Tauro, el segundo signo, construye sobre el conocimiento de Aries. Ha crecido un poco desde el tiempo de su Aries recién nacido y ya anda; es capaz de identificar su yo y proyecta este conocimiento hacia el mundo; esto lo hace tocando, cogiendo y llevándose a la boca todo lo que está a la vista, para conocer su sabor. Aries entra en el mundo con el lema «Existo», y Tauro le sigue con «Tengo»: ve lo que le ofrece la Tierra y desea hacerse con ello. En efecto, como signo de tierra Tauro tiene un gusto innato por el dominio material y todos sus tesoros: por ejemplo, mucho dinero, el arte atemporal, la buena comida, una vida sexual fabulosa. La Tierra es un patio de recreo para los sentidos, y ha venido a expresar el aprecio por las experiencias sensoriales en su grado más exaltado.
El cuerpo: el cuello
El toro es un bovino de apariencia distintiva, notable por su cuerpo grande (puede llegar a pesar unos mil kilos) y un cuello también grande. El cuello del toro es una zona tan prominente que en la jerga médica se emplea la expresión «cuello de toro» para referirse a una persona cuyo cuello está agrandado (normalmente debido a hipertrofia de los músculos o a la hinchazón de los ganglios linfáticos). Dada la relación entre el toro y su cuello, no es de sorprender que el cuello sea la zona corporal relacionada con el Toro del zodiaco, Tauro.
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El cuello de casi todos los mamíferos, entre ellos los seres humanos, los toros e incluso las jirafas, tiene siete vértebras. |
El cuello es la parte estrecha del cuerpo que une la cabeza con el tronco, formado por siete huesos llamados vértebras (las cervicales). Estas vértebras forman sólo una parte de la columna vertebral o raquis, que recorre toda la espalda, y comúnmente se la llama espina dorsal o espinazo. La columna tiene diferentes tipos de vértebras, y las del cuello son las más delicadas. La vértebra es de estructura delgada para facilitar la movilidad, y aquí y allá tiene agujeros por donde pasan los vasos sanguíneos y los nervios hacia y desde la cabeza. Pero aunque es delicado, el cuello no es débil, soporta la cabeza, que tiene el tamaño de un bolo, y al mismo tiempo la mueve. De hecho, la zona cervical tiene la mayor movilidad de toda la columna, hasta noventa grados de rotación en cada dirección. Con este grado de flexibilidad, el cuello mueve la cabeza y, junto con los ojos, los oídos, la nariz y la boca, nos permite percibir suficientemente bien el entorno.
Sin embargo, mover la cabeza para que reciba información sensorial sólo es la mitad de su tarea. El cuello es también responsable de la comunicación de esa información que hacemos al resto del mundo. Esto lo hace mediante las cuerdas vocales, que son dos pliegues de tejido membranoso situados en la tráquea, que vibran de modo mecánico y producen el sonido de la voz y luego la palabra; son el don de labia de la evolución.
La estructura ósea o esquelética del cuello la encontrarás en el Apéndice C.
Las palabras son uno de los primeros modos de expresión. Las palabras comunican al mundo externo los pensamientos, sensaciones y sentimientos internos. Las palabras que elegimos, junto con la forma en que elegimos decirlas, no sólo reflejan cómo nos vemos o consideramos sino también la idea que tenemos de eso. Es imperioso, por lo tanto, que las palabras que dice Tauro expresen su naturaleza en toda su extensión o medida, desde lo práctico a lo apasionado, desde lo corpóreo o físico a lo culto o refinado; no un solo lado del espectro sino los dos. El Toro necesita informarse con precisión sobre las tasas de interés para un préstamo tanto como necesita elevarse contemplando la bella decoración de su casa. Si nuestro Toro interior expresa sólo una parte de nuestros pensamientos y sentimientos, sólo expresamos una única parte. Y el resto de los pensamientos y emociones no desaparecen por arte de magia; continúan dentro del cuello, alojados en forma de estrés o tensión.
