Capítulo 1
Recogida y transporte de residuos inertes
2. Residuo inerte: concepto y composición
5. Recuperación de materiales y su utilización
6. Fracción de residuos peligrosos
7. Características de los contenedores de recogida
9. Tipos de vehículos de transporte
10. Manipulación y mantenimiento de contenedores y vehículos
La gestión de los residuos se ha convertido en un pilar muy importante para la consecución de la deseada sostenibilidad ambiental. El crecimiento de la población mundial, la modificación de los hábitos de consumo y el reciente crecimiento económico de países superpoblados ha conllevado a que la generación de residuos haya sufrido un crecimiento exponencial en las últimas décadas. Por todo esto, se hace necesaria una gestión cada vez más eficiente de los residuos generados.
Los residuos inertes lo conforman, en su gran mayoría, los residuos procedentes de la construcción y demolición (RCD), por lo que en el desarrollo de este manual se profundizará sobre la gestión, el tratamiento y la valorización de este tipo de residuos. El aumento de la generación de residuos inertes y la búsqueda constante de unos hábitos de consumo cada vez más sostenibles por parte de los países más desarrollados, ha conllevado a que en los últimos años la evolución de la regulación legislativa en este ámbito haya sufrido diversas actualizaciones, buscando de esta manera una gestión más eficiente en la generación y tratamiento de los residuos inertes.
En este primer capítulo se dará a conocer qué se entiende por residuo inerte, así como toda la legislación comunitaria y estatal que le aplica y los principales conceptos asociados a la gestión de este tipo de residuos. Seguidamente se profundiza sobre la recogida y transporte de residuos inertes y los principales riesgos laborales a los que están expuestos los trabajadores que realizan este tipo de tareas.
Los residuos inertes son un tipo de residuos industriales, además de los residuos peligrosos y los asimilables a urbanos, cuya característica principal es que no interactúan con el medioambiente.
De acuerdo con la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, los residuos inertes quedan definidos en el Real Decreto 646/2020, de 7 de julio, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero, como:
Aquellos residuos no peligrosos que no experimentan transformaciones físicas, químicas o biológicas significativas. Los residuos inertes no son solubles, ni combustibles, ni biodegradables; ni reaccionan con los materiales con los que entran en contacto ni física, ni químicamente ni de ninguna otra manera, ni afectan negativamente a otras materias con las cuales entran en contacto de forma que puedan dar lugar a la contaminación del medio ambiente o perjudicar la salud humana. Los residuos inertes deben presentar un contenido de contaminantes insignificante y, del mismo modo, el potencial de lixiviación de estos contaminantes así como el carácter ecotóxico de los lixiviados debe ser igualmente insignificante. Los residuos inertes y sus lixiviados no deben suponer un riesgo para la calidad de las aguas superficiales y/o subterráneas.

Residuos inertes
Así mismo, el mencionado Real Decreto 646/2020, limita el carácter ecotóxico del potencial lixiviado producido por este tipo de residuos y su contenido en contaminantes, que debe ser insignificante. En definitiva, “Los residuos inertes y sus lixiviados no deben suponer un riesgo para la calidad de las aguas superficiales y/o subterráneas”, concluye dicho decreto.
Es decir, los residuos inertes no deben producir daños sobre el medioambiente o las personas, al entrar en contacto con estos.
Por ello, los mayores problemas ambientales que ocasionan los residuos inertes son los siguientes:
El principal flujo de residuos en la Unión Europea lo componen los Residuos de Construcción y Demolición (RCD), en un porcentaje del 36,40 % y los residuos procedentes de Minería y Canteras, en un porcentaje del 25,30 %. La mayor parte de los residuos inertes proceden de esos sectores, principalmente del sector de la construcción.
El Real Decreto 105/2008 define en el artículo 2 a un RCD como:
Cualquier sustancia u objeto que, cumpliendo la definición de “Residuo” incluida en el artículo 3.a) de la Ley 1011998, de 21 de abril, se genere en una obra de construcción o demolición.
Por tanto, al hablar de RCD no solo se hace referencia a los restos de materiales constructivos y restos de materiales demolidos (muebles, enseres, etc.), también a sus envases y embalajes, (botes de pintura, palés, film retráctil, flejes, aerosoles, etc.), a los Equipos de Protección Individual (EPI) desechados, a los restos de comidas de los operarios (papel de aluminio, latas de refrescos, residuos de comida, etc.) y no todos pueden ser considerados inertes.
Se puede afirmar que el mayor porcentaje en peso de los residuos inertes proceden de RCD pero no por ello se puede concluir que todos los RCD son inertes.
Ejemplos de residuos inertes son determinados plásticos, papel y cartón, piedra, tierra, arena, grava y otros áridos, restos de hormigón y asfálticos y escombros. Pero no todos los escombros son residuos inertes, si contienen restos de yeso o asbestos no pueden considerarse un residuo inerte.

