Capítulo I

Bienvenidos al baile

El descubrimiento de nuevas tecnologías y los años de experiencia en la cinematografía analógica y digital han dado lugar a una nueva era para el narrador audiovisual. Ahora el director, el realizador y el director de fotografía tienen una nueva herramienta para mover la cámara, y, por consiguiente, una nueva tecnología que aprender, tanto ellos como los nuevos operadores de cámara que quieran especializarse y avanzar en su manejo como garantía de futuro.

Nunca había existido tal variedad de sistemas y soportes para mover una cámara como la que encontramos hoy en día, y con unos precios tan competitivos, que hacen de ellas herramientas cada vez más utilizadas. Incluso para pequeñas producciones, los fabricantes ofrecen modelos de bajo precio para incluir una cabeza caliente en el equipo de cámara. Existe una gran demanda no solo proveniente del gran consumidor profesional, sino del pequeño consumidor que emerge con su pequeña empresa audiovisual.

Dollies mecanizadas, grúas telescópicas, cabezas de tres ejes, sistemas estabilizados en sistemas por cable sencillos, minicabezas calientes para cámaras lápiz con calidad de alta definición… Incluso utilizar planos de una cámara estabilizada y con control remoto en un dron es algo que empieza a verse en producciones de bajo presupuesto.

Los realizadores ya no piensan solo en utilizar un travelling, una grúa convencional con operador o una resolutiva steadicam para el movimiento especial de su cámara. Las cabezas calientes y todos sus soportes están introduciéndose poco a poco en todas las producciones audiovisuales hasta convertirse en un elemento diferencial, ya casi obligatorio para ofrecer un producto visual más acorde a nuestro tiempo.

Tal y como pasó en su día con otros sistemas o soportes, las cámaras operadas de forma remota adquieren un lugar privilegiado en el actual mercado audiovisual.

A su vez, las cabezas calientes han revolucionado los soportes destinados a ellas, y en especial el mundo paralelo de las grúas.

Las cabezas calientes establecieron un gran avance desde sus inicios al eliminar las figuras del operador de cámara y del foquista montados en la grúa, con lo que todo ello significó tanto para los movimientos de cámara en sí mismos, más rápidos y fluidos, como para reducir la necesidad de espacio para moverse, para que el director pudiera visionar en la distancia lo que realmente rodaba, o para contar con un rodaje más seguro si lo que se buscaba eran alturas de brazo de grúa peligrosas o planos por fuera del límite de un acantilado, fosa o precipicio.

Cuando se resolvió el manejo de cámaras cinematográficas pesadas con cabezas fluidas de manivelas, se puso también la primera piedra para el desarrollo de su control y el futuro de la cabeza caliente.

Innovaciones como la Louma, la grúa ligera con control remoto de cámara a manivelas de los franceses Jean-Marie Lavalou, Alan Masseron1 y su compañero inglés David Samuelson, a mediados de los años setenta, marcaron un antes y un después para operadores y directores hasta el día de hoy.

En 1976, en un festival de jazz de la Riviera francesa, Andy Romanoff se encontró con la primera grúa Louma en acción. Viendo las posibilidades de la cabeza por control remoto, comprendió que la narrativa audiovisual de la cinematografía iba a cambiar para siempre.

La Louma se convertiría con el tiempo en el sistema pionero del progreso de la cabeza caliente, por obra, en primer lugar, de Andy Romanoff, quien, junto con su compañero Bobby Vee y su mentor David Samuelson, la introdujo en Norteamérica, y después gracias a su uso por parte de grandes directores de Hollywood y su progresivo asentamiento hasta llegar a los rodajes actuales.

Grandes directores de los años setenta, como Steven Spielberg en 1941,2 película de 1979, Roman Polanski en El quimérico inquilino,3 de 1976, Richard Donner en Superman,4 de 1978 y Lewis Gilbert en Moonraker,5 de 1979, fueron los primeros en experimentar la nueva forma de mover la cámara con la Louma y la validaron con su uso.

«Estoy realmente sorprendido por su versatilidad y cómo puedo llegar a donde ninguna cámara u operador podía llegar antes. Había planeado originalmente utilizarla solo para los planos de la simulación de la maqueta en vuelo y en el gran número de baile… Pero cuando llegó…, pensé: Eh, ¡está genial!, puedo rodar un primer plano y con solo girar el brazo alrededor hacer un plano de escorzo sin mover el carro, sin ajustar el trípode, sin grandes cambios», declaraba Spielberg sobre el rodaje de 1941.6

Su reconocimiento posterior como primera grúa con cabeza caliente con el premio a la innovación técnica de la SOC7 en 1995, y treinta años más tarde con el prestigioso Oscar al mérito técnico de la Academia, en 2005, lo confirman como un momento decisivo para la narración audiovisual.

