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Encontrar las palabras adecuadas: terminología

Me llamo Schuyler Bailar. Hay cuatro personas en mi familia, mi hermano, mi madre, mi padre y yo. Mi padre es de Florida. Mi madre es de Corea. Mi madre se llama Terry. Mi padre se llama Gregor. El último es el pesado de mi hermano pequeño que se llama Jinwon. Tengo una mascota. Es un loro. Se llama Chico. Soy poco femenina. Llevo el pelo corto. Voy a un colegio muy multirracial. Se llama Georgetown Day School. Es genial. Tengo muchos amigos. La mayoría son chicos.

Este es el primer párrafo de una redacción que escribí en el último curso de primaria, titulada «Todo sobre mí». En secundaria, me parecía imprescindible que toda persona nueva que conociera supiera que era poco femenina. Era una de las primeras cosas que compartía sobre mí.

Tenían que saber que no era la chica que todo el mundo esperaba que fuera.

—Mi madre dice que ya se nos pasará cuando crezcamos —me contó Alisha Gregg (ella). Estábamos en fila junto a la puerta, esperando a que el profesor nos llevara a la siguiente aula—. Cuando estemos en el instituto, seremos más como las chicas.

Se me cayó el alma a los pies. Yo no quiero crecer para ser como las otras chicas, pensé. La idea de convertirme en mujer me aterrorizaba. Siempre seré yo. Justo así.

—Bueno, pues a no se me va a pasar —espeté con enfado. Alisha no respondió porque teníamos que salir y no podíamos hablar en el pasillo.

Ese momento se reprodujo en mi mente una y otra vez durante meses. A lo mejor se les pasa a otras chicas, pero a mí no. En esa época formaba parte de un grupo de chicas que se declaraban poco femeninas u otras personas las consideraban así. Aunque a menudo nos metían en el mismo saco, a mí no me importaba que me relacionaran con ellas. Sabía que mi falta de feminidad era diferente a la de ellas. Y ellas también lo sabían.

Han pasado años y sigo siendo amigo de una de esas chicas. Tras decirle que era trans, reflexionó sobre nuestros años en secundaria. «Vale que ninguna fuera femenina, pero tú no eras como nosotras. Sabíamos que eras diferente».

Cuando al fin descubrí la palabra «transgénero» deseé haberla tenido de más joven. Esa era la palabra que había estado buscando. Ese era el permiso que nunca me habían dado en mi infancia para decir: «¡Soy un chico en realidad!».

Solo esa palabra, transgénero, me ha aportado mucha libertad y esperanza. Mucha vida y paz. El lenguaje nunca definirá a una persona por completo o con una precisión perfecta, porque, al fin y al cabo, solo son palabras. Pero un lenguaje que nos permita describir nuestras identidades, no solo para otras personas, sino también para nosotres mismes, puede salvar vidas.

También he aprendido que no era el único que ignoraba el significado de esta palabra. Al final de cada discurso presento seis palabras, y la primera es «transgénero». Pido a un miembro del público que la defina, pero pocas veces son capaces. Si no podemos definir esta palabra, ¿cómo vamos a mantener conversaciones difíciles acerca de temas complejos sobre las identidades trans y nuestro lugar en la sociedad?

Exacto: no podemos.

Al igual que he encontrado las palabras que mejor me describen, también he aprendido que el lenguaje es una de las formas más básicas e importantes que tenemos para mostrarnos respeto, a nosotres mismes y a otras personas, y para intercambiar historias con identidades que quizás no compartamos.

Y por eso comenzamos este libro hablando de lenguaje, para que tengas mejores palabras con las que describirte a ti misme, así como a otras personas.

TRANSGÉNERO

Cada vez que le pido a una persona adulta del público que defina «transgénero», suelo recibir una variación de las siguientes respuestas incorrectas:

«Es cuando naciste hombre o mujer pero eres lo contrario».

«Es cuando te cambias el género».

Siempre doy las gracias a todas las personas que se ofrecen voluntarias para responder y luego les ofrezco unas cuantas sugerencias lingüísticas.

«Transgénero» es un adjetivo que describe a aquellas personas cuya identidad de género difiere del género que les asignaron al nacer. A mí me asignaron el género femenino al nacer y mi género es masculino. De ahí que sea transgénero.

