CAPÍTULO 1

CALENTAMIENTO GLOBAL Y CAMBIO CLIMÁTICO EN EL PLANETA AZUL

1. EL CALENTAMIENTO GLOBAL

En principio, el mecanismo del fenómeno que nos ocupa es bien simple y queda sintetizado en la explicación de la figura 1: generándose el calentamiento global, con un efecto similar para el planeta al que se observa en un invernadero de plantas, que se calienta para lograr un crecimiento vegetal más rápido, si bien en el caso del planeta, globalmente hablando, el alza térmica tiene consecuencias definitivamente muy negativas1.

El efecto invernadero es un fenómeno sencillo de explicar: más o menos un tercio de la energía que el Sol vierte en la Tierra vuelve directamente al espacio en tanto que, de la energía solar absorbida por la tierra y los océanos, una porción significativa se devuelve al aire en forma de radiación infrarroja, que es absorbida por los GEI que contiene la atmósfera, lo que libera infrarrojos que se difunden hacía arriba, hacia los lados y hacia abajo, a la superficie de la Tierra. Ése es el rebote de energía que se conoce como efecto invernadero, esencial para la vida en la Tierra, pues sin ella, la temperatura media en el ecuador sería de -10°C2. Y en toda esa dinámica, el gas de efecto invernadero más importante es el vapor de agua, pudiendo decirse que si no hubiera ese vapor de agua, el efecto invernadero sería sólo alrededor un tercio de lo que es.

En otras palabras, nuestro planeta recibe el calor del sol y como todo cuerpo caliente también emite calor, de modo que parte de este calor es retenido por la atmósfera, sumándose durante el día a la radiación solar, para compensar parcialmente durante la noche el enfriamiento de la superficie.

Del efecto invernadero ya se ocupó Svante Ahrrenius en 18963, quien hizo algunos cálculos y, viviendo en un clima tan frío como Suecia, explicó cómo la quema de combustibles fósiles podrían intensificarse y ser buena cosa para su propio país, uno de los más fríos de Europa. Pero las cosas se complicaron con el tiempo al intensificarse las emisiones de GEI.

Figura 1. Efecto invernadero. La irradiación electromagnética que recibe la Tierra atraviesa la atmósfera e interacciona con la corteza terrestre, como consecuencia de esta interacción, aumenta la radiación de longitud de onda más larga, una parte de la cual resulta retenida por los gases de efecto invernadero (GEI: CO2 y demás) en la atmósfera, contribuyendo así al aumento de temperatura que experimenta el planeta. Se trata de un efecto natural y conveniente que caldea el ambiente en que vivimos (si no, estaríamos muy por debajo de cero grados). Pero el aumento excesivo de la temperatura genera toda clase de inconveniencias como se verá más adelante.

El clima cambiante

El clima de la Tierra no ha sido uniforme a lo largo de su prolongada vida de unos 4.500 años: siempre ha habido cambios espontáneos importantes, pudiendo apreciarse que en el siglo XVII —y antes y después— se vivió una pequeña Edad de Hielo en que hubieron de soportarse las temperaturas más bajas registradas en el milenio, lo que ocasionó una crisis generalizada: malas cosechas, hambre, epidemias, crecimiento de la mortalidad, etc. Las causas de ese enfriamiento fueron varias: disminución de la radiación solar (según se dice por el menor número de manchas solares), mayor frecuencia del fenómeno climatológico conocido después como El Niño4, intensificación de la actividad volcánica, etc. A todo eso se ha referido el historiador inglés Geoffrey Parker con abundancia de datos, algunos impresionantes, como las heladas del Ebro en España, e incluso del Bósforo, en el invierno de 1620-1621, que permitió pasar entre Asia y Europa simplemente caminando5.

Por entonces, los glaciares en el hemisferio Norte avanzaron considerablemente y las temperaturas fueron bajando, en una tendencia que tal vez podría haber seguido, de no haber sido por la revolución industrial, que cambió el panorama: esa fue la conclusión principal de un estudio internacional de más de 600 científicos publicado en la revista Nature Geoscience por el grupo de trabajo Ocean 2k de Past Global Changes6.

La identificación del fenómeno

Será interesante referirse a cómo verificar los cambios climáticos. En ese sentido, y como dice Richard Alley, geólogo estadounidense, considerado uno de los principales investigadores mundiales del tema:

La historia del cambio climático está registrada en cada capa de hielo. Estamos lidiando con algo que cambia muy lentamente, por eso es necesario intentar comprender el pasado y comprobar cuál es el modelo del que podemos aprender, para ver si coincide con lo que vemos en la hora presente. Todo ello nos lleva a buscar [en los hielos polares y en los glaciares de montaña] los datos del clima, averiguar qué provocó los cambios, qué sucedió con los gases de efecto invernadero, la temperatura del sol, cuántos volcanes entraron en erupción, cuáles eran los cambios en los océanos… Las capas de hielo son, en muchos sentidos, el mejor archivo del clima…

Nuestro sistema [energético] actual depende en un 85 por 100 de los combustibles fósiles [carbón, petróleo y gas natural]. Obtenemos tanto de ellas que es difícil hacerse a la idea de que hay que dejarlas atrás. No me sorprende que algunos hayan puesto en duda la efectividad de los recortes de emisiones. Pero la ciencia lo dice muy claramente: si empezamos a trabajar en un nuevo sistema, podemos hacer el cambio lentamente. Cuanto más retrasemos nuestra respuesta, más nos va a costar en términos económicos y medioambientales. De seguir así las cosas, a finales de siglo, va a ser muy difícil vivir sin aire acondicionado y cultivar en las zonas calurosas. En la actualidad ya hay partes del mundo en las que las temperaturas han subido tanto que perjudican los cultivos 7.

El calentamiento global, ha quedado fuera de toda duda, está in crescendo desde los tiempos de la Revolución Industrial y su efecto acumulativo no tiene clara ni pronta corrección a la vista, aparte de que, en el debate en curso, aún son muchos los escépticos sobre si el calentamiento que nos preocupa es antrópico por su origen. Como igualmente han de mencionarse las diatribas sobre si las emisiones de GEI son tan nocivas, desde el punto y hora en que el CO2 se considera por muchos (los primeros, los agricultores) como gas de vida, por su trascendencia, ya puesta de relieve, en la nutrición de los vegetales.

Los gases de efecto invernadero (GEI)

En cualquier caso, el CO2 es el segundo GEI más importante —después del vapor de agua—, seguido por el metano, el óxido nitroso y los clorofluorocarburos (CFC), sustancias químicas, estas últimas, contra cuya acumulación en la atmósfera se tomaron medidas entre los años 1980 y 1990 (Protocolo de Montreal), para evitar sus perniciosas consecuencias sobre la capa de ozono. El cuadro 2 de equivalencias entre los distintos GEI permite comprobar que, tonelada a tonelada, el metano es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono, pero se descompone rápidamente. En cambio, el CO2, que alcanza su máximo efecto de calentamiento unos diez años después de ser liberado, es tan estable que incluso 1.000 años después haberse emitido, sus niveles atmosféricos seguirán siendo sustancialmente más altos de lo normal.

Hubo que esperar a 1959 para que el científico estadounidense Charles Keeling empleara un método de medir la concentración de CO2 en la atmósfera de forma continuada en la proximidad del volcán Mauna Loa, en Hawái. Más concretamente, en 1959, según Keeling, la concentración de CO2 en la atmósfera era de 316 partes por millón, para subir en 1970 a 325, y en 1990 alcanzar la concentración de 354 ppm. En 2015 se llegó a 400 ppm y de ese modo el CO2, gas de vida, debido a su excesiva abundancia ha pasado a representar un peligro total para el planeta azul.

Las mediciones realizadas por Keeling confirmaron que la cantidad de CO2 y otros gases acumulados en la atmósfera la temperatura iba en aumento, configurándose de tal modo lo que pasó a llamarse curva de Keeling. En palabras de Charles F. Kennel, director del Instituto

Oceanográfico Scripps, la entidad en que Keeling trabajó durante casi medio siglo8:

NOMBRE DEL GAS

CONCENTRACIÓN

PREINDUSTRIAL (PPMV*)

CONCENTRACIÓN

en 1998 (PPMV)

persistencia en la atmósfera (años)

principal actividad humana que

lo genera

potencial de calentamiento pcg**

Dióxido de carbono (CO2)

280

365

Variable

Combustibles fósiles, producción de cemento, cambios de uso del suelo

1

Metano (CH4)

0,7

1,75

12

Combustibles fósiles, arrozales, vertederos, ganado

21

Óxido nitroso (N2O)

0,27

0,31

114

Fertilizantes, procesos de combustión industriales

310

HFC 23 (CHF3)

0

0,000014

250

Electrónica, refrigerantes

12.000

HFC 134 a (CF3CH2F)

0

0,0000075

13,8

Refrigerantes

1.300

HFC 152 a (CH3CHF2)

0

0,0000005

1,4

Procesos industriales

120

Tetrafluometano (CF4)

0,0004

0,00008

>50.000

Producción de aluminio

5.700

Hexafluoretano (C2F6)

0

0,000003

10.000

Producción de aluminio

11.900

Hexafloruro de azufre (SF6)

0

0,0000042

3.200

Fluidos dieléctricos

22.000

* ppm= partes de millón en volumen.

** Calculado para un horizonte temporal de 100 años.

Cuadro 2. Gases de efecto invernadero

Fuente: IPCC.

Hay tres ocasiones en las que la dedicación a las mediciones científicas cambiaron por entero la ciencia. Así, las observaciones de planetas de Tycho Brahe sentaron las bases para la teoría de la gravitación de Newton. Las mediciones de Albert Michelson sobre la velocidad de la luz sentaron las bases para la teoría de la relatividad de Albert Einstein. En tanto que las mediciones de Charles David Keeling sobre acumulación global de dióxido de carbono en la atmósfera causaron profundas preocupaciones sobre el posible cambio climático9.

El hecho es que la mayor parte del incremento de temperatura media del planeta (16ºC en 2015), en nuestro tiempo, es de origen antrópico, con aumentos que van sucediéndose en los años recientes que resultan ser los más cálidos de la historia, según certifica la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que en diciembre de 2009 presentó, en la Cumbre del Clima de Copenhague, un documento revelador de que la década 2000-2009 fue la más cálida desde que hay registros fiables (1850)10. Como también se ha constatado, luego, que 2015 fue el récord de toda la historia registrada.

Puede verse al respecto el gráfico 3, bien expresivo de la evolución del calentamiento global, con un aumento de medio grado desde 1980. Ante lo cual, el secretario general de la OMM, Michel Jarraud, sintetizó así la situación en 2009: “si se comparan los datos actuales con las estimaciones del pasado, estamos en el periodo más cálido de los últimos 2.000 años”11.

Gráfico 3. Variación de la temperatura

Fuente: NASA GISS.

Cómo se calculan y se leen las temperaturas cambiantes

Richard Alley se refiere a los hielos testigos que permiten medir la evolución de la temperatura de la superficie terrestre. Y lo hace de la forma que se explicitó en una entrevista de la que extraemos algunas preguntas y respuestas:

¿Así que los testigos de hielo son el ADN de la Tierra?12

Sí, es fantástico. Es como leer su diario. Podemos volver atrás en el tiempo y leer lo que escribió nuestro tatarabuelo. En el día más cálido de mitad del verano, en el centro de la Antártida hace -20ºC. Así que el hielo no se derrite, pero la nieve se acumula de manera diferente durante los veranos y los inviernos. Sólo con la nieve ya podemos contar los años. Pero además de nieve, también hay polvo y pequeños trozos de micrometeoritos y diversos isótopos creados por los rayos cósmicos y hay burbujas de aire, todo ello atrapado en la nieve año tras año. Así que podemos contar un relato maravilloso sobre el pasado del clima.

¿Hay diferencias entre el cambio climático actual y los que ha habido del pasado?

Cuando miramos los testigos de hielo, vemos muchísimas cosas que afectan al clima. Lo afectan el Sol, volcanes que bloquean la luz solar, movimientos de placas geológicas que provocan cambios lentos en las corrientes marinas... Pero los cambios en la atmósfera parecen ser el factor más importante que controla el clima. Cuando la naturaleza aumenta el CO2 mediante las emisiones de los volcanes o de otros cambios, el clima se calienta. Pero también vemos que cuando el clima cambia, la vida cambia. Hay una línea y un montón de especies mueren en esa línea. Pero en el presente, hace cerca de 30 años que el Sol tiene una actividad baja, no hay volcanes que bloqueen el Sol y las órbitas del planeta no han cambiado demasiado. Hemos aumentado el CO2 y su efecto sobre el clima explica lo que ocurre. La naturaleza está cambiando y nuestra huella dactilar está allí.

¿Quiere decir que la vida que conocemos cambiará?

Sí, con un muy alto grado de confianza, si cambiamos el clima, la vida también cambiará. Ya hemos visto cómo se están produciendo cambios en la época de floración de algunas plantas y que están ocurriendo algunas cosas raras. Pero el cambio climático que hemos causado hasta ahora está aún por debajo de 1ºC [0,85ºC para ser más precisos]. Pero, si continuamos quemando fuentes fósiles, después de vendrán los 2ºC, y luego los 3ºC y luego los 4ºC... Podemos empezar a ver lugares que estarán más cálidos que cualquier lugar que conozcamos hoy en todo el planeta, y eso será muy duro.

2. ENTENDIENDO Y MIDIENDO EL CO2

El CO2 es el más conocido de los GEI —y también el referente para la equivalencia entre ellos, según vimos en el cuadro 2—, siendo obligado aclarar qué es el CO2. Seguidamente tratamos de hacerlo.

La tonelada de CO2

Los países negociaron la reducción de emisiones de CO2 en el Protocolo de Kyoto y en el Acuerdo de París figuran compromisos en esa misma dirección con los límites que cada país ha fijado. Y desde hace algún tiempo, los etiquetados de productos ya avisan al consumidor de cuánto CO2 se genera en su fabricación. En tanto que en 2010, incluso llegó a compararse el CO2 liberado por el volcán islandés de Eyjafjallajökull con lo que dejaron de emitir los aviones al no volar por aquel tiempo en gran parte del Atlántico Norte, a causa de la nube creada por la erupción.

Gráfico 4. Concentración media de CO2 en la atmósfera de la Tierra, expresada en partes por millón.

Fuente: http://www.esrl.noaa.gov/gmd/ccgg/trends/.

El gas incoloro que es el CO2 y que es parte de la composición del aire que respiramos, tiene una trascendencia cada vez mayor. Sin embargo, a primera vista no es tan fácil hacerse una idea de qué es.

