1.4. Definición del concepto antropología bíblica

El estudio del origen y la naturaleza del hombre a la luz del pensamiento y la razón no es tan complicado como cuando se trata de armonizar y compartir conceptos bíblicos que son inerrantes, veraces, confiables, infalibles y trascendentales; pero asuntos de fe. Sin embargo, el hecho de que el sazonamiento que le da razón de ser e identidad a la vida del hombre desde el punto de vista religioso sea la fe no necesariamente carece de argumentos científicos, pruebas contundentes y factibles que establecen las bases tanto teológicas como científicas de manera coherente y ordenada en el proceso de su investigación, que va desde su origen hasta su destino final.

La antropología bíblica y teológica se ocupa de la labor investigativa del hombre en relación con Dios. Su estudio abarca dos aspectos fundamentales: (1) en cuanto al hombre en relación con Dios; y (2) en cuanto a los métodos de investigación aplicados a la antropología bíblica.

1.4.1. En cuanto al hombre en relación con Dios

Desde el punto de vista bíblico y teológico, las Sagradas Escrituras establecen que el hombre tuvo su origen a partir de la idea creadora de Dios como el ser en sí mismo que no se encuentra en el tiempo ni en el espacio, sino que estos se hallan en Él. Él es el ser increado que da vida a lo que de la nada fue hecho como producto de una mente maestra e infinita para hacer de la nada lo que ahora es.

En cuanto al hombre y su relación con Dios, la antropología bíblica se enfoca en los siguientes aspectos:

El origen del hombre

De acuerdo con el relato del Génesis, la Biblia enseña que Dios creó al primer hombre del polvo de la tierra a su imagen y semejanza, y no hay evidencia bíblica que muestre algún otro proceso subhumano involucrado en su creación (Gen., 1:26; 2:7, 18, 21, 22; 1:27, 28).

El estado original del hombre fue un estado de perfección en la relación con su creador, aunque inferior en atributos esenciales de su naturaleza, es decir, diferencias de igualdad en eternidad, espiritualidad, infinidad, santidad y perfección eterna, que son los atributos constitutivos activos de Dios no relacionados con su creación. Además de esto, están sus atributos constitutivos activos relacionados con su creación que son: su omnipresencia, omnisciencia, omnipotencia, inmutabilidad, su sabiduría y su soberanía. Al ser Dios, un Dios que demanda del hombre una relación perfecta, refleja sus atributos altamente morales, que son: la santidad expresada en su persona y creación; su justicia para con sus leyes quebrantadas; su fidelidad para con sus promesas preeternas; su gracia en perfecta combinación y equilibrio con la justicia divina e inequívoca; su amor, que es el motivo de todo cuanto gira alrededor del hombre; su bondad, que es el instinto nato en su esencia divina; su verdad, que trasciende el tiempo y lo perecedero; y su libertad, que lo caracteriza como el Dios que espera gratitud y no impone su voluntad, a pesar de su soberanía sobre todo cuanto fue creado.

Es importante mencionar que, a pesar de que el hombre fue creado en un estado de perfección y diseñado para reflejar su imagen, parecido a, en cuanto a su semejanza, tuvo la libertad de tomar su decisión y diferenciarse en atributos gracias a la libertad que Dios le dio para que por sí mismo escogiera y se responsabilizara por sus hechos. Por consiguiente, esto resultó en la caída del hombre en pecado y sus consecuencias inmediatas y posteriores, además de las consecuencias que ello conllevaría en el resto de la creación. Por lo tanto, la antropología bíblica, a diferencia de la antropología científica, establece un antecedente del origen de su creación, así como también de su caída en el pecado (Gen., 3:1-7; Ro., 5:12-21).

La naturaleza del hombre

Aunque la Biblia es un libro que centra su atención en los asuntos relacionados con la salvación del hombre y se enfoca en la regeneración y reconciliación para con su Creador, no es menos importante mencionar que también establece un código de leyes que le permiten vivir en relación y armonía de manera integral con los demás de su especie.

