TÍTULO I

LA VIRGEN DE LA CABEZA

I. LA PRIMITIVA IMAGEN

Su traza y forma

La hechura de la primitiva imagen de la Virgen de la Cabeza, desaparecida en la contienda civil española, es una incógnita al no conservarse fotografías de la misma desprovista de manto y corona. A pesar de ello, contamos con referencias y testimonios que corroboran una traza predeterminada, en la que se basó José Navas Parejo para tallar la actual en 1944.

Manuel Salcedo Olid, escritor andujareño del siglo XVII, nos dice:

«Por el tacto del cuerpo de la imagen, se reconoce ahora el brazo derecho de el niño, que descansa en el hombro de su Santísima Madre, y el izquierdo de la Virgen, que ambos están ocultos y dan a entender ser de maconeria, como los otros dos que están manifiestos, y patentes, y se ve que con la mano derecha está dando la Virgen al niño una frutita colorada que parece madroño, y en la izquierda del niño se descubre un mundo».

El texto y la descripción prosiguen de la siguiente forma:

«El rostro es amarillo, que tira un poco a moreno, con tantos resplandores como si se refrescara cada día. Es hermoso y proporcionado y agradable, los ojos tan amorosos, que parece está mirando a cualquier parte que la mira, las cejas negras, y en arco y los labios rojos».

»Tenía adornado el rostro con dos tocas sobre una cofia, la primera con unas punticas de oro, que hacían una sarta de perlas, cerrándose con un punto debajo de la barba, la otra era mayor tendida sobre los hombros y espaldas, tapado todo lo que alcanzaba el cabello que es castaño, dividido en dos partes sin tocadura, con la que hoy permanece (…).

»Antes me han certificado algunos rectores del Santuario, que cuando el día de la fiesta principal ciñen la imagen con listones por la cintura para que vaya fijamente asida con cuatro pendientes en el cubo de las andas, han visto que por la “simbria” de las vestiduras antiquísimas esta cosida toda la ropa por lo bajo con un cordón grueso de seda encarnado, de tal forma, que es imposible registrar con la vista la hechura».2

Como podemos observar, el mutismo sobre su hechura interna es total, encontrándose en un tabernáculo y no precisamente a la vista de cualquiera, cubierto por varios velos que se descubrían en contadas ocasiones —por ejemplo, para la romería— para que los devotos y peregrinos pudieran contemplarla en todo su esplendor.

Era el barroco en su vertiente más pura, provocando el misterio y, a su vez, la impresión sobrecogida del espectador que observaba el conjunto en un mensaje muy explícito, de acuerdo con las tesis surgidas del Concilio de Trento, tras su clausura en 1563, manteniendo como uno de sus principales vértices la religiosidad popular.

Más contemporáneo es el testimonio de D. José Pérez de Vargas y del Río, último Conde de la Quintería, quien lo tomó de su tío Rafael Pérez de Vargas y Quero, Hermano Mayor de la Real e Ilustre Cofradía Matriz entre los años 1921 y 1923, que dice textualmente:

«Siendo Hermano Mayor de la Cofradía de la Virgen mi tío don Rafael Pérez de Vargas, anterior conde de la Quintería, acompañado de dos sacerdotes, al vestir la imagen descubrieron totalmente la talla y vieron que la Santa Imagen era de estilo bizantino, de cabeza gruesa y desproporcionada al cuerpo, de cuello delgado y extremidades inferiores muy cortas, estando sentada en trono, su altura la calcularon en unos treinta y cinco centímetros, y para suplir su pequeñez y darle mayor esbeltez estaba sentada en una armadura de listones cruzados de forma troncocónica».

Fue esta imagen la que recibió culto en el Santuario hasta 1936, desapareciendo tras finalizar el asedio el 1 de mayo de 1937.

La Coronación Canónica

Acontecida el veintitrés de abril de 1909, la Coronación Canónica de la primitiva imagen de la Virgen de la Cabeza fue un hecho perseguido desde los tiempos de D. Salvador Castellote y Pinazo, Obispo de Jaén, que promovió en octubre de 1904 una peregrinación diocesana al Santuario de Sierra Morena, con motivo del cincuentenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.

Esta peregrinación, de feliz desarrollo entre los días ocho y nueve de octubre, se consideró como la primera piedra en este singular camino.

