¿ES NECESARIO BAÑARSE DIARIO?

En la reunión de vecinos, convocada ante el inminente corte de agua, un tema ocupó más tiempo que los demás. La discusión inició con la pregunta de cuál bote sería el mejor para recolectar agua y sobrevivir sin ella durante cinco días. La respuesta es, claramente, que depende, sobre todo, de si se considera necesario bañarse a diario.

Bañarse con agua y jabón remueve los aceites del cuerpo, el cochambre que sentimos que se nos acumula con el paso del tiempo por el hecho de existir. Bañarse barre las células muertas, que por estar muertas nos aterrorizan tanto. Mata a las bacterias que sin permiso se han hecho de un hogar sobre nuestro cuerpo. En resumen, acaba con todo lo que beneficia a nuestra piel.

La capa más externa de la piel se compone de puras cosas que causan escozor mental: bacterias y pedacitos muertos de uno mismo. Tanto el microbioma* que habita sobre nosotros como la capa de células muertas que tenemos protegen las capas más profundas de la dermis. La capa exterior se mantiene en su lugar gracias a la viscosidad pegajosa lograda por las grasas y los aceites o lípidos que nosotros mismos producimos, y que además funcionan como una cubierta que evita que la humedad desaparezca.

Mientras más tallones se den, más jabón se use y más baños constantes se tomen, esta fina, viva, aceitosa, pero también muerta capa se rompe y se daña. Lo anterior ocurre debido a que el jabón se mezcla con la pareja química incombinable: agua y aceite. Los jabones y detergentes funcionan al combinarse con las grasas, formando con ellas partículas que pueden disolverse en agua y enjuagarse; algo que no se podría lograr utilizando únicamente agua.

Si nos bañamos diario con jabón, no da tiempo para que la capa externa de la piel se regenere. Las consecuencias: tener que usar cremas y lociones corporales por la falta de humedad y volvernos más propensos a infecciones e irritaciones, ya que la protección que teníamos (tanto bacteriana como de nuestras propias defensas) se habrá removido. Pero probablemente una de las peores consecuencias es lo mal que puede lucir el cabello.

Para quienes gozan aún de cabellera, remover las grasas provoca que el cabello se vea seco o a veces grasoso, en cualquier caso, que se vea mal. En algunas personas, las grasas no se recuperan y eso conduce a la sequedad. En otras, el cuero cabelludo se desconcierta y responde de manera lógica ante la falta de aceites produciendo más. Para todos, el resultado es una cabellera limpia, pero medio fea, y una molesta comezón.

Ahora, hay cosas peores que bañarse diario, por ejemplo, haber sido un niño que se bañaba diario. A menos que un infante esté muy cochino y apestoso, lo recomendable es bañarlo entre una y dos veces por semana, ya que su sistema inmune se está desarrollando, lo cual significa que necesita de pequeñas dosis de infeccioncillas para entrenarlo. Estas pequeñas dosis las proporcionan los microorganismos que viven en la tierra, algo que comúnmente asociamos con suciedad y queremos lavar a zacatazos.

Ya de adultos, la frecuencia del baño es una decisión personal. Si bien, no bañarse diario ofrece la posibilidad de un cuero cabelludo sano y una piel radiante, también abre la puerta a que nadie quiera acercarse a sus portadores. Los olores apestosos del cuerpo son, por lo general, compuestos aceitosos que solo pueden removerse con jabón. Probablemente, dos o tres duchas a la semana sean suficientes para mantener un equilibrio entre salud y vida social, y de paso, calcular cuánta agua se necesita recolectar en los cortes, teniendo en cuenta que bañarse por 10 minutos en la regadera consume aproximadamente 200 litros, mientras que un sano e higiénico baño vaquero tan solo unos 10.

Dado que en el mercado puede encontrarse una gran variedad de receptáculos para el agua, que van desde los 5 a los 200 litros, el mejor bote para recolectarla según la regularidad de los baños sigue dependiendo de una decisión personal: su duración y su frecuencia.


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