El hecho de que las Escrituras demuestran el interés de Dios por restablecer y regenerar la condición pecaminosa del hombre por medio de Jesucristo para que viva eternamente con Él y sea restituido a su estado original; y para que registren un código de leyes para la convivencia del hombre en la tierra, ¡queda demostrado que el hombre debe ser considerado desde el punto de vista teológico, psicológico y moral, así como también por su identidad en un ambiente sociopolítico y religioso en el contexto sociológico!

De acuerdo con el punto de vista bíblico, la naturaleza del hombre integra:

Su constitución psicofísica

El hombre tiene una naturaleza material (cuerpo) y otra inmaterial (alma más espíritu), que, independientemente de las diferentes posturas (dicotomía y tricotomía, que serán explicadas más adelante) de interpretación respecto de su naturaleza constitutiva, deben ser tomadas como un elemento integral para la interpretación tanto de los asuntos trascendentes a lo eterno como lo perecedero y temporal, pero importante en los roles y funciones, al igual que en el papel relevante que juega el hombre, aún en los propósitos de Dios para él en la tierra como en la vida más allá de su existencia en ella.

Su constitución sociopolítica y religiosa

El hombre como un ser social. A diferencia del mundo animal, se caracteriza por su capacidad de pensar, reflexionar y decidir. Esto significa que puede analizar lo que piensa, reflexionar sobre sus decisiones y responsabilizarse por sus acciones realizadas. Sócrates en su tiempo solía decir: “El hombre no puede vivir fuera de la sociedad. Tiene que ser o Dios o bestia para vivir fuera de ella”.

La Biblia establece el origen de la sociedad gracias a las facultades con las que ha sido dotado el hombre y el propósito para el que fue creado en la tierra. El hombre como un ser social tiene la capacidad de integrarse con el objetivo de lograr un fin común en beneficio de él mismo. Gracias a esa capacidad de organización, ha hecho posible la unificación de la familia (al principio de carácter nuclear y posteriormente de carácter extendido) como la base y unidad sociológica de todas las sociedades existentes en el mundo (Gen., 1:27, 28).

El hombre como un ser político. La política se define como la ciencia normativa que establece los principios de organización, así como las reglas de convivencia tanto del estado como del ciudadano.

El hombre, además de ser eminentemente social, es eminentemente político. Su naturaleza sociológica conlleva a la organización de sus tareas más básicas, esto con el fin de sobrevivir durante el proceso hacia una organización civilizada que tiene la capacidad de adaptarse a los tiempos modernos. Su desarrollo se ha venido desenvolviendo en la historia a través de los siguientes pasos: la familia como la unidad más elemental en el desarrollo de sus funciones; el clan, tipo de agrupación humana restringida por unidades y vínculos con intereses comunes; la tribu, que son agrupaciones más o menos estables compuestas por un conjunto de familias nómadas, por lo común del mismo origen y que obedecen a un jefe; nación, que tiene que ver con un concepto de raza y linaje; ciudad, la organización de los pueblos para el avance y el bien común de estos; imperio, que es la soberanía de los pueblos más desarrollados y el sometimiento de otros sea por fuerza o convenio; y país, que son los límites geográficos y políticos para el control de un determinado territorio perteneciente a un pueblo relativamente estable en sus organismos internos.

El hombre como un ser religioso. La religión es el común denominador de todos los pueblos, sin importar raza, color, nacionalidad, lengua ni el estatus social al cual pertenezca. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, la religión se entiende como “un conjunto de creencias y dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella como el medio por el cual se relacionan los hombres con cierta divinidad”. El hombre no solo es un ser social y político, sino que, además, es religioso por naturaleza. En el principio, no tuvo necesidad de adorar a nadie más que no fuera su Creador, a quien vio por primera vez desde que tuvo uso de razón y conciencia. Sin embargo, el efecto de la desobediencia de Adán y Eva como los primeros seres humanos creados y hechos a imagen y semejanza de Dios es un nuevo conocimiento en cuanto al pecado y a la realidad del castigo inminente. Su pecado no solo generó sentimientos de vergüenza, temor y culpa, sino que también deriva en consecuencias más específicas para toda la humanidad que serán vistas en cada generación que participe en su propia desobediencia a la voluntad de Dios. Según el relato del Génesis, el pecado original del hombre produjo las siguientes consecuencias:

Vergüenza. Cuando desobedecieron y comieron del fruto que no deberían de comer, sus ojos fueron abiertos y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Esto implicó el cargo de conciencia por su desobediencia a Dios, más que el mero hecho de verse desnudos (Gen., 3:6, 7).

