El microbio no es nada,
el terreno lo es todo.
CLAUDE BERNARD
La anterior cita nos recuerda una de las leyes de la naturopatía que afirma que la enfermedad (el microbio) no tiene condiciones para desarrollarse en un organismo (el terreno) vital y en buena forma. Por lo tanto, para garantizar el mantenimiento del equilibrio funcional de nuestro organismo, tenemos a nuestro alcance una serie de prácticas saludables como, por ejemplo, una dieta adecuada, el mantenimiento de un sistema de defensa activo, el ejercicio físico, un sueño reparador, el contacto con la naturaleza y la creatividad mental. A fin de cuentas, la clave para una vida saludable está en la prevención.
Lamentablemente, a veces el organismo sufre pérdidas de vitalidad dando pie al desarrollo de patologías. En esas ocasiones, los remedios naturales vienen en nuestro auxilio para estimular y reforzar los mecanismos de cura. En este sentido, el campo de las terapias naturales cuenta con una amplia gama de disciplinas que nos apoyan en el proceso de recuperación, como la dietoterapia (terapia mediante una dieta equilibrada), la fitoterapia y aromaterapia (terapia con plantas y aceites esenciales), las esencias florales de Bach (terapia emocional con esencias de flores), la hidroterapia y geoterapia (terapia mediante el agua y elementos de la tierra como la arcilla), la homeopatía y las sales de Schüssler (terapia con remedios diluidos), los masajes y la reflexología podal, la acupuntura, la osteopatía, etcétera.
Los pediatras evitan cada vez más prescribir indiscriminadamente medicamentos farmacéuticos de síntesis debido a sus reconocidos efectos adversos, como es el caso de los antibióticos o los antihistamínicos. Sin embargo, no debemos dejar a los niños indefensos, puesto que podemos encontrar la ayuda que necesitan en tratamientos más simples y naturales. De hecho, cuando se administran precozmente y de forma correcta, los remedios naturales pueden contribuir a restablecer el equilibrio del organismo de una forma segura y rápida.
Para comprender el proceso de curación, debemos tener en cuenta que la recuperación de una persona depende de su energía vital y, en este aspecto, los niños tienen todo a su favor gracias a su gran vitalidad y capacidad de reacción. Como apoyo tenemos actualmente un floreciente mercado de suplementos naturales de línea infantil y júnior, disponibles en herboristerías y tiendas dietéticas, así como en ciertas parafarmacias y farmacias.
Siempre que se utilicen correctamente, los remedios naturales presentan diversas ventajas como:
• menor probabilidad de efectos colaterales que los medicamentos farmacéuticos de síntesis;
• no intoxican el organismo;
• no causan problemas de resistencia a patógenos;
• al ser naturales, los productos de eliminación no contaminan el medioambiente;
• siguen un modelo holístico, es decir, tienen en cuenta la totalidad del individuo en el plano mental, emocional y físico. «Tratamos enfermos, no enfermedades» es el lema. De hecho, nunca está de más recordar la definición de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS): «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
En los casos en que la energía vital se encuentra demasiado debilitada y es necesario recurrir a medicamentos farmacéuticos, hay que tener en cuenta que los remedios naturales, cuando se administran correctamente, pueden apoyar y complementar el tratamiento médico. Sin embargo, se aconseja la consulta a un terapeuta especializado para evitar posibles problemas de interacción medicamentosa. Además, en caso de dudas, si su hijo toma cualquier clase de medicamento o sufre alguna enfermedad crónica, debe consultar a su profesional de la salud antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento natural.
La sección siguiente expone los fundamentos de las terapias referidas en esta obra y su lectura es imprescindible para el uso correcto de los tratamientos recomendados.
La curación por medio de las plantas es una práctica milenaria que forma parte de la historia de la humanidad. De hecho, el estudio y la aplicación de remedios a base de plantas constituían el fundamento del sistema de salud. Actualmente la investigación científica contribuye a complementar el conocimiento tradicional de las propiedades de la flora medicinal, lo cual hace que su uso sea más seguro y eficaz.
Las plantas medicinales pueden prepararse de diferentes maneras, desde una simple infusión o tintura (herbalismo) hasta el uso de aceites esenciales (aromaterapia). Estas diferentes preparaciones permiten extraer los diversos principios activos de cada planta, es decir, las sustancias responsables de sus propiedades curativas.
Hay que tener en cuenta que las plantas medicinales deben adquirirse en establecimientos de venta acreditados. Conviene dar preferencia a los productos biológicos, ya que estos son más puros (libres de residuos de pesticidas o fertilizantes químicos, entre otros), lo cual reduce la probabilidad de causar reacciones alérgicas, además de que su producción implica un impacto ambiental menor.
Las infusiones y decocciones son formas de extracción acuosa en las que la planta se pone en contacto con agua hirviendo.
Obsérvese que el té corresponde a una infusión de la planta de té. De hecho, hoy en día podemos adquirir la planta de té en diferentes formas, como té verde, té negro, té blanco o té rojo. Así, cuando nos referimos a un té de camomila, deberíamos decir con más propiedad una infusión de camomila, y aplicar la denominación de té solamente cuando hacemos una infusión de la planta de té.
Para preparar infusiones: verter agua hirviendo sobre la planta o parte de ella, tapar el recipiente (una tetera, por ejemplo), dejar la preparación en reposo (infusión) entre 5 y 10 minutos y colar. Las infusiones se utilizan con las partes más blandas de las plantas, como las hojas y las flores. Las decocciones se emplean con las partes más duras de la planta, como la raíz, el rizoma, la corteza o las semillas. En este caso, la planta se coloca en un recipiente con agua, se calienta hasta la ebullición, se hierve a fuego lento (decocción) durante el tiempo recomendado (entre 5 y 15 minutos), se deja a continuación en reposo entre 10 y 15 minutos y se cuela.
Para simplificar, a lo largo de esta guía solo se hace referencia a las infusiones. De este modo, dependiendo de la dureza de la parte de la planta en cuestión, el lector tendrá que evaluar si su modo de preparación corresponde a una infusión o a una decocción. No se deben emplear recipientes de aluminio para estos preparados debido a los reconocidos problemas de contaminación que presenta este metal.
En la preparación de infusiones y decocciones se usa en general una cuchara sopera de planta seca por cada medio litro de agua. En caso de usarse la planta fresca, esta cantidad debe ser dos o tres veces mayor que la cantidad de planta seca. Para los niños, los preparados pueden endulzarse con un poco de miel, preferentemente biológica, con el fin de facilitar la toma. No se deben olvidar las recomendaciones del calendario de alimentación en relación con la miel y los azúcares. Vea más adelante las recomendaciones sobre las dosis de infusión que se deben administrar a los niños.
En las tinturas, los principios activos de las plantas se extraen mediante una solución hidroalcohólica. De este modo se obtienen soluciones más concentradas que las infusiones o decocciones, y con un periodo de caducidad más amplio. Existen en el mercado tinturas que usan glicerina en su composición en vez de alcohol, lo que las hace más indicadas para niños. Los extractos de plantas, tanto fluidos como secos, son soluciones más concentradas que las tinturas. Se venden diversos extractos en forma de ampollas.
La tintura se puede diluir en un poco de agua, en agua con miel o en zumo de fruta. Para evaporar el alcohol de las tinturas hidroalcohólicas, vierta la cantidad que vaya a usar en una taza de café con agua caliente y espere cinco minutos. En algunos casos puede formarse un precipitado debido a los constituyentes resinosos de la planta.
La mayoría de los productos en el mercado ya contiene la posología diferenciada entre adultos y niños. En caso de no haber indicación (como sucede con las infusiones), y siempre que los productos puedan tomarlos los niños, existen reglas y proporciones que nos permiten saber cuál es la dosis correcta. La regla de Clark está entre las más usadas y permite el cálculo de la dosis basándose en el peso del niño. Así, para saber qué dosis hay que administrar, se divide el peso del niño (en kilogramos) por el peso estándar de un adulto (68 kg) y se multiplica el resultado por la dosis recomendada para un adulto.
Por ejemplo, ¿cuál es la cantidad de infusión (o tintura) que hay que administrar a un niño de 15 kg sabiendo que la dosis recomendada para un adulto es de una taza de té (o 30 gotas de tintura)? Para este cálculo tendremos en cuenta que una taza de té corresponde, por término medio, a 200 mililitros de líquido.
Dosis de niño (de infusión) = (15 kg / 68 kg) × 200 ml de infusión = 44 ml, que es la cantidad que debemos administrar al niño en cada toma.
Dosis de niño (de tintura) = (15 kg / 68 kg) × 30 gotas de tintura = 6 gotas, que es la cantidad que debemos administrar al niño en cada toma.
A partir de los 12 años ya se puede administrar la dosis de adulto, que en este caso serían 200 ml de infusión o 30 gotas de tintura.
También existen tablas orientativas que indican las dosis recomendadas para niños.
