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¿Cómo se puede leer el cuerpo?
LA PRIMERA PREGUNTA que se hará cuando lea este libro va a ser: ¿Cómo puede una arruga de la cara o la forma de la nariz de una persona indicar algo sobre su salud o carácter?
En el mundo moderno no hay ninguna respuesta a ese tipo de preguntas, pero en Oriente, así como en muchas culturas occidentales tradicionales, existe una filosofía fundamental cuya aplicación revela el significado que se oculta detrás de nuestros rasgos físicos. Me refiero a la filosofía del yin y el yang.
Comencemos, entonces, nuestra comprensión de la diagnosis oriental informándonos acerca del yin y el yang.
EL YIN Y EL YANG: LAS FUERZAS DEL CAMBIO
El yin y el yang se pueden considerar los poderes que hacen posible la realidad física. Son las herramientas de Dios, por así decirlo. Sin esos dos contrarios, en las formas de tiempo y espacio, luz y oscuridad, masculino y femenino, dimensiones (por ejemplo, cerca y lejos, arriba y abajo, izquierda y derecha), nada sería posible en el mundo físico. En las culturas antiguas la gente comprendía muy bien todo esto. De hecho, la Biblia comienza:
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. [...] Dijo Dios: «Que exista la luz». Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de la tiniebla: llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla «noche». Pasó una tarde, pasó una mañana, el día primero.*
Todo lo que creó Dios estaba compuesto de contrarios: cielo y tierra, luz y oscuridad, mañana y tarde, tierra y océano, masculino y femenino.
En la Antigüedad los sabios estudiaban estos contrarios para comprender sus naturalezas. Descubrieron que en el cielo estaban el Sol, la Luna, las estrellas y los planetas, y que todos enviaban una lluvia de energía sobre la Tierra en forma de luz solar, rayos cósmicos y fuerzas gravitatorias. Del cielo también emanaban otras fuerzas: el viento, el tiempo atmosférico, las estaciones y los climas. Estas fuerzas provenían de arriba y seguían un camino descendente hacia la Tierra; se las llamó yang.
En general, la fuerza yang hace que las cosas se contraigan o se acerquen a la Tierra. La gravedad, por ejemplo, es yang.
Los sabios descubrieron que la Tierra, por su parte, tenía una naturaleza totalmente diferente. Gira sobre su eje, haciendo que la energía vuele hacia fuera y hacia arriba, hacia el cielo. A esta fuerza la llamaron yin. Tenía una influencia expansiva.
Las cosas que crecen hacia arriba, como los árboles y muchas plantas, son yin.
La contracción, o la fuerza yang, se produce en la espiral centrípeta, es decir, en la espiral que aprieta o contrae hacia el centro. La expansión, o la fuerza yin, se produce en una espiral centrífuga, es decir, la que abre y expande fuera del centro.
El yin y el yang tienen otras características. Las cosas yin son más pasivas, más ligeras, porosas y húmedas, mientras que las cosas yang son más activas, más pesadas, densas y secas. Cuando se infla un globo se lo hace más yin. La noche es menos activa, y está menos cargada de energía que el día; es la parte más yin del día. El sexo femenino es el más yin. El cielo, como creador de todas las cosas, es el elemento más activo, o más yang, mientras que la Tierra, la receptora del cielo, es el elemento más pasivo, más yin.
Las cosas que se expanden alejándose de la Tierra se van haciendo más yin, mientras que las que son comprimidas hacia abajo, sobre la Tierra se van haciendo más yang. Las personas altas generalmente son más yin que las personas bajas. Cuanto más delgada, frágil y menuda de constitución es una persona, más yin se dice que es.
A las personas yin les gusta más el trabajo intelectual que el manual. Les gusta más el trabajo de oficina que, digamos, cavar pozos o construir edificios. (Cuando hablemos de la forma de la cara y la cabeza desde el punto de vista yin/yang, se verá con más claridad las diferencias entre constituciones yin y yang.) Las personas de constitución yin prefieren el interior de la casa, son personas introvertidas.
Las personas de constitución yang suelen ser más bajas y de huesos más voluminosos. Tienden a ser más activas y orientadas hacia lo físico. Les gustan los trabajos manuales; disfrutan con actividades al aire libre, les encanta estar con gente; son más extrovertidas.
Todas las cosas poseen en sí yin y yang. Por ejemplo, la parte yin de un árbol la constituyen las ramas y las hojas, es decir, la zona que se extiende hacia arriba y hacia fuera, mientras que la parte yang se concentra principalmente en las raíces. El tronco es también yang, pero el pie es más yang que la parte de arriba.
Cada uno de nosotros posee grados de yin y grados de yang. Muchas personas poseen yin y yang en grado extremo. Los jugadores de baloncesto constituyen un buen ejemplo de esto. Son altos, pero de huesos grandes, muy fuertes y activos.
Todo en el cuerpo humano funciona gracias al yin y el yang. El corazón, por ejemplo, bombea sangre en virtud de su capacidad para contraerse (yang) y expandirse (yin); los pulmones respiran aire en virtud de su capacidad para contraerse y expandirse; los músculos funcionan mediante la expansión y contracción. El yin y el yang están por todo el cuerpo humano, así como en todas las actividades que realizamos durante el día y la noche.
Lo importante aquí es que necesitamos vivir de acuerdo a nuestra naturaleza. Si una persona es de naturaleza más yin, va a ser muy desgraciada trabajando en albañilería o en cualquiera otra profesión que sea muy yang. La inversa también es verdadera: las personas yang sufren mucho si se las obliga a estar ante un escritorio todo el día.
El yin y el yang se pueden aplicar también a zonas concretas del cuerpo. Por ejemplo, la cabeza es la parte más yin, y los pies la parte más yang. El acto de pensar tiene lugar en la cabeza; los pensamientos, que son intangibles, efímeros y cambiantes, son formas de energía extremadamente yin. Por otro lado, los pies descansan sobre la Tierra, que es sólida, estable, material y firme, todas características yang.
La parte exterior del cuerpo es más yin que la interior, y la parte superior es más yin que la inferior.
El ambiente, nuestras actividades o estilo de vida y los alimentos que consumimos influyen en nuestro cuerpo, haciéndolo expandirse o contraerse. El ejercicio, por ejemplo, tiene un efecto yang o contractivo; tensa y fortalece los músculos, en cuanto se opone a los músculos fláccidos, flojos y expandidos. Ciertos alimentos, como la sal, la carne y los quesos secos, tienen un efecto yang, mientras que otros, como la fruta y el azúcar, y algunas bebidas como los zumos de frutas y el alcohol, tienen un efecto más yin en nuestros pensamientos y cuerpos. El azúcar y las bebidas alcohólicas, por ejemplo, hacen que nuestro pensamiento se descentre y sea menos intenso, y que nuestros cuerpos sean menos coordinados y más descontrolados. El consumo excesivo de carne u otros alimentos proteínicos nos impulsa a pensar y actuar con más agresividad, y a tratar de controlar nuestro entorno. Se considera que los cereales integrales están en el centro del espectro yin-yang; el pescado es ligeramente yang; las legumbres y verduras, ligeramente yin.
Las influencias yin tienden a actuar en la parte superior del cuerpo, desde el plexo solar hacia arriba, mientras que las influencias yang tienden a actuar en la parte inferior del cuerpo, desde el plexo solar hacia abajo. Como todo cardiólogo sabe, la sal (alimento muy yang) tiende a afectar los riñones, mientras que el alcohol (substancia muy yin) tiene un efecto directo e inmediato en el cerebro y el sistema nervioso.
Una de las leyes de la diagnosis oriental, que voy a repetir a lo largo de todo el libro, es que lo macro se puede ver en lo micro. El yin y el yang hacen esto posible. La cara, por ejemplo, tiene una parte yin y una parte yang. Si se traza una línea por el medio de la cara, desde la base de una oreja a la base de la otra, la zona que queda encima de la línea es la parte yin, y la zona de abajo es la parte yang. La zona yin de la cara (pómulos, nariz, ojos, frente y cuero cabelludo) representa la zona yin del cuerpo (pulmones, corazón, hígado y sistema nervioso). La parte que incluye la boca representa la zona más yang o inferior del cuerpo, es decir los intestinos y los órganos sexuales. Lo mismo ocurre en el resto del cuerpo.
A medida que avancemos, voy a hablar muchísimo sobre la influencia que nuestro estilo de vida, actividades y dieta ejercen en nuestra vida, dependiendo de los cambios que se producen en el equilibrio yin-yang en nuestro interior.
Por ahora, es importante saber que el cuerpo es una totalidad, un sistema integrado. Este sistema está continuamente influido por el yin y el yang, una vez dominado por uno, después por el otro. Si entendemos nuestros desequilibrios peculiares podemos entendernos más profundamente a nosotros mismos y aprender a tomar las medidas necesarias para recuperar el equilibrio y armonía de nuestra vida. De esa manera, podemos ayudar a otras personas a curarse, o bien orientarlas hacia una vida más feliz.
La verdadera percepción íntima de la naturaleza de otras personas y de nosotros mismos depende de nuestra capacidad para comprender el yin y el yang y la manera como se manifiestan en cada una de las personas que tratamos.
Comencemos por examinar las maneras como se pueden utilizar el yin y el yang para discernir el carácter, el talento y la salud a partir de los rasgos de la cara.
LA CARA
La cara es la parte más reveladora del cuerpo humano cuando se trata de leer los sentimientos de otra persona o percibir su carácter. Incluso aquellos que no saben nada de diagnosis oriental analizan las caras de los demás cuando tratan de discernir lo que opinan sobre ciertos temas importantes. La cara es la parte más sensible del cuerpo y la que más reacciona. Ninguna otra parte externa del cuerpo revela con tanta claridad los cambios sutiles interiores.
¿A qué se debe esto? Un motivo es que la cara es una compleja red de músculos. Sólo en la cara y cabeza hay diez sistemas de músculos con un total de casi cuarenta músculos individuales. Estos músculos dan a la cara una gran flexibilidad y expresividad.
Además de sus sistemas de músculos, la cara tiene una increíble combinación de rasgos (ojos, nariz, boca, cejas y mandíbulas), cada uno capaz de un amplio abanico de movimientos y matices. Como sabe todo jugador que se precie de tal, estos rasgos por sí solos proporcionan una enorme cantidad de información sobre lo que siente la persona. Con una simple mirada, la cara puede decir una infinidad de cosas, sin pronunciar una sola palabra.
La cabeza (incluida la cara y las orejas) es el centro sensorial del cuerpo. Los ojos, la nariz, la boca y las orejas son cuatro de los cinco sentidos táctiles.
Estos órganos son también la puerta de acceso a otros sistemas mayores. La boca es la entrada del tubo digestivo; la nariz, de la respiración; los ojos, del nervio óptico, cerebro y sistema nervioso; las orejas, del oído. Evidentemente, existe una clara relación entre cada entrada y el sistema mismo: cuando el sistema respiratorio y los senos nasales están llenos de mucosidad, la nariz tiende a moquear. Cuando hay algún problema de digestión, solemos tener mal sabor de boca. El nerviosismo y la tensión suelen revelarse en los ojos. Estos son sólo unos pocos de los signos evidentes que las personas utilizan para detectar el estado interior de otra persona.
Pero aparte de estos trozos de información normal, está la verdad más grande de la cara, la de que, a no ser que uno sea un mentiroso patológico, es difícil impedir que la cara revele los sentimientos. La felicidad se nota; también la infelicidad. Asimismo se notan el aburrimiento, la vergüenza, la concentración, la inquietud, la perplejidad, la enfermedad y la salud. La cara es sincera. Revela la verdad de nuestro interior. Y ocurre así incluso en las ocasiones en que nos gustaría que fuera de otra manera. A eso se debe que las personas estudien naturalmente la cara de otra persona para detectar su carácter, pensamientos y naturaleza interior.
En Oriente hay un dicho de la sabiduría popular que dice que a los cuarenta años uno ya es responsable de su cara. Esto significa que mientras uno es niño, adolescente e incluso adulto joven, la cara es todavía el resultado de la herencia familiar y el entorno, pero a los cuarenta años ya ha vivido su propia vida lo suficiente como para haberse creado a sí mismo; se es un adulto, totalmente responsable de su situación y de su cara.
A medida que nos hacemos mayores va surgiendo poco a poco nuestro carácter; nuestros verdaderos principios quedan grabados en nuestra cara. Estos principios no son necesariamente los que reconocemos tener. Poco a poco, las situaciones sociales, políticas y económicas de nuestra vida se van esculpiendo en nuestro rostro. En las caras de las personas podemos percibir todo tipo de características: inteligencia y torpeza, carisma y odio a sí mismo, honradez y deshonestidad. Percibimos estas cosas aun cuando no sabemos nada de la persona a la que estamos mirando.
A los cuarenta años el carácter ya se nota en la cara. Pero esto no quiere decir que la cara ya esté terminada; aún queda mucha vida por delante, para uno y su cara. Pero ya es plenamente responsable de lo que es y de lo que será.
Las características únicas de cada cara son asombrosas. No hay manera de expresar esa realidad de manera adecuada. La creatividad del Universo es pasmosa. Cuando voy por la calle en Tokio, me sorprende la unicidad y complejidad de las caras japonesas. Y, sin embargo, esas características faciales tienen muchas similitudes. Al fin y al cabo prácticamente todos los japoneses tenemos pelo negro (con la excepción de los que ya lo tienen canoso), piel amarilla y ojos oscuros. Los hombres somos de altura, peso y constitución similar. Entre las mujeres también existen muchas similitudes. Y, sin embargo, no hay dos caras iguales. Cada una tiene su carácter único.
Cuando uno va por una calle en Nueva York, se ve frente a un arco iris de colores de piel, nacionalidades, estaturas, pesos y formas. La mente alucina. ¡Qué infinita maravilla! Esa pasmosa variedad ha sido creada con los mismos elementos básicos: dos ojos, una nariz, una boca, y una bola irregular como cabeza.
Usted tal vez se pregunte: Dada esta enorme diversidad, ¿cómo es posible decir algo sobre el rostro humano excepto que cada uno es único?
He aquí otra notable paradoja: en la diversidad encontramos notable coherencia. El cuerpo humano está formado por una ley universal. Sabemos que el ADN asegura la integridad de la forma humana básica. Pero, ¿qué es lo que asegura la integridad de la forma básica del ADN? La respuesta es: la ley invisible que da forma al Universo. Esa ley en sí misma es un producto del Gran Espíritu, que es infinitamente creativo y al mismo tiempo extraordinariamente coherente. Constituye el fundamento real de la vida. La vida biológica no es otra cosa que un síntoma de la ley que subyace en el Universo. Si estudiamos los síntomas, o las manifestaciones externas de la vida, lo que nos revela es la naturaleza no vista de las cosas bajo la superficie.
En Oriente, a esta ley subyacente o espíritu suele llamarse Tao. En Occidente, por supuesto, se le da el nombre de Dios. Ni Tao ni Dios se pueden describir; superan la comprensión humana. Lo que podemos describir es la ley por la cual se rige. En Oriente llamamos a esta ley yin y yang.
Como he dicho anteriormente, el yin y el yang son opuestos diametrales. Son fuerzas complementarias pero contrarias que se combinan para formar todos los fenómenos.
Lo primero que se debe comprender es que la mayoría de nosotros somos combinaciones de yin y yang. En el lado yin del espectro tenemos grados de pasividad, receptividad y desarrollo intelectual, mientras al mismo tiempo tenemos características yang, como la agresividad, la automotivación y el enfoque. Sin embargo, por lo general nuestras constituciones están desequilibradas a favor de uno u otro.
Al desarrollar la comprensión y conocimiento propios hemos de llegar a saber cuáles de nuestras características son yin y cuáles son yang y actuar en consecuencia. Lo ideal es esforzarse para conseguir el equilibrio entre los dos y crear la mayor armonía y paz interior.
Podemos aprender muchísimo sobre el equilibrio yin-yang observando la forma y características de la cabeza, y, sobre todo, estudiando los rasgos individuales de la cara.
