La humanidad ha sentido desde siempre la necesidad de una lengua común a todo el género humano. A lo largo de la historia se han realizado múltiples proyectos de este tipo de lenguas. [21]
En realidad ya existen, en cierto modo algunas «lenguas» internacionales: las taxonomías de ciencias naturales, la formulación química, la lingüística, la lógica formal, los lenguajes de máquina como el BASIC, el COBOL, etc., el lenguaje simbólico de la matemática, el lenguaje de gestos para sordomudos, etc.
Pero todo esto es insuficiente: hace falta un lenguaje para todos los ámbitos del conocimiento, análogo a los lenguajes naturales, y coexistente con ellos. Hace falta una lengua internacional auxiliar (LIA) que sirva para el entendimiento fácil con cualquier persona de nuestro planeta. Esta lengua sería un auténtico vehículo para promocionar el entendimiento entre todos, el conocimiento científico, técnico y cultural, y la paz.
Hay un grave peligro que se opone a la instauración de esta LIA: se trata del auge y la imposición universal del inglés como segunda lengua. Cada vez en más países se impone como obligatorio el conocimiento del inglés, se promociona el uso del inglés en películas subtituladas, se exige ya en algunas partes el estudio de ciertas asignaturas en inglés. Se considera una condición imprescindible conocer y dominar el inglés para ocupar ciertos puestos de trabajo. Los niños pequeños ya deben empezar a familiarizarse con el inglés. El número de horas de la asignatura de inglés a lo largo de la vida supera con mucho el estudio de las demás asignaturas, incluida la de la propia lengua. Cada vez hay más gente que domina bien este idioma, y en un proceso de selección natural cultural, esta gente es la que triunfa en la vida en todos los ámbitos. Los estados dedican más fondos a la promoción del inglés en la enseñanza que a otras áreas. Como consecuencia de todo esto mucha gente tiene el convencimiento de que la lengua internacional auxiliar ya existe (es el inglés), y ellos, por suerte ya la dominan.
Hay muchos intereses creados en todo el mundo a este respecto: academias de inglés, traductores de inglés, horas invertidas en su estudio, prestigio para los que dominan esta lengua, etc. Nadie está dispuesto a apostar por otra lengua internacional después de haber hecho una inversión tan grande en tiempo y en dinero. Además se ha intentado justificar esta inversión a base de estudios sobre el bilingüismo. Existen muchas tesis doctorales, trabajos de investigación de diversa índole y publicaciones en prestigiosas revistas dando apoyo a la idea de que estudiar un segundo idioma (y todo el mundo piensa en el inglés), ayuda a tener mejor capacidad conceptual, mejor aptitud comprensiva, mejor racionalidad y mejor de todo. El prestigioso neurocientífico Mariano Sigman nos asegura que los bilingües desarrollan más rápida y eficazmente su capacidad de controlar la atención, adquieren mayor densidad de materia blanca (más axones neuronales) en el cingulado anterior del cerebro, y mayor robustez de dicha materia, lo cual hace más difícil la aparición de demencia senil[22].
La resignación ante los hechos consumados se ha convertido en un triunfalismo, en una exaltación de la lengua y la cultura inglesas por encima de todas las demás, y en la creencia de que su estudio, conjuntamente con la lengua propia, proporciona mentes más preparadas para afrontar la vida y los estudios.
No cabe duda de que el estudio de una segunda lengua puede contribuir a potenciar las capacidades cognitivas, pero eso no significa que esta lengua tenga que ser forzosamente el inglés. Hay razones para creer que estas capacidades cognitivas se verían mucho más fortalecidas si adoptáramos como segunda lengua, una especialmente diseñada para evitar las desventajas del inglés. También es verdad que es altamente conveniente disponer de una lengua universal que nos permita comunicarnos y entendernos con todo el mundo, pero hay que considerar muy seriamente, sin precipitarse, qué tipo de lengua universal es la que más nos conviene para el futuro, prescindiendo de los intereses creados con el inglés.