Por ejemplo, cuando la dosis de adulto corresponde a una taza de infusión, la dosis que hay que administrar es:
|
EDAD[4] |
DOSIS DE NIÑO |
|
< 2 años |
2-3 cucharaditas de té de infusión en cada toma |
|
2-4 años |
2 cucharadas soperas de infusión en cada toma |
|
5-7 años |
1/4 taza de infusión en cada toma |
|
8-12 años |
1/2 taza de infusión en cada toma |
|
> 12 años |
1 taza de infusión en cada toma (dosis de adulto) |
Cuando la dosis de adulto corresponde a 30 gotas de tintura:
|
EDAD[5] |
DOSIS |
|
< 12 meses |
3 gotas de tintura en cada toma |
|
12-18 meses |
4-7 gotas de tintura en cada toma |
|
18-24 meses |
8-10 gotas de tintura en cada toma |
|
2-4 años |
10-12 gotas de tintura en cada toma |
|
4-6 años |
12-15 gotas de tintura en cada toma |
|
6-9 años |
15-20 gotas de tintura en cada toma |
|
9-12 años |
20-25 gotas de tintura en cada toma |
|
> 12 años |
30 gotas de tintura en cada toma (dosis de adulto) |
En general, cuando en esta guía no se indiquen dosificaciones específicas, hay que tener en cuenta que la dosis de infusión recomendada para un adulto corresponde a 1 taza de café (200 ml) dos o tres veces al día. En cuanto a las tinturas, la dosis recomendada para un adulto se suele indicar en el producto y puede oscilar entre 20 y 30 gotas, dos o tres veces al día. Así, siempre que el producto sea apto para niños, estas dosis estándar se podrán aplicar siguiendo las reglas anteriormente expuestas para determinar la dosis infantil de acuerdo con su peso o edad.
Nota: Estas reglas no se aplican a todas las plantas o productos disponibles en el mercado, ya que algunos pueden ser demasiado concentrados para que los tomen los niños. A lo largo de esta guía se sugerirán plantas para cada problema. Los niños suelen admitir bien las plantas, pero, aun así, como sucede con cualquier otra sustancia, se pueden producir reacciones alérgicas. Para minimizar dichas reacciones, cuando emplee por primera vez una planta o complejo a base de plantas se recomienda usar solo una pequeña cantidad de producto y evaluar los resultados después de su administración. Si detecta alguna reacción como erupciones cutáneas, dolores de cabeza, problemas digestivos o dificultad respiratoria durante las 24 horas siguientes a la toma, interrumpa su consumo y busque otra alternativa. En caso de reacción alérgica grave, solicite atención médica inmediatamente. En caso de que no se registren reacciones adversas, puede aumentar la cantidad administrada de forma gradual hasta alcanzar la dosis recomendada. Además, tenga en cuenta que, en general, no se debe emplear la misma planta durante más de cuatro semanas. De este modo, y a menos que se diga lo contrario en esta guía o que su terapeuta así se lo indique, cambie de planta o de mezcla después de tres o cuatro semanas de uso.
Las plantas también se pueden usar en inhalaciones (hechas con vapor), baños (en los que se pueden mezclar preparados de plantas con el agua del baño), pomadas, jarabes, gargarismos, enjuagues, compresas, cremas, etcétera.
La aromaterapia se basa en el uso de aceites esenciales extraídos de plantas mediante una técnica de destilación por arrastre de vapor. Estos aceites aromáticos poseen infinidad de propiedades terapéuticas y son eficaces en la prevención y alivio de diversos problemas de salud. Hay que tener en cuenta que los aceites esenciales son productos muy concentrados que se deben usar con precaución. Por ejemplo, para producir 1 kg de aceite esencial de lavanda es necesario destilar 150 kg de planta fresca. Cada aceite posee un olor específico y determinadas propiedades curativas que lo caracterizan. Así, el aceite esencial de lavanda, que figura entre los más polivalentes, tiene propiedades analgésicas, anticonvulsivas, antidepresivas, antimicrobianas, antirreumáticas, antiespasmódicas, carminativas, colagogas, cicatrizantes, diuréticas, emenagogas, sedantes, tónicas, etcétera.
Los aceites esenciales se pueden usar para diversos fines como, por ejemplo:
• Masajes. Diluir unas gotas de aceite esencial en aceite vegetal vehicular —como aceite de oliva, de almendras dulces, de semilla de uva, de germen de trigo, de zanahoria, de rosa mosqueta, de sésamo, de hipérico o caléndula (consultar la tabla para saber las proporciones)— y usar esa mezcla para aplicar el masaje. Otra opción consiste en añadir unas gotas de aceite esencial a una crema base sin perfume, preferentemente de cosmética natural biológica, para obtener así una crema de masaje.
• Baños. Mezclar en un vaso una cucharada sopera de leche con unas gotas de aceite esencial (consultar las proporciones en la tabla que figura más adelante) y añadir al agua de baño trazando un 8 para obtener una mezcla bien homogénea. Opcionalmente, los aceites esenciales pueden mezclarse con un poco de gel de baño y añadirse al agua. Con el baño, el niño se beneficiará del aceite esencial por absorción a través de la piel, así como por inhalación del vapor de agua. El baño debe durar entre 10 y 15 minutos.
• Vaporización e inhalación. Existen varios procedimientos: añadir 2 gotas de aceites esenciales a un cuenco con 250 ml de agua hirviendo y colocarlo en la habitación del niño, siempre fuera de su alcance; para purificar el aire, mezclar 200 ml de agua tibia con 10 gotas de aceite esencial dentro de un vaporizador corriente (como los que se usan para vaporizar las plantas), agitar enérgicamente y vaporizar la casa apuntando bien hacia arriba y cuidando de evitar zonas en donde haya materiales delicados que se puedan dañar (como muebles de madera barnizados, por ejemplo); a partir de los 3 meses de edad se puede vaporizar la habitación del niño 10 minutos antes de la hora de acostarse; a partir de los 6 meses de edad se puede aplicar 1 gota de aceite esencial en un pañuelo y ponerlo debajo de la almohada, o entre la funda y la almohada, pero separado de la zona de los ojos; a partir de los 2 años de edad se puede poner 1 gota de aceite esencial en un pañuelo para que el niño lo inhale; consulte la sección «Baño de vapor facial: inhalaciones» para conocer más detalles sobre las inhalaciones de vapor. También existen diferentes tipos de difusores eléctricos y quemadores de aceites esenciales en el mercado; lea atentamente las instrucciones para su uso correcto. Utilice preferentemente los difusores en lugar de los quemadores, puesto que ciertos aceites esenciales se degradan por la acción del calor y pierden parte de sus propiedades terapéuticas.
• Compresas. En un recipiente con 250 ml de agua caliente añada entre 2 y 4 gotas de aceite esencial diluidas en un poco de leche, sumerja la compresa —un paño de algodón o lino— en el líquido durante un breve periodo, escurra la cantidad sobrante, aplíquela sobre la zona afectada y envuélvala con una toalla. Repita la operación cuando la compresa se enfríe o, de manera opcional, coloque una bolsa de agua caliente sobre la compresa para que se mantenga el calor (consulte la sección de «Hidroterapia-compresas» para ver más detalles). La compresa también se puede aplicar con agua fría. Emplee las compresas con niños mayores de 2 años.
La duración de un tratamiento con aceites esenciales depende de la pureza del aceite, de la capacidad de reacción del niño y del tipo de patología. Como norma general, en casos agudos (afecciones de inicio brusco, generalmente con señales y síntomas intensos, pero que duran poco tiempo, como la gripe), si el tratamiento se empieza precozmente desde la aparición de las molestias, la duración de este puede ser corta (1 o 2 días). De lo contrario, la mejoría puede llevar más tiempo (5 o 7 días). Para casos crónicos (afecciones lentas pero prolongadas en el tiempo) o problemas orgánicos más profundos, se pueden seguir tratamientos de 2 o 3 semanas cada mes, intercalados por una pausa de 1 o 2 semanas hasta alcanzar una mejoría estable. En caso de que no se observen mejorías al final de la primera semana de tratamiento, habrá que cambiar de aceite esencial o recurrir a otra terapia.
Dosificación. Cuadro orientativo de las dosis de aceites esenciales que se deben emplear según su aplicación en baño o masaje.
