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La cabeza del Carnero

El zodiaco es un ciclo que comienza en Aries y termina en Piscis, para volver a comenzar. Por ser el primer signo del ciclo, Aries destaca lo individual. Representa el nacimiento metafísico en el mundo, haciendo la presentación de la persona, quién es y qué ha venido a hacer en el mundo. Es nuestro sentido del ser, del yo. Así pues, es un reconocimiento de que poseemos nuestro cuerpo, deseos y necesidades únicos. Aunque somos producto del entorno, nos diferenciamos de él, y Aries nos concentra en afirmar nuestra individualidad, ayudándonos a sintonizar con nuestro verdadero yo y hacernos valer conscientemente en nuestro entorno.

El cuerpo: la cabeza

Cabezota es un adjetivo muy aplicable a Aries, y no en menor medida debido a que la cabeza es la zona corporal relacionada con el signo. Pues sí, la cabeza Aries es fuerte. En realidad, la cabeza de toda persona es fuerte, pues debe proteger su contenido, vale decir, el cerebro, que es el centro de mando del cuerpo. La estructura ósea de la cabeza es el cráneo, que es un conjunto de 22 huesos. Pero pálpate la parte superior de la cabeza y notarás que parece ser un solo hueso; esto se debe a que estos huesos están fusionados por articulaciones no móviles llamadas suturas, y por eso el cráneo parece un todo sólido y funciona como tal.

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Para el parto, es necesario no sólo que la cabeza del bebé sea flexible sino que también lo sea la pelvis de la madre. Para hacer posible la forma de caminar del ser humano, sobre los dos pies, es necesario que la pelvis sea estable y estrecha; pero durante el parto, ciertas hormonas, entre ellas la relaxina, aflojan los ligamentos para que se ensanche la pelvis.

¿Para qué, entonces, tantos huesos, cuando lo que se necesita es uno solo fuerte? Porque varios huesos flotantes son más flexibles que uno solo sólido. Esta flexibilidad permite que la cabeza relativamente grande de un bebé pase por un canal del parto relativamente estrecho; y una vez que el bebé ha entrado en el mundo, esta flexibilidad también permite que su cerebro crezca. Si tocas la parte superior de la cabeza de un bebé notarás los huesos flotantes en la zona llamada fontanela anterior, espacio membranoso entre los huesos frontal y parietal, que tardan casi dos años en fusionarse y formar una sutura.

Ahí lo tienes: la primera parte del cuerpo que entra en el mundo es la cabeza, y ésta está, literal y figuradamente, abierta. El Aries que vive en cada uno de nosotros, debe, por lo tanto, mantener despejada la cabeza para ser consciente de todo lo que podríamos experimentar para poder elegir nuestras aventuras. Si no, podríamos quedar atrapados en una vida que no es la que nos habríamos forjado, y esto presenta un problema para la energía Aries, que existe para forjar su propio camino.

En el apéndice C encontrarás la estructura ósea de la cabeza.

Afortunadamente, la cabeza se apoya sobre una de las zonas más móviles del cuerpo, el cuello. La movilidad del cuello permite girar la cabeza de lado a lado y hacerla rotar en un ángulo de casi 180º. Gracias a esto los órganos de los sentidos pueden apreciar muchísimo del entorno. Además de piel, en la cabeza tenemos los ojos, la nariz y la boca, y son las impresiones que éstos reciben (junto con su procesamiento por el cerebro) las que nos informan de la realidad. Dan la información externa que usa la mente para modelar la interna, y viceversa. Por ejemplo, sin haber visto u oído hablar de un gimnasio no sabrías que existe. Pero una vez que sabes que existe puedes incorporarlo a tu programa normal de salud. Esto es la clave, entonces, para que nuestra naturaleza Aries sintonice todo lo posible con nuestro entorno, de modo que podamos elegir los elementos que mejor funcionan para nosotros.

¿Cuánto captas de tu entorno? Prueba esto para descubrirlo:

  1. Lévántate y ve a dar una vuelta de un minuto por tu entorno. Hazlo como lo haces normalmente, mirando esto o aquello como siempre. No sigas leyendo hasta que vuelvas.
  2. Cuando vuelvas, escribe diez cosas que has visto.
  3. Haz revisión de tu manera de interactuar con tu entorno: ¿Qué viste? ¿Miraste de forma que en tu campo de visión entraran el cielo raso, el suelo y las paredes, o limitaste tu experiencia a lo que tenías delante?
  4. Ahora ve a dar otra vuelta, procurando ver más, de modo activo y pleno.
  5. Cuando vuelvas escribe cinco cosas que no habías visto antes. ¿Qué elementos notaste que no notaste antes? ¿Qué te exigió eso?

