CAPÍTULO I

La igualdad de género como indicador de calidad informativa. Incidencia y experiencias en los países del área hispana

Teresa Vera Balanza, Inmaculada Postigo Gómez

1. Introducción

El objetivo general de este trabajo es revisar, a partir de las propuestas, acciones y debates planteados tras la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), si ha habido un avance real en los medios de comunicación en el ámbito iberoamericano. Según los últimos datos, estos están lejos aún de ser espacios inclusivos para las mujeres globalmente, para las mujeres vulnerables y para los grupos de mujeres históricamente marginados. Se establecerá un diagnóstico de la desigualdad en los medios y su incidencia (balance), y se catalogarán algunas de las iniciativas de mejora actuales.

2. Beijing 1995: una agenda para enfrentar el siglo XXI

En la Conferencia Mundial de las Mujeres de México, celebrada en México en 1975, se observó el rol estratégico de los medios de comunicación para acompañar (y acelerar) los cambios sociales que afectaban a las mujeres. Mucho antes, en 1963, ya lo había evidenciado Betty Friedan en su obra fundamental La mística de la feminidad. Pero el decenio de las mujeres refrendó estas estrategias: incorporó decididamente el uso de los medios en sus campañas de sensibilización, y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAWS, 1981),1 en su artículo 5, ratificó la obligación de los Estados en la toma de medidas apropiadas para:

«a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres».

Alrededor de 1994, en el marco del Encuentro Mundial «La Comunicación como Fuente de Poder para las Mujeres» (Bangkok, Tailandia), organizado por la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas (WACC), la agencia ISIS Internacional y el Centro de la Tribuna de la Mujer con sede en Nueva York, las 400 comunicadoras participantes, procedentes de casi 80 países, evaluaron las comunicaciones a la luz de los cambios que se estaban produciendo: el desarrollo de nuevas tecnologías, la transnacionalización de las industrias comunicativas, y los cambios sociales y económicos que afectan a las mujeres de todo el mundo. Las asistentes manifestaban su preocupación por las tendencias que dibujaban una globalización que se estaba sustentando sobre la dominación de las mujeres, de las minorías, y de las poblaciones subalternas, limitando derechos y menguando oportunidades. En este contexto, se apela al rol de las comunicadoras para que se impliquen y colaboren para que los intereses de las mujeres, sus aspiraciones y visiones sean difundidos en los medios de comunicación.

Pero estas propuestas no solo forman parte de una estrategia de incidencia paritaria, sino también de un cuestionamiento más profundo de la naturaleza patriarcal de los medios y un compromiso por descentralizarlos y democratizarlos. Específicamente, se aspira al fortalecimiento de los medios de comunicación populares, la integración de valores humanistas (la armonía con la naturaleza, la cooperación, el cuidado, el amor y la compasión), la implementación de metodologías de educación y capacitación para el ejercicio del derecho a la comunicación, y la formación técnica para lograr mayores oportunidades. Los retos implican también a las instituciones educativas mediante el desarrollo de planes de estudios nacionales que alienten el pensamiento crítico, la incorporación de la perspectiva de género, la historia local y la diversidad cultural en la educación y en la capacitación de profesionales de la comunicación, y la ampliación de la investigación y documentación sobre los medios de comunicación desde una perspectiva de género. Y apelan también a líderes de opinión y públicos de los medios con el fin de crear conciencia social sobre cómo las problemáticas del desarrollo afectan a las mujeres. En esta articulación entre las audiencias, las instituciones de formación, las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación se propone el fortalecimiento de redes de monitoreo como garantes del funcionamiento democrático de los medios y como experiencia de alianzas intersectoriales y de solidaridad entre mujeres.

Así, en vísperas de la Conferencia Mundial de Beijing (1995), está presente la necesidad de abordar la multiplicidad de las formas de desigualdad de género en los medios de comunicación, lo que implica tanto el análisis de la estructura profesional en cuanto a la participación de las mujeres como el abordaje de los contenidos en su enfoque, orientación y su contribución a la crítica de los estereotipos de género, y la sensibilización de los públicos para exigir representaciones menos discriminatorias. La iniciativa, alineada con el objetivo estratégico J.2. «Promover una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de comunicación», se plasmó en la organización de un estudio de un día de duración sobre la representación de las mujeres y los hombres en los medios del mundo con los objetivos de mapear dicha representación y la imagen de las mujeres y los hombres aparecida en ellos; desarrollar un instrumento de investigación básica; crear solidaridad entre los grupos de género y comunicación de todo el mundo; sensibilizar a los medios de comunicación y desarrollar la capacidad de su seguimiento a escala internacional. Los propósitos se expresaron en acciones diversas que apelaban a la autorregulación (mediante directrices profesionales, códigos de conducta y recomendaciones) y también a mecanismos auditores liderados por grupos, organizaciones y asociaciones profesionales a modo de colectivos de control. A la luz de esta vía, nace el Proyecto Global de Monitoreo de Medios (GMMP) para llevar la cuestión de la responsabilidad de los medios a la vanguardia de los debates en torno a las desigualdades de género.