|
Edad del niño |
Baño |
Masaje |
|
|
Número de gotas de aceite esencial en 1 cucharada sopera de leche |
Número de gotas de aceite esencial en 30 ml de aceite vegetal (o de crema base) |
|
A partir de 4 semanas hasta 2 meses |
1, y usar 1/4 de la mezcla |
0-1 |
|
2-6 meses |
1, y usar 1/4 de la mezcla |
0-1 |
|
7-12 meses |
1, y usar 1/2 de la mezcla |
1-3 |
|
1-4 años |
1-2, y usar 1/2 de la mezcla |
1-4 |
|
5-7 años |
1-3 |
3-6 |
|
8-12 años |
1-4 |
4-8 |
|
> 12 años |
dosis de adulto: 1-8 |
dosis de adulto: 5-12 |
Cada aceite esencial está recomendado según el grado de desarrollo del niño y el grado de actividad del aceite. A continuación figura una tabla orientativa de los aceites esenciales más usados, ordenados según la edad del niño:
|
Edad del niño |
Aceites esenciales que puede emplear* |
|
A partir de 4 semanas hasta 2 meses |
Lavanda, manzanilla |
|
2-6 meses |
además de los aceites esenciales arriba mencionados, puede emplear: mandarina, neroli, eneldo |
|
7-24 meses |
además de los aceites esenciales arriba mencionados, puede emplear: árbol del té, Eucalyptus smithii, niaouli, geranio, petitgrain |
|
2-5 años |
además de los aceites esenciales arriba mencionados, puede emplear: palmarosa, milenrama |
|
6-8 años |
además de los aceites esenciales arriba mencionados, puede emplear: jengibre, hinojo, bergamota, naranja, limón, mejorana, petitgrain, ravensara, tomillo linalol, pomelo, hierbabuena |
|
9-11 años |
además de los aceites esenciales arriba mencionados, puede emplear: melisa, ylang-ylang, Eucalyptus globulus |
|
> 12 años |
lo mismo que para un adulto (siempre sujeto a un test de sensibilidad previo) |
* Test de sensibilidad. Este test se debe hacer antes de usar cada aceite esencial por primera vez. Para ello hay que aplicar en la parte interna de la muñeca un poco de aceite esencial previamente diluido en aceite vegetal (por ejemplo, 2 gotas de aceite esencial diluidas en una cucharadita de té de aceite de oliva o de aceite de almendras dulces, bien agitado), cubrir la zona con una tirita y dejar que actúe durante 24 horas, cuidando de mantener la zona seca. Si no se registra ninguna reacción, puede usarlo. En caso de haber reacción (irritación de piel, picor, enrojecimiento, hinchazón, ampollas), recurra a otro aceite esencial. Lavar la zona con aceite de almendras dulces o leche entera y, si es necesario, aplicar gel de aloe vera.
• Solamente se deben emplear aceites esenciales de calidad, puros y naturales, con el fin de reducir posibles reacciones alérgicas. Los aceites deben adquirirse en puntos de venta acreditados (herboristerías, tiendas de dietética, parafarmacias o farmacias) o a través de un productor certificado, confirmando que se está comprando un aceite esencial verdadero y no un producto sintetizado sin propiedades terapéuticas, cuyo uso puede provocar reacciones adversas.
• Como norma general, los aceites esenciales no se deben aplicar en estado puro sobre la piel. Hay que diluirlos previamente en un aceite vegetal vehicular (por ejemplo, aceite de almendras dulces, aceite de oliva, aceite de semilla de uva, aceite de caléndula), en cremas o en leche (para el baño).
• Los aceites esenciales son productos concentrados y, como tales, no se deben usar (tampoco es necesario) en grandes cantidades.
• Los aceites esenciales deben conservarse en un lugar oscuro y fresco, fuera del alcance de los niños.
• Los frascos deben mantenerse bien cerrados para que los aceites no se evaporen.
• No se deben aplicar aceites esenciales en los ojos o cerca de ellos. Tras usar un aceite, hay que lavarse bien las manos para evitar cualquier contacto accidental con los ojos. Por norma, a los bebés y niños pequeños no se les deben aplicar aceites esenciales en la cara.
• No ingiera aceites esenciales. Solamente un terapeuta especializado podrá aconsejarle la toma específica, en dosis adecuadas, de algún aceite esencial.
• Las mujeres embarazadas y personas con hipertensión arterial, cálculos biliares, epilepsia, asma u otras afecciones crónicas deberán consultar a un terapeuta especializado antes de recurrir a la aromaterapia para saber cuáles son los aceites esenciales que pueden usar.
• En caso de aplicación accidental, se debe lavar la zona con leche entera o aceite de almendras dulces y, en caso de reacción grave, hay que solicitar atención médica o llamar a un centro de información de intoxicaciones (por ejemplo, el centro de atención toxicológica).
• Los aceites son inflamables, de modo que no debe ponerlos cerca del fuego o de fuentes inflamables. Para el uso en quemadores, los aceites deben diluirse previamente en agua.
• Los aceites esenciales de bergamota, angélica, comino, limón, lima, mandarina, naranja, pomelo y, en menor grado, los de jengibre, verbena y melisa pueden causar fotosensibilidad en la piel. Por este motivo es necesario esperar 12 horas tras su uso antes de exponerse a la luz solar directa.
• No use el mismo aceite esencial durante un tiempo prolongado para evitar así posibles reacciones de sensibilidad. Cambie de aceites esenciales con frecuencia.
• Busque un terapeuta especializado para consultar sus dudas.
La terapia floral desarrollada por el doctor Edward Bach (1886-1936) consiste en una terapia emocional en que cada esencia floral se asocia a un estado emocional o mental. Las esencias comprenden 38 remedios florales distintos, preparados mediante el método solar o de hervor y a través del cual la energía —esencia— de la flor se transfiere al agua. El Rescue (o rescate), uno de los remedios más exitosos de la naturopatía, funciona como la 39.ª esencia y consiste en una combinación de cinco de las 38 flores. Es útil para infinidad de casos de urgencia. Las flores de Bach constituyen una de las terapias básicas de la naturopatía, puesto que habitualmente los desequilibrios de la energía vital del organismo presentan también un componente psicoemocional. Además, los remedios florales son excelentes compañeros de los niños que, debido a su gran vitalidad, suelen reaccionar de manera rápida ante este tratamiento suave y simple. Esta terapia se puede utilizar ante las situaciones más variadas, como agitación, agresividad, hiperactividad, falta de concentración, celos, insomnio, incontinencia, shock, exámenes, luto, pesadillas, pánico, inseguridad, etcétera. Al reequilibrar el aspecto emocional, se produce la consiguiente mejora en el plano físico. Las flores no son tóxicas, no tienen efectos secundarios ni están sujetas a interacciones medicamentosas. Sin embargo, se recomienda al usuario que esté «abierto» a este tratamiento, puesto que una actitud negativa puede constituir un obstáculo para la curación.
TABLA DE FLORES DE BACH Y USOS MÁS COMUNES
|
Flor de Bach |
Estado |
|
Agrimony (agrimonia) |
Niño alegre que esconde los problemas o sentimientos, no se expresa. |
|
Aspen (álamo temblón) |
Miedos indefinidos, sentimiento de aprehensión ante lo que pueda suceder. |
|
Beech (haya) |
Intolerante y crítico en relación con los demás, siempre cree tener razón, perfeccionista. |
|
Centaury (centaura) |
Sumiso, no sabe decir que no, quiere agradar a todos, no se defiende. |
|
Cerato |
Busca consejos de los demás, duda de sus decisiones, influenciable, imita a los demás. |
|
Cherry plum |
Fuera de control, berrinches, histérico, impulsivo. |
|
Chestnut Bud (brote de castaño) |
No aprende la lección, repite los mismos errores constantemente. |
|
Chicory (achicoria) |
Quiere afecto y atención, no le gusta que lo ignoren, puede volverse posesivo y egoísta. |
|
Clematis (clemátide) |
Creativo, pero vive en la luna, soñador, vive en el futuro, distraído, falta de concentración. |
|
Crab Apple (manzano silvestre) |
Muy organizado y limpio, sentimiento de impureza, puede que no le guste su aspecto. |
|
Elm (olmo) |
Sobrecargado de tareas, sentimiento de incapacidad, no soporta la presión. |
|
Gentian (genciana) |
Pesimista, desiste y se desanima fácilmente ante el primer obstáculo, decepcionado. |
|
Gorse (aulaga) |
Desesperación y falta de esperanza, pesimismo extremo, ya nada vale la pena. |
|
Heather (brezo) |
Le gusta ser el centro de atención, habla mucho de sí mismo, pero escucha poco a los demás. |
|
Holly (acebo) |
Sentimientos negativos como envidia, celos, rabia, desconfianza, venganza, agresión. |
|
Honeysuckle (madreselva) |
Refugio en el pasado, nostalgia del pasado, recuerdos traumáticos. |
|
Hornbeam (ojaranzo) |
Falta de ánimo y motivación, fatiga antes de la tarea que no le gusta realizar. |
|
Impatiens (impaciencia) |
Impaciente y ansioso, no respeta el ritmo ajeno, se aburre y se irrita fácilmente. |
|
Larch (alerce) |
Falta de autoconfianza y autoestima, sentimiento de inferioridad, miedo a fallar. |
|
Mimulus (mímulo) |
Tímido, con miedos concretos (por ejemplo, a animales, multitudes, el colegio, los exámenes, la muerte). |
|
Mustard (mostaza) |
Depresión, tristeza sin motivo aparente, vive bajo una nube negra. |
|
Oak (roble) |
Luchador constante, resistente, no sabe parar de luchar hasta la extenuación. |
|
Olive (olivo) |
Extenuación física o mental por exceso de tareas o convalecencia. |
|
Pine (pino silvestre) |
Sentimiento de culpabilidad, pide disculpas constantemente, se preocupa demasiado. |
|
Red Chestnut (castaño rojo) |
Preocupación y ansiedad excesiva por el bienestar de los demás. |
|
Rock Rose (heliantemo) |
Pánico, terror, miedo extremo. |
|
Rock Water (agua de roca) |
Perfeccionista, demasiado duro o severo consigo mismo, frustración. |
|
Scleranthus (escleranto) |
Oscila entre dos polos, indeciso y dubitativo, cambios de humor. |
|
Star of Bethlehem (leche de gallina) |
Situación de shock, accidentes, malas noticias, susto, trauma presente o pasado. |
|
Sweet Chestnut (castaño común) |
Situaciones de desesperación, angustia. |
|
Vervain (verbena) |
Eufórico y agitado en sus ideas, intenta convencer a los demás de sus ideales. |
|
Vine (vid) |
Autoritario, dominante, quiere imponer su voluntad, coge rabietas, puede volverse agresivo. |
|
Walnut (nogal) |
Para situaciones de cambio, de transición (como etapas de crecimiento o cambio de colegio). |
|
Water Violet (violeta de agua) |
Aislado del mundo, solitario, reservado. |
|
White Chestnut (castaño blanco o de Indias) |
Mente que nunca para, preocupaciones persistentes, ideas fijas. |
|
Wild Oat (avena silvestre) |
Situación de indecisión en la vida, no sabe qué dirección tomar, qué camino seguir. |
|
Wild Rose (rosa silvestre) |
Actitud de indiferencia, se deja llevar por la inercia, resignado. |
|
Willow (sauce) |
Indignación, resentimiento, sentimiento de injusticia, de víctima, «pobre de mí». |
|
Rescue (rescate) |
Situaciones de urgencia (por ejemplo, exámenes, presentaciones, miedo a viajar, luto, accidentes, trauma mental o físico, shock, enfermedades). Se puede encontrar en forma de gotas, pastillas, crema o espray. |
Los remedios florales se administran aislados o en combinación. Se pueden diluir 2 o 4 gotas de cada flor seleccionada en un vaso de agua o de zumo para beber a pequeños tragos durante el día o, de manera opcional, se pueden diluir las flores en agua pura en un frasco de vidrio de 30 ml con cuentagotas y de color ámbar. Los niños no deben tomar los remedios florales directamente del frasco original (no diluido) debido al conservante alcohólico utilizado. Los remedios florales se deben mantener en un lugar alejado de posibles contaminaciones electromagnéticas (como teléfonos móviles, televisores, ordenadores, microondas, etcétera) y fuera del alcance de los niños.
