1

Despejar el desorden

Todo está conectado. Cuando observamos nuestros hogares teniendo esto en mente, vemos que son como extensiones, o reflejos, de nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestros paisajes emocionales. Esto ilustra el famoso precepto mágico de Hermes Trismegisto, «Como es arriba, es abajo». Arriba, el mundo visible y manifestado exteriormente (nuestro hogar), y abajo, el mundo invisible y manifestado interiormente (nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias), no son sólo reflejo uno de otro, sino que también son el mismo.

Esta conexión entre lo visible y lo invisible, en lo que se refiere a las moradas personales, es algo de lo que ya somos conscientes. Por ejemplo, la próxima vez que mires una película, fíjate en las casas de los personajes. Si es el hogar de una pareja feliz, fíjate en las pistas de los decorados que te permiten saberlo. Seguramente verás cosas como colores cálidos, fotografías felices y flores frescas. En el hogar de una pareja desdichada, en cambio, verás probablemente tonos fríos y apagados por todas partes, superficies duras y relucientes y adornos austeros o escasos. De modo parecido, la casa de un personaje feliz estará relativamente ordenada y agradablemente iluminada, mientras que la de un personaje deprimido puede recordar una cueva, estar abarrotada y disponer de una iluminación demasiado fuerte o demasiado tenue. Fíjate en lo deprisa que hacemos suposiciones sobre la vida de los personajes basándonos en sus hogares. Podemos hacerlo porque, de modo innato, somos conscientes de que las mismas pautas son ciertas en la vida real.

Además, es probable que hayas vivido ya la experiencia de deshacerte de trastos viejos y sentido un aumento sorprendente de tu cantidad de claridad, comodidad, energía y alegría. Estas sensaciones positivas proceden de cosas como ser capaz de encontrar exactamente lo que estás buscando, de estar rodeada exclusivamente de lo que te gusta mirar, de no tener la responsabilidad de cuidar y de albergar un puñado de objetos que no te importan demasiado y de abrir el armario y verlo lleno de ropa que te sienta de maravilla.

No sólo eso, sino que desde un punto de vista mágico, el desorden representa y contiene energía pesada, estancada, que puede hacer que te resulte difícil, por no decir imposible, avanzar en la vida. Deshacerte del desorden libera esta energía estancada, lo que permite que tu vida fluya de un modo más sano, feliz y optimista.

La primera vez que despejé a fondo el desorden vivía en un piso diminuto (pero adorable) de Hollywood con mi novio y mi gato. Acababa de leer un libro titulado Libérate con el Feng Shui de Karen Kingston, y me transformé en un tornado de simplicidad, repasando un cajón tras otro, y un armario tras otro, tirando, dando, reparando lo que estaba estropeado y terminando proyectos inacabados. No paré en dos semanas, y tiré o di más de ocho bolsas grandes de la basura llenas de trastos y objetos innecesarios. Me sorprendió haber tenido espacio suficiente para todo lo que había acumulado. Y, cuando hube terminado, empecé a comer de modo más saludable (no tener desorden en mi casa hacía que no quisiera introducir desorden en mi organismo), a hacer más ejercicio (la energía estancada había desaparecido de mi hogar, y yo sentía una energía y una ligereza naturales) y a sentirme más inspirada y reforzada (ya no tenía la sensación de ser esclava de mis posesiones, y me sentía como si hubiera recuperado mi vida y pudiera elegir en qué quería centrar mi atención y mi energía). Terminé perdiendo 4,5 kilos sin intentarlo y, como me había desprendido de un montón de prendas de vestir que no me gustaban, creé espacio para otras con las que sí me sintiera a gusto. Gracias a ello, «resultó» que recibí una cantidad enorme de ropa nueva de mi prima, cantante de un exitoso grupo de punk rock, que «resultó» tener mi misma talla y que solía recibir más ropa de diseño gratis de la que podía ponerse o colgar en su armario.

Despejar el desorden es una práctica muy poderosa que te ayuda a alinearte con los reinos sutil y energético. Cuando echas un vistazo a tu hogar y sintonizas con cada objeto para decidir si está potenciando tu energía o si te la está minando, estás ajustando mucho tu campo energético y el campo energético de tu hogar, y despejando el terreno para que las bendiciones mágicas irrumpan en tu vida.

