El proceso de elaboración de un elixir floral

 

 

HACE YA ALGUNOS AÑOS, José Salmerón, terapeuta y elaborador floral del sistema de esencias florales de Madrid y por aquel entonces compañero en la difusión de la terapia floral en España, me dijo más o menos lo siguiente: Es poco probable que quien lleve trabajando muchos años con esencias florales no termine abocándose a la elaboración. Aunque sea una sola vez, todos debiéramos intentarlo. Y en un arrojo de intuición me vaticinó alguna posible experiencia en ese campo. Y así fue.

Si bien no me dedico profesionalmente a elaborarlas, todos los intentos realizados me han dejado una inconfundible experiencia a milagro. Así es que este apartado es una invitación a todos los terapeutas florales a que lleven a cabo esta prodigiosa vivencia.

Para ello hay que contar con un material que es fácil de reunir y unas condiciones ambientales y personales que están a mano de cualquier persona sensible un día soleado de primavera o verano.

MÉTODOS

El material depende del método de elaboración. Hay tres formas básicas de elaborar:

1. MÉTODO SOLAR o solarización, que es el ideado por Bach, y al cual haremos referencia, por ser el más sencillo.

2. Por COCCIÓN1, también creado por Bach, y que consiste en hervir tallos, hojas y flores en un cazo con agua 1 hora aproximadamente. Esta decocción se deja enfriar y después se mezclará con el coñac en una proporción de 50/50%, resultando la tintura madre.

Suponemos que este método es más apropiado para los países que a lo largo de la primavera, momento de floración por excelencia, no disfrutan de días despejados con largas horas de caliente y luminoso sol. Tal es el caso de Inglaterra, cerca del 50 % de las esencias inglesas se elaboran con este método.2

3. UTILIZACIÓN DE CUARZOS/GEODAS.3 Se trata de un nuevo método utilizado por varios elaboradores en la actualidad, como, por ejemplo, Andreas Korte. Se dan más detalles de este sistema en el capítulo de las Orquídeas.

LOS MATERIALES NECESARIOS PARA EL MÉTODO DEL SOL

Un cazo de cristal transparente.

Agua mineral envasada o la de algún impoluto manantial cercano al sitio de elaboración.

Un frasco color topacio de 90 ml.

Un filtro de papel de los utilizados en homeopatía porque no han sido blanqueados con cloro.

Tijeras o dos cuarzos con los que poder cortar los tallos de las flores.

Coñac de excelente calidad.

LOS 11 PASOS A SEGUIR EN LA ELABORACIÓN

1. Preparación del material, especificado anteriormente. A ello podríamos agregar una cámara fotográfica, un cuaderno de apuntes y un bolígrafo; más una buena guía de flores del campo.

2. Elección del espacio verde. Una buena hora es al comenzar el día, con un cielo azul y despejado. Ayuda mucho el aire tranquilo y la luna creciente. Es conveniente que el lugar en el que tengamos la experiencia de elaboración esté protegido de contaminación eléctrica, humana, radiactiva, petroquímica. Cualquier lugar que reúna estas condiciones será apropiado. Pueden ser también aquellos considerados como sitios de poder: ermitas, pirámides, capillas (sin presencia de sepulturas alrededor), lugares con árboles centenarios, etcétera. De todas maneras, el sitio de poder es ese lugar en el que el elaborador se siente fuerte, vivo, tranquilo, alineado.

A tal sitio no nos lleva la cabeza, sino el corazón. Y una vez que sintamos que es ese rincón y no otro, damos las gracias y pedimos permiso y acogida a las fuerzas del lugar.

3. Selección de la planta. Podemos ir con una idea de qué variedad preparar, o es posible que prefiramos sorprendernos, es decir, ir sin nada estipulado. De cualquier modo, no somos nosotros quienes elegimos qué ejemplar elaborar, sino que somos elegidos por esa planta en particular. «Elegimos» no necesariamente la planta que más nos guste, sino la que más nos atraiga. El gusto es una apreciación estética, la atracción es visceral.