Dosificación. Normalmente se toman 4 gotas de remedio floral diluido —o una combinación— 4 veces al día. Las gotas se pueden mezclar en zumos o en un poco de agua. En casos más agudos, la toma puede ser más frecuente. En vez de ingerirlos, los remedios florales se pueden aplicar en las muñecas, en la nuca y en las sienes del niño mediante un suave masaje. Durante la lactancia puede ser la madre quien tome los remedios florales, que se transferirán al bebé en la leche materna. Para lograr una mejoría estable de estados emocionales se aconseja la toma del remedio floral (o mezcla de ellos) durante 2 o 3 meses. Los remedios florales se pueden añadir al baño (20 gotas), a compresas (4 gotas de remedio en un recipiente con agua), a cremas (12-16 gotas en 50 g de crema neutra), a vaporizadores (12-16 gotas en 50 ml de agua), a soluciones para gargarismos y enjuagues (4 gotas en un vaso de agua) o a aceites de masaje (12-16 gotas en 50 ml de aceite), y cuando se añaden a las preparaciones de aceites esenciales forman una excelente terapia. Un terapeuta especializado podrá guiarlo en la selección de los remedios florales más adecuados para el niño.
El agua está entre los principales elementos que constituye a los seres vivos y es una fuente de energía indispensable para la vida. La hidroterapia, es decir, el uso del agua para fines terapéuticos en diferentes formas y aplicaciones (baños, duchas, inhalaciones, sauna, compresas, enemas, gargarismos, aplicación de agua caliente, aplicación de agua fría, hielo, frotaciones, etcétera), contribuye a prevenir enfermedades, aliviar patologías, desintoxicar, relajar, reequilibrar el calor corporal y revitalizar el organismo. Los estímulos térmicos (agua a diferentes temperaturas), mecánicos (agua aplicada con diferentes presiones y movimientos) y químicos (los diferentes minerales que componen las aguas y las distintas sustancias que se les puede añadir) confieren al agua su poder curativo. Además de los conocidos balnearios, la presencia de spa en numerosos establecimientos constituye uno de los modos más utilizados para la práctica de hidroterapia.
Aunque haya una percepción individual de la temperatura, en general se considerará que el agua está muy fría cuando baje de los 15 °C, fría entre 16 y 23 °C, fresca entre 24 y 28 °C, tibia entre 29 y 33 °C, neutra o indiferente entre 34 y 35 °C, caliente entre 36 y 38 °C, y muy caliente por encima de 39 °C. Aunque cada aplicación sea individualizada, en el caso de los niños, debido a su mayor sensibilidad, se debe actuar de modo suave disminuyendo la intensidad y duración de las aplicaciones, es decir, no se debe usar agua a temperaturas muy extremas (ni muy fría ni muy caliente), ni tampoco durante mucho tiempo. Las aplicaciones pueden ser totales (en todo el cuerpo) o parciales (en partes del cuerpo como brazos, piernas o cara).
Los baños totales calientes están indicados para relajarse, combatir la fatiga y desintoxicarse, y duran entre 10 y 15 minutos. El baño caliente debe terminar con una rápida ducha de agua fría en las piernas. Los baños fríos reducen la inflamación, estimulan la circulación, duran entre 6 y 15 segundos y normalmente no son totales, sino parciales. En el caso de los baños de contraste (o de temperatura alterna) se sumerge la parte que se va a tratar en agua caliente (36-39 °C durante 2-3 minutos), seguida de agua fría (15-18 °C durante 10-30 segundos), y se repite esta secuencia 2 o 3 veces. Esta técnica estimula la circulación, combate insomnios y reduce la congestión de las vías respiratorias.
Los baños de pies de temperatura creciente consisten en sumergir los pies en agua caliente a una temperatura soportable (por ejemplo, en un bidé u otro recipiente) y añadir gradualmente agua más caliente, de modo que la temperatura aumente hasta alcanzar los 39 o 40 °C. Si se utiliza un bidé, basta con quitar el tapón del sumidero y al mismo tiempo abrir el grifo del agua caliente. Hay que tener cuidado de comprobar previamente la temperatura del agua para no quemar al niño. El baño dura entre 5 y 10 minutos y termina con un rápido chorro de agua fría en los pies. A continuación hay que retirar el exceso de agua de los pies con la mano, poner unos calcetines de lana sobre la piel húmeda y descansar media hora. En caso de no estar equipado para hacer un baño de temperatura creciente, o en caso de niños pequeños o que no soporten el calor creciente, puede optar por hacer un baño de pies caliente simple, entre 36 y 39 °C según la sensibilidad de cada niño. Dicho baño durará 10 minutos y terminará con una rápida pasada de agua fría en los pies, procediendo del modo anteriormente descrito. Los baños calientes de pies permiten aliviar la congestión en la parte superior del cuerpo.
En todos los tipos de baños se puede añadir al agua elementos coadyuvantes como aceites esenciales, sales, infusiones o flores de Bach con el fin de potenciar su acción.
Esta cura derivativa es muy empleada con los niños, y resulta especialmente útil en caso de fiebre elevada. También se puede emplear en caso de congestión de las vías aéreas superiores (amigdalitis, faringitis, sinusitis, congestión nasal), para lo cual basta con efectuar la secuencia descrita una vez al acostarse, durante tres noches, dejando los calcetines puestos durante toda la noche. Si al iniciar el tratamiento los pies están fríos, habrá que estimular la circulación con un baño caliente de pies (alrededor de 2 minutos) o por medio de friegas. Los calcetines empleados deben cubrir desde el pie hasta la parte por debajo de las rodillas. El procedimiento consiste en mojar un par de calcetines de algodón en agua fría, escurrirlos y ponerlos. Por encima de ellos se pone otro par de calcetines de algodón secos y, por último, se pone otro par de calcetines, esta vez de lana. Obsérvese que solamente el primer par, que queda en contacto con la piel, se moja y se escurre; los otros dos pares de calcetines deben estar secos. Puede aumentar la eficacia de este tratamiento añadiendo un poco de vinagre al agua en que se mojen los calcetines (entre 1/4 y 1/2 vaso de vinagre por cada litro de agua). Transcurridos algunos minutos (normalmente entre 10 y 15), cuando los calcetines se sequen, deberá repetir toda la secuencia. El paso inicial de calentar los pies solo se hace la primera vez, y únicamente si los pies están fríos. El cuerpo empieza a reaccionar normalmente en el espacio de 1 o 2 horas, es decir, después de repetir la secuencia unas 5 veces. Durante el tratamiento, el niño debe quedarse tranquilo en la cama. Para niños más crecidos, que ya no se muevan mucho en la cama, la cura de los calcetines se puede sustituir por friegas en las piernas (desde los pies hasta las rodillas) con una toalla mojada y escurrida, y después tapando al niño con una manta. Las piernas húmedas se secan en pocos minutos por la acción del calor corporal, tras los cuales se repite esta secuencia varias veces hasta que empiece a producirse la reacción.
Las frotaciones húmedas se hacen con una pequeña toalla mojada en agua fría y escurrida. Antes de las frotaciones, el niño debe entrar en calor (saltando, por ejemplo) y, después de la frotación, mientras la piel siga húmeda, debe abrigarse e irse a la cama. Al cabo de pocos minutos la piel estará seca debido al calor generado por el cuerpo como reacción a la friega. Esta rutina se hace normalmente temprano por la mañana o antes de la hora de acostarse. En las frotaciones corporales, los movimientos deben ser circulares y enérgicos, tanto como haga falta. La secuencia debe empezar por las extremidades: pierna derecha, pierna izquierda, brazo derecho, brazo izquierdo, siempre en dirección al centro del cuerpo, y después debe seguir por el tronco, realizando friegas en el sentido de las agujas del reloj en la zona del abdomen y terminando en la espalda. Estas frotaciones integrales solo requieren unos minutos y permiten fortalecer el organismo, estimular la circulación y relajarse, además de constituir un tónico para el sistema inmunitario.