Don Salvador Castellote y Pinazo ejerció su ministerio entre el veintiséis de diciembre de 1901 y el 6 de diciembre de 1906, siendo nombrado arzobispo de Sevilla, un cargo que no podrá desempeñar al sufrir un desvanecimiento en el transcurso de su ceremonia de despedida en la S. I. Catedral de Jaén, falleciendo días después. Su sucesor fue D. Juan José Laguarda y Fenollera.

Este prelado sería, a la postre, el que tramitaría todo lo concerniente a la Coronación Canónica de la Virgen de la Cabeza, concedida por bula de SS Pío X el diez de noviembre de 1907.

Sin embargo, la misma no pudo llevarse a cabo, tal y como se tenía previsto en los plazos, ante la crisis económica que soportaba el país, y que fue principal motivo de la ralentización de los actos programados para abril de 1908, posponiéndose todo para el año siguiente.

En este contexto se nombraron las comisiones preceptivas para organizar la celebración de tan importante acto de piedad y reconocimiento de la devoción popular a la Virgen. Destacó, de entre las personas que las conformaron, la comisión de señoras pertenecientes a la aristocracia andujareña presidida por la Excma. Sra. Condesa de la Quintería, encargada de recaudar los fondos necesarios para la adquisición de las coronas, que se realizarían en los talleres de Héctor Marabini, en Madrid.

El pueblo de Andújar participó en el proyecto donando dinero y joyas a la Virgen, desde el más rico hasta el más pobre, como así lo atestigua la anécdota que habla de un mendigo que entregó el dinero conseguido de sus limosnas a la comisión, no aceptándolo ante el evidente estado de necesidad de aquel, insistiendo el hombre en que lo tomaran preguntando, «¿acaso mi dinero no es digno para la Santísima Virgen?».

Vemos como la Coronación significó un hito histórico para la ciudad, con la implicación de todos sus ciudadanos y estamentos, pero faltaba la guinda final: el patronazgo de la Virgen de la Cabeza sobre Andújar, un hecho que determinó que el alcalde Gabriel Ortiz y Cosgaya, escribiera una carta a S. S., con fecha del veintidós de octubre de 1908, pidiéndole la concesión de tal honor.

Todo ello vino refrendado por otra epístola del prelado D. Juan José Laguarda y Fenollera, con fecha tres de noviembre, que entregó al Santo Padre en su viaje a Roma, en diciembre de ese año.

En la misma, solicitaba también «que declare fiesta en el calendario litúrgico diocesano el último domingo de abril, como fiesta de la Santísima Virgen de la Cabeza. (Andújar 1909. La Virgen de la Cabeza coronada por su pueblo. Juan Rubio Fernández y Andrés Borrego Toledano. 2009).

La carta de Gabriel Ortiz Cosgaya, alcalde de Andújar, dice lo siguiente:

«Ilustrísimo Padre.

Don Gabriel Ortiz Cosgaya, alcalde y presidente del Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad de Andújar, Diócesis de Jaén (España) a Vuestra Santidad respetuosamente expone:

Que desde el año de 1227 en que la Venerable Imagen de Ntra. Señora de la Cabeza se apareció en la cima del Cerro de este nombre en las fragosidades de Sierra Morena, donde la piedad de los fieles le erigió grandioso templo en que se le rinde ferviente culto; por unánime sentimiento religioso de este pueblo se ha considerado y proclamado en su excelsa Patrona a la Virgen Santísima bajo aquella advocación a tan largos siglos.

Y atendiendo a que por la benignidad de vuestra Santidad se ha concedido el ser canónicamente coronada la bendita imagen delegando al efecto en el S. E. J. el Obispo de esta Diócesis; el ayuntamiento de mi presidencia, respondiendo a la general aspiración del vecindario el conseguir de Vuestra Santidad la declaración canónica de Patrona de esta ciudad de Andújar de la Santísima Virgen María, bajo la denominación de la Cabeza, que se venera en su Santuario de Sierra Morena y que tan deseada declaración coincida con la fiesta en que se ha de verificar con su Canónica Coronación, ha acordado por unanimidad elevar a los pies de Vuestra Santidad, como en su nombre lo hace el que suscribe, reverente cómplice en demanda de esta gracia, que será recibida con entusiasmo por este Católico pueblo devotísimo del culto de la siempre Virgen Madre de Dios.

