El Eneagrama es una poderosa herramienta de autoconocimiento que estudia a las personas y la forma en la que se relacionan con los demás. Nos revela de una forma práctica, profunda y, a la vez sencilla, nueve tipos de personalidad o ego. Nueve formas diferentes de ver la vida, de pensar, de sentir y de reaccionar. Al ser características humanas, todos nos identificamos un poco con todas, sin embargo, una predomina más que las ocho restantes y esa es la que marca el tipo básico de personalidad.
Esta herramienta de origen antiguo, ha ido evolucionando a lo largo de los siglos y actualmente es usada tanto en el ámbito personal como en el laboral, literario, educativo y espiritual.
El Eneagrama, mapa de la conducta humana
Eneagrama es una palabra de origen griego que se divide en dos:
Es decir, «gráfica de nueve». Plantea nueve diferentes estilos de comunicación, de liderazgo, de toma de decisiones, de resolución de conflictos. Todas con virtudes y limitaciones, y ninguna mejor que otra.
Se representa por medio de un círculo que contiene una figura geométrica con nueve puntos que representan las nueve personalidades interconectadas entre sí, lo que permite que el sistema sea rico, dinámico y evolutivo.
Desde antes de nacer, nuestra personalidad o ego comienza a gestarse. El ego puede describirse como todo aquello con lo que nos identificamos: nuestro nombre, nacionalidad, educación y nuestras creencias; que generan a su vez patrones automáticos de conducta. Todo se guarda en la memoria y forma nuestra identidad. Según el budismo, el ego es la concepción errónea del «yo» como una entidad que existe por sí misma.
En pocas palabras, el Eneagrama muestra todo aquello que la persona hace pero no es. Describe aquellas actitudes o conductas que repetimos de manera automática, y que el hacerlas conscientes, nos permite generar respuestas más adecuadas a la realidad. El ego controla y domina nuestra vida, pero no es nuestro enemigo, y no puede destruirse porque fue creado por nosotros como un mecanismo de supervivencia. Así que como tal hay que entenderlo y aprender a resignificarlo. Es decir, aprender a usar al ego como lo que es: nuestro servidor; para retomar el control de nuestra vida. La tarea consiste entonces, en descubrir cuál es la estrategia que usamos de manera automática para aprovecharla a nuestro favor. Para ello debemos aprender a des-identificarnos del ego, para verlo como aquella mascara estratégica que nos permite sobrevivir pero que no nos define. Si lo ponemos en el lugar adecuado, seremos más libres y, por ende, más felices.
El Eneagrama nos presenta nueve diferentes Eneatipos o personalidades que presentaré brevemente a continuación, para revisarlas con más detenimiento y precisión en el último capítulo de este libro.
UNO: El reformador
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Idealista, ético, estructurado y meticuloso |
Vive de acuerdo con sus principios morales y sus ideales; tiene muy claro lo que está bien y lo que está mal. Busca mejorar este mundo y tiene metas muy altas. La integridad, la honestidad, la verdad y la justicia son de gran importancia para él. Puede llegar a ser muy crítico y tiene un juez interno que constantemente lo vigila.
DOS: El colaborador
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Complaciente, servicial, compasivo, generoso |
Reconoce fácilmente las necesidades de los demás y se siente orgulloso de no tener necesidades. Le gusta más dar que recibir. Es cálido, buen confidente y generoso con su tiempo. Busca ser amado, necesitado e indispensable para otras personas. Puede llegar a ser manipulador para lograr sus objetivos.
TRES: El ejecutor
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Competente, seguro de sí mismo, exitoso, ambicioso |
Enfoca su energía en lograr sus metas y tiene una gran habilidad para adaptarse a cualquier situación. Busca la admiración y prestigio ante los demás. Siempre está de prisa y le desespera la gente lenta. Da mucha importancia a su imagen de ganador y a la opinión de los demás. Puede ser adicto al trabajo y muy competitivo.
CUATRO: El creador
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Auténtico, romántico, original e intenso |
Busca la originalidad en todo lo que hace. Tiene una gran facilidad para expresar lo que muchos no pueden. Busca la intensidad de la vida y ser diferente a los demás. Sueña y fantasea con momentos románticos. Alcanza una profundidad de sentimientos superior a cualquiera. Sufre mucho o goza mucho, y puede tener cambios de humor repentinos. Tiene la sensación de que siempre falta algo.