Importante
El reglamento español que regula la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición es el Real Decreto 105/2008.
Los residuos de la construcción y demolición están codificados a nivel europeo. Esta codificación está publicada en la Decisión 2014/955/UE y se recoge en la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular y se denomina Lista Europea. En esta lista, el capítulo 17 está reservado para los RCD, y dentro de estos solo se consideran como inertes los que no tengan en su composición ningún componente peligroso; esto aparece en la siguiente tabla:
| 17 01 | Hormigón, ladrillos, tejas y materiales cerámicos |
| 17 02 | Madera, vidrio y plástico |
| 17 03 | Mezclas bituminosas, alquitrán de hulla y otros productos alquitranados |
| 17 04 | Metales (incluidas sus aleaciones) |
| 17 05 | Tierra (incluida la excavada de zonas contaminadas), piedras y lodos de drenaje |
| 17 06 | Materiales de aislamiento y materiales de construcción que contienen amianto |
| 17 08 | Materiales de construcción a partir de yeso |
| 17 09 | Otros residuos de construcción y demolición |

Recuerde
Los residuos inertes no interactúan con el medioambiente.
La regulación legislativa actual sobre los residuos inertes está suscrita a textos a nivel europeo, nacional, así como autonómico (en algunas comunidades).
Debido a la extensión de este manual, no se podrá desarrollar de manera extendida cada texto legal, pero sí se hará una breve explicación de cada uno, tal y como se hace a continuación:
El poseedor sería la persona o entidad que ejecuta la obra y que tiene el control real de los residuos que se generan en la misma.
Entre las obligaciones que se imponen al poseedor destaca la de realizar un plan de gestión de los RCD en el que se especifique la forma de aplicar el estudio de gestión y los medios y forma de sufragar su coste.
Para obras menores de construcción y las de reparación domiciliaria, no se tendrán que llevar a cabo estas medidas.
La Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados obliga, a partir del 1 de julio de 2022 a clasificar los RCD, al menos en las siguientes fracciones: madera, fracciones de minerales (hormigón, ladrillos, azulejos, cerámica y piedra), metales, vidrio, plástico y yeso. También se clasificarán aquellos elementos susceptibles de ser reutilizados tales como tejas, sanitarios o elementos estructurales. Esta clasificación se realizará preferentemente en el lugar de generación de los residuos.
También se obliga a retirarse los residuos de demolición prohibiéndose su mezcla con otros residuos.
| CUADRO RESUMEN LEGISLACIÓN RESIDUOS INERTES | |
| Directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos | Establece el principio de jerarquía de residuos, prevención, reutilización, reciclado, valorización y eliminación |
| Plan de Acción de la UE en materia de economía circular (COM (2015) 614 final) | Paquete de medidas para el fomento de la economía circular |
| Ley 7/2022, de residuos y suelos contaminados para una economía circular | Legislación básica española sobre residuos |
| Real Decreto 105/2008 | Reglamento que regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero |
| Real Decreto 646/2020 | Reglamento que normaliza la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición |
| Estrategia Española de Economía Circular | Sienta las bases para impulsar un nuevo modelo de producción |
| PEMAR 2016-2022 | Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos |
| PERTE de Economía Circular | Conjunto de medidas económicas de apoyo a la Economía Circular y la gestión de los residuos |
Con respecto a la procedencia de los residuos inertes se puede hacer una clasificación con cuatro tipos de inertes de la siguiente manera:
Los residuos inertes proceden mayoritariamente de las obras de derribos (55 %), de las obras de nueva construcción, incluyendo las obras de rehabilitación (30 %) y en menor medida, de la obra pública (10 %).
Como su propio nombre indica, los residuos de derribo son los residuos generados en la fase de deconstrucción, como actividades de construcción relacionadas con los derribos de edificios e instalaciones, entre las que se encuentran el desmontaje, el desmantelamiento, las demoliciones de: baldosas del techo, asfalto, yeso, tejas, ladrillos, etc.

Residuos de derribo
Siguiendo los principios de la Economía Circular, la planificación del derribo de una construcción debe iniciarse en el momento de su construcción.
Las empresas constructoras deben trabajar de forma sostenible, en la que se considere si existen:
A la hora de realizar el derribo de un edificio, se deben planificar las operaciones a realizar: cómo se van a llevar a cabo, maquinaria a utilizar, personal para ejecutarlas, etc., con la finalidad de poder cumplir con el Principio de Jerarquía de Residuos definido en el artículo 8 de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Siguiendo esa jerarquía se debe planificar para, en primer lugar, producir la menor cantidad de residuos posible. Preferentemente reutilizar y en caso de no ser posible, reciclar la mayor cantidad posible de los residuos generados. En caso de no ser posible reutilizar o reciclar, valorizar los residuos generados. Como última opción, eliminar la menor fracción de residuos posible.
De acuerdo con la Ley 7/2022 anteriormente mencionada, a partir del 1 de enero de 2024, la demolición se llevará a cabo preferiblemente de forma selectiva, garantizando la retirada de, al menos, las fracciones de madera, fracciones de minerales (hormigón, ladrillos, azulejos, cerámica y piedra), metales, vidrio, plástico y yeso, previo estudio que identifique las cantidades que se prevé generar de cada fracción, cuando no exista obligación de disponer de un estudio de gestión de residuos y prevea el tratamiento de estos según la jerarquía de residuos.
El uso de técnicas no selectivas de demolición y derribo en las que se utiliza maquinaria pesada, para abaratar los costes de derribo, provoca que aparezcan mezclados residuos inertes con residuos tóxicos y peligrosos, por ejemplo: techos de uralita, que contienen amianto, tuberías de fibrocemento, conductos de refrigeración que contienen CFCs y PCBs, etc.
De las cuatro fracciones de residuos inertes, los residuos de demolición son los que generan mayor peso y volumen.