Para empezar, en el aire13, ¿cuánto ocupa una tonelada de CO2? Tomen nota: para responder a esa pregunta, ha de tenerse en cuenta que el peso molecular del CO2 es de 44 gramos por mol14. Y como en una tonelada de CO2 hay 22.727 moles y un mol de CO2 ocupa 22,4 litros, resulta que una tonelada de CO2 llena un volumen de 22.727 x 22,4 litros, lo que es igual a 509 m3 15. Y para apreciar aún más lo que eso significa en la realidad de la vida ordinaria, cabe exponer a qué corresponde una tonelada de CO2:

Evolución de la concentración de CO2

Las concentraciones de CO2 a escala mundial, que en marzo de 2015 superaron la barrera simbólica de 400 partes por millón (ppm), según anunciaron investigadores de la Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, véase gráfico 4): “Por primera vez desde que se registra el CO2 en la atmósfera mundial, la concentración del gas superó las 400 ppm16 (equivalente al 0,04 por 100) en marzo de 2015”. Anteriormente, ya se había superado el referido umbral en alguna estación regional de medida, pero no a escala global. La primera vez que se anunció ese nivel fue en ciertas áreas árticas, en 2012.

“Alcanzar un promedio de 400 ppm a escala mundial era sólo una cuestión de tiempo”, dijo el científico Pieter Tans, que encabeza la red mundial sobre gases de efecto invernadero de la NOAA (Global Greenhouse Gas Reference Network)17. “Es una hito significativo: las cantidades de CO2 aumentaron en más de 120 ppm desde la era preindustrial (con un aumento de temperatura de 0,8ºC), y la relación entre subidas de ppm y aumento de grados Celsius, puede decirse que es de 150 ppm = 1ºC”.

Algunas cuantificaciones

En el cuadro 5 del presente capítulo se presenta un esquema de las emisiones de CO2 en 2013 (lado izquierdo) y las acumuladas desde 1750 (derecha). La parte izquierda del cuadro fue elaborada conforme a un esquema del autor, con la información preparada ad hoc por el profesor José María Baldasano, del Centro Nacional de Supercomputación (Barcelona). El lado derecho se debe enteramente del profesor Baldasano (a quien deseo expresar mi mayor agradecimiento).

 

CANTIDAD 

UNIDAD 

 

CANTIDAD

UNIDAD 

1. Emisión CO2 equivalente en 20131 (fuente Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente)

54000

106 t

1. Emisión CO2 debido a combustibles fósiles y cemento desde 1750 a 2011 (fuente CDIAC)

1370000

106 t

2. Volumen de 1 t CO2 a 1 atm y 15 °C

537

m3/t

2. Volumen de 1 t CO2 a 1 atm y 15 °C

537

m3/t

3. % CO2 que se ubica en la atmósfera

42%

%

3. % CO2 que se ubica en la atmósfera

42%

%

4. t CO2 equivalente que acumula la atmósfera 2013 (42% de 1)

22903

106 t

4. t CO2 que acumula la atmósfera 2013 (42% de 1)

581051

106 t

5. m3 CO2 equiv. que acumula la troposfera2 en 20133

12292516

106 m3

5. m3 CO2 que acumula la troposfera2 desde 1750 a 20113

311865695

106 m3

6. Volumen introducido en la troposfera4

0,00001229

109 km3

6. Volumen introducido en la troposfera2

0,00031187

109 km3

7. Radio Tierra (r)

6371

km

7. Radio Tierra (km)

6371

km

8. Volumen de la esfera terrestre (4/3πr3)

1083,20944985

109 km3

8. Volumen de la Tierra (4/3πr3)

1083,20944985

109 km3

9. Volumen de la Tierra+CO2 equivalente 2013 (8+6)

1083,20946215

109 km3

9. Volumen de la Tierra+CO2 acumulado (8+6)

1083,20976172

109 km3

10. Radio Tierra + debido CO2 emitido en el año 20135

6371,00002410

km

10. Radio Tierra + debido a CO2 emitido desde 1750 a 20115

6371,00061142

km

11. Diferencia en km (10-7)

0,00002410

km

11. Diferencia en km (10-7)

0,00061142

km

12. Espesor teórico de una corona circular de CO2 equivalente año 2013 (de 11)

2,4

cm

12. Espesor teórico de una corona circular de CO2 acumulado (de 11)

61,1

cm

NOTAS

1. Peso molecular de CO2 = C+2*O = 12+2*16 = 44

2. La tropósfera es la capa de la atmósfera terrestre que está en contacto con la superficie de la Tierra. Tiene alrededor de 20 km de espesor en el ecuador terrestre y de 10 km en los polos,

3. Se calcula al multiplicar la cantidad de la línea 4. por la densidad expresada en la 2.

4. Este volumen resulta al formarse la mezcla de lo emitido, con los gases de la atmósfera terrestre: N2, O2, etc.

5. Es el radio del volumen calculado en la línea 12.

Cuadro 5. Emisiones de CO2 equivalente en 2013 y emisiones de CO2 acumuladas desde 1750 a 2011

Fuente: Esquema básico, Ramón Tamames. Información elaborada ad hoc por José María Baldasano.

En el lado izquierdo, la conclusión final es que el incremento en la acumulación del CO2 y de los otros GEI en la troposfera18 podría ser asimilado a una corona circular con un espesor equivalente de 2,4 centímetros, como consecuencia de las emisiones hechas en el año 2013; un espesor que también se ha calculado para las emisiones de CO2 debidas el uso de combustibles fósiles y fabricación de cemento desde el año 1750 al 2011 y que sería teóricamente el equivalente a una corona circular de 61,1 centímetros.

Naturalmente, la clave está en que la cantidad de emisiones ha ido creciendo desde 1750 con especial aceleración desde la Segunda Guerra Mundial, y de manera aún más intensa desde 1980, como ya se vio antes. Aclaremos que esa corona circular teórica de GEI (CO2, CH4, N2O, etc.) constituye algo así como una cubierta de cristal que envuelve todo el planeta (como la corteza de una naranja), y que hace posible el efecto invernadero. Y cuanto más espesor del cristal, más efecto, cabría decir. En tanto que la relación entre ppm y temperatura puede verse en el gráfico 6, elaborado por la Organización Mundial de Meteorología.

3. LOS ORÍGENES DE LOS GEI

El CO2 es el GEI más abundante (recuérdese el cuadro 2), representando (datos de 2010) el 76 por 100 del total, seguido del metano con el 16 por 100, 6 por 100 el NO2 y 2 por 100 los gases fluorados. Y según el IPCC, en su V Informe, de 2014 (véase figura 7), el 25 por 100 de los GEI se emiten por el sector generador de electricidad, el 24 por 100 por la agricultura, silvicultura y otros usos del suelo (AFOLU19). Correspondiendo el 21 por 100 a la industria, el 14 por 100 al transporte, el 6,4 por 100 a la edificación y el 9,6 a otros20. Claro es que detrás de esos porcentajes, están los factores principales que impulsan el aumento de las emisiones de GEI a escala global: el crecimiento demográfico, sus necesidades energéticas, y el PIB en mayor o menor expansión.

Gráfico 6. Relación entre ppm y temperatura

Fuente: WMO Greenhouse Gas Bulletin nº11, 2015.

Las emisiones de GEI, ya lo vimos antes, se miden en toneladas, y ahora las cantidades anuales emitidas son las más altas en la historia de la humanidad, creciendo de manera ostensible a partir de la revolución industrial (convencionalmente, 1750), para alcanzar en 2010 49 GtCO2eq/año (49.000 millones de toneladas de CO2 o 49 gigatoneladas de CO2 y otros gases en equivalencia). Y si bien es cierto que la crisis económica mundial de 2007-2013 redujo temporalmente las emisiones globales —lo veremos después con algún detalle para el año 2014—, la tendencia ascendente a largo plazo se mantiene. Por lo demás, la mayor parte de las emisiones son producidas por un reducido número de países. De hecho, en 2010, los diez mayores generaron el 70 por 100 de las emisiones de GEI (véase, después, el gráfico 11). Tras esas referencias, pasamos a ver los principales sectores causantes de las emisiones de GEI21.

Sector agrario (AFOLU)

En general, las emisiones AFOLU, en el caso de los países desarrollados provienen de sus muy intensas actividades agrícolas y ganaderas, mientras que en los países en desarrollo tiene su principal origen en la deforestación y degradación de bosques.

Pero la cosa es más compleja, pues al tiempo que se generan las emisiones de GEI por AFOLU, como recuerda Luis López Bellido22: “el agrario es el único sector (incluyendo el forestal) que, a través de la fotosíntesis, puede capturar CO2 de la atmósfera y retenerlo formando biomasa y materia orgánica en el suelo. Por ese motivo, la agricultura y la forestación desempeñan un papel primordial en todas las políticas medioambientales de lucha contra el cambio climático”, y por esa función, de ser sumideros de CO2, algunos sostienen que los productores agrarios y forestales deberían percibir ciertos ingresos como incentivos por secuestrar carbono en el suelo y en el vuelo de las florestas (copas de los árboles), vía ayudas de la Política Agrícola Común (PAC) en el caso de la UE.

En cuanto al subsector ganadero, su mayor incidencia es la emisión de metano (CH4), que se genera con el metabolismo de los animales (excrementos y flatulencias) en cantidad equivalente a lo que emiten todos los vehículos de carretera del mundo. Ante lo cual, son muchos los que preconizan “dietas más saludables”, con menos carne, aunque ciertamente, sin que los gobiernos se atrevan a intervenir para cambiar los hábitos de consumo, al menos hasta ahora23. En ese sentido, un aviso de la OMS en noviembre de 2015 tuvo gran eco en la opinión pública.

Figura 7. Emisiones de GEI por sectores económicos

Fuente: IPCC (2014).

Transporte

Los vehículos eléctricos se presentan como un gran remedio para el tráfico, partiéndose en la actualidad de situaciones muy distintas, pues un vehículo estándar de esa clase emite en España 50 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, mientras que en Polonia —donde la energía eléctrica es en muy alto grado el carbón—, serían 124 gramos. Y el mismo vehículo eléctrico sería aún más limpio en Portugal (46 gramos de CO2 por km), Austria (32), Francia (14), y sobre todo Suecia, donde el mismo vehículo enchufable emitiría únicamente ocho gramos de CO2, por la sencilla razón de que la fuente primaria de energía más importante en ese país es la hidroeléctrica (la huella blanca, que se decía antes), con muy pocas emisiones de GEI

En el plazo medio, un problema notable radica en que la aviación y el transporte marítimo continúan estando fuera de la regulación internacional de recorte de emisiones de GEI: son actividades que todavía no rinden cuentas de ninguna clase por todo lo que emiten24.

En el caso de la aviación, es un subsector en el que las emisiones globales están aumentando por la rápida expansión de una demanda que recrece, de continuo, el parque de la aviación civil. Y lo cierto es que el volumen de GEI puesto en el aire podría reducirse a medio plazo en un 50 por 100, según un estudio publicado en la revista Nature, a base de introducir motores más eficientes, mejoras en el diseño aeronáutico, y una mejor gestión del tráfico aéreo.

Por lo demás, es cierto que ya se tiene conciencia de la necesidad de resolver tales casos. Y en ese sentido, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha previsto mecanismos para limitar las emisiones a partir de 2020. Y en no poco tiempo, podría suceder lo propio con la navegación marítima, por parte de la Organización Marítima Internacional (OMI).

Las ciudades

Cabe recordar que en 2014, más de la mitad de los 7.500 millones de seres humanos somos urbanitas de una u otra categoría. Y es en las áreas urbanas donde se ubican la mayoría de los puertos, aeropuertos, redes arteriales y ferrocarriles de máxima densidad, parques industriales, etc., ostentan el 80 por 100 del PIB global y causan el 70 por 100 de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. De modo que, a la postre, la calidad de vida de la mayoría de los pobladores de la Tierra depende de si habitan ciudades sostenibles o no. Y para el 2050, cuando previsiblemente el planeta tenga 9.000 millones de habitantes, el 70 por 100 de ellos (6.300 millones) vivirán en ciudades. Se trata, pues, de un problema in crescendo que está recibiendo una atención cada vez mayor.

En ese sentido, las ciudades del futuro han de ser inteligentes —como dice Jordi Marín, responsable de empresa española Indra Smart Cities—, lo cual implica no sólo la implantación de gran número de avances tecnológicos, sino que ha de contemplarse un ambicioso plan de concienciación para que los ciudadanos conozcan y utilicen todos los servicios públicos modernizados con la mayor eficiencia y sostenibilidad posibles25. Por consiguiente, será necesario promover modelos urbanos más compactos y mejor conectados, que combatan la dispersión y el uso excesivo de vehículos privados26. Sólo así resultará factible que las emisiones de GEI desciendan. Como dice Nicholas Stern, al respecto, en sus contestaciones a una entrevista27:

P.— ¿Y qué hacemos con la ciudades, las grandes emisoras de CO2?

R.— Cuando digo que este siglo puede ser el peor o el mejor de la humanidad, me refiero sobre todo a la vida urbana. El futuro del planeta nos lo jugamos en las ciudades. Vamos a pasar del 50 por 100 a más del 70 por 100 de población urbana. Tenemos una oportunidad en los próximos 20 años de construir una manera más atractiva de vivir. De lograr ciudades menos congestionadas, más eficientes, donde la gente se mueva en transporte público o en bicicleta, o en coches eléctricos sin conductor. Podemos convertirlas en lugares más vivibles y más respetuosos con la naturaleza. Si las seguimos construyendo como hasta ahora, seguirán contribuyendo al cambio climático y serán muy vulnerables.

Cuatro aspectos esenciales del cambio climático: global, a largo plazo, inevitable, e incierto

Sintéticamente, cabe decir que el cambio climático, a diferencia de otros problemas ambientales —como dicen Gernot Wagner y Martin L. Weitzman en Climate Shock—, tiene características de ser único en una serie de aspectos: es global, al abarcar a todo el planeta como una sola entidad, se plantea a largo plazo, de siglos en muchas de sus predicciones, resulta absolutamente irreversible en cuanto a que la acumulación de GEI no podrá ceder espontáneamente según las previsiones más fundadas, y está lleno de incertidumbres por la combinación de las características anteriores en modelos de propagación hacia el futuro, aún insuficientemente afinados28.

La primera de las características mencionadas del cambio climático, la de ser global, proviene del hecho de que una serie de impactos puede ser de ámbito regional. En esa dirección, el problema del extenso agujero en la capa de ozono sobre la Antártida no tuvo un ámbito planetario, y lo mismo puede decirse de la biodiversidad o la deforestación, que también son problemas regionales, centrados sobre todo en los trópicos. Por el contrario, el cambio climático tiene una globalidad que se traduce en temperaturas en elevación, que afectan a toda la Tierra, por la acumulación cada vez mayor de GEI en la alta atmósfera.

En cuanto al factor largo plazo, puede decirse que los efectos de lo que hoy estamos emitiendo a la atmósfera seguirán incidiendo en tiempos lejanos en el futuro, sin que todavía pueda precisarse con verosimilitud ese horizonte de tiempo. Así pues, la mitigación en las emisiones de GEI es un problema a atacar, pensando ya en lo que pasa actualmente y de cara a las generaciones venideras.

Y el hecho de que el cambio climático sea irreversible también parece claro, por lo menos dentro de las pautas cronológicas en que actualmente se mueve la sociedad humana: la fusión de los hielos polares, de Groenlandia y de la Antártida, no podrán detenerse en los próximos tiempos, seguramente siglos, por la inercia que desde décadas atrás impulsar ese fenómeno. Es un proceso que parece imparable, lo cual no es óbice para que las predicciones climáticas, a pesar de su tendencia de crecimiento permanente, fluctúan a lo largo del tiempo, y de ahí la década —véase el gráfico 5 sobre la segunda mitad del pasado siglo— que se pensó podría significar una cierta reversibilidad. Pero los quince años transcurridos del siglo xxi han acabado enteramente con tal posibilidad.

