¿Se porta mal un niño que se echa a llorar porque no le dejas comerse una golosina antes de cenar?, ¿y un niño que no quiere desayunar?, ¿o uno que sin motivo alguno monta una rabieta de órdago?
Portarse mal significa cosas diferentes en cada sociedad. Las formas más habituales de mal comportamiento son las siguientes: no comportarse según las normas establecidas, las normas de los adultos o las de la sociedad en la que se vive, y que desde luego no son las normas de los niños. A los mayores nos interesan el orden, las buenas maneras, los horarios y, sin embargo, improvisamos constantemente, lo que desconcierta a los niños.
Los pequeños, por su parte, no son robots y reaccionan de manera diferente según su estado de ánimo, el cansancio o el estrés, muchas veces de manera desconcertante para los adultos. Se bloquean, no atienden a razones, se «cruzan» y entran en una espiral negativa, de la que a menudo no saben salir solos. Todos los niños tienen días malos y días peores, pero también en la mayoría de las ocasiones son magníficos.
Las prisas, los nervios, el estrés y el cansancio son nuestros peores enemigos por lo que respecta a la educación de nuestros hijos. La improvisación y no marcarse objetivos claros hacen que los niños detecten nuestra inseguridad o miedo, y eso se les contagia.
Cuanto más pequeños, más impulsivos son y tienen menos capacidad reflexiva de autocontrol. Simplemente reaccionan, a veces de la forma más insospechada. Cuántas veces nuestro pequeño se ha echado a llorar desconsolado sólo porque le hemos cambiado el plato por otro más grande. Parece que haya menos comida en el plato y, como él tiene mucha hambre, llora porque piensa que le ponemos menos. O llora porque siempre quiere ponerse los mismos zapatos.
Su mundo es mucho más restringido que el nuestro; todavía no comprenden muchas cosas, aunque parezca lo contrario. Es muy importante ponerse en la piel del pequeño y ver las cosas desde su perspectiva.
Cuando un niño se porta mal, es que tiene un mal día o sencillamente no ha entendido qué se espera de él. Sólo está aprendiendo, lo que no significa que sea «malo» o que tenga malas ideas. Se trata de un proceso de aprendizaje que le va a llevar algún tiempo, dependiendo del momento en que nos pongamos manos a la obra. Pero cuanto antes, mejor.