Nota
Los residuos de derribo son los residuos generados en la fase de deconstrucción: baldosas del techo, asfalto, yeso, tejas, ladrillos…
Se originan en el proceso de ejecución de los trabajos de construcción propiamente dichos.
Son los productos de desecho generados en las nuevas edificaciones, que pueden provenir de la propia acción de construir y de los embalajes de los materiales necesarios para la obra (generándose estos en mayor cantidad).

Residuos de nueva construcción
La cantidad y tipo de residuos que se produce en la construcción de una nueva edificación va a variar en función del tipo de edificación que se esté construyendo, los materiales empleados, las técnicas utilizadas o la fase constructiva en la que se encuentre.
Por ejemplo, en la construcción de edificios residenciales, es decir, la construcción de edificios destinados a que en ellos habiten personas se genera mayor volumen de residuos pétreos y de envases y residuos de envases, mientras que en la construcción de industrias, oficinas, explotaciones agrarias o ganaderas, edificios educativos, religiosos, sanitarios, etc., se suelen utilizar elementos constructivos y prefabricados de mejor calidad que generan menos residuos.
Por otra parte, si se tiene en cuenta la fase constructiva en la que se encuentra el edificio, destaca el que en la fase de cimentación se originan pocos residuos, mientras que en las fases de cierre y cubierta o en la fase de acabado se generan en mayor cantidad y son muy heterogéneos: de naturaleza pétrea, materiales cerámicos, restos de yesos, de pinturas, de barnices…
En esta fracción se incluyen los tipos de residuos generados en las dos fracciones anteriores, puesto que existen operaciones tanto de demolición y derribo cuando se está realizando la rehabilitación de un edificio, y como también, operaciones de nueva construcción.

Residuos inertes de obras de rehabilitación
Suelen tratarse de obras menores, como pequeñas reformas domiciliarias, restauración de fachadas, instalación de marquesinas, etc., por lo que se pueden gestionar a través de los puntos limpios municipales.
Son los residuos procedentes de la construcción de nuevas infraestructuras y de las obras de demolición y derribo llevadas a cabo por las distintas Administraciones del Estado. Destacan en este apartado las infraestructuras civiles (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, obras hidráulicas, puertos, etc.) que producen residuos inertes de grandes dimensiones habitualmente, con un elevado porcentaje de materiales pétreos o cerámicos.

Sabía que…
El Real Decreto 105/2008, de Residuos de la Construcción y Demolición establece en su Disposición Adicional Segunda obligaciones específicas para las administraciones públicas fomentando, ante todo, la prevención en la generación de RCD y, también, la reutilización de los residuos ya producidos en las obras.
Concretamente, el Real Decreto 105/2008 insta a las administraciones públicas en todas las obras en las que intervengan como promotoras, a contemplar medidas, desde la fase de proyecto, para la prevención en la generación de RCD y, para la reutilización y el reciclado de áridos y otros productos procedentes de la valorización de RCD. Con ello se pretende que sean las administraciones públicas las que den ejemplo a las entidades privadas, ahorrando en la utilización de recursos naturales, aprovechando los materiales de desecho que se originen en las obras.

Nota
Los porcentajes de generación de residuos inertes son:
Como se ha comentado, debe ser primordial el hecho de generar la menor cantidad de residuos inertes cuando se esté llevando a cabo una obra, tanto de manera cuantitativa, como también en lo que respecta a su peligrosidad.
Para conseguirlo, se debe planificar el desarrollo de las obras antes del comienzo de las mismas, aplicando todas las medidas necesarias para conseguir una reducción en la generación de residuos. Entre estas medidas se pueden destacar las siguientes:
Pero como todo proceso productivo origina residuos, el sector de la construcción también lo hace (aproximadamente 800 m3 por persona y año), por lo que la recuperación de residuos inertes y su reutilización y reciclaje debe ser el método a seguir para lograr la sostenibilidad ambiental en este sector. Los residuos de la construcción son fácilmente reutilizables y reciclables en comparación con otros tipos de residuos.
En muchos países industrializados se han introducido planes específicos para fomentar la reutilización y el reciclaje de los residuos inertes. En España, la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados obliga, a partir del 1 de julio de 2022 a clasificar, en el lugar de producción los RCD. Deben clasificarse, al menos, las fracciones de madera, de minerales (hormigón, ladrillos, azulejos, cerámica y piedra), metales, vidrio, plástico y yeso. También deben clasificarse aquellos elementos susceptibles de ser reutilizados tales como tejas, sanitarios o elementos estructurales.
Así mismo, dicha ley impone una serie de objetivos, entre ellos destaca:
La cantidad de residuos no peligrosos de construcción y demolición destinados a la preparación para la reutilización, el reciclado y otra valorización de materiales, incluidas las operaciones de relleno, con exclusión de los materiales en estado natural definidos en la categoría 17 05 04 de la lista de residuos, deberá alcanzar como mínimo el 70 % en peso de los producidos.
Como ya se ha comentado, el material básico utilizado en la construcción actualmente es el hormigón armado, por lo que la mayoría de los residuos inertes generados van a ser de naturaleza pétrea (más del 50 % de su peso).
Es totalmente necesario desarrollar prácticas de reciclado de los materiales áridos para la fabricación de hormigón, además de nuevas técnicas que ayuden a dejar a un lado la edificación compulsiva con el uso masivo de este material, así como normas de calidad que lleven a disminuir el impacto ambiental que provoca. Con ello se consigue una doble finalidad:
Mediante diferentes procesos para la disminución de volumen y cribado de los RCD se obtienen los nuevos materiales reciclados para la construcción. Mediante estos procesos se obtienen, en su mayoría, zahorras y gravas para los cimientos base.
Posteriormente deben ser analizados en laboratorio, para certificar que cumplen con todos los requisitos técnicos necesarios para su utilización en cualquier obra del sector.
Por otra parte, existen países escandinavos donde se están llevando a cabo técnicas para el reciclaje del yeso y productos derivados.
Asimismo, y cada vez más, se está consiguiendo que se utilicen estos materiales reciclados como bases y subbases de carreteras y explanadas.