Muchas personas al caminar mantienen la cabeza orientada en una dirección fija, mirando hacia delante (o el teléfono), indiferentes a todo lo que les ofrece el entorno. Mirando solamente al suelo, o escuchando solamente su diálogo interior, no ven la hierba, las personas, el cielo. Los sentidos fijos en una sola dirección sólo reciben una pequeña parte de información. Y sin embargo, desde el punto de vista evolutivo, los sentidos existen por un motivo, para recibir muchísima información del entorno, para que podamos decidir cómo reaccionar, si es que hay que hacerlo. En otras palabras, si no te das cuenta de que hay un león detrás de ti, es clara la posibilidad de que te coma. Así pues, la cabeza, con sus órganos sensoriales y el cerebro que contiene, nos permite estar conscientes.

Las estrellas: Aries

Hazte valer con percepción activa

¿Has oído el dicho: «Como haces una cosa lo haces todo»? Si no, tómate un momento para pensarlo. ¿Cómo caminas por la calle, de modo decidido o como si fueras vagando sin rumbo? Cuando hablas con personas amigas, ¿cómo acabas las frases, con tono de convicción o de pregunta? Tu forma de caminar, de hablar u otras formas como eliges actuar durante el día son ejemplos de cómo te afirmas o haces valer tu presencia en esta Tierra.

No nos andemos con rodeos, Aries está aquí para hacerse valer, clara y decididamente. Está aquí para declarar su presencia al mundo con un decidido «¡Existo!» y una voluntad para sobrevivir que se refleja en la estación de su nacimiento, la primavera (en el hemisferio Norte). Como la semilla de primavera que sabe que finalmente crecerá y será un árbol, todo Carnero es un pionero, que se abre paso con decisión para avanzar hacia delante y arriba. La energía Aries siempre va dirigida hacia delante. Imagínate al animal cuyo nombre lleva el signo solar, el carnero; con sus largos cuernos, no es fácil disuadirlo; tampoco es fácil disuadir al espíritu Aries. Este espíritu es un formidable compromiso con el verdadero ser y con su finalidad, y al diablo el deber y las expectativas. Y justamente debido a este compromiso brilla el verdadero poder. No se trata del poder que define la sociedad en general, sino el poderoso combustible de un fuego que mora en tu interior, muy al fondo, una fuerza que existe para hacer valer la persona que eres y lo que has venido a hacer.

Vivimos en una sociedad de costumbres y normas, de opiniones y expectativas que viven en los planos consciente y subconsciente y que, en mayor o menor medida, influyen en todos. Por ejemplo, cuando la mente te dice que entres en una cierta universidad para seguir una profesión, con el fin de ganar cierta cantidad de dinero y triunfar, ¿cuánto de ese plan es realmente tuyo? Es una pregunta difícil de contestar, porque la interacción individuo-colectividad nos impregna toda la vida y las decisiones. Pero es posible que esta influencia sea mayor o menor, y en este aspecto Aries va por el lado de la menor influencia, por el lado de arreglárselas y manejarse en la sociedad, y es posible incluso que la desprecie del todo.

Esta concentración en sí mismo es necesaria para el signo zodiacal cargado de autonomía definitoria o, dicho de modo más sucinto, el Yo; es necesaria para el signo relacionado con nuestros pensamientos, mentes, cabezas. Pero no confundamos un énfasis en el yo con la arrogancia. ¿Pueden estar conectados? Por supuesto; pero no tienen por qué estarlo. El yo puede vivir en su estado más simple: el reconocimiento de que la persona es un individuo, diferente de los demás en una multitud. Y esto significa que cuando miramos el entorno y oímos lo que dicen los demás no perdemos de vista quiénes somos ni lo que deseamos. Tomemos, por ejemplo, al líder de los derechos civiles Booker T. Washington, que era Aries. Nació esclavo, y después de la abolición de la esclavitud se las arregló para entrar a estudiar en un instituto, en una época en que todos le decían que eso era imposible y que no era su lugar. Pero estaba tan consagrado a ser lo mejor que podía ser que no sólo consiguió terminar sus estudios sino que, finalmente, se convirtió en líder y primer director del Tuskegee Institute (universidad privada, tradicionalmente dirigida a la comunidad negra) y, además, en consejero de los presidentes Theodore Roosevelt y William Howard Taft, con lo que fue uno de los primeros líderes políticos negros del país. Su sistema de autorrealización se reflejaba en sus creencias cuando abogaba por el progreso mediante educación y trabajo, no con protestas en contra de las leyes de segregación, como era la norma en ese tiempo. Sus propuestas provocaban controversias, pero él se mantuvo firme y, en consecuencia, logró conseguir financiación para construir escuelas rurales y asociaciones de comerciantes o trabajo para los afroestadounidenses, cosas que antes no existían.