Cuando despejo el desorden, me resulta útil no preocuparme por lo que usaré en lugar de lo que me desprendo. Así, por ejemplo, si no te gusta la mesa de tu cocina y, al deshacerte de ella, estás un tiempo sin tener mesa en la cocina, siéntate a comer en el sofá, en el suelo o en el comedor hasta encontrar o recibir mágicamente una mesa de cocina que te encante. Es seguro, y liberador, morar en el espacio entre una mesa de cocina y otra, y no tiene nada de malo que estés un tiempo sentándote en el suelo para comer los cereales. Pero no hagas nada que no te resulte cómodo, por supuesto. Si te hace sentir mejor conservar la vieja hasta poder sustituirla por la nueva, hazlo. Y, a veces, eso es más práctico, como si quieres renovar todas las toallas de tu cuarto de baño.

Categorías de desorden

En cuanto al desorden, por regla general, si no te gusta o no lo necesitas, deshazte de ello; no importa lo que sea, quién te lo dio, cuánto tiempo hace que lo tienes o qué representa. Aun así, tal vez te sea útil conocer los distintos tipos de desorden para poder realizar una batida de limpieza de tu hogar eficiente y eficaz sin que nada se escape de tu mirada poderosamente purificadora.

Papel

Esta categoría incluye viejos recibos, notas de amor de relaciones pasadas, ofertas de tarjetas de crédito, listas de «cosas que hacer», garantías de aparatos que ya no posees, felicitaciones de cumpleaños de hace tres años (o del año pasado), vales de descuento caducados o vales de descuento que seguramente jamás usarás, etc. Ataca cualquier archivador, cajón de los trastos,1 rincón de tu escritorio o cualquier otro lugar donde tienda a acumularse el desorden en forma de papel.

Ropa

Si no te queda bien o no te encanta, deshazte de ella. Si estás esperando a perder unos kilitos o a poder permitirte adquirir ropa nueva, deshazte de ella. Mereces tener un armario que sólo contenga prendas que te queden de maravilla tal como estás ahora, aunque eso conlleve tener sólo tres conjuntos en el perchero durante un tiempo. Cada vez que ves ropa que no te gusta o que te pondrás «algún día», tu autoestima se resiente y, por consiguiente, te cuesta más perder peso y/o recibir abundancia. Desprenderte con valentía y hacer sitio a ropa que te encanta es una afirmación de autoestima y de conciencia de la prosperidad, y, si lo haces con mucha fe, tendrás los recursos para obtener ropa nueva que sea perfecta para ti exactamente cuando la quieras o la necesites.

Libros

Me gusta leer toda clase de libros, pero eso no significa que me guste poseer toda clase de libros. Por ejemplo, si fuera a vivir eternamente, podría plantearme leer obras de ficción más de una vez, pero como hay tantos libros en el mundo, y jamás tendré tiempo de leerlos todos durante esta vida, seguramente sólo leeré una vez la mayoría de novelas y de libros de relatos cortos, aunque hay algunas excepciones. Por este motivo, mi biblioteca está llena principalmente de libros de consulta. En mi caso, eso significa libros sobre yoga, feng shui, cristales, hierbas, árboles, magia, etc. En el tuyo, podría significar libros sobre esgrima, cocina, astronomía, obtención de financiación o cualquier otra cosa. Básicamente, conservo sólo los libros que volveré a abrir, lo que incluye excepciones a la norma sobre la ficción tales como Las nieblas de Avalón y las Obras completas de Shakespeare. (Una vez más, seguramente las tuyas serán otras.) El resto, los libros que leí una vez y nunca volveré a leer, los pido prestados en la biblioteca o los compro y después los dono a la biblioteca. Si perteneces a una familia como la mía, de la clase que conserva todos los libros pase lo que pase, puede que al principio esta idea te parezca espantosa, como me pasó a mí. Pero cuando te des cuenta de la cantidad de espacio añadido que tienes, y de lo mejor que se ve tu casa cuando no está atestada de todos los libros que has tenido y leído en tu vida, te acostumbrarás, sin duda, a la idea.

