PREGUNTA 1

¿Qué es la inteligencia emocional?

TEST:

1. La expresión inteligencia emocional es aceptada actualmente en el ámbito científico. (Verdadero / Falso)

2. La inteligencia humana gira básicamente sobre dos ejes: la capacidad lógico-matemática y la capacidad lingüística. (Verdadero / Falso)

3. El concepto inteligencia emocional fue creado por Peter Salovey y John Mayer. (Verdadero / Falso)

Hace cuarenta años muy poca gente habría entendido qué relación había entre inteligencia y emociones. Y prácticamente ningún psicólogo o científico habría estudiado los dos temas juntos. Por un lado se analizaba y estudiaba el concepto de inteligencia (de hecho, desde finales del siglo XIX y especialmente las primeras décadas del siglo XX) y, por el otro, el concepto de emociones. En realidad, las emociones no se estudiaban con mucho interés, porque eran difíciles de concretar y conocer, y porque eran más propias de la literatura, la música o el arte que de la psicología científica. En la actualidad, la expresión inteligencia emocional es ya un concepto de uso habitual. Para aclarar bien su significado, analizaremos por separado las palabras inteligencia y emocional.

INTELIGENCIA

La inteligencia es una habilidad que, aplicada a los seres humanos, se define como la capacidad de resolver problemas nuevos. Esta habilidad se fundamenta en la capacidad de asociar varios fenómenos aislados y encontrar un nexo enfocado a resolver un problema. Por ejemplo, nuestros antepasados habían visto muchas veces fragmentos de huesos y piedras puntiagudas y, al mismo tiempo, cortes en los animales o las personas. El acto inteligente fue asociar la piedra afilada con la posibilidad de hacer un corte. Y de aquí nacieron los primeros cuchillos y las consecuencias siguientes en el desarrollo humano.

Los actos inteligentes son diferentes de las conductas automáticas y hereditarias. La mayoría de seres vivos actúa sólo siguiendo las conductas instintivas, heredadas genéticamente y por eso repiten siempre los mismos hábitos. Y, cuando cambia el entorno, no saben adaptarse porque no son inteligentes, o sea, no saben resolver problemas nuevos. Algunos animales, como los mamíferos, son capaces de realizar actos inteligentes, asociando dos fenómenos y resolviendo problemas. Por ejemplo, un chimpancé es capaz de utilizar un tronco para hacer caer un plátano. De todas maneras, la inteligencia de los animales tiene un límite: el lenguaje articulado. Gracias al lenguaje y a la memoria los humanos tenemos una gran capacidad para hacer asociaciones y, de este modo, para ser más inteligentes que otros animales.

La psicología clásica definía y medía la inteligencia alrededor de dos grandes habilidades: la capacidad lógico-matemática y la capacidad lingüística. Y por eso los primeros test de inteligencia constaban básicamente de pruebas de lenguaje y pruebas de razonamiento matemático y lógico. Esta visión era limitada porque la inteligencia humana es mucho más amplia y definirla sólo como una capacidad lógica y lingüística es una visión reduccionista.

El psicólogo Howard Gardner propone una visión más profunda y desarrolla una teoría en la cual define la inteligencia humana en siete dimensiones.1 Estas inteligencias son:

a) Inteligencia lógico-matemática. Habilidad para usar el razonamiento.

b) Inteligencia lingüística. Habilidad para entender y usar las palabras.

c) Inteligencia visual-espacial. Capacidad de reconocimiento y reproducción de formas geométricas y de orientación en el espacio.

d) Inteligencia interpersonal. Habilidad para comprender los estados de ánimo de las personas que nos rodean y la capacidad de modelarlos.

e) Inteligencia intrapersonal. Habilidad para conocer y entender los propios sentimientos y emociones, y para usarlos como guía de nuestro comportamiento.

f) Inteligencia físico-cenestésica. Habilidad para realizar movimientos físicos con gracia y precisión.

g) Inteligencia musical. Habilidad para reconocer, reproducir y componer melodías musicales.

De estas siete dimensiones de la inteligencia, destacan dos que van estrechamente ligadas al concepto de inteligencia emocional: la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal. Es decir, la inteligencia que nos permite distinguir estados de ánimo, motivaciones, temperamento de los otros, y el autoconocimiento, o sea, el acceso a la propia vida emocional, a los sentimientos, a aprender a discriminarlos y a utilizarlos como elementos para orientar la conducta.