Es importante tener presente la distinción entre rasgos constitucionales, es decir las características formadas por nuestros genes, y los rasgos condicionales, es decir las características que cambian día a día, semana a semana o mes a mes. Las características constitucionales nos son dadas en el nacimiento y tienden a ser heredadas: grupo sanguíneo, sexo, salud innata. Los rasgos genéticos o constitucionales revelan nuestra naturaleza subyacente. No hay naturalezas malas ni rasgos constitucionales malos. En la diagnosis oriental, todo es potencialmente bueno y, como ya he dicho, todo depende de cómo consideramos la característica y usamos la capacidad que indica. Los rasgos genéticos no se pueden cambiar, sólo se pueden llevar a la realización plena o reprimir. Las características constitucionales dicen mucho acerca del ser fundamentalmente espiritual que somos.
Sin embargo, tenemos muchos rasgos condicionales o temporales que nos revelan una gran cantidad de cosas acerca de nuestra actual salud física, mental y espiritual. Estas características están cambiando continuamente. Así, una profusión temporal de sangre en los capilares sanguíneos de los ojos; una mancha de sarpullidos o granitos en la cara; la inflamación de una determinada parte del cuerpo, debajo de los ojos, por ejemplo, revelan el estado actual de nuestra salud. Podemos cambiar estas características cambiando ciertas pautas o normas en nuestro estilo de vida, por ejemplo respecto al ejercicio, formas de comer y formas de pensar.
Nuestra salud suele ser más fuerte y vital cuando nuestra vida se adecua a nuestras características constitucionales. Si su naturaleza es para ser músico pero trabaja de ingeniero de construcción, va a sufrir trastornos de salud, sobre todo si la situación le produce contradicciones graves. Entenderá más claramente lo que quiero decir cuando pasemos al tema siguiente: los rasgos constitucionales que revelan el tamaño y la forma de la cabeza.
La cara y el carácter yin
La forma de la cara yin suele semejar una lágrima invertida, ancha en la zona de la frente y estrecha en la barbilla. La frente es alta y ancha. La persona yin tiene ojos grandes y cejas redondeadas que suelen arquearse hacia arriba por encima de la nariz y bajar hacia los extremos de la cara. Las cejas suelen estar bastante separadas. La cara yin suele ser estrecha. Estrechos son también el puente y las ventanillas de la nariz. La cara yin tiene la piel pálida; los pómulos no son muy pronunciados ni desarrollados.
Los escritores Tom Wolfe y Joyce Carol Oates, el presidente austríaco Kurt Waldheim y el personaje de historieta Olive Oyl tienen todos variaciones de cara yin.
La boca de una cara yin es moderadamente ancha, de labios más bien pálidos debido a la falta de circulación. En general, las personas yin tienen mala circulación sanguínea, lo cual les hace tener el cuerpo más frío; en consecuencia, no les gusta el tiempo frío y tienen propensión a permanecer dentro de casa. Detestan el trabajo físico duro.
El cuerpo yin es delgado y a veces frágil. Una persona yin raramente es obesa.
Las personas yin suelen tener poco apetito, pero su actitud ante la comida suele inclinarse hacia uno de dos extremos: o bien se convierten en apasionados gastrónomos, conocedores de alimentos y vinos, o bien son indiferentes, considerando el alimento desde el punto de vista puramente utilitario. El tipo yin rara vez se encuentra en el medio. Sea cual sea el extremo que sigan, las personas yin por norma prefieren los alimentos dulces y más ligeros. En general tienen una digestión débil y suelen sufrir de diarreas.
La persona yin tiene una disposición refinada, una voz suave y un comportamiento por lo general amable. Los tipos yin son muy sensibles, sobre todo ante sus propias emociones. Aunque suelen ser personas muy emotivas, tienen cierta dificultad para expresar sus sentimientos. Tienden a quedarse atrapadas en su pasado, sobre todo en los acontecimientos dolorosos. Las personas yin son dadas a la melancolía y la depresión; consideran el mundo un lugar de lucha y dolor, y a veces dudan de que estas cosas tengan mucho sentido. Pueden ser tímidas y, ocasionalmente, encerrarse en sí mismas. Tienden a ser introvertidas. Deben evitar la mentalidad de víctima, que puede ser un obstáculo en el camino hacia el éxito.
Los tipos yin son muy intelectuales, ven la vida a través de la mente; con frecuencia son inteligentes y cultos. Dado que su sensibilidad está a flor de piel, a veces la vida les parece excesivamente dura y abrumadora, debido a lo cual muchos se refugian en su intelecto para enfrentar el sufrimiento diario. En esas ocasiones, el tipo yin puede parecer tan intelectual como si estuviera retirado de gran parte de la experiencia humana.
Las personas de constitución yin suelen poseer una intuición muy sensible. Si logran trascender sus propios centros emocionales, pueden convertirse en verdaderos radares capaces de detectar los estados de ánimo, actitudes y pensamientos de otras personas.
Las personas yin tienden a orientarse hacia la espiritualidad. Se sienten atraídas por los estudios religiosos, filosóficos y místicos. Su intuición y sensibilidad las lleva a investigar sueños, visiones y temas psicológicos y espirituales más profundos. Si consiguen permanecer conectadas con la realidad, pueden ser unas orientadoras psicológicas extraordinarias.
Su aguda sensibilidad e intuición se revela muchas veces en talentos artísticos muy refinados. Los tipos yin suelen ser escritores, pintores y músicos. Poseen la capacidad de expresar los aspectos más sutiles de la experiencia humana.
Disfrutan quedándose hasta tarde por la noche. Son bebedores de café y vino, y disfrutan sobre todo con las tertulias nocturnas. Sus horarios generalmente violan los horarios de la naturaleza; se acuestan tarde y continúan despiertas hasta entrada la madrugada. En consecuencia tienen dificultades para salir de la cama por la mañana. También tienen el sueño ligero y suelen necesitar un tiempo para quedarse dormidos.
A veces se ven personas que tienen una cara estrecha yin y un cuerpo fuerte y atlético. Esta combinación de cabeza yin y cuerpo yang indica la presencia de dos extremos en la misma persona, lo cual puede presentarle algunas contradicciones difíciles de resolver. Estas personas se encuentran atraídas a formas más bien yin, como un interés apasionado por la comida, preferir las horas tardías y llevar un estilo de vida pasivo, pero también hacia formas más bien yang, como la participación en deportes, mucho contacto físico y un estilo de vida activo. Estas personas han de esforzarse mucho para conseguir el equilibrio. Si no reconocen esa necesidad y no toman las medidas necesarias, van a sufrir problemas de salud.
Las personas de constitución yin deben cuidar celosamente su salud. Para empezar, suelen tener una constitución frágil, y su amor por los alimentos suculentos, dulces, vino y estimulantes puede acarrearles una diversidad de trastornos digestivos y enfermedades del bazo, sistema linfático y riñones.
Deben evitar también una especie de arrogancia yin: la sensación de fría superioridad, ya que podrían caer en una actitud de desprecio por los demás, desde el punto de vista intelectual o cultural. Es fácil que sean consideradas esnobs.
Para mantener la salud y el equilibrio, la persona yin necesita ejercicios y una dieta equilibrada (véase el capítulo 9, «Programa para una salud mejor»). Caminar, correr, practicar deportes (por ejemplo tenis, baloncesto, frontón) con regularidad, son ejercicios excelentes. Además, deberá mantenerse en contacto con la naturaleza y experimentar continuamente los elementos: el frío, la lluvia, el sol y la tierra. Ha de cultivar la tolerancia y la resistencia, y ha de sentir y fortalecer su cuerpo para equilibrar su inclinación natural a morar exclusivamente en su mente.
La cara yang es entre redonda y cuadrada, con una mandíbula ancha que le da apariencia de fuerza. Entre la frente y la mandíbula es más equilibrada que la cara yin. En los casos extremos, la mandíbula puede parecer más ancha que la parte superior de la cabeza.
La persona de cara yang tiene la boca ancha; cuando el tipo yang está sano, los labios son carnosos y rojos. La nariz es ancha, con ventanillas abocinadas. Los ojos tienden a ser entre medianos y pequeños, enmarcados por unas cejas muy pobladas que generalmente se unen sobre el puente de la nariz. La frente puede ser desde normal a estrecha. La cara tiende a ser roja; ocasionalmente aparecen venas en la superficie de la piel alrededor de los ojos o de la nariz.
Entre las caras yang más conocidas están las del ex presidente de Estados Unidos Ronald Reagan (cara yang cuadrada), el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov (cara yang redonda), el canciller alemán Helmut Kohl (redonda también), el tenor Luciano Pavarotti (gran cabeza redonda y mandíbula ancha) y la soprano Beverly Sills (cabeza redonda también).
Las personas yang gozan de un excelente apetito, acompañado de una excelente digestión, de lo cual suelen abusar. Comen grandes cantidades de alimentos, son efusivas en sus elogios de la comida y sobre el o la cocinero/a, y encienden su puro cuando la comida ha terminado. Son aventureros del comer: experimentan movidos por la única razón de tener una nueva experiencia. Disfrutan particularmente de los platos condimentados y suculentos. Las personas yang aman la comida, pero no suelen convertirse en gastrónomas. No lo necesitan; les gusta todo lo que comen.
A la persona yang también le gusta la cerveza y los licores fuertes.
La persona yang suele tener la voz fuerte; de hecho, muchos hombres yang poseen un auténtico vozarrón.
Su cuerpo es fuerte, con frecuencia musculoso, pero tiende al sobrepeso. Irónicamente, el gran apetito de las personas yang no les atrae hacia las drogas; les gusta saborear sus excesos, y las drogas tienden a embotar el gusto.
Las personas yang son demostrativas en el amor. Sus emociones son fuertes, y también su impulso sexual. No tienen problemas para manifestar sus sentimientos, sean de amor o de rabia, y si se irritan lo suficiente pueden llegar a ser violentas.
La persona yang concilia el sueño con facilidad, duerme profundamente y sigue los ciclos de la naturaleza. Antes de medianoche les entra sueño, y se despierta naturalmente con la salida del Sol. Empieza a trabajar temprano y conserva la vitalidad durante todo el día.
Una persona yang puede convertirse con gran facilidad en adicta al trabajo, centrándose exclusivamente en su objetivo y dejando de lado toda distracción; entre estas distracciones muchas veces están la familia, los amigos, y su propia salud, lo que las hace propensas a crisis nerviosas.El tipo yang disfruta con el trabajo físico, los deportes, y es amante del aire libre. Le gusta el desafío que supone el aire libre, y ama la naturaleza. Prefiere las temperaturas frescas a las cálidas.
Es posible que las personas yang no siempre tengan gran sensibilidad. A muchas personas, sobre todo a las yin, les parecen francamente insensibles. Los tipos yang tienden a ir directamente al tema evitando la diplomacia, a no ser que ésta les convenga. Pueden ser bruscos e imperiosos, e incluso brutales. Deben evitar convertirse en matones. Su fuerza les da la impresión de que pueden obligar a los acontecimientos y personas a conformarse a su voluntad. Esto los hace propensos a ser excesivamente manipuladores, y puede llevarlos al poder en política, lo que normalmente tiene por consecuencia su propia destrucción en algún momento del proceso.
A las personas yang les aconsejo que eviten la arrogancia, la agresividad excesiva y la ira.
Debido a su amor por los alimentos grasos, las bebidas alcohólicas y el tabaco, las personas yang son más propensas a las enfermedades cardiacas, la hipertensión y las enfermedades del colon, sobre todo el cáncer de colon. He aquí un ejemplo de cómo una fuerza puede transformarse en una debilidad. Los tipos yang tienen una digestión fuerte natural, pero debido a esa fuerza tienden a abusar de sí mismos en la comida y la bebida, produciéndose trastornos digestivos. Si vivieran con moderación, condición obligada para aquellos que por naturaleza son menos fuertes, no estarían tentados a comer y beber tan abusivamente.
El tipo yang necesita pasatiempos reposados, música suave y muchas plantas para generar oxígeno en la casa. La jardinería, la oración y la meditación pueden ofrecerle un maravilloso equilibrio a su agresividad natural.
Las personas yang necesitan apreciar las cosas yin de la vida: la amabilidad y el cariño de la familia, el reposo que ofrece la naturaleza y la paz de la oración. Han de reconocer sus limitaciones, cosa nada fácil para este tipo de personas, para no quemarse.
LAS TRES ZONAS DE LA CARA: FRENTE, REGIÓN MEDIA Y MANDÍBULA
Como todo el mundo sabe, la cabeza del ser humano prehistórico era muy diferente de la del ser humano moderno. Los arqueólogos han descubierto cráneos y fragmentos de huesos de un antepasado humano llamado Australopithecus africanus, que vivió entre dos a tres millones de años atrás, que tenía características similares a las de los monos: nada de frente (lo que refleja el hecho de que el A. africanus tenía un cerebro muy pequeño y pensaba muy poco con lo que tenía), una nariz ancha, y una mandíbula grande y ancha que sobresalía del resto de la cara hacia delante, con grandes dientes. En la cabeza del A. africanus, lo que más llama la atención es la zona bajo la nariz.
Hace dos millones de años apareció otro antepasado nuestro llamado Homo habilis, con un cerebro algo más grande y los primeros signos de frente. Quinientos mil años después, al Homo habilis le siguió el Homo erectus, que tenía más desarrollados el cerebro y el cráneo, con una frente más pronunciada. Finalmente, hace quinientos mil años aparecimos en escena nosotros, el Homo sapiens. Evidentemente, nosotros tenemos el cerebro considerablemente desarrollado (a pesar de las pruebas que apuntan en contra) y una frente muy recta. En comparación con la de nuestros primeros antepasados, la región media de nuestra cara es más refinada y más pronunciada. Nuestras mandíbulas se han ido reduciendo; ya no somos todo ojos y mandíbulas, como lo eran nuestros antepasados prehistóricos.
Los precursores de los seres humanos eran cazadores-recolectores cuya primera misión en la vida era la supervivencia. No eran la astrofísica, la literatura ni la medicina lo que dominaba la vida de nuestros antepasados: era comer y luchar contra el entorno hostil. Dado que comer acaparaba tanta energía y atención, no es sorprendente que sus caras estuvieran dominadas por la boca y las mandíbulas.
La supervivencia sigue siendo una misión importante en el mundo moderno, pero también tenemos otras necesidades, más complejas: necesidades emocionales, psicológicas y espirituales; insospechadas para nuestros primeros antepasados.
Lo que pretendo demostrar aquí es que siempre ha habido una clara relación entre la fisonomía humana, o rasgos faciales, y las características humanas. Cuando se desarrolló el cerebro, y con el intelecto, también se desarrolló el tamaño de la cabeza y la frente. También cambiaron otros rasgos cuando los seres humanos se hicieron más complejos emocional y psicológicamente. Como veremos a continuación, esto también se refleja en la cara.
Recordemos que una de las leyes cardinales de la diagnosis oriental es que lo macro se puede ver en lo micro. Si aplicamos esta ley a la cara, vemos que allí se revela el estado de todo el cuerpo.
En mis clases suelo dibujar una cara en el pizarrón y después superponer la figura pequeña de un hombre o una mujer en el interior del círculo de la cara. La cabeza de la figura queda dibujada en la frente, la columna en el puente de la nariz, la cintura por encima de la boca, y las piernas hacia la barbilla.
Este dibujo ilustra la forma en que los órganos del cuerpo se revelan en la cara. La cabeza de la figura, dibujada sobre la frente, muestra que nuestra manera de pensar y nuestro desarrollo intelectual se pueden ver en la frente. La curvatura de la columna se puede leer a lo largo del puente de la nariz, los intestinos en la boca, y la región genital en la zona de encima y debajo de la boca.
A su debido tiempo vamos a analizar cada rasgo de la cara y sus correspondientes órganos y sistemas, pero por ahora veamos sus tres zonas, frente, región media y mandíbula, y la información que nos da cada una de ellas.
1. | La frente muestra la naturaleza intelectual. |
2. | La región media, entre los ojos y la boca, muestra la naturaleza emocional. |
3. | La barbilla y la mandíbula, que incluye la zona bajo la nariz y alrededor de la boca, muestra la fuerza de voluntad. |
Una de las primeras cosas que buscamos cuando examinamos la cara de una persona es el tamaño relativo de estas tres zonas. ¿Domina una a las otras, la frente, por ejemplo, o son las tres relativamente iguales de tamaño?