Por desgracia la tensión del cuello se produce con mucha facilidad y puede deberse a diversos motivos. Por el lado físico, se produce tensión en las articulaciones, músculos y ligamentos del cuello a consecuencia de una mala postura de la cabeza y el cuello, como, por ejemplo, cuando sin darnos cuenta tenemos la cabeza inclinada o ladeada, ya sea en posición sentada, de pie, al caminar o cuando estamos leyendo. Dado que la expresión vocal óptima supone la buena posición de las cuerdas vocales, y esto ocurre cuando el cuello está bien posicionado entre la cabeza y el tronco, si alteramos la alineación del cuello (y por lo tanto de las cuerdas vocales), alteramos también la capacidad para expresarnos. Tómate un tiempo para ver o descubrir el estado de tu cuello. Observa cómo está alineado entre la cabeza y el tronco:
En nuestra sociedad moderna muchas personas llevan perpetuamente la cabeza inclinada. En esta posición la cabeza y el cuello sobresalen por delante del tronco, como si dirigieran el espectáculo. Es posible que adoptes esa posición cuando vas por la calle o estás sentada/o ante la pantalla del ordenador. Pero aunque es una pieza importante, la cabeza no está hecha para sobresalir de esa manera. Debe estar posada directamente encima del corazón, con el cuello haciendo de puente. De esa manera el cuello expresa lo mejor del mundo de los sentimientos del corazón y del mundo de los sentidos que están en la cabeza.
Las estrellas: Tauro
Trasciende lo material exaltando lo sensual
Trascender es superar alguna forma de limitación. En matemáticas, por ejemplo, los números trascendentales, como ∏ y e, superan los límites algebraicos; en la filosofía trascendental (cuyo padre fundador, Immanuel Kant, tenía a Tauro por signo solar y signo ascendente) el conocimiento es trascendental si va más allá del objeto, si va al modo de conocer el objeto. Se interprete como se interprete, en el trascendentalismo la mente percibe la realidad física y luego dice: «Oye, que hay más todavía». Esta mentalidad es especialmente característica de nuestra naturaleza Tauro. A nuestra Tauro le gusta el mundo material, pero el disfrutarlo la induce a pasar más allá de lo material que tiene a mano.
La Tauro que vive en cada uno de nosotros encuentra placer en las cosas materiales que tiene y retiene, y trabaja arduo para tenerlas. Como la constelación relacionada, el Toro, la persona Tauro tiene una naturaleza perseverante y práctica. No es de extrañar entonces que le encanten las cosas buenas que puede comprar el dinero. Representan la recompensa a su paciencia, a su perseverancia en un trabajo y en hacerlo bien. Pero la energía Tauro plenamente realizada trasciende la realidad material y valora su naturaleza superior, pasando más allá de su forma física y entrando en el dominio de las emociones, la mente y el espíritu.
Tomemos, por ejemplo, el alimento o la comida. Como todo lo demás del mundo material, el alimento está hecho de materia, y es algo que se puede consumir simplemente por ser alimento. O puede ofrecer una experiencia trascendental, de la que no hay mejor ejemplo que la magdalena (ese pequeño bollo de bizcocho) que hiciera famosa el escritor Marcel Proust (cuyo signo lunar era Tauro) en su obra clásica En busca del tiempo perdido. Un día a la hora del té, la experiencia de comer una magdalena no se limitó simplemente a comerla sino que lo transportó por el tiempo y el espacio. Un delicioso bocado le recuerda el sabor del desayuno de los domingos cuando era niño, el sonido de las campanas de la iglesia y el cariño por su difunta tía. Es decir, la magdalena le ofrece un festín para los sentidos, un campo de experiencia que supera o trasciende con mucho lo que ofrecen los carbohidratos.
Claro que a veces, por citar al psicoanalista Tauro Sigmund Freud, una magdalena es sólo una magdalena. Sin duda los objetos se pueden disfrutar en lo que son, sin tener por qué evocar otras cosas. En realidad, la vida cotidiana sería todo un reto si cada vez que tomáramos un bocado tuviéramos que entrar en un estado elevado de conciencia. Pero éste es el estado que nuestra Tauro interior está llamada a encarnar. Dada su disposición a estar tan íntimamente ligada a la tierra, Tauro debe aprender a no quedarse atrapada en su naturaleza terrena; está aquí para usar la forma física a modo de base para las experiencias aún más fabulosas que existen más allá de lo que podemos coger con las manos y ver con los ojos.
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Los átomos son casi enteramente espacio vacío. Pero si cogiéramos todos los átomos del mundo y elimináramos el espacio que los separa, una cucharadita de la masa resultante pesaría unos cinco mil millones de toneladas. |
Desde el libro que tienes en las manos a las manos que lo tienen, el mundo material te constituye y te rodea. El componente básico de este mundo material es el átomo, que en cantidad de billones y billones forman el mundo que vemos, tocamos, saboreamos, oímos y olemos. Y aunque los átomos no son entidades sólidas, la interacción entre sus campos electromagnéticos producen la ilusión de solidez, por lo cual percibimos un mundo lleno de cosas.