CINCO: El observador
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Independiente, analítico, reservado, investigador |
Se concentra profundamente en lo que le gusta y puede descuidar lo demás. Suele vivir en su mente y busca entender el mundo que lo rodea. Le cuestan trabajo el contacto físico y expresar sus emociones. Mantiene una distancia emocional con respecto a los demás, y puede parecer frío e insensible.
SEIS: El cuestionador
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Responsable, confiable, comprometido, ambivalente |
La seguridad es lo más importante. Le gustan las cosas claras y saber en dónde está pisando. Duda mucho antes de tomar una decisión. Siempre está alerta al peligro, a lo que pueda salir mal, a las intenciones de los otros para que no lo tomen por sorpresa. Es escéptico, cuestionador y tiene una mente inquisitiva y vigilante. Cuando siente ansiedad, su mente se va a lo peor que pueda pasar. Puede ser muy leal ante la autoridad o rebelarse totalmente contra ella.
SIETE: El animador
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Hiperactivo, soñador, flexible, divertido |
Busca siempre el lado positivo de la vida. Busca constantemente experiencias y sensaciones nuevas que lo estimulen. Le gusta la libertad, no soporta que lo controlen y evita el dolor y el sufrimiento. Es innovador, aunque le cuesta trabajo terminar lo que empieza. Puede ser poco comprometido y distraerse fácilmente.
OCHO: El luchador
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Líder natural, directo, decidido, asertivo |
Generoso y protector. Enérgico y entusiasta hacia la vida y el trabajo. Inspira a otros a seguirle y a confiar en él. Piensa en grande. Le gusta el control y sentirse poderoso. Le gusta la confrontación y los retos difíciles para probarse a sí mismo. Odia a los débiles por lo que reprime cualquier manifestación de debilidad o sufrimiento. Su palabra es la ley por lo que rompe reglas fácilmente.
NUEVE: El armonizador
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Sereno, conciliador, adaptable, relajado |
Busca mantener la paz interior y exterior. Evita los conflictos, los juicios, casi siempre es imparcial. Simplifica sus problemas y minimiza cualquier cosa que amenace su tranquilidad. Puede llegar a olvidarse de sí mismo, de sus gustos y opiniones; para remplazarlos por los de los demás con tal de lograr la armonía. Las rutinas y hábitos le dan tranquilidad, y muchas veces deja para después las tareas importantes.
El Eneagrama hace una distinción importante entre personalidad y esencia.
La personalidad, puede ser considerada como un conjunto de características utilizadas por el individuo de forma persistente a lo largo de su vida, y que responden a la necesidad de pertenecer y garantizar el cuidado de sus figuras protectoras durante la infancia; es decir que conforman su estrategia básica de supervivencia.
De manera natural, exageramos actitudes deseables en nosotros para ser aceptados, al mismo tiempo que usamos la máscara de nuestra personalidad para ocultar aquellos rasgos que no estimamos tan deseables, dejándolos almacenados en nuestra memoria inconsciente. El resultado es una maniobra que, se vuelve tan usada, que olvidamos que solo es eso, una estrategia de supervivencia y entonces determina nuestra manera de ver el mundo para toda la vida. El Eneagrama ilumina dichas conductas automáticas y, al entender que solamente son estrategias, podemos ponderar si seguimos utilizándolas o no.
La esencia, en cambio, es la parte espiritual, el yo potencial que hay dentro de cada ser humano, su verdadera naturaleza. Lo ideal es que haya un equilibrio entre personalidad y esencia, porque las dos forman parte del ser humano.
Supongamos que la personalidad es un caballo y la esencia es el jinete. Ahora bien, si no tuviéramos idea de que vamos montando un caballo, el caballo nos llevaría a donde él decidiera. Pero si nos damos cuenta de que el caballo puede obedecernos y aprendemos a guiarlo, entonces nos llevará a donde nosotros decidamos. Este simple hecho nos devuelve el poder de nuestra vida y nos saca del estado de indefensión o depresión al pensar que las circunstancias y la vida toman las decisiones por nosotros.
Una manera de empezar a conocernos, es analizar qué porcentaje del tiempo decidimos sobre lo que sucede en nuestras vidas y qué porcentaje del tiempo la vida decide por nosotros. Si dividiéramos el 100% en dos fracciones, podemos medir el nivel de autonomía que tenemos y obtendríamos cifras muy variadas.