A partir de entonces, desde enero de 1995 y cada cinco años, personas y organizaciones realizan voluntariamente un seguimiento mundial de los medios de comunicación en radio, televisión y prensa, a los que a partir de 2010 se agregaron los medios digitales. En todo el periodo, el número de países implicados se ha incrementado: desde los 71 que participaron en 1995 a los 116 que lo han hecho en la edición de 2020. La metodología se ha actualizado y mejorado en cada edición, no solo respecto a los procedimientos de levantamiento de datos, que han pasado de manuales a automatizados, sino también respecto al perfeccionamiento de los enfoques basados en las experiencias de los medios de comunicación, de las organizaciones defensoras de la justicia de género y de la contribución de investigadoras e investigadores profesionales. Los indicadores, que inicialmente preguntaban por el sexo y edad del periodista, sujetos, ocupación y función de las personas que intervienen, y por las temáticas de las noticias, han incorporado el papel de víctima o victimario en las informaciones sobre crimen y violencia, y la implementación de la perspectiva de género desde el enfoque de los derechos humanos. Y en 2020 se ha ajustado la metodología para incorporar el enfoque prioritario vinculado al coronavirus, y se han agregado tres preguntas especiales para cada uno de los países participantes a fin de orientar el análisis hacia las circunstancias particulares que acontecen en los distintos Estados.

Como la metodología y los instrumentos de investigación están disponibles en cuatro idiomas, pueden utilizarse como instrumento de investigación adaptable a distintas organizaciones y sobre diferentes objetos: desde el seguimiento de la imagen de la representación de las mujeres en la publicidad (Red Nacional de Trabajadoras/es de la Información y la Comunicación, RED-ADA Bolivia) a la cobertura del VIH o el sida desde una perspectiva de género en los medios de comunicación sudafricanos (Southern African Media and Gender Institute, 2007). La serie acumulada ha permitido, igualmente, generar el índice de igualdad de género en los medios de comunicación (índice GEM), que calcula la brecha de igualdad de género promedio en función de cuatro indicadores: en personas en las noticias (temas y fuentes), en participación como personas reporteras, en voces expertas y como portavoces, y en presencia en noticias económicas y políticas.

Los datos acumulados durante 25 años (1995-2020) del GMMP garantizan análisis comparables, precisos y contextualizados, cuyos resultados se aplican para sensibilizar a las nuevas generaciones de periodistas, crear conciencia en las audiencias de los medios, y abogar por los cambios en las políticas y las rutinas de los medios.

Los resultados arrojados en estos 25 años muestran tendencias como la creciente presencia en las áreas de política y gobierno, pero también, desde 2010, la mayor visibilidad informativa del incremento de la violencia, la criminalidad y el feminicidio. Los asuntos donde se ha incrementado la presencia de las mujeres en todo el periodo han sido en economía (+14 puntos), política y gobierno, social, y legal (+13 puntos). Complementariamente, los roles que desempeñan las mujeres en las notas informativas también son más activos, pues el de portavocía ha crecido en 8 puntos, y el de especialista, en 7. Estas magnitudes nos informan de que el incremento no es solo aritmético, sino también cualitativamente significativo. El reto es que estas presencias sean aportes decididos en el destaque de las situaciones de desigualdad y en el cuestionamiento de los estereotipos. Así, los resultados de 2020 retratan un panorama en el que algunos Estados comienzan a liderar esa tendencia: Chile (36,36 %), Argentina (21,72 %) o Colombia (17,91 %), Brasil (16,42 %), Bolivia (15,79 %), etc., aunque la media es que la mayoría de las noticias no apliquen la perspectiva de género ni siquiera en las informaciones referidas a cuestiones como el acoso, las violaciones o las múltiples formas de violencia contra las mujeres.

Hay otros parámetros que presentan indicios coincidentes con los cambios experimentados en la profesión. De este modo, tras el estancamiento entre 2005 y 2015, la visibilidad de las mujeres como reporteras ha aumentado en tres puntos porcentuales en general en las noticias impresas y las televisadas. La brecha de género de las personas reporteras es exactamente la misma en Asia, Europa y Latinoamérica (40-60 %) a pesar de las variaciones en el ritmo de cambio de este indicador a lo largo de dos décadas. Los medios del Pacífico han progresado más lentamente que el resto del mundo, pero actualmente son los segundos con mejores resultados después de sus homólogos caribeños. Y es que el sexo de quien realiza la noticia importa por varias razones: la primera es porque se ha producido un relevo generacional; la segunda, porque está aconteciendo una feminización decidida en la etapa formativa; la no menos importante es que es más probable que las mujeres reporteras elijan fuentes de información también femeninas. En el caso de los medios tradicionales, esto ocurre en el 31 % de los casos cuando la periodista es una mujer, cifra que se acrecienta hasta el 34 % en los medios digitales; los periodistas, por el contrario, eligen a tres de cada cuatro fuentes de información de entre sus congéneres. No podemos dejar de correlacionar estos porcentajes en clave de déficit de la calidad, pluralidad y diversidad de la información que se está produciendo; no podemos dejar de evidenciar también, con Rovetto y Figueroa (2019), que este proceso de feminización de la profesión se ha producido en la fase álgida de la devaluación de las condiciones laborales y en el momento cumbre de reacción del patriarcado.