Si las tres zonas de la cara son equitativamente grandes o pequeñas, la persona posee una naturaleza equilibrada. No está dominada ni por la mente, ni por el corazón ni por la voluntad, sino que intenta tomar decisiones racionales basadas en una armonía entre estos tres aspectos del ser.
Los rasgos equilibrados no son tan comunes como uno podría pensar; generalmente domina una zona de la cara. De vez en cuando se ve a alguien con una cara equilibrada y una cabeza grande y redonda. Estas personas tienden a ser visionarias de enorme poder. Poseen una excepcional combinación de desarrollo intelectual, comprensión de las necesidades emocionales de la gente y fuerte voluntad. Tienden a tener una disposición mental filosófica, aunque poseen la voluntad y osadía para hacer realidad sus planes. Son idealistas prácticos, orientados a grandes hazañas. Son previsores, tienen buen criterio social y resistencia.
Algunos ejemplos de caras equilibradas son las de Winston Churchill, Mijaíl Gorbachov, el gobernador de Nueva York Mario Cuomo, y el ex secretario de Estado Henry Kissinger.
Estas personas tienen un talón de Aquiles: la arrogancia. Cuando comienzan a comprender su potencial, es posible que se sientan superiores a los demás, lo cual anuncia su derrota. La persona de cabeza redonda y cara equilibrada ha de continuar formando parte de la raza humana para sacar fuerzas de ella y servir de guía a otros. Para conservar el apoyo popular, debe identificarse fuertemente con las necesidades de los demás.
A veces vemos a personas que tienen la frente muy alta, la región media más pequeña y la barbilla aun más pequeña. Esa es la típica cara yin. El tipo yin está dominado por el intelecto; sus emociones son fuertes, pero no tan fuertes como su mente. La fuerza de voluntad es el aspecto más débil de su carácter. Este tipo de personas es muy intelectual, incluso brillante. Los tipos yin tienen mentes conceptuales; pueden ser fabulosos para hacer planes, pensadores abstractos, y pueden servir de consejeros a líderes poderosos. La persona de cara yin posee ideales visionarios y espirituales.
Estas personas deben cuidar de no convertirse en seres reservados y fríos, excesivamente intelectuales, críticos o cínicos, y deben evitar las intrigas y luchas por el poder. La persona de cara yin va a perder finalmente estas batallas, sobre todo si intenta suplantar a un líder fuerte. Generalmente es incapaz de resistir las exigencias del liderazgo; su voluntad es débil y las emociones la anulan. La persona yin no logra realizar las grandiosas visiones que su mente crea; para eso necesita la colaboración de personas más yang.
La región media bien desarrollada
Una persona cuya cara está dominada por la zona media es muy emotiva, solícita e incluso sentimental. Estas personas son maravillosas enfermeras, sanadoras o terapeutas. Se identifican con el dolor de los demás, comprenden los sufrimientos de la vida y desean sanarlos. Tienen una naturaleza maternal muy desarrollada.
Las personas con la zona media bien desarrollada también suelen ser artistas. Tienen un fino sentido de la belleza, sobre todo en las artes más físicas, como la escultura, la danza y la pintura.
Su principal debilidad es que pueden ser dominadas por sus sentimientos. Pueden ser mercuriales, es decir, un momento están fuera de sus casillas, y al momento siguiente las vemos serenas y plácidas, rebosantes de alegría y dicha o sumidas en la depresión. Estas personas emocionales necesitan desarrollar el sentido de la razón, una actitud metódica ante el trabajo y una disposición a resistir, sobre todo cuando se encuentran en situaciones conflictivas en sus relaciones.
Una persona de mandíbula pronunciada tiene una voluntad poderosa y un fuerte sentido de finalidad. Esta es una cara yang típica. Es capaz de aguantar los conflictos y permanecer centrada en sus objetivos. Estas personas son prácticas, orientadas hacia el objetivo, con frecuencia adictas al trabajo; desean dominar de alguna manera su pequeño rincón de la Tierra. Las personas de mandíbula dominante tienen enorme valentía y tenacidad; lucharán hasta ganar la batalla.
Las personas de mandíbula fuerte pueden ser materialistas y conscientes de las categorías o posición. Desean que se sepa que ellas poseen lo mejor de todo. Estas personas pueden ser muy voluntariosas y testarudas. Suelen no hacer caso de las ideas o sentimientos de los demás para seguir los propios. En un conflicto, van a salirse con la suya a rompe y raja, o van a hacer caso omiso de sus enemigos haciendo como si simplemente no existieran.
La persona cuya mandíbula domina su cara tiende a ver las cosas en blanco y negro, y a considerar a los demás o a favor o en contra. Para estas personas no hay camino intermedio. Suelen estar muy aferradas a sus objetivos personales, muchas veces hasta el extremo de dejar de lado otras necesidades. La persona de mandíbula dominante debe desarrollar la compasión y la comprensión humanas, de donde derivará una mayor valoración de los significados más profundos de la vida.
RASGOS INDIVIDUALES DE LA CARA
La mayoría de nosotros no somos exclusivamente yin o yang como las personas de los tipos faciales que hemos visto. Poseemos grados de yin y grados de yang, que se manifiestan en diversos rasgos de la cara y cuerpo. En esta sección voy a describir las características concretas yin y yang que sugieren esos rasgos. Comencemos por mirar los detalles de la frente.
Todos tenemos arrugas en la frente. La mayoría consideramos esas arrugas como algo natural y no les atribuimos ningún significado. Pero para la diagnosis oriental tienen una enorme importancia.
Las arrugas de la frente están producidas por el sistema nervioso. Están relacionadas con las actividades del cerebro anterior (prosencéfalo) que está situado directamente detrás de la frente. El desarrollo y la actividad ordenados del cerebro influyen en la forma de toda la cabeza, sobre todo de la frente y las arrugas que allí aparecen, así como lo hacen el desarrollo y actividad desordenados, en forma de ondas cerebrales eléctricas, que se manifiestan en arrugas desordenadas y caóticas.
Como ocurre con otras características del cuerpo, el yin y el yang se pueden emplear para revelar muchas cosas acerca de determinadas arrugas. Por ejemplo, la arruga superior de la frente se relaciona con los aspectos más yin de la personalidad, mientras que la inferior se relaciona con los aspectos más yang. La arruga superior, por lo tanto, representa nuestra naturaleza espiritual, mientras que la inferior representa nuestra relación con la Tierra. Pero observemos arrugas concretas en la frente y examinemos sus significados particulares en la diagnosis oriental.
Tres arrugas arquetípicas atraviesan horizontalmente la frente. Lo ideal es que sean largas, rectas y continuas. Algunas personas sólo tienen una o dos arrugas en la frente, mientras que otras tienen más de tres. Estas variaciones también son reveladoras, pero comencemos con las básicas.
Las tres arrugas arquetípicas representan los tres planos de la existencia humana. La arruga superior representa el cielo, o la naturaleza espiritual de la persona; las características de esa arruga revelan su actitud hacia el ideal superior de la vida humana. La arruga del medio representa la personalidad humana, la fuerza o debilidad del ego. La arruga inferior representa la Tierra y la relación de la persona con los asuntos prácticos y terrenales, entre ellos el trabajo y las finanzas. Esta arruga suele mostrar la capacidad de la persona para realizar sus ideas.
Si las tres arrugas son nítidas, continuas y fuertes, la persona posee una opinión equilibrada de sí misma en relación a sus papeles espiritual, personal y terrenal. Esta persona experimenta pocos conflictos entre sus necesidades espirituales y terrenales. Tiene también un fuerte sentido de identidad y la capacidad para alcanzar una personalidad integrada. La presencia de tres arrugas profundas y nítidas indica buena salud y criterio fundamentalmente bueno. Mientras la persona cuide de su salud y ejercite el buen criterio, probablemente le irá bien en la vida.
Los espacios de discontinuidad en cualquiera de las tres arrugas indican algún problema o conflicto en el aspecto de la vida que representa esa arruga. Las arrugas discontinuas sugieren que la persona tendrá que trabajar más, a veces mucho más, para lograr el dominio de ese aspecto de la vida. Una arruga discontinua suele mostrar dónde se centra la vida de esa persona. Se siente atraída, obligada a realizar algo en ese aspecto, que le exige un mayor esfuerzo y atención que los otros aspectos.
Una línea de la Tierra discontinua significa que la persona debe preocuparse mucho más de los asuntos terrenos y materiales, trabajando para mantener unos ingresos estables, equilibrando el presupuesto y manteniendo un programa de trabajo disciplinado. Esta persona tendrá que desarrollar conscientemente el hábito de sostener cualquier clase de seguridad en un mundo de otro modo imprevisible. Las personas que tienen la arruga de la Tierra discontinua junto con arrugas del cielo y de la personalidad muy marcadas, suelen trabajar por hacer realidad algún objetivo o sueño idealistas.
Las arrugas discontinuas indican problemas intermitentes de salud. A veces la persona va a disfrutar de buena salud y vitalidad, y otras veces se verá aquejada por alguna enfermedad. Finalmente se recuperará y volverá a experimentar buena salud. En otras palabras, para las personas con arrugas discontinuas en la frente la salud será como viajar en una montaña rusa.
De vez en cuando nos encontramos con personas cuya frente tiene arrugas onduladas, que indican cambios regulares de salud y forma de pensar desequilibrada. A estas personas les ha costado mucho decidirse por una determinada dirección en su vida, y continuar en ella. Con frecuencia cambian de trabajo, de pareja y de socios. Nunca parecen seguras; siempre se están preguntando si no será más verde la hierba en la siguiente colina.
La falta de una arruga revela falta de interés, e incluso ceguera, respecto al aspecto de la vida que representa la arruga ausente. Esta ceguera puede llevar a la persona a la errónea creencia de que ciertas cosas de la vida no tienen importancia o no tienen nada que ver con su existencia. También puede significar lo contrario, es decir, una preocupación mucho más profunda por el aspecto de la vida representado por esa arruga. Como si tuviera conciencia de esa ceguera, es posible que la persona encuentre misterioso e interesante ese aspecto y por lo tanto se esfuerce más en explorarlo. En ese caso, puede sentir una enorme curiosidad e incluso obsesión por esos asuntos.
Supongamos que las arrugas superior y media, que representan la espiritualidad y la personalidad, son gruesas y continuas, pero a esa persona le falta la arruga de abajo, que tiene que ver con los asuntos terrenos. Esta persona tiene un sólido sentido de identidad; es probable que sea emocionalmente equilibrada y muy idealista; puede llegar incluso a una posición de líder en alguna causa idealista. Sin embargo, es posible que tenga una actitud desequilibrada respecto a los intereses terrenales, sobre todo en los negocios y el dinero; tal vez considera el mundo como algo sucio, los negocios y asuntos de dinero le parecen en última instancia poco espirituales y no idealistas. Esa persona tendrá problemas, por lo tanto, para manifestar sus ideales superiores en el mundo material, y posiblemente experimentará una frustración, especialmente cuando sea mayor. Por lo tanto, debe aprender que las lecciones prácticas y económicas de la vida son también lecciones espirituales, y que para mejorar el mundo hemos de unir lo superior y lo inferior, casar los ideales humanos superiores con la base.
Si a una persona le falta la arruga espiritual, pero tiene fuertes arrugas de personalidad y terrenal, posee un fuerte sentido de identidad, capacidad de liderazgo y objetivos materialistas que no están necesariamente equilibrados por ideales espirituales. Es posible que esa persona considere poco prácticas o incluso chifladas a las personas de orientación espiritual. Este tipo de personas con fuertes arrugas de personalidad y de tierra, tienden a ser empresarios o gente de empresa. Eluden los asuntos del espíritu y se centran más bien en intereses profesionales, en la ambición personal y en hacer posibles los objetivos de sus jefes.
A veces se ve a una persona con una sola y nítida arruga. Si es la arruga de la personalidad, esta persona tiene un fuerte sentido de identidad; tal vez tiene una poderosa presencia y es muy admirada. Puede estar orientada hacia asuntos espirituales o terrenales.
El egotismo es un gran peligro para estas personas, ya que las induce a creer que están por encima de las cosas espirituales y terrenales. Dado que no tienen ideales que las equilibren, pueden llenar sus vidas con intrigas. Pueden estar también poseídas por la ambición, pero no necesariamente porque amen las cosas materiales o busquen el progreso en su profesión. Por el contrario, tal vez sean indiferentes a las posesiones, excepto en cuanto símbolos de categoría social, considerando las posesiones y los éxitos una prueba de su superioridad.
Las personas que tienen una marcada arruga de personalidad, sin embargo, tienden a ser líderes carismáticos, lo cual, adecuadamente empleado, puede motivar a otras personas hacia un ideal bien determinado.
Las personas que solamente tienen la arruga del cielo son muy idealistas, pero poco prácticas. Habrán de trabajar para desarrollar su personalidad, su sentido de identidad y su comprensión de la Tierra.
Las personas que únicamente tienen la arruga de la Tierra, en gran parte consideran la vida desde el punto de vista de la seguridad. Para ellas los asuntos del espíritu son muy abstractos y no se pueden aplicar a la vida diaria.
A veces se ve a una persona con dos arrugas horizontales separadas, una sobre cada ceja. Estas arrugas se llaman arrugas de la intuición. La persona que tiene esas arrugas tiene un grado de intuición muy marcado, buen criterio cuando se trata de evaluar el carácter de otras personas e ideales muy espirituales. Estas arrugas son la señal de una persona que ha trabajado mucho en sí misma y ha hecho importantes progresos.
Entre las cejas, justo por encima de la nariz, pueden verse diversas arrugas verticales. Esas arrugas revelan el estado del hígado.
Antes de hablar de estas arrugas debo explicar otro punto importante de la curación oriental para que usted pueda entender el hígado y otros órganos. Los sanadores orientales desarrollaron hace muchos siglos una comprensión del cuerpo como un todo integrado. La estabilidad psicológica, sobre todo la emocional, dependía del sano funcionamiento de todo el cuerpo, de todos y cada uno de sus órganos. Cada órgano tenía un papel concreto en la salud general y en la estabilidad de una emoción concreta. El hígado, por ejemplo, controlaba la rabia. Si una persona se dañaba el hígado con comidas y bebidas poco sanas, podía sufrir agudos accesos de rabia y agresividad. Estas personas solían tener estallidos de ira inexplicables, lo que revelaba la presencia de un hígado no sano. En lugar de hablar interminablemente sobre el estado psicológico de la persona, el sanador trataba el hígado y la rabia disminuía.
Una de las maneras como el sanador diagnosticaba un problema hepático era mirar la zona que queda justo encima de la nariz, entre las cejas.Muchas personas tienen allí dos arrugas verticales paralelas. Estas arrugas deberían ser leves y superficiales, lo que indica que el hígado está funcionando bien. Si las arrugas son profundas, el hígado tiene algún problema y está congestionado. La persona va a tener algún estallido de rabia ocasional. Va a sufrir de ataques de irritabilidad; se trata de una persona pronta de genio.
A veces se ve a una persona con tres arrugas entre las cejas, lo que indica un problema hepático, generalmente debido a demasiada frustración, rabia, dieta incorrecta y consumo de alcohol. Si las tres arrugas son pronunciadas, la persona corre peligro de tener accidentes. Es demasiado yang, es decir, demasiado agresiva, tenazmente concentrada y tozuda. Normalmente la persona está tan concentrada en lo que está haciendo que es incapaz de escuchar las advertencias del Universo cuando le llegan a través de otras personas que le aconsejan que descanse un poco o analice su situación. Generalmente los consejos suelen caer en el vacío.
Las personas que tienen estas tres arrugas han de tener cuidado. Han llegado a ser demasiado yang, demasiado centradas en conseguir sus objetivos. Necesitan buen yin: paseos por el parque o la naturaleza; música tranquila y sedante; ejercicios aeróbicos que estiren los músculos y aumenten la inspiración de aire, y la compañía de seres queridos. Este yin le ayudará a la persona a relajarse, a disfrutar más de la vida y a abrirse a nuevas ideas.