En definitiva, todos los factores anteriores conducen a una confirmación del efecto antrópico, pero con muchas incertidumbres en cuanto al ritmo. Que todavía no han podido resolver los modelos de cambio climático, basados fundamentalmente en el aumento térmico en los océanos y en la fusión de los glaciares de montaña, pero que hasta hace bien poco no incluían la fusión de los hielos de las regiones polares del Norte y de la Antártida. Hay, pues, mucho de desconocido dentro de lo que no sabemos.

4. EL IPCC Y SUS INFORMES

El ya varias veces mencionado Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, también denominado, más oficialmente, en español, Grupo de Expertos Internacionales sobre Cambio Climático) es el órgano internacional que desde 1988 evalúa los conocimientos científicos sobre calentamiento global y sus efectos.

Fue establecido conjuntamente por la Organización Meteorológica Mundial (OMM/WMO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA/UNEP), y ratificado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, a fin de facilitar a los responsables de las políticas, apreciaciones periódicas de base científica sobre el cambio climático, sus impactos y futuros riesgos29. Sus primeras averiguaciones ya se incluyeron en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, y permitieron formular la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

Gráfico 8. Organigrama del IPCC

Fuente: IPCC.

Procedimiento y organigrama

Son miembros del IPCC los 195 gobiernos de los Estados miembros de la ONU, que llegan a los necesarios consensos para aprobar los informes de la entidad. En ese sentido, el término intergubernamental significa que no se trata de un organismo de las Naciones Unidas, por mucho que fuera creado por dos organizaciones del sistema de la ONU: la OMM y el PNUMA. Y también por mucho que sus informes sean utilizados por el Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que forma parte del sistema de las Naciones Unidas.

El IPCC recolecta, estudia y valora los miles de artículos científicos que se publican cada año sobre temas del clima para informar a los responsables de las políticas de sus Estados miembros, sobre lo que se sabe y no se sabe, así como sobre los riesgos derivables de la situación, señalando siempre los casos en que existe acuerdo en la comunidad científica, como aquellos en que hay diferencias de opinión, y que necesitan de más investigación con la advertencia de que se evalúan distintas opciones, pero sin ninguna pretensión de dictar a los gobiernos qué han de hacer.

En los informes del IPCC participan expertos de todas las regiones del planeta con muy diversos bagajes científicos, trabajan y colaboran a título voluntario, sin remuneración. Tan sólo una docena de sus efectivos humanos son personal permanente retribuido por la Secretaría del Panel, que tiene su sede en Ginebra.

El IPCC toma sus decisiones más importantes en las sesiones plenarias, que forman los representantes de los gobiernos de sus Partes, y que se reúnen una vez al año, en sesiones a las que asisten cientos de funcionarios y expertos de los ministerios competentes de los Estados miembros, y de los organismos y las instituciones de investigación, así como de las organizaciones observadoras.

Además del Plenario, hay una secretaría central (IPCC Bureau), que proporciona la orientación sobre los aspectos científicos y técnicos de los trabajos en curso, para asesorar en temas de gestión y estratégicos relacionados y para adoptar decisiones sobre asuntos específicos dentro de su mandato, de acuerdo con los principios que rigen el Trabajo del IPCC.

La actividad preparatoria la realizan tres Grupos de Trabajo (Working Groups), tal como se representa en el gráfico 8. El Grupo de Trabajo I se ocupa de “La base científica del cambio climático”, el II de los “Impactos del cambio climático, adaptación y vulnerabilidad” y el III, de la “Mitigación del cambio climático”. Una cuarta formación es la Task Force, que coordina todo lo que se refiere a los Inventarios Nacionales de Gases de Efecto Invernadero, con una metodología común para el cálculo y notificación de las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero. Y además de los grupos indicados, pueden establecerse otros para tareas por tiempo limitado y para considerar un tema específico.

En cuanto al Comité Ejecutivo, tiene como misión facilitar la aplicación oportuna y eficaz del programa de trabajo del IPCC, con la coordinación entre los grupos de trabajo y grupos de acción, para abordar las cuestiones urgentes que requieren atención inmediata por el IPCC en las sesiones del Plenario. En el cuadro 9 figura el desarrollo del trabajo del IPCC en sus cinco informes sucesivos: 1990, 1992, 1995, 2001, 2003 y 2014.

Síntesis del V Informe

Para el V Informe (AR5, 2014) del IPCC, se tuvieron en cuenta los trabajos de 830 autores y editores-revisores, de más de 80 países. Los que a su vez se basaron en el trabajo de más de 1.000 autores colaborado res y cerca de 2.000 expertos revisores que proporcionó más de 140.000 opiniones y comentarios.

AÑO

TÍTULO

 

PARTES DE LOS INFORMES

1990

Primer Informe de Evaluación

Sirvió para preparar la Convención Marco sobre el Cambio Climático

“Evaluación científica del cambio climático”, “Evaluación de impactos del cambio climático”, y “Respuestas estratégicas del IPCC”

1992

Informe complementario

Presentado en la Cumbre de la Tierra

“Informe complementario a la evaluación científica”, “Informe complementario a la evaluación de impactos”, y “Evaluaciones del IPCC 1990 y 1992”

1995

Segundo Informe

Proporcionó material para el Protocolo de Kyoto

“La ciencia del cambio climático”, “Impacto, adaptación y mitigación del cambio climático. Análisis científico-técnico”, y “Dimensión económica y social del cambio climático”

2001

Tercer Informe

Tras el tercer informe, se consideró la necesidad de un nuevo protocolo más severo y con la ratificación de más países aparte del G77

“Base científica”, “Impactos, adaptación y vulnerabilidad”, “Mitigación”, e “Informe de síntesis”

2003

Cuarto Informe

Publicado en 2007, señaló una tendencia creciente en los eventos extremos observados en los pasados cincuenta años y considera probable que las altas temperaturas, olas de calor y fuertes precipitaciones continuarán siendo más frecuentes en el futuro, por lo cual, en los años posteriores puede ser desastroso para la humanidad

“Base científica”, “Impactos, adaptación y vulnerabilidad”, “Mitigación del cambio climático”, e “Informe de síntesis”

2014

Quinto Informe

El informe aumenta el grado de certidumbre de que la actividad humana esté detrás del cambio climático

“Base científica” (2013), “Impactos, adaptación y vulnerabilidad”, “Mitigación del cambio climático”, e “Informe de síntesis”

Cuadro 9. Informes de evaluación del IPCC

Fuente: Elaboración propia a partir del IPCC.

Los informes del IPCC vienen a decir lo siguiente: “la influencia humana en el sistema climático es clara y va en aumento, y sus impactos se observan en todos los continentes. De modo que si no se le pone freno, el cambio climático hará que aumente la probabilidad de graves impactos, generalizados e irreversibles tanto en las personas como en los ecosistemas. Ante lo cual hay adaptaciones a desarrollar junto a la mitigación (recorte de emisiones de GEI) a fin de lograr que los impactos del cambio climático permanezcan en un nivel controlable”30. Así reza el comienzo del último informe (el V) de síntesis, del IPCC de 2014, el más completo de los realizados hasta ahora.

En el V Informe31, que fue finalmente consensuado por 259 expertos en climatología, el IPCC fue bien preciso en su conclusión general: “la temperatura de la superficie de la Tierra se ha elevado de 0,85 grados desde el año 1880 [hasta 16ºC de media actual], y la acción humana es, con muy alta probabilidad, la principal causa de ese calentamiento32, siendo previsible que las emisiones de GEI sigan aumentando a medida que crezca la población y se expanda la economía mundial, hasta llegar a temperaturas de entre 3,7 y 4,8ºC para finales de siglo respecto a los niveles preindustriales”. O a una cota de 3,6 y 5,3ºC en más, según la Agencia Internacional de la Energía33.

“Nuestra evaluación concluye que la atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de dióxido de carbono han aumentado hasta niveles sin precedentes desde hace, por lo menos, 800.000 años”, manifestó Thomas Stocker, Copresidente del Grupo de trabajo I del IPCC.

Gráfico 10. El proceso de urbanización (miles de millones de habitantes, previsión)

Fuente: Naciones Unidas.

En otras palabras, la intensidad del efecto invernadero ha aumentado de forma acelerada desde 1950 hasta alcanzar actualmente en la atmósfera niveles sin precedentes. Y recordemos al respecto que cuando Charles Keeling midió en 1958 la concentración de CO2 en un observatorio de Hawái, era de 315 partes por millón (ppm): en la actualidad ha llegado a las 400 ppm34.

Por lo demás, la temperatura media combinada de la superficie terrestre y oceánica del planeta en el mes de octubre de 2015 (16ºC) fue un 0,98ºC superior a la media del siglo xx, según la agencia estadounidense NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.), que en enero de 1880 comenzó a tomar datos por primera vez35.

El IPCC y el objetivo 2˚C. ¿Por qué la meta de 2˚C?

Hoesung Lee fue elegido en octubre de 2015 presidente del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), tras la dimisión en febrero del indio Rajendra Pachauri. Desde entonces este economista, que desde 2008 era vicepresidente del IPCC, se afana en coordinar el trabajo de miles de científicos sobre un tema que se ha convertido en asunto de máximo interés para las grandes potencias mundiales: algunas preguntas hechas a Lee y sus respuestas:

—¿Qué siente ante tal responsabilidad?36

—Para mí es una oportunidad de trabajar con nuestros Estados miembros y con los demás miembros del Bureau del IPCC para hacer la organización más inclusiva, por ejemplo, mejorando la participación de los países en desarrollo. Debemos atraer a más científicos de los países en desarrollo, por una razón, porque muchas de nuestras lagunas en el conocimiento sobre el cambio climático son a nivel regional en el Sur. Aunque siempre habrá más que aprender sobre el cambio climático, me gustaría que el IPCC dé mayor protagonismo a las soluciones. En ese sentido estamos buscando más formas de trabajar con la comunidad empresarial.

—¿Cree que la meta de los 2˚C sigue siendo un objetivo factible?

—Éste es un objetivo que fue acordado por los gobiernos, no establecido por el IPCC, cuya función es proporcionar información relevante para los políticos pero no prescribir políticas. En nuestro último informe hemos analizado muchos escenarios que conducirían a contener el aumento de la temperatura en 2ºC por encima de los niveles preindustriales para finales del siglo, así como aumentos mayores. Y hemos visto que la meta de los 2ºC es factible, pero cuanto más tiempo tardemos en tomar las medidas que son necesarias, más difícil será.

Y a propósito del objetivo que marca el IPCC, son muchos los expertos que ven el tope de 2ºC de máxima elevación de la temperatura de la Tierra sobre lo que había en la era preindustrial, como un guarismo poco convincente. Pero una vez puesta en marcha la idea de los 2ºC, lo cierto es que ha adquirido vida propia, incluido el mundo de los científicos.

Será interesante, pues, recordar de dónde vienen los célebres 2ºC y cómo se consolidaron: un objetivo que se propuso por primera vez en un informe que publicó el Instituto Ambiental, de Estocolmo, en 1980, basado en “la presunta vulnerabilidad de los ecosistemas a los cambios históricos de temperatura, con alzas por encima de 1ºC”. Una idea que sin necesidad de más explicaciones recibió el reconocimiento de casi toda la comunidad científica: sorprendente, pero verdad.

Seis años después, en 1986, en una reunión del Consejo de Ministros de la Unión Europea, Ángela Merkel, responsable por entonces del Medio Ambiente en Alemania, respaldó esa cota del 2ºC, como si fuera algo ya demostrado y válido a todos los efectos, dándole así al tema la fuerza de una especie de patente política. Decisión que por la inercia propia de los criterios de autoridad, se aceptó por el G-8, el Directorio político y económico mundial, para luego, en la Cumbre del Clima de Cancún, 2010, consagrarse definitivamente de manera oficial para la política climática de las Naciones Unidas.

Solamente en tiempos más próximos se incorporo al lado de los 2ºC, la idea de que sería mejor quedarse en el 1,5ºC, una cota que no ha pasado de ser, por lo menos hasta ahora, más que un desiderátum de los países que ven más cerca y mayor el peligro del calentamiento global.

Desde un enfoque crítico, tomar y expresar la temperatura de la Tierra con sólo un número no basta, pues las diferentes partes del planeta se calientan de manera distinta, al igual que sucede con las capas de la atmósfera. De ahí, que aplicar la idea de la limitación a un solo parámetro (2ºC) es, en sí misma, errónea. Así que debería elaborarse una serie de índices de concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI), en medidas de hollín (que absorben el calor), contaminación por sulfatos (que lo reflejan), niveles de temperatura de los océanos, etc.

Pero aun con las críticas del caso, resulta que el límite de 2ºC tiene sus méritos: simplificar las enormes complejidades del sistema climático en una sola cifra que se hace comprensible para los políticos, sea sencilla de mencionar y se convierta en un referente con el que puedan medirse los éxitos de los mayores o menores esfuerzos realizados. Así, se comentó en The Economist del 5 de diciembre de 2015. Además, la mera existencia fáctica de 2ºC ya permite polarizar las políticas mundiales. Y teniendo en cuenta que los dispares intereses de tantos países han de ser reconciliados en la búsqueda de una meta común, el enfoque en cuestión acaba resultando bastante práctico.

5. IMPACTOS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

Tal vez esta sección tendría que haber ido mucho antes. Pero nos pareció mejor estudiar primeramente el fenómeno del calentamiento global y el cambio climático en sus diversos aspectos, para ahora entrar en los efectos del fenómeno que nos ocupa.

Fusión de hielos y elevación del nivel del mar

Un equipo de investigadores de la NASA ha analizado los datos de los satélites disponibles desde 1992 y ha puesto sobre la mesa un dato inquietante: el nivel del mar ha subido de media casi 8 cm en todo el planeta en estas últimas dos décadas37. Y es que los océanos absorben el 90 por 100 del calor provocado por las emisiones de GEI, de modo que el agua se calienta, se expande, y contribuye a fundir los hielos polares con mayor rapidez, si bien debe destacarse que los hielos marinos, al fundirse no elevan el nivel del mar, en cambio, sí inciden en esa elevación los glaciares de Groenlandia, Norte de Canadá, Alaska y Siberia, y la Antártida.

Sobre el mismo tema, algo muy reciente: científicos en Australia y China, tras una serie de investigaciones han llegado a una nueva concepción de cómo el cambio climático y el calentamiento de los océanos están reduciendo las extensas plataformas de hielo de los mares que circundan la Antártida: están desapareciendo con mayor rapidez de lo inicialmente esperado por su fusión desde abajo, ocasionada por el agua recalentada, que separa los estratos de hielo del fondo de la tierra en que se asientan, lo que permite el desprendimiento de icebergs mucho más extensos y con mayor frecuencia que antes38.