En paralelo, el periodo ha aportado otras iniciativas que inciden en la producción mediática enfocando los espacios laborales de producción periodística, subvirtiendo las prácticas de desigualdad reseñadas por oportunidades de especialización. En la primera década de este siglo y a la luz de la cuarta ola surgen medios de comunicación autodenominados feministas, como la revista Pikara2 (2010) en España, Cosecha Roja3 (2010) en Argentina y Agencia Pública4 (2011) en Brasil. Junto con ellas, han surgido en los últimos años otras iniciativas también circunscritas exclusivamente a la producción informativa desde la perspectiva feminista, cuyo catálogo está en permanente construcción.5

En la segunda década del siglo XXI, son los medios tradicionales los que incorporan la edición de género a su oferta mediática: The New York Times se convirtió en una de las primeras redacciones en crear un puesto de edición de género en 2017; El País6 hizo lo mismo en 2018; en América Latina, el periódico brasileño Folha de São Paulo y las publicaciones argentinas Infobae y Clarín7 crearon nuevos puestos editoriales dedicados a la diversidad y el género en 2019. En este camino, los medios nativos digitales realizaron el tránsito previo y más armónicamente dentro de su oferta informativa; así, eldiario.es8 fue el primero en contar con una sección dedicada a género, dirigida por la periodista Ana Requena, actual jefa de Género del periódico. Público9 fue el primero en contar con un decálogo para el tratamiento de la violencia de género y ya manifestó su compromiso feminista en la etapa en papel. Actualmente, cuentan con editoras de género El País, El Periódico de Catalunya, RTVE,10 EFE11 y El Periódico de España12 (Iranzo, Figueras y Mauri, 2023).

3. De Beijing a los Objetivos de Desarrollo Sostenible: prácticas comunicativas para la incidencia social

Atendiendo a todo lo anterior, nos encontramos en un momento en que, tras la experiencia acumulada, se hace necesario avanzar en el análisis más allá de los reportes que cada cinco años nos arroja el GMMP, y una vez obtenido este, observar cómo surgen diversas experiencias de buenas prácticas, de muy diversa índole y adaptadas a sus contextos, con objetivos específicos propios, pero bajo la finalidad general de que todas ellas sean elementos coadyuvantes para el logro del ODS 5: lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.

3.1. Los observatorios

Como complemento al GMMP, nos encontramos con los observatorios, que, bajo el planteamiento de establecer una foto fija sobre lo que está ocurriendo, aportan una mayor frecuencia temporal y una diversificación de objetivos del estudio al no centrarse únicamente en el modo discursivo de representación de las informaciones aparecidas en un momento concreto en los medios de comunicación. Por tanto, entenderemos como observatorio –y de ahí este repertorio– todas aquellas estructuras que a partir de la recopilación de información plantean un diagnóstico y pueden ser capaces de prever líneas futuras de tendencias, aportando sobre todo informes que puedan fundamentar una toma de decisión y acción posterior.

Entre otros, existen observatorios de medios de comunicación en Perú, Ecuador (Observatorio Ciudadano de la Comunicación), México y Bolivia (Observatorio Nacional de Medios de la Fundación UNIR). Recogen aportes a partir de estudios de investigación propios de monitoreo de medios, como es el caso de Bolivia, Uruguay, México, Ecuador, Calandria (Perú) y que desde hace varios años viene fortaleciendo la red de observatorios en Latinoamérica.

Dichos monitoreos suelen abordar diversos géneros y ámbitos noticiosos: violencia, participación política, entretenimiento, publicidad, noticias, mujeres indígenas, derechos de la infancia, etc.

Por otra parte, y más allá de los monitoreos mencionados en el párrafo anterior que se centran, principalmente, en el contenido de las noticias aparecidas, es relevante el papel de los observatorios que ponen el foco en el ámbito de la formación en género de los y las comunicadoras, tanto para analizar el estado de la cuestión como para promover, dando un paso más, acciones formativas cuando estas son insuficientes.

En Guatemala, encontramos ejemplos como el Periódico Feminista, la asociación La Cuerda, la Organización de Mujeres Tierra Viva y el Instituto Universitario de la Mujer de la Universidad San Carlos de Guatemala (IUMUSAC). En este último caso, es destacable su vinculación con la enseñanza superior, abordando políticas para introducir la perspectiva de género en todos los ámbitos de la universidad, ya que es, como cita en su página:

«[El] rector de políticas y acciones universitarias a favor del desarrollo de las mujeres y la equidad de género en la educación superior […] Es un ente no facultativo y con dependencia directa de Rectoría; y con la misión de asesorar, dirigir, promover, coordinar, articular y ejecutar, programas y proyectos de investigación, extensión y docencia relacionados con el desarrollo, adelanto y mejoramiento de la condición de las mujeres en el país, promoverá equidad de género, respeto a la diversidad sociocultural y acceso al desarrollo».