Una actitud que suelo sugerir es la de reflexionar, previo a la salida al campo, qué es lo que nos gustaría sanar de nosotros mismos. Y cuando ello surge, vestirse de esa necesidad; y «desde allí» salir y escuchar el llamado de la planta «del milagro». Por ejemplo, he aquí el testimonio de una participante, Ana Alicia, de 33 años, en un experiencia de elaboración la primavera de l998:

Se me hizo evidente en la meditación que quería sanar mi sentimiento de autoimportancia, así es que me llené de ese sentimiento y de la necesidad de moderarlo, objetivarlo un poquito más. Anduve durante más de dos horas por el campo y me encontré con flores hermosas: amapolas, lavandas, todas me llamaban. Pero cuando estaba delante de ellas volvía a regresar a la conciencia de mi necesidad de curar esa parte desmedida y exigente y sentía…, no sé cómo definirlo…, simplemente sentía que la presencia de estas flores era sublime pero que no eran para mi problema. Me colocaba delante de ellas y no me aliviaban ni me producían ningún cambio. Seguí andando, y di con unas flores amarillas pequeñísimas. Fue ponerme delante de ellas y empezar a llorar, un llanto profundo que me salía del vientre, sufrí como unas convulsiones y quejidos, fue un gran alivio, sentí una paz inmensa. En ese momento, oí los gritos de varias urracas, y todas salieron volando de un árbol que estaba a unos pocos metros; quise sentarme, y las piernas no me respondían. Volví a mirar las flores y recuperé la serenidad. Todo me indicó que eran ellas. Aun así seguí caminando, me encontré con otras flores, pero todas me remitían a esas pequeñas florecitas amarillas. Volví a encontrarme con más de esas pequeñas flores a lo largo del camino, pero a pesar de ser de la misma variedad no me producían la fuerte sensación de sus primeras compañeras. Así es que completamente decidida regresé por mi camino y preparé las primeras.

No obstante, hay algunas cuestiones «técnicas» a tener en cuenta a la hora de elaborar un elixir. Ellas son que la planta esté abundantemente florecida y que las flores que escojamos no estén maltratadas; una cierta belleza luminosa y numinosa son necesarias.

En el momento de hallarnos con nuestras flores, tienen lugar una serie de procesos cognitivos y metacognitivos que es complicado situar en orden sucesivo porque el ordenamiento que tienen es sincrónico. Simplemente diremos que algo impacta en el interior, una certeza única, que se siente en el vientre, el corazón o la garganta. ¡Es esa la planta! Puede haber un desborde emocional cálido y profundo, una suerte de reconocimiento mutuo. Es importante no esperar a que algo ocurra, solo hay que dejar que ello tenga lugar.

4. Consustanciación con la planta/flor. Cuando nos encontramos con las flores apropiadas aparece una necesidad de permanecer junto a nuestras flores, sentado, de pie, arrodillado. Uno sencillamente se queda advirtiendo esa relación especial y viendo cómo nos va modificando, permitimos que ello ocurra. Tiene lugar un «hacerse de lo mismo», una consustanciación. Este momento lo reconocemos porque nos sentimos inmediatamente «curados» de esa necesidad de la que nos vestimos antes de salir. Tiene lugar alguna comprensión importante. Acto seguido comenzamos la elaboración. Pero nos puede suceder que temamos cortar las flores, dañar la planta que tanta felicidad nos ha traído. Será imprescindible realizar algo que solo podemos definir como «pedirle permiso», «preguntarle qué flores cortamos», llegar a un acuerdo. Solo así vamos a estar en condiciones de pasar al próximo paso.

5. La preparación

Llenar el bol con agua.

Cortar delicadamente las flores —con las manos, tijeras, o dos cuarzos con bordes afilados— por debajo del bulbo, que quede un mínimo de tallo (no desperdigar pétalos).