Su permanencia en las producciones y los posteriores perfeccionamientos del control remoto evidenciaron el claro avance tecnológico, por la mejora de la calidad y la obtención sencilla y rápida de planos que antes habrían sido imposibles.

Actualmente no hay producción cinematográfica o televisiva de alto rango que no cuente con una cabeza caliente en sus rodajes, por la calidad de los resultados, las tomas obtenidas y la versatilidad en los tiempos de producción.

Figura 1. Patente de posicionador remoto de cámara que explica el manejo
a distancia de esta al acoplarse a una grúa

Fot1.tif

La aparición de cabezas estabilizadas es otro hito en los rodajes de acción y aventuras. La utilización de grúas montadas en vehículos es la punta de lanza de muchas compañías y un ingrediente ya habitual en todos los blockbusters.8

Poder llenar un palco de teatro con cámaras robotizadas de pequeño tamaño y gran calidad de imagen y movimiento sustituye a los trípodes y al operador físico con gran discreción y efectividad.

El puesto que han conquistado en el mundo del deporte es hoy indiscutible, bien sea en los universales Juegos Olímpicos, en campeonatos internacionales, en Copas del Mundo o en certámenes nacionales o regionales. No existe ya una prueba de velocidad de los cien metros sin su camrail y cabeza caliente estabilizada siguiendo un plano medio a la velocidad del corredor en cabeza, ni faltan una toma giroestabilizada desde un helicóptero en la maratón o en una prueba de ciclismo, una grúa extensible por el paso de meta, una Polecam detrás de una portería o una canasta, o una cabeza caliente sobrevolando en tres dimensiones del espacio las finales más importantes del mundo.

¿Y qué decir de su introducción en el mundo de la música? El tercer eje con grúas telescópicas o en un camrail adquiere protagonismo en los mejores escenarios. Planos cenitales desde un truss de luces, un travelling de músico a músico, un vuelo por el público para acabar en el solo del guitarrista y un largo etcétera: las cámaras vuelan al ritmo de la música.

La cabeza caliente, en continuo desarrollo al igual que todas las tecnologías audiovisuales, será el soporte del futuro como ya lo es del presente.

Esa es la razón de que nos atrevamos a estudiarla y definirla por primera vez en estas páginas, que esperamos que sean una pequeña aportación a su reconocimiento y mejora.

Este libro pretende ser un compendio de la cabeza caliente tanto para el operador que se haya enfrentado a ella como para el que se inicia por primera vez, para el estudiante audiovisual o para el curioso avanzado.

Nos adentraremos en el fantástico mundo del plano con movimiento en tres dimensiones y saborearemos el placer de poder obtener planos increíbles tras una buena coordinación del trabajo en equipo.

Perderemos el miedo y podremos afrontar nuestra primera toma de contacto armados con una sólida base teórica y técnica.

Así, con el tiempo y la experiencia, el lector podrá disfrutar de la emoción del vuelo de una cabeza caliente en su máximo aprovechamiento.

La planificación de cámara ya no tiene límites. El narrador audiovisual encontrará en la cabeza caliente el aliado perfecto para expresarse, porque ahora ya no existen metas inalcanzables.

Bienvenidos al mundo de la cabeza caliente, un gran paso adelante en el movimiento de cámara.

1 El nombre Louma se acuñó a partir de los apellidos de los inventores de la grúa, LavaLOU y MAsseron.

2 1941: dir., Steven Spielberg; dir. fot., William A. Fraker; Universal Pictures, Columbia Pictures Corporation, A-Team; 1979.

3 Le locataire (El quimérico inquilino): dir., Roman Polansk; dir. fot., Sven Nykvist; Marianne Productions; 1977.

4 Superman: dir., Richard Donner; dir. fot., Geoffrey Unsworth; Dovemead Films, Film Exports A.G. e International Film Production; 1978.

5 Moonraker (007. Misión espacial en México): dir., Lewis Gilbert; dir. fot., Jean Tournier; Les Productions Artistes Associés y Eon Productions; 1979.

6 «Photographing 1941». American Cinematographer. (Diciembre 1979, pág. 1208); «Introducing the Louma crane». (Ibidem, pág. 1226).

7 SOC, siglas de la Society of Camera Operators (Asociación de Operadores de Cámara), asociación profesional con sede en Burbank (California, Estados Unidos).

8 Películas de alto presupuesto de producción y publicidad pensadas para atraer al gran público, con grandes estrellas en el reparto y fuertes niveles de efectos especiales.