La persona que tiene una sola arruga entre las cejas presenta un interesante conjunto de problemas. La arruga sola suele aparecer en una persona que posee una fuerte constitución y una fuerte voluntad. Puede indicar problemas hepáticos más graves. En Japón, a la arruga del hígado sola se la llama «aguja suspendida», por el peligro que indica. Muchas personas tienen esta arruga sola; suele aparecer después de algún tipo de crisis personal, especialmente una crisis de la edad madura.
Las personas que tienen problemas hepáticos, indicados por esta arruga solitaria entre las cejas, deberán reducir su consumo de alcohol, evitar los alimentos grasos, los alimentos ricos en azúcar, los aditivos químicos y los cereales refinados, como el arroz. El hígado se encarga de limpiar la sangre; cuanto más contaminada esté, más trabajo tendrá el hígado para eliminar las toxinas. Si estos venenos se quedan en el hígado, acabarán afectando al estado y correcto funcionamiento de este órgano. Los minúsculos vasos sanguíneos del hígado se endurecen, impidiendo la circulación de la sangre y el oxígeno. La medicina oriental indica que las verduras de hoja verde, el trigo integral y el bulgur, y pequeñas cantidades de alimentos ácidos, como el chucrut y los encurtidos, estimulan el hígado, aumentan la irrigación sanguínea en su interior y contribuyen a la recuperación de la salud.
Las cejas
El teatro popular se llama kabuki en Japón. Los actores de kabuki salen al escenario vestidos con trajes llamativos, y con las caras muy pintadas para exagerar sus características. Los chicos buenos parecen muy buenos; los chicos malos tienen caras terribles de malas; las mujeres son siempre hermosas. El público sabe inmediatamente si el personaje es bueno o malo por el maquillaje que lleva, y sobre todo por la disposición de las cejas, que son las que dicen si la persona es buena, mala o tonta.
El tonto, que constantemente está metido en problemas y sufre muchos accidentes del destino, tiene un aspecto muy divertido. Tiene las cejas muy arriba y muy separadas, lo que le da el aspecto de una persona muy distraída o «despistada». Sus cejas revelan si es poco inteligente, tonto y propenso a los accidentes. Los ojos del tonto suelen ser redondos y sanpaku yin, lo que quiere decir que la parte blanca se ve por tres lados, también bajo el iris (más adelante en este mismo capítulo explicaré algo más sobre sanpaku).
El villano tiene las cejas muy distintas. Le caen desde los lados de la frente hasta la parte superior de la nariz, formando un ángulo de 45°, como dos aviones a chorro que caen sobre el mismo objetivo. Queda muy poco espacio entre los extremos de las cejas que quedan sobre la nariz. A veces se unen para que quede una sola y temible ceja. Los ojos del villano suelen ser sanpaku yin, con una línea de maquillaje gruesa y oscura para perfilar su contorno.
El héroe tiene cejas más equilibradas, que suben y bajan en un arco más suave sobre sus ojos; son bastante largas. Sus ojos son también más equilibrados, sin sanpaku yin ni yang.
El teatro kabuki aprovecha la sabiduría tradicional de la diagnosis oriental para comunicarse con el público de maneras no verbales pero poderosamente efectivas. El maquillaje kabuki es tan eficaz porque en cierto sentido la gente sabe que en la cara se pueden detectar características que revelan la naturaleza interior, y que en especial las cejas revelan esa naturaleza.
Hay muchos tipos de cejas. Comencemos con las básicas.
Por lo general, el espacio entre las cejas, sobre la nariz, es de aproximadamente dos dedos de ancho; si se colocan las puntas de los dedos índice y medio juntos en el espacio que queda entre las cejas, los bordes de los dedos deberían tocar las cejas. Eso indica una constitución equilibrada.
Cuando las cejas se juntan mucho sobre la nariz o están unidas, como si fueran una sola ceja, revelan una constitución y disposición más yang. La persona que tiene ese tipo de cejas es más decidida, más agresiva, más concentrada en una sola cosa. Esas cejas aparecen en personas cuyas madres, cuando estaban embarazadas, consumían más alimentos de origen animal, especialmente proteínas. Estas personas suelen tener un enfoque estrecho sobre sus prioridades, pero también pueden entregarse mucho a un determinado objetivo y trabajar incansables por su consecución. Las personas que tienen las cejas muy juntas o unidas son emprendedoras. Suelen ser ambiciosas y con empuje.
Las cejas que están muy separadas, es decir, a una distancia superior a dos dedos, indican una actitud más yin. Las personas de cejas separadas tienen una visión amplia de la vida, son curiosas, muchas veces sensuales, y desean experimentar muchas cosas. Las personas cuyas cejas están separadas tres dedos o más, rasgo común, sobre todo en celebridades y modelos, tienen gran dificultad para permanecer casadas con la misma persona. Viven enamorándose de algún misterioso desconocido.
Las personas que tienen las cejas muy separadas se sienten atraídas por las artes, la escritura y el periodismo. Necesitan una profesión que les procure mucho cambio y variedad. Hacen mejor los trabajos de duración limitada, en lugar del laborioso día a día que suelen exigir los negocios.
Las cejas no sólo nos dicen características personales sino que también nos ofrecen una pista sobre el estado de la salud durante el curso de la vida de una persona. Tradicionalmente, en Japón, las cejas se consideraban más o menos igual que la línea de la vida de la palma de la mano: se creía que revelaban la duración y la calidad de la vida de la persona.
Es importante observar que las cejas son solamente un signo en la diagnosis oriental, una sola pista que ha de añadirse a muchas otras para poder hacer un juicio acertado. Es decir, no haga toda su evaluación basándose únicamente en las cejas.
A veces se ven cejas de forma triangular, que semejan banderines, la parte ancha en los extremos exteriores, y la parte que termina en punta sobre la nariz; es decir, son más anchas o más tupidas cuanto más se acercan a la periferia de la cara. Estas cejas indican que la salud de la persona era débil cuando nació, pero poco a poco se ha ido robusteciendo a medida que se va haciendo mayor.
También se ve lo contrario, cejas gruesas en la parte más cercana a la nariz y delgadas en la periferia. La persona que tiene este tipo de cejas era más fuerte cuando nació que después. Sabiendo esto, estas personas han de cuidar más su salud a medida que se hacen mayores.
Luego están las personas que tienen cejas estilo «cepillo», gruesas a ambos lados, como las que solía pintarse Groucho Marx. La vida de estas personas es tan estable, con tan pocos altibajos y cambios, que podría decirse que nacieron así y van a morir así. Son la personificación de la estabilidad.
Las cejas que suben desde los extremos hasta una cima que se encuentra sobre la nariz, como si fueran los dos lados de una montaña con la cima en el centro, sugieren una constitución y una disposición más yin. La persona que tiene este tipo de cejas posee un temperamento dulce y no es ambiciosa. Su actitud es de «vive y deja vivir». Es una persona pacificadora, capaz de llegar a extremos para mantener la armonía y evitar una pelea.
Las cejas que bajan desde los lados de la cara hacia el puente de la nariz sugieren una personalidad mucho más agresiva. La persona que tiene este tipo de cejas es ambiciosa, luchadora y tenaz. Si se la ataca se defiende, y con actitud vengativa. Esta persona es desafiante, considera la vida una lucha en la que suele necesitar luchar para conseguir sus objetivos.
Las cejas que dibujan una línea recta sugieren equilibrio, una persona estable y que experimenta pocos altibajos.
Las cejas que suben desde los lados y bajan hacia la nariz, formando una cima sobre cada ojo, sugieren una personalidad con dos extremos en su interior. Una persona con este tipo de cejas puede ser luchadora y ambiciosa, pero también posee un lado más dulce y una naturaleza más poética. Es el tipo de persona que debe luchar durante la primera parte de su vida para conseguir sus objetivos. Pero finalmente llega a un punto de equilibrio, e incluso de paz, en el cual lleva una existencia más tranquila, como lo revela el rasgo hacia abajo de la segunda mitad de la ceja. Deberá cuidar su salud durante la segunda parte de su vida, sobre todo pasados los cincuenta.
En Oriente, durante mucho tiempo las cejas se han relacionado con los intestinos. En la diagnosis oriental, la línea de la vida de la palma de la mano, la línea larga vertical que forma una curva desde la base del dedo índice hasta la base de la palma, revela la fortaleza heredada de los intestinos. Los sanadores orientales aseguraban que si los intestinos son naturalmente fuertes, esa línea de la vida es fuerte, y la persona tendrá una larga vida. Dado que las cejas también se han relacionado con la fuerza relativa de los intestinos, también se ha creído que indican la duración de la vida.
Sea cual sea su forma, las cejas gruesas son una señal de buena salud. Muchas personas se las depilan porque tienen la idea de que eso les va a favorecer el aspecto. Siempre me ha parecido curioso y revelador lo que la gente considera hermoso. En todo caso, es mejor no depilarse las cejas. La depilación de las cejas es una manifestación externa de un deseo inconsciente de eliminar alguna acumulación dañina de desechos en el tracto intestinal. Cambiar a una dieta compuesta por más cereales y verduras frescas, que aumentará la cantidad de fibra, servirá para eliminar los desechos acumulados en el aparato digestivo.
Las cejas poco pobladas o delgadas sugieren que la persona deberá cuidar su salud, evitando los extremos en su dieta y comportamiento, manteniendo un horario regular y haciendo ejercicios adecuados y descansando. Muchas veces se ven cejas delgadas en los extremos; eso significa que la persona deberá cuidar su salud a medida que se haga mayor.
Los pelos de las cejas deben ir todos en la misma dirección. Cuando van en muchas direcciones indican que la vida de la persona va en muchas direcciones. La persona con este tipo de cejas va a hacer muchos cambios y a crecer considerablemente, pero va a ser incapaz de ser constante en un camino determinado, estas personas son cambiantes y poco formales. Sencillamente no pueden decidirse, e incluso cuando se deciden lo hacen con dudas sobre si han tomado la decisión correcta, lo cual les hace imposible comprometerse.
De vez en cuando se ven cejas cuyos pelos crecen en segmentos, es decir, una parte del pelo crece en una dirección y otra parte en otra. A veces se ven varias de estas partes, cada una con pelos en diferente dirección. Esto indica que la persona va a experimentar cambios importantes en su vida; va a cambiar de profesión, de relaciones, de vivienda, e incluso tal vez se va a trasladar a otro país durante un tiempo.
Las cejas que crecen rectas hacia fuera, como setos ingobernables, indican a una persona que es inteligente, nerviosa y un poco neurótica. Este tipo de personas llega a una posición de poder en la sociedad, sobre todo en el ámbito cultural o académico. Pero pueden ser irritables e impacientes, sobre todo con lo que consideran inteligencia limitada o debilidad en los demás.
Tradicionalmente, las cejas que son largas y caen en la misma dirección se consideran signo de una vida larga y feliz. Estas cejas, idealmente, forman un arco suave, subiendo levemente desde la nariz y cayendo hacia los lados. Tienen un grosor constante desde el comienzo hasta el final, con pelos largos en los extremos. Este tipo de persona está habitualmente relajada, es equilibrada y más considerada.
Los ojos
Hace diez años la comida japonesa era una perfecta desconocida en Nueva York, y sobre todo el sushi. Muchas personas pensaban que debía ser horrible comer pescado crudo con arroz. Actualmente el sushi está de moda, y a la persona que no le gusta la comida japonesa se la considera desfasada.
Muchas personas llegan incluso a preparar sushi y sashimi en casa, y en las cocinas de las costas oriental y occidental abundan los libros de cocina japonesa. Consiguientemente, muchas personas me preguntan: «Ohashi, cuando quiero comprar pescado, ¿cómo puedo saber si está fresco?» Yo les digo: «Todo está en los ojos».
Me encanta comprar pescado. He aprendido a distinguir el pescado fresco y sano del pescado no fresco, incluso cuando el pescadero ha tratado de hacer pasar por fresco un pescado que no lo es. Ahora, cuando me ve llegar a la pescadería dice: «Ay Dios, ahí viene el pesado de Ohashi». El pescadero sabe que yo sé elegir el pescado. Siendo japonés, lógicamente me enorgullezco de eso, porque los japoneses somos pescadores y nos gusta el pescado. Mi esposa es de Idaho. Jamás la dejo comprar el pescado. Pero ella es muy buena a la hora de comprar patatas, de las cuales yo no sé nada. Ambos nos respetamos nuestras propias especialidades y somos muy felices, sobre todo cuando comemos buen pescado acompañado con buenas patatas.
Para comprar pescado lo primero que hay que examinar son los ojos. Un pescado fresco tiene los ojos limpios y salientes. Los ojos son convexos y con color, normalmente azul; deben tener una apariencia fuerte y sana. Si los ojos están empañados, hundidos, apagados o cóncavos, no compre ese pescado; no es fresco.
A veces los pescaderos astutos le cortan la cabeza al pescado para engañar al cliente. En ese caso, compruebe que las agallas tengan un color rosa o rojo vivo. Eso significa que el pescado es fresco. Un pescado fresco, lógicamente, no hace ese olor fuerte a pescado. Tiene también las escamas firmes y enganchadas; si saltan con facilidad significa que el pescado no está bueno. Apriete la carne con el dedo; si el dedo se hunde y deja marca, no compre el pescado. Si el músculo es resistente y recupera su forma con rapidez, el pescado es fresco. Pero son los ojos del pescado los que nos dirán con más precisión su frescura.
Lo mismo ocurre en la diagnosis oriental. Creo que los ojos nos dan el sesenta por ciento de la información sobre el estado actual de salud de la persona.
¿Por qué revelan tanto los ojos? En primer lugar, el ojo está directamente conectado con el cerebro a través del nervio óptico, por lo que de entrada nos informará sobre el estado del sistema nervioso y del cerebro. Cuando ha habido alguna lesión en el sistema nervioso o en el cerebro, el ojo cambia; en el mejor de los casos, pierde claridad y vivacidad; en el peor, puede llegar a perder la visión.
En segundo lugar, el cerebro necesita treinta veces más oxígeno que otras células del cuerpo. El ojo necesita ocho veces más oxígeno que otras células. Por lo tanto, cuando el cerebro está recibiendo menos oxígeno del que necesita, el primer lugar donde se nota es en los ojos, ya que los ojos son más sensibles a la merma de oxígeno que el resto del cuerpo.
Esto usted lo sabe por experiencia. Recuerde alguna vez cuando estaba sentado en una clase o sala de conferencias atiborrada de gente escuchando a alguien terriblemente pesado. ¿Qué ha sentido? Seguro que la respiración se le hacía lenta y superficial; el nivel de oxígeno del cerebro disminuía y entonces los párpados se le hacían insoportablemente pesados. Era incapaz de concentrarse, y los ojos eran la primera parte del cuerpo en reaccionar al sueño, después del cerebro.Cuando se trata de diagnosticar la salud o alerta mental de otra persona, los ojos son el instrumento más importante del cuerpo. Ningún otro órgano puede decirnos tanto acerca del estado interior de la persona. Veámoslo con más detalle.
Lo primero que ha de comprobar en los ojos es su tamaño, forma y ángulo. ¿Son redondos o alargados, grandes o pequeños? ¿Tienen una inclinación hacia arriba o hacia abajo, o son horizontales?
Los ojos grandes y redondos indican una constitución más yin. La persona de ojos grandes y redondos es sensible, emotiva e intuitiva. Esta persona reacciona mal al estrés. Los ojos grandes indican talento artístico; los pintores, escritores y otros artistas suelen tener ojos grandes.
Con frecuencia los ojos grandes y redondos señalan que la persona es visionaria, que ve el diseño grandioso de las cosas, que percibe los movimientos históricos, las tendencias políticas o las formas cambiantes de opinión. A la inversa, estas personas tienden a descuidar los detalles de los trabajos. Ven la dirección en la cual debería ir una empresa u organización; ven también cómo se puede lograr eso en principio, pero suelen pasar por alto o descuidar los detalles en la realización de esos grandes proyectos.