Temor. Cuando la vergüenza quedó de manifiesto y Dios apareció en la escena para preguntar a Adán por sus hechos, este sintió temor por lo ocurrido y trató de disimularlo, ocultándose de Dios (Gen., 3:8, 9).

Culpa. Cuando Dios responsabiliza a Adán por su desobediencia, este culpa de inmediato a Eva, y Eva, a la serpiente. De manera que el pecado siempre produce culpa. La culpa se produce cuando dejamos de ser responsables por lo que se nos encomendado y por lo cual hemos sido negligentes (Gen., 3:11-13).

Separación de Dios. Las consecuencias son evidentes como el resultado del pecado. Dios, habiendo creado al hombre a su imagen en conocimiento, rectitud e inocencia, entró en un pacto de vida con él sobre la condición de una obediencia perfecta, prohibiéndole comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, bajo pena de muerte. Según esta declaración: (1) Dios entró en un pacto con Adán; (2) la promesa que acompañaba al pacto era la vida; (3) la condición era una obediencia perfecta; y (4) la pena por la desobediencia era la muerte (Gen., 3:22-24). El resultado inmediato a la desobediencia fue la expulsión del huerto, consecuente con la obstrucción de la relación íntima que tenía con Dios. A partir de ese momento, la historia demuestra a través del tiempo que el hombre ha intentado volver una y otra vez a Dios, manifestándolo a través de las diferentes creencias:

El desarrollo del hombre

El hombre actual es el resultado de múltiples esfuerzos hechos en el pasado. No se puede hablar de la actualidad sin remontarse al estudio de las primeras civilizaciones que, en condiciones menos favorables que las nuestras, lograron subsistir y adaptarse. Gracias al esfuerzo colectivo y su capacidad de organización, lograron sobrevivir, y aún mucho de lo que hoy gozamos es el producto de lo que ayer carecieron.

Desde el punto de vista bíblico respecto del desarrollo del hombre, es evidente que la Biblia establece antecedentes claros y sistemáticos no solo de su origen y naturaleza, sino también de cómo se han venido dando los acontecimientos que han hecho del hombre lo que ahora es.

De acuerdo con estudios realizados por personas que son autoridad en la materia de la teología histórica, el desarrollo del hombre a través de la Biblia se traza mediante las siguientes marcas en el tiempo para puntualizar su origen, desarrollo, decadencia y, en algunos casos, su extinción.

Según estudios realizados, los puntos de referencia o marcas en la historia que deben ser consideradas para un mejor estudio del registro bíblico respecto de los pueblos que nos presidieron, son los siguientes:

El destino final del hombre

Los conceptos bíblicos son claros en cuanto al destino de los hombres. A diferencia de las corrientes filosóficas y metafísicas que se han venido desarrollando mediante el avance del conocimiento a medida que la ciencia y los métodos modernos moldean, cambian y lo resumen a un relativismo, la veracidad de las Sagradas Escrituras no cambia respecto de la realidad que el hombre enfrentará al final de su existencia en la tierra. Al respecto, enseña que el hombre vino al mundo con un propósito de existencia preeterna, la cual quedará afectada para bien o para mal en proporción a sus decisiones mientras vivió en la tierra de manera temporal y limitada. Finalmente, sus acciones lo llevarán a la condenación eterna o a la vida eterna.