Adornos

Cuando un adorno cumple su cometido, te hace sentir bien cada vez que lo miras. Aporta belleza al ambiente y alegría a tu corazón. Cuando no cumple su cometido, es desorden. Esto incluye flores o plantas de seda o secas que están deslucidas, cosas que han dejado de gustarte o que nunca te gustaron. También incluye imágenes que te deprimen o que retratan una condición que no te gustaría vivir en primera persona. Por ejemplo, nadie puede negar que El grito de Edvard Munch es una obra de arte asombrosa. Sin embargo, si lo miras todos los días, tanto si eres consciente de ello como si no, afectará a tu vida a un nivel muy profundo y es muy probable que te alinee con sentimientos de miedo, soledad, peligro y locura. Por esta razón, es mejor que cuadros como El grito estén en un museo. Por otra parte, El beso de Gustav Klimt no sólo es una obra de arte asombrosa desde cualquier punto de vista, sino que, si la miraras todos los días, lo más probable es que infundiera sentimientos de calidez, romance, pasión y alegría a tu vida.

Muebles

Si un mueble no encaja en tu casa y lo conservas porque era caro, es desorden. Si compartiste con una expareja con la que conviviste la cama en la que duermes, ésta conserva la energía de la vieja relación y está dificultando que se manifieste una nueva relación o una relación que no te recuerde la antigua. Lo mismo es válido para los sofás y las mesas de comedor. Otros muebles de los que tal vez quieras desprenderte son los muebles que ya no te gustan, los muebles que te parecen incómodos al sentarte y los muebles con los que siempre te golpeas la espinilla o el dedo gordo del pie.

Regalos

Si no te gusta algo, aunque fuera un regalo, ¡deshazte de ello! Tu casa es un lugar muy mágico y sagrado. No introduzcas en él energía de culpabilidad conservando regalos que no te gustan. Respeta el regalo y a quien te lo hizo dando cualquier regalo que no te guste a alguien que lo valore.

Comida

Sé realmente sincera. ¿Te vas realmente a comer lo que queda de esa salsa de mango que lleva meses en el fondo de la nevera? ¿Y qué me dices de esas tortillas de harina quemadas por congelación o de aquella barrita nutritiva con sabor a algo extraño que compraste por error? ¿No? Ya me lo parecía.

Desorden en el coche

Éste es muy importante para mí. No sé cómo, pero se me acumulan cosas en el maletero y en el asiento trasero. Cuando despejo el coche, siempre me siento mucho mejor, y tengo siempre la impresión de que el coche también va mejor (aunque seguramente son imaginaciones mías).

Proyectos inacabados o cosas estropeadas

Los proyectos inacabados pueden hacerte sentir culpable o abrumada cada vez que los ves. Cuando te los encuentres al despejar el desorden, termínalos o deshazte de ellos. Esto incluiría el proyecto de costura en el que perdiste interés, el álbum de recortes que nunca llegaste a hacer o el montón de leña que pensabas cortar para la chimenea. Lo mismo es válido para las cosas estropeadas. Repáralas, sustitúyelas o, simplemente, deshazte de ellas. Eso hace que todo fluya mejor y aporta calma y serenidad a todos los ámbitos de tu vida. Esto incluye bisagras que chirrían, puertas o cerraduras que se atascan, cajones que se caen al abrirlos, etc. Ahora bien, si algo está técnicamente estropeado pero sigue funcionando y no te fastidia demasiado (como la lámpara que tengo junto al ordenador y que enciendo y apago girando la bombilla, o la tostadora de doble ranura que sólo tuesta por un lado), no te obsesiones.

Objetos asociados a recuerdos negativos

Tal vez tengas un pañuelo precioso… que te regaló el psicópata de tu ex. O un cuadro espectacular… que te dio aquella tía abuela tan dominante con la que nunca te llevaste bien. Aunque lo único que tenga algo es que te recuerda un período de tiempo o una persona que te gustaría dejar atrás, plantéate desprenderte de ello.

Cómo saber si es desorden

Por regla general, si no te gusta, no necesitas o no usas algo, ha llegado el momento de desprenderte de ello. Pero, si no estás del todo segura de si es desorden o no, a continuación encontrarás tres sencillos métodos que te ayudarán a averiguarlo.

Método 1: el método místico

Sostenlo en las manos o pon las manos sobre él. Cierra los ojos, relájate y respira hondo varias veces. Capta el sutil intercambio de energía entre tú y el objeto. ¿Cómo te sientes al sintonizar con él? ¿Feliz? ¿Triste? ¿Animada? ¿Cansada? Dicho de otro modo, ¿parece aportarte energía o restártela? ¿O ni una cosa ni otra?

