NOTA INTRODUCTORIA

Es este un texto especial. No lo es por su temática. Hace ya años que trabajo en el campo de las políticas públicas, y he tenido la oportunidad de publicar varios libros y numerosos artículos sobre el tema. Tampoco lo es por su voluntad de que sirva de guía y de orientación tanto al mundo de la academia (profesores, investigadores, estudiantes de ciencias sociales o de otras materias que tengan que ver con intervenciones en la esfera pública), como al mundo de los decisores públicos, políticos y técnicos, o al espacio de los consultores y expertos. Desde siempre, me he preocupado por ir más allá de la lógica estrictamente académica y tratar de intervenir y ser útil en los debates concretos sobre los porqués y los cómos de la intervención y la transformación social, política y económica.

Es especial porque es la primera vez que publico un libro con quien fue, de hecho, uno de mis maestros e introductores al análisis de las políticas públicas, en una ahora lejana década de los ochenta. Bruno Dente estuvo muy presente en los inicios de mi especialización en políticas públicas y gestión pública. Y su ayuda fue inestimable. Lo fue también en los inicios del Programa Interuniversitario (UAB-UPFUB) «Máster de Gestión Pública» (MGP), que ha alcanzado su 25 edición, y que se inició en 1989. La puesta de largo de este programa de posgrado tuvo su momento mágico al reunir en la Universidad Autónoma de Barcelona, ese mismo año, bajo los auspicios del entonces decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Josep Maria Vallés, a personas que han sido siempre un referente para mí en los temas que en este libro se tratan: Charles Lindblom, Jeremy Richardson, Jean Pierre Nioche, Les Metcalfe, Michael Barzelay o el ya citado Bruno Dente. Recuerdo con especial emoción las intervenciones de uno de los «padres» científicos que tanto Bruno como yo veneramos, Charles Lindblom, ya mayor por aquel entonces, pero con una lucidez envidiable. El profesor Dente lo cuenta en el libro: «La verdad es que, como nos ha enseñado Charles Lindblom, una sociedad y un sistema político basado en las preferencias y en las interacciones entre sujetos tiende a funcionar mejor que una basada estrictamente en el intelecto». Bruno Dente fue profesor permanente, por así decirlo, a lo largo de varias promociones del MGP que disfrutaron con su ironía y sentido crítico.

Es también especial, ya que el libro, en su versión italiana y bajo la única autoría del profesor Dente, fue editado hace un par años, y tuve el placer de ser invitado por el autor a su presentación en el Politécnico de Milán, donde tuvimos ocasión de discutir el texto entre un selecto grupo de académicos y practitioners. Fue allí, en esa presentación, donde empezó a surgir la idea de realizar una nueva versión en español del libro, que partiendo de la coautoría, permitiera situar el texto en otro entorno y en otra realidad política y social. Esto ha implicado una completa revisión del texto, una incorporación de múltiples ejemplos de la realidad española, una puesta al día de referencias y citas con especial atención a las propias de la literatura disponible en castellano, y sobre todo, la incorporación de algo que en el libro original tenía un peso significativo y que le daba una gran riqueza, que eran los casos que no son solo ilustraciones de la parte teórica, sino que son, podríamos afirmar, el núcleo duro del libro. Los lectores encontrarán así, un conjunto de casos, extraídos de la realidad española, italiana e incluso latinoamericana, que dan vida, ilustran y enriquecen las aportaciones conceptuales y analíticas. Se ha añadido asimismo, un post scríptum, en el que trato de recoger lo que puede implicar el gran cambio tecnológico en el que estamos inmersos, y que lo está transformado todo, y por tanto, también el proceso de toma de decisiones públicas.