1.4.2. En cuanto a los métodos de investigación aplicados a la antropología bíblica

Las concepciones que son producto del razonamiento filosófico y que dan a luz las diferentes posturas, teorías y hasta los dogmas establecidos por las instituciones, sean estas religiosas, académicas, científicas o de cualquier índole, deben ser creíbles y aceptadas no por quien o quienes las enseñan, postulan y diseminan por doquier, sino por los argumentos irrefutables que surgen de la variedad de métodos aplicados correctamente y de manera imparcial en la búsqueda de la verdad.

Cuando menciono al inicio del subpunto la definición del concepto antropología bíblica y afirmo que “el estudio del origen y la naturaleza del hombre a la luz del pensamiento y la razón no es tan complicado como cuando se trata de armonizar y compartir conceptos bíblicos que son inerrantes, veraces, confiables, infalibles y trascendentales; pero asuntos de fe”, aludo a que la filosofía y los postulados fundamentalistas solo enfatizan en la naturaleza del hombre desde una perspectiva existencialista terrenal, y no así en lo inmaterial del ser humano como un ente integral compuesto por una naturaleza material (cuerpo) y otra inmaterial (alma y espíritu). En cambio, la antropología bíblica como ciencia se ocupa de la labor investigativa del hombre en relación con su Creador, tomando en cuenta su naturaleza material e inmaterial.

Para lograr dicho cometido, se vale de los siguientes métodos como herramientas que le permiten una investigación plena de su origen, naturaleza, desarrollo y destino:

El método histórico

Tiene como principal preocupación descubrir la verdad de manera imparcial e independientemente del tiempo y del espacio en que se hayan dado los acontecimientos. Además, averigua las causas, orígenes y efectos en la vida de los pueblos, sean de carácter bélico, económico, epidémico, catastrófico, etcétera.

Constituido por restos o vestigios que han dejado civilizaciones que nos presidieron y que sirven para reconstruir la vida de los pueblos, su cultura, costumbres, economía, formas de vida, instrumentos y todo lo relacionado con la huella por donde ha pasado el hombre, tales como tradiciones, leyendas, utensilios, tumbas, escrituras, fortalezas, templos, palacios y monumentos, entre otros, el método histórico se vale de las siguientes fuentes:

Las ciencias auxiliares como método de investigación

Hablar del método histórico como recurso en la investigación de los acontecimientos en la vida de los pueblos que dieron origen a grandes cambios y marcaron puntos de referencia en la innovación de nuevos descubrimientos es imposible sin las ciencias auxiliares de las cuales se vale para lograr con evidencias lo que de otra manera solo quedaría en la posibilidad de existencia y no así como argumentos confiables gracias a la veracidad de los resultados expuestos.

Entre las principales ciencias como recursos auxiliares que arrojan luz a los hechos históricos ocurridos en la historia desde que el hombre ha tenido uso de razón se encuentran las siguientes:

El método apologético aplicado al estudio de la antropología bíblica

En cuanto a los objetivos de la apologética

Primero. La justificación de la fe cristiana. El cristianismo como religión, para algunos críticos, “no es más que una secta entre tantas”. Refutar esta postura solo puede ser posible gracias a la apologética (ciencia que se ocupa de la defensa de una doctrina) como el instrumento que busca extraer las verdades bíblicas mediante pruebas contundentes, veraces e irrefutables de la fe cristiana.

Segundo. Motivos de credibilidad. La esencia de la naturaleza del hombre material e inmaterial como los componentes de cada uno de ellos, además del testimonio interior de cada individuo referente a la existencia de un ser superior a él, es un motivo que está directamente empotrado en las bases del cristianismo.

Tercero. Defensa de la fe cristiana. Hecho que consiste en la intervención apologética primeramente en la formación del Canon Antiguo y Nuevo Testamento; y en la formación de las grandes doctrinas de la fe cristiana.

En cuanto a la finalidad de la apologética

Primero: la confirmación de los creyentes en la fe. El cristianismo, a diferencia de otras religiones existentes en el tiempo en que se dan los acontecimientos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, fue una de las doctrinas más atacada y se ha perseguido a sus seguidores más que a los de ninguna otra religión en el mundo. Gracias a la apologética como recurso para la defensa de la fe cristiana, se pudo afirmar a un remanente que no sería extinguido a pesar de las grandes persecuciones a las que se tuvieron que enfrentar.

