Vivimos en una sociedad en la que ni en el sistema educativo ni en la mayoría de familias hay tiempo, consciencia ni interés en buscar estrategias para lograr una mejora en las relaciones humanas.
Como seres sociales que somos, necesitamos crear vínculos con los demás. Necesitamos involucrarnos, compartir y sentir que pertenecemos a una comunidad, pero a pesar del enorme peso que esto tiene en nuestra vida, no estamos preparados para elegir de forma correcta ni mucho menos para identificar cuándo estamos ante una realidad potencialmente peligrosa para nuestro inocente corazón.
Por ello, creo que es enormemente valiosa la labor de todos los psicólogos que nos dedicamos a divulgar y acercar al público esa información que nos permita aprender, entender y ser más conscientes de lo que estamos viviendo y de aquello que nos sucede, para poder despertar.
Para mí, un buen libro de «autoayuda» es el que te lleva a pensar, el que te ayuda a hacerte preguntas, a reflexionar y tratar de mejorar. Es el que despierta en ti las ganas de crecer, de sanarte y de avanzar.
Y por eso creo que es un verdadero regalo cuando aparece un libro como este que tienes ahora en tus manos. Tus líneas rojas son aquellas que te indican dónde hay que poner límites y cuándo hay que irse; son las que te muestran cómo no hay que estar y con quién jamás deberías quedarte. Son las que te recuerdan el valor de tu autoestima y despiertan del letargo tu olvidada dignidad.
Entre apuntes disruptivos, las experiencias de Carla y todo su saber, Tomás nos acerca a la esencia de nuestra valía para que aprendamos todo aquello que ya deberíamos saber.
Con múltiples herramientas, reflexiones e inspiradores ejemplos, nos lleva de la mano para ayudarnos a reconectar con la magnitud de nuestra grandeza, alejándonos de todo aquello que nos reste y no nos merezca, y que así, no olvidemos nunca la inmensidad de nuestro Ser.