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España fea
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  • España fea

  • (1)
  • España fea
  • España fea (1)
  • Prólogo
  • Preámbulo
  • Primera parte
  •     El escenario de la injusticia espacia
  •     España, territorio de arquitectura basura
  •     El reto de la España vaciada
  •     Franco y las raÍces del mal
  •     ¿Quiénn mató a la arquitectura popular?
  •     «Especulación disfrazada de un hipócrita avance»
  •     El dictador, su corrupta familia... y Girón
  •     Los admirables menorquines y su Camino de Caballos
  •     Lacaton y Vassal: una plaza que no se toca
  •     Dos expertos que avisaron del desastre
  •     La arquitectura española, en el MoMA
  •     Felipe González, la gran decepción
  •     ¿Quién indultó a Jesús Gil?
  •     Francia, la gran diferencia
  •     Un botijo con un sujetador de la bandera americana
  •     La fealdad de España y su vÍnculo con la esclavitud
  •     El sueño enfermizo del chalet
  •     Los pueblos, pocos, más bonitos de España
  •     La barandilla de la playa de la Concha, en Lepe
  •     Ejemplos de trabajo bien hecho
  •     Cinco proyectos medioambientales ejemplares
  •     Los ecologistas, finalmente
  •     Salvatore Settis: clase de latÍn para polÍticos y abogados
  •     El lamento de Joan Miró
  •     ¿Por qué los abogados van al infierno?
  •     Un club de fans para la teóloga Margrete Auken
  •     La maldición del federalismo mórbido disgregador
  •     El patriotismo bien entendido pasa por el paisaje
  •     Los Verdes, contra la especulación urbanÍstica
  • Segunda parte
  •     Los alemanes, nuevos viejos maestros
  •     De Múnich a la Casa de las Conchas de Salamanca
  •     El gran ejemplo de Viena
  •     El hygge danés, ejemplo para la Unión Europea
  •     La arquitectura filonazi del franquismo
  •     La reivindicable densidad de Benidorm
  •     Licencia para derribar la casa de los antepasados
  •     FantasÍas de hormigón para los alcaldes
  •     La maldición de la red de Paradores de Turismo
  •     ¿Por qué se salvó el románico de Palencia?
  •     La Constitución no incluye la palabra «paisaje»
  •     Un verbo en holandés, polderen
  •     Una palabra que sirve para explicarlo todo
  •     Lamentos para un mapa extenuante
  •     Residencias de mayores, una falta de respeto
  •     La maldición de los cerramientos de las terrazas
  •     «PrÍncipe Carlos: cállate o dimite»
  •     El territorio, un factor para escribir la historia
  •     Marina d’Or y el Algarrobico, ¡olé!
  •     Que los arquitectos juren, como los médicos
  •     La arquitectura y el género no binario
  •     La deconstrucción como una de las bellas artes
  •     Por una Vicepresidencia para el Zurcido Territorial
  •     España, Italia y China, vÍnculos inesperados
  •     Australia,TurquÍa, RumanÍa, Grecia...
  •     Los rebuznos y el croar, patrimonio nacional en Francia
  •     Albi, ejemplo de la despoblación
  •     ¿Menos mal que nos queda Portugal?
  •     El evangelio de Rem Koolhaas
  •     ¿Y si no hubieran fusilado al arquitecto falangista?
  •     Pequeños ejemplos de desaciertos
  •     ¿Por qué Vegaviana no gusta a sus vecinos?
  • Tercera parte
  •     Canarias, la maldición de las islas Afortunadas
  •     ¿Por qué han ganado los enemigos de Lanzarote?
  •     «Menuda panda de burros»: la ira de Manrique
  •     Un guiso con los pollos de un ave protegida
  •     Nocturnidad en la destrucción de Fuerteventura
  •     Guinness, más allá de la cerveza
  •     El imposible abordaje del feÍsmo gallego
  •     Doce somieres inclinados
  •     El feÍsmo gallego y Australia
  •     El constructor que se arruinó por hacerlo bien
  •     Carlota Eiros, una arquitecta a quien admirar
  •     El ejemplo británico de las áreas de conservación
  •     Decálogo para arreglar la Casa Grande
  •     El plan urbano, que no pase de cuatro hojas
  • Cuarta parte
  •     Luces y sombras en la transformación de Bilbao
  •     El crÍtico que comparó el Guggenheim con Marilyn
  •     Lo «cuqui» frente a la identidad
  •     ¡Qué bonita era la fábrica demolida!
  •     ¿Rascacielos en la ciudad histórica? Casi siempre, no
  •     Madrid, la bandera de España más grande del mundo
  •     Cuando despertó, la Rana de la Fortuna todavÍa estaba allÍ
  •     El temor de los arquitectos a no recibir encargos
  •     «No al derribo del Colegio Alemán de Madrid»
  •     Puertas de madera arrojadas a los contenedores
  •     ¿Quién destruyó el edificio Capitol?
  •     Una capital que paga por su lejanÍa del mar
  •     Barcelona, tantas veces ejemplar
  •     «Esto no hay quien lo arregle»
  •     Los pajaritos vuelven a la ciudad
  •     Xerardo Estévez, el mejor discÍpulo de Bohigas
  •     «¿Traes a tu abogado? Yo te mando al mÍo»
  •     Lluvia de desengaños
  • Quinta parte
  •     Mijas, Garrovillas, Chinchón
  •     El triste caso de Mojácar
  •     El feliz caso de Vejer: «Cal hasta abajo»
  •     Una plaga terrible: el «marbelliensis»
  •     Un franquista salvó AlbarracÍn
  •     Paco muñoz en Pedraza
  •     La llegada de IKEA, un dÍa para recordar
  •     Liberace conoce a Napoleón
  •     Dos valiosos jardines frente a la indiferencia
  •     Lo que esconden las murallas de Ávila
  •     Un lamento por La Vera
  •     Un pueblo de la España vaciada
  •     La nueva era de acuario. Fin de viaje
  • Bibliografía
  • Agradecimientos
  • Imágenes
  • Créditos de las imágenes
  • Sobre este libro
  • Sobre Andrés Rubio
  • Créditos
  • Notas
  • Notas (1)
  • Notas (2)



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