Tauro se siente a gusto, cómoda, en el dominio de las cosas, en especial las lujosas. Le encanta el lujo, desde joyas finas a guantes de piel, y desde comidas para gastrónomos a perfumes exóticos. Le produce un inmenso confort saber que son durables y de naturaleza aparentemente sólida. Es como si tener muchas cosas le sirviera para continuar conectada con la cosa más grande, la Tierra.
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Desde hace mucho tiempo se ha relacionado a Buda con Tauro. En realidad, se cree que nació, fue iluminado y murió durante los meses del signo, abril y mayo. Si esto es cierto, entonces quiere decir que al idear una filosofía que se centra en el desapego, aprendió y enseñó la más importante de las lecciones de Tauro. |
La conexión con la Tierra trae cosas buenas. Pero, ¡cuidado, comprador! Nuestra naturaleza Tauro podría apegarse a nuestras pertenencias; podríamos olvidar que el agrado de tenerlas no es por el objeto en sí sino por la experiencia de saber lo que trae. Somos más que cualquiera, o que la suma, de nuestras posesiones. Puede que las posesiones nos faciliten las experiencias que nos hacen felices, pero en último término esa felicidad surge de nuestro interior.
Así pues, no te conviertas en un rey Midas, ese rey mitológico que convertía en oro todo lo que tocaba (incluso a su hija) y después no podía disfrutar de ninguna de esas cosas. Ciertamente debes disfrutar de los frutos de tu trabajo, arduamente ganados, pero si tu fin último es obtenerlos, nunca te sentirás satisfecha/o, por mucho que tengas. Por ejemplo, trabajarás arduo para comprarte un coche fabuloso, continuarás trabajando para pagar su mantenimiento, seguirás trabajando para comprarte un segundo coche y diez años después te darás cuenta de que nunca has usado los coches para hacer excursiones por placer ni para disfrutar de los trayectos. Estarás tan concentrado en adquirir cosas físicas que te perderás el gran placer que te ofrecen.
El plano físico nos ofrece muchos placeres mayores. Como decíamos en el capítulo de Aries, los órganos de los sentidos (ojos, oídos, lengua, piel, nariz) nos dan información que luego procesa el cerebro. Por ejemplo, cuando leemos un poema, las palabras se reflejan en la luz, que entonces pasa por la córnea, el iris y el cristalino hasta llegar a la retina, donde las neuronas (conos y bastones) convierten esta luz en impulsos eléctricos. Entonces el nervio óptico envía estos impulsos al cerebro, donde se forma una imagen y podemos leer. Esta compleja cadena de hechos es extraordinaria en sí misma. Pero si has leído un poema, o cualquier palabra escrita, sabes que tu experiencia al leer es mucho más que eso. Porque además de ver físicamente las palabras, seguro que piensas o sientes algo. Tal vez al leer un ensayo te formas una opinión, un libro te gusta, o un artículo te estimula a estudiar. A las palabras que ven tus ojos las acompaña un conjunto infinito de impresiones.
Así pues, los poemas son algo más que palabras escritas en el papel, así como los cuadros son más que imágenes; la mayor belleza de los poemas y cuadros, como la de cualquier cosa considerada arte, está en las historias que cuentan o expresan y en los sentimientos que inspiran. Esto significa que los sentidos son algo más que una reacción físiológica, ya que producen sensaciones mentales, emocionales y espirituales. En este aspecto los sentidos existen en una forma exaltada, van más allá de lo que ven los ojos, huele la nariz, oyen los oídos, etcétera. Un sentido exaltado se anuncia en el plano material como también en uno superior, como los dominios del pensamiento, el sentimiento y la inspiración.
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En astrología la palabra exaltación alude a la relación de un planeta con un signo del zodiaco en la que se amplifican sus energías y potencial. Por ejemplo, para la Luna el signo de exaltación es Tauro, de modo que cuando la Luna está exaltada al transitar por Tauro se intensifican sus cualidades relativas a los cinco sentidos. |
Ver, oler, saborear, tocar. Si bien la Tauro que vive en nosotros es fabulosa para experimentar sus sentidos en su nivel básico, está aquí para evocar sus formas exaltadas. No hace falta que escriba poemas o pinte cuadros, sino que se beneficie de estar rodeada por la belleza de la Tierra, de todos sus magníficos colores, texturas y sonidos. La sensibilidad sensual ofrece el complemento perfecto a su naturaleza paciente, perseverante, trabajadora, orientada a lo material. Es ese lado de ella el que se detiene a oler las rosas después de pasar meses trabajando en el jardín. Y en la sociedad moderna (dejemos en paz al Toro con la nariz pegada al suelo que hay en todos nosotros) detenerse a oler algo no es hazaña fácil; requiere intención y práctica. Pero incluso el verdadero bovino aparta la nariz del suelo y levanta el cuello para mirar al cielo; lo mismo hace Tauro para elevar nuestros deseos desde lo físico a una exaltación de lo sensual.