En Argentina y también vinculado a la educación superior, pero desde el plano de la investigación, encontramos el Observatorio de Comunicación, Estudios de Género y Movimientos Feministas en la Universidad Nacional de La Plata, un espacio interdisciplinario que articula los saberes y la intervención del campo de la comunicación con la prevención y erradicación de las violencias por razones de género. Para ello, se propone promover la producción de conocimientos que favorezcan la igualdad de género y el fortalecimiento de espacios de emancipación de las mujeres y de la diversidad. Así, el observatorio cuenta con áreas de trabajo que analizan, reflexionan y debaten las configuraciones acerca del género y las sexualidades presentes en los discursos sociales y medios de comunicación, visibilizando estereotipos, mitos y mandatos que contribuyen a la perpetración de la violencia patriarcal, machista y androcéntrica.

Otro grupo importante es el de los observatorios surgidos o pertenecientes a diferentes estructuras institucionales. En el caso español, destacamos el Observatorio de la Imagen de las Mujeres (OIM), que en sus inicios (en el año 1994) fue el Observatorio de la Publicidad Sexista, creado para cumplir los compromisos legales, tanto europeos como españoles, de fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de las mujeres. En la actualidad, se gestiona desde el Instituto de las Mujeres como organismo autónomo encargado de velar por el tratamiento no sexista de la imagen de las mujeres en la publicidad, los medios de comunicación, internet o cualquier otra forma de promoción y difusión educativa, cultural o recreativa.

También desde el ámbito institucional, pero más cercano a la ciudadanía y centrado en la proximidad, merece especial atención el Observatori de les Dones en els Mitjans de Comunicació de Catalunya. Se trata de un proyecto pionero en la región, surgido en el año 2000 a partir de la iniciativa de la cooperativa Drac Màgic y de cinco ayuntamientos pertenecientes al Baix Llobregat (en concreto, Cornellà de Llobregat, Sant Boi de Llobregat, Esplugues de Llobregat, Sant Feliu de Llobregat y Sant Joan Despí), y que conjuntamente tienen como objetivo la dinamización y el establecimiento del debate público en torno a la representación de las mujeres en la publicidad y en los medios. Así, a partir de dicha representación establecen un diagnóstico sobre cuáles son los roles más significativos que se les atribuyen y, en el caso de que estos sean sexistas, plantean acciones que contribuyan a suprimir las imágenes estereotipadas.

Por otra parte y configurado como un espacio de encuentro –y sobre todo de diálogo– entre diferentes agentes implicados en el ámbito comunicativo, agrupando medios de comunicación, industrias culturales, empresas de publicidad, instituciones de política pública local y nacional, profesionales de la comunicación, y ciudadanía, merece destacarse la labor desarrollada por el Observatorio de Género y Medios Centroamericano (GEMA) desde Costa Rica, que, surgido a partir del GMMP, plantea la necesidad de conformar un espacio común de interacción que tiene como propósito impulsar acciones que involucren a diversos sectores de la sociedad considerados como estratégicos. Su objetivo es «aportar a la construcción de la ética periodística y publicitaria, partiendo de los valores universales de los Derechos Humanos para reducir la brecha de la violencia de género, en especial la violencia simbólica que se ejerce a través de los medios». Su modo de funcionar contempla el establecimiento de alianzas con otros observatorios del espacio latinoamericano; la realización de actividades y participación en la postulación de proyectos que den pasos hacia la consecución del ODS 5. Asimismo, y como fuente de financiación y generación de recursos, llevan a cabo consultorías y asesorías por encargo. Su objetivo estratégico es, a partir de todas estas alianzas y acciones, conseguir influir en el diseño de políticas públicas en pro de la igualdad.

Desde otra perspectiva, encontramos el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer en Bolivia, el cual, si bien no se focaliza en la comunicación, es un espacio en el que se recogen las informaciones distribuidas en cinco ejes temáticos sobre su incidencia en las mujeres: violencia, participación política, transformación cultural, mi cuerpo mi decisión y autonomía económica. Es un observatorio específico, pero como elemento que forma parte integrante de una red denominada Coordinadora de la Mujer, y que agrupa acciones de distintos movimientos y organizaciones, aportando cada uno de ellos desde su ámbito. En ese sentido, más que una red para el establecimiento de contactos que pudieran derivar en proyectos conjuntos como es el caso de GEMA que acabamos de mencionar, se trata de la suma de las acciones que cada organización lleva a cabo con sus medios.