Segundo: la conversión de los indiferentes y ateos. Para quienes tienen cautivo el pensamiento, la conciencia y el intelecto, solo la apologética, que establece los antecedentes irrefutables (puesto buscan pruebas y no creen ni aceptan al Espíritu Santo, que es quien da la iluminación a las mentes cautivas), puede hacer que crean.

Tercero: refutar las objeciones de los incrédulos. Cuando las personas buscan entender para creer y no creer para llegar a entender, surge la necesidad de presentar los hechos que no se pueden contradecir a la luz del pensamiento y de la razón.

En cuanto a la importancia y razones principales de la apologética

Primero: las bases de la fe cristiana. Si el cristianismo conduce a la vida eterna, todo el mundo sería salvo. Sin embargo, el cristianismo como religión solo es la práctica de lo que se cree, pero la fe en lo que se sustenta el cristianismo (Jesucristo el Dios hecho hombre) es lo que realmente conduce a la vida eterna.

Segundo: las condiciones necesarias de la teología. No puede haber teología sin las facultades con la que ha sido dotado el pensamiento humano. La razón, el pensamiento, el libre albedrío, la voluntad, la reflexión, el análisis y la determinación, así como también el resultado y las consecuencias a las que fue conducido el hombre como producto de esos atributos otorgados, han hecho que Dios como el creador de todo cuanto existe intervenga a favor de todo lo creado, en especial del hombre, que fue la corona de su creación.

En cuanto a los hechos y evidencias apologéticas de sus argumentos

La Biblia como palabra de Dios revelada, inspirada e iluminada, no tendría credibilidad alguna si no fuera por las pruebas que respaldan el contenido de su naturaleza y propósito. Gracias a los hechos irreprochables que son la evidencia apologética de sus argumentos se puede creer en sus atributos, entre los que se cuentan la inherencia, la veracidad, la confiabilidad y la infalibilidad, entre otros.

Entre los argumentos que no se pueden contradecir debido a la magnitud de su naturaleza se encuentran los siguientes:

La naturaleza física que rodea al hombre12

Es imposible negar lo que se puede ver y tocar. Los escépticos y ateos pueden negar la existencia del Creador, pero lo que no pueden negar es el hecho de que existe el universo y las leyes que lo gobiernan. Gracias a esas leyes, los diferentes sistemas que forman parte del cosmos se mantienen en equilibrio y, por ende; la vida de todo cuanto existe es posible. Por lo tanto, queda a responsabilidad de estos demostrar sus teorías respecto de que la creación llegó a existir sin la intervención de un Creador.

La revelación de Dios en las Sagradas Escrituras

La Biblia es, por excelencia, el libro de todos los libros. A diferencia de cualquier otra obra literaria, se caracteriza por contener en sus páginas el plan redentor de Dios para la humanidad y ser un libro vivo que, a pesar del tiempo y la oposición por parte de quienes han tratado de extinguirlo, ha trascendido y preservado la verdad tanto para los hombres de su tiempo como para los del presente y del futuro.

Los modernistas, escépticos, críticos y ateos dicen que no hay diferencia entre la Biblia y cualquier otro libro escrito, ya que manos humanas escribieron y compilaron sus escritos, y que la autoridad que tiene no es más que la que tiene cualquier otro, sea quien haya sido su autor. Sin embargo, quienes presentan semejantes objeciones tienen la responsabilidad de probar sus argumentos y explicar a la vez cómo es posible que un libro que fue escrito en un promedio de más de 1600 años, y en el cual intervinieron más de cuarenta escritores, todos ellos en diferentes tiempo y espacio, como también de diferentes estatus sociales, y aún así no se contradiga en lo absoluto, ni en los aspectos de la creación y en las leyes que la gobiernan, ni en cuanto a su contenido, que la caracteriza como Palabra revelada, inspirada e iluminada.