Si notas/imaginas/sientes que te está aportando energía positiva, no es desorden. Si notas/imaginas/sientes que te está restando energía positiva, es desorden. Si no hace ni una cosa ni otra, tal vez quieras pasar al método 2 o al método 3.

Método 2: el método del trato energético

Piensa en toda la energía que dedicas a albergar este objeto y a cuidar de él. En primer lugar, está ocupando una parte del inmueble en el que vives: se trata de un espacio por el que pagas mucho dinero, y de un espacio que podría usarse para o estar ocupado por otra cosa. Piensa también en el mantenimiento que precisa. Por ejemplo, puede que cada semana dediques tiempo a limpiarlo. También podría quitarte un poquito de valiosa energía cada vez que piensas en él si te recuerda una época o una persona que no era del todo positiva (aunque no pienses en ello conscientemente) o si te tensa o te enoja de algún modo. Una vez hayas calculado mentalmente la energía que ofreces a este objeto, piensa en la energía positiva que él te ofrece a ti: te resulta útil, te hace feliz, etc. Después, pregúntate si te sientes a gusto con el intercambio energético. ¿Es un buen trato? ¿Te sale a cuenta conservar este objeto? ¿O es desorden?

Método 3: el método de la mudanza imaginaria

Siéntate cerca del objeto, respira hondo varias veces y cierra los ojos. Imagina ahora que vas a mudarte, ¡y es una sensación maravillosa! Estás muy contenta de irte a vivir a una nueva casa, y tal vez a una nueva ciudad, porque, en el fondo, sabes que vas a iniciar una nueva vida que te va a permitir redefinirte y manifestar alegremente todos los deseos de tu corazón. Imagínate contratando a una empresa de mudanzas o alquilando un camión de mudanzas y metiendo en cajas todos tus queridos objetos. Ahora abre los ojos y mira el objeto. ¿Quieres llevártelo a esta hermosa vida nueva? ¿Encaja con tu imagen más ideal de ti misma? ¿Vale la pena el tiempo y el esfuerzo de empaquetarlo y trasladarlo? Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es no, se trata de desorden.

Tras hacer un primer despeje del desorden a conciencia, lo que podría llevarte un día, un mes o un año, según tus anteriores costumbres, es importante despejar el desorden regularmente. Ello obedece a que acumular cosas ha pasado a formar parte de nuestra forma de vida. Propaganda por correo, regalos de cumpleaños, compras impulsivas y millones de otras vías suelen renovar nuestro acopio de desorden con rapidez. En mi caso, despejar regularmente el desorden significa repasar todos mis libros, mis prendas de vestir y mis papeles por lo menos una vez al mes para deshacerme de todo lo sobrante. Entre cada cuatro y seis meses, reviso también todos mis armarios, mis estantes, el maletero de mi coche, la nevera, etc. para asegurarme de que sólo estoy conservando cosas que poseen energía útil y vibrante. Noto que necesito hacerlo cuando empieza a costarme tener la casa limpia o cuando me noto creativa o emocionalmente estancada. Una vez adquieres la costumbre de carecer de desorden, te vuelves más sensible a la energía, lo que no sólo potencia tu felicidad, tu intuición y tus intervenciones mágicas, sino que también te ayuda a darte cuenta de cuándo es necesario despejar a fondo el desorden.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ritual de activación del despeje del desorden

Cuando sabes que tienes que despejar a fondo el desorden, empezar a hacerlo puede resultarte un poco pesado. ¡Pero no temas! Aquí está el ritual de activación del despeje del desorden. Sólo necesitas una vela blanca grande (de cera de soja o vegetal, a ser posible) y una taza de una bebida caliente, deliciosa y vigorizante, como el café o el té negro (o, si no ingieres cafeína, la menta o el té de jengibre van igual de bien).

Antes de preparar la bebida, decide por qué área deseas empezar. Elige una que no te abrume demasiado pero que tal vez te haga esforzar un poquito. Te sugiero algo como un escritorio o un armario, pero, si te parece demasiado, hasta podrías decidir que estás dispuesta a empezar con un solo cajón o estante. Como en el yoga, esfuérzate un poco, pero no te excedas. Sólo tú conoces tus límites.