Sabía que…

Áridos reciclados
Se podría llegar a ahorrar la extracción de 7,7 millones de toneladas al año de piedra en las canteras solo utilizando un 20 % de hormigón con áridos reciclados.
Si se analizan los propósitos de reutilización y reciclado desde un punto de vista meramente económico, el asunto se complica debido a que los materiales generados tendrán que ser competitivos con las materias primas en relación al costo y calidad, situación que normalmente solo ocurre en las zonas donde existe escasez de materias primas o faltan vertederos propicios.
El aspecto económicamente fuerte para los materiales reciclados está en que, puesto que son generados en la misma obra, conllevan un ahorro muy importante, ya que no es necesario un transporte de residuos hasta los vertederos de inertes, y tampoco el traslado de nuevas materias primas hasta el tajo. Por ello, están siendo muy utilizados en obras en las que existen trabajos tanto de demolición como de nueva construcción conjuntamente, como son los de desarrollo urbano o proyectos de reconstrucción de edificios y viviendas.
No todos los residuos de construcción y demolición tienen carácter de inerte, puesto que se considera RCD a todo residuo originado durante los trabajos en la construcción, independientemente de sus características físico-químicas.

Residuos peligrosos en una obra de construcción
Por ello, no se debe pasar por alto la fracción de residuos peligrosos (RP) generados en las obras, puesto que en todas se genera algún tipo de residuo peligroso, ya sea en las de nueva edificación, en las de rehabilitación, o en las de derribo y demolición (sobre todo en estas últimas).
Los residuos peligrosos que se pueden generar son:

Los productores de residuos peligrosos en una obra de construcción y/o demolición tienen que cumplir una serie de obligaciones para la manipulación y gestión de los mismos que son:


Documento identificativo RD553
Hasta un 70-75 % de los residuos inertes que llegan a los vertederos no se les efectúa una separación previa de los residuos peligrosos, provocando la contaminación de los mismos.
Debido a su carácter tóxico, los residuos peligrosos no se deben transportar y eliminar junto al resto de residuos generados en la obra, por lo que tienen que ser debidamente separados en origen, para su transporte y gestión por una empresa autorizada.

Recuerde
En la obra se debe llevar a cabo una separación selectiva en origen de los residuos generados, sobre todo de los residuos peligrosos.
El amianto es un residuo peligroso tal y como viene indicado por la Decisión de la Comisión 2014/955/UE, de 18 de diciembre de 2014, que modifica la Decisión 2000/532/CE, sobre la lista de residuos y establece una Lista Europea de Residuos unificada para todo el territorio de la Unión.
Se incluye en el grupo 17, con el registro 17 06 01, Materiales de aislamiento y 17 06 05 materiales de construcción que contienen amianto.
Para las obras de construcción en las que se intuya que durante los trabajos de derribo y demolición puedan aparecer elementos con amianto, la empresa encargada de la ejecución de las mismas deberá elaborar un Plan de actuación que tendrá que aprobar la autoridad laboral, antes de comenzar con los trabajos, para que los trabajadores encargados del derribo no estén expuestos a ningún tipo de riesgo para su salud. Si antes del inicio de la obra no se hubiese previsto dicha posibilidad y durante los trabajos se detectan materiales con amianto, se debe parar inmediatamente la obra.
Los materiales que contengan amianto se deben manipular y gestionar conforme al Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo, que establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto.
Para que una empresa constructora pueda realizar trabajos en los que se manipule amianto, tendrá que haberse inscrito antes en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA).
Además, el operario que lleve a cabo operaciones que conlleven la retirada, rotura, desfibrilación, etc., de materiales con amianto, tendrán que haber recibido previamente una formación específica, tal y como establece el Real Decreto 396/2006 y lo harán siguiendo las pautas de prevención estipuladas.
Las obligaciones de una empresa productora de residuos de amianto son las mismas que se han señalado anteriormente para cualquier producto de residuos peligrosos. De forma específica se puede indicar:

Nota
Los materiales que contienen amianto son peligrosos cuando se producen cortes o roturas del material, que emiten polvo o fibras del mismo.
Para codificar e identificar correctamente un residuo de amianto debe recurrirse a la Decisión de la Comisión 2014/955/UE de 18 de diciembre de 2014, que modifica la Decisión 2000/532/CE, sobre la lista de residuos y establece una Lista Europea de Residuos unificada para todo el territorio de la Unión Europea.
Los residuos de amianto procedentes de la construcción y demolición habría que codificarlos con el código LER: 170605.