Así pues, Washington es un Aries modelo, y modelo para cualquiera que desee incorporar las fuerzas de Aries, concentrándose en su yo y en lo que desea. Conocía sus necesidades y para satisfacerlas luchó contra todas las desventajas. El psicólogo del desarrollo Abraham Maslow dice: «Lo que un hombre puede ser, debe serlo. Debe ser fiel a su naturaleza; esta necesidad podríamos llamarla autorrealización […]. A esta necesidad podríamos llamarla deseo de ser cada vez más de lo que es la idiosincracia de la persona, ser todo lo que se es capaz de ser».2

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En 1943 Abraham Maslow proponía su jerarquía de necesidades en un artículo. Actualmente esta jerarquía se presenta en forma gráfica en la famosa pirámide de necesidades básicas: de abajo arriba, fisiológicas, seguridad, pertenencia a una comunidad y cariño, estima y autorrealización. Un añadido posterior, y controvertido, es autotrascendencia.

Es decir, estamos aquí para autorrealizarnos, para definir y hacer valer nuestro camino; y esto sea cual sea ese camino, mientras sea el nuestro. Cuando decimos lo que pensamos, es la naturaleza de Aries la que encarnamos. La propia naturaleza no puede ni debe ser limitada por las perspectivas de los demás, aun cuando con ello arriesguemos la desaprobación de padres y compañeros. ¿Debemos escuchar las perspectivas de los demás? Claro que sí, pero para usarlas como información, como datos que representan aspectos diferentes de lo que nos ofrece el mundo. Con tantos aspectos, cuanto más conscientes de ellos seamos, tanto mejor. Recuerda que Aries, del comienzo del ciclo zodiacal, es el recién nacido metafísico. Y tal como un recién nacido, nuestra naturaleza Aries atiende a los aspectos de nuestro entorno que nos llaman y dirigen la atención de la conciencia, aunque con la capa del pensamiento racional desplegada sobre la reacción instintiva.

¿De cuánto de tu entorno tienes conciencia, te percatas o conoces? Esta forma de conocimiento es la percepción consciente del mundo que nos rodea, desde lo que se ve (una tienda, por ejemplo) a lo que no se ve (una emoción, como la ira). Es un estado de percepción que existe de forma activa y pasiva. Llamaríamos percepción pasiva a la recepción de ex­periencias sensoriales, sin intentarlo, sin desearlo e incluso sin darnos cuenta de que las recibimos. Por ejemplo, con la visión periférica vemos, fuera del campo de la visión central, en un ángulo de 100º por cada lado, 60º por el medio, 60º por arriba y 75º por abajo; esto significa que cuando vas por la calle mirando tu móvil, los escaparates de las tiendas entran en tu visión periférica aunque no los mires. Percepción activa, en cambio, es una mirada o atención intencional, por ejemplo, cuando vas por la calle y miras los escaparates de las tiendas que te interesan. Es importante cultivar esta atención intencionada, porque cuantos más caminos percibe Aries, más capaz es de elegir el que le conviene, aquel que afirma mejor sus pensamientos e intereses.

Dicho esto, si bien la energía Aries sintoniza más con lo que su entorno puede hacer por él, es necesario que tenga un ojo puesto en el efecto que causa él en su entorno. Si no, podría extraviarse en las maquinaciones de su mente, sus deseos y necesidades, y olvidar los de los demás. Éste es un peligro de dejarse llevar exclusivamente por la naturaleza Aries: al intentar ser más independientes corremos el riesgo de estar demasiado en nuestras cabezas, absortos en nosotros mismos.