Hay razones de dignidad y de conveniencia que invalidan al inglés como lengua universal para el futuro. El inglés es la lengua de una nación con aspiraciones imperialistas. Imponer el inglés a todas las otras naciones es un sometimiento con carácter de vasallaje de todos los siervos al amo, señor y dominador del mundo. Aprender una lengua natural implica aprender la cultura que subyace. Curiosamente nadie se sorprende de que los jóvenes, que se caracterizan por su carácter rebelde e inconformista sean los primeros en aceptar y someterse a esta imposición de la lengua inglesa. La juventud adorna sus camisetas con inscripciones en inglés, y cantan en inglés, sin sospechar que al actuar así, con esta ilusión y entusiasmo, se comportan como una masa manipulada por corrientes subterráneas de gran poder. En su soberbia ingenuidad, no se dan cuenta de que le están haciendo el juego a un imperialismo absolutamente indeseable, sin que esto signifique ninguna crítica a la cultura y a la nación inglesa.
Pero a esta juventud, en la que reside la llave del futuro, hay que hacerla pensar. ¡Ya está bien de tanta manipulación! Yo les plantearía dos preguntas clave: ¿por qué la lengua universal ha de ser el inglés y no el castellano, que es la lengua más hablada del mundo, o el chino, o el alemán, o el árabe, o el hebreo, o el francés,…? y ¿por qué la lengua universal no puede ser una lengua artificial, construida inteligentemente, con una articulación versátil de prefijos y sufijos, sin excepciones, neutral y tan extraordinariamente fácil que pueda aprenderse perfectamente en unos meses?
Conozco la respuesta: «porque el inglés es obligatorio y porque esa lengua universal artificial no existe, ya que nadie se ha puesto de acuerdo con ninguna, y el esperanto ha fracasado.» Pero ¿no suena a conformismo todo esto? ¿no suena a resignación ante las imposiciones obligatorias y absurdas del dominador? ¿no suena a pusilanimidad y a cobardía? Entonces ¿cómo se explica que el joven se haya doblegado a estos planteamientos sin protestas, sin indignación, con alegría y con convencimiento?
La base del éxito de la manipulación actual de la juventud está en la potenciación de su soberbia. El inglés es difícil para todo el mundo, pero «fácil» para ellos. Hablando inglés, la gente los admira, y, más importante todavía, la gente que no ha superado ciertos grados, no los entiende. La sensación de poder, de soberbia que siente el joven cuando habla en un lenguaje difícil e inaccesible para muchos vale toda la carga de vasallaje y de reverencia que representa el sometimiento a los «señores del mundo.»
Pensemos ahora en la gran pérdida que representa tener que aprender el inglés como segunda lengua obligatoria. Se trata de una pérdida de tiempo, de conocimientos, y de posibilidades. Vayamos por partes.
¿Alguien ha calculado el tiempo utilizado por una persona media (no anglosajona) a lo largo de todo su período formativo, en aprender el inglés? Es un tiempo desmesurado, al que hay que añadir, en una gran mayoría, las horas destinadas al mejoramiento en academias privadas especializadas, pagadas con gran esfuerzo por parte de los padres. Este tiempo supera en mucho el destinado a materias de conocimiento: ciencias naturales, ciencias matemáticas, ciencias históricas, etc. Se han perdido los objetivos, porque lo que debería ser un mero instrumento para el estudio de lo importante, se ha convertido en el fin principal de la educación.
El fracaso escolar tiene muchas causas, pero, sin duda alguna, una de ellas, y no de poca importancia es el tiempo ocupado en el estudio del inglés. Es falso, y yo he podido comprobarlo directamente, que los alumnos actuales que dedican tanto tiempo al inglés, conozcan mejor su propia lengua. Puedo asegurar que tanto la ortografía, como la sintaxis, como la propia expresión o capacidad de hacerse entender con precisión, ha llegado en la actualidad a límites insuperables de negatividad. Todos los profesores se quejan de estas deficiencias en el alumnado y en todas partes se toman medidas de alarma, como el refuerzo del propio idioma a través de todas las asignaturas, horas especiales de lectura obligatoria (muy discutibles), etc. No es verdad que el estudio del inglés haya ayudado a acrecentar la riqueza expresiva y la capacidad lingüística del alumnado, sino todo lo contrario.