Una vez hayas decidido esta área de inicio, recorre el interior y el exterior del área dando palmadas muy fuertes para desbloquear y liberar la energía contenida dentro. Después, lávate las manos y prepara la bebida. Antes de encender la vela, sostenla con ambas manos y concéntrate en ella mientras dices:

Triunfo sobre el desorden de todas las formas.

Soy la dueña de mis dominios.

Enciende la vela y siéntate delante de ella. Sujeta la bebida con ambas manos y concéntrate en ella mientras dices:

Ahora cargo esta bebida con las energías de la pureza, la ligereza y la motivación.

A continuación relájate totalmente mientras saboreas la bebida, a sabiendas de que estarás preparada y dispuesta (y puede que incluso entusiasmada) para empezar tu proyecto de despejar el desorden en cuanto hayas terminado el último sorbo. Deja que la vela siga ardiendo mientras lo haces, y no te sorprendas si terminas despejando un poco más de lo que habías previsto. Enciende la vela cada vez que despejes, y repite el ritual si así lo deseas.

Despejar el desorden interior

Al despejar el desorden de tu entorno físico, es inevitable que tu desorden interior (llamado también equipaje) aflore a la superficie. Es algo que todos sabemos a nivel intuitivo, lo que, irónicamente, suele ser lo que mantiene nuestro desorden exterior en su lugar. En lugar de mirar y sanar nuestros asuntos antiguos y dolorosos, preferimos mantenerlos ocultos en cajones y rincones oscuros de armarios, diciéndonos a nosotros mismos que ya los abordaremos más adelante.

A continuación encontrarás descripciones de los tres principales tipos de desorden interior, junto con sugerencias sobre cómo despejar cada uno de ellos de tu mente, cuerpo, espíritu y/o emociones. Puedes hacerlo a la vez que despejas el desorden exterior o, si tienes problemas para iniciar el proceso, tal vez quieras empezar a nivel interior para comenzar a desbloquear y liberar la energía estancada de tu vida. Da igual cómo lo hagas, empezar a liberar y disipar la energía estancada de tu vida hará que el proceso cobre fuerza y que todo fluya, como el primer hielo que se derrite y fluye desde lo alto de una montaña nevada.

Toxinas físicas

Desintoxicar tu cuerpo de modo regular puede ayudarte a purificarte de las toxinas acumuladas que afectan no sólo a tu cuerpo, sino también a tu mente y a tus emociones. Es importante adquirir la costumbre de desintoxicarte bebiendo todos los días una cantidad de onzas de agua equivalente por lo menos a la mitad de tu peso corporal en libras.2 También te aconsejo suprimir la carne y otros productos animales, el azúcar blanco, la harina blanca y los aditivos artificiales de tu dieta, ya que contienen vibraciones densas, negativas y poco saludables, y contribuyen a la acumulación de toxinas en el organismo. Y come toda la fruta y verdura fresca posible para nutrirte y facilitar la eliminación suave de las toxinas. Si quieres más información sobre hábitos alimentarios saludables, consulta Conscious Eating de Gabriel Cousens y Eating in the Light de Doreen Virtue y Becky Prelitz.

A continuación encontrarás otros hábitos de desintoxicación regular que tal vez te apetezca probar:

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Cóctel de cayena

Mi amiga Jennie Chester Moran, que es entrenadora crudívora, me enseñó a prepararlo. (Aunque yo añadí el agave a la receta.) No sólo es delicioso y vigorizante, sino que además desintoxica muchísimo el hígado y el aparato digestivo. Me gusta beberlo en cuanto me despierto para poner en marcha mi digestión y mi metabolismo, pero puedes tomarlo cuando quieras.

Ingredientes:

1 limón

Alrededor de ¼ cucharadita de cayena (más o menos, al gusto)

Estevia (un endulzante vegetal sin calorías) al gusto

Sirope de agave (un endulzante crudo parecido a la miel) al gusto

2 tazas de agua

Usa un exprimidor para extraer el zumo del limón (usa sólo la mitad si el limón es grande). En un vaso alto, mezcla todos los ingredientes.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Zumo de belleza

Esta bebida no es tan deliciosa como el cóctel de cayena, pero es muy nutritiva y purifica mucho la sangre y los órganos internos. También posee la ventaja añadida de aclarar y embellecer la piel, de ahí su nombre.