Las compresas pueden ser frías, calientes o de temperatura alterna. Las compresas calientes aumentan el flujo de sangre en la zona tratada y son útiles, por ejemplo, en caso de contracción muscular. Las compresas frías provocan una constricción vascular reduciendo la inflamación, lo cual es importante en caso de esguinces y artritis. Las compresas de temperatura alterna estimulan la circulación y reducen la inflamación. El procedimiento consiste en doblar entre 2 y 4 veces un trozo de paño natural (algodón o lino), empaparlo en una infusión caliente, escurrir un poco y aplicarlo en la zona afectada. Antes de aplicarlo, compruebe la temperatura de la compresa en su piel para no quemar al niño. Para mantener la compresa en su sitio, enróllela con film transparente de cocina, con una toalla o con un paño de algodón. Cuando la compresa se enfríe, deberá mojarla de nuevo en el líquido caliente y volver a aplicarla o, como opción, colocar una bolsa de agua caliente sobre la compresa al principio de la aplicación para mantener el calor. Al final de la aplicación habrá que pasar un paño empapado en agua fría por la zona tratada con el fin de cerrar los poros. Las compresas frías se hacen de la misma manera, pero con un líquido frío, manteniendo la temperatura mediante la aplicación de una bolsa de agua fría sobre la compresa. En general, las compresas calientes se aplican durante 15 o 30 minutos, 2 o 4 veces al día, y se emplean normalmente cuando hay dolores pero no hinchazón, como es el caso de los dolores musculares, abscesos o cólicos. Están contraindicadas para las fases agudas de las lesiones. Las compresas frías (o las bolsas de hielo) se aplican normalmente durante 20 minutos cada vez, entre 2 y 4 veces al día. Durante las primeras horas siguientes a una lesión se puede aplicar una bolsa de hielo durante 20 minutos cada hora. En las compresas de temperatura alterna se empieza el tratamiento con la aplicación de una compresa caliente (2 o 3 minutos), seguida de una compresa fría (10 o 30 segundos), alternando esta secuencia 2 o 3 veces y aplicándola 2 o 3 veces al día. Todas las compresas se pueden mojar en agua con infusiones, tinturas, aceites esenciales o flores de Bach con el fin de potenciar la acción del agua.
Hervir un litro de agua y verter en un bol pesado y resistente al calor. Añadir las plantas medicinales, aceites esenciales o flores de Bach adecuados para el caso que se quiera tratar. Sentar al niño y ponerle una toalla o sábana sobre la cabeza tapando el espacio entre el bol y la cabeza para que el vapor no se escape. Con el vapor dirigido a la cabeza, inhalar el vapor de agua por la nariz y por la boca alternativamente, con los ojos cerrados, durante 10 minutos. La cara debe mantenerse a una distancia aproximada de 35 cm del recipiente. Al terminar, pasar una toalla mojada y escurrida en agua fría por la zona que ha quedado húmeda con el fin de cerrar los poros. A continuación, abrigar al niño. Esta terapia se debe efectuar una vez al día, preferentemente de noche, al acostarse, de modo que se evite el posterior contacto con corrientes de aire o con aire frío. Debe tenerse en cuenta que las inhalaciones solo deben realizarlas los niños mayores de 10 años que no sean muy inquietos, y siempre bajo supervisión debido al peligro inherente de quemaduras tanto por el agua caliente como por el vapor de agua. Al principio, los baños de vapor deben ser breves, empezando por 2 minutos. Después puede aumentarse el tiempo gradualmente hasta alcanzar los 10 minutos. Para los más pequeños, se puede optar por llenar la bañera o lavabo con agua caliente, en donde se pueden poner plantas, aceites esenciales o flores de Bach adecuados para la afección y manteniendo cerrada la puerta del cuarto de baño. Cuando el cuarto de baño esté lleno de vapor, siéntese en una silla con el niño en el regazo mientras le cuenta un cuento y acompáñelo así durante una inhalación de vapor entre 5 y 10 minutos. Los niños asmáticos no deben hacer inhalaciones de vapor a no ser que sea por consejo profesional. Los baños de vapor se usan para descongestionar las vías respiratorias (bronquitis, sinusitis, resfriados, gripe, tos) y también pueden ser útiles en caso de dolores de cabeza, acné y otitis, entre otros.
La hidrokinesioterapia abarca los ejercicios terapéuticos realizados en un medio acuático. Esta modalidad de hidroterapia ha destacado en el área de la fisioterapia y de la medicina de rehabilitación debido a que los ejercicios efectuados dentro del agua permiten una mayor amplitud de movimientos con poco impacto para las articulaciones y músculos. La hidrokinesioterapia también se incluye en programas de rehabilitación infantil para promover la mejora de las capacidades motoras, del comportamiento y del desarrollo cognitivo, además de ser útil en diversos problemas traumatológicos y neurológicos (como atrofia muscular, parálisis, incapacidades físicas, descoordinación motriz, espina bífida, poliomielitis, etcétera), así como en casos de hiperactividad y otras alteraciones del comportamiento.
• No se debe aplicar agua fría cuando estamos fríos. Antes de estas aplicaciones hay que activar el calor corporal por medio de ejercicio físico o frotaciones.
• Si el cuerpo está frío, las aplicaciones con agua caliente deben hacerse de modo gradual.
• Después de las aplicaciones frías se debe calentar el cuerpo por medio de ejercicio físico, abrigándose o tapándose bien en la cama.
• Las aplicaciones se deben detener en caso de reacciones adversas como náuseas, palpitaciones o sensación de frío persistente.
• Las aplicaciones con agua caliente deben terminar con una rápida pasada de agua fría.
• No se deben hacer aplicaciones de agua caliente en caso de fiebre o temperatura corporal elevada.
• En las aplicaciones parciales solamente queda expuesta la parte del cuerpo tratada, mientras que el resto queda tapado.
• La hidroterapia no se debe practicar con el estómago lleno para evitar interferencias en el proceso digestivo.
• La hidroterapia se debe efectuar en una habitación caliente (entre 24 y 26 °C), sin corrientes de aire.
• Se debe descansar 30 minutos después de cada sesión de hidroterapia.
La geoterapia consiste en el uso de materiales de la tierra para fines terapéuticos como, por ejemplo, la aplicación de arcilla, masajes con piedras o baños de fango. La arcilla, la sustancia más usada en geoterapia, está constituida por un material poroso y rico en minerales, lo que le confiere un poder refrescante, antiinflamatorio, descongestionante, purificador, desinfectante, cicatrizante, absorbente y calmante. Hay que tener en cuenta que la contaminación de la arcilla por productos agroquímicos (como pesticidas) y otros contaminantes puede ser perjudicial debido a la posible absorción de estas impurezas a través de la barrera de la piel. Por consiguiente, la arcilla se debe adquirir en establecimientos acreditados (herboristerías, tiendas de dietética, parafarmacias o farmacias) para garantizar así su pureza. Las cataplasmas de arcilla tienen diversos usos: esguinces y distensiones, golpes, abscesos, dolores musculares, artritis, reumatismo, eccemas, heridas, acné, cólicos, diarreas, intoxicaciones alimentarias, congestión de órganos internos, quemaduras, etcétera.
En un recipiente de vidrio, barro, cerámica o madera, mezclar arcilla y agua pura con una cuchara de madera hasta obtener una consistencia pastosa. Se pueden utilizar preparaciones de plantas medicinales, aceites esenciales, flores de Bach, patata rallada o cebolla rallada mezclados con agua, complementando así la acción de la arcilla. Doblar un paño de algodón o lino en dos, extender por encima una capa de entre 0,5 y 2 cm de arcilla y a continuación aplicar la cataplasma directamente sobre la piel. Opcionalmente se puede extender la arcilla directamente en la zona afectada y a continuación envolver la cataplasma con el paño de algodón doblado. Después se cubre la cataplasma con otro paño de algodón y, en tercer lugar, con un trozo de lana o franela, teniendo cuidado de inmovilizarla (por ejemplo, con imperdibles). Opcionalmente se puede usar una toalla o film de cocina como sustituto del paño de lana. En caso de heridas abiertas, quemaduras y partes del cuerpo con mucho pelo, hay que colocar una gasa o un tejido poroso entre la arcilla y la piel para evitar el contacto directo. Deje que actúe hasta 1 hora o, para niños mayores de 8 años, entre 1 y 2 horas. Tras este periodo, retire la cataplasma, lave la zona con agua tibia y, en caso de que la piel esté seca, aplique una crema hidratante. La posible aparición de erupciones o secreciones en la zona tratada es señal de una desintoxicación por parte del organismo.
Las prácticas de hidroterapia y geoterapia pueden ser recomendadas para una determinada afección en el curso de una consulta de terapias naturales.