Los ojos pequeños indican capacidad para ver y apreciar los detalles. A una persona de ojos pequeños le gustarán los números: contable o tenedor de libros. Tienen afinidad con lo básico y desean saber cómo se pueden llevar a la práctica los grandes diseños. Hacen las preguntas prácticas, prosaicas. Constituyen el complemento perfecto, esencial, para los visionarios. Lo que los visionarios ven, las personas prácticas lo llevan a cabo. Pero las personas de ojos pequeños generalmente no ven el total del diseño. Están tan inmersas en los detalles de un proyecto que tienen problemas para mirar y ver las formas en el cielo. Por lo tanto, rara vez tienen una visión de conjunto de un proyecto o de la dirección de una organización.
En general, los ojos redondos indican talento artístico. Los ojos grandes indican sensibilidad y talento artístico. Los ojos pequeños revelan atención al detalle, enfoque y naturaleza práctica.
Los ojos pequeños y redondos indican un sistema nervioso yang fuerte y un talento artístico que lleva a la música. Revelan destreza manual y coordinación, y el tipo de mente que disfruta con las tareas absorbentes, como la del lenguaje de la música. Los músicos suelen tener un hermoso equilibrio yin-yang, en el sentido de que aprecian la armonía o totalidad de la música así como también sus matices. Han de traducir las amplias y etéreas vibraciones de la armonía a las duras realidades de las notas y sonido.
El pianista Vladimir Horowitz es un ejemplo perfecto de un artista con tales ojos. Sus ojos eran suaves, redondos, pequeños y sabios; irradiaban claridad y revelaban una mente viva y chispeante.
Después hay que mirar los ojos de la persona para observar si son horizontales o inclinados, hacia arriba o hacia abajo partiendo desde el puente de la nariz.
La mayoría de los ojos inclinados bajan desde los lados de la cara hacia el puente de la nariz. Esta inclinación revela una fuerte ambición. Cuanto mayor es el ángulo de la inclinación, más grande es la ambición. En las historietas se suele dibujar a los malos con unos ojos de este tipo con bastante inclinación; este ángulo extremo puede revelar avaricia y delirio de grandeza. Sin embargo, es necesario mirar muchos ojos para poder determinar qué es una fuerte inclinación. Muchas personas buenas y prósperas tienen los ojos con una inclinación que no es extrema y que no revela estas características negativas.Los ojos que se inclinan hacia arriba desde los lados de la cara hacia la nariz, revelan un carácter apacible y no ambicioso. Una persona con estos ojos generalmente está satisfecha de la vida. Estas personas no presionan ni situaciones ni a personas, y prefieren el camino de la menor resistencia. Son sensibles, y a veces un poco tímidas. Prefieren ceder un poco más para evitar conflictos o lucha.
Los ojos horizontales o en línea recta revelan equilibrio entre la ambición y la sensibilidad. La persona con este tipo de ojos tiene habilidades diplomáticas. Estas personas pueden ser muy buenas para negociar porque pueden ofrecer un determinado punto de vista, comprender la necesidad de transigir y, sin embargo, evitar entregarlo todo.
Veamos ahora la posición del ojo dentro de la órbita. Cuando el bebé nace, el iris, o parte coloreada del ojo, está hermosamente equilibrado entre el párpado superior y el inferior. Toca los dos párpados de manera que no queda nada de blanco o esclerótica ni arriba ni abajo. La esclerótica sólo se ve a los lados del iris. Esto indica un sistema nervioso sano y equilibrado. El bebé es despabilado y su estado de salud general es bueno.
Cuando la persona muere, el iris sube y desaparece parcialmente bajo el párpado superior. La blanca esclerótica se ve por debajo. A esto en Oriente lo llamamos sanpaku, que significa que se ven «tres blancos». Tener estos tres blancos o sanpaku es corriente entre personas que están enfermas o agotadas. Es más pronunciado entre aquellas personas que están gravemente enfermas y se aproximan a la muerte.
Los tres blancos revelan que el sistema nervioso de la persona está gravemente desequilibrado. La mente, el cuerpo y el espíritu de esa persona no están en armonía con las fuerzas mayores del cosmos. Su intuición está desconectada, su capacidad para evaluar a las personas y situaciones es débil.
En general hay dos tipos de sanpaku. El primero es el sanpaku yin, en que el blanco se ve debajo del iris, lo cual es bastante común, sobre todo entre los drogadictos. En este caso el iris flota hacia arriba, dejando ver la esclerótica abajo. El segundo tipo es el sanpaky yang, en que el blanco se ve encima del iris; aquí el iris se hunde en el párpado inferior. Esto revela un carácter peligroso o violento. Charles Manson tiene unos hermosos ojos sanpaku yang.
Si el blanco se ve por debajo del iris, el trastorno es yin, e indica que el peligro viene de fuera. Una persona que tiene ojos sanpaku yin se va a colocar sin darse cuenta en situaciones peligrosas o de riesgo, y es posible que no sobreviva a ellas.
Si el blanco se ve por encima del iris, el trastorno es yang y el peligro viene de dentro. Una persona con ojos sanpaku yang es muy, muy violenta, iracunda, y es probable que sea un peligro tanto para sí misma como para otros. Es posible que se autodestruya, pero también podría arrastrar a otros consigo.
El filósofo macrobiótico George Ohsawa escribió un libro titulado You Are All Sanpaku [Todos sois sanpaku], dedicado, entre otros, a John Kennedy y Abraham Lincoln. Ohsawa decía que todas estas personas eran sanpaku graves, y por lo tanto tenían el juicio perjudicado, lo que indicaba mala salud y muerte prematura. Eran excesivamente sanpaku yin. Todas aceptaron el peligro, pero fueron incapaces de sobrevivir a él.
El sanpaku yin, es decir, cuando el blanco se ve bajo el iris, es consecuencia de un excesivo consumo de substancias yin, como son el azúcar, los cereales refinados, el alcohol y los fármacos.
El sanpaku yang, cuando el blanco se ve sobre el iris, se debe a un excesivo consumo de carne, sal y quesos secos, y a la complacencia en la violencia. El sanpaku yang revela un carácter centrado en sí mismo e inclinado a satisfacer sus propias ambiciones, a veces sin considerar el precio.
Los ojos equilibrados, en los cuales el iris toca los dos párpados, revela un estado equilibrado y buen juicio. Los ojos equilibrados se deben a una visión equilibrada de la vida y a hábitos alimenticios sensatos, sobre todo al consumo de cereales integrales y verduras frescas.
Cuando asesinaron a la ex primera ministra india Indira Gandhi, la revista Time publicó una serie de fotos de ella, incluso una tomada inmediatamente antes de que fuera asesinada. La fotografía muestra claramente sus ojos sanpaku yin, que reflejaban su condición y revelaban que estaba en peligro.
A veces los ojos de una persona parecen cruzarse o mirar en dos direcciones distintas. Cuando el ojo derecho mira hacia la derecha y el izquierdo hacia la izquierda, los japoneses los llamamos «ojos Londres y París»: uno mira hacia Londres y el otro hacia París. Estos ojos revelan un serio desequilibrio yin en el sistema nervioso: demasiados líquidos, azúcar, alcohol y fármacos. La persona que tiene estos ojos es propensa a contraer diabetes y trastornos del sistema nervioso. Estas personas son también propensas a los accidentes; son más bien víctimas de accidentes que causas de ellos. Los accidentes les suceden porque sus ojos están desequilibrados. Estas personas tienen también mucha dificultad para tomar decisiones. No ven claramente su dirección y están desgarradas entre dos caminos, igual como sus ojos miran en dos direcciones.
Los ojos que se cruzan, o bizquean, cuando están relajados, revelan problemas del sistema nervioso, hígado y corazón. La causa es el excesivo consumo de alimentos yang (carne, quesos secos y sal) y la existencia de profundos conflictos psicológicos. Las personas de ojos bizcos van a causar accidentes porque tienen una visión limitada. Sus ojos también revelan un conflicto interior: los dos lados de su cuerpo y mente están en guerra. Ese conflicto se manifiesta en los fenómenos de la vida diaria. A una persona con ojos así debería preguntársele si sus padres se llevaban bien, o si había algún desequilibrio muy extremo en la familia. ¿Estaba enfermo alguno de sus padres? ¿Eran éstos muy voluntariosos e inflexibles? Los ojos bizcos también revelan una gran frustración por no ser capaz de arreglar los conflictos satisfactoriamente.
¿Y cuando una persona nace con este trastorno? Es posible que los huesos cervicales hayan sufrido algún daño durante el parto y así hayan causado ese problema. O tal vez su madre comió muchos alimentos yang fuertes durante el embarazo.
A veces un ojo mira hacia delante mientras que el otro vaga hacia la periferia. Si es el ojo izquierdo el que vaga, el problema estriba en la ingestión excesiva de substancias dulces (azúcar, cereales refinados, alcohol y drogas). Si es el ojo derecho el que vaga, el problema se debe a demasiados alimentos de origen animal (carne, quesos secos, ave). He visto a muchos enfermos de cáncer con los ojos así. (Para sugerencias sobre la manera de armonizar y equilibrar la dieta diaria, véase «Orientaciones dietéticas generales» en el capítulo 9.)
Justo bajo el ojo hay una pequeña bolsa que suele estar hinchada u oscura. Cuando esto ocurre, se dice que esa persona necesita dormir más. Esta opinión, basada en la sabiduría popular, es correcta según la diagnosis oriental. Pero habría bastante más que decir al respecto.
De hecho, esta zona tiene mayor contenido de agua que ninguna otra parte de la cara. Al mismo tiempo, la piel que la cubre es la más delgada y carece de glándulas sebáceas, lo cual la hace muy sensible a los cambios de contenido de líquido en el cuerpo. Esto, combinado con la atenta observación de los sanadores a lo largo de los siglos, ha llevado a que los diagnosticadores orientales tradicionales la consideren muy importante a la hora de determinar el estado de los riñones.
Los riñones son unos órganos muy reverenciados en Oriente, tanto en sentido abstracto como en concreto. Los sanadores tradicionales los consideran el almacén del ki o fuerza vital. Los riñones distribuyen este ki al resto del cuerpo, manteniendo de este modo la vitalidad propia de la constitución de una persona.
Por esta razón se dice que los riñones son las bodegas donde se almacena la herencia de los antepasados. Eso significa que nuestros riñones revelan la salud de nuestro linaje genético. (Tendré mucho más que decir sobre los riñones cuando hablemos de las orejas, que revelan la constitución de los riñones. Ahora me voy a ceñir estrictamente al estado de los riñones revelado por las bolsas bajo los ojos.)
Los riñones purifican la sangre eliminando desechos. Estos órganos, por lo tanto, toman un significado abstracto: separan las cosas necesarias de las innecesarias en la vida. Los riñones tienen la importante función de ayudarnos a distinguir en nuestras experiencias lo que es valioso de lo que es innecesario y hay que desechar.
El estado de nuestros riñones tiene una enorme importancia en nuestra salud general. Si una persona se siente débil o permanentemente cansada, debe descansar y cuidarse los riñones.
Hay tres maneras como podemos dañar nuestros riñones. La primera es vivir contra los ritmos de la naturaleza. Esto lo hacen las personas que trabajan por la noche y duermen de día, por ejemplo las enfermeras, los obreros de fábricas con turnos de noche, los ladrones y las personas que viajan mucho, sobre todo a lugares de otra zona horaria. (Un poco más adelante explicaré esto con más detalles.)
La segunda manera como podemos hacer daño a nuestros riñones es agotando nuestra energía. Esto lo hacen las personas que trabajan demasiado, sobre todo en trabajos que no les gustan. Otra manera de gastar demasiada energía es entregarse a excesiva actividad sexual.
La tercera manera como podemos dañar nuestros riñones es con una dieta no adecuada, sobre todo comiendo alimentos que no son de la estación, por ejemplo sandía en invierno, o comiendo alimentos muy refinados o con muchos aditivos químicos.
Vivir contra la naturaleza
Dado que los riñones son los responsables de la circulación del ki por todo el cuerpo, han de protegerse para asegurarnos una salud total. Las alteraciones graves de la rutina, como por ejemplo trabajar durante las horas en que el cuerpo está acostumbrado a descansar, y descansar durante las horas en que estamos acostumbrados a trabajar, desbaratan los ciclos corporales. Estos ciclos no han sido establecidos durante nuestra vida sino que forman parte de la evolución. Desde la aparición del ser humano en el planeta, nosotros y nuestros antepasados nos hemos levantado con el Sol y dormido con las estrellas. Desde que nacimos hemos sido condicionados a seguir esta misma costumbre. Los organismos vivos se han desarrollado de acuerdo a estos ciclos (así sucede, por ejemplo, con el metabolismo de la vitamina D y con muchas funciones hormonales). No podemos cambiarlos con la sencillez que podríamos imaginar. Cuando vivimos en oposición a los ciclos naturales, agotamos y finalmente dañamos nuestros riñones.
Cuando agotamos nuestras reservas de ki en los riñones, la zona situada bajo los ojos, o bolsas de los ojos, se oscurecen. Las personas que trabajan de noche y duermen de día son un ejemplo de aquellos que están agotando su fuerza natural, al igual que las que se acuestan a altas horas de la madrugada y duermen de día.
Las personas que trabajan en líneas aéreas o las que vuelan regularmente en viajes de negocio también violan los ciclos naturales y dañan sus riñones. Viajar a zonas horarias diferentes altera los ritmos naturales del cuerpo. El día y la noche se confunden; los ciclos de sueño y de vigilia se alteran. Además, los vuelos largos a países con climas diferentes afectan al metabolismo y los hábitos alimenticios diarios. En pocas horas podemos viajar desde el tiempo frío invernal de Nueva York, por ejemplo, al clima soleado del sur de California. Nuestro cuerpo ha de adaptarse a ese cambio repentino. En un viaje así es posible que también comamos alimentos diferentes: más platos y frutas tropicales. Todo eso tiene un efecto increíble en nuestro metabolismo, sobre todo en los riñones y glándulas suprarrenales.
Pienso que es fundamental protegernos los riñones cuando viajamos, para lo cual recomiendo tomar las siguientes precauciones:
1. | Con la mayor frecuencia que pueda, viaje en la dirección en que se mueve el Sol. Esto no siempre es posible, evidentemente, pero para el cuerpo es mucho más fácil ir con el Sol que contra él. Viajar contra el Sol nos pone inmediatamente en una zona horaria diferente y acorta el día con más rapidez. Para cada cambio de zona horaria el cuerpo necesita como mínimo un día para reponerse, de modo que un cambio de dos horas hace necesarios dos días para adaptar y restablecer los ritmos corporales. |
2. | Lleve su propia comida, de preferencia alimentos naturales, como arroz u otros cereales integrales, o los alimentos con los cuales esté familiarizado su cuerpo. Esta comida es más fácil de digerir. Si no puede llevar su comida, elija alimentos que también crezcan en el clima de su tierra. Esto exigirá menos al cuerpo mientras se adapta a su nueva situación geográfica. Trate de comer los alimentos de más fácil digestión, como cereales integrales, verduras frescas, legumbres y pescado. Evite los alimentos de digestión difícil, como la carne roja, el queso seco y las pastas horneadas, y evite los alimentos excesivamente refinados que contengan grandes cantidades de azúcar o alcohol. |
3. | No beba alcohol antes de emprender el viaje ni en el avión. Debido a la altitud, el efecto que tiene el alcohol sobre el cuerpo es tres veces mayor que el que tiene en tierra: una cerveza a 10.500 metros de altura equivale a tres cervezas a nivel del mar. El alcohol entra en el torrente sanguíneo con más rapidez y tiene un efecto casi instantáneo en la química cerebral. |
4. | Manténgase dentro de su zona horaria todo cuanto le sea posible. Cuando se atraviesan zonas horarias, el cuerpo ha de hacer dos adaptaciones importantes: una a la ida y otra a la vuelta. Si ha de atravesar zonas horarias, váyase a dormir a una hora lo más aproximada posible a su horario normal, y para despertarse haga lo mismo. |
Siempre que bebemos demasiado líquido, la zona bajo los ojos se hincha. El consumo excesivo de líquido implica una sobrecarga de trabajo a los riñones y, a medida que éstos se cansan, la zona bajo los ojos se va oscureciendo cada vez más. El organismo da señales de cansancio. Los riñones necesitan descanso y menos líquido.