Quizás te estés preguntando qué significa «género asignado al nacer». En general, cuando nace une bebé, se presupone su género (y luego se le asigna en el certificado de nacimiento) a partir de los genitales externos. En palabras más sencillas: si le bebé tiene un pene, o algo parecido a un pene, entonces se le asignará el género masculino; si le bebé tiene un clítoris, o algo parecido a un clítoris, se le asignará el género femenino. Si le bebé tiene genitales ambiguos (lo que se suele considerar «intersex»), pueden someterle a una cirugía genital sin su consentimiento para «arreglarle» los genitales a partir de las suposiciones del personal médico. Hablaré más tarde sobre las personas intersex. En resumidas cuentas, el género se suele asignar a partir de la apariencia de los genitales externos.

La idea de que una persona pueda ser «del género contrario» implica que solo hay dos géneros. Esto es incorrecto, ya que el género es más complicado que el binomio entre hombre y mujer o macho y hembra. Hay personas trans que no se identifican ni como hombre ni como mujer y que, por tanto, no encajan en estas etiquetas.

La segunda respuesta seguramente sea el error más habitual y entiendo el motivo. La gente me suele describir con cosas como: «Schuyler era mujer y ahora es hombre». Esto no es acertado, y la mayoría de las personas trans que conozco coincidirán con mi valoración: las personas trans no «cambian» de género, sino que más bien lo afirman.

Por este motivo, ya no uso la sigla FTM, que significa «female to male»(3) y que empleé en los primeros meses tras salir del armario. A medida que avanzaba en mi transición, pronto me di cuenta de que FTM no acababa de encajar conmigo, ya que implicaba que fui mujer en algún punto y que me estaba convirtiendo en hombre. En realidad, nunca me he sentido mujer, pero no siempre he podido describir mi género como lo que es: masculino. El lenguaje evolucionó para mí. En vez de FTM, ahora digo que soy un hombre trans. Si necesito aclarar algo más, explico que me asignaron el género femenino al nacer, que es diferente a ser mujer cuando naces.

Del mismo modo, al comienzo de mi transición la gente me decía que había «nacido en el cuerpo equivocado». Sabía que mi cuerpo no encajaba bien conmigo, con lo que consideré que era cierto. Pero, a medida que descubría más cosas sobre mí mismo y mi cuerpo, me percaté de que esta idea era errónea. Ni «había nacido chica» ni mi cuerpo «estaba mal». No, nací siendo yo, un chico, y me asignaron el género femenino al nacer. Y mi cuerpo no está «mal»; de hecho, ¡mi cuerpo seguía bastante bien las instrucciones que le daba! Y, aun así, llegó un momento en el que mi cuerpo no encajó por completo conmigo. Algunas partes parecían extrañas y desajustadas. Pero no cambié mi género al salir del armario. No me desperté un día y me convertí en hombre o decidí ser quien soy. No, lo que decidí fue que se lo contaría al resto de gente. Adquirí más confianza y encontré el valor de compartirme con el mundo. Pero siempre he sido yo.

Fijaos en que hay algunas personas trans (una minoría) que sí dirán que han «cambiado de género», ¡y eso es totalmente válido! El idioma es un intento de conectar y comunicarnos, pero solo se puede aproximar a nuestras verdades y realidades. Te recomiendo que uses el lenguaje que propongo aquí como referencia, pero cuando una persona trans te pida que uses otras palabras para referirte a ella, deberías hacerlo sin dudar.

Aquí tienes un resumen de algunas sugerencias terminológicas:

NO BINARIE

El género de algunas personas no encaja en la interpretación actual de la sociedad sobre ser «hombre» o «mujer» y usan «no binarie» para describir su identidad de género. No binarie es un término paraguas que la gente emplea de distintas formas; hablaré más sobre la identidad no binaria en el Capítulo 3.

Unas notas sobre su escritura y la forma de abreviarse:

CISGÉNERO

En resumen, si no eres transgénero, eres cisgénero. Es decir, si tu identidad de género encaja con el género que te asignaron al nacer, entonces eres cis.

Algunas personas cis expresan rabia cuando se les dice que son cisgénero.

Aunque no me paro a reflexionar sobre muchos comentarios enfadados, en este caso sí lo hago, porque quiero que se respete la identidad de todo el mundo y la gente que comenta de esta forma cree no recibir este respeto. Pero he ahí una de las piezas centrales del conflicto: algunas personas cisgénero creen que es irrespetuoso que las llamen «cisgénero». A menudo son los mismos individuos que piensan que llamarlos «blancos» es un tanto racista. Estas reacciones revelan lo mismo: cuando las personas que la sociedad considera como estándar corren peligro de no ser consideradas como tales, se enfadan y se sienten discriminadas.

Cuando la sociedad habla de personas con identidades marginalizadas, dichas identidades se suelen nombrar para aclarar que no forman parte de la «norma» o de lo estándar. Según las noticias, por ejemplo, yo no soy solo un nadador. Soy un nadador trans. No soy solo un hombre, soy un hombre coreano-americano. No soy solo un deportista, soy un deportista queer. Y no pasa nada por nombrar estas identidades. De hecho, las reclamo con orgullo.