Los estudios sobre bilingüismo a que antes me refería, carecen de los controles necesarios. ¿Se ha estudiado a grupos de alumnos que en lugar de estudiar inglés, dediquen todo el tiempo que dedican los otros al inglés, a leer los libros de las demás asignaturas además de un idioma internacional fácil? ¿No reforzaría enormemente esta actividad el conocimiento del propio idioma y el conocimiento de las ciencias y las humanidades? ¿Cómo es posible negar esta evidencia cuando todos los profesores hemos averiguado que los alumnos que van mal en nuestras asignaturas y que se expresan pésimamente, y que no traen los deberes de casa porque no los han hecho, han pasado las tardes en academias de inglés?
El inglés es una lengua extraordinariamente difícil, y se requiere mucho tiempo, demasiado tiempo, para aprenderla rudimentariamente. Además es de aquellas lenguas que no se escriben como se pronuncian, y, por lo tanto crean verdaderas confusiones en la gente menuda. Es ridículo que incluso los mismos ingleses (y digo lo mismo de los alemanes, y de los franceses, etc.) dediquen horas diarias a deletrear palabras, y que los alumnos universitarios puedan suspender por deletrear mal. Yo diría que esto es demencial, o, como mínimo, absurdo.
Mi pregunta es: ¿Hasta cuando va a continuar esta carrera atolondrada para conseguir más y más angloparlantes, en detrimento de los propios idiomas, de la cultura científica y humanística, y hasta de la salud del alumnado, que no tiene ni tiempo de relacionarse con sus amigos, ni de dormir las horas convenientes?
Desconozco la respuesta y no sé cómo será el futuro. Sólo sé cómo no quiero que sea: un futuro de colonias anglosajonas que rindan vasallaje y besen los pies a los dioses y señores del mundo, con adolescentes absolutamente enajenados y manipulados hasta la médula, luciendo camisetas con inscripciones en inglés, pantalones tejanos a la americana, producto altamente contaminante, como ya veremos en otro capítulo, hablando y cantando casi exclusivamente en inglés, despreciando incluso la propia lengua, considerándola de segunda clase, y suspendiendo sistemáticamente en ciencias y humanidades.
Pero también sé lo que quiero para el futuro: una sociedad universal pacífica en la que todas las naciones hablen correctamente sus propios idiomas y los valoren, y donde exista una lengua internacional auxiliar potente, regular y extraordinariamente fácil de aprender y dominar, en donde la gente tenga como objetivo principal alcanzar el amor mutuo fraternal y grados cada vez mayores de conocimiento científico y humanístico, donde el aprendizaje del inglés sea algo absolutamente voluntario, para el que desee conocer más íntimamente la cultura de los países anglosajones, o para quién desee entender y valorar en profundidad ciertas obras literarias.
No creo que haya nadie tan obnubilado todavía, como para no desear este futuro, por eso lo he descrito aquí en todo su esplendor, comparándolo con el nefasto futuro hacia el que nos dirigimos rápidamente y al que podríamos llegar si no le ponemos remedio a través de escritos, conversaciones, charlas televisivas, diálogos en las redes sociales, comisiones internacionales, asambleas, etc. Es urgente.
Se han propuesto diversas objeciones a las lenguas internacionales: la filosofía subyacente no podría ser universal, la imposibilidad de acuerdo entre orientales y occidentales, y la esencial mutabilidad de los idiomas. Ninguna de estas objeciones es consistente, ya que, como señala Umberto Eco, de hecho el inglés se está convirtiendo en una lengua internacional, superando todos estos obstáculos teóricos.
Los grandes lingüistas han admitido la necesidad de una lengua internacional y han dado los criterios que debe seguir dicha lengua: simplificación y racionalización de la gramática y creación de un léxico que recuerde al de todas las lenguas naturales.
En 1901, Louis Couturat y Leopold Leau fundaron una delegación para la adopción de una LIA. Tenían que escudriñar y decidir entre más de 38 proyectos. Couturat reconoció que la mejor LIA presentada era el esperanto, pero un esperanto reformado conocido luego como Ido (elaborado principalmente por Louis De Beaufront).
El esperanto fue creado en 1887 por el Dr. Lejzer Ludwik Zamenhof, de Lituania,[23] de origen judío, aunque su religiosidad era laica.