La inteligencia tiene un fundamento fisiológico: el córtex o corteza cerebral, la estructura más evolucionada del encéfalo que ostenta la máxima jerarquía en lo que se refiere a la conducta humana. Dentro del córtex, es la zona del neocórtex la que específicamente gestiona la actividad inteligente. Las neuronas del córtex y sus sinapsis son responsables de los actos voluntarios, de las decisiones, del lenguaje, de la memoria y de las conductas inteligentes, fundamentadas en el razonamiento y la lógica. También el córtex es inteligente creando textos, imaginando formas, componiendo melodías o moviéndose en el espacio, las otras inteligencias de Gardner.

Además, la inteligencia humana tiene un fundamento genético (las personas tienen diferentes grados y tipos de inteligencia) y al mismo tiempo es fruto de un aprendizaje, de un proceso educativo que es acumulativo dentro de una cultura. Es evidente que vamos madurando, perfilando y enriqueciendo nuestras capacidades intelectuales con las experiencias vitales, la educación y el propio genio individual fruto de nuestra herencia.

EMOCIÓN

Las emociones son respuestas complejas de nuestro organismo ante estímulos exteriores. Estas respuestas se manifiestan de forma física (sudar, enrojecer, tener palpitaciones, llorar…) y de forma conductual (ponerse a correr, chillar, abrazarse a alguien…). Las respuestas emocionales más conocidas son el miedo, la tristeza, la alegría, el disgusto, la sorpresa, la vergüenza, la rabia… Al igual que sucede con la inteligencia, el centro de regulación de las respuestas emocionales es el córtex y específicamente el neocórtex. Las personas tienen una percepción más o menos clara de cuándo experimentan una emoción. En las siguientes preguntas de este libro se responden de manera detallada las características de las emociones, su funcionamiento, el número de emociones… Daremos por supuesto que cualquier persona tiene un concepto más o menos preciso de lo que representa una emoción. De momento ya tenemos suficiente información para comprender el concepto de inteligencia emocional.

Tradicionalmente, el estudio de las emociones quedaba reservado al ámbito filosófico. Hasta muy entrado el siglo XX no se empiezan a estudiar de manera científica las emociones. La psicología conductista, en sus inicios, no lo consideró porque era muy difícil definir unos patrones de observación totalmente objetivos y en general el discurso sobre las emociones quedaba relegado al ámbito de la sensación o experiencia individual. El psicoanálisis tampoco estudió de manera sistemática las emociones, que definía como afectos, y únicamente se dedicó a analizar en profundidad la ansiedad.

La psicología cognitiva, a partir de 1960, se interesó de manera sistemática por las emociones. Sobre todo, estudió de qué manera conocía y evaluaba la persona sus emociones. Este nuevo interés es paralelo a los descubrimientos de las décadas de 1940 y 1950 sobre los procesos fisiológicos de las emociones. Estos estudios han demostrado los cambios fisiológicos y bioquímicos que se producen con las emociones y desde este punto de vista se ha podido analizar de manera objetiva el concepto de emoción. Por otro lado, la psicología evolutiva ha reflexionado sobre el proceso de evolución de las emociones y sus características genéticas. A pesar del uso más habitual del concepto de emoción por parte de los psicólogos, todavía no hay un acuerdo claro entre los especialistas en relación a los tipos de emociones y sus clasificaciones. También se discute sobre el número de emociones básicas y sobre la influencia cultural y educativa en la conducta emocional. De todos modos, hay un acuerdo sobre su existencia y es un concepto operativo y totalmente integrado, tanto en el ámbito psicológico como en el de la fisiología.

INTELIGENCIA EMOCIONAL

El concepto inteligencia emocional fue creado por Peter Salovey y John D. Mayer en 1990, a pesar de que en 1988 ya citan esta expresión en un artículo sobre el tema.2 Estos psicólogos forman parte de la corriente crítica contra el concepto tradicional de considerar la inteligencia sólo desde el punto de vista lógico-matemático y lingüístico, que valora la inteligencia únicamente desde la óptica del coeficiente de inteligencia (CI). El punto de vista de Salovey y Mayer está relacionado con la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner que hemos comentado anteriormente. En concreto, Salovey y Mayer definen la inteligencia emocional en cinco competencias principales:

a) Conocimiento de las propias emociones.

b) Capacidad de controlar las emociones.

c) Capacidad de automotivarse.

d) Capacidad de reconocimiento de las emociones de los demás.

e) Control de las relaciones.

Posteriormente, en 1995, Daniel Goleman popularizó y divulgó las aportaciones de Salovey y Mayer en un libro que se convirtió en un bestseller que puso de moda la expresión inteligencia emocional.3 Desde entonces, la comunidad científica y psicólogos y pedagogos han ido discutiendo y acotando el significado del concepto. El objetivo es ponerse de acuerdo en su significado, de qué manera se puede medir y cómo puede aplicarse en los procesos terapéuticos de los psicólogos clínicos y en los procesos de aprendizaje de los pedagogos, así como en el propio conocimiento del funcionamiento de la conducta humana. O sea, se intenta crear un concepto científico operativo. La juventud de la expresión (nacida en 1988) hace que todavía no haya un acuerdo preciso sobre qué es la inteligencia emocional. Este hecho ha provocado muchas definiciones sin fundamento científico y un tipo de aureola y creencia de que la inteligencia emocional es la clave para entender y resolver los problemas psicológicos.