Por ello suplica a Vuestra Santidad se sirva concederle declaración mencionada, legítima y justa aspiración de esta Ciudad de Andújar»3. (La Coronación Canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza. Luis Pedro Pérez García. 2010).

Las gestiones del Obispo de Jaén, para establecer canónicamente en el calendario diocesano la festividad de Ntra. Sra. de la Cabeza el último domingo de abril dieron resultado y así lo hace saber la Real e Ilustre Cofradía Matriz en su libro de cabildos:

«Gestionando el asunto con vivísimo interés por el mismo Prelado, estando en Roma al frente de una peregrinación de esta provincia, su Santidad se ha servido conceder la declaración del Patronato para Andújar de María Santísima de la Cabeza por rescripto fechado en Roma el primero de abril de este año.

En su virtud la fiesta de Ntra. Patrona queda reconocida oficialmente el último domingo de abril de cada año con misa y rezo propio. ¡Viva nuestra Patrona la Virgen de la Cabeza!».

Con fecha del siete de abril de 1909, el Obispo se dirige al alcalde con el siguiente telegrama, ratificando el hecho de la proclamación como Patrona de Andújar.

«Jaén, 7 abril 1909. Alcalde de Andújar. —Acabo recibir rescripto Roma declarando Patronato Virgen de la Cabeza. Felicito ciudad. Ayuntamiento, dignísimo alcalde obtención singular gracia pontificia, presagio feliz solemnísimas Fiestas Coronación. ¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA! —Obispo de Jaén»4.

La bula se había emitido con anterioridad el 18 de marzo de 1909, fecha en la que conmemoramos anualmente el aniversario de su patronato.

«La ciudad de Andújar, dentro de los límites de la Diócesis de Jaén, con tanto amor de tradicional piedad ha venerado a la Santísima Virgen, Madre de Dios, Reina de todos los Santos y Madre del Amor Hermoso, llamada vulgarmente de la Cabeza, (donde el año 1227 se cuenta que fue hallada de un modo admirable la imagen de la misma Madre de Dios), que el Clero, el Ayuntamiento y el pueblo de la misma ciudad han elegido a la Madre de Dios como su principal Patrona ante Dios, y han pedido humildemente, con el Obispo de Jaén Rvdmo. Sr. Juan José Laguarda y Fenollera a la cabeza, la sanción de Ntro. Señor Santísimo, Papa Pío X sobre la susodicha elección.

Por lo cual, según el procedimiento Jurídico, en las reuniones ordinarias de los Sagrados Ritos tenidas en el Vaticano el día abajo señalado, habiendo propuesto el Excmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal José de Calasanz Vives y Tutó, Relator, la confirmación del tal Patronato, los Eminentísimos y Rvdmo. Padres, puestos al frente para el custodio de los Sagrados Ritos, después de haber ponderado todo con madurez y de haber oído al RP Sr. Promotor de la Santa Fe, juzgaron oportuno responder: “Favorablemente, si este es el gusto de Nuestro Santísimo Papa”. Dia 9 de marzo de 1909.

Y por fin, después que fueron dirigidas todas estas cosas a Nuestro Santísimo Señor Papa Pío X por el infrascrito Cardenal, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, aprobando Su Santidad la sentencia del mismo Sagrado Consejo, se ha dignado declarar y constituir con su suprema autoridad a la Bienaventurada Virgen María, Reina de todos los Santos y Madre del Amor Hermoso, vulgarmente de “la Cabeza”, como Patrona ante Dios de la ciudad de Andújar, con todos los privilegios y honores que competen de derecho a las principales Patronas de las ciudades.

Día 18 del mismo mes y año.

SEBASTIÁN MARTINELLI, Card., Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos. Dimedis Panici, arzobispo de Laodicea, secretario de la Sagrada Congregación de Ritos».

Para celebrar tan magno acontecimiento, la Virgen de la Cabeza se trasladó a hombros desde su Santuario hasta nuestra localidad en su «urna de madera» —enser que desapareció durante la guerra civil— haciendo su entrada en Andújar a las cinco de la tarde del día veinte de abril de 1909, siendo entronizada en la parroquia de Santa María la Mayor, tras recibir el cariño y la aclamación de su pueblo.