Ingredientes:

Un puñadito de cada una de las siguientes hierbas secas: raíz de bardana, raíz de diente de león, ortigas, flores de trébol rojo

1 taza de zumo de aloe vera

5 tazas de agua

Llevamos un cazo mediano con agua a ebullición. Añadimos el puñado de bardana y el puñado de diente de león. Tapamos, reducimos el fuego a lento y cocemos 10 minutos. Añadimos el puñado de ortigas, tapamos y cocemos 5 minutos más. Retiramos del fuego y agregamos las flores de trébol rojo. Tapamos y dejamos 10 minutos en remojo. Colamos y dejamos enfriar. Incorporamos el zumo de aloe vera y bebemos entre 225 g y 680 g al día.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Sales de baño

Darse un baño de 40 minutos (o más) una vez a la semana por lo menos es una forma fantástica de liberar toxinas por los poros de la piel. Asegúrate de tener a mano mucha agua para beber. Llena la bañera de agua caliente y disuelve en ella 2 tazas de sales de Epsom, ¾ de taza de sal marina y ½ taza de bicarbonato de soda. Añade unas gotas de aceite de lavanda para obtener una relajante y emocionalmente purificante aromaterapia si te apetece, y disfrútalo.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ejercicio

Hacer regularmente ejercicio que hace sudar, como correr, andar o bailar, contribuye a mover tu energía y te purifica de dentro hacia fuera. El yoga es también muy purificador, ya que estimula tus músculos y órganos internos de un modo que les ayuda a liberar tensión y toxinas.

Resentimientos, quejas y viejas heridas

A todos, en ciertos momentos del pasado, nos han hecho mucho daño y nos han tratado mal. Durante mucho tiempo puse empeño en aferrarme a mi dolor y a mi ira, y a cierto nivel esos sentimientos me definían incluso. Pero ahora veo que, si me aferro al dolor o culpo a alguien por hacerme algo, estoy cediendo mi poder. Estoy, de hecho, diciendo: «No tengo poder sobre mi propia vida. Esa persona (o condición) tiene poder sobre mí y no soy capaz de hacer nada al respecto». Empezar a perdonar y a dejar atrás estas viejas heridas nos permite dar el primer paso para recuperar nuestro poder y encontrar la paz en nuestra vida. Recuerda: no perdonamos por el bien de los demás, sino por nuestro propio bien.

No hará más de un año, sentí la enorme alegría del perdón. Todo comenzó cuando mi padrastro, al que hacía mucho tiempo que no veía, se puso en contacto conmigo por Internet. Aquel hombre había abusado de mí cuando yo era adolescente, y cuando se puso en contacto conmigo me percaté de que había ignorado adrede lo víctima que me sentía y la enorme ira que todavía albergaba tantos años después. Tras un profundo examen de conciencia, finalmente fui capaz de perdonarlo y le respondí con un largo correo electrónico en el que le hacía saber que sus actos estaban realmente mal, pero que me había dado cuenta de que tenía que haberlos llevado a cabo impulsado por una profunda vergüenza y autoodio. Le hice saber que me compadecía de él y que lo perdonaba. (¡Y lo decía de verdad!) Después de enviárselo, sentí un nivel muy profundo de satisfacción y de alivio, como si me hubieran quitado algo pesado de encima del estómago y los pulmones. Poco después, me respondió con una confesión y una disculpa, lo que fue la guinda del pastel. Me sentí tan reforzada que me propuse contar a mi madre lo que había sucedido, lo que me permitió superar (y finalmente liberar) más ira aún; una ira que ni siquiera era consciente de albergar. Esta experiencia desató un torrente de perdón y, como consecuencia de ello, sentí que una enorme cantidad de poder volvía a mí. Y tuve la fuerte intuición de que sacar a la luz los abusos también permitió a mi madre y a mi expadrastro sanar y liberar mucha de la vieja energía negativa que rodeaba ese asunto.