La homeopatía consiste en un tratamiento basado en la administración de remedios muy diluidos —la dosis mínima— para corregir desequilibrios emocionales, mentales y físicos. Los remedios homeopáticos se elaboran a partir de sustancias extraídas de plantas, minerales o animales. Esta terapia, desarrollada por el médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843) forma parte del grupo de tratamientos holísticos que tienen en cuenta al individuo como un todo. De este modo, la selección de remedios se basa no solo en las molestias físicas que se presentan, sino también en los síntomas mentales y emocionales asociados, así como en la propia constitución de la persona. El remedio homeopático más adecuado —aquel que se parece más a la totalidad del cuadro— tiene como objetivo estimular el mecanismo de cura del organismo conduciendo al reequilibrio de la energía vital de una forma segura. El resultado de la administración depende también de la capacidad de reacción del individuo. Sin embargo, seleccionar el remedio más apropiado no es una tarea simple. Hay que ser observador y anotar en la medida de lo posible las señales y síntomas del niño, incluidos los cambios de comportamiento, de actividad, de sueño, alteraciones del apetito, etcétera. Por ejemplo, muchos niños padecen otitis y para ese problema existen decenas de remedios homeopáticos, pero solo uno será el adecuado para su caso, y ello dependerá de todo el cuadro que acompañe a la otitis, que habrá que tener en cuenta. Los remedios recomendados en esta obra son en general los más indicados para cada situación, pero la descripción pormenorizada de cada remedio no entra dentro del objetivo de este trabajo. Para informaciones detalladas sobre cada remedio homeopático deberá consultar la literatura homeopática especializada (materia médica). De la lista de los remedios sugeridos para cada caso, debe seleccionar el más adecuado según el cuadro que el niño presente. Además, hay que tener en cuenta que ciertas afecciones pasan por diferentes etapas y, por consiguiente, los remedios administrados deben variar de acuerdo con la evolución de la enfermedad.
Cada remedio homeopático se designa por su nombre (por ejemplo, arnica) seguido de la dilución —potencia— que buscamos. Por ejemplo, 5CH corresponde a una dilución 5 centesimal, es decir, que el remedio está diluido a razón de 1:10000000000. Por norma general, se suele asociar un poder curativo mayor cuanto más diluido esté el remedio. Para quienes no estén especializados o no tengan mucha experiencia en homeopatía se aconseja en general el uso de potencias bajas como 7CH o 9CH. La potencia 30CH solamente se debe usar si existe la certeza de que el remedio cubre la mayor parte del cuadro observado, incluso los síntomas mentales. A modo de orientación, a lo largo de esta guía cada remedio homeopático va seguido de una dilución. Sin embargo, esta puede variar para adaptarse a cada situación. En caso de duda, recurra a un terapeuta especializado.
Los remedios homeopáticos se venden en diversas formas como gránulos, glóbulos, líquido o pomadas. La dosis administrada dependerá de si estamos ante una crisis (caso agudo) o si las quejas persisten durante un largo periodo de tiempo (caso crónico). Así, por ejemplo, en un caso agudo, podemos administrar 2 o 3 gránulos cada 15 minutos o cada hora, según la gravedad, y empezar a espaciar las tomas a medida que se vayan produciendo mejorías, normalmente sin superar las 10 tomas diarias. En un caso crónico, podemos administrar 2 o 3 gránulos 2 veces al día, durante 2 semanas, y evaluar los resultados. En líneas generales, si no se nota ninguna mejoría al cabo de 4 o 6 dosis para casos agudos (unas 2 horas), o al cabo de una semana para casos crónicos, habrá que cambiar de remedio o recurrir a otra terapia. La toma se debe espaciar por lo menos 15 o 30 minutos respecto a cualquier comida, bebida u otra sustancia (como pasta de dientes, por ejemplo). En el caso de los gránulos o glóbulos, estos se deben transferir directamente de la tapa del recipiente hasta debajo de la lengua, evitando que toquen en cualquier otra parte (como las manos) y dejándolos en la boca hasta que se disuelvan. Los niños suelen aceptar bien los gránulos puesto que están compuestos de azúcares (lactosa y sacarosa). Sin embargo, para bebés y niños pequeños, se puede diluir 5 gránulos en un poco de agua pura o mineral y administrar en pequeños sorbos, con una cucharilla de café o con un biberón. Esta mezcla es efectiva durante 24 horas, y cada día tendrá que diluir nuevamente 5 gránulos en agua. Tenga en cuenta que debe recurrir a un terapeuta especializado siempre que tenga alguna duda. En caso de afecciones crónicas o recurrentes también deberá recurrir a un terapeuta especializado para un tratamiento constitucional (de fondo).
Las sales de Schüssler, también conocidas como sales inorgánicas, sales bioquímicas o sales celulares, forman parte de los elementos que constituyen los tejidos y órganos del cuerpo humano. Según la investigación del doctor W. H. Schüssler (1821-1898), el desequilibrio de estas sales minerales en el organismo puede provocar alteraciones patógenas. Así, la administración en cantidades diluidas de la sal adecuada permite restaurar el correcto funcionamiento celular. Las doce sales de Schüssler pueden encontrarse en forma de comprimidos, líquido o polvo. Normalmente se venden en dilución 6D (que corresponde a una dilución 6 decimal, es decir, la sal se halla diluida en 1:1000000), pero también se pueden encontrar en dilución 12D. Las diluciones 6D y 12D fueron seleccionadas por Schüssler «de modo que el funcionamiento celular saludable no se viese alterado, sino que los desequilibrios presentes fueran corregidos». Estos remedios bioquímicos contribuyen a aliviar diversas quejas infantiles y se pueden usar normalmente a partir de los tres meses (o antes por consejo profesional). Los comprimidos se colocan directamente en la lengua y se deja que se disuelvan lentamente o, en caso de niños más pequeños, se pueden aplastar y diluir en un poco de agua. Se debe efectuar la toma con 30 minutos de separación de cualquier comida o bebida y, por lo menos, una hora tras cada comida del día. En general, en casos agudos (afecciones súbitas y generalmente intensas como gripes, resfriados, lesiones, miedos repentinos), la dosis para niños menores de 12 años es de 1 comprimido cada hora, y para mayores de 12 años es de 1 comprimido cada 15 minutos, teniendo en cuenta que en ambos casos los intervalos pueden ser más cortos según la intensidad de la afección, espaciando las tomas a medida que el niño mejora. Para los bebés, normalmente se administran 3 o 4 comprimidos a lo largo del día (la frecuencia puede variar según la intensidad de la afección). En casos crónicos (de larga duración) hay que administrar 1 comprimido 3 veces al día. Las sales se administran hasta que la molestia se alivie. Habitualmente el tratamiento para un caso agudo puede durar entre unas horas y unos días, y para un caso crónico, entre unas semanas y unos meses. Algunas afecciones requieren el uso de más de una sal. En ese caso, habrá que tomar las sales de forma alterna. Por ejemplo, en casos agudos habrá que tomar una sal a una determinada hora, y a la siguiente hora habrá que tomar otra sal sucesivamente; en casos crónicos, habrá que tomar una sal al principio del día y otra sal al final del día, e ir alternando de esta forma. Por otro lado, algunas afecciones requieren el uso de sales de forma secuencial según la evolución de la patología. Así, por ejemplo, en una gripe se empezará el tratamiento con Ferrum phosphoricum; cuando aparezca la expectoración blanca se pasará a Kalium muriaticum y, si la expectoración se vuelve amarilla, se usará Kalium sulphuricum. Deberá resolver cualquier duda con un terapeuta especializado.
TABLA DE LAS DOCE SALES DE SCHÜSSLER
|
Nombre de la sal[6] |
Aplicaciones generales de la sal |
|
1 Calcarea fluorica |
Tejido conjuntivo |
|
2 Calcarea phosphorica |
Huesos, tónico general |
|
3 Ferrum phosphoricum |
Inflamaciones (1.ª fase), fiebre |
|
4 Kalium muriaticum |
Inflamaciones (2.ª fase), mucosas |
|
5 Kalium phosphoricum |
Sistema nervioso |
|
6 Kalium sulphuricum |
Inflamaciones (3.ª fase), piel |
|
7 Magnesia phosphorica |
Músculos y nervios, dolores |
|
8 Natrum muriaticum |
Regulador de fluidos |
|
9 Natrum phosphoricum |
Regulador de acidez (equilibrio ácido-base) |
|
10 Natrum sulphuricum |
Drenaje, desintoxicación |
|
11 Silicea |
Remineralizante |
|
12 Calcarea sulphurica |
Drenaje, secreciones, supuraciones |
Los masajes contribuyen al bienestar físico y emocional y constituyen una buena oportunidad para desarrollar el contacto entre los padres y el niño. Además del alivio de dolores y tensiones, el masaje contribuye a un sentimiento de calma y equilibrio, estimula la circulación, reafirma el tono muscular, facilita el drenaje linfático y refuerza la vitalidad. En conjunto, estos factores favorecen el desarrollo saludable del niño. Esta práctica se debe efectuar cuando los padres y el niño disponen de tiempo y están receptivos para dar y recibir el masaje. Un masaje dado con prisa puede resultar más estresante que relajante.