La mejor historia de advertencia contra esto es la de un Aries cuyo afán por afirmar su individualidad a toda costa lleva a una enorme destrucción de su entorno; es la historia de Jasón y la búsqueda del vellocino de oro, mito griego relacionado con la constelación Aries. Jasón, joven valiente y seguro de sí mismo, sale del anonimato para hacerse valer como el rey legítimo de un reino cuyo trono le habían robado a su padre. Para abreviar, pues es una historia larguísima, se le da la oportunidad de recuperar el trono a cambio de traer el vellocino de oro. Se creía que este vellocino especial era inalcanzable, pero Jasón, como buen Aries, acepta el reto. Reúne una tripulación de héroes en un barco llamado Argos y recupera el vellocino.

Eso sí, no consigue el éxito sin luchas y dificultades, que supera gracias a la ayuda de Medea, hechicera que, mediante una flecha de Eros, se enamora apasionadamente de él. Medea hace inmensos sacrificios para ayudarlo (uno de ellos, matar a su propio hermano) y finalmente abandona al resto de su familia para convertirse en su esposa. Jasón le promete que cuando regresen a Grecia la va a adorar por lo que ha hecho.

Pero cuando el héroe regresa a su país, lo ciegan las ambiciones de realeza. Repudia a Medea, minimiza el papel que tuvo en su éxito y decide casarse con otra mujer, una que aportará fama a su trono. Dolida, Medea aplica la hechicería para despojarlo de todo, e incluso mata a su novia o flamante esposa. Y así, por último, Jasón acaba furioso, solo y absolutamente incapaz de ver que fueron sus pensamientos y actos lo que lo llevaron a su desgracia. Suspiro. Si hubiera podido ver su situación tal como era, que no como deseaba que fuera, habría conseguido toda la gloria que le correspondía por derecho de nacimiento.

Si sólo vemos lo que queremos ver iremos por la vida con anteojeras, a trompicones. Las anteojeras son saludables instrumentos para disminuir las distracciones y mejorar el enfoque, pero sólo van bien si antes hemos tenido la ocasión de ver lo que hay arriba, abajo y detrás. Al reunir todo un espectro de información, nos aseguramos de que el camino elegido es el correcto e incorporamos un conocimiento del mundo que nos rodea.

Lecciones

La mente se forma argumentos de la información que recibe la cabeza. Por ejemplo, si leemos acerca de un nuevo plan dietético y le encontramos sentido intelectual, podríamos decidir que es una buena opción; entonces el argumento sobre alimentación sería: «Solamente como X, Y y Z». Si esto está en sintonía con nuestra verdad personal, pues entonces vamos a comer de acuerdo a lo que desea la mente y necesita el cuerpo. Pero si no está en sintonía, nos vamos a pasar el día comprando, pensando en y comiendo alimentos que sirven mejor al intelecto que a la forma física.

Ya centren la atención en los alimentos o en Foucault, las maquinaciones mentales pueden originarse en diversas fuentes: el yo, la familia, la sociedad, el colegio, y Aries está aquí para descifrar su pertinencia y autenticidad personales. Esto es egocentrismo en su mejor aspecto siempre que el yo de Aries surja de nuestra mayor verdad y reconozca que ésta es una entre muchas. Si logramos conseguir este precioso equilibrio, vamos a vivir eficazmente la lección zodiacal de Aries: definir y afirmar nuestra independencia en sinergia o coordinación con el entorno.

Pero si no logramos identificarnos ni encontramos la manera de congeniar con las personas que nos rodean, surge el lado oscuro de Aries. Nuestro Carnero interior se vuelve irritable, las cosas nunca resultan como se planearon y él le va a echar la culpa a los demás de lo que considera un fracaso. Negándose a poner en duda sus convicciones interiores, no entiende esa falta de logros externos. Ve algo malo en su entorno, y no ve los argumentos anticuados que pasan por su cabeza ni la necesidad de más percepción. Cuando ocurre esto, la energía del Carnero se siente frustrada. Él lo siente como si, por falta de ejecución externa, sus formidables ideas y planes tengan que continuar por fuerza en su cabeza. En la naturaleza, los carneros dan cabezazos a sus enemigos; en este caso, será el Carnero Aries que dé cabezazos, no sólo a los demás sino a sí mismo también. Siendo la zona corporal relacionada con Aries, la cabeza retiene su energía. La energía que no se puede liberar constructivamente se queda estancada dentro, y se manifiesta como ideas y sentimientos frustrados. Aumenta la tensión, y a medida que hay más energía bloqueada, Aries siente la cabeza más y más pesada, atiborrada.