La definición que propongo es un resumen de las diversas definiciones y teorías sobre la inteligencia emocional, tomando aquello que tienen en común y añadiendo mi punto de vista, fruto del trabajo de reflexión de los últimos años. La inteligencia emocional consiste en procesar de manera racional las respuestas emocionales, en crear un diálogo entre la inteligencia y la emoción. Este diálogo entre razón y emoción no implica actuar lógica y fríamente, ni tampoco hacerlo de manera visceral y apasionada. La inteligencia emocional dará una respuesta emocional adecuada según el contexto, después de un análisis racional. Una persona inteligente emocionalmente tendrá la capacidad de adecuar y regular su respuesta, teniendo en cuenta su propio bien y el bien de los otros, o sea, utilizando la racionalidad. Un buen conocimiento de uno mismo o bien una actitud flexible nos permiten actuar de forma que no nos perjudicamos ni perjudicamos a los demás. Si, por ejemplo, nos encontramos ante una situación que afecta a nuestra seguridad, la respuesta inteligente emocionalmente será evaluar las diversas alternativas, analizar qué grado de miedo, ansiedad o pánico nos producen y actuar de acuerdo con este análisis. Hemos realizado un diálogo entre emoción y razón que nos ha beneficiado.

El concepto de inteligencia emocional implica que es una capacidad que se puede educar, cambiar, desarrollar y mejorar, como las otras habilidades intelectuales. Al mismo tiempo, nos permite liberarnos de la creencia de que ante las emociones («las pasiones», que decían los clásicos) no se puede hacer nada, es decir, que los seres humanos somos víctimas de nuestras emociones. Al relacionar inteligencia con emoción, la conducta humana aumenta su grado de autonomía y se orienta hacia su bienestar.

Las habilidades o competencias propias de la inteligencia emocional varían según los autores. De manera sintética se pueden distinguir, tal como hacen Antonio y Consol Vallés,4 las siguientes competencias, separadas en dos bloques: las competencias personales y las competencias sociales. Estos dos bloques equivaldrían a la inteligencia intrapersonal y a la interpersonal de Gardner.

De acuerdo con esta división de Antonio y Consol Vallés, las competencias personales (inteligencia intrapersonal según el modelo de Gardner) son las siguientes:

a) Conocimiento de uno mismo: reconocer los estados emocionales propios, los diálogos internos, los cambios de humor, los pensamientos distorsionados…

b) Capacidad de gestionar y regular las emociones: relajarse en estados de tensión, asociar las señales fisiológicas con las emociones vividas, adaptar la respuesta emocional adecuada al contexto…

c) Motivación: hacer que las emociones nos ayuden a conseguir nuestros objetivos y buscar la satisfacción al hacerlo.

d) La autoconsciencia: tener la capacidad para entender nuestras emociones, nuestras potencialidades y debilidades, para elaborar autoevaluaciones con la máxima objetividad, comprender la frustración…

Las competencias sociales (inteligencia interpersonal, según el modelo de Gardner) son las siguientes:

a) Empatía y conocimiento de las emociones de los otros y de sus respuestas para actuar de manera adecuada. La empatía implica captar el estado emocional del otro, crear confianza, acompañar, hacer de mediador y relajar situaciones de crisis emocional.

b) Resolución de conflictos en las relaciones con los demás. Esto implica la capacidad de regular las emociones de los demás y reaccionar de forma que ayude a resolver problemas.

c) Habilidades sociales en las relaciones con los demás. Los indicadores de estas habilidades son ayudar a los demás a regular sus emociones, la empatía, la comunicación, la flexibilidad y la adaptación.

En cierto modo, todas las habilidades y competencias que se definen bajo las palabras inteligencia emocional ya habían sido definidas por la psicología anteriormente. La novedad del concepto consiste en unificar y sintetizar conceptos teóricos dispersos y que no se habían relacionado directamente. Al mismo tiempo, el nuevo concepto ha puesto en primer plano el estudio de las emociones relacionadas con la racionalidad y ha conseguido unir dos mundos (razón y emoción) que, tradicionalmente, estaban muy lejanos en el campo de las ciencias de la conducta.

SOLUCIÓN AL TEST:

1. Verdadero.

2. Falso.

3. Verdadero.