Aunque a veces es inmediato, en realidad perdonar y dejar atrás puede llevar cierto tiempo, así que ten paciencia contigo misma. A continuación encontrarás un ejercicio que puedes hacer para poner las cosas en marcha.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Claves de la libertad

En tu diario o libreta escribe «claves de la libertad» en la parte superior de la página. Debajo, elabora una lista de todas las personas, condiciones y situaciones hacia las que guardas resentimiento. Elabora una lista con todo lo que te hace sentir como una víctima de algún modo. Sigue escribiendo hasta haber anotado todo lo que se te ocurra. Cuando hayas terminado, relaja tu cuerpo y respira hondo varias veces. Después repasa la lista, detente en cada elemento de la lista, cierra los ojos e imagínalo. Una vez hayas evocado la imagen o sentimiento relacionado con él, di mentalmente a la persona o situación que estás dispuesta a perdonarla, porque estás preparada para recuperar el poder que les has cedido. No tienes que ser realmente capaz de perdonar todavía, sólo tienes que estar dispuesta a perdonar. (Si te resulta difícil estar siquiera dispuesta, es excelente que lo averigües, ya que debes tener mucho de tu poder ligado a este asunto. En este caso, acepta el desafío y ten paciencia contigo misma. Tal vez quieras abordar la cuestión desde otro ángulo, como buscar asesoramiento o sanación energética, o despejar primero el desorden físico.) El mero hecho de estar dispuesta a perdonar empezará a liberar la energía negativa que rodea este asunto, lo que a la larga te permitirá recuperar tu poder. Después del ejercicio, decide conscientemente perdonar totalmente el pasado y seguir adelante con tu vida. A mí me resulta útil evocar mentalmente todo el amor y la compasión posibles y enviarlos hacia cualquier persona o situación con la que tengo un problema.

Para más orientación sobre perdonar y dejar atrás resentimientos, quejas y viejas heridas, te recomiendo encarecidamente Necesito tu amor, ¿es verdad?, de Byron Katie y Michael Katz. Tratamientos curativos como el masaje y la terapia craneosacral también pueden servir realmente de ayuda en el proceso del perdón.

Creencias limitantes

Nuestros pensamientos y sentimientos crean nuestra realidad, y nuestras creencias subrayan nuestros pensamientos y sentimientos, de modo que los definen sutil pero profundamente. Para usar otro ejemplo de mi propia vida, durante muchos años trabajé en empleos que no me gustaban, y, aunque tenía la sensación de trabajar constantemente, seguía estando abatida y sin blanca. Finalmente (gracias, Diosa), empecé a ser consciente de las viejas creencias que tenía y que contribuían a crear y a perpetuar esta realidad para mí. Cuando crecía, tanto mi padre como mi madre trabajaban en empleos que no les entusiasmaban demasiado. De modos sutiles, también solían expresar que «andaban justos de dinero» o que estaban «preocupados por el dinero ahora mismo». Naturalmente, a través de su ejemplo, había adoptado creencias como «Tienes que trabajar en un empleo que no te gusta» y «El dinero siempre escasea». Una vez fui consciente de estas creencias, pude empezar a cambiarlas. Puse empeño en fijarme en gente que trabajaba en empleos que le encantaban y que tenía mucho dinero. Eso me ayudó a ver que mis creencias no eran siempre ciertas y que no tenían que ser ciertas para mí. También empecé a repetir diariamente afirmaciones como «Recibo constantemente abundancia de la Fuente Infinita» y «Tengo todas las puertas de una carrera profesional perfecta y un éxito perfecto abiertas, y ahora las cruzo gustosamente».

La culpa es otro efecto secundario paralizador de las creencias limitantes, normalmente creencias que incluyen la palabra «debería», tales como «Debería (o no debería) haber hecho esto o aquello», «A estas alturas ya debería tener más éxito», «Debería ser mejor persona de lo que soy», etc. Aferrarse a creencias de «debería» permite que la energía tóxica de la culpa se acumule en nuestra mente y en nuestras emociones, lo que crea condiciones estancadas y frustrantes en nuestra vida. Empezar a querernos y a aceptarnos tal como somos, y a perdonarnos por nuestros aparentes errores y defectos, nos saca de esa vieja energía negativa y hace sitio a la nueva energía positiva.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Despejar las creencias

Mi amiga Karynne Boese, que es entrenadora personal, me enseñó esta técnica. Elige un asunto para el que te gustaría recibir ayuda, por ejemplo, el romance. Elabora después una lista de todas las creencias limitantes que tienes respecto a ese tema. Por ejemplo, podrías escribir cosas como:

Una vez has anotado todas las creencias limitantes que se te ocurren, anota en otra página una creencia contraria, menos limitante para cada una de ellas. Así, para las anteriores, escribirías algo como:

Ahora, para cada nueva creencia que has escrito, escribe entre una y tres pruebas de que son ciertas. Así, siguiendo con el ejemplo anterior, podrías escribir:

¡Ya has minado esas viejas creencias limitantes! Puede que todavía sigan ahí, pero ya no tienen el dominio que tenían antes sobre tu realidad. Sigue trabajando en las nuevas creencias, reléelas todos los días y sigue buscando pruebas de que son ciertas.