Aparte de los glaciares de la Antártida y de Groenlandia (en esta rápida evaluación), si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, los glaciares del Himalaya y del Hindu-Kush podrían experimentar cambios dramáticos las próximas décadas. Así lo indica un equipo de investigadores en Nepal, Francia y Países Bajos, que ha alertado del impacto del calentamiento futuro sobre los glaciares del Everest y de toda su cordillera. La pérdida de hielo a lo largo del siglo XXI se considera probable, según la investigación publicada en La Cryosphère, una revista de la Unión Europea de Geociencias, con graves consecuencias para las disponibilidades de agua en los países cuyos principales ríos se alimentan de los glaciares de los Himalaya, Ganges, Bramaputra, Iravady, Mekong, Yan Tse Kiang, y Río Amarillo39.

Una vez que ya se sabe, con relativa exactitud, lo que se ha elevado el nivel del agua del mar en las últimas décadas, las preguntas a responder son cuánto y con qué rapidez seguirá sucediendo tal cosa en el futuro. Y al respecto, Steve Nerem, coordinador del Equipo de Cambio del Nivel del Mar de la NASA, y también profesor de la Universidad de Colorado, habla de “al menos un metro en los próximos 100 años, probablemente más”.

Pero hay investigadores que mencionan la posibilidad de casi el triple. Richard Alley, catedrático de la Universidad Estatal de Pensilvania y uno de los mayores expertos en glaciares, aseguraba en una entrevista que una de las cosas que más le sorprendió en su último trabajo en la Antártida es “la posibilidad de que el nivel del mar podría aumentar más de tres metros en menos de cien años”.

Los fenómenos descritos tendrían graves consecuencias para los litorales marítimos de todo el mundo, donde viven dos tercios de la población del planeta. En ese sentido, los efectos del calentamiento global no son un futurible. El océano devora terreno y centenares de miles de personas son testigos de cómo sus tierras se sumergen bajo las aguas. Kiribati, un archipiélago del Océano Pacífico, es uno de los casos más acuciantes: si no se toman medidas el país puede volverse inhabitable en 2050 y acabar por desaparecer40.

En cuanto a las consecuencias previsibles de la elevación del nivel del mar, en Europa se verían afectadas ciudades como Londres, Venecia, Barcelona, Lisboa o Roma, mientras que países como Holanda y Dinamarca quedarían prácticamente inundados. Al otro lado del Atlántico, la península de Florida desaparecería del mapa. Tampoco se librarían Nueva York, Washington, San Diego, San Francisco y Los Ángeles. El deshielo destruiría grandes áreas de Buenos Aires, Río de Janeiro, Montevideo o Lima, mientras que en Asia lo haría con prácticamente todo Bangladesh y grandes áreas en torno a Pekín, Shanghái, Tokio, Seúl, Hong Kong, Manila o Singapur. África sería el continente que mejor resistiría la subida del nivel del mar, pero los efectos perversos del cambio climático llegarían al norte a Túnez y El Cairo, así como a la costa oeste, arrasando ciudades como Dakar.

De ser ciertas las previsiones de la comunidad científica, se perderían 13 millones de kilómetros cuadrados de territorio costero, residencia de más de dos mil millones de personas. Y las tendencias son análogas en todos los glaciares del mundo fuera de los polos. Así, por ejemplo, con una subida de las temperaturas mayor que en el resto del globo, se calcula que dos tercios de los glaciares del Tíbet, el “Techo del Mundo”, habrán desaparecido en 2050.

Otros efectos en los océanos

Perdida de salinidad de los mares, a causa de la entrada masiva de agua dulce como consecuencia de la fusión de los hielos de las zonas polares terrestres. Lo que, según algunas hipótesis, tendría como resultado cambios drásticos en las grandes corrientes marinas. Habiéndose llegado a sugerir que en Europa habría alteraciones climáticas espectaculares como resultado de una cierta desviación de la Corriente del Golfo, un tema todavía de lo más controvertido.

Acidificación de océanos y mares, al hacerse mayor su contenido de CO2 y otros GEI, con efectos muy negativos para gran número de especies marinas, que tendrían dificultades de supervivencia. Y eso es así porque la mayor parte del CO2 eventualmente emitido, acaba subsumiéndose en los océanos, con el efecto de la acidificación de éstos, habiéndose demostrado que ésta es hoy un 10 por 100 mayor que en 1990, cuando empezaron las mediciones ad hoc de manera sistemática. Y se estima que el nivel actual es un 25 por 100 mayor que en la era preindustrial. Lo cual, si efectivamente se confirman tales observaciones, es una mala noticia, sobre todo para la fauna y la flora marinas41.

Liberación del metano (CH4) de los suelos marinos, como efecto del calentamiento del agua del mar. Con su posible combustión en la superficie marítima, habida cuenta de la alta facilidad de ignición del citado gas, que hoy permanece congelado en las zonas abisales de océanos y mares. Además, podría producirse una situación similar con los fuertes depósitos de metano en el permafrost, especialmente en las extensas áreas de tundra del hemisferio norte.

El CH4, en la sociedad humana, se genera en una serie de actividades agrícolas, en la ganadería, y en el manejo de una gran diversidad de residuos. Y cualquiera que sea su origen, contribuye al efecto invernadero, con un potencial de calentamiento, referido al CO2, de veintiuna veces. Con la diferencia de que si el CO2 permanece en la atmósfera entre 100 y 500 años, el metano sólo se mantiene entre 7 y 12. En otras palabras, tiene un fuerte impacto inmediato, aunque se diluye al espacio exterior con rapidez42.

El problema radica en que con el calentamiento global, las grandes masas de metano congelado en los fondos marinos y en las tundras siberianas y de Alaska y Canadá, se liberarían a la atmósfera, y siendo fácilmente inflamable, su posible ignición ocasionaría gravísimos problemas. Una hipótesis formulada hace tiempo, que se corrobora con las últimas noticias: en el Océano Ártico ruso, el verano de 2014: los científicos comprobaron que ya hay emanaciones de metano que borbotean en la superficie del mar para configurarse en altísimas columnas.

Falta una comprobación científica de esas informaciones, que aún tienen suficiente consistencia. Pero si efectivamente se confirman, estaríamos ante una nueva muestra dramática de lo que está sucediendo en el planeta azul por la incidencia antrópica, con un agravamiento de las situaciones previsibles.

Incidencias en la salud

Los problemas de salud también se dan hasta en los países más desarrollados. Así, en el Reino Unido, se llevan incumpliendo los límites de contaminación atmosférica de la legislación europea: los ciudadanos de Londres, Leeds o Birmingham respiran aire sucio, en una situación que podría perdurar hasta 2030. Ante lo cual, el Gobierno británico se verá obligado a diseñar de inmediato nuevas medidas para luchar contra la polución atmosférica, que ocasiona miles de muertes prematuras cada año: el Tribunal Supremo ha dictaminado, por unanimidad de cinco jueces, que deben ponerse en marcha nuevos planes concretos “antes de acabar 2015”43.

Por otro lado, la revista científica británica The Lancet ha insistido en la urgencia de plantar cara al cambio climático, esgrimiendo un argumento que a menudo se deja de lado, el de la salud pública44: “no hay tiempo que perder”, porque el cambio climático no sólo tiene consecuencias directas bien visibles sobre la salud de las personas, sino que además comporta una larga cadena de efectos indirectos que amenazan hasta al más sólido de los sistemas sanitarios.

Y si los problemas de salud son graves en Europa, lo son mucho más en los países emergentes y en vías de desarrollo. así, el caso de la India es preocupante, pues casi la mitad de los 4,4 millones de escolares de Nueva Delhi sufren daños pulmonares irreversibles como consecuencia de la toxicidad de la atmósfera urbana45: según la OMS, el aire de Nueva Delhi está dos veces más contaminado que el de Pekín. Y Sarath Guttikunda, una de las principales investigadoras sobre contaminación en la India, es muy clara al respecto: “Si tienen la opción de vivir en otro sitio, no deberían criar a sus hijos aquí”.

En cuanto a China, cabe subrayar que fuman la mitad de los hombres, al tiempo que las ciudades se cubren periódicamente de smog tóxico, por lo que se espera que millones de personas en el país desarrollen enfermedades respiratorias en los próximos años. En ese sentido, Linde, la empresa industrial alemana dedicada a los gases medicinales, prevé la necesidad masiva de oxígeno y otras terapias respiratorias en el país más poblado del mundo46.

Más impactos

Los procesos de aceleración en la desertificación se evidencian en zonas de gran extensión del planeta, como el Sahel, determinadas áreas de Asia (desde Siria a Pakistán), y en la ampliación de los grandes desiertos de Sahara, Gobi, Kalahari, etc.

En gran medida, la desertificación se asocia con la deforestación. Un tema sobre el cual Charlotte Streck, directora de Climate Focus —una consultora especializada en cambio climático y que estuvo presente en la Cumbre del Clima de la capital francesa—, manifiesta que el Protocolo de Kyoto lleva el sello del entorno europeo: la deforestación y la agricultura son grandes olvidadas. Por otro lado, para Jorge Furagaro, el responsable de Cambio Climático de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica —que agrupa a 5.000 asociaciones de nueve países iberoamericanos—, manifiesta: “para los pueblos indígenas, los bosques son la propia vida: son nuestros centros comerciales, nuestros hospitales, significan nuestro hogar. Los bosques hoy amenazados, contribuyen a captar y retener el CO2. Y es que alrededor de 1.000 millones de personas dependen de los bosques para sobrevivir en el mundo.

Pero a pesar de todo lo anterior, cada año se pierden millones de hectáreas en una deforestación que se genera por incendios, en África Central, Sureste asiático, la taiga, y Amazonia. Dentro del tema forestal, hay que subrayar la mayor frecuencia de incendios, y con más fuerte intensidad, en toda clase de bosques (las grandes fábricas de oxígeno del planeta y el Arca de Noé en cuanto a diversidad) y sobre todo en los espacios húmedos tropicales, con efectos muy nocivos para la biodiversidad y la estabilidad del clima, lo que a su vez contribuiría a un mayor impulso al deterioro de la calidad del aire en todo el mundo.

Agudización de algunos fenómenos climáticos, generándose sequias más frecuentes, intensas y duraderas en determinadas zonas, con mayor numero y violencia de huracanes y tifones, con incidencia dramática para la seguridad de las personas, y particularmente para la agricultura y el propio patrimonio inmobiliario de zonas de fuerte concentración poblacional, así como establecimientos turísticos costeros en zonas tropicales. En esa materia de efectos del cambio climático, la pregunta del millón todavía no se ha contestado cabalmente47: la ola de calor de 2003 en Europa, las inundaciones de Bangladesh de 2014, o la sequía que asola a California48 ¿son consecuencias directas del calentamiento ocasionado por las actividades de los seres humanos?49

Al respecto, hasta hace bien poco, la ciencia del clima no podía analizar ningún posible paralelismo causal identificable entre aumentos de temperatura y sucesos climáticos más o menos extremos, considerados como anormales. Por ello mismo, es del mayor interés la investigación realizada por el Instituto de Ciencias del Clima y la Atmósfera, de Suiza, dirigido por Reto Knutti. Según el cual, y por primera vez, se ha desarrollado un modelo para evaluar hasta qué punto está incidiendo el cambio climático en la ocurrencia de olas de calor, lluvias torrenciales, etc. Y los resultados de tal investigación resultan en verdad sorprendentes: el 75 por 100 de los eventos de temperaturas extremas y el 18 por 100 de los grandes aguaceros, podrían ser atribuidos al cambio climático50.

Interacción de los fenómenos anteriormente descritos, con posibilidades de complicaciones ahora inimaginables, que significarían una gravedad mucho mayor de los problemas suscitados, sin que ahora pueda decirse mucho más sobre esa posibilidad.

Expongamos, finalmente, que el calentamiento podría favorecer a determinados países en el futuro, por ejemplo, la producción agrícola de Siberia occidental y meridional, podría más que duplicarse para finales del siglo xxi, y Groenlandia entraría en una etapa de gran actividad por las nuevas inversiones a realizar allí en busca de diversidad de minerales51. Pero esas excepciones tampoco son tan favorables, porque implican cambios muy fuertes y rápidos en la forma de vida en medio de incertidumbres de todas clases. Y en cualquier caso, no compensarían mínimamente los daños globales del calentamiento global.

Consecuencias económicas: una evaluación muy preliminar

Hay un acuerdo abrumador entre los científicos (97 por 100) de que el cambio climático está ocurriendo y que su componente antropogénico es más que significativo. Aunque toda una serie de economistas coinciden en que los modelos climáticos podrían estar subestimando las consecuencias del cambio climático.

De hecho, el análisis por Dell et al.52 sobre los países menos desarrollados, así como los de Burke et al.53, han estudiado la relación entre el crecimiento económico y aumento de la temperatura, llegando a estimarse que la productividad económica alcanzaría un pico a una temperatura promedio de 13°C, con fuerte caída de la productividad al aumentar la temperatura.

Más en concreto, Burke et al. concluyen que para finales de siglo las emisiones de GEI relativas al PIB global per cápita podrían ser un 23 por 100 menor por comparación con los escenarios en que no hay cambio climático, una razón poderosa, de confirmarse tales previsiones, para limitar nuestras emisiones54.

6. LAS RESPUESTAS AL CALENTAMIENTO GLOBAL Y EL CAMBIO CLIMÁTICO: MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN

Parece que ha quedado claro que cuanta mayor sea la perturbación que la actividad humana genera en el clima, mayores serán los riesgos, lo que aumentará la probabilidad de impactos que afecten a todos los niveles de la sociedad humana y del mundo natural. Por ello mismo, para limitar los riesgos del cambio climático, es necesario reducir de forma sustancial y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero, y eso es la mitigación que se planteó en el Convenio, de manera más detallada en el Protocolo de Kyoto, y desde 2015, en el Acuerdo de París.

SECTOR/SISTEMA

HORIZONTE DE PLANIFICACIÓN PARA LA ADAPTACIÓN (AÑOS)

Biodiversidad

10-100

Recursos hídricos

10-100

Bosques

10-100

Sector agrícola

1-20

Zonas costeras

10-100

Caza y pesca continental

5-25

Zonas de montaña

10-100

Suelo

5-100

Pesca y ecosistemas marinos

5-20

Transporte

5-50

Salud humana

1-20

Industria y Energía

10-50

Turismo

5-20

Finanzas-Seguros

1-10

Urbanismo

10-100

Construcción

5-50

Gráfico 11. Horizonte de planificación para la adaptación

Fuente: OECC.

Por su parte, la adaptación es una forma de luchar contra los efectos del cambio climático, con medidas concretas, según veremos después del espacio dedicado a la mitigación. Y en la medida en que esa mitigación reduzca la tasa y la magnitud del calentamiento, también se dilatará el tiempo de que se dispondrá para la adaptación a un nivel determinado del cambio climático.