En Ecuador, podemos catalogar como observatorio las acciones llevadas a cabo por el grupo Fundamedios. Se trata de un espacio de observación permanente sobre la libertad de expresión, y que se ha fortalecido en el país a partir de la aplicación de la ley de comunicación. En este sentido, no es un espacio creado específicamente para velar por los derechos de las mujeres, pero entre su repertorio a veces recoge informes interesantes sobre violencia machista y otras desigualdades sociales. Se definen como:

«[U]na organización regional sin fines de lucro, comprometida con la democracia y los derechos humanos, que lidera la defensa, la protección y la promoción de las libertades de expresión y asociación, acceso a la información, derechos digitales y combate a la desinformación para promover la transparencia y fortalecer la sostenibilidad de los sistemas democráticos en las Américas».

Realizan una permanente vigilancia en medios de comunicación, redes sociales, grupos y gremios de periodistas, chats, etc., donde pudieran difundirse hechos que violenten la libertad de expresión y prensa, y, a partir de ahí, documentan, redactan alertas, las siguen, etc. Es decir, su objetivo central es velar por las y los informadores (en sentido amplio) que son víctimas de persecución.

El siguiente bloque lo podrían conformar aquellos observatorios surgidos a partir de iniciativas profesionales, académicas y activistas. Suelen tener poca financiación al no contar con un respaldo institucional perdurable en el tiempo, por lo que su continuidad y supervivencia resulta a veces difícil. Por ello, suelen llevar a cabo estrategias para reclamar la participación voluntaria de capital humano que les permita desarrollar su labor.

El Observatorio Género y Equidad es una fundación que promueve el debate, seguimiento, evaluación y reflexión colectiva respecto a la situación de las mujeres en Chile y las políticas dirigidas a la promoción, respeto y garantía de sus derechos. Cuenta con la colaboración de instituciones y organizaciones de mujeres de la sociedad civil, y la participación de académicas y académicos, activistas y personas expertas en temas de equidad de género bajo el patrocinio de la Fundación Friedrich Ebert.

Especial mención merece en este apartado el trabajo que realiza el Observatorio de Medios de CIMAC (México), que monitorea el tratamiento periodístico que los principales medios de comunicación mexicanos dan a la condición social de las mujeres con el objetivo de aportar elementos de análisis y ofrecer herramientas para modificar la cobertura a partir de la mirada de género y de derechos humanos. Pero más allá del propio observatorio, la organización Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) es una organización periodística con perspectiva de género que busca abrir espacios de participación para las mujeres en el periodismo, impulsada por mujeres periodistas, y que da visibilidad a la evidencia de la desigualdad y violencia machista existente en los medios y en la sociedad en su conjunto. Cuenta con varias líneas de acción enmarcadas en lo que se denominan programas. Así, encontramos programas de capacitación en comunicación y género, programas que versan sobre libertad de expresión y género, el propio observatorio de medios ya mencionado, o un centro de documentación, entre otros, e incluso un interesante ejercicio de buenas prácticas y que detallaremos en un posterior epígrafe de este capítulo, y que es un ejercicio cartográfico que contiene información interactiva sobre violencia de género.

3.2. Las redes

Una de las mayores dificultades que nos encontramos a la hora de abordar el camino que nos lleve a la consecución del ODS 5 en el ámbito de la comunicación viene derivada, en ocasiones, de la poca eficiencia. Cuando nos referimos a poca eficiencia, no lo hacemos queriendo decir que existe una falta de generación de suficientes acciones, sino a la propia desconexión o desconocimiento entre ellas, y que nos llevan a duplicar esfuerzos ya realizados, y que, por la falta de coordinación, acaban siendo replicados desperdiciando recursos ya existentes. Para evitarlo, cobra especial importancia la vinculación a través de redes, que pueden tener un carácter puntual en tanto en cuanto creadas ad hoc para la realización de proyectos concretos, o con vocación de permanencia, para trabajar en pro de la igualdad e ir desarrollando aquellas acciones que en cada momento se consideren necesarias para avanzar hacia el ODS 5.

Asimismo, en cuanto a la variable que atiende a su composición, en líneas generales podemos diferenciar dos tipos de redes. En primer lugar, aquellas cuya adhesión y participación tienen carácter individual en tanto que comunicadoras, activistas e investigadoras participan como personas comprometidas e identificables, y son responsables en última instancia de las tareas que lleven a cabo. En segundo lugar, estarían aquellas que integran adhesiones de diferentes colectivos como pueden ser medios, asociaciones, instituciones y, sobre todo, otras redes que abarcan objetivos más específicos bien por el contenido de estos, bien por el ámbito geográfico al que atienden. Estas últimas logran mayor supervivencia, pues cuentan con más recursos y medios derivados de las propias organizaciones que las apoyan, y la desvinculación o desaparición de alguno de los colectivos que las integran puede ser suplida por el resto de las redes participantes que la siguen, dotando de la fortaleza necesaria.