Modelo de etiqueta para residuos que contienen amianto
Posteriormente, su evacuación hasta el depósito de seguridad se llevará a cabo por gestores autorizados que cuenten con equipos adecuados que garanticen que no se producirán roturas de los paquetes o envases, con el propósito de evitar la posible pérdida de polvo o fibras de amianto.

Residuos de amianto perfectamente etiquetados y almacenados
De forma general, en una obra de construcción y demolición se generan gran cantidad de residuos de madera, y muchos de ellos han sido tratados con sustancias peligrosas, como pueden ser: alquitrán, fungicidas, conservantes, creosota, etc., por lo que la gestión de estos residuos debe ser la misma que para cualquier residuo peligroso, cumpliendo en todo caso con las obligaciones y reglamentaciones expuestas anteriormente.
Por ejemplo, algunos tipos de madera tratada pueden emitir partículas perjudiciales y dañinas en el momento de triturarlas, o pueden intoxicar el suelo del vertedero en el que se deposita si no se encuentra aislada convenientemente.
Los residuos de madera tratada con creosota merecen una mención especial.

Definición
Creosota
Composición de más de 200 compuestos químicos entre los que destacan los hidrocarburos aromáticos policíclicos, PAHs, derivados del benceno; muchos de ellos son de difícil degradación y eliminación.
Se considerará como residuo peligroso cualquier madera con creosota si tiene un porcentaje en peso mayor de 0,1 %, teniendo que ser, a todo los efectos, gestionada como tal.
Hasta el 2003, el uso que se le ha dado a la creosota ha sido como compuesto para la protección de la madera utilizada en la construcción de postes de luz y teléfono, puentes, etc., aunque su uso está prohibido para dichos fines desde la publicación de la Directiva 2001/90/CE de la Comisión de 26 de octubre de 2001 por la que se adapta al progreso técnico por séptima vez el anexo I de la Directiva 76/769/CEE del Consejo relativa a la aproximación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas de los Estados miembros que limitan la comercialización y el uso de determinadas sustancias y preparados peligrosos (creosota).
Aunque esta Directiva no tiene un carácter retroactivo, y por tanto no es obligatorio desmontar los parques, puentes, instalaciones, etc., realizados con creosota antes de la Directiva, existen algunos ayuntamientos que tienen clasificados los espacios donde se ha utilizado este tipo de madera para estudiar su sustitución o aislamiento próximamente.

Aplicación práctica
Ángela Muñoz va a hacer una pequeña obra en el patio de su casa con la idea de derrumbar un pequeño lavadero que tiene el techo de uralita.
El arquitecto responsable de la obra le explica a Ángela que durante la demolición deben separar los distintos residuos que se generen y que va a tener que hacer frente a todos los gastos de la gestión de los residuos que se generen según establece la normativa vigente. ¿Tiene razón el arquitecto? ¿Qué tipo de residuos generará durante la obra? ¿Cuál es la normativa a la que se hace referencia?
SOLUCIÓN
1. El arquitecto sí tiene razón, ya que la normativa en materia de gestión de residuos de construcción y demolición obliga a las personas generadoras de estos residuos a sufragar los gastos originados por su gestión y a separarlos en origen para su posterior gestión.
2. Los residuos generados durante el derribo del patio serán:
3. La normativa a la que se refiere el arquitecto es la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular y el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero, por el que se regula la producción y gestión de residuos de la construcción y demolición.
La Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, en su artículo 30 y a partir del 1 de julio de 2022 obliga a que todos los residuos procedentes de la construcción y demolición no peligrosos deberán ser clasificados en origen.
Esta separación debe realizarse, al menos, de las siguientes fracciones:
Asimismo, deben clasificarse aquellos elementos susceptibles de ser reutilizados tales como tejas, sanitarios o elementos estructurales.
Los receptáculos más habituales para el depósito de los residuos inertes en una obra de construcción y demolición son los contenedores metálicos o cubas, aunque para pequeñas cantidades de residuos también se pueden utilizar unos pequeños sacos, denominados big bags, cuya capacidad de almacenaje no supera los 1-2 m3.

Ejemplo de big bag
Cada vez son más utilizados, sobre todo por las ventajas que su uso ofrece, ya que se pueden ubicar en el mismo tajo, lo cual permite el depósito de los residuos por separado en el saco en el momento en que se producen. Posteriormente, los big bags se trasladan hasta el contenedor apropiado donde se vacían; esto conlleva un ahorro de tiempo y dinero. En el momento que un contenedor esté lleno, debe ser retirado y llevado al centro de gestión de residuos que corresponda para su preparación para reutilización, reciclado o eliminación.