Tanto la lengua como sus defensores fueron condenados por el gobierno zarista, al obtener el apoyo incondicional del pacifista León Tolstoi, considerado revolucionario. Los esperantistas fueron luego perseguidos por los nazis que temían una conspiración judía internacional (no olvidemos que Zamenhof era judío). El movimiento obrero en toda Europa acogió, utilizó y difundió el esperanto. En España los anarquistas (escuelas, ateneos,sindicatos y federaciones) y también los socialistas y los comunistas no estalinistas, así como los catalanistas y buena parte de la derecha católica potenciaron y politizaron el movimiento esperantista. El POUM, el PSUC y la CNT publicaron boletines en esperanto y ofrecieron cursos de esta lengua, y la Generalitat de Cataluña, en su Comisariado de propaganda y en sus comunicados de prensa, utilizó el esperanto. Dos emisoras de radio valencianas, una socialista y otra comunista, emitieron en esperanto durante la guerra civil. Después de la guerra el esperanto renació en España de nuevo. En el estado español la labor de los esperantistas en la acogida de niños de familias muy perjudicadas por el conflicto, fue muy apreciada.
Al principio, la Unión Soviética apoyó el esperanto, pero en 1937 Iósif Stalin lo prohibió por considerarlo vehículo del espionaje. El ejército de los Estados Unidos utilizó el esperanto como medio de comunicación oral y escrita durante la guerra fría.
En la actualidad la Asociación Universal de Esperanto tiene relaciones con la ONU, la UNESCO, UNICEF, el Consejo de Europa, la Organización de Estados americanos, etc. El esperanto ha sido usado como medio de comunicación en actas, boletines y revistas para congresos internacionales de todo tipo de disciplinas, como la cibernética. Lo usaron y lo siguen usando Asociaciones religiosas de todos los credos. El esperanto se cursa en numerosas universidades.
En la actualidad hay esperantistas, agrupaciones de esperantistas y publicaciones en esperanto (libros, revistas, actas) en todas partes del mundo (incluidos los países africanos y asiáticos). Se celebran anualmente congresos internacionales de esperanto, existen Asociaciones internacionales de esperanto, revistas y más de un centenar de periódicos. Las principales obras de todas las literaturas han sido traducidas al esperanto.
Umberto Eco cita entre los defensores ilustres del esperanto a los lingüistas Baudoin de Courtenay y Otto Jespersen, a matemáticos como Giuseppe Peano (que, por cierto era también autor de una LIA, que era el latín simplificado), y Bertrand Russell, y filósofos como Rudolf Carnap.
El esperanto tiene un alfabeto de 28 letras correspondientes a 28 sonidos, y muchas palabras de este idioma se han creado para que puedan ser comprendidas por los hablantes de muchas lenguas.
El problema de las variantes del idioma que van apareciendo continuamente, como por ejemplo el Ido, se resuelve con la creación de una academia de la lengua que vigile por su actualización y su universalidad, igual que se ha hecho con las principales lenguas naturales. Por cierto, estoy seguro de que todos esperamos del futuro que estas academias se pongan de acuerdo para simplificar y regularizar de una vez todas y cada una de las lenguas naturales. Cuando se dice esto, los profesores de lenguas se escandalizan, se ponen las manos a la cabeza, gesticulan, saltan y braman, pero no pasa nada. El Quijote seguirá valorándose y entendiéndose, aunque la lengua castellana haya sido pulida y haya pasado los filtros depurativos y su razonable pasteurización.
Los idiomas están hechos para la comunicación y deberían facilitarla y no entorpecerla. El estudio de los idiomas debería ser fácil. No debería haber irregularidades y excepciones en sus reglas. La pronunciación debería aproximarse al máximo a su escritura evitando la necesidad del deletreo. Así se quitaría una de las múltiples causas de fracaso escolar. [24] Las convenciones arbitrarias absurdas de las lenguas naturales en las que una misma letra debe pronunciarse de modo distinto según cuales sean las letras que la rodean o según sea su posición (en medio o al final de la palabra) deberían suprimirse tras un estudio largo y sereno llevado a cabo por académicos. ¡Ya está bien de tonterías! Todas las lenguas deberían usar el alfabeto fonético internacional, que ya existe desde hace muchos años, y que usan algunas personas (como los Papas católicos en ciertas ocasiones). Y no hay que tener miedo de eliminar la hache, que es el colmo de la insensatez humana: escribir letras que no se pronuncian, con el único objetivo de suspender a los alumnos que caen en las trampas de la lengua, y de distinguir a los cultos de los ignorantes. En el futuro todo esto será objeto de hilaridad, digna de una comedia. Y lo mismo digo de escribir «anduve» en lugar de «andé» y muchas otras cosas que merecerían todo un libro. Hay un chiste de la antigua revista «La Codorniz» en la que están dibujados una sierra, una lima, alicates y otras herramientas, con una leyenda que decía: «instrumentos que utiliza la Real academia española para pulir la palabra butifarra». Lo triste del caso es que esta palabra no necesita pulirse en absoluto. Ya está bien como está, aunque a algunos les suene mal. En cambio hay muchas otras palabras que requieren todos los instrumentos dibujados en aquel chiste e incluso más, y esto lo digo para todas las lenguas.