Una de las redes más importantes en el momento actual por su trayectoria y por su amplitud en la composición es, sin duda, la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG). Con origen en México en el año 2005, y en sus inicios formada por profesionales e investigadoras de 14 países, nació con el objetivo de sumar a periodistas de todo el mundo, individual o colectivamente, y de priorizar la perspectiva de género en su trabajo, poniendo el foco en las mujeres como fuente de información y abogando por el uso del lenguaje no sexista, a la par que buscaba otras miradas desde el periodismo acuñando el término periodismo feminista en sus producciones en los diferentes soportes. Dicho origen tiene su germen en el trabajo de sus antecesoras, que tal como indican en su web, fueron la Red Nacional de Periodistas (México), la Red Centroamericana y del Caribe, y otras redes locales, nacionales y regionales del continente americano; y en Europa, la Red Europea de Mujeres Periodistas (REMP), la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña (ADPC) y la Asociación Española de Mujeres Profesionales de los Medios de Comunicación (AMECO), quienes junto con las promotoras del grupo de CIMAC en Madrid, constituyeron en septiembre de 2005 la Red Internacional de Mujeres y Comunicadoras del Estado Español, que incluye las asociaciones ya nombradas y otras organizaciones como: Penelopes, Radio Vallekas, Radio Paka, la Secretaría de la Mujer del Sindicato de Periodistas de Cataluña y un grupo de periodistas de Madrid.

En la actualidad, la red se define como «un espacio en el que confluyen periodistas de 36 países, en forma individual o colectiva, con el propósito de promover un periodismo con perspectiva de género, evidenciar en los medios de comunicación la situación de las mujeres y promover el cambio de su condición actual en la sociedad». Además de las mencionadas adhesiones individuales a la misma, también forman parte de ella de manera colectiva otras redes y asociaciones como:

Red Internacional de Mujeres Periodistas y Comunicadoras con Visión de Género en Cataluña (XIDPIC.CAT)

Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género

Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina

Red Nacional de Periodistas de México (RNP)

Red Europea de Mujeres Periodistas

Históricamente, Cataluña es y ha sido una región pionera en la creación de redes y acciones en lo que a comunicación y género se refiere. Dentro de las redes existentes, encontramos la Associació de Dones Periodistes de Catalunya (ADPC), que fue la primera asociación de mujeres periodistas en España, y que agrupa a las mujeres periodistas de Cataluña. Se creó en el seno del Colegio de Periodistas de Cataluña, y su objetivo principal es «el reconocimiento de la igualdad profesional de las periodistas». Su labor es, sobre todo, el reconocimiento de las mujeres comunicadoras en todos los aspectos, si bien y tal como proclama, ponen especial atención en los siguientes puntos:

La mejora de la situación profesional de las periodistas.

La organización de encuentros y actividades dirigidos al conocimiento y a la defensa de sus derechos en el ámbito profesional.

La difusión de aquellos hechos y acontecimientos que afecten a la mujer en el ámbito de la comunicación social, para coordinar respuestas.

La creación de vínculos con otras asociaciones y entidades con fines similares en el ámbito del Estado e internacional.

La difusión de las conclusiones de los encuentros a las instituciones con responsabilidad específica y a la opinión pública.

La edición de un boletín o revista para informar de las actividades de la asociación y otros temas sobres las mujeres y los medios de comunicación.

El fomento del interés de las mujeres periodistas para acceder a cargos de responsabilidad.

Desde el año 2007 e integradas también en la actualidad en la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG), como ya hemos mencionado en párrafos precedentes, la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género se constituye como un espacio de mujeres y hombres que pretenden la visibilización de las mujeres en los medios de comunicación, atendiendo entre otras cuestiones importantes a la visibilización de la voz femenina como fuente de información, a la vigilancia del cumplimiento de los derechos humanos desde los principios de igualdad, libertad y dignidad de las mujeres, y al impulso en el uso de un lenguaje inclusivo. Tienen un fuerte componente formativo y buscan incidir en el ejercicio profesional de los comunicadores mediante alianzas con facultades de comunicación de la región, entre otras acciones. Asimismo, cooperan con otras organizaciones sociales e instituciones bajo la guía de un plan de acción anual que marca las líneas a seguir, teniendo como principio y tal como cita en su web «la promoción de la paz, la inclusión, la equidad, la autonomía, la participación y representación democrática de las mujeres. Nos ocupa el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias».

En Argentina, encontramos Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación No Sexista (Red PAR), de carácter federal y adhesión individual, contando en la actualidad con más de 100 integrantes. Desde el año 2006, realizan acciones con el objetivo de implementar la perspectiva de género en la comunicación. Así, poniendo el foco en la formación, ponen en marcha talleres de capacitación para profesionales y para la inclusión de la perspectiva de género en los estudios universitarios en comunicación, y numerosas campañas de sensibilización, especialmente aplicadas al ámbito de la violencia machista. Junto con ello, la elaboración de informes sirve de base para poner en la agenda política y social la desigualdad, y poder incidir en la toma de decisiones. En esta línea, es destacable el logro para la inclusión de la perspectiva de género en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (2009), así como la elaboración de dos manuales, uno de tratamiento de la violencia de género y otro de trata, que son, a fecha de hoy, bibliografía obligatoria en facultades e institutos, además de incidir constantemente en espacios políticos, educativos y sociales por la comunicación inclusiva.