Recuerde
Para el depósito de pequeñas cantidades de residuos inertes en obra se suelen utilizar los big bags que tienen una capacidad de almacenaje entre 1-2 m3.
A no ser que no exista otra posibilidad, los contenedores metálicos para la deposición de RCD se situarán en el interior de la obra. Para la colocación de un contenedor en la vía pública o acera, el promotor de la obra tendrá que solicitarlo al ayuntamiento en cuestión.
En estos contenedores solo deben ser depositados, de forma separada, residuos inertes, como: escombros, maderas, tierra, etc., estando totalmente prohibido verter restos de materia orgánica que se pueden descomponer y producir malos olores o materiales explosivos, peligrosos o tóxicos.
La capacidad de los contenedores para la recogida de RCD suele variar entre 2 m3 (mini contenedores) y 40 m3 (para residuos de gran volumen).
Si se hace una clasificación teniendo en cuenta el tamaño o capacidad de depósito, los contenedores se clasifican en:
En función del sistema de enganche entre el vehículo recolector y el contenedor, se pueden diferenciar dos tipos de contenedores:
Si se clasifican en función de su forma y características, se encuentran los siguientes:
A continuación, se van a describir los contenedores abiertos, los contenedores cerrados y los contenedores con puerta lateral o trasera, entre otros.
Contenedores abiertos
Actualmente son los más utilizados, sobre todo para depositar residuos de derribos, puesto que permiten el depósito de materiales desde diferentes alturas; aunque si no se utilizan correctamente suelen provocar molestias o daños entre los propios trabajadores o los vecinos de la demolición.
Son adecuados para materiales de diversas procedencias, desde escombros y enseres a residuos ligeros como madera, papel, cartón, plástico, etc.
Cuando el residuo depositado sobre el contenedor tenga un alto contenido de polvo o al finalizar la jornada de trabajo, se debe cubrir el contenedor con una lona o cubierta amarrada de forma permanente.

Ejemplo de contenedores abiertos
Contenedores cerrados
Evitan, sobre todo, el esparcimiento de polvo con los residuos de tierra, cemento, etc., y por otro lado, también dificulta la sustracción de residuos y materiales, sobre todo si el contenedor se sitúa en la vía pública.
El sistema de cerramiento puede ser muy variado, pudiendo ser:

Ejemplo de contenedor cerrado con doble tapa
Contenedores con puerta lateral o trasera
La principal ventaja de este tipo de contenedores, en comparación con los contenedores cerrados, es de fácil acceso para las carretillas en la descarga de los residuos.

Ejemplo de contenedor con puerta trasera
Contenedores estancos
La característica principal de este tipo de contenedores es que pueden transportar residuos húmedos y pastosos gracias a que todas sus juntas están selladas para evitar cualquier derrame de residuo.
Su uso más habitual es el vertido y transporte de lodos y residuos procedentes de la industria agroalimentaria.
Otros
Otros tipos de contenedores son los siguientes:

Contenedor tipo patera

Contenedor realzado

Recuerde
Para el depósito de grandes cantidades de residuos inertes en obra se utilizan los contenedores metálicos. En función de su forma y características se clasifican en: abiertos, cerrados, con puerta (lateral o trasera), estancos, tipo patera y realzados.
Se entiende por traslado de residuos el transporte de los residuos desde su punto de origen hasta su destino, donde se someterán a su posterior tratamiento o eliminación.
El traslado de residuos forma parte del proceso de gestión de residuos, y es uno de los puntos más delicados de este proceso, sobre todo cuando se trata de residuos peligrosos. Este hecho ha provocado que este punto del proceso de gestión de residuos haya sido objeto de una mayor regulación legislativa a nivel internacional, comunitario y estatal, debido a que la exportación incontrolada de residuos puede producir daños en el medioambiente y la salud humana, sobre todo en zonas sensibles o menos desarrolladas.
En este contexto, en España, hasta el año 2015 solo estaba regulado el traslado de residuos peligrosos por el Real Decreto 833/1988, que ha sido el marco regulador de los traslados de residuos durante casi tres décadas. Posteriormente el Real Decreto 180/2015 de 30 de marzo, por el que se regula el traslado de residuos en el interior del Estado, supone una importante actualización para el sector de la gestión de residuos al sustituir al R. D. 833/1988 y que viene a regular el traslado de todo tipo residuos, abarcando más allá de los residuos peligrosos.
Finalmente, el Real Decreto 553/2020, de 2 de junio, por el que se regula el traslado de residuos en el interior del territorio del Estado, deroga al Real Decreto 180/2015 y desarrolla los traslados de residuos en el interior del territorio del Estado, respetando la estructura y líneas generales del Real Decreto 180/2015, de 13 de marzo, pero mejorando el procedimiento para que sea más fiel al reglamento comunitario y para clarificar la tramitación electrónica en los traslados.
La Unión Europea, a través de su normativa, recoge que los traslados de residuos en el territorio de los Estados miembros son competencia de cada uno de ellos, pero les invita a tener en cuenta la necesidad de mantener la coherencia con el sistema comunitario y obliga a establecer un régimen de vigilancia y control. De este modo, la elaboración de este Real Decreto pone en sincronía la normativa estatal con la regulación comunitaria.
Las líneas generales del Real Decreto 553/2020 son:
Los vehículos de transporte sobre los que se cargan y descargan los contenedores descritos en el apartado anterior, en los que se depositan los residuos de la construcción y demolición tienen unas características específicas para ello.
A continuación, se describen algunos vehículos especiales como: camión con remolque para contenedores, camión tráiler y camión grúa.
Camión con remolque para contenedores
Para la retirada y el transporte de los contenedores cargados de residuos inertes, existen camiones especiales a los que se le puede acoplar un remolque en el que colocar otro contenedor (o también, existe la posibilidad de acoplar varios remolques, pudiéndose retirar más de un contenedor a la vez, evitando tener que dar excesivos viajes). Son muy adecuados para obras con las siguientes características:

Camión con remolque para contenedores
Camión tráiler
Se utiliza para obras que precisan el movimiento de grandes cantidades de tierra y donde se utilizan múltiples contenedores.
El transporte de los contenedores en camiones tráileres permite ahorrar tiempo y dinero, aprovechando más los viajes porque se transportan varios contenedores simultáneamente gracias a su gran capacidad de carga.
Camión grúa
Se utiliza para la recogida de big bags, y también para la recogida de pequeños contendores.
Existen camiones con caja y grúa que admiten cargar todo tipo de materiales, ya sea desde el suelo o desde plantas o tejados de edificios de pocos pisos de altura.
Los vehículos portacontenedores son los más utilizados en el transporte de los contenedores rellenos de residuos inertes hasta el vertedero.
Varían en función de las características y capacidades del contenedor a portar, existiendo de forma general dos tipos:
Vehículo portacontenedor de cadenas
No son camiones muy grandes y solo tienen capacidad para transportar contenedores estándares de 2–9 m3.

Camión portacontenedor de cadenas
Están especialmente indicados para el transporte de contenedores situados en obras de pequeña envergadura o en interiores o zonas de difícil acceso.
Vehículo portacontenedor con gancho
Los equipos portacontenedores con gancho utilizan para la manipulación, cogida y colocación de los contenedores en el camión un gancho delantero.
Se utilizan para los contenedores de gran capacidad y dimensiones.

Camión portacontenedor con gancho

Recuerde
Los vehículos para el transporte de contenedores rellenos de RCD más utilizados son los portacontenedores de cadenas o con gancho.

Aplicación práctica
Eusebio es dueño de una empresa de alquiler de contenedores para el depósito de residuos y de vehículos portacontenedores. Los equipos con los que cuenta su empresa son: cuatro contenedores abiertos con capacidad de 5 m3, tres contenedores abiertos con capacidad de 30 m3, un contenedor cerrado con capacidad de 10 m3, un camión de gancho, un camión de gancho con remolque y un camión de cadenas.
Alejandro es dueño de una empresa de construcción y su próximo trabajo consiste en el derribo de un antiguo colegio de su localidad.
Alejandro está hablando con Eusebio para alquilarle los contenedores y vehículos necesarios, y le explica que el centro de gestión de residuos de construcción y demolición más cercano está a 20 km de la ciudad y que quisiera optimizar el gasto del transporte de todos los residuos que se vayan a generar en la deconstrucción. ¿Qué le aconsejaría?
SOLUCIÓN
Puesto que se trata de una obra de demolición o derribo, durante la misma se van a generar una gran cantidad de residuos inertes, por lo que, para minimizar gastos, se le recomendaría a Alejandro que alquilase los contenedores abiertos de mayor capacidad, es decir, los de 30 m3.
Al ser contenedores abiertos, durante el transporte debe taparlos con una lona para evitar la emisión de polvo desde la obra al vertedero.
En cuanto al vehículo a alquilar, se le recomienda el camión de gancho con remolque (aunque se tendría que asegurar que tanto el camión como el remolque están adaptados a los contenedores de 30 m3), consiguiendo así optimizar el gasto, ya que en un mismo viaje al vertedero podría transportar el doble de residuos.
La empresa propietaria de los contenedores donde se depositan los residuos generados en una obra será responsable de llevar a cabo un mantenimiento de los mismos, siendo responsables de su correcta manipulación los usuarios de dichos contenedores en la obra.
Por otra parte, los camiones para la recogida y transporte de los RCD también tendrán que ser objeto de un correcto mantenimiento, por ello, deben pasar una serie de inspecciones periódicas realizadas por un técnico de la empresa que presta el servicio, además de inspecciones normalizadas llevadas a cabo por empresas acreditadas o entidades autorizadas de inspección y control.
Para llevar a cabo estas operaciones de mantenimiento lo más común es utilizar un check list (o lista de chequeo o de verificación).
A continuación, se expone un ejemplo de ficha de chequeo de mantenimiento de un vehículo de recogida y transporte de residuos inertes.

Asimismo, la persona que conduzca un vehículo que transporte contenedores rellenos de residuos inertes desde las obras hasta el vertedero apropiado debe estar capacitado para desarrollar esta tarea, contando para ello con el permiso de circulación correspondiente (C1, C o C+E, según el vehículo a manejar), y sin necesidad de adquirir, ningún permiso especial, como es el caso, por ejemplo, de los transportistas de mercancías peligrosas.
Para una correcta manipulación de los camiones a manejar y de los residuos a transportar, sería recomendable que estos operarios contaran con formación en:
Se deberá implementar procedimientos de conservación y mantenimiento integral para cada camión de recogida y transporte de los RCD, persiguiendo los siguientes objetivos:
La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, dice que los trabajadores de cualquier tipo de empresa tienen derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, convirtiéndose este derecho en una obligación para el empresario.
Los operarios que realizan tareas de recogida y transporte de residuos inertes están expuestos a diversos riesgos debido al tipo de operaciones que llevan a cabo al desarrollar su trabajo, principalmente el manejo, carga y descarga de contenedores.
Estas operaciones son la recogida y transporte de escombros derivados de obras, palés de almacenaje, maquinaria en desuso, etc., es decir, la recogida y transporte de cualquier residuo que no pueda experimentar ningún tipo de transformación física, química o biológica, por lo general materiales de desecho procedentes de obras de construcción.