Lecciones
Para disfrutar de los dones que reciben los sentidos no hacen falta millones de dólares ni la vida de un jubilado. Va de encontrar placer a través de lo material, no de estar cargado o agobiado por las cosas mundanas. Y si bien lo mundano importa, la vida es mucho más que eso. Cada objeto que captan los sentidos posee un valor que supera a su existencia física; contiene una experiencia, un pensamiento, una emoción, una lección u ofrece una sensación mayor. De esta manera, todo es tanto materia como espíritu, y nos permite encontrar un trocito de cielo en cada objeto aquí en la Tierra.
Esta sensualidad exaltada es como un sexto sentido, un sentido de mayor belleza que es innato a la naturaleza Tauro que vive en todos nosotros. No te dejes engañar por la forma vulgar de considerar al toro, ya que normalmente no se considera refinados a los bovinos. El Toro Tauro es muchísimo más que una nariz pegada al suelo. Este signo es uno de los más tiernos, románticos y sensuales del zodiaco. Aunque famoso por su perseverancia y paciente trabajo, los mayores dones del Toro están en su capacidad para mirar hacia arriba y disfrutar de su entorno.
Es esencial, por lo tanto, que el Toro que hay en ti adopte su tendencia hacia un ideal superior y a expresar quién es en toda su gloria inclinada a lo material y amante de lo sensual. Necesita hablar de los méritos palpables de un objeto a la vez que también la embelesa su gran atractivo. Debe proponer lo práctico y también favorecer el juego. Si esta parte de tu naturaleza no aprecia la amplitud de la experiencia que da cada sentido, estará constreñida tu expresión de ti, pues tu Toro está refrenado. No se encontrará esa parte tuya que está aquí para vagar encantada, o estará encerrada artificialmente por miedo a perder terreno. Cierto que el Toro es un animal naturalmente apegado al suelo, pero incluso este bovino puede exagerar en eso.
Manifestaciones físicas de una energía Tauro inmovilizada podrían ser:
Las raíces profundas del Toro son esenciales para su seguridad, que es una necesidad muy intensa. Pero si confunde la seguridad con los placeres de la sensualidad, se encontrará en una búsqueda perpetua e inútil. Irá acumulando posesión tras posesión, como si fueran piedras para cimentar su estabilidad. Ya sea que tenga muchos zapatos o compre un reloj tras otro, nuestro Toro interior podría depender de una entrada infinita de bienes para sentir su conexión con el suelo. Pero sin la adecuada conexión finalmente ganarán la ansiedad y el miedo subyacentes, relacionados con la falta de seguridad.
Entre las manifestaciones físicas de una energía Tauro deseosa, tenemos:
¿Cuán expresivo es tu cuello? Ya sea que lo sientas rígido o deseoso, o en algún punto intermedio, la clave es escuchar a tu cuerpo y darle lo que necesita. Para estirarlo si está rígido o fortalecerlo si está débil, despierta a tu Tauro interior con las preguntas y los ejercicios siguientes.
Tu cuerpo y las estrellas
Las preguntas y los ejercicios siguientes te servirán de guía personal para incorporar las estrellas de Tauro. Úsala para trascender lo material exaltando lo sensual.
Preguntas
Ejercicios
Fortalecimiento isométrico del cuello: Para cimiento físico fuerte
Atiende a tus necesidades físicas; cultiva raíces fuertes para que pueda crecer el resto de ti. Hasta el girasol más alto tiene su cimiento enterrado hondo en la tierra. El siguiente ejercicio isométrico fortalece el cuello mediante toda la gama de movimientos, para dar más respaldo a los sentidos, que están en la cabeza, y a tu capacidad para expresarlos.




Esta serie de ejercicios fortalece el cuello mediante la resistencia de las manos. Por lo tanto puedes ejercer la resistencia que quieras, mucha o poca. Cuanto más contrarrestas el movimiento de la cabeza con la presión de las manos menor será el movimiento de la cabeza y del cuello. Sea cual sea el grado de resistencia que elijas, no olvides mantener los hombros bajos, relajados, no levantados hasta las orejas.
Círculos con la cabeza y el cuello: Para abrirla a más sensaciones
Existe todo un mundo a tu alrededor, y un cuello flexible sirve para percibirlo y apreciar lo que percibes. Mueve el cuello en toda su gama de movimientos de forma que la cabeza vea, saboree, toque, huela y oiga más que antes. Y prepárate para comunicar acerca de todo lo que ingieres. Un cuello abierto es también más capaz de expresarse.