Pero fíjate en que nombrar las identidades de la gente privilegiada es bastante menos habitual, y eso si lo hacen. Nadie etiqueta a Michael Phelps (él) como «deportista blanco, hetero y cis». Solo es Michael Phelps, nadador olímpico. Nadie dice: «¡Mira, un futbolista cishetero!». ¿Y por qué no lo hacen? Porque esas identidades son las que se esperan, se suponen y no requieren ningún tipo de explicación. La gente no considera que se deba especificar la sexualidad de alguien a menos que esa persona no sea hetero. La gente no considera que se deba especificar el género de alguien a menos que esa persona no sea cisgénero. La gente no considera que se deba especificar la raza de alguien a menos que esa persona no sea blanca. Y así con todo.

Cuando animamos a la gente a usar la etiqueta «cisgénero» y las personas cis se ofenden es porque están considerando que a lo mejor no forman parte del estándar y quizás sea la primera vez que se lo planteen. Es crucial recordar que, si no eres trans, etiquetarte como cis no te quita absolutamente nada.

Vamos a analizar el comentario original:

No soy cis género.

Sí, esta persona es cisgénero, porque, como dice claramente, se identifica con el género que le asignaron al nacer.

¿Por qué no se me permite ser una mujer sin más?

Nadie les está diciendo a las mujeres cisgénero que no pueden llamarse mujeres. Etiquetar a alguien como «cisgénero» no elimina su condición de hombre o mujer. Una mujer cisgénero es cisgénero y mujer. Un hombre cisgénero es cisgénero y hombre. Esta es la función básica de los adjetivos que aquellas personas de identidades predominantes y privilegiadas suelen olvidar: el adjetivo sirve para añadir más descriptivos al sustantivo que lo acompaña. Yo soy un hombre asiático, un hombre estadounidense, un hombre moreno y un hombre bajito. «Asiático», «estadounidense», «moreno» y «bajito» son adjetivos que me describen a mí, un hombre. No menoscaban mi condición de hombre. Solo ofrecen más información sobre quién soy. Lo mismo se aplica al adjetivo «cisgénero» para aquellas personas que no son transgénero.

Respeto a todos los seres humanos por ser quienes son, pero me afecta mucho…

Usar la etiqueta cisgénero para describir a personas cisgénero es una forma de ratificar la existencia de la gente trans. Cuando las mujeres cis reconocen que son mujeres cis están reconociendo de un modo sutil, pero importante, que las mujeres cis no son las únicas que existen, sino que también existen las mujeres trans. Cuando las personas cis creen que usar la etiqueta «cis» afecta de un modo negativo a su propio género, lo que consiguen, de forma errónea, es centrar esta cuestión en sí mismas. Usar el término «cis» solo socava el género de una persona cis si no cree que el género de la gente trans sea válido.

Soy una mujer que es feliz siéndolo…

Las personas trans no se sienten «infelices» con el género que se les asignó al nacer. Yo no soy una mujer infeliz sin más. No, lo que soy es un hombre.

Ahora me cambian mi identidad a “cis”…

Nadie está cambiando la identidad de la gente cis por usar la etiqueta «cis». Las identidades de las personas cis no están cambiando. Solo están aprendiendo una nueva palabra para describirse de un modo apropiado y exacto.

Respetemos, por favor, la decisión de todo el mundo de identificarse como quiera.

Decir «Respeto a todos los seres humanos por ser quienes son» y «Respetemos, por favor, la decisión de todo el mundo de identificarse como quiera» al mismo tiempo que se está rechazando deliberadamente un modo importante de respetar a la gente trans es una forma de manipular y hacer luz de gas. Deduzco que no era la intención de la comentadora, pero respetar a las personas trans incluye comprender que el género no es lo mismo que el sexo, que el género no es una elección y que las personas cisgénero tienen un papel importante a la hora de desmantelar el sistema tránsfobo en el que vivimos y que creó la gente cis. Si eres una persona cis que no está desmantelando de forma activa la transfobia, entonces la estás perpetuando.

Bonus: «¡Cisgénero es una palabra inventada!».

Sí, todas las palabras son inventadas. Aunque «cisgénero» no es que sea demasiado nueva (lleva en circulación desde la década de los sesenta), todas las palabras son combinaciones de sonidos a las que los seres humanos decidieron otorgarles significado. Eso es un idioma. Las palabras en esta página, ya sea cisgénero u otras, no carecen de significado por ser inventadas, sino todo lo contrario.