Quisiera destacar un rasgo que para mí resulta muy significativo del texto. Es un libro pensado en clave de aplicación práctica. Quiere ser una guía para innovadores y transformadores de la esfera pública. Buscando incorporar elementos, consejos, herramientas que sirvan al innovador, a quien quiere ir más allá de las soluciones incrementales y quiere transformar su entorno, a hacerlo factible. Pero ello no quiere decir que ésta sea una guía más de «cómo decidir bien en 10 sesiones». Si existiera ese «camino crítico», si pudiéramos hablar de «soluciones correctas», el lector no las encontrará en este volumen. Todo el libro está inmerso en una idea clave: hablamos de decisiones públicas en entornos plurales y en sistemas democráticos. Y eso, hoy día, quiere decir complejidad, pluralidad de visiones, heterogeneidad de intereses y debate y deliberación pública para la búsqueda de soluciones posibles. No hay soluciones simples para situaciones complejas. Pero, al mismo tiempo, situaciones complejas no siempre implican bloqueos decisionales, puro incrementalismo o mediocridad a la hora de afrontar problemas colectivos. Esto quiere decir, entre otras cosas, que la agencia o la capacidad de acción de que pueden disponer los agentes políticos y sociales en el intento de introducir innovaciones significativas en las políticas públicas, son o pueden llegar a ser mucho más amplias de lo que comúnmente se piensa

En este libro, insisto, no encontrarán argumentos ni aquéllos que creen que sin la política, las decisiones públicas funcionarían mucho mejor, ni tampoco aquéllos que creen que el funcionamiento de los sistemas políticos sirve para explicar lo bien o mal que se decide ante temas concretos. En primer lugar, porque como apunta un buen amigo de Bruno Dente y mío, el profesor Luigi Bobbio, no es posible «crear un espacio fuera de la política», donde las elecciones concretas, no aquéllas acerca de las grandes opciones y los objetivos generales, sino aquéllas que representan el núcleo de las políticas públicas, puedan ser tomadas desde una perspectiva exclusivamente técnica, sin necesidad de largos y complejos debates. Pensamos que por mucho que avance la tecnología, no basta con definir, técnicamente, la forma y los parámetros del tema sobre el que decidir en una ecuación, meter los datos en un ordenador, y así acabar tomando la elección acertada. En los sistemas democráticos, afortunadamente, los distintos puntos de vista se contradicen y complementan, y ello puede permitir superar los límites cognitivos que tiene cualquier decisor o sujeto individual. Lo que la gente prefiere no es algo fijo e inmutable, que pueda operar al margen del propio proceso e interacción social que conduce a la decisión. Por supuesto, el proceso que resulta puede parecer confuso y contradictorio (y sin duda lo es en muchos casos), pero basta una rápida comparación de los rendimientos en términos de innovación, desarrollo económico y equidad social para darse cuenta de que los sistemas autoritarios no tienen nada que enseñar a los democráticos. En clave contemporánea, el debate sobre las potencialidades de Internet en su potenciación de la innovación y el conocimiento compartido, apuntan en el mismo sentido.

Es, finalmente un libro especial, ya que parte de la idea de que referirse a «decisiones públicas» no es lo mismo que referirse a «decisiones de las instituciones públicas». Se reivindica aquí algo que entendemos que es clave en momentos como los actuales. Lo público, lo común es el espacio en el que colectivamente hemos de movernos para encontrar salida a problemas que nos afectan a todos o a una parte. Las instituciones públicas son parte integrante del escenario, del entramado de actores que intervienen en los asuntos de policy, los asuntos que requieren respuestas políticas y colectivas. Pero no agotan el significado de lo público, de las «decisiones públicas».

Espero que el libro «enganche» o interese como lo ha hecho conmigo mientras lo escribía, adaptaba, completaba y lo situaba en nuestro contexto. Sólo me queda agradecer la generosidad de Bruno Dente conmigo, por permitirme intervenir en su texto original, para construir esta aventura compartida que tenéis en vuestras manos. Y es obligado asimismo agradecer a los miembros e investigadores del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas, por haber participado, explícitamente como Quim Brugué, Mayo Fuster o Marc Parés, o implícitamente, como Raquel Gallego, Ismael Blanco, Ricard Gomà, Xavier Ballart, Marga León, Ramón Canal, Marc Martí o muchos otros investigadores y doctorandos del IGOP en las reflexiones, casos y debates de los que me he favorecido para afianzar mi participación en este volumen.

JOAN SUBIRATS
Barcelona, octubre de 2013