Por lo demás, debe quedar claro que si el IPCC tiene como misión hacer sus informes sobre la evolución del calentamiento global, la mitigación y la adaptación son cuestiones que corresponden a las Naciones Unidas, en función del Convenio Marco sobre Cambio Climático, su ulterior Protocolo de Kyoto y, desde 2016, al Acuerdo de París, según veremos en los capítulos 3 y 4. De modo que por estar dentro de los tres grandes convenios, nos ocupamos de la mitigación y adaptación, aquí y ahora, con carácter general, sin perjuicio de algunas especificaciones concretas en el caso del Protocolo de Kyoto, según se verá más adelante.

Mitigación

En el Cuarto Informe de síntesis del IPCC se concluía que las estimaciones de los costes de la mitigación pueden ser muy diferentes según las diversas hipótesis, si bien se estima que el crecimiento económico global no se vería muy afectado, si no se pierde más tiempo:

Se trata de que la ventana de la oportunidad de permanecer en el margen de los 2ºC de calentamiento por encima de la temperatura de antes de la era industrial, no se cierre. Y para tener buenas posibilidades de seguir por debajo de los 2ºC a costes razonables, deberíamos reducir las emisiones entre un 40 y un 70 por 100 a escala mundial entre 2010 y 2050, y disminuirlas hasta un nivel nulo o negativo en 2100. “Tenemos la oportunidad, y la elección está en nuestras manos”, afirmó Rajendra Pachauri, entonces Presidente del IPCC, en noviembre de 201455.

Los escenarios en los que el cambio de temperatura causado por las emisiones antropogénicas de GEI puede mantenerse por debajo de 2ºC antes señalado, se caracterizan por concentraciones, en 2100, entre 430 y 480 ppm CO2eq. (CO2 equivalente), frente a las sólo 315 ppm de los tiempos de Keeling (1958). Habiéndose calculado, por el IPCC, que para mantenerse la cota de los 2ºC en 2050, será necesario que las emisiones de GEI sean un 70 por 100 menores que en 2010, con emisiones prácticamente nulas para 2100.

Esas previsiones obligarían a triplicar o casi cuadruplicar el porcentaje de la producción energética proveniente de fuentes renovables y de energía nuclear. Y en el caso de los combustibles fósiles, de querer mantenerse, sería precisa la adopción de métodos eficaces de captura y almacenamiento de carbono, así como con un aumento sustancial de la eficiencia energética.

De no aplicarse medidas adicionales de gran porte, para mitigar la temperatura, la media global se incrementaría para el 2100 entre 3,7 y 4,8ºC por comparación con los niveles preindustriales. Y a efectos de calibrar todo lo anterior, ha de tenerse en cuenta que desde 1880 ya se ha incrementado la temperatura de la superficie de la Tierra en 0,85ºC.

Adaptación

Es necesario otorgar una importancia capital no sólo a la mitigación, sino también a la adaptación a los efectos del cambio climático, para enfrentarse a las consecuencias, que ya se están produciendo, por ejemplo, hay que protegerse de la subida del nivel del mar, organizar mejor la gestión del agua en las zonas agrícolas que padecen sequías, o generalizar sistemas de alerta temprana frente a los desastres provocados por la alteración climática. Ante lo cual, el Acuerdo de París de 2015 ha aportado dispositivos de solución, sin esperar a 2020.

Mientras que las acciones de mitigación requieren una respuesta conjunta y coordinada a escala internacional, se reconoce que las acciones e iniciativas de adaptación deben ser definidas e implementadas en el ámbito nacional o subregional, pues los impactos y las vulnerabilidades son específicos de cada lugar, según se apreció en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático celebrada en Montreal, Canadá (COP-11), en diciembre 2005, de la que surgió el Programa de trabajo quinquenal sobre los aspectos científicos, técnicos y socioeconómicos de los efectos, la vulnerabilidad y la adaptación al cambio climático56.

Ese Programa reflejó la relevancia del tema y representó un paso clave en poner la adaptación al mismo nivel que la mitigación del cambio climático. En ese sentido, el artículo 4.1(b) de la Convención ya había establecido que las Partes deberán formular, aplicar, publicar y actualizar regularmente programas nacionales y, según proceda, regionales, que contengan … medidas para facilitar la adaptación adecuada al cambio climático.

La adaptación consiste en el ajuste en los sistemas naturales o humanos en respuesta a estímulos climáticos previstos, o a sus efectos, a fin de reducir los daños, o para explotar oportunidades beneficiosas. Pueden distinguirse diversos tipos de adaptación: anticipadora y reactiva, privada y pública, autónoma y planificada, cada una de las cuales se especifica a continuación:

Para referirnos a tales desarrollos, ilustraremos el tema con referencias al caso de España, sobre la base del vigente Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático en España57, elaborado por la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), sobre la base del previo proyecto ECCE (Efectos del Cambio Climático en España). El plan se desarrolló durante los años 2003 y 2004, y su informe final se publicó en 200558.

En el PNA se aprecia que son muchos sectores y sistemas ecológicos, económicos y sociales en España que resultan vulnerables en mayor o menor medida al cambio climático, siendo precisamente la evaluación de esa vulnerabilidad uno de los objetivos del PNA.

7. LA EVOLUCIÓN DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

Los perniciosos efectos del cambio climático que hemos ido viendo, no son ni cuentos de caminos, ni tampoco alarmas para temerariamente aterrorizar a nadie. Se trata de secuelas científicamente constatadas, aunque en muchos casos no se disponga aún de gran precisión ni por mucho tiempo. En cualquier caso, el gráfico 4 es bien expresivo de que el calentamiento global está al alza:

Ese gráfico necesita una aclaración: la ralentización del fenómeno que nos ocupa, observada en los años 1950-1980, que se conoce como hiatus climático, se ha atribuido a muchos factores, como cambios en la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, a las erupciones volcánicas y también al poderoso Océano Pacífico, que durante ese tiempo estuvo enviando grandes bolsas de agua fría a la superficie.

El estudio se apoya en decenas de millones de mediciones de temperatura y salinidad tomadas en todo el planeta por medio de boyas, flotadores y barcos, y los datos, que cubren, desde la superficie hasta los 1.500 metros de profundidad, han permitido a los investigadores calcular el contenido de calor del agua y comprobar cómo ha cambiado con el tiempo. De modo que los resultados vienen a demostrar que durante el parón climático, el océano Atlántico ha estado absorbiendo el calor que de otro modo hubiera calentado la superficie terrestre59.

Sin embargo, en los últimos años el aumento de la temperatura es evidente. Las olas de calor de los últimos veranos en el hemisferio Norte, fueron al alza en frecuencia e intensidad, según las observaciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), ambas dependientes de Naciones Unidas60. Así, en las últimas semanas de junio de 2015, India y Pakistán se vieron afectadas por canículas que ocasionaron miles de víctimas mortales, que recordaron el verano de 2003, cuando la hipertermia produjo en Europa la muerte de decenas de miles de personas, en tanto que los incendios forestales y la contaminación del aire asociada a ellos, asolaron Rusia en el verano de 2010.

En el gráfico 13 puede verse el ranking de emisiones totales de GEI por países, con China y EE.UU. en los puestos máximos. En tanto que en el gráfico 14 aparecen las emisiones en términos de toneladas de CO2 per cápita. Claro es que a propósito de emisiones surge una cuestión importante, puesta de relieve por Brian R. Copeland y M. Scott Taylor, en 200461, al plantear que al reducirse las barreras al comercio internacional, la generación de CO2 se desplaza a los países que disponen de una regulación medioambiental más laxa. Hipótesis implícita de que las regulaciones ambientales menos exigentes son fuente de ventajas comparativas nocivas con efectos que deben ser estudiados.

Eso quiere decir que los países desarrollados, con regulación más estricta, incitan a sus empresas más contaminadoras a relocalizarse en países en desarrollo, que tienen especificaciones menos rigurosas. Y, por su lado, los países en desarrollo intentan atraer a esas empresas como forma de recibir más inversiones extranjeras directas, e incrementar así su crecimiento económico62. Resulta, pues, que la disminución de la generación de GEI en los países más desarrollados tiene como consecuencia un aumento de la contaminación en los países en desarrollo.

Para combatir el efecto indicado (que hipertrofia la generación de GEI de China y otros países asiáticos y de Iberoamérica), en la Cumbre del Clima de Durban (COP-17), se discutió —sin llegar a un acuerdo— una propuesta que había de entrar en vigor a partir de 2020, desviando la responsabilidad de las emisiones de GEI hacia los países consumidores efectivos, haciéndose responsables éstos de las emisiones generadas para la producción de mercancías que consumen ellos efectivamente. Una posible solución al conflicto sería la aplicación de un criterio de responsabilidad compartida, implicando así a todos los agentes del proceso en cuestión.

Nicholas Stern hizo historia con su voluminoso informe de 700 páginas sobre las devastadoras consecuencias económicas del calentamiento global (una caída del PIB mundial del 3 por 100 por encima de los dos grados). Y casi una década después, el economista de 69 años de la London School of Economics, reconoce que sus conclusiones se quedaron cortas: en su opinión, sólo tenemos dos o tres décadas para imprimir el giro definitivo y cumplir con nuestra obligación moral de cara a las próximas generaciones… Seguidamente, reproducimos el diálogo entre Carlos Fresneda y Nicholas Stern:

P.— Usted ha vaticinado que el siglo xxi puede ser el mejor o el peor de los siglos para la humanidad. ¿Hacia dónde caerá la moneda?63

R.— El siglo xxi puede ser una pesadilla si no actuamos rápidamente. Tenemos dos décadas, o la sumo tres, para dar un volantazo. Si no lo hacemos, vamos a estar pronto en una situación difícil. Con la tendencia actual de las emisiones, las temperaturas podrían aumentar tres o cuatro grados para finales de siglo, y eso sería un desastre. Muchas partes del mundo, incluido el sur de Europa y parte de España, se convertirían en desierto. Otras quedarían irremediablemente bajo el agua. Se descongelaría el permafrost del Ártico y las emisiones de metano acelerarían aún más el cambio climático…

P.— ¿Por qué es tan vital no pasar de los dos grados centígrados?

R.— Porque la temperatura global de la Tierra (en torno a los 15ºC) ha fluctuado como mucho un grado hacia arriba o un grado hacia abajo en los últimos 8.000 años. Esto ha permitido lo que llamamos civilización. Con la revolución industrial y el aumento de las emisiones de gases invernadero, todo empezó a cambiar. Las acciones humanas nos han llevado a este punto crítico: por encima de los dos grados nos adentramos en territorio inexplorado y el clima puede quedar fuera de control. El coste económico también se dispara. Las condiciones de vida en el planeta serían mucho más extremas.

Gráfico 12. Emisiones de CO2 por países (en millones de toneladas de CO2, en 2012)

Fuente: Comisión Europea.

Gráfico 13. Emisiones per cápita (toneladas de CO2, en 2012)

Fuente: Comisión Europea.

8. NEGACIONISTAS Y ESCÉPTICOS

Después de la exposición hecha hasta aquí, y los problemas descritos en este capítulo, pasamos a revisar una serie de cuestiones conceptuales altamente controvertidas. Empezando por recordar que la expresión calentamiento global (global warming) fue acuñada por Wallace Broecker (foto 14), el científico que en 1975 publicó, en la revista Science, un artículo con el título: “Cambio climático: ¿Estamos al borde de un acusado calentamiento global?”64, un trabajo en el que anunció que a principios del siglo xxi las temperaturas subirían, a causa de las emisiones de CO2 y otros gases de origen antrópico. Predicción que se basó en sus trabajos como profesor en el Departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra de la Universidad de Columbia.

A la pregunta que le hicieron a Broecker sobre si es mejor hablar de calentamiento global o de cambio climático, la contestación fue interesante: “Cambio climático es un concepto nebuloso, y difuso. Yo sigo defendiendo y creyendo en el calentamiento global, porque obedece a un principio de física: si seguimos aumentando los niveles de CO2 en la atmósfera, el planeta va a calentarse más. Nos guste o no... Sí, ciertamente utilicé ese concepto en la revista Science, pero realmente no fui el primero. La teoría llevaba rodando desde el siglo xix debido a las investigaciones del científico sueco Svante Arrhenius, el primero en formular una tesis bien elemental pero también certera: quemando combustibles fósiles, se calienta el planeta”65.

Los que dicen no

No obstante los estudios de Broecker, de la OMM y del IPCC, hay muchos escépticos insistentes en que todo se trata de una “la manipulación mediática y política”. Y en ese sentido, es útil la lectura de la entrevista que se hizo a Freeman Dyson (del Institute for Advanced Study de la Universidad de Princeton), en 2009, en el Magazine semanal del New York Times66.

Más en concreto, Dyson, hombre de talante liberal, definió su actitud sobre el calentamiento global empleando tres frases: “Todo el alboroto sobre el calentamiento global es terriblemente exagerado. Es el primer artículo de fe de una religión secular mundial. El hecho de que el clima sea más cálido no me asusta en absoluto”.

No obstante, el negacionismo persiste, y como muestra de ello, tenemos el punto de vista del economista española Lorenzo Bernaldo de Quirós, quien tras recordar que los combustibles fósiles suponen el 87 por 100 del consumo de energía global, pone en duda que puedan reducirse de manera significativa las emisiones de CO2 para preguntarse si es necesaria esa transición: ¿a qué velocidad?, ¿a qué precio?67.

Foto 14. Wallace Broecker (1931-), que en 1975, en Science, configuró el concepto de calentamiento global

Por su parte, Guy Sorman, economista francés, aboga por los ideales de la creatividad y el capitalismo moderno, manifestando con no poco simplismo:

Francia, la anfitriona entusiasta de esta conferencia, los es, principalmente, porque cualquier reducción de la energía producida por el carbón, el gas o el petróleo beneficiará a la nuclear, de manera que no es casualidad que Electricité de France, financie indiscriminadamente a los lobbies ecologistas que difunden la creencia en un calentamiento debido exclusivamente al dióxido de carbono. Esta ecología de Estado, como toda ideología, vuelve al simplismo, estos días se puede ver, sobre el recinto del Ministerio de Asuntos Exteriores en París, una banderola que dice: “Todos por el clima”. Lo que se traduce fácilmente en todas las lenguas y no tiene sentido en ninguna. ¿Cómo podríamos estar contra el clima? Se alcanza el grado cero de la reflexión política68.

Entre los negacionistas, también cabe presentar el caso de Antón Uriarte, Doctor en Geografía por la Universidad de Zaragoza, especializado en climatología, quien respondió como sigue a una entrevista de prensa:

La cumbre se anuncia como una oportunidad para salvar el planeta. ¿Cree que será así?69

El planeta está bien de salud y cuanto más CO2 haya, más vida habrá. Así ha sido en el pasado de la historia del planeta. Más CO2, más vegetación, más vida.

¿Está politizado el cambio climático?

Claro, no creo que a estas alturas pueda haber alguna persona que lo dude.

Se siente “perseguido” por no defender la “versión oficial” del cambio climático

Ya estoy jubilado. Pero sí, me he sentido perjudicado.

Quién más destacó en la negación del cambio climático fue Bjorn Lomborg, el físico danés (foto 15), con su libro El ecologista escéptico70 publicado en 2001. En el que de manera contundente proclamó que la devastación del planeta por el calentamiento global es una exageración sin base.