Para más información sobre dejar atrás creencias limitantes, tal vez quieras consultar Usted puede sanar su vida de Louise Hay y Amar lo que es: cuatro preguntas que pueden cambiar tu vida de Byron Katie y Stephen Mitchell.

Despejar el desorden es una actividad permanente

Siempre estamos incorporando cosas: propaganda por correo, regalos, compras impulsivas, experiencias, nuevas creencias e ideas, interacciones con los demás, etc. Así que, una vez has despejado todo lo que quieres y has disipado con éxito la energía estancada en tu hogar, tu mente, tu cuerpo y tus emociones, ¡no te detengas ahí! Adquiere la costumbre de purificarte a ti y de purificar tu entorno de modo regular. Tira siempre la propaganda que te llegue por correo en el contenedor de reciclaje. Escucha tus propias palabras para detectar cualquier creencia limitante que puedas tener para poder liberarla (p. e., «Siempre me pasa esto»). Observa si cargas con viejas heridas o albergas resentimientos que puedes perdonar. Revisa tus cajones y armarios cada uno o dos meses y despréndete de lo que no quieras o necesites. Bebe mucha agua y come mucha fruta y verdura fresca. Despejar el desorden es una actividad permanente y una práctica espiritual que nos conduce continuamente a una mayor liberación, ligereza, éxito, abundancia y alegría.

Lista para despejar el desorden

Desorden físico

Papel

Viejos recibos

Garantías antiguas y otros documentos innecesarios

Propaganda por correo

Felicitaciones y cartas de amor antiguas

Vales de descuento caducados

Ropa

Ropa que no te va bien

Ropa que no te gusta

Ropa que te hace sentir poco atractiva o no demasiado atractiva

Ropa que nunca llevas

Ropa que hay que arreglar y sabes que jamás arreglarás

Libros

Cualquier libro que nunca volverás a abrir

Adornos

Cualquier adorno que no te anima o no te alegra

Cualquier imagen que muestra una condición o sentimiento que no quieres vivir

Flores o plantas secas o artificiales que se ven descoloridas, polvorientas, frágiles o muertas

Muebles

Cualquier mueble que no encaja en tu hogar

Cualquier cama, sofá o mesa de comedor que compartiste con un ex

Cualquier cosa que no te gusta

Muebles con los que te lastimas o te tropiezas o que te resultan incómodos

Regalos

Cualquier cosa que conservas por un sentimiento de culpa o por obligación

Alimentos

Cualquiera que nunca vayas a comerte

Desorden en el coche

Basura

Cualquier cosa que no tiene que estar en tu coche

Proyectos inacabados

Cualquier proyecto que no vayas (sinceramente) a terminar el mes siguiente

Objetos estropeados

Cualquier objeto estropeado que no puedes o no estás dispuesta a reparar (a no ser que todavía sea útil y práctico, y no te importe que esté un poco estropeado)

Objetos asociados a recuerdos negativos

Regalos o cosas de segunda mano de personas de quienes tienes recuerdos negativos

Cualquier cosa que te recuerda una situación o un período negativos

Desorden interior

Toxinas físicas

Suprime de tu dieta la carne, los productos lácteos, los huevos, el azúcar blanco, la harina blanca y los aditivos artificiales

Aumenta la ingesta de agua, fruta fresca y seca, verdura fresca, zumos de frutas y verduras, infusiones de hierbas, hierbas limpiadoras

Date baños con sal marina

Haz ejercicio

Resentimientos, quejas y viejas heridas

Perdona, libera y sana: despréndete del viejo equipaje, anímate y ¡recupera tu poder!

Creencias limitantes

Nuestros pensamientos crean nuestra realidad, y nuestras creencias definen nuestros pensamientos: descubre y deja atrás creencias que te impiden vivir la vida de tus sueños

.


1. recomiendo tener un cajón de los trastos, porque hay algunas cosas que no parecen encajar en ninguna otra parte. Simplemente, asegúrate de despejarlo a menudo.

2. Nota de Trad.: 1 kg equivale a 2,2 libras y 1 onza equivale a 29,57 ml.