En la mañana del veintitrés, día de la Coronación, las preseas de la Virgen y el niño fueron bendecidas por el arzobispo de Granada D. José Meseguer y Costa, asistido por los obispos de Jaén, D. Juan José Laguarda y Fenollera, así como su homónimo de Almería D. Vicente Casanova y Marzol, con la presencia del arcipreste de Andújar D. Antonio Rodríguez Moreno; el acto contó también con la participación del clero de la localidad y con la presencia del Sr. Conde de Torrejón, Grande de España y Marqués del Puente de la Virgen, Excmo. Sr. D. Alfonso Valenzuela y Samaniego, Ilustre hijo de Andújar y que asumía la delegación de S. M. el rey Alfonso XIII, que honoríficamente presidía las fiestas.

En el acto también estuvieron presentes el gobernador civil de Jaén, D. Javier Molina y Ordoñez, el alcalde de Andújar D. Gabriel Ortiz Cosgaya, así como la Real e Ilustre Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza de Andújar, con D. Joaquín María Serrano Martínez como Hermano Mayor.

Por la tarde, la imagen de la Morenita se trasladó en procesión hasta los jardines de Colón para ser coronada. El historiador Carlos de Torres Laguna describe el hecho:

«Terminada la misa de aquel día, se organizó la comitiva para llevar procesionalmente a la venerada imagen hasta el lugar designado para la coronación.

Abría la marcha una sección de la Guardia Civil montada; seguían las banderas de las distintas cofradías; hermanos y hermanas mayores de las mismas, comisión de señoras, numerosos sacerdotes, el Hermano Mayor de la Cofradía de Andújar, D. Joaquín María Serrano, llevando en artística bandeja de plata repujada las coronas de la Virgen y el Niño; el paso donde iba colocada la Sagrada Imagen, sobre valioso trono de plata, el clero de las tres parroquias, presidido por el Señor Arzobispo de Granada, vestido de pontifical y asistido por los señores obispos de Jaén y Almería, que llevaban capa y mitra, el Ayuntamiento bajo mazas, ocupando la presidencia el Excmo. Sr. Conde de Torrejón, como delegado de SM el Rey Don Alfonso XIII, vistiendo brillante uniforme de Caballero de la Orden de Calatrava con la llave de Gentilhombre, llevando a la derecha al señor gobernador civil de Jaén y a su izquierda al alcalde de esta ciudad.

En la hermosa explanada de Colón se había levantado un bonito pabellón, y en él, se colocó el altar donde había de coronarse la bendita imagen. A los lados del espacioso paseo se construyeron multitud de tribunas, que se veían rebosantes de público selecto.

Sería vano empeño pretender describir, siquiera fuera aproximadamente, la brillantísima y majestuosa ceremonia de coronar a la Virgen Santísima de la Cabeza. Baste decir que el acto superó en esplendor, solemnidad y grandeza a cuanto pueda concebir la más brillante fantasía. El momento en el que el arzobispo de Granada colocó sobre las sienes augustas la preciosa corona fue sublime y magnífico; los acordes de las músicas, el estampido de los cohetes y tracas, los vivas, las aclamaciones, los gritos de júbilo de personas allí reunidas se confundían en el espacio. El clero entonó un “Te-Deum”.

Con el mismo orden que la ida regresó la procesión a Santa María.

En la noche de este veintitrés se verificó la solemne procesión de la milagrosa imagen por las calles de la ciudad, que se hallaban profusamente iluminada entrando a las diez y media de la noche la imagen en la iglesia, en medio de delirantes y entusiastas aclamaciones de la multitud»5. (Torres Laguna, 1961).

A la mañana siguiente, la Virgen de la Cabeza fue trasladada a su Santuario, pero esta vez la vuelta se realizó por carretera, habilitándose un puente provisional sobre el río Jándula, con una capacidad de carga de seiscientos kilos por metro cuadrado y provisto de: «siete tramos, de a cinco metros de luz, que se apoyarían en empalizadas, de alturas comprendidas entre uno y tres metros. Las secciones de las diferentes piezas se hicieron con pasadores de tornillos y tuerca, con el objeto de poder utilizar este puente y retirarlo de su proyectado emplazamiento, el día que esté tendido el puente metálico».