Cubrir la superficie del agua con una capa de flores, no superponerlas.

No tocar las flores con las manos, cogerlas con una hojita.

Para retirar del agua alguna ramita o insecto, utilizar una rama de la misma planta.

Dos a cuatro horas al sol. Hasta que pierdan su luminosidad.

Evitar ensombrecer la preparación con nuestro cuerpo u otras plantas.

Es normal que el agua cambie de tono o surjan burbujas a lo largo de la solarización.

La ubicación del bol será lo más próxima a la planta o árbol del cual se retiraron las flores.

Una vez marchitas las flores, se retirarán con una ramita de la propia planta.

Introducir el filtro en el cuello del frasco de 90 ml y volcar el contenido del cazo de cristal.

El frasco de vidrio color ámbar en el cual se coloque esta solución deberá estar lleno hasta la mitad de coñac.

Agitar suavemente.

Lo que sobre de la preparación devolverlo a la tierra o a un manantial cercano.

ESTA ES LA TINTURA MADRE.

6. Captación intuitiva del ambiente exterior e interior. Mientras esperamos a que tenga lugar la solarización, que es el momento en el cual las propiedades terapéuticas y energéticas pasan al agua merced a la acción solar, acompañamos el proceso. Este momento es muy importante, sobre todo para quienes desean explorar un poco más acerca del elixir que están elaborando, especialmente si es una variedad no tenida en cuenta en la terapia floral.

Adoptando una actitud meditativa, receptiva, en la cual la conciencia racional objetiva hace un lugar a la conciencia subjetiva, no-racional, nos disponemos a captar las expresiones sincrónicas del momento. Todo lo que tenga lugar a lo largo de la elaboración es competencia del valor terapéutico de esa esencia. Importa en esas horas considerar los movimientos que provengan de nuestro interior —emociones y sentimientos, viejos recuerdos, imágenes, fantasías, percepciones extraordinarias—, como del exterior —sonidos, movimientos, animales, personas. A la hora de asignar un valor terapéutico a ese elixir, estas cuestiones podrán ser evaluadas.

Al respecto de la expresión sincrónica de un momento dado, Carl G. Jung afirma, en su Introducción al I Ching, El Libro de las Mutaciones:

… lo que interesa parece ser la configuración formada por los hechos casuales en el momento de la observación y de ninguna manera las razones hipotéticas que aparentemente justifican la coincidencia. En tanto que, cuidadosamente, la mente occidental tamiza, pesa, selecciona, clasifica y separa, la representación china del momento lo abarca todo, hasta el más minúsculo y absurdo detalle, porque todos los ingredientes componen el momento observado4.

Es decir, siempre habrá una identidad entre el momento observado y la esencia que estemos elaborando.

7. Observación detallada de la planta y su medio. También dedicaremos un tiempo a tomar nota de la signatura de la flor y su planta, de sus formas y dibujos, color, fragancia, porte, estilo de desarrollo. ¿Qué nos sugieren estas cosas? ¿Qué nos inspiran o recuerdan? ¿Qué evocan? ¿Qué es lo más obvio? ¿Es acartonada como la zinnia o vencida como la consuelda? ¿Crece arrogante como el girasol o es modesta como el botón de oro? Observaremos el suelo en el que se asienta, la forma de relacionarse con su entorno: ¿Es hospitalaria como el roble (Oak) que cobija animalitos e insectos?, o ¿es inhóspita como el haya que no permite habite más que su sombra bajo la copa? ¿Se agrupa en familias como las ortigas o crece solitaria como la violeta de agua?

Podemos escribir, grabar nuestras impresiones, dibujar o tomar fotos.