Hagamos un ejercicio. Todas las respuestas son válidas y personales. Comienza con anotar aquí tus porcentajes:
Ahora quiero que pienses en alguna situación en la que la vida decide por ti. No pienses en algo extremo como una muerte o enfermedad. Pongamos como ejemplo algunas de las más recurrentes:
Si observamos estas afirmaciones (y estoy segura que las tuyas serán muy parecidas), todas están hechas desde la mente del ego o mentalidad de supervivencia. Solo ponemos atención a las actividades que no podemos realizar porque tenemos que hacer otras, pero no nos damos cuenta de que también estamos eligiendo hacer lo que hacemos y renunciamos a nuestros planes previos… O sea que sí estamos eligiendo.
Cuando nos percatamos de ello, recuperamos el poder de nuestra vida. En esto consiste la verdadera libertad, saber que siempre tenemos otra opción, e incluso, la actitud que tomamos ante lo que sucede, también es decisión nuestra.
Como compartió Luisa (Eneatipo 9) en uno de mis talleres: «Yo era de esas mamás que me postergaba y me anulaba sin que nadie me lo pidiera, hasta que me encontré a los 45 años sintiéndome sola, vacía y miserable, a pesar de que mi vida parecía perfecta, mi matrimonio perfecto y mi familia perfecta. El problema es que yo no me sentía perfecta y, por lo mismo, no podía disfrutar de mi vida perfecta porque no era mía, sino de la persona que había fabricado para ser aceptada y querida. Me costó mucho trabajo admitir que yo era la única responsable y que nada más yo podía cambiar mi vida. Esto es lo que el Eneagrama me dio: me devolvió a la persona que olvidé que era. La estrategia que utilicé de niña fue nulificarme para sobrevivir y ahora veo que nadie a mi alrededor lo quería, simplemente sucedió porque yo saqué la conclusión de que era lo mejor. Esto lo hice con la capacidad analítica de una niña con un cerebro que no estaba totalmente desarrollado. Al darme cuenta de qué manera me nulificaba y además que eso no me hacía feliz, empecé a ver otras opciones de vida.
Por supuesto que fue un poco doloroso el proceso de conocerme y aceptarme con lo bueno y lo malo porque, además, no le conviene al sistema familiar que alguien se mueva ya que empiezas a confrontar a todos a tu alrededor. Es entonces que comienzan los comentarios como: Claro, desde que aprendiste Eneagrama has cambiado mucho. Eres una egoísta. Me gustaba más como eras antes.
Lo que sí te puedo decir es que volvería a hacerlo de nuevo, volvería a pasar por todo el dolor que pasé porque encontré a un mucho mejor ser humano, más pleno y satisfecho con la vida. Todos los cambios implican algo de dolor pero, ¡al final dejas de sufrir! Así que te puedo decir que vale la pena el precio. Lo que sí haría diferente es que no me esperaría a tener 45 años, sino que lo haría desde los 15».
Nuestra sociedad sería distinta si todos conociéramos esta herramienta desde pequeños. Se acabarían el bullying y las exclusiones y se propiciaría la diversidad. El sabernos únicos e irrepetibles, nos comprometería a desarrollar todo nuestro potencial, pues nadie puede hacer aquello que nosotros nacimos para hacer. No necesitamos hacer cosas nuevas, basta con ser conscientes de los patrones que repetimos automáticamente, para dejar de repetirlos y, de esta manera, aflore el potencial que hay dentro de nosotros. Los padres solo tendrían que ver las capacidades que sus hijos tienen y ayudarlos a desarrollarlas.
Llegamos a este mundo con el kit que necesitamos para ser plenos, prósperos y felices… Solo que no lo sabemos y tratamos de desarrollar habilidades que no tenemos, en vez de conocer las que sí tenemos de manera natural, para acrecentarlas y basar nuestra autoestima en ellas, no en los bienes materiales. Nuestras creencias determinan nuestra realidad, y hay muchos elementos neurocientíficos que lo demuestran. El verdadero «secreto» no consiste en encerrarnos en un cuarto a decretar que queremos lograr tal objetivo. Se trata, más bien, de alinear nuestra cabeza, cuerpo y corazón para decidir desde la esencia, qué deseamos en realidad. De calibrar nuestro sistema de atención para detectar las oportunidades y enfocar nuestra energía en trabajar disciplinadamente para obtenerlas. Cuando nos boicoteamos a través del ego solo se ven los obstáculos, por lo tanto, el cerebro nos dará cien razones de por qué no debemos movernos, más las cien razones que los demás nos darán para justificar quedarse en sus propias zonas de confort1.