Actualmente existe mucha divulgación, recursos formativos y talleres en el campo del masaje infantil, pero el más conocido es el masaje shantala practicado en la India. Puede perfeccionar su técnica de masaje por medio de un curso o libros especializados, de modo que aquí damos solamente algunas sugerencias básicas.
Procedimiento general: en un ambiente tranquilo, relajante y cálido, ponga a su hijo en una postura cómoda en la cama, sobre dos toallas (si se trata de un bebé, es probable que se orine durante el masaje), o bien siéntese en el suelo y ponga las toallas sobre sus piernas estiradas, y encima ponga al bebé. Frótese las manos hasta que se calienten. A continuación aplíquese en las manos algunas gotas de aceite de masaje. El aceite de masaje debe ser de buena calidad, preferentemente de cosmética natural biológica (por ejemplo, aceite de almendras dulces). Con la pierna del niño elevada, deslice las manos alternativamente en dirección al pie, a partir de la cintura. Masajee la planta del pie con los pulgares, desde los dedos hasta el calcañar. Pase a la otra pierna y proceda de la misma forma. A continuación deslice las manos desde el pecho hasta la barriga, alternando las manos. Después masajee suavemente la barriga en el sentido de las agujas del reloj. Ponga las manos en el centro del pecho del niño y deslícelas hacia los lados pasando por hombros, brazos y manos. Junte las manos de nuevo en el centro del pecho y repita el movimiento. Con una mano, eleve el brazo del niño y deslice la otra mano en dirección a la muñeca. Repita el movimiento varias veces alternando las manos. Pase al otro brazo y proceda de la misma forma. Masajee la cara del niño con los pulgares, partiendo del centro hacia la periferia e iniciando el masaje en el centro de la frente, siempre con movimientos muy suaves. Sitúe al niño acostado boca abajo. Deslice las manos desde la nuca hasta los pies, en un movimiento de vaivén, varias veces. Todos los movimientos deben ser suaves y lentos, pero firmes. A medida que el niño crece, puede aumentar gradualmente la presión ejercida durante el masaje. Para aumentar la eficacia de esta terapia puede emplear aceites esenciales o flores de Bach mezclados en el aceite de masaje (consulte las secciones «Aromaterapia» y «Flores de Bach»).
Advertencias: no se debe masajear a niños que padezcan patologías graves, como problemas cardiacos, renales o cáncer, ni tampoco en caso de fiebre. No masajear en zonas con cortes o traumatismos (fracturas, quemaduras, esguinces) y alteraciones de la piel. No deben aplicarse masajes justo después de las comidas.
En general, los masajes en la espalda están indicados para insomnio, dolores, tensiones y problemas respiratorios; los masajes en las manos y pies están indicados para estimular la circulación general y como tónico y relajamiento general; los masajes en la barriga están indicados para problemas digestivos como cólicos, náuseas, flatulencia y estreñimiento; los masajes en la cabeza están indicados para dolores de cabeza, insomnio y relajamiento general; los masajes en el pecho están indicados para tonificar los pulmones y el corazón, y en casos de congestión. Cabe recordar que un masaje aplicado por un profesional puede aportar resultados muy gratificantes.
La reflexología podal (o del pie) se basa en el presupuesto de que las diferentes zonas del cuerpo presentan un reflejo en los pies, según el mapa de reflexología.

|
Región |
Mapa |
|
Amígdalas |
8 |
|
Apéndice (pie derecho) |
30 |
|
Bazo (pie izquierdo) |
25 |
|
Brazo |
14 |
|
Bronquios (línea curva) |
16 |
|
Cabeza |
1 |
|
Cerebro |
1 |
|
Cóccix (parte lateral del pie) |
13 |
|
Columna vertebral, cervicales (parte lateral del pie) |
9 |
|
Columna vertebral, dorsales (parte lateral del pie) |
10 |
|
Columna vertebral, lumbares (parte lateral del pie) |
11 |
|
Corazón (pie izquierdo) |
17 |
|
Cuello |
8 |
|
Diafragma (línea que pasa a través de la planta del pie) |
18 |
|
Estómago (pie izquierdo) |
22 |
|
Garganta |
8 |
|
Glándula pineal |
5 |
|
Glándula pituitaria |
4 |
|
Hígado (pie derecho) |
20 |
|
Hipotálamo |
5 |
|
Hombro |
14 |
|
Intestino delgado |
29 |
|
Intestino grueso, colon ascendente (pie derecho) |
31 |
|
Intestino grueso, colon descendente (pie izquierdo) |
33 |
|
Intestino grueso, colon sigmoide (pie izquierdo) |
34 |
|
Intestino grueso, colon transverso |
32 |
|
Nervio ciático |
36 |
|
Oído externo |
2 |
|
Oído interno |
3 |
|
Oídos |
7 |
|
Ojos |
3, 7 |
|
Páncreas |
23 |
|
Pecho |
15 |
|
Plexo solar (centro de la línea del diafragma) |
19 |
|
Pulmones |
15 |
|
Recto (ano) (pie izquierdo) |
35 |
|
Riñones |
26 |
|
Sacro (parte lateral del pie) |
12 |
|
Senos paranasales |
2, 3 |
|
Sistema linfático (entre los dedos del pie, hasta el dorso del pie) |
6 |
|
Suprarrenales |
24 |
|
Tiroides, paratiroides |
8, 16 |
|
Uréter |
27 |
|
Vejiga |
28 |
|
Vesícula biliar (pie derecho) |
21 |
El sistema linfático también se puede encontrar en el dorso del pie, en la zona que va desde un lado a otro del tobillo, donde normalmente se sitúa la parte frontal de la presilla en una sandalia.
En esta terapia, la zona del pie se masajea para restablecer el equilibrio del órgano o zona del cuerpo correspondiente. La presión ejercida por el pulgar permite detectar zonas sensibles o dolorosas en los pies, que a su vez indican una potencial afectación de la zona u órgano reflejo. Al masajear la zona sensible se estimula el mecanismo de cura del órgano en cuestión, lo que contribuye al reequilibrio del organismo. Los resultados de los estudios efectuados apuntan hacia un efecto positivo en varias afecciones infantiles, como enuresis (incontinencia urinaria), estreñimiento, resfriados, dolores, agitación, bronquitis, diarreas, cólicos, asma, ansiedad, falta de concentración, ciertas infecciones, etcétera. Los bebés también responden positivamente a un masaje suave en los pies. Para ser eficaz, esta terapia tiene que practicarse regularmente. La reflexología también puede aplicarse de manera preventiva. Puede perfeccionar su técnica por medio de un curso especializado. Aquí se dan algunas sugerencias básicas.
Procedimiento general: tras lavar y secar los pies, el niño debe colocarse en una postura cómoda con las piernas en reposo. El ambiente debe ser tranquilo, por ejemplo, con música relajante. Los movimientos suelen implicar presión, rotación, fricción y pequeños golpes suaves usando las puntas de los dedos y pulgares. Aplique una presión firme durante 30 o 60 segundos en las zonas por tratar, doblando y estirando la articulación de su pulgar y cuidando de no clavar las uñas en el pie del niño. En bebés bastan 20 o 30 segundos de presión ligera. Los puntos reflejos se deben trabajar en ambos pies, empezando el tratamiento de las áreas afectadas en el pie derecho y, cuando este esté completo, pasando al pie izquierdo. Debe comenzar desde el dedo gordo del pie hasta el meñique, trabajar a continuación toda la zona hasta el talón, incluidos los lados, y finalizar en el empeine. Con la experiencia, podrá detectar áreas más tensas y trabajarlas. Para aumentar la eficacia de esta terapia puede emplear aceites esenciales o flores de Bach mezclados en un aceite de masaje (consulte las secciones «Aromaterapia» y «Flores de Bach»).
Advertencias: no se debe aplicar reflexología inmediatamente después de las comidas, sobre zonas lesionadas, hinchadas, con cicatrices, juanetes, eccemas, verrugas o pie de atleta (micosis). En caso de hipersensibilidad en una determinada zona (como un dolor excesivo, por ejemplo), evite trabajarla. Para situaciones crónicas, si no consigue resultados visibles o tiene alguna duda, consulte a un terapeuta especializado para recibir atención profesional.
Los suplementos pueden ayudar a completar ciertas carencias nutricionales del régimen alimentario. De hecho, hay estudios que apuntan a un consumo de vitaminas y minerales por debajo de la dosis diaria recomendada (DDR) en las dietas infantiles occidentales. Cabe señalar que la DDR es la cantidad que se considera adecuada para satisfacer las necesidades nutricionales de las personas sanas en general, y algunos nutricionistas la consideran demasiado baja para un nivel de bienestar y salud óptimos. Por tanto, la dosis de suplemento recomendada por un terapeuta para un desorden específico o su prevención podrá ser más elevada que la DDR que solamente previene la deficiencia de ese nutriente. Nótese que no existen DDR fijas para todos los nutrientes.
Los suplementos para niños de línea infantil o júnior se pueden encontrar en diversas formas como pastillas para chupar, jarabes, ampollas o polvo con el fin de facilitar la toma. Lea el envase para controlar la presencia de aditivos o ingredientes artificiales. Los productos naturales de calidad deben ser de fuentes naturales, puros y seguros. La dosis que hay que tomar según la edad suele venir incluida en la documentación del producto. Sin embargo, su terapeuta podrá aconsejarle otro tipo de dosis en función del análisis de su caso.