Manifestaciones físicas de la energía Aries estancada o bloqueada podrían ser:

  • Dolor de cabeza
  • Migraña
  • Catarro
  • Infección de oídos
  • Rechinar de dientes o infección dental
  • Irritación de los senos nasales
  • Manchas en la cara
  • Congestión nasal o en la cabeza
  • Tensión o rigidez en la mandíbula

En cambio, si sabemos muy bien quiénes somos y lo que hemos venido a realizar aquí, nuestro Carnero es una fuerza formidable. No obstante, si no tiene una cierta humildad, podría explotar su energía para hacerse valer y pasar por encima de todos o de todo lo que considere que se interpone en su camino. Podría arremeter contra cualquiera que se atreva a oponerse, en último término se causaría más daño que bien. Y en lugar de hacer caso a los consejos que le den, continúa obstinadamente aferrado a sus ideas. Normalmente el fracaso no es una opción para nuestro lado Aries, pero en este caso se convierte en eso que suele llamarse profecía que lleva en sí su cumplimiento.

Entre las manifestaciones físicas de una naturaleza Aries explosiva tenemos:

  • Dolor de cabeza
  • Migraña
  • Catarro
  • Dolor de muelas, infección
  • Audición disminuida
  • Infección en los ojos
  • Manchas en la cara
  • Caída del cabello

¿De cuánto se percata tu cabeza? Ya sea que la sientas atiborrada, explosiva o en algún punto intermedio, la clave es escuchar a tu cuerpo y darle lo que necesita. Despierta a tu Aries interior con las preguntas y ejercicios siguientes.

Tu cuerpo y las estrellas

Lo siguiente te servirá a modo de guía personal para incorporar las estrellas de Aries. Úsala para hacerte valer con la percepción activa.

Preguntas

Ejercicios

Afirmación con la cabeza: Para una mejor afirmación personal

Conoce quién eres y manifiéstalo. Comienza con el movimiento de afirmación con la cabeza, de Pilates, que fortalece los músculos que rodean la cabeza para que se asiente bien sobre el cuello. Una cabeza bien puesta dice muchísimo del sentido de identidad. Se mantiene estable y bien apoyada, no bamboleándose como un muñeco tentetieso. Esta estabilidad da una firme convicción (una buena cabeza sobre los hombros, si quieres) que te sirve para luchar por lo que eres y por lo que has venido a hacer.

  1. Tiéndete de espaldas con las piernas flexionadas y las plantas bien apoyadas en el suelo, los brazos extendidos a los costados con las palmas hacia arriba.
  2. Encuentra una posición relajada para la cabeza, en posición paralela al cielo raso y que mantenga la curva natural del cuello.
  3. Haciendo una inspiración baja el mentón hacia el pecho. Siente este movimiento como un estiramiento del cuello, no como una compresión.
  4. Espira y vuelve la cabeza a su posición neutra.
  5. A la siguiente inspiración, mueve el mentón hacia arriba; la sensación también es de estiramiento del cuello.
  6. Espira y vuelve la cabeza a la posición relajada, neutra.
  7. Repite diez veces y termina con la cabeza en la posición inicial.

Los movimientos de la cabeza deben ser lentos y cortos, de forma que tanto en la flexión (mentón hacia abajo) como en la extensión (mentón hacia arriba) el cuello se sienta apoyado; y no olvides volver siempre a la posición neutra o relajada; ésta se aproxima a la posición en que mantienes la cabeza cuando estás de pie.

Flexión hacia delante, de pie: Para renovar el sentido del yo y del entorno

Cada día al caminar tenemos la perspectiva que nos da nuestra postura erguida; es la situación normal para el ser humano. Pero a veces es necesario tener una visión del mundo al revés. Necesitamos ver las mismas cosas de diferente manera, para crecer. Con esta flexión das una nueva perspectiva a lo que reciben tus sentidos.