8. Recogida de información teórica proveniente de la botánica, la tradición —mitos y leyendas—, y usos terapéuticos. Bach era un profundo conocedor de la botánica oculta, su pertenencia a una orden masónica se hace evidente en la lectura de sus libros. En ellos alude constantemente a los ideales de la tradición hermética occidental. Es sabido que quien por aquel entonces pertenecía a estas órdenes debía prepararse en alquimia, astrología, cábala, numerología, botánica hermética. Así es que el poder terapeútico de sus elixires rezuma tradición. Por consiguiente, puede ser relevante investigar cuáles son los antecedentes que existen sobre la planta que nos ha ocupado en la elaboración en textos que hablen sobre aquellos aspectos míticos, históricos, populares, legendarios, terapéuticos.

La botánica convencional también aporta datos interesantes: su nombre en latín, el conocimiento de sus ciclos vitales, el tipo de reproducción, etcétera. Por ejemplo, el Roble se llama Quercus Robur. Robur en latín significa «fuerte». La esencia del Roble (Oak) del sistema de Bach es para personas que nunca se dejan vencer, pase lo que pase. El Brezo o Brecina es un arbusto bajo y rizado que crece invadiendo grandes extensiones, no permite que otras plantas vivan cerca de él. La esencia del Brezo (Heather), también del sistema de Bach, es para personas invasoras del espacio del otro.

9. La experimentación personal y con allegados. Si reunimos toda esta información —lo intuido, lo observado, lo experimentado personalmente, lo extraído de textos—, podemos realizar una primera aproximación al valor terapéutico de una esencia, una primera hipótesis. Más tarde podemos probarla personalmente y con nuestros seres queridos. Si este significado parece confirmarse, podemos aventurarnos a pedirle a un terapeuta floral que la explore con sus pacientes, o nosotros mismos si es que somos terapeutas.

10. Experimentación formal y registro de la observación clínica a nivel personal y en pacientes, si procede. Esta es la tarea que corresponde hacer a un terapeuta floral. Observar qué efectos opera la esencia elaborada sobre algunos pacientes que presenten el desequilibrio para el cual se sugiere. De su resultado se deducirá el valor terapéutico de la esencia.

11. Definición final de la aptitud terapéutica de la esencia. Es la especificación final que se realiza basándose en todo lo anterior y que puede matizarse con el paso del tiempo.

CONSIDERACIÓN FINAL

Lo que acabo de describir es el procedimiento que he utilizado personalmente para acercarme a una valoración terapéutica de un nuevo elixir. Por supuesto que existen otras modalidades. Veamos cómo Bach se acercaba a la evaluación de sus elixires.

¿CÓMO SE PERCATABA BACH DEL VALOR TERAPÉUTICO DE UNA ESENCIA?

Se detiene a escuchar su dolor interior y lo asocia a lo percibido en el entorno. Nora Weeks, su colaboradora y biógrafa, describe que cuando Bach halló el remedio del OLMO (Elm) estaba preocupado y abrumado por la extensión de su trabajo. Temía no poder completar su obra. Mientras sentía esto, en medio de un paseo por el campo, percibió que estaba rodeado de olmos en flor. Weeks cuenta cómo esto le devolvió la fuerza, la seguridad y la convicción para seguir hasta el final, a pesar de su salud quebrantada. Así es que asignó al Olmo el poder de renovar la aptitud para encajar la presión.

Sufre terribles dolencias físicas o psíquicas y sale al campo a encontrar la planta que lo curará. Esto fue lo que le ocurrió en marzo de l935 mientras sufría un miedo incontrolable y tan intensos dolores en los senos frontales y cabeza que temía enloquecer. Salió al campo hasta que dio con la CERACÍFERA (Cherry plum), tocó el árbol y se calmó. Más tarde preparó el elixir y se restableció de sus dolores. La totalidad de sus últimas 19 esencias las descubre en situación similar: agobiado por males y sufrimientos indescriptibles sale al campo y encuentra su salvación.

Ocupa su interior con el problema emocional de uno de sus pacientes y sale al campo para elaborar una esencia. Cuando descubre la Violeta de agua (W. Violet), estaba muy preocupado por el estado de salud de una mujer que poseía una personalidad similar a la que es caracterológica de este remedio. Se sentó a la orilla de un río y en ese momento descubrió a la solitaria Violeta de agua.