Las neurociencias y, de manera más concreta el neurocientífico portugués, Antonio Damásio, explican que nuestras acciones están motivadas por nuestras emociones (la palabra emoción viene del latín emotio, que significa «poner en acción»). El sistema límbico es el que detona las conductas automáticas en nosotros a través del sistema de respuesta corta o reptiliana. También sabemos que todos los inputs que recibe nuestro cerebro son comparados con memorias guardadas en el tálamo… Y que nuestras emociones van a ser determinadas por nuestras creencias. El ser humano vive queriendo modificar sus acciones, cuando lo que debe cambiar son sus creencias. Y precisamente esto es lo que hace el Eneagrama.
Proceso Emoción-Pensamiento-Sentimiento- Acción
Las neurociencias nos proporcionan elementos teóricos que ayudan a sustentar el Eneagrama. A continuación, describiré hechos que han sido probados por científicos reconocidos y que explican por qué el Eneagrama logra cambios tan profundos en la cosmovisión del ser humano. Sirven como fundamento de la teoría que sostiene que el ego o Eneatipo es un mecanismo de supervivencia de origen biológico que se da como respuesta a las condiciones de la infancia de cada persona y que transforma las estructuras cerebrales de manera profunda.
La personalidad: ¿nace o se hace?
La pregunta que más me hacen mis alumnos, es: ¿Nacemos con la personalidad o la desarrollamos? Las opiniones de los expertos están muy divididas al respecto. La «teoría de los orígenes fetales», de la periodista científica norteamericana, Annie Murphy2, puede servirnos como guía para resolverla.
Desde el punto de vista biológico, la naturaleza necesita garantizar la supervivencia de la especie, es decir, que los genes del individuo pasen a la siguiente generación y su trabajo es mantenerlo en este planeta para lograrlo. Eso implica que no importan demasiado las condiciones en las que se viva, mientras se garantice que habrá descendencia. Un ejemplo de ello podrían ser los niños de las regiones más desfavorables de África que nacen en extrema pobreza y su metabolismo está adaptado a sobrevivir con la mínima cantidad de nutrientes. Murphy plantea la idea de que el feto empieza a adaptarse a su entorno incluso antes de nacer. En su libro menciona un estudio en el que se dio seguimiento a un grupo de personas cuyas madres los gestaron durante el «invierno del hambre»3 y presentaron obesidad de adultos. Dicho estudio llega a la conclusión de que el metabolismo de estos adultos se había adaptado a una escasez de alimentos durante su gestación y que al cambiar las condiciones del entorno, habían desarrollado obesidad.
Así mismo, asegura que el feto identifica y prefiere la voz de la madre sobre cualquier otra, e incluso llora con la entonación característica de su lenguaje. También afirma que el bebé prefiere los olores y sabores de los alimentos que su madre ingirió durante la gestación por considerarlos seguros.
Murphy explica que todo lo que se vive en el vientre materno puede condicionar la salud, el bienestar y las capacidades de la vida en la edad adulta. Apunta que es también quizá, donde se lleva a cabo el aprendizaje más significativo para el ser humano. Asegura a través de varios casos que la gestación impacta de manera crucial la calidad de vida del ser humano.
Esta teoría podría reconciliar las dos posturas existentes respecto a la formación de la personalidad entre los teóricos del Eneagrama. Pues si bien el Eneatipo es una adaptación biológica que resulta de las circunstancias, también es factible que dicho Eneatipo se determine antes del nacimiento.
El origen de la discriminación
Otro de los motivos que logran que el ser humano sobreviva, es el que se aleje de lo que le es desconocido. Cualquier cosa diferente a lo que está acostumbrado adquiere para el cerebro la categoría de sospechoso o peligroso, por lo tanto, de manera natural, buscará mantenernos lejos. En este punto puede estar la raíz de muchas clases de discriminación. Nuestra primera respuesta ante la incertidumbre es el estado de estrés, que prepara al cuerpo para la lucha o la huida. Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, señala que «no es extraño que aquellos pequeños primates (los homo sapiens) que se ponían en guardia ante la menor amenaza hayan sido los únicos cuyos descendientes han podido sobrevivir y escribir libros al respecto4».