  1. Colócate de pie en posición neutra, natural, con los pies separados a la distancia del ancho de las caderas, y los brazos extendidos a los costados. Conéctate con lo que sientes.
  2. Al espirar, baja lentamente la parte superior del cuerpo, comenzando por la cabeza, el cuello, la espalda, vértebra a vértebra, la cintura, hasta que quede flexionada la parte inferior de la espalda y las manos toquen el suelo. Si no llegan al suelo, colócalas delante de las piernas a modo de apoyo.
  3. Relájate en esa posición flexionada, sea cual sea el grado de flexión que hayas logrado. Procura que no haya ninguna tensión en la cabeza ni en el cuello. Puedes cerrar los ojos.
  4. Mueve varias veces la cabeza en gesto afirmativo. Luego de lado a lado en gesto negativo. Y vuelve a moverla en gesto de asentimiento.
  5. Continúa la flexión unos cuantos segundos más, de modo que la sangre fluya hacia la cabeza.
  6. Si has cerrado los ojos, ábrelos y mira alrededor desde esa perspectiva. Continúa así un momento para asimilar lo que ves.
  7. Al inspirar, vuelve lentamente a la posición erguida, enderezándote en el orden inverso, la parte inferior de la espalda, la cintura, vértebra por vértebra, cuello y cabeza.
  8. Ya en posición erguida, cierra los ojos y permance así un momento. Nota si hay diferencia en cómo te sientes ahora comparado a cómo te sentías antes de comenzar el ejercicio. Por ejemplo, ¿sientes hormigueo, notas más apertura, relajación?

Meditación sónica: Para la percepción activa del entorno

Pasa de las maquinaciones de la mente y entra en la percepción expandida. En el interior siempre tenemos una mayor percepción de nosotros mismos y del entorno; a veces sólo necesitamos acallar la mente para encontrarla. La meditación acalla la mente mediante un enfoque disciplinado. Algunos investigadores proponen la teoría de que en las sociedades primitivas, cazadoras-recolectoras, podrían haber descubierto el enfoque meditativo contemplando las llamas de sus fogatas. A lo largo de los siglos y de muchas sociedades, la meditación fue evolucionando hasta convertirse en una práctica más estructurada. Por ejemplo, en las escrituras hindúes (vedas) más antiguas, de hace unos cinco mil años, se han encontrado menciones a técnicas de meditación, y alrededor del año 500 a.C., Buda hizo de la meditación un principio esencial de su filosofía. Hay muchas formas de meditar y aún más puntos de enfoque. La siguiente meditación centra la atención en los sonidos del entorno inmediato; de este modo la mente pasa de sus historias y se dirige al entorno.

  1. Elige un lugar y una hora en que no vayas a tener interrupciones. Desconecta el teléfono y pon un temporizador o despertador para que te avise cuando hayan pasado los diez minutos para esta meditación.
  2. Siéntate en el suelo en una posición cómoda, sobre un cojín o bloque si es necesario, y con las piernas cruzadas. Si no te es posible cruzar las piernas, busca una posición más fácil, con la espalda erguida; si esto no es posible, siéntate en una silla. La mejor posición sentada es la que puedes mantener cómodamente durante los próximos diez minutos.
  3. Apoya las manos en el regazo con las palmas hacia arriba. Cierra suavemente los ojos.
  4. Concentra la mente en un sonido que oigas donde estás: del tráfico, de grillos, o del agua de un grifo abierto. Mantén la atención en el sonido simplemente escuchándolo.
  5. Cuando notes que te vaga la mente y estás pensando en otra cosa, al instante vuelve al acto de sintonizar con tu entorno y concentrarte en un sonido. Esto no lo consideres derrota ni fracaso, nos ocurre a la mayoría. La concentración requiere práctica periódica, y a eso se debe que la meditación se considere una práctica.
  6. Cuando suene el temporizador o despertador, continúa en la posición sentada con los ojos cerrados y permanece así un momento. Antes de continuar con las actividades del día, reflexiona sobre esta experiencia.

Si te amedrenta la idea de hacer diez minutos de meditación, siéntete libre para hacerla el tiempo que te parezca factible (por ejemplo, dos o cinco minutos). La parte más importante de cualquier meditación es sencillamente estar presente para hacerla. Con el tiempo irás aumentando naturalmente la duración de tu meditación.

Tetera neti:3 Para despejar la cabeza

Los yoguis han usado la tetera neti durante miles de años para hacerse el jala neti, o limpieza nasal. Es posible que estés más familiarizada/o con su equivalente moderno, la irrigación nasal. Ya sea entonces o ahora, la práctica es similar y consiste en hacer pasar una solución de agua con sal por las fosas nasales. Aunque es una práctica muy sencilla, es necesario un cierto valor para intentarlo. Pero los beneficios bien valen el esfuerzo pues se cree que, entre otras cosas, reduce los síntomas de alergia y sinusitis, descongestiona la nariz y mejora el olfato y el gusto. Comprueba cómo esta antiquísima práctica te despeja toda la cabeza. Y aunque no sientas pesada o atiborrada la cabeza, comprueba cómo siempre hay una oportunidad de hacerla más receptiva para percibir cosas que no percibías antes.