Nota
Los riesgos laborales más importantes a los que está expuesto un operario de recogida y transporte de residuos inertes son la manipulación manual de cargas y la realización del trabajo de conducción en la postura de sentado.
Los riesgos laborales a los que pueden estar expuestos estos operarios serían los siguientes:
Dentro de este apartado, merecen mención especial dos riesgos laborales asociados a este puesto de trabajo, como:
Los operarios que realizan tareas de recogida y transporte de residuos inertes llevan a cabo tareas de levantamiento, colocación, empuje, tracción o desplazamiento de contenedores.
Estas tareas pueden causar distintos efectos sobre su salud, como pueden ser traumatismos, cortes, fracturas, etc., debido a accidentes en el momento de manipular la carga. Pero sobre todo, lesiones músculo-esqueléticas (por ejemplo, dolores dorsolumbares) por la manipulación continua e incorrecta de las cargas.
Hay que tener en cuenta, que existen diversos factores que influyen en la aparición de estos trastornos, como son:
Según establece el Real Decreto 487/1997, de 14 de abril, sobre las disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la manipulación manual de cargas que entrañe riesgos, en particular dorsolumbares, en general, el peso máximo recomendado en trabajos habituales de manipulación de cargas es, en unas condiciones favorables de manejo e ideales de levantamiento, de 25 kg.


Recuerde
Se deben flexionar las rodillas siempre que se manipule una carga.
La postura sentada es la posición de trabajo más confortable, ya que ayuda a reducir la fatiga corporal, disminuye el gasto de energía e incrementa la estabilidad y la precisión en las acciones desarrolladas.
Sin embargo, esta postura puede resultar perjudicial para la salud del trabajador, ya que, como se ha mencionado anteriormente, un conductor de un vehículo que transporta residuos inertes pasa gran parte de su jornada laboral sentado al volante. Las consecuencias de mantener una postura de trabajo sentada inadecuada pueden ser varias, como: sobrecargas de la zona lumbar de la espalda, molestias cervicales o abdominales, o compresión venosa y nerviosa.
Así, resulta fundamental tener en cuenta los elementos que intervienen en la realización del trabajo, principalmente, el asiento y el volante y cuadro de mandos.
Finalmente, se exponen una serie de recomendaciones ergonómicas para que el riesgo de sufrir algún tipo de accidente o dolencia por la conducción de vehículos de recogida y transporte de residuos inertes se pueda reducir al máximo; estas recomendaciones son las siguientes:
Un residuo inerte es el que no interactúa con el medioambiente y, por tanto, no produce ningún impacto ambiental negativo. A todos los efectos, es lo mismo decir residuo inerte o residuo de la construcción y demolición (RCD), aunque existen algunos matices diferenciados. Junto a ello, se ha mencionado una serie de textos legales que regulan la producción y gestión de los mismos, tomando como base el principio de jerarquía de prevención-reutilización-reciclado.
En función de su procedencia, las fracciones de residuos inertes se clasifican en: residuos de derribo, de nueva construcción, de rehabilitación y de obras públicas, siendo los residuos de derribo los que se generan en mayor porcentaje.
Del mismo modo, se han tratado en el capítulo qué tipos de residuos peligrosos pueden aparecer entre los RCD, centrándose, sobre todo, en residuos con amianto y madera tratada; así como las obligaciones de almacenamiento, etiquetado y registro respecto a ellos.
El traslado de residuos inertes para su posterior tratamiento o valorización ha sufrido en los últimos años modificaciones en cuanto a su regulación, con el objetivo de tener un control exhaustivo sobre la gestión de los mismos. Todo ello se recoge en el Real Decreto 553/2020, de 2 de junio, por el que se regula el traslado de residuos en el interior del territorio del Estado español.
Existen varios tipos de contenedores para el depósito y transporte de residuos de construcción y demolición, siendo los más destacables los sacos bigbags para pequeñas cantidades de escombros y contenedores metálicos de diversas características, para mayores cantidades. En este sentido, el medio de transporte más habitual para el traslado de residuos es el camión, destacando los de cadenas y los de gancho sobre los demás.
En cuanto a los riegos laborales más significativos para las tareas de recogida y transporte de residuos, se han identificado los riesgos inherentes a la manipulación de cargas y debido al elevado tiempo que el operario permanece sentado en el vehículo, como los principales a tener en cuenta.

Ejercicios de repaso y autoevaluación
1. ¿Qué es un residuo inerte?
2. Relacione los siguientes textos legales.
3. Indique cómo se clasifican las fracciones de residuos inertes según su procedencia.
4. Determine si la siguiente frase es verdadera o falsa.
5. ¿Qué son los big bag?
6. ¿Qué tipo de contenedores metálicos están diseñados para facilitar el acceso a las carretillas de descarga?
7. ¿Para qué tipo de contenedores es más adecuado un vehículo portacontenedores de cadenas?
8. Complete la siguiente oración.
No todos los residuos de construcción y demolición tienen carácter _____________, puesto que se considera ______ a todo residuo originado durante los trabajos en la construcción, independientemente de sus características _________.
9. Enumere cuáles son los residuos peligrosos que se pueden generar en una obra de construcción.
10. Si se hace una clasificación teniendo en cuenta el tamaño o capacidad de depósito, ¿cómo se clasifican los contenedores?