Una planta le evoca fuertemente a sí mismo. La Impatiens glandulifera, uno de los tres primeros remedios que elaboró, tiene unas vainas que cuando maduran estallan repentinamente mientras sus semillas se dispersan con gran rapidez. Por ese tiempo Bach se reconocía irritado e impaciente por dar con un sistema de curación y la metodología adecuada. La similitud entre esta planta y su estado emocional era evidente.

Descubre el valor terapéutico de una flor movido por la intuición de su urgente necesidad. Bach descubre el Heliantemo (Rock Rose), la flor para los estados desesperados que forma parte del Remedio de Rescate, pocas horas antes de accidentarse gravemente unos pescadores. Resultó ser la esencia apropiada para salvarlos.

Toca una hoja o roza la flor con sus labios y percibe su cualidad terapéutica.

Así era simplemente, esto es lo que hace de Bach un ser de excepción.

Después de acercarse al significado de sus esencias Bach proseguía investigándolas con sus pacientes y colaboradores, registrando toda la información posible, modificando, de ser necesario, sus apreciaciones originales.

PRIMERA DILUCIÓN PARA CONSUMO Y/O VENTA

La primera dilución es aquella que compramos en herbolarios o tiendas especializadas, en cajas o sueltas; algunos laboratorios las distribuyen también en farmacias. Vienen envasadas en un frasco gotero color ámbar de 10 ó 20 ml y contienen:

Brandy y 2 a 7 gotas de la tintura madre (que no se comercializa). Las cantidades de coñac y tintura madre varían de una a otra casa elaboradora.

Normalmente, se envasan a mano, se dinamizan o agitan suavemente. Se sellan con precinto de plástico secado a mano. La cantidad de gotas de tintura madre depende de cada elaborador. La etiqueta del frasco distribuido por el Centro Bach consigna: «Compuestos activos, 1/240 % de una infusión de agua de flores…». Es decir, 2 gotas de elixir madre. La FES de California (Katz/Kaminski) utilizan unas 4 gotas, mientras que Pegasus y Deva (Francia) utiliza 7 gotas.

SEGUNDA DILUCIÓN PARA EL PACIENTE

Es la modalidad de ingesta más usada y usualmente la más recomendada, es también la más económica. No hay acuerdo respecto a la dilución sugerida por Bach; es más, Bach nunca habló de una segunda dilución. Una de las más respetadas terapeutas florales de Francia y estudiosa de la obra de Bach, Dominique Guillet, afirma al respecto:

En efecto, el doctor Bach, desde 1932 a 1936, publica seis textos describiendo la evolución de sus investigaciones. Al final de cada texto le gustaba precisar en detalle la modalidad de la preparación de lo que él llamaba el «Stock bottle», expresión con la que él designaba a la tintura madre (lamentablemente este término se utiliza actualmente por parte de la totalidad de los elaboradores y distribuidores para designar a la primera dilución, aumentando la confusión). No cabe ninguna duda que Bach, al final de cada libro, SOLO HABLA DEL USO DE ALGUNAS GOTAS DEL ELIXIR MADRE para dinamizar una pequeña botella que servirá directamente para el tratamiento del enfermo. Es interesante señalar que, por aquella época, las farmacias vendían directamente del «Stock bottle», es decir, de los elixires madre, pues segun Nora Weeks, era el mismo Bach el que los proveía a las farmacias (los regalaba)5.

El elaborador francés P. Deroide, de acuerdo con su interpretación de los textos del médico galés, afirma que hay que tomar directamente la primera dilución; mientras que Santiago Rojas, también elaborador, asevera que Bach dejó la recomendación de utilizar de manera terapéutica la segunda dilución únicamente… El Centro Bach de Inglaterra propone que se realice una segunda dilución.

Frasco gotero 30 ml color topacio.