Actualmente ha surgido en todo el mundo la polémica sobre la prioridad de los géneros en los plurales (de colectividades mixtas masculinas y femeninas). El esperanto ya tenía solucionado este problema. En esta lengua, «ni» significa tanto nosotros como nosotras. «Vi» (vosotros y vosotras); «ili» (ellos y ellas). Los plurales de colectividades mixtas se forman con el prefijo «ge» y el sufijo «j». Por ejemplo «viro» significa varón y «virino», mujer. «Viroj» son los varones y «virinoj» son las mujeres, pero «geviroj» sirve para denominar al plural colectivo de hombres y mujeres. De la misma manera «gefratoj» denomina al plural relativo a hermanos y hermanas; «gepatroj» denomina al colectivo de padres y madres; «gesinjoroj» significa señoras y señores. «geamikoj» significa amigos y amigas Los adjetivos no tienen género, por lo tanto hay una sola palabra para poderosos y poderosas, que es «multpovaj», y también una sola palabra para hermosos y hermosas : «belaj». Para todos y todas tenemos «ciuj». Una solución análoga a la del esperanto para los plurales mixtos debería adoptarse en todas las lenguas naturales. Por ejemplo en castellano, en lugar de decir: «nosotros y nosotras» podríamos decir «nosotri», reservando el «nosotros» para el plural masculino y el «nosotras» para el femenino, como hacen en esperanto.[25]
Una comisión internacional de expertos en lingüística, filología, filosofía de la gramática, cibernética, política lingüística, etc. deberá reunirse periódicamente durante varios años para decidir cómo debe ser la LIA para nuestro futuro (ya sea el esperanto u otra conocida, o bien una nueva por construir entre todos). Todos los ciudadanos del mundo deberíamos conocer las actas de las sesiones y deberíamos ser oídos por esta comisión, para aportar nuestros puntos de vista. Si el trabajo es intenso, con la ayuda de los ordenadores y con una buena organización, la LIA del futuro podría estar lista en unos pocos años.
La historia de los intentos y propuestas de diversas LIAS, desde las de Ramón Llull, pasando por Leibniz, el obispo John Wilkins (1668), J. de Maimieux (1797), Jean Sudre (1866), J. Damm, Baranowki, Thiemer, Melvil Dewey, Johann Martin Schleyer (párroco de Baden, que en 1880 creó el Volapük), Lázaro Luis Zamenhof (médico polaco creador del Esperanto en 1887), Von Wahl (creador del «occidental» en 1922), Jespersen (creador del «Novial» en 1928), la Asociación (IALA) (creadora de la «Interlingua» en 1924), etc.[26] nos indica que ésta es una de las grandes intuiciones de la humanidad, que tiene que llegar a buen término. Muchas publicaciones científicas resumen sus artículos en esperanto. Para la ciencia, una buena lengua internacional ampliada con suficientes términos técnicos, es absolutamente imprescindible. Nadie se ha dado cuenta de los muchos errores cometidos en ciencia debidos a la lectura incorrecta de artículos en inglés, o a las malas traducciones. Leer en inglés requiere un esfuerzo suplementario incluso para los que han conseguido buenas notas en este idioma en el bachillerato, y si alguien lo duda, no tiene más que revisar la bibliografía de los trabajos que realizan los alumnos de esta etapa. Leer en el idioma internacional del futuro ha de ser más fácil que hacerlo en el lenguaje materno.