1 V. ROSE, Aristotelis qui ferebantur Librorum Fragmenta, Stuttgart, 19663 (= 1886) —en adelante identificaremos los fragmentos pertenecientes a esta edición con las siglas «Rose3»—; W. D. Ross, Aristotelis Fragmenta Selecta, Oxford, 1979 (= 1955); O. GIGON, Aristotelis Opera, vol. III, Librorum Deperditorum Fragmenta, Berlín, 1987.

2 Ésta es la tesis de su obra Aristoteles pseudepigraphus, Leipzig, 1863. Su edición de fragmentos apareció primeramente en el volumen V de las Aristotelis Opera, publicado en Berlín, en 1867.

3 Nos referimos a las obras de E. ZELLER, Die Philosophie der Griechen in ihrer geschichtlichen Entwicklung dargestellt, Zweiter Teil, Zweite Abteilung, Aristoteles und die alten Peripatetiker, Zweite Auflage, Hildesheim, 1963 (= 1923, aparecida en 1862, la cita es de la pág. 56, n. 4 —de la pág. anterior—); J. BERNAYS, Die Dialoge des Aristoteles in ihrem Verhältnis zu seinen übrigen Werken, Darmstadt, 1968 (= Berlín, 1863) y E. HEITZ, Die verlorenen Schriften des Aristoteles, Leipzig, 1865.

4 El lector puede encontrar un resumen de todo ello en la primera edición de la obra de E. BERTI, La Filosofía del «Primo» Aristotele, Padua, 1962, págs.9-33, cuya Introduzione (págs. 9-122) lamentablemente ha desaparecido en la segunda edición (Milán, 1997). En cambio, en esta última se ha añadido una nueva Introducción, que resulta utilísima por la información suministrada sobre las investigaciones aristotélicas desarrolladas en este campo hasta el momento de la aparición de la obra.

5 Aristoteles, Grundlegung einer Geschichte seiner Entwicklung, Berlín, 1923 (versión española de J. GAOS, con correcciones y añadidos del propio JAEGER, Aristóteles, Bases para la Historia de su Desarrollo Intelectual, México, 1983 = 1946). En un principio, la obra tuvo una gran acogida y, con matizaciones, muchas de sus propuestas fueron aceptadas por una gran cantidad de aristotelistas, aunque también hubo voces discrepantes desde el principio.

6 La obra monumental de E. BIGNONE, en relación con esta última cuestión, es precisamente L’Aristotele Perduto e la Formazione Filosofica di Epicuro, Florencia, 1936 (2 vols.), pero antes y después de la aparición de esta monografía, publicó numerosos estudios dedicados a la «reconquista del Aristóteles perdido», en los que aducía textos que «confirmaban y añadían» nuevos testimonios en esa misma dirección.

7 P. WILPERT, «Reste verlorener Aristotelesschriften bei Alexander von Aphrodisias», Hermes 75 (1940), 369-94; «Neue Fragmente aus Peri Tagathoû», Hermes 76 (1941), 225-250. En estos estudios Wilpert propuso la ampliación de los fragmentos previamente aceptados por Rose correspondientes a la obras aristotélicas Sobre los Pitagóricos y Sobre la Filosofía, y especialmente se vieron notablemente incrementados los pertenecientes a Sobre el Bien y Sobre las Ideas.

8 Su edición, precedida por la de R. WALZER (Aristotelis Dialogorum Fragmenta, Florencia, 1962 = 1934), cuya numeración siguió en la mayoría de los casos, apareció primero en la traducción oxoniense de las obras de Aristóteles (The Works of Aristotle, vol. XII, Select Fragments, Oxford, 1952) y posteriormente, con ligeras variaciones, se editó en la colección de textos clásicos (Aristotelis Fragmenta Selecta, Oxford, 1955).

9 En la versión inglesa aparecieron, efectivamente, además de los Testimonios, los Diálogos, las Obras Lógicas y las Obras Filosóficas. Posteriormente, en la edición de los textos originales, se añadió una cuarta sección correspondiente a los Poemas.