Este proyecto, presupuestado en 9 406,33 pesetas se encargó al ingeniero Francisco Acedo Villalobos, con fecha del dieciséis de marzo de 1909, siendo el motivo la Coronación Canónica de la Virgen de la Cabeza. (Pantoja Vallejo, 2014).

La prensa de la época se hizo eco de los fastos acaecidos en Andújar y del emotivo acto de la Coronación, recogiéndola en la siguiente crónica:

«Goza de singular veneración en Andújar la Virgen de la Cabeza, patrona de la ciudad a La que han obsequiado los andujareños con tres artísticas coronas de inapreciable valor, verdaderas joyas de arte religioso.

Para la fiesta de la Coronación se trasladó la imagen desde su Santuario de Sierra Morena a la ciudad de Andújar y en verdad que el acto resultó imponente bajo todos los conceptos.

Al efecto, ultimados todos los detalles, el sábado veinticuatro de abril salió procesionalmente la venerada imagen de la Virgen recorriendo la comitiva quince kilómetros por camino quebrado, formando un plateresco conjunto hasta llegar al Santuario».

«Allí esperaban más de diez mil almas, que a la llegada de la Virgen la aclamaron con gran fervor y entusiasmo.

El señor arzobispo de Granada y los prelados de Jaén y Almería, el alcalde de Andújar y otras personas distinguidas se trasladaron en carruaje.

A las doce de la noche comenzaron las misas cantadas, que se celebraron sin interrupción hasta mediodía, hora en que se verificó la fiesta principal, que resultó solemnísima.

En el camarín de la Virgen se celebraron también numerosas misas.

Durante toda la noche las músicas de las Hermandades ejecutaron lo más selecto de su repertorio, mientras se celebraban los festejos de rigor, (…), castillos de fuegos artificiales etc.».

La corona de 1909

Fue realizada por Héctor Marabini (1853-1910), cuyo taller de la calle Nicolás María Rivero, de Madrid, gozaba de gran reconocimiento en la corte del rey Alfonso XIII.

La obra consistió en una soberbia corona, compuesta por dieciséis imperiales de los cuales ocho eran mayores, decorados con una mezcla de roleos y acantos entrelazados, así como por diversos óvalos, que contenían las letanías a Nuestra Señora.

Junto a estos se descubrían los ocho restantes, de menor tamaño y configurados sobre una base de oro fino y perlas preciosas, elevándose sobre un tambor en cuyo frontal aparecía, sostenido por el águila de San Juan, el escudo de la ciudad de Andújar, de grandes proporciones. Todo el conjunto aparecía engarzado con gran profusión de piedras preciosas.

La corona de la Virgen, al igual que la del Niño y el rostrillo, que dicho sea de paso no se nombra en las facturas, siendo probablemente una donación particular, desaparecieron en la guerra civil española en circunstancias nada claras, estando tasada en cien mil pesetas en la época de su desaparición, año 1936.

La corona del Niño estaba compuesta de ocho imperiales, cuatro mayores y cuatro menores, de similar concepto y ejecución que los de la corona de la Virgen. El conjunto, cincelado en oro de dieciocho quilates, se componía de «dos mil ciento ochenta y siete brillantes y rosas que llevan entre las dos coronas, trescientas setenta y dos esmeraldas de varios tamaños, treinta y ocho rubíes de varios tamaños más grande reconstituido, veinte zafiros, una amatista, un topacio, quinientas cuarenta y dos perlas y aljófar. En total tres mil ciento sesenta y una piedras preciosas insertas entre las dos coronas». La obra tuvo un coste de treinta y siete mil doscientas noventa y cinco ptas.

Por su parte, la comisión envió a Héctor Marabini «una cantidad de oro, para refinar, valorado en dos mil trescientas cincuenta pesetas; cuatrocientos setenta y ocho brillantes rosas y diamantes de valor, trescientas cincuenta y dos esmeraldas utilizadas de las recibidas, quinientas cuarenta y dos perlas aljófar, treinta y cuatro rubíes, diez zafiros, una amatista y un topacio». Todo ello aparece tasado en catorce mil novecientas cincuenta pesetas.

El manto de la coronación canónica

Valioso terno que sobrevivió a la guerra civil española, se encuentra actualmente en el museo mariano del Real Santuario de Sierra Morena, desconociéndose autor o autora del diseño, así como quién o quiénes ejecutaron su bordado, debido a la escasez de datos existentes que aporten luz a esta obra.