He aquí un resumen sobre algunas sugerencias terminológicas:

TRANSICIÓN

Es cualquier paso que una persona da para afirmar su identidad de género. Aunque mucha gente piense que se trata de procedimientos físicos o médicos como la cirugía o la terapia hormonal, una transición no siempre incluye estos métodos, pero sí muchos otros, como usar diferentes pronombres, vestimenta, nombre, corte de pelo y más.

Mucha gente hablaba de transicionar como un «cambio de sexo». Este término ha quedado muy obsoleto ya, dado que el sexo no es solo masculino o femenino (consulta la sección sobre sexo biológico) y la mayoría de las personas trans no sienten que la transición sea un cambio de género, sino una afirmación.

Por este motivo, hemos presenciado la introducción del término «afirmación de género». Hay personas que lo emplean junto con «transición» y otras que lo consideran su reemplazo. Aunque «transición» se ha considerado una palabra respetuosa y ya lleva varias décadas en uso, «afirmación de género» resuena en muchas personas. «Transición» implica un comienzo y un final, y no todo el mundo siente que la afirmación de género conlleve esto. Además, «transición» solía ser, y a menudo sigue siéndolo, una forma abreviada de «transición de género», lo que implica cambiar de género. De nuevo, muchas personas, incluido yo mismo, creen que esto no es veraz.

«Afirmación de género» es un término paraguas que se puede considerar más exacto e inclusivo, puesto que refleja justo lo que es: un proceso indefinido y, por tanto, individualizado, para afirmar el género de una persona, una identidad que ya existía antes de que comenzara cualquier proceso de afirmación. Pese a todo, «transición» sigue siendo una palabra válida para mucha gente, sobre todo si obviamos el complemento original «de género». Como resultado, a lo largo de este libro verás una combinación de «afirmación» y «transición».

IDENTIDAD DE GÉNERO

La sensación interior que tiene una persona sobre su género. «Identidad de género» se suele acortar simplemente como «género», aunque a veces esto causa confusión porque muchas personas creen, erróneamente, que el género es igual al sexo. ¡Y esto es falso!

SEXO BIOLÓGICO

A menudo se acorta como «sexo» y en teoría se refiere a la anatomía, fisiología y biología reproductiva y sexual de una persona. Se suele categorizar dentro de un binomio de «hombre» o «mujer», pero sobre todo se usa para referirse al género que se le ha asignado a una persona al nacer. El sexo biológico es mucho más complejo de lo que nos suelen enseñar. Hablaré más sobre por qué el sexo biológico no es ni binario ni simple en el Capítulo 2.

SEXUALIDAD

Es la clasificación de la atracción romántica, sexual o emocional de una persona hacia otras (por ejemplo: gay, hetero, bisexual, pansexual, queer, asexual, etc.).

Cuando anuncié que era transgénero, muches de mis amigues me preguntaron: «Pero… ¿no eres lesbiana y ya?». Otras personas fueron más atrevidas y preguntaron sin más: «¿Por qué no eres simplemente una lesbiana butch?».

La sexualidad no es lo mismo que la expresión de género. Sí, las personas trans y homosexuales están incluidas dentro del mismo acrónimo LGBTQ+, pero eso no significa que todes hayamos vivido las mismas experiencias. La gente trans puede tener cualquier tipo de sexualidad, igual que la gente cis. Una persona trans puede ser homosexual, heterosexual, pansexual, etc.

La identidad de género es una flecha que señala hacia dentro: es quién soy. La sexualidad es una flecha que señala hacia fuera: es hacia quién me siento atraíde. Si cambia algo sobre quién soy, eso no significa que vaya a cambiar necesariamente la dirección de la flecha que apunta hacia fuera, aunque sí que se modifique la etiqueta asignada a esa misma flecha. Por ejemplo, yo siempre he sentido atracción por las mujeres. Antes de transicionar y mientras me llamaba mujer, la etiqueta que asignaba a mi flecha de la sexualidad era «homosexual» o «lesbiana». En cuanto me di cuenta de que en realidad no era una mujer, sino un hombre, la etiqueta asignada a esa flecha se convirtió en «hetero», aunque actualmente apenas uso esa palabra para describirme. Más tarde leerás el motivo.

Para la mayoría de personas trans, salir del armario y afirmar nuestro género no «provoca» un cambio de sexualidad. Sin embargo, mucha gente trans sí experimenta cambios en su sexualidad durante su viaje de afirmación. La afirmación puede dar paso al descubrimiento de una expresión sexual en expansión, porque la persona se siente más en sintonía con su identidad. Además, cuanto más se pueda deconstruir el género, menos se necesita catalogar una sexualidad como homosexual o heterosexual, y más fluida puede llegar a ser.