10 En cierta manera estamos de acuerdo con WILPERT cuando afirma («The Fragments of Aristotle’s Lost Writings», en I. DÜRING and G. E. L. OWEN, Aristotle and Plato in the Mid-Fourth Century, Goteborg, 1960, 257-264, pág. 263) que «el deber del editor de una colección», o, en este caso, del traductor de ésta, es «poner el material a disposición de los investigadores sin anticipar ninguna discusión», aunque esto es muy difícil de lograr en todos los casos.

11 Véase la reseña de esta edición en T. DORANDI, E. BERTI, C. ROSSITTO, «La Nuova Edizione dei Frammenti di Aristotele», Elenchos 10 (1989), 193-215.

12 Esta tercera sección de su obra (cf. Librorum Deperditorum Fragmenta, págs. 780-834, frags. 789-982) comprende desde Eliano hasta Temistio.

13 Nos referimos, en el caso del Protréptico a la gran edición de I. DÜRING, Aristotle’s Protrepticus, An Attempt at Reconstruction, Göteborg, 1961, y en relación con el diálogo Sobre la Filosofía, a la edición de M. UNTERSTEINER, Aristotele, Della Filosofía, Introduzione, Testo, Traduzione e Commento Esegetico, Roma, 1963. El primer caso es especialmente significativo, porque Gigon ha incluido los fragmentos eliminados en una sección que denomina «Tópoi Protreptikoí extraídos de otros diálogos». Parece haber seguido en esto el escepticismo de Rabinowitz, que cuestionó, como veremos, la reconstrucción del Protréptico, pero no ganamos con ello una ventaja significativa, porque, desde el punto de vista de la ordenación de este material, como ha indicado BERTI («La Nuova Edizione del Frammenti di Aristotele», pág. 202), no sabemos de qué otro diálogo podrían derivar con más probabilidad tales fragmentos que del propio Protréptico.

14 Entre las ediciones de fragmentos hay que destacar en este sentido la de R. LAURENTI, I Frammenti dei Dialoghi, 2 vols., Nápoles, 1987, que no ha alterado prácticamente la numeración de Ross. Además la mayoría de las monografías dedicadas a Aristóteles y las que utilizan los fragmentos como fuente para la reconstrucción de las doctrinas no escritas de Platón siguen utilizando mayoritariamente dicha numeración. Por tanto, salvo en el caso de los Testimonios, nosotros hemos procurado no modificarla, de tal manera que, si hemos añadido algún texto ausente en la edición de Ross, hemos intentado que esto no haya influido en la numeración del resto de los fragmentos.

15 Cf. I. DÜRING, Aristóteles, México, 1990 (1.a ed. en alemán, 1966), pág. 860.

16 Cf. BERTI, La Filosofía del Primo Aristotele, pág. 169 et passim. Hoy día son una minoría los autores que aceptarían la posibilidad de que Aristóteles haya defendido alguna vez la teoría platónica de las formas, aunque, a nuestro juicio, no es una hipótesis que pueda descartarse totalmente. Cf., en este sentido, W. K. C. GUTHRIE, Historia de la Filosofía Griega, vol. VI, Introducción a Aristóteles, Madrid, 1993, pág. 81 y sigs. y, entre nosotros, T. CALVO MARTÍNEZ, Aristóteles y el Aristotelismo, Madrid, 1996, pág. 8. En realidad, poseemos escasos elementos de juicio que permitan establecer una conclusión segura, pues, aunque pudiéramos afirmar que estamos ante expresiones del propio Aristóteles, como ha dicho un editor de los fragmentos (cf. J. BARNES [ed.], The Cambridge Companion to Aristotle, Cambridge, 1995, pág. 18), éstos son susceptibles de dos o tres interpretaciones «incompatibles e igualmente plausibles».

17 O. GIGON, Librorum Deperditorum Fragmenta, pág. 230.

18 Respecto a otras versiones de los fragmentos en castellano, la única traducción de fragmentos que conocemos es la antología recientemente aparecida, de F. BÁEZ, Los Fragmentos de Aristóteles, Mérida, Venezuela, 2002. En los apartados correspondientes haremos referencia a otros autores que se han ocupado de alguna obra en concreto, como el útil estudio de M. I. SANTA CRUZ, M. I. CRESPO y S. DI CAMILLO, Las Críticas de Aristóteles a Platón en el Tratado Sobre las Ideas, Buenos Aires, 2000, que contiene una traducción de parte de esta última obra.