También de adhesión individual y relevante por su tamaño, en México encontramos la Red Nacional de Periodistas (RNP) impulsada por CIMAC.13 Mediante un esfuerzo continuado, ha logrado aunar a más de 1.200 periodistas de todo el país que se proponen y tienen especial cuidado en el ejercicio de su profesión a la hora de incorporar la perspectiva de género como una forma de trabajo en las redacciones en busca de la igualdad y la representación justa de las mujeres en los medios. Como logro de su incidencia durante estos años, destaca el impulso de la agenda de género y medios de comunicación habiendo presentado una iniciativa a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión para el abordaje de la perspectiva de género.

Surgidas a partir de alianzas dentro del ámbito de la investigación y docencia universitaria, cabe mencionar la Red Iberoamericana de Investigación en Comunicación y Feminismo para la Justicia Social (IBERFEMCOM), que agrupa a 36 investigadoras pertenecientes a 18 universidades y 11 países del espacio iberoamericano. Auspiciada por la Asociación Universitaria Iberoamericana de Posgrado (AUIP), es «un espacio de encuentro e intercambio interdisciplinar de conocimientos y cooperación, en torno a los estudios feministas y de género en el ámbito de la comunicación, en sus diversos abordajes teóricos, metodológicos y de transferencia social». Entre sus acciones, divulgan investigaciones a través de la escritura de monográficos y artículos; realizan encuentros y simposios; ponen en marcha procesos de transferencia que involucran activamente a los actores más dinámicos de los países integrantes en procesos de enseñanza, aprendizaje y desarrollo de investigación en comunicación, feminismo y cooperación; formulan y ejecutan proyectos de I+D+i en el marco de la comunicación y el feminismo, consorciados entre los entes participantes; desarrollan actividades de voluntariado internacional en el ámbito del feminismo, contando con alumnado de las carreras de comunicación. En ese sentido, se trata de una red de organización abierta en la que tienen cabida diferentes acciones a propuesta de algunas de sus integrantes que se encargan de coordinarlas, configurándose como una estructura participativa y horizontal.

3.3. Buenas prácticas

Por último, sin ánimo de exhaustividad, pero con afán de reconocimiento, nos gustaría referenciar una serie de buenas prácticas entendidas como acciones que contienen los siguientes atributos: son innovadoras, porque desarrollan soluciones nuevas o creativas; son efectivas, porque demuestran un impacto positivo y tangible sobre la mejora; son sostenibles, por sus exigencias sociales, económicas y medioambientales; pueden mantenerse en el tiempo y producir efectos duraderos; y son replicables, porque sirven como modelo para desarrollar políticas, iniciativas y actuaciones en otros lugares. A todos estos rasgos, añadimos además el valor intangible de horizontalidad, de aprender de las otras, y por ello enumeramos una serie de prácticas que han jalonado estos trayectos compartidos.

En primer lugar, contamos con iniciativas de formación y construcción de códigos de ética y manuales para prácticas inclusivas y con enfoque de equidad de género. Así, destacamos las experiencias lideradas por Ediciones La Cuerda, en su doble dimensión de publicación y medio de comunicación, en tanto que producen manuales y guías dirigidos tanto a las periodistas como a las mujeres en general, como son la Guía para la atención a la violencia contra las mujeres y Violencia contra las mujeres periodistas, así como el manual Compendio feminismos y feministas. También en Guatemala, la ONG DOSES ha producido la Carpeta para periodistas y Mujeres como fuente y como tema en el año 2005. En la misma línea, la agencia de noticias CERIGUA, nacida en 1983, que publicó Nosotras también existimos: manual de lenguaje no sexista en el año 2010. Estos materiales constituyen aportes fundamentales para la sensibilización, formación y capacitación de las mujeres en el liderazgo y la comunicación en sus respectivas organizaciones.

En varios países, como México, Nicaragua, Guatemala, Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay y El Salvador, se han desarrollado programas de formación y sensibilización en universidades, y foros en facultades de comunicación, así como campañas para desmontar mensajes sexistas en línea. Destacamos las iniciativas lideradas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),14 que incluyen formación en feminismos, diversidad y disidencias y, tras la pandemia, capacitación en seguridad digital y discursos de odio. Todas estas iniciativas se desarrollan bajo el enfoque general de aplicar la igualdad de género como principio de gobernanza de las instituciones de enseñanza superior para reducir la brecha de género, implementar la perspectiva de género, actuar contra la violencia de género y el acoso, y fomentar la conciliación familiar, laboral y académica.15

En paralelo a la formación superior y en la línea del aprendizaje permanente con certificación externa, a modo de microcredenciales, contamos con la iniciativa emprendida por el área educativa virtual de la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad en Argentina, que facilita formación académica desde la sociedad civil mediante cursos de diplomas y posgrados, entre los que destaca el Diploma de Comunicación, Derechos Humanos, Género y Diversidad desde una perspectiva interseccional, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA) que participa en la cocertificación. Su objetivo es promover la perspectiva de género y la interseccionalidad en los contenidos de los medios de comunicación, colaborar en la producción de estrategias de comunicación transformadoras en busca de una sociedad inclusiva y feminista, fomentar una práctica comunicacional feminista, e impulsar el debate y la formación sobre la agenda de género y diversidad.

