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Superar lo absurdo de la vida

«Sucede que los decorados se derrumban. Levantarse, coger el tranvía, cuatro horas en la oficina o en la fábrica, comer, dormir y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado al mismo ritmo, el camino que se sigue con facilidad la mayor parte del tiempo. Pero, entonces, un día surge el por qué y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro».

Albert Camus, El mito de Sísifo

La vida es absurda y eso está bien. Nadie ha escrito acerca de ello con más elocuencia que Albert Camus en El mito de Sísifo. 11 El libro, un clásico de la literatura existencial, deriva su título de la leyenda de Sísifo, el personaje de la antigua Grecia que, habiendo desafiado a los dioses, recibe un castigo eterno: es condenado para siempre a empujar una roca por una montaña solo para verla rodar hacia abajo y luego empujarla de nuevo hacia arriba, ad infinitum. Camus consideraba a Sísifo como un héroe del absurdo, una especie de Phil Connors de la mitología griega. Phil Connors es el meteorólogo ficticio de la televisión en Punxsutawney, Pensilvania, de la película El día de la marmota, que lo intenta todo, incluido el suicidio, para romper la monotonía de su existencia mundana. Sin embargo, Connors se despierta puntualmente con la misma canción de radio en el mismo pueblo, destinado a seguir la misma trayectoria sin sentido de su vida. Dice: «Una vez estuve en las Islas Vírgenes. Conocí a una chica. Comimos langosta, bebimos piñas coladas. Al atardecer hicimos el amor como nutrias marinas. Ese fue un buen día. ¿Por qué no me ha tocado vivir ese día una y otra vez?». ¿Quién de nosotros no puede empatizar con ese sentimiento? Incluso en un buen día, nuestras vidas a menudo parecen estancadas en un bucle sin fin.

Por supuesto, como autor de tu propia vida, estás muy implicado en ella. Sin embargo, de vez en cuando puedes despertar a la posibilidad de que, desde el punto de vista del universo, tu vida es pequeña, accidental y no tiene ningún valor en particular. La discrepancia entre sentir que tu vida es muy valiosa y saber que es posible que no puedas justificar ese sentimiento es la noción del absurdo. El filósofo Todd May lo llama «la confrontación de nuestra necesidad de significado con la falta de voluntad del universo para cedérnoslo». 12 Es el dilema que surge cuando no puedes expresar por qué vale la pena llevar a cabo tus acciones o por qué vale la pena vivir tu vida. Ocurre cuando pierdes el contacto con un marco (personal, familiar, social) que podría decirte qué es realmente valioso.

Esto es lo que le sucede cada vez más a la cultura occidental. En su análisis clásico de la sociedad estadounidense, Habits of the Heart, el sociólogo Robert Bellah señala que el panorama moral de los estadounidenses modernos se ha convertido en las preferencias de los individuos egoístas. Tanto es así, de hecho, que los objetivos finales de una buena vida se han convertido en «una cuestión de elección personal». 13 Las personas ya no se sienten guiadas por un marco cultural sólido. En lugar de saber cómo vivir, se sienten obligadas a elegir cómo vivir. Como dijo Jean-Paul Sartre, «si Dios no existe, todo está permitido». 14 Ten en cuenta lo siguiente: una encuesta mundial de Gallup en 2007 entrevistó a más de 140 000 personas de 132 países diferentes. Entre otras muchas preguntas se formuló esta: «¿Sientes que tu vida tiene un propósito o significado importante?». Cuando la felicidad o la satisfacción con la vida se examinan a una gran escala internacional, los investigadores suelen encontrar los mismos resultados una y otra vez: las naciones más ricas, medida la riqueza por el producto interno bruto per capita, tienden a tener ciudadanos más felices que las naciones más pobres. 15 Lo contrario también se daba, sin embargo, cuando los investigadores compararon las respuestas a esta pregunta de la encuesta Gallup. Mientras que el 91 % de las personas de todo el mundo encontraban sentido en sus vidas, las personas de países más ricos como el Reino Unido, Dinamarca, Francia y Japón eran más propensas a informar de que su vida carecía de propósito o significado, mientras que en naciones más pobres como Laos, Senegal y Sierra Leona, prácticamente todo el mundo afirmaba que su vida tenía sentido. 16 Los países más ricos, donde la ausencia de sentido de la vida era más común, tenían también las tasas de suicidio más altas.

Para la mayoría de nosotros, la incomodidad existencial es una ola que nos invade rápida pero claramente y deja tras ella la impresión, la sensación de que tal vez la vida no es todo lo que parece, y luego suena el despertador por la mañana. Luego empieza otro día y vuelves a ver las cosas con mejores ojos. Después de todo, hay una roca que necesita un buen empujón. Pero hay otra forma. Es posible construir una cosmovisión que pueda resistir el desafío de lo absurdo, una cosmovisión que no solo sea compatible con lo que la ciencia moderna nos dice sobre el universo y el lugar de la humanidad en él, sino que también conserve un sentido de valor justificado, significación y felicidad sostenible. Pero primero analicemos a fondo la noción de lo absurdo para comprender mejor cómo destruye la ilusión de un gran sentido cósmico de significación. Solo entonces podrás comenzar a dar pasos reales hacia la liberación personal.


11. Albert Camus: El mito de Sísifo, Alianza Editorial, Madrid, 2012.

12. Todd May: A Significant Life: Human Meaning in a Silent Universe, University of Chicago Press, Chicago, 2015, ix.

13. Robert N. Bellah, Richard P. Madsen, William M. Sullivan, Ann Swidler y Steven M. Tipton: Habits of the Heart, University of California Press, Berkeley, 1985, 20-22 y 76.

14. Jean-Paul Sartre: El existencialismo es un humanismo, Edhasa, Barcelona, 2006.

15. Angus Deaton: «Income, Health and Well-Being Around the World: Evidence from the Gallup World Poll», Journal of Economic Perspectives 22, n.º 2, 2008, 53–72.

16. Shigehiro Oishi y Ed Diener: «Residents of Poor Nations Have a Greater Sense of Meaning in Life Than Residents of Wealthy Nations», Psychological Science 25, n.º 2, 2014, 422–430.