Muchas autoridades de la salud nos recomiendan beber ocho vasos de agua al día. En mi opinión, ese es un mal consejo. Es la consecuencia de nuestra dieta moderna desequilibrada. Los riñones y el organismo en su conjunto no tendrían para qué ser lavados así si no consumiéramos tantas toxinas químicas en los alimentos refinados ni tanta grasa. Una dieta compuesta de cereales integrales, verduras frescas, legumbres, algas (por ejemplo, nori, wakame y konbu) y pescado, en resumen, la dieta con la cual evolucionó el ser humano, proporciona una nutrición óptima, sin las toxinas químicas y grasas excesivas que necesitan ser extraídas del organismo.
Hemos sido agraciados con muchos impulsos saludables, dos de los cuales, el hambre y la sed, nos han guiado muy bien a lo largo de la evolución. Antes de este siglo no había autoridades de la salud que aconsejaran beber ocho vasos de agua diarios. La gente bebía cuando tenía sed y tomaba todo el líquido que necesitaba.
El organismo de cada persona es diferente. La cantidad de agua que consumimos depende mucho de nuestro estilo de vida, del tipo de trabajo que hacemos, de la cantidad de sal que consumimos, de la estación del año y del lugar donde vivimos. Por ejemplo, cuando se vive cerca del mar, los poros tienden a absorber más sodio del mar. En consecuencia, naturalmente se desea más agua. Si se trabaja en una granja y se suda profusamente, también se deseará más agua. Pero si se trabaja en una oficina con aire acondicionado, la necesidad de agua será diferente. No hay una sola regla que se pueda aplicar uniformemente. Sin embargo, podemos confiar en nuestro cuerpo. La sed ha funcionado bien durante miles de siglos, y yo confío en que sigue siendo la mejor guía para determinar la cantidad de líquido que debemos beber.
Otra manera como podemos dañar los riñones con la bebida es consumiendo bebidas excesivamente frías. Esto conmociona al cuerpo, sobre todo a los riñones, y es causa de que funcionen mal.
A veces se ven pequeños granitos bajo los ojos. Eso revela que hay mucha mucosidad en las minúsculas arterias renales que forman el riñón. La presencia de piedras en el riñón se puede ver en forma de granitos duros o puntos oscuros en las bolsas bajo los ojos. El consumo excesivo de grasas contribuye a la formación de cálculos renales.
Con frecuencia se ve que la zona bajo los ojos está oscurecida, de color castaño oscuro o incluso negra. Cuando esa zona se oscurece mucho la persona está ante una enfermedad inminente, o incluso la muerte. Los riñones se están agotando, ya no son capaces de purificar la sangre. En consecuencia se están acumulando desechos, en los riñones y en la sangre.
El consumo excesivo de sal también se revela en las bolsas de los ojos. El exceso de sal daña los riñones y es causa de presión arterial alta. La sal contrae, obligando a cerrarse a las pequeñas arterias renales. Esto tiene el mismo efecto que aplastar una manguera de jardín: el líquido retrocede y crea presión tras la zona aplastada.
Los riñones se consideran la sede de la vitalidad sexual. Sin embargo, al entregarse a excesos sexuales la persona puede agotar y dañar sus riñones. Esto es particularmente cierto en los hombres. Lo que se considera exceso sexual depende de la persona, lógicamente. Su definición está guiada por la constitución, salud física, necesidades psicológicas y dieta. Los antiguos maestros taoístas ofrecían las siguientes directrices en este tema: pasados los veinte años, los hombres deberán tomarse dos días de descanso entre relaciones sexuales; pasados los treinta, deberán tomarse tres días de descanso; pasados los cuarenta, cuatro días, etcétera.
El que desee seguir estas directrices depende estrictamente de usted. Sin embargo, si comienza a notarse oscuridad o hinchazón bajo los ojos cuando está disfrutando de muchas relaciones sexuales, tal vez le convenga pensar en disminuirlas un poco y dar descanso a su cuerpo, al menos hasta que desaparezcan las ojeras.
También el exceso de estrés hace daño a los riñones, así como a las glándulas suprarrenales, que bombean adrenalina hacia el torrente sanguíneo, manteniendo el cuerpo en estado de alerta y miedo. El temor y el estrés continuo agotan los riñones y pueden finalmente llevar a la muerte.
Las mujeres que han tenido un aborto suelen sufrir un tipo de daño muy sutil a los riñones, debido a la conmoción causada en el organismo por el aborto. Por lo tanto, después de un aborto son esenciales una dieta cuidada, sobre todo evitar alimentos grasos u oleosos, y un adecuado descanso, para la recuperación de los riñones y el restablecimiento de los órganos sexuales.
Los niños no deberían tener bolsas bajo los ojos ni ojeras. Cuando un niño presenta estos síntomas, hay que cuidarle los riñones. Habrá que imponerle largas horas de sueño y mantener abrigada la zona de los riñones para mejorar la irrigación sanguínea. Cuando el niño está en periodo de lactancia, su madre deberá evitar el tabaco, todo tipo de fármacos o drogas y el alcohol.
El cuerpo es nuestro vehículo para las experiencias y crecimiento espiritual durante nuestra estancia en la Tierra. Cuando llegamos a comprender el funcionamiento del cuerpo, la mente y el espíritu, aumenta nuestra capacidad para mantener y favorecer nuestra salud. También aumenta nuestra comprensión de la vida. Por lo tanto, la comprensión y protección del cuerpo son actos de maestría espiritual.
El puente de la nariz
El puente de la nariz corresponde a la columna. Hay personas que tienen torcida la nariz, bien hacia la izquierda, bien hacia la derecha. Este rasgo común indica que la columna no está derecha: hay una curvatura o escoliosis, ya sea hacia la izquierda o hacia la derecha, generalmente en la misma dirección que toma la curvatura de la nariz.
Los músculos de la espalda, hombros, cuello y cara están íntimamente conectados. Si hay tensión en un lado del cuerpo, lo cual suele ser causa de alguna deformación de la columna, todos los músculos de la espalda, cuello y cara compensan esa tensión. Los desequilibrios de la espalda suelen reflejarse en la postura, en la manera de sostener los hombros, el cuello y la cara.
Cuando los músculos de la cara están afectados por la tensión o el estrés, también los rasgos cambian, como es natural. La tensión puede crear anormalidades desde leves a graves. La cara se ladea de una u otra manera porque el desequilibrio de la columna tira los músculos de un lado. Cuando es lo bastante grave el desequilibrio de la columna, los músculos tiran de la nariz en una u otra dirección. Cuando la columna está recta, la nariz es recta. Con frecuencia los ejercicios adecuados y Ohashiatsu pueden hacer muchísimo para corregir ese desequilibrio.
La nariz propiamente dicha
En la diagnosis oriental, la punta redondeada de la nariz se ha asociado desde mucho tiempo con el estado del corazón. Las ventanillas de la nariz revelan la fuerza constitucional de los pulmones.
La relación entre las ventanillas de la nariz y los pulmones es evidente. Las ventanillas son las puertas de entrada del oxígeno a los pulmones; y, por lo tanto, forman una unidad con el aparato respiratorio. Las ventanillas anchas y abocinadas revelan pulmones grandes con gran capacidad para el oxígeno. Los pulmones grandes son señal de fuerza y de potencial para el éxito en la vida. Los pulmones son algo más que simples sacos de aire; representan la capacidad del cuerpo para asimilar la fuerza vital, el ki, que anima a la persona durante toda su vida. Si la capacidad de una persona para asimilar vida es pequeña, la capacidad de esa persona para dar, crear, imprimir su visión de la vida, es igualmente pequeña. Pero si la capacidad para asimilar es grande, la capacidad de la persona para influir en la vida según sus ambiciones también lo será.
A veces en una misma nariz se ven ventanillas de distinto tamaño. La izquierda es pequeña y la derecha es grande, o viceversa. Esto indica que los pulmones también son de diferentes tamaños. La ventanilla pequeña corresponde al pulmón pequeño, la grande al pulmón grande.
En la acanaladura de la ventanilla que toca la cara se ve el estado de los bronquios. Esta zona se enrojece e inflama por el consumo excesivo de productos lácteos, azúcar y alimentos con aditivos químicos. Esta rojez significa que los bronquios comienzan a estar congestionados por mucosidad. Los remedios recomendados son un cambio de dieta, sobre todo el aumento de verduras de hoja verde; mucho aire fresco, y adecuado descanso.
El fundamento de gran parte de la medicina oriental es el principio de que por todo el cuerpo circulan ordenadamente profundos canales de energía. Estos canales, llamados meridianos, nutren determinados sistemas del cuerpo, aunque a menudo discurren a distancias importantes del sistema de órganos que nutren. Varios meridianos, por ejemplo, circulan por la cabeza, entre ellos los meridianos que nutren la vejiga, la vesícula biliar, el estómago y los intestinos grueso y delgado. El meridiano del intestino grueso (uno a cada lado del cuerpo) comienza en la punta del dedo índice y termina en la punta de la nariz, en el interior de la ventanilla.
Cuando el intestino grueso no puede eliminar adecuadamente, la energía sube por el meridiano hasta la nariz y los senos nasales. Esto tiene por consecuencia la formación de moco y la congestión de los senos, provocando moqueo, dolores de cabeza y otras molestias.
Dado que la nariz y los senos nasales forman parte del aparato respiratorio, los pulmones también se congestionan cuando el intestino grueso no puede eliminar. Por lo tanto, una de las maneras como tratamos el resfriado común, o cualquier problema de senos nasales o pulmones, es tratar el intestino grueso. Cuando se elimina el estancamiento que hay allí, los senos se abren y los pulmones comienzan a limpiarse.
Como todo el mundo sabe, la nariz de la persona alcohólica se enrojece y queda marcada por capilares sanguíneos rotos; eso es algo tan común que es un misterio por qué no son más las personas que hacen esta sencilla relación: que el alcohol, substancia muy yin, dilata los capilares de la nariz y de otras partes de la cara. Este es un ejemplo muy fácil de observar de cómo se refleja el estado interno en la cara.
El estado del corazón se puede ver en la nariz. La nariz tiene dos músculos distintos que deberían unirse durante la gestación. Sin embargo, muchas veces se ve una fisura, ya sea en la base o en el centro de la nariz. Eso significa que los lados derecho e izquierdo del corazón no están bien coordinados. La persona que tiene esa fisura puede tener un leve soplo al corazón, o tal vez lo tuvo en su infancia.
Cuanto más pronunciada la fisura, más grave es el trastorno cardiaco. Eso se puede remediar haciendo los cambios pertinentes en la dieta y estilo de vida, reduciendo el consumo de grasas y eliminando el exceso de estrés.
El corazón es una bomba eléctrica. La electricidad que hace actuar la bomba es producto de un proceso de ionización del oxígeno. Las moléculas de oxígeno pierden un electrón, debido a lo cual los electrones fluyen por un circuito del corazón y este flujo de electricidad lo hace latir. El oxígeno lo proporcionan las arterias coronarias que irrigan el músculo del corazón. A veces estas arterias están obstruidas por placas o ateromas, trastorno llamado aterosclerosis. La causa de este trastorno es una dieta rica en grasas (colesterol). Las placas se forman dentro de las arterias, obstruyéndolas y cerrándolas en diferentes grados. Esto hace que al corazón lleguen diferentes cantidades de oxígeno, creando un desequilibrio; debido a este desequilibrio, el circuito eléctrico que rodea el corazón funciona de manera espasmódica, sin coordinación. Este mal funcionamiento del circuito eléctrico produce latidos irregulares y en última instancia puede ser causa de infarto.
Este problema se puede ver fácilmente en la cara de una persona. Cuando el corazón está agobiado y sofocado por falta de oxígeno, los capilares de la cara comienzan a expandirse. La cara se pone roja, la nariz se enrojece y se hincha. A veces aparecen vasos sanguíneos rojos en el bulbo de la nariz. Una persona cuya cara tiene este aspecto está muy cercana a un infarto y debe consultar a un médico inmediatamente.
De vez en cuando se ve a una persona a la que le aparecen vellos en las ventanillas de la nariz. Eso indica que consume mucha cantidad de proteína de origen animal. Sus arterias coronarias están llenas de colesterol de los alimentos de origen animal.
Hay también personas que tienen la nariz de color normal, no rojo, pero hinchada. Eso sugiere un corazón hinchado debido a un consumo excesivo de productos lácteos, también ricos en colesterol, y tal vez a demasiada cafeína.
Los chinos consideraban la nariz entera, incluido el puente, como el instrumento diagnóstico para el estado del páncreas y el bazo. Si la nariz o puente de la nariz de una persona está enrojecido, indica la presencia de hipoglucemia. La causa es demasiada azúcar, fruta y zumo de frutas.
El filtro
Debajo de la nariz está el surco vertical llamado filtro. Este surco está formado por la potente fusión de la cara durante la gestación. Cuando estamos dentro del vientre materno, nuestro desarrollo recapitula la evolución humana; durante gran parte de la gestación nos parecemos a un pez, con los ojos a cada lado de la cabeza y la boca ancha a todo lo largo de la parte inferior de la cara. Poco a poco la cara se va uniendo, cerrando, consecuencia de una potente fuerza yang. Los ojos quedan al frente, la boca se empequeñece y se forma el filtro, que nos sirve de recordatorio de las poderosas fuerzas que nos convirtieron en ser.
Si durante la gestación la fuerza yang era fuerte, el filtro es profundo y nítido. Si la fuerza yang era débil, el filtro es más superficial y leve.
Un filtro yang nítido indica sólida fuerza constitucional. Las personas que tienen un filtro yang suelen ser ambiciosas, concentradas y orientadas hacia un objetivo. Suelen tener gran apetito de vida, sobre todo de comida y sexual. Estos apetitos son aún más pronunciados cuando es grande la distancia entre la nariz y el labio superior.
Las personas de filtro más ligero y superficial tienen una constitución más yin. Prefieren trabajar con la mente más que con el cuerpo; son más suaves y amables. No son tan motivados sexualmente como las personas de filtro yang, aunque la actividad sexual es un aspecto importante de su vida. Distribuyen sus energías, su fuerza vital, para alcanzar sus objetivos más importantes. Sencillamente no están impulsados por la energía avasalladora, como lo están los que tienen el filtro prominente y fuerte constitución yang.
Además de ser profundo o superficial, el filtro puede tener diversas formas. En la mayoría de las personas, sobre todo en aquellas que tienen el filtro fuerte y nítido, la forma está limitada por dos líneas rectas paralelas. A veces se ve que las líneas forman un ángulo, como los lados de un triángulo invertido que no se encuentran en el vértice. Una persona con este tipo de filtro ha nacido débil, pero poco a poco irá ganando fuerza a lo largo de su vida y experimentará una mejoría de salud a medida que se haga mayor. Si el triángulo está con el vértice hacia arriba, se deberá entender todo lo contrario. Es decir, esa persona nació fuerte y se irá debilitando gradualmente.
De vez en cuando se ve un filtro cuyos lados están arqueados hacia los lados, formando un óvalo. Eso significa que al comienzo de su vida la salud de la persona era débil; experimentará una mejor salud durante la madurez, pero al llegar a la vejez deberá cuidarse porque su salud volverá a ser más delicada.
Muchas veces se ven mujeres con bigote. Dado que la zona que está por encima del labio superior corresponde a los órganos sexuales, el bigote en la mujer significa que hay problemas en los órganos sexuales. Normalmente el problema es que los órganos sexuales están obstruidos por demasiada mucosidad y proteínas que no se pueden eliminar totalmente durante la menstruación. Las mujeres jóvenes con bigote suelen tener problema para quedar embarazadas. Por lo general hay concepción, pero hay impedimentos para que el óvulo fertilizado se implante. El útero y el óvulo están cubiertos de mucosidad, lo cual hace difícil, si no imposible, la implantación.