Una de las iniciativas más completas y multidimensionales, como ya se ha mencionado, es la de la mexicana CIMAC, nacida como agencia de noticias en 1995 y expandida hacia otras tantas acciones dentro del periodismo con perspectiva de género. Destacamos como buena práctica una de las acciones más valerosas y de mayor incidencia social que ha realizado y sigue activa: la tarea de cartografiar la violencia contra periodistas y comunicadoras16 como instrumento de visibilización, denuncia y sensibilización. Se trata de una plataforma interactiva de uso libre y abierto, en donde se puede consultar información cuantitativa y cualitativa de la violencia basada en el género que experimentan las mujeres periodistas y comunicadoras en México. La búsqueda documental está realizada por el Programa de Libertad de Expresión y Género de Comunicación e Información de la Mujer A. C., y la información se actualiza semanalmente. Contempla un proceso de sistematización a escala estatal y nacional de la violencia que impera contra las mujeres que ejercen el periodismo y el derecho al acceso y difusión de información.

La cartografía cuenta con un buscador en donde se pueden ingresar los datos de interés, además de un mapa interactivo que, con tan solo un clic, despliega información como:

Los tipos y modalidades de la violencia.

Cronología de diferentes atentados.

Casos que existen por entidad.

Avances y retrocesos de la situación de la libertad de expresión por entidad.

Fichas (sin datos sensibles) de atentados registrados por entidad.

Conteo de agresiones registradas, particularizadas en casos de violencia institucional y feminicidios de periodistas.

Dentro de la Red de Radiodifusoras ERBOL, en Bolivia, destaca la introducción de secciones de género en las radios emblemáticas, como Radio Pachamama del Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza en la ciudad de El Alto y, en Santa Cruz, la Casa de la Mujer y la programación de Radio Deseo, con producciones específicas sobre los derechos de las mujeres y paternidad responsable. Cabe mencionar que ambas programaciones son producidas y realizadas por trabajadoras del hogar, formando así un triángulo entre empoderamiento de las mujeres, formación en comunicación y abordaje de temas feministas.

4. A modo de cierre

Como se observa en esta panorámica, a partir del primer y gran monitoreo global, el del GMMP que nació en 1995 y que sigue desarrollándose cada vez con mayor participación, han surgido nuevas iniciativas complementarias. Algunas de ellas, las más representativas o las que inauguran tipologías o iniciativas, han sido descritas a lo largo de este capítulo, y, como se observa, transitan por territorios diversos y prácticas comunicativas diferentes, lideradas desde las instituciones académicas y las organizaciones de la sociedad civil, que utilizan soportes distintos dentro de las posibilidades del entorno digital en la certeza de que, en la sociedad hiperconectada, la comunicación es estratégica y transversal, pero son también conocimientos y recursos para poner en marcha avances que coadyuven al logro del ODS 5 en la Agenda 2030.

Así, casi todas las organizaciones mencionadas, como se ha podido comprobar, presentan una tipología diversa de acciones que involucran tanto la información multimedia como la capacitación, el monitoreo o el establecimiento de redes, y las buenas prácticas asociadas a ellas, y que van evolucionando en una constante adaptación al contexto regional.


  1. 1. https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-elimination-all-forms-discrimination-against-women

  2. 2. https://www.pikaramagazine.com/por-que-pikara-2/

  3. 3. https://www.cosecharoja.org/acerca-de/

  4. 4. https://apublica.org

  5. 5. Para una buena aproximación al concepto de medios feministas, así como para tener referencias de los principales medios existentes y sus características, sugerimos consultar Vera Balanza y Postigo Gómez (2021).

  6. 6. https://elpais.com/politica/2018/05/11/actualidad/1526063643_313967.html

  7. 7. https://www.clarin.com/sociedad/editora-genero-desigualdades-estereotipos_0_xJz6APt7R.html

  8. 8. https://www.eldiario.es/focos/igualdad/

  9. 9. https://www.publico.es/mujer#analytics-cabecera-portada:submenu

  10. 10. https://www.rtve.es/noticias/rtve-igualdad/

  11. 11. https://agenciaefe.es/efeminista/

  12. 12. https://www.epe.es/es/igualdad/

  13. 13. Ver el apartado «Los observatorios».

  14. 14. https://comunicarigualdad.com.ar/

  15. 15. Ver Comisión de la Crue Universidades Españolas para la Agenda 2030 (2023).

  16. 16. https://cartografia-cimac.uwazi.io/