QUEER

Aunque soy hombre y solo he salido con mujeres, uso la etiqueta «queer», un término paraguas que engloba una gran variedad de identidades sexuales y de género. Para algunas personas, lo queer es sexualidad; para otras, es género, y para otras más, lo es todo. Para mí, lo queer abarca mi historia de ser percibido como mujer, lesbiana y todas las presentaciones de mí mismo que he encarnado.

«Queer» se originó en el siglo xvi y procede del escocés o del bajo alemán; significaba extraño, peculiar, raro, excéntrico. En 1922, asumió su primer significado peyorativo para con la sexualidad y empezó a significar desviación. Como resultado, «queer» puede conllevar mucho dolor, sobre todo para generaciones pasadas.

En 2017 di una conferencia en el sur de Florida a un público compuesto sobre todo por mujeres trans de cuarenta años o más. Tras la charla, varias compartieron conmigo que les chocaba oír la palabra «queer». Algunas incluso me informaron que les parecía ofensivo y que deseaban que las generaciones más jóvenes dejaran de usarla en un sentido positivo o incluso neutro.

En 2023, «queer» ha entrado en el vernáculo popular como una palabra tremendamente positiva y parece que hemos conseguido, o casi, reclamarla. Aun así, si no eres queer y una persona te dice que no le gusta esa palabra, respétala y reflexiona sobre el lenguaje que prefiere.

EXPRESIÓN DE GÉNERO

Se refiere a la forma en que cada persona presenta su género, como la forma de hablar, de comportarse y la apariencia. La expresión de género está unida a los roles de género construidos dentro de la sociedad y puede cambiar según la época, la cultura, la localización geográfica y otros factores que reciban influencia social. Leerás más sobre la expresión de género en el Capítulo 5.

EL IDIOMA ES UNA HERRAMIENTA QUE EVOLUCIONA

Elle Deran (elle, ella), actore, cantante y creadore de contenido trans, dice: «Yo no soy no binarie. “No binarie” es una palabra que uso para describirme. Pero yo no soy esa palabra».1 Aquí, Elle habla sobre la naturaleza limitante del lenguaje. El lenguaje es una herramienta como mucho, una aproximación a la realidad, una tentativa que siempre será poco exacta y precisa a la hora de comunicarnos a les demás.

«El lenguaje en sí no es limitante —añadió Elle—. Pero nos limitamos cuando nos identificamos por completo con él».

Este enfoque concentra el poder en el conocimiento de una persona sobre sí misma, en la sensación, de Elle o la mía propia, de saber quiénes somos en vez de concentrarlo en sonidos y palabras que pueden ser arbitrarios. Este empoderamiento es clave cuando consideramos cómo el lenguaje se suele emplear para crear categorías estrechas con las que dividir comunidades y relegar a la gente a cajas pequeñas.

Por el momento, podemos admitir que esta terminología, aunque importante, también es un punto de partida. El lenguaje evoluciona con las personas, lo que significa que también cambia de forma constantemente. El lenguaje que proporciono aquí se utiliza mucho y se acepta como habitual y respetuoso, pero si conoces a una persona que use distintos términos para describirse, siempre recomiendo reflexionar sobre ese lenguaje.

Escucha a las personas trans que te rodean.


3. En español, el uso de estas siglas en inglés, «FTM», está bastante generalizado, aunque también se ha propuesto MaH («de mujer a hombre»). (N. de le T.)

4. En español, de hecho, se prefiere la abreviación. (N. de le T.)

5. Me he tomado la libertad de incluir un ejemplo en español que no se corresponde con el ejemplo en inglés (chinaman), ya que se trataba de un caso muy particular del idioma que no se habría entendido en español. En ocasiones, los idiomas comparten referencias y términos, pero en otras no, y por eso estoy yo aquí, sirviéndote de puente entre una realidad y la otra. (N. de le T.)

6. En español también es habitual verlo abreviado como «transmasc» y «transfem» precisamente para evitar marcas de género (con lo que se puede aplicar también a personas no binarias), de ahí que en la traducción se emplee a menudo en su forma abreviada. (N. de le T.)

7. En español, en cambio, sí es habitual usar «NB» para las personas no binarias, ya que estas siglas no tenían asignado un significado previo. También se emplea «enebé» como abreviación fonética. (N. de le T.)

8. Del mismo modo, en la traducción también se empleará el término más popular entre les hablantes de español. Aunque existe «nobinarie» y «no-binarie», la opción más utilizada en nuestro caso es «no binarie», con espacio. (N. de le T.)