Así es que, cualquier novedad para el cerebro, constituye una potencial amenaza que debe ser explorada y, aunque la atención genera el estado de estrés, a su vez éste, agudiza el proceso de atención. Es evidente que, si estamos tan preocupados por mantener nuestros genes a salvo, la prioridad no será una buena alimentación, ni establecer vínculos sanos con nadie, y mucho menos buscar el aprendizaje de dicha situación.
Hoy en día, a diferencia de nuestros antecesores primates, nuestra vida generalmente no corre peligro real, pero seguimos operando bajo la premisa de que lo distinto es riesgoso. La violencia y la agresión son mecanismos de respuesta biológicos ante nuestra percepción de estar en desventaja ante una situación desconocida. Esta podría ser una explicación biológica de los niveles de violencia que vivimos en la actualidad. El ser humano, al igual que el resto de los animales, nada más ataca cuando se siente en desventaja, por lo tanto, la única manera de acabar con la violencia es transformando nuestra percepción de estar amenazados. Por este motivo, el Eneagrama genera transformaciones tan profundas, puesto que modifica el sistema de creencias con respecto a lo diferente y genera la actualización de los mecanismos de percepción. Al reconocer que hay nueve maneras válidas de ver la vida, el cerebro deja de percibir lo diferente como riesgoso; ya que tomar en cuenta las nueve perspectivas puede aumentar enormemente las probabilidades de supervivencia.
La personalidad como una estrategia
Cada personalidad desarrolla diferentes formas de lidiar con situaciones estresantes cuando no puede hacerlo de manera adecuada. El estado de estrés nos pone en alerta y desencadena una serie de reacciones fisiológicas en el organismo. Nuestro cerebro envía señales para liberar cortisol y nos prepara para huir del depredador o para atacar y defendernos. Muchos seres humanos viven en estado de estrés 24 horas de los 365 días del año, pero este mecanismo biológico fue diseñado para durar muy poco tiempo, ya que mientras estamos en estado de alerta todas las funciones no vitales son suspendidas. Ante niveles altos y prolongados de estrés, nuestro cerebro va a buscar la manera de reducirlo a niveles tolerables, a pesar de no ser saludables. Es decir que, a pesar de no tener elementos suficientes para solucionar un asunto en la realidad, lo hará con su imaginación.
Cuando alguien que quedó de llamarnos, no lo hace, nuestra mente empieza a sugerirnos posibles razones de por qué no lo ha hecho y, en menos de una hora ya construimos una historia que creemos que es real para dejar de preocuparnos. Este proceso nos saca del ciclo alerta-estrés para mandarnos directamente a la acción o defensa. Por ejemplo: nos molestamos porque ya sabemos que no nos llamó y no le importó su compromiso con nosotros, a lo que le agregamos alguno de estos motivos: No significo nada para él, seguro ya está borracho, se fue con sus amigas de compras y ni se acordó de mí, etc. Pero pocas veces esperamos a recibir noticias sin hacer juicios o sacar conclusiones adelantadas.
Esta estrategia conocida como coping o «estrategia de enfrentamiento», que fue desarrollada para nuestra supervivencia, puede limitar nuestras vidas de maneras insospechadas. Lou Tice, autor y conferencista norteamericano5, habla de la figura de un inconsciente creativo cuya función es aportar soluciones fáciles que nos permitan acabar con la tensión y el estrés generados por los retos de la vida. Por ejemplo, cuando nos encontramos ante la disyuntiva de iniciar un proyecto nuevo, sentimos estrés y nuestro inconsciente creativo nos ayudará a solucionarlo llevándonos hacia donde haya mayor energía. Es decir, si tenemos miedo de hacerlo, nuestro inconsciente creativo nos dará una lista de cien motivos o razones por las que no debemos iniciarlo; pero si estamos muy emocionados, entonces nos dará una lista de cien formas de cómo lograrlo. Todo ello basado en la motivación que tengamos.