Si la edad no se especifica y el suplemento lo pueden tomar niños de diferentes edades, hay que tener en cuenta que la dosis recomendada para niños se refiere generalmente a un niño de 40 kg, de modo que si su hijo pesa 20 kg, entonces la dosis deberá ser la mitad de la indicada en el producto; si pesa 60 kg, entonces necesita multiplicar la dosis por 1/2 y añadir esa cantidad a la dosis indicada. Opcionalmente podrá recurrir a la regla de Clark explicada en la sección «Fitoterapia», siempre que tenga constancia de que el suplemento es adecuado para niños. Hay infinidad de suplementos alimenticios disponibles en el mercado. En esta sección solo describimos algunos. A lo largo del capítulo II se recomendarán algunos suplementos adecuados para cada caso.
La dieta occidental suele ser deficiente en omega-3, un ácido graso esencial importante para la actividad del cerebro y del sistema nervioso, del sistema inmunitario, del sistema cardiovascular, del sistema locomotor, de los ojos y de la piel. Los niños cuya dieta no incluye el consumo frecuente de pescado azul (como la anchoa, la caballa, el arenque, el salmón salvaje o las sardinas) pueden sufrir alguna carencia de omega-3. Esto puede manifestarse en problemas de comportamiento (como hiperactividad), de aprendizaje (dislexia, falta de memoria y concentración), piel seca y eccemas, cabello seco, mucha sed, etcétera. Puede encontrar en el mercado varios suplementos infantiles o júnior de aceite de pescado como, por ejemplo, el aceite de hígado de bacalao u otros suplementos con DHA y EPA (dos ácidos grasos de la familia omega-3). Debe escoger aceites de pescado de buena calidad para evitar posibles contaminaciones por metales pesados. Para niños más pequeños que tengan dificultades para tragar las cápsulas, estas pueden abrirse y mezclarse con la comida. Para los vegetarianos hay DHA derivado de algas.
El germen de trigo, un componente del grano de trigo, contiene un elevado número de nutrientes, entre los cuales están los ácidos grasos esenciales (omega-3), vitaminas (E y del grupo B), minerales (potasio, hierro, magnesio, fósforo, calcio, cinc, etcétera), proteínas y fibras. Este constituyente del grano se retira en el proceso de preparación de la harina de trigo blanca, cosa que la vuelve menos nutritiva. El modo más común de consumir el germen de trigo es en forma de salvado, que se puede añadir a yogures, sopas, zumos, batidos o muesli, entre otros. El germen también se puede añadir a la harina para la preparación de pan o bollos caseros. Se debe conservar en un recipiente cerrado en el frigorífico. Se recomienda en casos de fatiga intelectual, problemas digestivos, en épocas de crecimiento, para las uñas y cabello, prevenir el colesterol y combatir los radicales libres.
La levadura de cerveza posee una acción curativa sobre el organismo. Es rica en aminoácidos, vitaminas del complejo B, fósforo, potasio, calcio, hierro, magnesio, cinc, ácido fólico y cromo, entre otros. Contribuye al equilibrio del sistema nervioso, digestivo, hormonal, circulatorio y locomotor. Para aumentar su acción revitalizante puede emplearse junto con el germen de trigo. Aunque la forma más potente sea en líquido, el modo de consumo más habitual es en polvo o salvado, añadido a sopas, zumos, batidos, yogures, etcétera.
Las semillas de linaza son ricas en fibra soluble, ácidos grasos esenciales, lignanos (que poseen propiedades anticancerígenas y antisépticas), proteínas, vitaminas (B, C y E), minerales (hierro y cinc), etcétera. Se aconsejan habitualmente en casos de problemas de piel, estreñimiento, colesterol alto, dolores de cabeza, hiperactividad, problemas alimentarios y para estimular las defensas. Se pueden adquirir ya molidas, o bien se pueden moler en casa antes de usarlas. Se deben conservar en un recipiente cerrado en el frigorífico. A semejanza del germen de trigo y de la levadura de cerveza, las semillas se pueden añadir a sopas, zumos, batidos, yogures, muesli, etcétera.
En general, estos suplementos (germen de trigo, levadura de cerveza y semillas de linaza) se pueden introducir en la dieta alimentaria a partir de los 2 años de edad y a razón de 1 cucharadita de café al día; a partir de los 6 años la dosis puede aumentar a 1 cucharadita de té al día, y a partir de 12 años puede usar 1 cucharada sopera al día. No obstante, su terapeuta podrá reajustar esta dosis según el caso de que se trate.
Los probióticos son suplementos de cultivos de bacterias «benéficas» que forman parte de nuestro organismo, especialmente de la flora intestinal. El equilibrio de estos cultivos es esencial para una digestión saludable y una buena inmunidad. Para niños menores de 2 años de edad conviene buscar un probiótico que contenga la cepa Bifidobacterium infantis, entre otras. Administrar 1/4 de una cucharadita de té de probiótico diariamente, durante 4 u 8 semanas. Después de esa edad las cepas predominantes en el organismo son los Lactobacillus acidophilus y Bifidobacteria bifidum. Administrar 1/2 cucharadita de té de probiótico diariamente, o lo que se sugiera en el producto, durante 4 u 8 semanas. Habitualmente la cantidad que hay que administrar se indica en el envase. Este suplemento se puede mezclar con agua en la fórmula infantil, zumos naturales diluidos, bebidas vegetales (de avena, almendra, quinua) o yogures biológicos. Los probióticos son uno de los suplementos más recomendados y resulta útil en diversas situaciones, desde el estreñimiento hasta las diarreas, alergias, candidiasis y otras infecciones. Hay que tener en cuenta que la toma de antibióticos causa un desequilibrio en la flora intestinal, por lo que debe ir acompañada de la toma de probióticos. En este caso, el probiótico debe administrarse por lo menos 2 horas después del antibiótico.
El propóleos es una sustancia producida por las abejas a partir de otras sustancias presentes en las flores y los árboles. Está compuesto de cientos de sustancias como resinas, ácidos grasos, aceites esenciales, proteínas, vitaminas y minerales. Tiene propiedades antisépticas, tanto antibacterianas como antivíricas, y está indicado para afecciones de las vías respiratorias superiores (boca, garganta, amígdalas, faringe, laringe), estados gripales, resfriados y como estimulante del sistema inmunitario. En uso externo es cicatrizante y se puede emplear para varias anomalías de la piel. Hay que tener en cuenta que, al ser el polen uno de los constituyentes del propóleos, este podrá causar reacciones a personas alérgicas al polen.
La jalea real es un compuesto muy nutritivo usado para la alimentación de la abeja reina. Está indicado como suplemento en casos de fatiga física y psíquica, estados de convalecencia, ansiedad, insomnio, falta de apetito, falta de concentración y deficiencia de vitaminas y minerales. La jalea real fresca es la mejor forma de administrar este suplemento, que se debe tomar en ayunas por la mañana. Se pone la dosis debajo de la lengua y se deja que se disuelva. Las personas con tendencias alérgicas deben interrumpir el tratamiento en caso de reacciones adversas. Los suplementos de línea infantil y júnior destinados a reforzar el sistema inmunitario suelen contener jalea real y propóleos en su composición.
Existen en el mercado diversos suplementos vitamínicos y de minerales de línea infantil y júnior. Compruebe en el envase cuáles son sus componentes y pregunte a su terapeuta si es necesario algún suplemento adicional que no esté incluido en el producto. Por otra parte, son preferibles los suplementos vitamínicos de fuentes naturales en vez de las vitaminas sintéticas. Estos suplementos están generalmente indicados cuando existen deficiencias nutricionales, como en el caso de dietas poco variadas, pobres en vegetales y frutas frescas, frutos secos oleaginosos (como nueces, almendras, cacahuetes), leguminosas y cereales integrales, pero también pueden ayudar en caso de intensa actividad física o intelectual, en periodos de crecimiento, para reforzar el sistema inmunitario y optimizar el metabolismo.
Los suplementos alimenticios pueden ser recomendables para una determinada afección en el transcurso de una consulta de terapias naturales.
• La mayoría de las plantas medicinales y remedios naturales suelen ser bien tolerados por los niños. Sin embargo, deberá interrumpir su uso si tras su administración observa ciertos efectos tales como eccemas, problemas digestivos, dolor de cabeza o dificultad respiratoria. En caso de reacciones alérgicas graves, recurra inmediatamente al médico. Para minimizar estas reacciones, cuando emplee un remedio natural por primera vez deberá usar solamente una pequeña cantidad y evaluar los resultados tras su administración.
• Las terapias propuestas para cada afección se pueden usar aisladas o en conjunto con el fin de complementar y reforzar su efecto. Sin embargo, en caso de duda, consulte a un terapeuta especializado.
• Siempre que tenga alguna duda o en caso de complicaciones, recurra a su profesional de la salud.
• Si su hijo toma algún tipo de medicamento o sufre alguna dolencia crónica, debe consultar a su médico y visitar a un terapeuta especializado antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento natural.
• La administración de medicamentos farmacéuticos de síntesis puede complementarse con la toma de remedios naturales. Sin embargo, para evitar posibles interacciones medicamentosas, consulte a un terapeuta especializado para que le aconseje.