80 % agua mineral.

25 gotas de coñac o vinagre de manzana de primera calidad. Se puede prescindir de ambos si tenemos la precaución de guardar el preparado en lugar oscuro y fresco. En este caso no usar el contenido por más de 10 días en verano.

Dos a 7 gotas de la primera dilución de cada esencia escogida. Se sugiere que no sean más de seis el número de esencias a combinar en el frasco, aunque hay sistemas —si bien recuerdo, el español «Amrita»— que recomiendan combinar sin límite. Tampoco hay consenso respecto a la cantidad de gotas más apropiada. Este siempre es tema de controversia en los cursos. Soy partidaria de que cada uno incluya el número de gotas que le parezca conveniente.

Dinamizar suavemente —agitar— y entregar al interesado o paciente con nuestros mejores deseos.

Habitualmente, cada terapeuta compra los frascos a granel en casas especializadas, los esteriliza, hirviéndolos 10 minutos (frasco, pipeta de cristal, tetina de plástico y tapa); el coñac de primera calidad y el agua mineral. Más tarde preparará el compuesto que suele entregar gratuitamente al interesado después de cada consulta.

REMEDIOS FLORALES DINAMIZADOS HOMEOPÁTICAMENTE

Se trata de remedios florales que se dinamizan homeopáticamente, es decir, mediante repetidas diluciones y sucusiones hasta conseguir la potencia deseada. La primera vez que oí hablar de esta nueva forma de tratar con los remedios florales fue hace poco más de un año. Una nueva pequeña batalla económica había surgido entre un laboratorio que suministraba este tipo de preparación y otro que lo consideraba poco respetuoso con la obra de Bach y sin fundamento. Recuerdo que un distribuidor me llamó alarmado porque se debatía entre lo que querían sus clientes (los preparados homeopáticos) y su fidelidad al laboratorio más conservador. Le respondí que no tenía ni idea del efecto de esta nueva modalidad.

No hace mucho una respetable terapeuta floral argentina, Diana Schufer, me enviaba un libro que habla sobre este nuevo enfoque homeopático de las 38 esencias de Bach, admitiendo que su lectura le había resultado muy interesante. En él, la autora, Selma Vijnovsky, una profesional que proviene de una familia de tradición homeopática, advierte que:

Algunos terapeutas los desaconsejan porque dicen observar en los pacientes un empeoramiento emocional. (Pero que, según su vasta experiencia, tales empeoramientos emocionales y físicos son) «efecto de la exoneración y purificación previas a una sustancial mejoría y curación posteriores. Tal como sucede con frecuencia con la medicación hahnemanniana en los tratamientos homeopáticos»6. Remito a los interesados a este texto. (El texto entre paréntesis es de Susana Veilati).

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1 Para más datos, remitirse al libro de Philip Deroide, Elixires florales, Ibis, Barcelona, 1993.

2 Respecto a la elección de este método para elaborar la esencia de la Cherry Plum (Cerasífera), Nora Weeks, la colaboradora de Edward Bach y porterior guardiana de Mount Vernon, afirma en Los descubrimientos del Dr. Edward Bach:

«La planta era ruda y leñosa, y como el sol a comienzos de primavera no tiene mucha fuerza, decidió hervir las ramitas florecidas en agua sobre fuego. Los dejó hervir a fuego lento durante una hora, y una vez frío, coló el liquido y tomó unas gotas de remedio».

3 Método por transferencia energética.

4 I Ching, El libro de las Mutaciones, versión de Richard Wilhelm, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1985.

5 Este texto lo extraje de una traducción efectuada en Argentina que una amable terapeuta floral sudamericana me hizo llegar. No tengo forma de averiguar, antes de la edición del presente libro, el nombre del texto original en francés escrito en Autrans en 1989.

6 Selma Vijnovsky, Un paso más. Hacia el enfoque homeopático de las flores de Bach, unpasomas@ hotmail.com.