Un estudio sobre el proceso de toma de decisiones del cerebro y los pensamientos, realizado en la Universidad de Washington,6 comprobó que cuando pensamos en el futuro se activan las mismas zonas cerebrales que cuando evocamos el pasado, aunque al pensar en el futuro hay ocho regiones cerebrales más involucradas. Esta investigación sugiere que nuestras decisiones y acciones están basadas en nuestras experiencias pasadas. El Eneagrama ayuda a descubrir la historia que el cerebro nos ha contado a lo largo de la vida, para modificarla y tener una mejor percepción de la realidad. Esto traerá como consecuencia mejores oportunidades para responder de manera más adecuada a la situación actual, en vez de reaccionar desde nuestra historia personal.
Como ya vimos, lo que nosotros llamamos realidad, dista mucho de ser «La Realidad», porque nuestras creencias determinan nuestra manera de ver el mundo. Esta habilidad se conoce como atención selectiva, hay muchas pruebas en donde queda en evidencia que el cerebro nos engaña constantemente7.
El cerebro no puede procesar todos los estímulos que le llegan porque nos volveríamos locos. Por lo que los filtra de acuerdo a la prioridad: ¡Ayudarnos a sobrevivir! La atención selectiva es resultado de varios procesos cerebrales, pero básicamente, consiste en fijarla en aquello que el cerebro considera importante para lograr la supervivencia y así garantizar que nuestros genes sigan siendo parte del pull genético de la humanidad.
Evidentemente poner atención a algo, implica quitar de nuestro radar la información que no nos es útil en ese momento. Cuando leemos en un cuaderno rayado, no ponemos atención a las rayas, sino a las palabras. Pero si alguien nos pregunta de qué color son las rayas, entonces nuestro cerebro fijará su atención en ellas y no en las palabras.
Cada Eneatipo pone atención en aquello que considera útil para sobrevivir. Conocer la historia que nuestro ego nos cuenta, nos ayudará a cambiar nuestras creencias más profundas y a remodelar sus marcos de referencia. Tener una percepción menos distorsionada del entorno nos permite tomar mejores decisiones. El cerebro aumenta su capacidad de percepción a través de transformar las estructuras atencionales.
El ego prefiere tener razón que ser feliz
Ante la necesidad de resolver todas las situaciones velozmente y con el menor gasto energético posible, el cerebro diseñó un sistema rápido de toma de decisiones. Ante cualquier situación, el cerebro busca en la memoria alguna situación similar cuya acción haya resultado exitosa y actúa de manera parecida. Para ello, clasificar las situaciones se vuelve indispensable para sobrevivir, por lo tanto, el cerebro no puede ir por ahí cuestionándose si sus puntos de referencia son válidos o no. Simplemente parte de una base que considera verdadera para tenerla como punto de partida hasta que las circunstancias le demuestren lo contrario.
Para el cerebro humano, equivocarse al tomar una decisión, puede significar la muerte. Por ejemplo, confundir a una serpiente venenosa con una rama de árbol puede generarnos serios problemas y a pesar de que hoy en día nuestra seguridad física no corre tales peligros, equivocarnos sigue causándonos problemas. Por ejemplo, si en la escuela, la maestra nos hacía una pregunta y no sabíamos la respuesta, estábamos en peligro. Así que nuestro cerebro aprendió que debe estar en lo correcto para sobrevivir. Por este motivo, para el cerebro primitivo, las personas que piensan diferente retan nuestro marco de referencia y ponen en entredicho nuestra capacidad de enfrentar la vida. Como nos presentan una realidad que no sabemos manejar, inmediatamente buscamos convencerlos de que nuestro punto de vista es el correcto.
El problema real del tipo de educación que ha prevalecido hasta hoy, es que creemos que las habilidades que no desarrollamos ya no las vamos a adquirir. Entonces, cada vez que nos encontramos en una situación donde nuestra realidad no es compartida por los demás, el cerebro está evaluando nuestras capacidades como persona. Como nos consideramos «producto terminado», no nos queda otra opción que defender a capa y espada nuestra verdad e imponerla al resto de las personas. A este tipo de mentalidad, Carol Dweck8, psicóloga estadounidense, le llama «mentalidad fija» y básicamente se fundamenta en la idea y creencia de que el cerebro no puede aprender nada nuevo.