Las mujeres que tienen vello en la barbilla sufren de desequilibrios hormonales, debidos generalmente al consumo excesivo de grasas o por comer en exceso. Las grasas producen desequilibrios hormonales tanto en los hombres como en las mujeres, por lo cual su consumo ha de mantenerse en el mínimo, sobre todo si la persona experimenta cualquier desequilibrio hormonal.
El tracto digestivo comienza, evidentemente, en la boca y termina en el ano. Esencialmente es un tubo largo que permite la asimilación del alimento llevándolo al torrente sanguíneo y las células del cuerpo. En mis clases me gusta hacer un dibujo de una persona en forma de una lata de gaseosa, como un tubo con una abertura en ambos extremos. El dibujo revela la unidad esencial del tubo digestivo y la unidad entre uno y otro extremo. Es importante entender esta unidad para comprender completamente la manera de hacer la diagnosis de los intestinos.
Los intestinos están constantemente recibiendo alimentos procedentes del entorno y eliminando desechos que vuelven a ese entorno. Este intercambio es similar al funcionamiento de los pulmones, que toma oxígeno, otro elemento esencial de la vida, del entorno y elimina el desecho en forma de dióxido de carbono. Por este motivo los sanadores orientales han considerado órganos relacionados el intestino grueso y los pulmones. (Tendré mucho más que decir sobre los órganos relacionados en el capítulo 3, cuando hablemos de la teoría de los Cinco Elementos o las Cinco Transformaciones.)
En el Japón tradicional se decía que la boca no debía ser más ancha que la base de la nariz, pero yo digo a mis alumnos que el ancho normal de la boca equivale a la distancia entre las pupilas de los ojos. Si se bajan dos líneas verticales imaginarias desde las pupilas, los extremos de la boca deberían quedar dentro de esas líneas.
SER HUMANO IMAGINARIO DE OHASHI
Las bocas que sobrepasan esa anchura revelan un tracto intestinal más yin o expandido. Las personas de boca ancha sufren de problemas digestivos, ya sea diarrea o estreñimiento crónicos. Si los labios de una boca ancha están húmedos con frecuencia, la persona generalmente sufre de diarrea crónica; si la boca está permanentemente seca, indica estreñimiento.
Los labios deberían ser llenos pero prietos, con una curva agradable, y no deberán aparecer hinchados ni dilatados.
De vez en cuando se ven labios hinchados, lo cual refleja debilidad en la peristalsis y la asimilación de substancias nutritivas. Las personas que tienen los labios tirantes o delgados suelen comer cantidades excesivas de carne vacuna u otras carnes rojas. Los intestinos de estas personas están obstruidos por desechos no eliminados. Esta tirantez se suele ver en los labios superiores de personas mayores de Estados Unidos. La asimilación está obstaculizada y se está produciendo una degeneración.
El labio superior revela el estado del estómago y del intestino delgado. También indica la fuerza del apetito.
El borde del labio superior, donde el labio rojo se encuentra con la piel, revela el estado del estómago. Si el labio está bien definido, el estómago es naturalmente fuerte. Si esa línea no está bien definida, el estómago no es tan fuerte y hay que protegerlo.
La parte inferior del labio superior revela el estado del intestino delgado. A veces se ven manchas blancas allí; estas manchas indican que hay mala circulación en el intestino delgado. Si las manchas son oscuras o de tono púrpura, hay un serio estancamiento de sangre y es preciso tomar medidas para ponerle remedio: un cambio de dieta, ejercicio (sobre todo de estiramiento en el sector medio del cuerpo), Ohashiatsu, y tal vez acupuntura.
El labio inferior revela el estado del intestino grueso y del colon. También indica la intensidad de asimilación de los alimentos.
También el labio inferior ha de ser lleno y bien formado. Muchas veces se ve a una persona con el labio inferior hinchado, lo cual indica problemas crónicos del intestino: la peristalsis es débil y la persona sufre de diarrea o estreñimiento. Examine el labio inferior para ver si hay puntos de color rojo o castaño, lo cual indicaría úlceras o hemorroides. La persona sufre habitualmente de hemorroides si el labio inferior está especialmente hinchado y tiene muchas arrugas.
La hinchazón, evidentemente, es un síntoma muy relativo. Observe los labios para ver si hay un lado o parte que esté hinchado.
Las comisuras de los labios revelan el estado del duodeno. Hay personas que sufren de llagas en las comisuras de los labios, lo que se debe a la presencia de demasiada grasa en la dieta, que se acumula en el duodeno y es causa de que el hígado y la vesícula biliar secreten cantidades mayores de ácidos biliares. Los ácidos biliares son necesarios para descomponer las grasas; sin embargo, cuantos más ácidos biliares se secretan, más duro y más tóxico se hace el ambiente intestinal. Numerosos estudios científicos han demostrado que la secreción excesiva de ácidos biliares fortalece las substancias cancerígenas y activa el desarrollo de tumores.
Para digerir bien es esencial masticar. Cada bocado de alimento ha de masticarse entre 30 y 50 veces. Cuanto más masticamos, más saliva secretamos, y la saliva es esencial para la digestión sana. La saliva contiene enzimas necesarios que comienzan el proceso de la digestión. Es también muy alcalina, lo cual prepara el alimento para el estómago y los intestinos. Una vez que el alimento entra en el estómago y el duodeno, tiene lugar la secreción de ácidos. Los alimentos de base alcalina equilibran el ambiente ácido del estómago, protegiéndolo del exceso de ácido que, de otra manera, daría origen a trastornos gástricos, entre ellos las úlceras. Si no masticamos adecuadamente los alimentos, el ambiente del estómago no tiene ningún tampón alcalino para neutralizar sus ácidos. Estos ácidos actúan sobre el revestimiento interior del estómago y producen innumerables enfermedades estomacales y digestivas.
Además de masticar bien es mejor no beber durante la comida ni inmediatamente después. Cuanto más se bebe, más se disuelve y elimina la saliva de la boca.
Todos los grupos étnicos tienen sus dones y sus peculiaridades respecto a la comida. A mí me gusta decirles a mis alumnos que los japoneses comen con los ojos: todo tiene que ser hermoso para que estén dispuestos a llevarse el alimento a la boca. Los chinos comen con la nariz: el alimento tiene que oler bien para comerlo; además, tienen que olerlo a un kilómetro de distancia para que les despierte el apetito. Los italianos y los franceses comen con la lengua: el alimento tiene que ser muy sabroso; ha de haber muchas salsas, una enorme variedad de sabores.
Los estadounidenses comen con las «tripas». También les gusta «comer y escapar». En todo el país veo letreros que dicen «eat and run» [coma y corra], o «fast food» [comida rápida], o «food to go» [comida para continuar la marcha]. Pero yo me pregunto ¿a quién le gusta comer y salir corriendo? Eso no es bueno para nadie.
No coma y corra. Coma y relájese; mastique bien y proteja su digestión y su vida. Cuanto más disfrute de su comida más disfrutará de su vida.
Los dientes
En los dientes se revelan muchos secretos sobre la vida. Los dientes nos dicen lo que comían nuestras madres, sobre todo durante los nueve meses que nos llevaron en el vientre. También nos dicen mucho acerca de la relación que tuvimos con nuestras madres y sobre nuestra crianza. Nos revelan la dieta de nuestros antepasados y los alimentos que debemos comer para mantener la salud y la orientación en la vida. Finalmente, los dientes tienen una importante e interesante relación con la columna, de la cual hablaré más adelante.
Comencemos por el principio, el principio mismo, cuando se unen el espermatozoide y el óvulo y forman un feto vivo. El espermatozoide y el óvulo son dos células que se combinan para formar la totalidad de genes y un embrión humano vivo. En ese momento, las células comienzan a dividirse rápidamente y tiene lugar el desarrollo fetal.
En mis clases me gusta hacer un dibujo de estas dos células, el espermatozoide y el óvulo, que se combinan; las dos se convierten en una. Pero los indicios de las dos células permanecen en todas las partes de nuestro cuerpo como la dualidad de la vida. Un aspecto de esa dualidad es la formación de los dientes y las vértebras. Los dientes y las vértebras son dos conjuntos de huesos pequeños, uno más pequeño que el otro, es cierto, pero de todos modos muy parecidos.
Tenemos 32 dientes y 32 vértebras. Durante la gestación, un conjunto de huesos pequeños sube hasta la boca para formar los dientes; el otro se alinea hacia abajo para formar la columna. La relación entre los dientes y la columna continúa durante toda la vida. Nuestra capacidad para masticar, por ejemplo, depende de la rectitud de la columna. Si la columna se tuerce o daña de alguna manera, la masticación también se ve afectada: es posible que aparezcan problemas para masticar, por exceso o por defecto, al apretar los dientes. O la mandíbula puede desequilibrarse hacia un lado o el otro, con lo cual un lado mastica antes que el otro. Puede resultar muy doloroso masticar si hay desalineación de la columna. La tensión en la espalda suele expresarse haciendo rechinar los dientes o apretando las mandíbulas; la mandíbula suele intentar aliviar la tensión que se acumula en la columna.
Cuando hablemos con más profundidad de la columna en el capítulo 5, veremos esta relación complementaria entre la mandíbula y la columna.
Todos nuestros dientes, incluso los dientes de adulto, se forman durante la gestación. Todos están presentes en las encías cuando nacemos. Los dientes están hechos de calcio y otros minerales. Igual como ocurre con el resto de nuestra constitución, su fuerza depende de la dieta de nuestra madre. Tendremos dientes cualquiera que haya sido la dieta de nuestra madre, pero la fuerza de esos dientes dependerá de la presencia en su dieta de calcio, fósforo, magnesio y otros elementos nutritivos.
Lo que come la futura madre revela mucho acerca de su actitud hacia el embarazo y hacia su hijo o hija. Si la madre come mucha fruta y azúcar, y bebe alcohol o toma drogas o fármacos, los dientes de su hijo serán débiles. Este tipo de dieta durante el embarazo suele revelar que el embarazo era conflictivo para la madre. Intenta escapar a su realidad consumiendo estos alimentos y otras substancias.
Este conflicto puede producir alteraciones en la circulación del ki en la madre. La energía se acumula en ciertos órganos, como el hígado, en donde pueden quedar atrapadas la rabia y la hostilidad. Estas energías no circulan libremente por todo el cuerpo, con lo cual no nutre otras partes del cuerpo de la madre y el cuerpo del feto. Cuanto más conflictiva sea la vida de la madre, más atraída se siente hacia alimentos que la van a debilitar a ella y a su bebé. Estos factores, es decir, la dieta de la madre, su actitud hacia el embarazo y el apoyo del ambiente externo, vale decir su pareja, se combinan para aumentar o disminuir la fuerza de la constitución del bebé, incluidos sus dientes.
Los dientes torcidos en un niño indican que la madre tuvo algún tipo de dificultad durante el embarazo. Las energías que dirigían el descenso recto de los dientes no eran estables sino que estaban en conflicto, siendo causa de que los dientes estén en conflicto mutuo.
Los dientes salientes revelan que la madre consumía muchas ensaladas, verduras crudas, frutas, zumos de fruta y azúcar durante el embarazo. Esta anomalía está causada por alimentos yin, o expansivos.
Los dientes inclinados hacia atrás, como los de un tiburón, revelan una dieta excesivamente yang durante el embarazo, con alimentos como carne roja, huevos, pollo y sal.
Los dientes buenos y fuertes durante la infancia y la edad adulta revelan una familia en buena relación que estaba consciente de la necesidad de cuidar del niño o niña, incluidos sus dientes. La familia comía una dieta sana, rica en verduras frescas. Las verduras, por cierto, son la fuente de muchas vitaminas y minerales esenciales para unos dientes sanos.
Los dientes débiles o con caries revelan que la dieta de la madre durante el embarazo era pobre en minerales, lo cual la debilitó a ella misma. La aparición posterior de caries indica una familia que no prestaba mayor atención a la higiene dental ni a los primeros hábitos alimentarios. Los alimentos refinados, sobre todo los azúcares, producen ácidos en la boca y en la sangre, y el ácido es causa del deterioro de los dientes. La sangre rica en ácido favorece la presencia de muchos virus y resfriados, siendo causa de mala salud en la infancia.
Un niño, evidentemente, va a influir en el estado de sus dientes según lo que coma. Si la educación del niño es buena y sus hábitos dietéticos son sanos, sus dientes se desarrollarán bien. En cambio, si tiene conflictos y su infancia es dolorosa, se sentirá más atraído a alimentos yin para evadirse de la realidad y alentar una existencia de fantasía. Substancias como el azúcar, las gaseosas, la fruta en exceso, los zumos de fruta y la harina refinada, facilitan la creación de un mundo de fantasía que compense las dificultades y el sufrimiento en el entorno inmediato.
Los dientes revelan muchos secretos de la evolución humana. Los paleontólogos estudian dientes fosilizados para conocer la dieta de nuestros antepasados. Veamos qué podemos aprender de nuestra evolución y de la dieta que nos ha diseñado.
Poseemos 32 dientes, que se pueden clasificar de la siguiente manera: 4 caninos, o dientes puntiagudos y afilados; 8 incisivos, o dientes frontales; 20 molares y premolares.
Los caninos se usan para desgarrar la carne. Si miramos dentro de la boca de un león o un tigre (animales cuyo principal alimento es la carne), veremos la boca llena de dientes caninos. Lo mismo es válido para perros y gatos. Estos animales tienen también tubos digestivos muy cortos. Sus dientes y sus intestinos son perfectos para el consumo de carne, que hace precisos dientes afilados y puntiagudos para desgarrar la carne animal, y tractos digestivos cortos para eliminar el alimento rápidamente. Cuanto más tiempo permanece la carne en el intestino, más probabilidades hay de que se pudra y cause enfermedad. La evolución ha equipado bien a estos animales para sus hábitos alimenticios específicos.
Las vacas no tienen dientes caninos, sólo tienen incisivos y molares, lo cual indica que su dieta está compuesta enteramente por materia vegetal, en este caso, hierbas y cereales. Los incisivos son largos, anchos y planos en su base, como el filo de un cuchillo para cortar verduras. Muerden y cortan. Las verduras y las frutas son las que mejor van para ese tipo de dientes. Los incisivos muerden los alimentos; no los muelen ni los procesan en la boca.
La principal función de los molares, que hacen la mayor parte del trabajo, es moler. Los alimentos con que trabajan mejor son los cereales y, en menor medida, las verduras. Cualquiera que haya tratado de comer un bistec sabe que los molares no pueden masticar totalmente la carne y hay que tragarla entera; baja como una bola de nervios. Puesto que los intestinos no tienen dientes, no están bien equipados para tratar esa bola. En consecuencia, la mayor parte del alimento de origen animal que comemos nunca se digiere totalmente, y un porcentaje de él ni siquiera se elimina de los intestinos. Queda allí pudriéndose, causando a veces enfermedades graves, entre otras, cáncer de colon.
Las personas que comen carne con regularidad tienen un mayor nivel de amoniaco en la sangre y los tejidos. El exceso de proteína de la carne se descompone en nitrógeno, el cual forma amoniaco, una de las toxinas más potentes y destructivas del cuerpo. Deforma las células y el ADN, y puede causar cáncer. Huele mal también. Es el amoniaco el que produce el olor corporal y la enorme industria de desodorantes.
Los cereales y las verduras, por el contrario, pueden masticarse totalmente; quedan molidos en trocitos pequeñísimos, más fáciles de ser digeridos en el estómago y los intestinos. Los cereales y las verduras tienen además el beneficio añadido de la fibra, que limpia de desechos a los intestinos. La fibra hace avanzar los desechos por el tubo digestivo, contribuyendo así a eliminarlos del cuerpo.
La proporción ideal de cereales, verduras y alimentos de origen animal es de 5:2:1. La evolución nos ha predispuesto a comer una dieta compuesta de 5 partes de cereales, 2 partes de verduras y una parte de alimentos de origen animal o proteínicos.