Cuando ya te resulte fácil y cómodo hacer los círculos, cierra los ojos para concentrarte más en el ejercicio. Como beneficio extra, añade respiraciones; cuando llevas la cabeza hacia atrás haz una profunda inspiración, y cuando la llevas hacia delante, espira lentamente.
Mantra: Para una expresión más plena
Aprende un nuevo modo de expresar tu voz entonando mantras. Entonar mantras es una antiquísima técnica en que se emplean sonidos primordiales para expresar significados sagrados. Por ejemplo, el mantra jam invoca las cualidades del centro energético conectado con el cuello (chakra vishuddha). Repitiendo el sonido sintonizas con la energía y las lecciones del cuello. Aunque los mantras son conocidos por sus raíces hindúes, también se encuentran en el budismo y las religiones sij y jainista. Y el concepto de himnos y cánticos se encuentra en círculos más amplios, entre ellos la cultura judeocristiana, en expresiones como «En el principio era la Palabra» y «Amén». En el antiguo Egipto a Tauro se le llamaba «el intérprete de la voz divina». Practica el siguiente mantra para expresar la tuya.
Para un mayor efecto, practica el mantra cada día durante al menos cuarenta días. A medida que aumente tu percepción del sonido y su ritmo, tu meditación podría progresar de forma que lo entones más suave. Finalmente, cuando estés familiarizada/o con el sonido y su vibración, podrías entonarlo en silencio, para tus adentros.
Caminata por la naturaleza: Para trascender lo material
El Toro ha nacido para apreciar la munificencia de la Tierra. Disfruta de tu naturaleza terrenal con una caminata al aire libre por el lugar qué más te inspire, ya sea un parque, una colina o la orilla de un arroyo. Camina ocupando todos tus sentidos, sintonizando con el entorno: huele el aire, oye a los pájaros, ve los rayos del sol y siente su calor sobre la piel. Entonces da un paso más y aplica el sexto sentido de Tauro para apreciar más belleza. Por ejemplo, ¿qué otras sensaciones te evoca el sol aparte de su calor? ¿Recuerdos de la infancia? ¿Felicidad? ¿Relajación? Fíjate en qué sensaciones experimentas durante la caminata que no sentías antes de comenzar. Con la práctica puedes hacer tuya esta capacidad para sintonizar con tus sentidos. Después de unas cuantas caminatas así enfocadas, notarás que conoces cada vez mejor no sólo tus sentidos básicos sino también las cosas magníficas a las que llevan.
Beneficio extra: Mientras caminas usa el cuello para expresarte, silbando o tarareando una melodía. La cantante Ella Fitzgerald, Tauro, dijo una vez: «No quiero equivocarme al decir algo, lo que siempre me pasa. Creo que lo hago mejor cuando canto».4
Adornar el cuello: Para realzar la expresión
Lo que llamamos escote en la mujer es esa parte del cuerpo que comprende el cuello, los hombros y la parte superior del pecho y de la espalda. Y aunque es simplemente una parte del cuerpo, lo que dice, por la forma de estar adornado, es muchísimo más. Ya sea un escote muy pronunciado enseñando parte de la hendidura entre los pechos, de la época barroca, o con todo cubierto por un cuello alto de la época victoriana, lo que hace la mujer con su escote puede servir a modo de afirmación tanto de la estética de la moda como de normas sociales. Lo mismo vale para los hombres. Llevar corbata puede ser apropiado en un lugar u ocasión o no apropiado en otros, y en los dos casos dice más acerca del hombre que la lleva o no que lo que éste podría sospechar.
Considera lo que dice de ti tu escote:
Durante una semana presta especial atención a cómo cubres o descubres el cuello y el escote cada día. Prueba distinta ropa y ve cómo llevar (o no llevar) algo diferente cambia sutilmente tu tipo y grado de expresión. Sin duda el gallinero tendrá sus opiniones. Escucha las opiniones, pero en último término decide tú cómo se expresa mejor tu cuello y escote.
Detente a oler las rosas: Para exaltar lo sensual
Se requiere práctica para apreciar las cosas más finas de la vida, y no hay mejor momento que el presente para comenzar. Ésta es una manera de hacerlo:
Esta práctica no debe realizarla nadie que tenga alergia a las flores.
Resumen
4. Jim Moret, «Ella Fitzgerald dies at age 78», CNN Web Archive, 15 de junio de 1996, http://web.archive.org/web/20061129231320://www.cnn.com /SHOWBIZ/9606/15/fitzgerald.obit/index.html.