El cambio de vida del hombre en el contexto de la experiencia religiosa

¿Cómo explicar el cambio en los pensamientos de los hombres y la transformación que experimentan cuando aceptan a Jesús como el medio por el cual pueden ser salvos del pecado? ¿La transformación de un ladrón en un hombre de bien? Todo esto solo es posible a la luz del cambio que se produce en la conciencia, el pensamiento y el libre albedrío, que son sanados por Quien los dio.

La evidencia histórica del inicio, desarrollo y consolidación del cristianismo

El cristianismo es una comunidad de creyentes con más de dos mil años de existencia, que tuvo su origen de manera humilde, no así como otras religiones del mundo, que fueron preservadas gracias a la fuerza de sus dirigentes para imponer de manera violenta su fe en cierto personaje destacado de la historia. A diferencia de otras religiones, el cristianismo ha soportado las persecuciones más sangrientas a lo largo de la historia por parte de sus oponentes y ha sobrevivido no por la valentía de sus mártires, sino por en Quien se sustenta.

Resultados del método histórico aplicado a la antropología bíblica

Un estudio cuidadoso y responsable del método histórico aplicado a los grandes temas de la Biblia, incluyendo su naturaleza e implicaciones, no solo nos orienta en el desarrollo sistemático de su escritura y contenido, sino que, además, nos proporciona los siguientes beneficios:

Un conocimiento concreto en cuanto a los acontecimientos históricos en el contexto bíblico

La aplicación del método histórico nos permite valorar la importancia que tiene la historia como ciencia social; la clasificación programática o convencional de la historia universal en dos grandes épocas: la prehistoria y la historia descriptiva; el origen de las razas en el contexto antropológico; el origen, desarrollo y decadencia de las grandes culturas del mundo antiguo; y la ubicación de la historia bíblica dentro del contexto de la historia universal y su respectiva injerencia dentro de esta.

Habilidades para desarrollar

Esto nos permite la capacidad de emplear eficazmente la historia en su formación académica; la habilidad de interpretar la prehistoria y la historia a la luz de las Sagradas Escrituras; un buen manejo de la teoría bíblica creacionista frente a la teoría evolucionista; un buen manejo de las culturas bíblicas antiguas dentro del contexto universal; y la habilidad de relacionar y diferenciar las culturas antiguas con las de hoy (contemporáneas).

Actitudes afectivas

Esto debe provocar un gran aprecio por la historia como ciencia social; un interés constante por conocer más y mejor los acontecimientos que distinguen convencionalmente a la historia de la prehistoria; un gran respeto por las diferentes teorías del origen de las razas en el contexto antropológico; un gran anhelo por conocer más del origen y desarrollo de las grandes culturas antiguas; y una gratitud a Dios por permitirnos una mejor comprensión del escenario histórico de los acontecimientos bíblicos.

La Biblia es un libro que, en materia de fe, es tan sencillo que aún el más pobre e ignorante se puede salvar, pero, en lo que concierne a la ciencia, es tan complicado que ni aun los más grandes pensadores, sabios y científicos lo han podido entender en su totalidad.

Si el hombre ha sido creado como un ser distinto en naturaleza, propósito y destino, hecho a imagen y semejanza de Dios, además de que, a diferencia de todos los seres creados, fue diseñado con funciones específicas y diferentes respecto de su especie y naturaleza, tales como el multiplicarse, fructificar la tierra, sojuzgadla y señorearla, y tomando en cuenta la exaltación que la Biblia hace de él a una posición de privilegio por encima de toda la creación y considerado hecho “un poco menor que los ángeles”, entonces ¡es fundamental el estudio de las diferentes teorías respecto de su origen, naturaleza, propósito y destino!

En el capítulo subsecuente se exponen de manera responsable las diferentes teorías que han causado la división de pensamiento tanto en los que profesan una religión como en los que niegan todo vínculo del hombre con un ser inteligente y superior, Quien no está sujeto al tiempo ni al espacio, sino que estos se hallan en Él.


11 Ibíd.

12 Ibíd.