Negacionismo declinante y la verificación científica

Pero luego, a Lomborg, con el tiempo, le sucedió algo parecido a lo que aconteció a Saulo de Tarso (más conocido entre los cristianos como San Pablo), cuando cayó de su caballo ante una aparición sobrenatural en Damasco. Y ya se sabe que Saulo era judío, y ciudadano romano al mismo tiempo, perseguidor de los seguidores de Cristo.

Como consecuencia de esa caída (narrada in extenso en Los hechos de los Apóstoles), Saulo cambió por entero de actitud: pasó a ser el mayor defensor de Cristo y el ulterior organizador del propio cristianismo71. Y análogamente a ese cambio de actitud, en septiembre de 2009, Lomborg manifestó:

Tenemos bien poco de qué presumir tras casi 20 años de esfuerzos por impedir el recalentamiento del planeta. Las promesas de reducir las emisiones de carbono que se hicieron en Río de Janeiro en 1992, no se han convertido en realidad. Los compromisos más serios que se adquirieron en Kyoto cinco años después, no han permitido mantener las emisiones bajo control…

En definitiva, Lomborg dejó de poner en duda la amenaza del calentamiento global, y al tiempo subrayó que los métodos seguidos hasta entonces para afrontar la situación no eran los mejores:

Lo que deberíamos es estar invirtiendo mucho más en investigación y desarrollo de fuentes verdes de energía. Lo que necesitamos es que los paneles solares sean tan baratos en los próximos 30 o 40 años que cual invirtiendo mucho más en investigación y desarrollo de fuentes verdes de energía. Ahora son todavía muy caros y sólo unos pocos países ricos se los pueden permitir, por tanto hay que conseguirlos más económicos que los propios combustibles fósiles…

Profesor en la Escuela de Negocios de Copenhague, escritor y figura destacada en el debate ambiental, es muy conocido como autor del polémico libro El ecologista escéptico. En el cual expuso sus críticas sobre la teoría de la incidencia antrópica del calentamiento global, insistiendo en que éste es normal en el contexto de la larga historia del clima. A la postre, ha aceptado la teoría (la conversión de Saulo de Tarso, que decimos), pero criticando siempre los procedimientos de recorte de emisiones de GEI con base en el Protocolo de Kyoto, para pronunciarse por la eficiencia energética.

Foto 15. Bjorn Lomborg (1965-)

Fuente: Images Bank 2000.

Lo sucedido a Lomborg, le ha ocurrido a otros muchos. De manera que ahora, en 2015, “la ignorancia sobre el cambio climático ha dejado de ser una excusa”, como dice el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Mr. Michel Jarraud. Para quien la clave de todo radica en hacer la transición desde una economía basada en la combustión de energías fósiles, a otra prácticamente cero en carbono. De ahí la importancia de las renovables, junto con la eficiencia, el ahorro energético, etc. En el mismo sentido, la siguiente declaración del máximo responsable petrolero de Arabia Saudí es de lo más expresiva:

Uno de estos días nos vamos a encontrar con que ya no necesitamos combustibles fósiles: será en 2040, 2050, o después… Por eso, el Reino de Arabia Saudí va a devenir una potencia global en solar y eólica, para exportar esas energías en vez de hidrocarburos72.

Con una manifestación así, de la máxima potencia mundial de exportación de crudo, hasta los mayores negacionistas de un futuro bajo en carbono tendrían que reflexionar sobre lo obsoleto de sus actitudes.

El cambio climático es una evidencia y el hombre es actualmente su principal responsable. Lo dicen el 97 por 100 de los artículos científicos publicados sobre el tema desde 1991, y lo confirma el quinto informe que hizo público en 2014 el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) ya antes reseñado. Y ante el peso de tanta evidencia: ¿quiénes y por qué niegan el cambio climático?73 El libro de la periodista e investigadora canadiense Naomi Klein Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima74, se contiene una confesión interesante al respecto:

Yo misma negué el cambio climático durante más tiempo del que me gustaría admitir. Sabía que algo estaba pasando, pero no tenía más que una idea no muy aproximada: apenas leía en diagonal las noticias que más miedo me ocasionaban. Muchos de nosotros practicamos esta especie de negación del cambio climático, nos fijábamos por un instante y luego miramos para otro lado. Pero ahora sabemos que si se sigue la tendencia de dejar que las emisiones crezcan año tras año, el cambio climático lo transformará todo.

Grandes ciudades terminarán probablemente ahogadas bajo el agua, culturas antiguas serán tragadas por el mar y nuestros hijos pasarán gran parte de sus vidas huyendo de violentos temporales y sequías extremas. Y no tenemos que mover ni un dedo para que ese futuro se haga realidad, basta con que no cambiemos nada. ¿Qué ocurre con esos glaciares que desaparecen y esos osos polares desesperados que me hacen mirar a otro lado? Quizá nos hemos aburrido de oír hablar del fin del mundo. O quizá es que no nos lo están contando bien”.

Ese último es, precisamente, el propósito de This Changes Everything, el documental escrito por Naomi Klein y dirigido por su marido, el cineasta Avi Lewis75.

Los escépticos del TL2

Pero aparte de las dudas ya referidas sobre calentamiento global, hay actitudes que aceptando como real el fenómeno, plantean su inquietud y escepticismo sobre si podrán frenarse las consecuencias del fenómeno en cuestión. Son los que se asocian al algoritmo TL2: too little, too late, demasiado poco y demasiado tarde. En otras palabras, se llega demasiado tarde para atajar el calentamiento global, porque ya ha habido ingentes emisiones de GEI que permanecen acumuladas y actuantes en la alta atmósfera. De manera que el fenómeno puede ser irreversible, no sólo por llegar tarde, sino también porque se ha invertido demasiado poco en acciones concretas. De manera que los GEI ya acumulados en la atmósfera estarán en ella por lo menos un centenar de años, con una potente inercia de consecuencias devastadoras. Por consiguiente, los esfuerzos contra el calentamiento global no servirán de gran cosa.

La idea del TL2 es una tesis que no puede demostrarse, pero a la cual deben asignarse considerables potencialidades. Por ello mismo, para defender cabalmente las mejoras que derivan de luchar contra el calentamiento global, podemos constatar que, por mucho que tal vez no resulte posible detener el cambio climático, sin embargo los nuevos métodos representan grandes ventajas para el sistema productivo actual y la calidad de vida de cara al futuro.

En otras palabras, está claro que las medidas preventivas para frenar el cambio climático, están en la línea de lo que puede ser la acción de máxima racionalidad ambiental, y por ello mismo son buenas per se, se lleguen o no a evitar los efectos nocivos ya considerados y cualquiera que sea su intensidad.

En consecuencia, la política del Convenio Marco de Cambio Climático de 1992 y de su Protocolo de Kyoto —y lo que está previsto para su sustitución a partir de 2020 por el previsible Acuerdo de París de 2015— exige un nuevo marco regulatorio que según veremos podrá incluir todos los países del mundo, con una política destinada de cara no sólo a los actuales habitantes del planeta (solidaridad sincrónica), sino también, para las generaciones venideras (solidaridad diacrónica), en la tendencia a una ética ecológica global de valor universal. Y en esa línea de pensamiento esquematizamos a continuación las ventajas objetivas de la lucha contra el cambio climático frente a negacionistas y escépticos:

En definitiva, todas las ventajas que se derivan de la lucha contra el cambio climático, son positivas per se para sociedad humana.

9. HACIA EL FUTURO DE UNA SOCIEDAD BAJA EN CARBONO

Las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la quema de combustibles fósiles, se cifraron en 2014 en 40.000 millones de toneladas de CO2, según las cifras de The Global Carbon Project (GCP), observatorio que compila los datos de una serie de institutos de investigación de todo el mundo76.

La solución ¿viene de la mano de Pigou?

Aparte de que a lo largo del presente estudio veremos los diferentes métodos de reducir el calentamiento global, para la inmensa mayoría, la solución a adoptar con urgencia radica en encarecer el precio del carbón, con un impuesto sobre su consumo, o sobre las emisiones de GEI que genera. Algo que en la teoría económica tiene su mejor fundamento en proposiciones del economista Arthur C. Pigou (1877-1959). Según el cual, para reducir el consumo de cualquier mercancía, lo que ha de hacerse es implantar impuestos ad hoc (Pigouvian taxes).

En el caso que nos ocupa, si se ha calculado que cada uno de los 40.000 millones de toneladas de CO2 emitidas al año, causan un conjunto de efectos nocivos cifrados en 40 dólares por tonelada. Así pues, ya se dijo antes, lo lógico sería establecer un impuesto por ese mismo monto sobre el precio del carbón. Y si el precio antes de impuestos de éste se sitúa en una franja de 50/70 dólares por tonelada, el gravamen sería tan fuerte que para muchas necesidades energéticas, en vez de recurrirse al carbón, se iría al gas natural, que a la postre sería menos caro, con la ventaja de que unos efectos contaminadores muy inferiores77.

La iniciativa del carbon pricing

Precisamente el razonamiento a lo Pigou es el que se utilizó en junio de 2015 en una iniciativa que no plantearon ni un conjunto de sabios desde su torre de marfil, ni un grupos de ecologistas más o menos extremados: fueron seis compañías importantes de los sectores del gas y el petróleo —BG Group, BP, ENI, Royal Dutch Shell, Stat Oil, y Total— las que tomaron una decisión contundente78. Más en concreto, esos seis gigantes se dirigieron a Cristhiana Figueres —Secretaria del Convenio Marco del Cambio Climático—, a través del diario Financial Times79, en carta proponiendo que las Naciones Unidas contribuyeran a que se fijen mayores precios que se situarían a través de mecanismos fiscales. Para así, hacer menos atractiva la combustión de carbón, favoreciéndose el consumo de gas natural, que en términos generales contamina la mitad que la hulla, y mucho menos aún que otros carbones térmicos. Todo lo cual se detalló en un informe remitido a la Sra. Figueres de manera directa.

Pero, como en cualquier otro tema, hay diversidad de opiniones, y frente a la declaración de las seis compañías europeas, dos grandes petroleras de EE.UU. (ExxonMobil y Chevron), se negaron a unirse a la iniciativa europea, manifestando que eran perfectamente capaces de expresar sus propios puntos de vista80. Así, John Watson, director ejecutivo de la Chevron de EE.UU., atacó a sus colegas de la otra orilla del Atlántico, por apoyar un sistema mundial de altos precios para el carbón81: “No es una política que vaya a tener éxito porque los clientes quieren una energía asequible. Quieren precios de energía bajos, no altos —manifestó en un seminario de la OPEP en Viena—. No creo que poner un precio al carbono sea necesariamente la respuesta: en vez de predicar sobre el carbón, Europa podría acelerar el desarrollo de su propio gas de esquisto, cosa que algunos países han rechazado, y al propio tiempo no deberían ir al cierre de las centrales nucleares”.

El Financial Times terció en la polémica, apoyando la idea de que el carbón tenga un precio más alto “para contener el riesgo de calentamiento global catastrófico… porque por cada kilovatio hora de electricidad generada con carbón, se emite un kilogramo de CO2, casi 20 veces más que con la energía eólica, solar o geotérmica. A pesar de lo cual, el carbón sigue cubriendo casi un tercio de las necesidades energéticas del mundo”82.

En el caso del carbón, la situación en algunos países es patética. Como sucede en España, que como en otras ocasiones nos sirve para ilustrar el caso: como puso de relieve el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós83: se incentiva una fuente de energía cara y sucia y con máximo impacto negativo sobre el medio ambiente, con elevados costes presupuestarios que en tiempos de crisis se sostienen prácticamente con deuda pública, subidas de impuestos, y alzas de los precios de la electricidad, a pesar de que la UE obliga a reducir las ayudas al carbón hasta su definitiva retirada en 2018, de modo que a partir de ese año sólo podrán sobrevivir las minas rentables, sin ninguna asistencia pública84.

España ha gastado, desde 1989, 27.000 millones de euros en subvencionar el carbón autóctono, de modo que las minas le han costado al país aproximadamente 1.000 millones de euros anuales durante algo más de cinco lustros. Lo cual evidencia que habría sido menos oneroso pagarles una generosa indemnización a los mineros (actualmente 3.200), liberándoles de su peligrosa e ingrata profesión que seguir echando recursos escasos en un pozo sin fondo, y con emisiones de GEI con las que se incumplen los compromisos de España respecto al Protocolo de Kyoto.

Descarbonizar no es tan costoso

En cuanto al coste del esfuerzo reductor de GEI, los expertos del IPCC concluyeron que no sería tan elevado, como mucho, el equivalente al 0,2 por 100 del PIB global anual a lo largo de tres lustros. Una opinión muy optimista, que se basa en la idea de que con la innovación tecnológica y la generalización de las energías renovables, el desastre anunciado del cambio climático podría evitarse. Estimándose que “será mejor actuar al bajo coste previsto, en vez de incurrir en la inanición para afrontar más adelante lo que tendría costes inconmensurables para recuperar el tiempo perdido”.

En el sentido que apuntamos, el mensaje emitido desde la COP-14 de Bali (2008), resultó muy claro para todos los países: lo primero es reducir los subsidios que se conceden a los combustibles fósiles —un tema ya tratado en el capítulo 1 al ocuparnos del caso del carbón—, a lo que debe agregarse la potenciación de las energías renovables, y mantener el recurso de la nuclear. La conclusión de todo ello, la expresó el propio presidente del IPCC, el hindú Rajendra Pachauri: “Quedarse de brazos cruzados no es una opción”. Precisamente Pachauri recogió en 2007 el Premio Nobel de la Paz otorgado al IPCC, al mismo tiempo que a Al Gore (véanse fotos 16 y 17).

“La sociedad baja en carbono no es una meta tan lejana y está a nuestro alcance”, dijo Felipe Calderón, el ex presidente de México (2006/2012) y presidente del panel internacional Comisión Global sobre la Economía y el Clima85, que encargó el estudio sobre emisiones cero de combustible fósil: “Podemos lograr la prosperidad mundial y asegurar un clima seguro, en contra de la visión convencional de que ese objetivo resulta demasiado caro para muchos países desarrollados, por no hablar de las naciones en desarrollo”86.

La referida Comisión Global ha calculado que para 2030, podría lograrse evitar el 96 por 100 de las emisiones de GEI, si se siguieran sus recomendaciones a la vista de los grandes avances tecnológicos: a escala mundial, el coste de los sistemas de energía solar se ha reducido en un 75 por 100 desde 2000, mientras que los de almacenamiento de energía han caído un 60 por 100 en la última década. Lo cual significa que la energía solar está haciéndose competitiva con los combustibles fósiles, con una situación similar por lo que se refiere a la energía eólica. A lo que cabe unir los futuros progresos que se estimularán con ideas como el Programa Apolo a que nos referimos al final del capítulo 3.

10. INVERTIR EN COMBUSTIBLES FÓSILES, UN MAL NEGOCIO

Estamos ante un proceso de transición a una nueva fase de sociedad humana baja en carbono. Y en ese sentido, los inversores deben proteger sus activos por el cambio climático, en tanto que las empresas de todo el mundo han de intensificar sus esfuerzos para combatir el calentamiento global según nuevos análisis financieros, al estilo de las que realiza la consultora Mercer87. La cual advierte que los beneficios de una serie de activos se verán afectados por el cambio climático, en escenarios en los que las temperaturas globales podrían aumentar entre 2ºC y 4ºC por encima de los niveles preindustriales para el año 2050.