Esta es, esencialmente, la dieta de los pueblos más tradicionales. Donde quiera que mire en el mundo, verá la misma dieta general, ya sea en Asia, Europa, África, India, Oriente Medio o entre los indios americanos. En Asia, los cereales son el arroz integral, la cebada, el mijo y el trigo; en Europa, el trigo, la cebada, el mijo y la avena; en África, el mijo y el trigo; en India y Oriente Medio, principalmente el trigo; entre los indios americanos, especialmente de América del Sur y Central, sobre todo el maíz.
Históricamente, los seres humanos han comido todo tipo de alimentos de origen animal. Sin embargo, las cantidades eran limitadas y se comían junto con cereales y verduras. Por lo general el consumo se reservaba para ocasiones y festividades, porque la provisión era limitada, sobre todo la carne de vacuno y cerdo. También los pueblos tradicionales de todo el mundo han comprendido que comer cereales y verduras produce longevidad, y que el consumo de alimentos de origen animal ha de limitarse para mantener la salud.
Como he dicho, los dientes y la digestión están íntimamente ligados. Los japoneses, por ejemplo, desde hace muchísimo tiempo han sido consumidores de cereales, sobre todo de arroz. En consecuencia, los japoneses tienen un tubo digestivo mucho más largo que muchos pueblos occidentales, especialmente de aquellos cuyo consumo de carne ha aumentado durante las últimas generaciones.
La aparición de los dientes en los bebés nos habla también del desarrollo de su digestión. Los primeros dientes que le salen a un bebé son normalmente incisivos. Su aparición indica que el bebé está preparado para tomar sopa de verduras. El desarrollo del aparato digestivo es aún limitado; todavía no pueden consumir alimentos enteros, como lo indica la ausencia de molares, necesarios para molerlos. Cuando aparecen los molares, los padres pueden aumentar la cantidad de alimentos enteros en su dieta. El primer alimento entero debería ser un porridge de cereales muy líquido.
Cuando el bebé tiene todos los dientes, ya está preparado para ser destetado y para consumir mayor cantidad de alimentos enteros. Por supuesto, el consumo de sal deberá limitarse en los bebés y niños. Las verduras deberán cocerse sin sal para los niños pequeños, y la sal sólo se introducirá en cantidades pequeñas cuando ya ha pasado de los cinco años.
La lengua
La mayor parte del cuerpo humano está cubierto por una piel resistente que no cambia mucho de un día a otro. Sin embargo, las membranas mucosas y la piel que las rodea son muy sensibles y capaces de cambios rápidos. Cualquier cambio en nuestra salud, sobre todo si afecta a la producción de mucosidad en el cuerpo, afecta también a la piel que rodea las membranas mucosas, produciendo grietas o excreción de moco.
A las personas no les gusta que otra persona les examine los genitales o el ano, pero normalmente permiten que se les examine otra de las membranas mucosas: la lengua. La lengua revela mucho acerca del estado actual de salud.
La destreza de la lengua está directamente relacionada con el estado del corazón. Un corazón fuerte se revela en la buena articulación de las palabras; la mala articulación al hablar suele indicar algún tipo de problema cardiovascular, que puede ser, entre otras cosas, un soplo, arritmia, angina de pecho o mala irrigación cardiaca, la llamada insuficiencia coronaria. El tartamudeo repentino también es indicio de debilidad en el corazón causada por un consumo excesivo de líquido.
En mis clases suelo dibujar una lengua y después sobre ella una cabeza humana, la parte superior en la punta de la lengua, y la boca más hacia el fondo.
En la diagnosis oriental consideramos que la punta de la lengua revela el estado actual de nuestros pensamientos. Con frecuencia hay una pequeña red de puntitos rojos en el borde de la punta de la lengua. Esos puntos revelan un grado de estrés, tensión y temor superiores al normal. Estamos pensando mucho; nuestro cerebro y sistema nervioso están sobrecargados de trabajo.
La región media de la lengua corresponde a los aparatos digestivo y respiratorio. El dorso corresponde a los riñones y al aparato reproductor.
La lengua deberá estar limpia y despejada. Eso indica que la digestión y la circulación son buenas. También revela que la persona no está comiendo en exceso.
Sin embargo, con frecuencia la lengua está cubierta entera o parcialmente por una especie de musgo blanco llamado saburra o sarro. La concentración de saburra en cualquiera de las zonas mencionadas indica que la parte correspondiente del cuerpo está particularmente estresada o estancada.
Hay dos causas básicas de la formación de saburra de la lengua:
1. | Consumo excesivo de grasas, productos lácteos y pastas horneadas; estos alimentos congestionan el organismo. La grasa de la carne, huevos y productos lácteos obstruye la circulación sanguínea y se acumula en forma de placas en los capilares, vasos y arterias. Los pasteles y pastas horneadas pueden ser de difícil digestión. |
2. | Exceso de comida. Cuanto más se come más difícil es hacer bien la digestión. Eso es de sentido común. Los sabios y sabias a lo largo de toda la historia siempre han dicho que uno de los secretos de la longevidad es un estómago ligeramente vacío. |
Cuando hay una gruesa capa blanquecina en la lengua quiere decir que hay una acumulación particularmente aguda en el tubo digestivo. Los intestinos no son capaces de eliminarlo todo y, por lo tanto, hay acumulación. El cuerpo intenta eliminar estos desechos por cualquier parte que le sea posible, incluida la lengua. Ese mismo mecanismo es el que funciona cuando tenemos dolor de estómago y mal sabor de boca. El cuerpo intenta hacer salir el problema por la boca, y eso provoca el mal sabor.
Además de recubrirse por esa capa blanquecina, la lengua puede adquirir otros colores, por ejemplo castaño oscuro o negro. Los colores oscuros, sobre todo el negro, indican una seria descarga de toxinas de los riñones. Normalmente la lengua ennegrecida sugiere un problema grave. El funcionamiento de los riñones está debilitado o dañado y la persona debe buscar asistencia médica inmediata.
También se puede poner amarilla, lo que indica un problema de hígado, vesícula biliar o bazo. El matiz amarillo indica la presencia excesiva de bilis en el torrente sanguíneo.
De vez en cuando se ven llagas ulcerosas que se forman en la lengua. Estas erupciones de la piel indican problemas de bazo y estómago, producidos por el consumo excesivo de alimentos ácidos, como son las especias, la salsa de tomate, las berenjenas, los pimientos y el azúcar.
Una vez que andaba de viaje por India quería comprar algunos recuerdos para mi familia y amigos. Visité la farmacia local y descubrí un utensilio destinado a rasparse la lengua para eliminar la saburra. Los indios se raspan la saburra de la lengua para eliminar desechos acumulados y apreciar mejor el sabor de sus platos. Quedé francamente impresionado. Compré muchos raspadores de lengua ese día y los envié de regalo a amigos, animándolos a rasparse la lengua.
En la diagnosis oriental, las orejas están entre los aspectos más importantes y reveladores de todo el cuerpo. Las orejas de cada persona son únicas. No hay dos iguales. Incluso las dos orejas propias son ligeramente diferentes. Las orejas son más grandes que las huellas digitales y están siempre a la vista. En muchos países usan la oreja como un rasgo identificador en las fotografías de pasaporte.
Así como la cara es una paradoja de diversidad dentro de la similitud, así ocurre también con las orejas, que tienen características que se pueden leer, igual como se puede leer la cara, para revelar la naturaleza interior.
En todo el arte budista se ve representado a Buda con unas orejas largas y hermosas. Sus orejas son redondas por la parte superior, anchas en el medio, y maravillosamente ahusadas hasta los largos lóbulos que cuelgan como pesados péndulos hasta los hombros. ¡Son orejas de elefante en un ser humano! ¿Qué significa eso? ¿Por qué representan a Buda con unas orejas tan grandes?
La respuesta es que en Oriente, incluida India, siempre se ha comprendido y reconocido la validez de la lectura de la fisonomía o cara. La cara de Buda es la imagen de la bienaventuranza: sus cejas son largas y redondeadas, sus ojos suaves y amables, su boca estrecha y cerrada. Desde el punto de vista de la diagnosis oriental, su cara es el rostro humano esencial: refleja amor, sabiduría, paz y realización, que son el destino final de todos los seres humanos que viajan en la rueda de la vida. Pero entonces ahí están esas orejas, esas largas y extrañas orejas. ¿Cómo podemos entenderlas? Para el diagnosticador oriental, son la confirmación de la riqueza heredada de la naturaleza de Buda. Las orejas pretenden revelar la riqueza espiritual secreta con la cual Buda entró en esta vida. Permítame que lo explique.
Desde antaño las orejas se han relacionado con los riñones. Nuestros dos riñones están situados en la región media de la espalda, justo debajo de la caja torácica. Curiosamente, las orejas son más o menos del mismo tamaño y la misma forma que los riñones. En Japón decimos que para ser un buen escucha es necesario tener los riñones fuertes.
En la medicina oriental, las orejas revelan la fuerza constitucional de los riñones, que son el arca del tesoro de la herencia ancestral de la persona. Distribuyen la energía o ki por todo el cuerpo, reparten los dones de la herencia de una persona en forma de talentos y oportunidades en la vida. El talento para la música, el arte, la enseñanza, la construcción, sea cual sea la capacidad, está allí, almacenada en los riñones, imbuida en la vida de la persona, dándole así la orientación. Por eso podemos decir que el camino de la vida de la persona se despliega a partir de sus riñones.
Las orejas también revelan la fuerza constitucional de los sistemas circulatorio, digestivo y nervioso. En Oriente se dice que la oreja revela el grosor de la comprensión que tiene la persona de los demás y de la vida misma.
Cuando examinamos las orejas, por lo tanto, miramos mucho más que la bocina exterior del mecanismo de la audición. Miramos la fuerza de los riñones y el legado ancestral de la vida de esa persona determinada. Es muy notable lo que vemos, por lo que debemos mirar con atención si deseamos comprender verdaderamente a esa persona.
En diagnosis oriental decimos que las orejas deben ser grandes y bien formadas. La parte superior ha de ser redondeada, la región media bastante ancha, y luego irse estrechando hacia el lóbulo. El lóbulo ha de ser grande. Ahora miremos con más atención cada una de las características de la oreja y sus significados.
Para comenzar, vamos a usar nuestra directriz de que lo micro revela lo macro. Durante su etapa de gestación el bebé está en posición invertida en el vientre de su madre. La cabeza es la parte más desarrollada del cuerpo. El resto del cuerpo está encorvado, presentando una imagen bastante similar a la de una oreja, en que la cabeza está representada por el lóbulo, y los sistemas circulatorio y nervioso están representados por los dos estratos del borde exterior de la oreja. La parte más externa parece un neumático que discurre a lo largo del borde; este borde saliente representa el sistema circulatorio.
Cuando ese borde es grueso y ancho, revela un sistema circulatorio fuerte y bien desarrollado. Una persona que tiene el borde de la oreja grueso tiene una temperatura corporal bien regulada, las extremidades calientes y bien nutridas con sangre, y una personalidad fuerte, estable y centrada.
Por lo general un buen sistema circulatorio significa que la persona se entiende bien con una amplia variedad de personas. Comprende a los demás, no amenaza ni se siente amenazada, y es capaz de hacer amistades.
Con frecuencia se ven personas que tienen muy poco o nada de grosor en el borde de la oreja. De vez en cuando se ve a una persona que tiene la parte superior de la oreja puntiaguda y sin nada de grosor en el borde.
La ausencia de borde exterior indica un sistema circulatorio débil, causado por el exceso de alimentos de origen animal que consumió la madre durante el embarazo. Las orejas puntiagudas, como las del ex consejero de seguridad nacional Zbigniew Brzezinski, son consecuencia de la abundancia de carne, sobre todo de vacuno y cerdo, que consumió su madre durante el embarazo.
Las personas que tienen poco o nada de borde grueso tienen tendencia a recelar de los demás. Las personas de orejas con la parte superior puntiaguda pueden ser muy desconfiadas de los demás, críticas y agresivas. Suelen ser prontas para la pelea y la discusión. Creen que la mejor defensa es un buen ataque. Están en alerta constante, prontas para la batalla. Pueden caer fácilmente en la paranoia. Su agudo intelecto es propenso a ver los elementos oscuros de los demás y no ven el lado más iluminado y humano. Estas personas deben cuidar su salud para proteger su sano juicio. Pueden ser también unilaterales en su visión de la vida y caer en la misantropía.
En la parte superior de la oreja, bajo el borde circulatorio, hay un promontorio cuyo borde horizontal hace una curva al continuar hacia abajo, de forma paralela al borde y en dirección hacia el lóbulo. La sección horizontal de este promontorio limita el tercio superior de la oreja, que representa el sistema nervioso. Un promontorio bien desarrollado revela un sistema nervioso fuerte y una mente aguda. Una persona con esta parte así tiene buena capacidad para estudiar y aprender.
A veces ese promontorio superior tiene en su interior una elevación que pasa por el medio en ángulo. Esta prominencia tiene el aspecto de una pequeña cadena montañosa dentro del tercio superior visible de la oreja. Esa línea revela a una persona con capacidades intelectuales muy pronunciadas. Es una persona perspicaz, que piensa, analiza y penetra profundamente en las cosas. No se toma las cosas según las apariencias sino que explora sus profundidades. Sin embargo, una persona así puede ser fría y excesivamente crítica. Necesita desarrollar flexibilidad y tolerancia.
Finalmente, en el centro de la oreja hay otra cadena elevada, que va desde el borde hasta el conducto auditivo. Si usamos nuestro modelo «lo micro indica lo macro», descubrimos que esta elevación de la oreja en forma de feto corresponde al lugar donde está el sistema digestivo del feto, e indica la fuerza del sistema digestivo.
En muchas personas esta prominencia es baja e indistinta, lo que revela intestinos débiles. Cuando la elevación es nítida y bien desarrollada, los intestinos son naturalmente fuertes y la persona posee «estómago» o valor. Esta persona tiene capacidad de digerir la vida, es decir, experimentar muchas cosas de la vida y comprenderla.
A continuación miremos el tamaño de la oreja: cuanto más grande, mejor. Una oreja grande indica riñones fuertes y gran comprensión de la vida. Esto es particularmente cierto si tanto la oreja como el lóbulo son grandes. Una persona con un lóbulo grande tiene gran cantidad de buena suerte acumulada. Tiene una amplia comprensión de la vida. Estas personas también poseen un marcado grado de flexibilidad de mente y acto. Tienden a profesiones relacionadas con personas: artes, leyes, filantropía, empresas relacionadas con público, y ciencias que benefician directamente a las personas, como la medicina.
Las personas que no tienen lóbulos, o los tienen «pegados», tienen una visión más estrecha de la vida. Tienden a sentirse atraídas por las profesiones técnicas: contabilidad e informática, por ejemplo. Si tienen una profesión científica, prefieren el trabajo solitario del laboratorio, para trabajar en los temas más técnicos u ocultos de la ciencia. Sin embargo, de vez en cuando se ven personas con lóbulos pequeños que son actores, escritores o médicos. Estas personas pueden ser excelentes en su trabajo y poseen mucho talento, pero tienden a estar singularmente concentradas y tienen una ambición imperiosa que las lleva a excluir otros aspectos de su vida. Consecuentemente, tienen muchos altibajos emocionales. Experimentan muchas sorpresas en su relación con los demás, debidas en gran parte a que no entienden tan bien a los demás como las personas que tienen orejas y lóbulos más grandes.
El zumbido o campanilleo en los oídos es un problema común en la actualidad. La causa oculta puede estar en los riñones.
Las arrugas profundas delante del trago revelan trastornos del intestino delgado y del corazón. Las arrugas o surcos en el lóbulo mismo revelan una propensión a la diabetes.
La diagnosis oriental considera los riñones la fuente de nutrición para el sistema reproductor. Proporcionan ki a los órganos sexuales, ayudándolos a mantener un funcionamiento sano.
De la misma manera, los riñones proporcionan ki para mantener todos los huesos del cuerpo. Todos los trastornos de huesos se consideran problemas relacionados con los riñones. Y dado que es en las orejas donde podemos «leer» los riñones, es importante prestarles atención para comprender su estado.
* La traducción está tomada de Nueva Biblia Española, versión castellana dirigida por Luis Alonso SchÖkel y Juan Mateos, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1975.