, usted, igual que el terapeuta, será capaz de decirse a sí mismo: «Ummm ... Me pregunto por qué me estoy sintiendo así». Una vez que cultive la capacidad de observarse a sí mismo, creará la libertad para hacer lo que no surge naturalmente.
Y, muy a menudo en el caso de los mercados, ese es el enfoque correcto.
Los autores financieros tienen una tendencia a vestirse con atuendos de gurú, con la esperanza de atraer el mayor público posible. No obstante, tengo que ser honesto con usted: el doctor Brett es un trader más bien malo. También, con demasiada frecuencia, queda atrapado en la acción del mercado. Abandonado a sus propios recursos, él también suele terminar totalmente inmerso en los altibajos de sus emociones. Se parece bastante al hombre Woolworth, completamente fuera de sintonía con los ritmos que le rodean. Sin embargo, por suerte está el Observador Interno. Es capaz de lograr buenas ganancias a cuenta del doctor Brett, sacándole un poco del centro de la escena.