Hablando en una conferencia en Londres para presentar el informe de Mercer, “Invertir en un momento de cambio climático”, la Sra. Ambachtsheer —presidenta del equipo de inversión de la referida firma— destacó que las peores secuelas del calentamiento global es probable que se aprecien en la próxima década (2016/2025). También advirtió a los administradores de fondos de pensiones que asuman el reto de identificar ganadores y perdedores entre los sectores industriales y activos. Algo a lo que se han sumado varios fondos soberanos de riqueza, entre ellos el noruego Stat Oil.

Para empezar, una organización de la importancia de la OCDE vaticina: “el endurecimiento de las políticas climáticas no sólo tendrá un impacto en las decisiones de inversión futura, sino también en la rentabilidad de los activos existentes”. En ese sentido, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha cifrado en 300.000 millones de dólares los activos en petróleo, gas y carbón que se depreciarán en las carteras de empresas e inversores para 2050, solamente en el sector energético88.

Adicionalmente, el fondo soberano de Noruega, ligado a Statoil, uno de los importantes del mundo, dejará de invertir en firmas en las que de su consumo energético, más del 30 por 100 provenga de combustibles fósiles. Lo que, junto con otros tipos de decisiones anti-CO2, obligará a las empresas de carbón, gas natural y petroleras, así como a los constructores de automóviles, a transformarse profundamente. No es extraño que con tales tendencias de descarbonización, muchas de las más importantes firmas (1.200 en total) participaran en una cumbre en París en mayo de 2015 sobre cambio climático de la que se derivó el siguiente comentario de Nicolas Hulot, el Embajador francés para el clima: “Para los inversores, la cuestión no es si se van a abandonar las energías fósiles, sino cuándo y a qué ritmo”89.

En cuanto a 350.org fue fundado en 2008 por un grupo de amigos de la US University, junto con el autor Bill McKibben, quien escribió uno de los primeros libros sobre el calentamiento global90. De tal modo que el relato de cómo creció 350.org, cabe hacerlo con sus propias palabras91:

Su labor al frente del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) ha sido muy notable, coordinando sus cuatro informes, en el último de los cuales ya se confirma la influencia antrópica, por las actividades humanas relacio-nadas sobre todo con el consumo de combustibles fósiles. En 2007 recogió, junto con Al Gore, el Premio Nobel concedido a su organización, que colabora activamente con todos los trabajos de la CMNUCC. Ha reconocido varios errores del IPCC en cuanto a los glaciares del Himalaya y el deshielo en los polos. Tras su dimisión, en 2015, fue sustituido por Hoesung Lee.

Foto 16. Rajendra K. Pachauri (1940-)

Fuente: Images Bank 2000.

Figura destacada del Partido Demócrata de EE.UU., Senador por Tennessee, fue candidato a la presidencia de EE.UU. y al no conseguir la nominación, aceptó la propuesta de Bill Clinton para ocupar la vicepresidencia del país durante dos mandatos (1993-2001). Asistió a la Cumbre de la Tierra celebrada en Río en 1992 y preconizó la firma de la CMNUCC y ya como vicepresidente también del Protocolo de Kyoto. Autor del documental Una verdad inconveniente, su labor en pro de la lucha contra el calentamiento global, le deparó la concesión del Premio Nobel de la Paz de 2007, junto al IPCC, representado por Rajendra K. Pachauri.

Foto 17. Al Gore (1948-)

Fuente: Images Bank 2000.

Cuando empezamos a organizarnos en el 2008, veíamos al cambio climático como el problema más importante que enfrenta la humanidad. Sin embargo la acción contra esa situación, estaba enredada con la política en una situación de lo más estancada. No sabíamos cómo arreglar las cosas, pero teníamos claro que faltaba un ingrediente: el movimiento climático que realmente reflejara la magnitud de la crisis.

Hoy en día, 350.org trabaja en casi todos los países del mundo en campañas, luchando contra las plantas energéticas de carbón en la India, frenando el oleoducto Keystone XL de Canadá a Nueva Orleans, y [sobre todo] promoviendo la desinversión en combustibles fósiles por parte de toda clase de instituciones públicas y privadas en el mundo entero. Todo nuestro trabajo aprovecha el poder que a la postre tiene la gente para combatir a la influyente infraestructura de la industria de los combustibles fósiles, ofreciendo soluciones a la crisis climática desde la concienciación de las personas.

350.org se ha configurado ya como un poderoso movimiento internacional para recomendando que no se apoyen las inversiones en industrias que trabajan para la extracción de carbón, o que consumen combustibles fósiles, y su predicamento está teniendo gran éxito en todo el mundo. En 2014, 350.org lanzó una campaña internacional planteando la desinversión en empresas dedicadas a los combustibles fósiles, y según el balance presentado el 2-XII-2015, ya más de 500 instituciones que son parte de la iniciativa, con inversiones cifradas en 3,4 billones de dólares en activos, aunque se reconoce que es complicado saber exactamente el importe de la desinversión efectivamente realizada92. Una de las caras más conocidas de la iniciativa 350.org, Stephen Heints, presidente de la Fundación Hermanos Rockefeller, manifestó al respecto: “el movimiento está creciendo rápidamente y es que salir de las compañías ligadas al CO2 es algo racional: las inversiones en combustibles fósiles están en serio riesgo”.

En el mismo sentido que 350.org, casi la mitad de las entidades que son máximas inversoras en el mundo han sido criticadas por no dar tratamiento adecuado a la valoración de sus activos, en función de las previsiones del cambio climático, que ya suponen hoy en día una grave exposición de riesgos93. Todo ello, según el Asset Owners Disclosure Project (AODP) —un grupo sin ánimo de lucro, que recoge información sobre la exposición de los inversores institucionales al riesgo ambiental.

Por su parte, el banco Standard Chartered ha puesto sobre aviso a las compañías petroleras, de soja, y de aceite de palma, para que dejen de actuar en negocios con empresas cuyas operaciones conduzcan a la destrucción generalizada de bosques tropicales94, para lograr —presionando también sobre los intereses madereros—, un compromiso que evite la permanente deforestación en áreas ambientalmente sensibles. Lo que significa que si hay tala de bosques en un determinado lugar, habrá de reforestarse por la misma extensión en otros espacios. Por lo demás, muchas compañías mundiales de alimentación, incluyendo McDonald’s y Dunkin’Donuts, y grandes comerciantes agrícolas como Cargill, se han unido en los últimos cinco años a tales iniciativas contra la deforestación.

Por su parte, el analista Anthony Hobley, consejero delegado de Carbon Tracker —un grupo de expertos en finanzas, energía y clima— considera: “el mayor riesgo político es el de la generación de energía a base de carbón, que es una industria pequeña en comparación con la del petróleo y gas”. Y al respecto, cree que esta última puede convertir el carbón en el villano, para de ese modo retrasar su propio declive. En ese sentido, recordemos la iniciativa ya referida de seis grandes corporaciones petroleras europeas (BP, Shell, Total, etc.), que preconizan un severo coal fixing, lo que equivale a desaconsejar cualquier clase de inversiones en hulla y otros carbones.

Por otro lado, C40CITIES (www.c40.org) es una organización internacional que aglutina a más de 80 urbes —el 25 por 100 del PIB mundial y entre las que se encuentran las principales aglomeraciones del Planeta—, que tiene en marcha más de 8.000 planes y medidas para mitigar las emisiones de GEI, con proyectos importantes como, por ejemplo, el Plan de Residuos Cero de San Francisco, los nuevos edificios bajos en carbono de Addis Abeba, o los programas de educación ambiental de Bangkok. Una de sus redes de trabajo más interesantes es la de “Evaluación del riesgo ambiental”95.

En la secuencia que estamos viendo, es muy importante hacer una referencia al anuncio de Bill Gates —el fundador principal de Microsoft—, de que está planeando aplicar muchos recursos a tecnologías verdes innovadoras, hasta llegar a 2.000 millones de dólares en los próximos cinco años, “en un intento de intensificar la lucha contra el cambio climático”96. Y al respecto, el filántropo multimillonario estadounidense fundador de Microsoft recuerda que con anterioridad ya ha invertido cerca de 1.000 millones de dólares en decenas de empresas de energías alternativas, de mejora de las baterías eléctricas, de energía nuclear de nueva generación, y de captura de carbono del aire.

En la dirección apuntada, Gates —que figura en la lista Forbes como la persona más rica del mundo, con un patrimonio neto de casi 80.000 millones de dólares—, posee importantes participaciones en unas 15 empresas verdes de forma directa, e indirectamente en otras 30, a través de fondos de capital riesgo como Khosla Ventures y Kleiner Perkins.

Por último, en la línea de grandes empresas que se ocupan del gran tema del cambio climático, es preciso mencionar que en julio de 2015, 13 compañías estadounidenses, desde Apple y General Motors a Goldman Sachs, firmaron, ante el Gobierno de EE.UU., un compromiso de cara a la Conferencia Mundial del Clima de París. Y desde ese momento, la Administración de Obama puso su maquinaria a trabajar para alistar en su causa a por lo menos 81 grandes empresas97, en pro de una “ley de negocios americana sobre el clima”, con los objetivos de recortar las emisiones de CO2 hasta en un 50 por 100, reducir el consumo de agua en un 80 por 100, y garantizar que el 100 por 100 de la energía que se utilice proceda de renovables.

Próxima la COP-21, el 19 de octubre de 2015 la Casa Blanca anunció que ya eran 68 las empresas sumadas a los 13 signatarios originales, con incorporaciones como Johnson & Johnson, Procter & Gamble, Nike, Ikea, Hershey, California PG&E, Berkshire Hathaway Energy y una serie de otras empresas de petróleo y gas, pero no ExxonMobil y Chevron, los grandes ausentes. En ese sentido, Obama espera que el apoyo de las 81 pretendidas grandes firmas llegarán a una capitalización bursátil de cinco billones de dólares —como cuatro veces la bolsa de valores española—, lo que aumentará las posibilidades de que los delegados de casi 200 países y territorios en París puedan alcanzar el pretendido acuerdo climático98.

1. “Efecto invernadero”, en Diccionario de Ciencias, Diccionarios Oxford-Complutense, Madrid, 2004.

2. “The science of climate change. Supermodels”, The Economist, (Special report “Climate Change. Hot and bothered”, 28-XI-2015).

3. Nemesio Fernández-Cuesta, “París: ¿Energía sin carbono?”, ABC, 29-XI-2015.

4. Fenómeno climático relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental-ecuatorial, que se manifiesta erráticamente (se habla de ciclos entre tres y ocho años), que esencialmente consiste en una fase cálida del patrón climático (El Niño-Oscilación del Sur), seguida de otra de enfriamiento (que recibe el nombre de La Niña). Este fenómeno, en sus manifestaciones más intensas, provoca estragos en la zona intertropical y ecuatorial, con intensas lluvias o grandes sequías, afectando principalmente a la región costera del Pacífico de América del Sur, y con incidencia incluso —según algunos— en las frecuentes inundaciones del Norte de Inglaterra (2015).

5. Luis Ribot, sobre el libro de Geoffrey Parker El siglo maldito. Clima, guerra y catástrofe en el siglo XVII, artículo en ABC Cultural, 3-I-2014.

6. Alejandro Carra, “Cambio climático. La revolución industrial acabó con la “Pequeña Edad de Hielo”, ABC, 19-VIII-2015.

7. Cristina F. Pereda entrevista a Richard Alley, “Será difícil vivir sin aire acondicionado”, El País, 14-VI-2015.

8. Ángel Díaz, “Charles David Keeling, descubridor del cambio climático”, El Mundo, 27-VI-2005.

9. En 2002, George W. Bush concedió a Keeling la Medalla Nacional de la Ciencia, el máximo galardón estadounidense dedicado a premiar a los investigadores. Líder mundial de los estudios sobre los compuestos de carbono en la atmósfera, Keeling era licenciado en Química por la Universidad de Illinois y doctor por la Universidad de Northwestern.

10. Rafael Méndez, “La década 2000-2009 es la más calurosa desde que hay registros”, El País, 9-XII-09.

11. Dos conceptos útiles en relación con los GEI. El primero, la huella de carbono que permite cuantificar las emisiones de GEI liberadas a la atmósfera como consecuencia de una actividad determinada, bien la necesaria para la fabricación de un producto, o para la prestación de un servicio, o para el funcionamiento de una organización. Esa cuantificación nos permite ser conscientes del impacto que genera dicha actividad en el calentamiento global, convirtiendo de esta manera la huella de carbono en una herramienta de sensibilización de gran valor. El segundo concepto aludida es el de resiliencia, que se refiere a la capacidad de las personas de sobreponerse a periodos de fuerte dolor emocional. También se aplica a grupos humanos o sociedades que logran superar situaciones de dolor, frente a la idea de que no hay posibilidades de ningún tipo de recuperación. Desde el punto de vista de la ecología la resiliencia es: “la capacidad de un ecosistema de soportar choques externos y reorganizarse mientras cambia, para poder mantener su misma estructura y función merced a sus propios mecanismos de retroalimentación”. Luis Guijarro, “Actores internacionales”, Ciudad Sostenible, 4º trimestre 2015.

12. Miguel G. Corral entrevista a Richard Alley, Catedrático de Geociencias en la Universidad de Pennsylvania, “El riesgo del cambio climático en España es muy preocupante”, El Mundo, 29-VI-2015.

13. Recordemos que la composición básica del aire que respiramos es la siguiente en % sobre el total: nitrógeno, 78, oxígeno, 21, otros gases, 1. Entre estos últimos figuran, en cantidades mínimas, los gases nobles (argón, neón, helio, kriptón y xenón), más también, en cantidades variables: vapor de agua (H20), dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), ozono (O3), monóxido de carbono (CO), hidrógeno (H2), óxido nitroso (N2O), amoniaco (NH3), óxido nítrico (NO), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2).

14. De los 44 gramos por mol, en el CO2, 12 gramos corresponden al C y 32 al O2. Debiendo anotarse que por cada tonelada de carbono que sale de un tubo de escape o de una chimenea su peso se multiplica por 3,67 al combinarse con el O2. Recordemos que un mol es la unidad con que se mide la cantidad de sustancia (elemento o compuesto químico, en este caso CO2) que contiene tantas entidades elementales del tipo considerado como átomos hay en 12 gramos de Carbono-12.

15 La densidad (masa/volumen) del CO2 varía según las condiciones de presión y temperatura, esto es, el volumen del gas no es fijo, y está en función de a qué presión y temperatura está sometido: 509 m3/t es en condiciones normales, a 0ºC y a 1 atm, en tanto que 537 m3/t, como figura en el cuadro 6, es a 15ºC, que es la temperatura media en la superficie terrestre.