Se trata de una pieza bordada en oro sobre tisú de plata, en cuya cenefa, de estilo barroco con elementos vegetales, podemos descubrir formas entrelazadas de roleos y acantos que se mezclan entre sí, realzando la parte central, que aparece salpicada de flores.

La saya está bordada en oro sobre tela de raso blanco, descubriéndose un «Ave María coronado» de bella ejecución y factura, circundado en su perímetro por roleos y formas entrelazadas similares a las que aparecen en el manto de la Virgen. El conjunto se completa con el «mantolín» del Niño, de idéntica factura y composición, sobre tela de raso blanco, al igual que la saya.

El manto de la Virgen se intervino a mediados de la década de los años noventa del pasado siglo XX por Doña Rosa Mezquita. En 2020 volvió a ser intervenido en los talleres de Pedro Palenciano Olivares, sustituyendo el encaje del mismo, muy deteriorado, por otro de bella factura, costeado por Antonio e Isabel Barrios Hernández, Hermanos Mayores de la Real e Ilustre Cofradía Matriz

Las fiestas del VII Centenario (1927-1928)

El VII Centenario de la aparición de la Virgen de la Cabeza supuso un gran acontecimiento para la ciudad de Andújar. Para ello se designó, en enero de 1926, la comisión preceptiva encargada de preparar los actos.

El Excmo. Ayuntamiento tomó como primer acuerdo nombrar una presidencia de honor compuesta por SS MM los Reyes de España, Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia, SAR la infanta Isabel de Borbón, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Jaén, D. Manuel Basulto Jiménez, Excma. Sra. María Teresa Fernández de Villalta y Coca, Marquesa del Rincón de San Ildefonso y esposa de D. José del Prado y Palacio, ministro de Instrucción Pública, y a D. Rafael de Valenzuela Sánchez-Muñoz, abogado, poeta y escritor, e ilustre hijo de Andújar.

Tras quedar constituida aquella, en marzo se hace lo propio con la «Junta de Señoras», a semejanza de la de 1909.

Entre el catorce y el veintiuno de noviembre se celebró una «semana social», para preparar el VII Centenario, en cuyo programa se recogían, como pórtico a la celebración, conferencias, recitales poéticos y conciertos de música,

Insertos en 1927, y tras elevar al Sr. Obispo de la Diócesis la súplica oportuna, por parte de las «Juntas del Centenario» para conseguir el jubileo, SS Pío XI lo otorga con bula del nueve de Julio, junto al privilegio de celebrar misa de medianoche el día doce de agosto, en el Real Santuario de Sierra Morena, como apertura del año Jubilar.

En esta memorable jornada agosteña se sucedieron diversos actos religiosos en la ciudad presididos por el Sr. Obispo, celebrándose a las siete de la tarde una procesión con la réplica que se venera en la ermita de Andújar, que fue trasladada hasta las inmediaciones de la Parroquia de San Miguel para presidir el acto de colocación de la primera piedra del monumento alusivo al VII Centenario, obra del andujareño Fernando Cruz Muñoz (1890-1954), de siete metros de altura y con una base de cuatro metros de largo por tres de ancho, realizado en piedra blanca de Novelda.

Fue bendecido el veintiséis de abril de 1928, por parte del cardenal-arzobispo de Granada D. Vicente Casanova. Actualmente se encuentra en las inmediaciones de los jardines de Colón, junto a la Piscina Municipal, y próximo al ejido del «Puente Viejo», presidiendo una glorieta que regula el tráfico existente en la zona.

En la jornada del catorce de abril de 1928, la Cofradía Matriz se desplazó al Real Santuario para proceder, en la mañana del día quince, al traslado de la Virgen de la Cabeza hasta la localidad de Andújar.

La translación se realizó por carretera, siendo recibida por las autoridades en la «Puerta de Madrid», desde donde se organizó una procesión que discurrió por el pueblo hasta llegar a la iglesia de Santa María la Mayor.

Los actos religiosos consistieron en un Triduo dedicado en su honor —desde el quince al diecisiete de abril—, para iniciar, a continuación, una Solemne Novena que concluyó el veintiséis del mes referido.