Los últimos estudios sobre el tema, han demostrado que no podemos categorizar que las personas tienen un tipo de mentalidad o el otro. El Eneagrama plantea que hay nueve perspectivas diferentes ante la vida, lo que ayuda a las personas a flexibilizar su mentalidad y a transformarla en lo que Dweck llama una «mentalidad de aprendizaje». Al introducir la idea de que, tomando en cuenta los nueve puntos de vista que plantea el Eneagrama tendremos una visión más amplia de la realidad, aumentamos radicalmente nuestras posibilidades de supervivencia. El mecanismo del aprendizaje se pondrá en marcha solo, pues el cerebro antiguo estará ávido de experiencias nuevas y abierto a otros puntos de vista.
Dependiendo del nivel de estrés que maneje la persona, estará calibrado su sistema de atención y, según el Eneagrama, hay dos tipos de mentalidad que coexisten en nosotros:
1. Mentalidad del ego
En la mentalidad fija o del ego puede decirse que estamos en modo supervivencia, ya que solo se perciben peligros y potenciales riesgos de acuerdo con cada Eneatipo. Evidentemente, cuando el cerebro está ocupado ayudándonos a sobrevivir, no le agobia el desgaste emocional, ni el bienestar general, sino que nuestro cuerpo o, mejor dicho, nuestro pull genético, se mantenga a salvo para que llegue a la siguiente generación. Los niveles de cortisol están a tope y los procesos de digestión estarán alterados por el tiempo que dure este proceso ya que, como vimos, debería ser de algunos minutos, durante la huida o enfrentamiento con el depredador.
Mientras esta mentalidad esté activa, el cerebro estará ocupado detectando los peligros y potenciales depredadores de alrededor. Bruce Lipton9, biólogo celular estadounidense, comenta en la entrevista titulada «Por qué nos enfermamos» 10, que si no estamos creciendo, estamos muriendo. Ya que este estado consume y desgasta al organismo si dura demasiado tiempo. Lipton ha realizado múltiples estudios del efecto que tiene el medio sobre el desarrollo de las células y el organismo. Afirma que nuestras creencias influyen en todos los aspectos de nuestra vida, incluso, en nuestro estado de salud.
2. Mentalidad de la esencia
A esta mentalidad le llamaremos modo racional. Es cuando realmente estamos conectados con el verdadero yo o la esencia. Desde este lugar es que podemos desarrollar el verdadero potencial del ser humano y nuestro sistema de activación reticular ascendente, (SARA) que más adelante describiré con precisión, estará enfocado en ayudarnos a ver las posibles soluciones a nuestros problemas. Aunque es el estado normal, es el menos común del ser humano. Aquí es donde somos capaces de tomar buenas decisiones y podemos responder en vez de reaccionar a los retos que la vida nos presenta. Aprender a vivir más con la mentalidad de aprendizaje, es lo que permite un aumento importante en la percepción del bienestar en las personas.
He observado que, a través del cambio de creencias, las personas logran las metas que no habían podido llevar a cabo y su vida se transforma radicalmente. Al reducirse la sensación de estar amenazados por el entorno, los filtros de percepción se relajan y se remodela la estructura cerebral. Esto permite la alineación de la energía del cerebro a las oportunidades de expansión en vez de mantenerlo enfocado en los retos o peligros que fueron válidos durante la infancia pero que, quizá hoy, solo frenan el desarrollo.
2. Origins, How the Nine Months Before Birth Shape the Rest of Our Lives.
3. Hambruna que ocurrió en los Países Bajos durante el invierno de 1944-1945, al final de la Segunda Guerra Mundial.
4. Goleman, D., El punto ciego, 2014, Me gusta leer, p.61.
5. Tice, L., Smart Talk For Achieving Your Potential, 2005, Pacific Institute Publishing.
6. Karl K. Szpunar y Jason M. Watson en la Universidad de Washington en St. Louis, (2007), a través de una resonancia magnética nuclear funcional (RMNF).
7. Si quieres divertirte un momento, ve al siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=vJG698U2Mvo
8. Dweck, Carol. (2016), Mindset: The New Psicologhy of Succes, Random House.
9. Lipton, B. (2007), La biología de la creencia. 1a. Ed., Madrid: Editorial Palmyra.
10. Puedes ver la entrevista en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=YZHFg1zo4zA