16. Partes por millón (ppm) es una unidad de medida con la que se cuantifica la concentración. Se refiere a la cantidad de unidades de una determinada sustancia, CO2 en nuestro caso, que hay por cada millón de unidades del conjunto. Por ejemplo, en un millón de granos de arroz, si se pintara uno de negro, este grano representaría una [1] parte por millón. O lo que es lo mismo: 10.000 ppm = 1 %, es decir, una concentración de 10.000 ppm equivale a una concentración del 1 por 100.

17 A. Madridejos, “La concentración de CO2 en la atmósfera supera un nuevo récord”, El Periódico, 7-V-2015.

18. En el cuadro 2 figura ese concepto.

19. AFOLU es la sigla de Agriculture, Forestry and Other Lands Uses.

20. Cambio climático: Mitigación. Guía resumida del Quinto Informe de Evaluación del IPCC. Grupo de traba-jo III, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Fundación Biodiversidad y Oficina Española del Cambio Climático, junio de 2015.

21. El sector energético (electricidad, automóviles, etc.), cabe ubicarlo, sobre todo, en las ciudades.

22. Luis López Bellido, “Agricultura, Cambio Climático y Secuestro de Carbono”, Createspace, 2015. Un libro que presentó Jaime Lamo de Espinosa, en la revista Vida Rural, 15-XI-2015.

23. Clive Cookson, “Demand for meat has become a global threat”, Financial Times, 27-XI-2015.

24. Araceli Acosta, “Aviación y transporte marítimo no se embarcan en el recorte de CO2”, ABC, 11-XII-2015. No obstante ese título del artículo, la OACI adoptó un acuerdo poco después, el 10-II-2016.

25. Elena Barrios entrevista a Jordi Marín, Director del centro de excelencia de Smart Cities de Indra, “La tecnología permite imaginar escenarios de ciencia ficción”, La Razón, 19-VIII-2014.

26. Javier Solana, “Acuerdo para una nueva era”, El País, 30-XI-2015.

27 Carlos Fresneda entrevista a Nicholas Stern, “El futuro del planeta está en las ciudades”, El Mundo, 30-XI-2015.

28 Gernot Wagner y Martin L. Weitzman, Climate shock. The economic consequences of a hotter planet, Princeton University Press, Princeton y Oxford, 2015, pág. 7.

29. Grupo Intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, Entrega concluyente del Quinto Informe de Evaluación: el cambio climático amenaza con impactos irreversibles y peligrosos, pero existen opciones para limitar sus efectos, 2-XI-2014. https://www.ipcc.ch/pdf/ar5/prpc_syr/11022014_syr_copenhagen_es.pdf.

30. Grupo Intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, Entrega concluyente del Quinto Informe de Evaluación: el cambio climático amenaza con impactos irreversibles y peligrosos, pero existen opciones para limitar sus efectos, 2-XI-2014. https://www.ipcc.ch/pdf/ar5/prpc_syr/11022014_syr_copenhagen_es.

31. La contribución de 1.535 páginas del Grupo de trabajo I (Bases físicas) al Quinto Informe de Evaluación se completó y publicó en septiembre de 2013. La contribución del Grupo de trabajo II (Impactos, adaptación y vulnerabilidad), formado por la Parte A: Aspectos mundiales y sectoriales (1.132 páginas) y la Parte B: Aspectos regionales (688 páginas), se completó y publicó en marzo de 2014. La contribución del Grupo de trabajo III (Mitigación del cambio climático), de 1.500 páginas aproximadamente, se completó y publicó en abril de 2014. La Unidad de apoyo técnico del Grupo de trabajo I está acogida por la Universidad de Berna, en Suiza, y cuenta con el apoyo del Gobierno de Suiza. Los Copresidentes del Grupo de trabajo I son Qin Dahe, de China, y Thomas Stocker, de Suiza. La Unidad de apoyo técnico del Grupo de trabajo II está acogida por la Carnegie Institution for Science, en Stanford (California), y cuenta con el apoyo del Gobierno de Estados Unidos. Los Copresidentes del Grupo de trabajo II son Vicente Barros y Chris Field. La Unidad de apoyo técnico del Grupo de trabajo III está acogida por el Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK) y cuenta con el apoyo del Gobierno de Alemania. Los Copresidentes del Grupo de trabajo III son Ottmar Edenhofer, de Alemania, Ramón Pichs-Madruga, de Cuba, y Youba Sokona, de Malí.

32. Rafael Bachiller, “El laberinto climático”, El Mundo, 7-XII-2015.

33. Belén Tobalina, “La cumbre del fin del mundo”, La Razón, 29-XI-2015.

34. Elías Fereres, “Riesgos del cambio climático”, ABC, 28-XI-2015.

35. “El octubre más cálido”, El Mundo, 19-XI-2015. Dentro de la tendencia mundial, en 2015 España batió récords históricos de temperatura hasta el punto de ser el año más caluroso de su historia, según el informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publicado el 25-XI-2015 en Ginebra. El estudio destaca además la ola más larga de calor registrada, entre el 27 de junio y el 22 de agosto, con temperaturas máximas que alcanzaron 44,9° en el aeropuerto de Zaragoza y 42,6° en el de Lanzarote y Valencia, lo que fue atribuido a fenómenos extremos relacionados con la actividad humana que se combinan con el fenómeno meteorológico de El Niño. M. Teresa Benítez de Lugo, “El planeta batirá récord de temperaturas”, ABC, 26-XI-2015.

36. Araceli Acosta entrevista a Hoesung Lee, Presidente del IPCC, “Tenemos los medios para prevenir el daño, necesitamos voluntad”, ABC, 30-XI-2015.

37. Alejandro Carra, “El mar inundaría en un siglo grandes ciudades como Miami o Ámsterdam”, ABC, 28-VIII-2015.

38. “Los investigadores revelan los motivos de la rápida desaparición de las plataformas de hielo de la Antártida” (ABC News, 6 de marzo), Abengoa News, abril 2015.

39. “Las señales del cambio futuro son claras: la continuada y, posiblemente, acelerada pérdida de masa de los glaciares es probable”, manifiesta Joseph Shea, un hidrólogo de glaciares del Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas, en Katmandú (Nepal), y líder del estudio. El modelo usado por Shea muestra que el volumen de los glaciares en la región de Hindu Kush, podría reducirse entre un 70 y un 99 por 100 para el 2100. Antonio Cerrillo, “La amenaza del deshielo llega al techo del planeta”, La Vanguardia, 10-VI-2015.

40. Laura Zamarriego, “Desaparecer del mapa”, Ethic.es, julio 2015.

41. Gernot Wagner y Martin L. Weitzman, Climate shock. The economic consequences of a hotter planet, Princeton University Press, Princeton y Oxford, 2015, pág. 42.

42. Ramón Tamames, “Liberación de metano”, A tu salud. La Razón, 15-II-2015.

43. Elena G. Sevillano, “El Supremo obliga a Reino Unido a limpiar el aire”, El País, 1-V-2015.

44. Cristina G. Lucio, “La ‘emergencia sanitaria’ del cambio climático”, El Mundo, 23-VI-2015.

45. Gardiner Harris, “El aire mata en Nueva Delhi”, The New York Times. El País, 18-VI-2015.

46. Chris Bryant, “Linde eyes growth from China’s smog and smokers”, Financial Times, 17-VI-2015.

47. María Martín, “Tres horas de agua”, El País, 18-V-2015.

48. Análogamente a lo que sucede en California y todo su entorno en EE.UU., el sureste de Brasil vivió la segunda mitad de 2014 y la primera de 2015 la peor sequía de los últimos 84 años, con los principales embalses en mínimos. La escasez de lluvia durante 2014 en el estado de Sao Paulo casi ocasionó el colapso del sistema de abastecimiento de una megalópolis de 20 millones de personas, de modo que el gobierno paulista se vio obligado a ejecutar apresuradamente obras que no estaban previstas sino para el 2020.

49. Miguel G. Corral, “Un planeta de extremos climáticos”, El Mundo, 28-IV-2015.

50. Revista Nature Climate Change, 28-IV-2015. Sobre el mismo tema un artículo de gran interés en The Economist: “Is it global warming or just the wather: Scientists are getting more confident about atributting heatwaves and droughts to human influence”, The Economist, 9-V-2015.

51. Elías Fereres, “Riesgos del cambio climático”, ABC, 28-XI-2015.

52. M. Dell, B.F. Jones & A. Olken (2012), ‘Temperature shocks and economic growth: evidence from the last half century’, American Economic Journal: Macroeconomics, vol. 4, nr 3, p. 66-95, http://dx.doi.org/10.1257/mac.4.3.66.

53. M. Burke, S.M. Hsiang & E. Miguel (2015), ‘Global non-linear effect of temperature on economic production’, Nature, nr 527, p. 235-239, DOI:10.1038/nature15725.

54. Lara Lázaro-Touza, “COP-21 and the Paris Agreement: a diplomacy masterclass in search of greater climate ambition”, Analálisis del Real Instituto Elcano, ARI 2/2016, 11-I-2016.

55. Grupo Intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, Entrega concluyente del Quinto Informe de Evaluación: el cambio climático amenaza con impactos irreversibles y peligrosos, pero existen opciones para limitar sus efectos, 2-XI-2014. https://www.ipcc.ch/pdf/ar5/prpc_syr/11022014_syr_copenhagen_es.pdf.

57. Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, Oficina Española del Cambio Climático, S.G. para la Prevención de la Contaminación y del Cambio Climático, Ministerio de Medio Ambiente, Madrid, 2005.

58. Evaluación Preliminar General de los Impactos en España por Efecto del Cambio Climático, 840 pp, MIMAM 2005), que está disponible en la web del Ministerio de Medio Ambiente: http://www.mma.es/oecc/impactos2.htm.

59. Araceli Acosta, “El océano Atlántico consigue ralentizar el calentamiento global”, ABC, 22-VIII-2014.

60. A. Acosta, “Las olas de calor serán cada vez más frecuentes e intensas, según la ONU”, ABC, 2-VII-2015.

61. “Trade, growth and the environment”, Journal of Economic Literature, nº 42, nº 1, marzo 2004.

62. Guadalupe Arce González, “Fuga de carbono, hipótesis refugio de emisiones e hipótesis alternativas. Una revisión de la literatura”, Tribuna de Economía. ICE, nº 881, noviembre-diciembre 2014.

63. Carlos Fresneda entrevista a Nicholas Stern, “El futuro del planeta está en las ciudades”, El Mundo, 30-XI-2015.

64. Wallace Broecker, “Climatic Change: Are We on the Brink of a Pronounced Global Warming?”, Science, Vol. 189, No. 4201, 8-VIII-1975, pp. 460-463.

65. Wallace S. Broecker, “Climatic Change: Are We on the Brink of a Pronounced Global Warming?”, Science, Vol. 189, No. 4201, 8-VIII-1975, pp. 460-463.

66. Nicholas Dawidoff, “The Civil Heretic”, New York Times Magazine, 25-III-2009.

67. Lorenzo B. de Quirós, “París no cambiará el clima”, El Mundo, 27-IX-2015.

68. Guy Sorman, “¿Es la ecología una religión?”, ABC, 12-X-2015.

69. Antón Uriarte, Doctor en Geografía por la Universidad de Zaragoza especializado en climatología, “Cuanto más CO2 haya, habrá más vida”, La Razón, 29-XI-2015.

70. Versión española de Espasa, agosto de 2005.

71. Biblia, Hechos de los Apóstoles, 9. Puede leerse en la versión de Nácar Colunga, BAC, Madrid, 1959.

72. Pilita Clark, “Saudi Kingdom built on oil sees end of fossil fuels with switch to solar future”, Financial Times, 22-V-2015.

73. Diego G. Moreno, “Hay quien no quiere salvar el planeta”, ethic.es, verano 2015.

74. This changes everything. Capitalism Vs. the climate, Simon & Schuster, 2015.

75. Irene Crespo, “Naomi Klein traslada al cine su activismo ecologista y antiglobal”, El País, 17-IX-2015.

76. Se trata de un grupo internacional que preside el ex Presidente de México Felipe Calderón.

77. Gernot Wagner y Martin L. Weitzman, Climate shock…, ob. cit., pág. 21.

78. Ramón Tamames, “Gas en vez de carbón”, A tu salud. Verde, La Razón, 7-VI-2015.

79. 1-VI-2015.

80. Ed Crooks y Pilita Clark, “Energy groups nod to climate of opinion”, Financial Times, 1-VI-2015.

81. Neil Hume y Pilita Clark, “Chevron chief says European rivals’ carbon pricing plan is unworkable”, Financial Times, 4-VI-2015.

82. Editorial, “The compelling case for global carbon pricing”, Financial Times, 2-VI-2015.

83. Lorenzo B. de Quirós, “El carbón huele a chamusquina”, El Mundo. Mercados, 7-VI-2015.

84. How Large Are Global Energy Subsidies?, Working Paper 105, 2015.

85. Creada en 2013, su objetivo era la presentación de un informe para señalar las oportunidades económicas en la lucha contra el cambio climático. La Comisión, encabezada por el ex Presidente Calderón, está integrada por el presidente colombiano Juan Manuel Santos, el británico Nicholas Stern, el primer ministro Noruego Jens Stoltenberg, ministros de Indonesia, Suecia y Corea del Sur, y líderes de empresas, asociaciones y bancos de desarrollo. La Comisión Global sobre Economía y Clima es una iniciativa independiente impulsada por un grupo de siete países: Colombia, Etiopía, Indonesia, Corea, Noruega, Suecia y Reino Unido. Su componente científico está a cargo de institutos de investigación en cinco continentes, según el World Resources Institute de Estados Unidos, uno de los participantes. La presentación del informe de la Comisión Mejor crecimiento, mejor clima. The New Climate Economy Report , se hizo en Nueva York, el 16 de septiembre de 2014. El 20 julio de 2015 se presentó una revisión de los diez puntos iniciales del informe. http://newclimateeconomy.net

86. Pilita Clark, “Economic growth and emission cuts ‘in reach”, Financial Times, 7-VII-2015.

87. Chris Flood, “Picking the climate winners and losers”, Financial Times, 22-VI-2015.

88. Manuel Planelles, “La lucha contra el cambio climático devalúa inversiones en energía fósil”, El País, 12-VII-2015.

89 Gabriela Cañas, “Ofensiva de Francia contra el cambio climático”, El País, 26-VII-2015.

90. Bill McKibben, The End of Nature, Anchor, 1990.

91. www.350.org/es

92. Manuel Planelles, “Más de medio millar de fondos de inversión se alejan de los combustibles fósiles”, El País, 3-XII-2015.

93. Madison Marriage, “Climate change ‘gamble’ exposed”, Financial Times, 27-IV-2015.

94. Pilita Clark, “Standard Chartered joins pact to prevent forest destruction”, Financial Times, 6-VII-2015.

95. Luis Guijarro, “Actores internacionales”, Ciudad Sostenible, 4º trimestre 2015.

96. John Thornhill y Christopher Adams, “Gates open Microsoft co-founder to pump $2bn into green technologies”, Financial Times, 26-VI-2015.

97. Yolanda Monge, “Obama logra una alianza con grandes empresas contra el cambio climático”, El País, 20-X-2015.

98. Demetri Sevastopulo y Barney Jopson, “Scores of big companies sign Obama climate pledge”, Financial Times, 20-X-2015.