El veintisiete de abril, viernes de romería, se celebró una Misa Pontifical en la parroquia de Santa María la Mayor, oficiada por el cardenal-arzobispo de Granada, concelebrada por los obispos de Jaén y Ciudad Real, y por la tarde, con la presencia de todas las cofradías filiales, una solemne procesión por las calles de Andújar, dándose la paradoja de poder presenciar una estampa muy típica de la romería, con la presencia del arcipreste de Andújar, D. Antonio Montané Valero, junto a la Virgen en las andas, retocando niños y prendas que los devotos le ofrecían a su paso. Esta circunstancia no se ha repetido en ninguna otra venida posterior. (Gómez Martínez, 2002).

Al día siguiente la Morenita fue de nuevo trasladada por el Camino Viejo hasta su Santuario. Iba colocada en la jaula de hierro, siendo esta la primera vez que se tiene constancia documental del empleo de este enser en un traslado, usándose a partir de entonces, al desaparecer la urna de madera durante el asedio.

El domingo veintinueve se celebró la tradicional procesión por las calzadas del cerro. El doce de agosto de 1928 se clausuró el año Jubilar, con un solemne Pontifical oficiado por el Sr. obispo de Jaén.

Durante la conmemoración del VII Centenario, se implantó el «Rosario Monumental» a lo largo de la calzada, una iniciativa promovida por el andujareño D. Antonio Alcalá Venceslada. Este rosario se sostenía sobre hitos de piedra blanca y placas de bronce, obra del escultor granadino José Luis Vasallo Parodi.

El actual data de 1964 y se realizó bajo la dirección del artista andujareño D. Antonio González Orea.

El cartel anunciador del VII Centenario fue obra de D. Manuel Aldehuela, insigne pintor andujareño, y representa a una dama montada sobre la tradicional jamuga.

La mujer que sirvió de modelo fue Matilde Gómez, cuñada del artista. Junto a ella, aparece la figura del Hermano Mayor montado a caballo, escoltado por dos abanderados.

Sobre un cielo de nubes se alza la Virgen de la Cabeza, entronizada en su resplandor y peana de plata, encontrándose a sus pies en actitud orante el pastor de Colomera, Juan Alonso de Rivas, adivinándose al fondo la silueta del Santuario y las calzadas.

Corona el cartel el nombre de Andújar, apareciendo su escudo en el margen inferior izquierdo, con la siguiente nomenclatura: «VII CENTENARIO DE NTRA. SRA. DE LA CABEZA. FIESTAS DE ABRIL 1928». Esta obra es considerada como el primer «cartel oficial de la romería», hito que repetirá de forma anual y continuada desde 1950.

En el ámbito literario y fotográfico se publicaron dos obras, que recogieron lo acontecido. La primera es de José Gil Parrado, y se titula «Fiestas Centenarias de Andújar», impresa en 1928. La segunda es el «Álbum de las Fiestas del VII Centenario de Ntra. Sra. de la Cabeza de Sierra Morena», publicado en 1930.

A su vez, se compuso el «Himno del VII Centenario», de Francisco Trigueros Engelmo, con música del maestro José Alonso.

¡Viva la Virgen de la Cabeza!,

que ha siete siglos se apareció,

en lo más alto de nuestra sierra,

a Juan de Rivas pobre pastor.

¡Viva la Virgen de la Cabeza!,

que a Juan de Rivas se apareció,

y que amorosa para su alcázar,

en nuestra tierra sitio eligió.

Mira amorosa, Madre querida,

al pueblo amante, que de Ti en pos,

tan solo vive para adorarte,

y consagrarte todo su amor.

Bajo tu manto nos acogemos,

¡Virgen Purísima, Madre de Dios!,

que no nos falte tu luz divina,

sé nuestro puerto de salvación.

¡Viva la Virgen de la Cabeza!,

de nuestro pueblo la soberana,

que a fe llamara a Juan de Rivas,

con voz potente de una campana.

¡Viva la Virgen de la Cabeza!,

faro brillante que el bien nos guía,

la que protege, la que embelesa,

la que es orgullo de Andalucía.


2 Manuel Salcedo Olid, Panegírico Historial de Ntra. Sra. de la Cabeza, 1677

3 La Coronación Canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza. Luis Pedro Pérez García. 2010).

4 Andújar 1909. La Virgen de la Cabeza coronada por su pueblo. Juan Rubio Fernández y Andrés Borrego Toledano. 2009

5 Torres Laguna, 1961.