  1. Pon agua tibia en la tetera neti y añade no más de un cuarto de cucharadita de sal.
  2. Inclínate sobre el lavabo o fregadero y ladea la cabeza.
  3. Inserta el pico de la tetera en la fosa nasal que queda arriba de forma que te la tape de manera cómoda.
  4. Inspira con la boca abierta.
  5. Deja pasar lentamente el chorro de agua por esa fosa nasal para que salga por la otra fosa hasta caer en el lavabo. Usa la mitad de la solución.
  6. Sopla suavemente y varias veces con la nariz para despejar las fosas nasales. No te las aprietes.
  7. Con la otra mitad de la solución repite la operación por la otra fosa.
  8. Después de soplar para despejar las fosas, sécate la nariz con una toalla de tela o de papel.

Nota: Si eres principiante, deberás experimentar con esta técnica varias veces hasta encontrar la mejor posición. Es posible que te caiga agua en la garganta, y la sensación es similar a cuando entra agua por la nariz. Para minimizar la posibilidad de que ocurra esto, no hables ni te rías mientras lo haces. Aunque es probable que experimentes cierta molestia, por ser una sensación nueva, desconocida, si te resulta muy desagradable deja de hacerlo.

Mascarilla exfoliante: Para mostrar tu verdadero yo

Las células de la piel se regeneran cada veintisiete días más o menos, lo que significa que cada mes presentamos una nueva cara al mundo. A lo largo de los siglos se ha comprendido el valor de esta renovación y se ha practicado aplicándose mascarillas faciales. Por ejemplo, se dice que Cleopatra usaba una mascarilla de arcilla cogida del barro del mar Muerto, y las personas de la realeza de las dinastías chinas preparaban tónico para la cara con piedras preciosas molidas, por ejemplo, perlas y jade. Si no puedes procurarte piedras preciosas molidas, no desesperes: ingredientes sencillos, como la avena con miel, van muy bien. Esta mascarilla de avena elimina suavemente las células muertas, estimulando su renovación. Úsala para reflejar un renovado sentido del yo o cuando desees invocar uno.

  1. Compra avena machacada o harina de avena basta, no totalmente molida.
  2. Cuece una ración siguiendo las instrucciones que aparecen en el paquete.
  3. Déjala enfriar hasta que esté tibia.
  4. Lávate y sécate la cara como siempre. Aplícate una capa de esta avena por toda la cara y déjatela entre diez y quince minutos.
  5. Quítate la mascarilla con un paño y agua fría.

Beneficio extra: Puedes añadir miel a la avena hervida antes de dejarla enfriar, unas dos cucharaditas; esto la hará más humectante.

Ejercicio «Existo»: Para tener confianza en quién eres

El lema de Aries es «Existo». Y a veces hay que decirlo para creerlo. Emplea los tres adjetivos que te describen en tu esencia (tomados de las dos primeras preguntas de la pág. 20) o elige otros tres que desees invocar, para recordarte quién eres. Por ejemplo «Soy poderosa/o», «Soy guapa/o», «Soy inteligente». Sean cuales sean los adjetivos que elijas, dilos en voz alta para ti, mirándote en el espejo. Repítelos todas las veces que sea necesario para creerlos. Y luego entra en el mundo y muestra que lo eres.

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Una frase similar a «Existo» la acuñó el matemático y filósofo Aries René Descartes: «Pienso, luego existo». Dado su signo zodiacal es apropiado que esta central de energía mental usara el pensar para validar la existencia; claro que hay muchas alternativas, como «Siento, luego existo», «Respiro, luego existo», etcétera.

Resumen

La cabeza es la zona relacionada con Aries. Con los cinco sentidos (y el cerebro que los procesa) gobierna nuestra percepción del mundo y el sitio que ocupamos en él.


2. Abraham H. Maslow, Motivation and Personality, Harper & Row, Nueva York, 1970, segunda edición, pág. 46.

3. En inglés, neti pot es una tetera pequeña especial, de pico más largo que el normal. En Google aparecen muchas fotos, explicaciones y lugares donde comprarla, e incluso la forma de fabricarse una. (N. de la T.)