Capítulo 3

El sustantivo

 

En este capítulo

triangle.png Qué hacen los sustantivos

triangle.png Tipos de sustantivos

triangle.png El género de los sustantivos

triangle.png El número de los sustantivos

 

Lo que hace un sustantivo, que es lo mismo que un nombre, es nombrar. No es una definición muy académica, pero es que es lo que hace. Las cosas, las personas y los animales tienen nombre, incluso algunas cosas que no son ni personas ni animales ni cosas también tienen nombre. ¿Que qué no es ni persona ni animal ni cosa? Pues hay para nombrar y no acabar: libertad, miedo, simpatía, suciedad, escapada... son abstractos y hay un sinfín (mira, otro nombre de esos). Son distintos de Javier o Palmira, de Marrakech, mesa, nube, enjambre, tijeras o balcón, pero todos son sustantivos.

Todo tiene un nombre

Los nombres, o sustantivos, designan cosas, y como las cosas son muy variadas, hay nombres de diversos tipos. Lee el siguiente párrafo:

ma.png Aquel hombre gordo e idiota se paseaba por el cerro disfrutando del silencio. Se llamaban Pepe, el hombre, y Campana, el cerro, porque tiene esa forma. Al mediodía acompañaba el tentempié con agua que llevaba en unas botellas de plástico transparente, irrompible, mucho más ligera que la última cantimplora que había tenido. Las había rescatado entre la muchedumbre del botellón de la noche anterior, cuando, muerto de sueño, se había retirado de la juerga.

¿Parece un buen principio para una novela? Pues sigue con este libro y cuando acabes, si quieres, podrás escribirla con una ortografía y una gramática impecables. Por ahora presta atención a las palabras subrayadas. Todas son sustantivos, pero no puedes hacer lo mismo con todos ellos.

Al principio solo sabes que hay un hombre, pero luego ya sabes que no es uno cualquiera, sino uno que se llama Pepe; además el cerro también tiene un nombre para él solo. Eso se resume en que hombre y cerro son nombres comunes y Pepe y Campana son nombres propios.

Para identificar otra característica de los sustantivos, observa que puedes hablar de siete cerros pero no de siete silencios. Cerro es un sustantivo contable y silencio es un sustantivo incontable. Como de los cerros, los hombres, el agua y las botellas puedes captar sus características mediante los sentidos (puedes olerlos, oírlos, gustarlos, verlos o tocarlos) se dice que los nombres que los designan son sustantivos concretos. Por el contrario, pesimismo, silencio y forma son sustantivos abstractos. Quizá tengas dudas acerca de mediodía, tentempié, muchedumbre, botellón, noche, sueño y juerga; pues que sepas que se clasifican como concretos.

Lo que sabes seguro es que en el botellón había más de una persona, si no, no habría una muchedumbre, a pesar de que muchedumbre tiene pinta de estar en singular; eso es porque muchedumbre es un nombre colectivo, mientras que hombre o persona son nombres individuales. No creas que los colectivos solo designan conjuntos de personas, también lo son cubertería, flota, hojarasca y vocabulario.

Todas esos tipos de sustantivos los tienes en la tabla 3-1.

 

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¡Zas, una onomatopeya!

 

Las onomatopeyas son palabras que imitan un sonido o una imagen. Nadie necesita que le expliquen qué significa zas, pam, crac o toc toc. Su sonido refleja perfectamente la acción que representan. Y también las hay visuales, como zigzag o tic. Tan expresivas resultan, que muchas se han convertido en sustantivos (y algunas en verbos) o al menos funcionan como tales:

ma.png Cuando oigo un ring fuerte se me disparan los tics que tengo en el ojo, el corazón me hace tac tac y me echo a correr en zigzag, pero si son tres tocs espaciados, me tranquilizo. El croar de las ranas me parece alegre, pero tú no dices ni pío.

Como puedes ver, hasta plural tienen, y van acompañados de otras palabras, así que o ya se consideran sustantivos o funcionan como tales. Ocurre así con palabras como catapum, miau, splash, bang, achís, muac, ejem, zas.

Además, hay un grupo particular que son las onomatopeyas que imitan sonidos de animales: miau, guau, pío, quiquiriquí, beee, cuac, muu... Son tan reconocibles que los críos juegan a adivinar los animales por el sonido y pocas veces se equivocan. Lo raro es que los animales hablen el idioma del país donde viven; o si no ¿por qué los pollos ingleses dicen tweet, tweet (que suena tuit, tuit, y ahora ya sabes lo que haces cuando tuiteas), los gallos franceses kokoriko y las ovejas japonesas mee? Ahora, lo que es un misterio es lo de los perros: en inglés woof o wow, en catalán bub, en coreano mong, en francés ouaf, en japonés wan, en italiano bau, en alemán, wau y en ruso gav... cuando todo el mundo que tenga oídos se dará cuenta de que dicen guau.

El género de los sustantivos

En el texto que aparecía al principio del capítulo, el protagonista podría ser Pepa pero no podría tomarse una tentempiá.

Cerro, tentempié y sueño son sustantivos masculinos y no tienen femenino. Botellas es femenino y no tiene masculino. Hombre también es masculino, pero tiene un femenino, que es mujer.

Así que todos los sustantivos tienen género y número, pero no todos pueden cambiar de género o de número. (Hemos hablado bastante del género en el capítulo 2, así que puedes ir allí si necesitas recordar qué es).

Seguro que te parece lógico que gato y Alberto sean nombres masculinos, y perra y Alejandra, femeninos. Pero no es fácil explicar que sal, luna y tortuga sean femeninas y puente, sol y cocodrilo sean masculinos; de hecho sal es masculino en francés, puente es femenino en gallego, y en árabe sol es femenino y luna masculino.

Sustantivos que tienen masculino y femenino

Hay palabras cuyo género tiene que ver con la naturaleza de lo que designan y lo más frecuente es que tengan alternancia de género. Los sustantivos con alternancia de género suelen seguir unos patrones:

visto.png   El masculino acaba en -o y el femenino en -a, como en muchacho/muchacha.

visto.png   El masculino acaba en -e y el femenino en -a, como en presidente/presidenta.

visto.png   El masculino no tiene marca y el femenino acaba en -a, como en autor/autora.

visto.png   El masculino y el femenino tienen palabras distintas; como hombre/mujer, padre/madre, caballo/yegua, yerno/nuera.

visto.png   Hay algunas terminaciones menos comunes de femenino, como estas:

•     -esa, como en abad/abadesa, alcalde/alcaldesa, príncipe/princesa.

•     -triz, como en actor/actriz, emperador/emperatriz.

•     -ina, como en héroe/heroína.

Otros sustantivos tienen la misma forma en masculino y en femenino, y solo se distinguen por el artículo (uno de los protagonistas del capítulo 4) o los adjetivos (en este mismo capítulo, un poco después); por ejemplo, el pianista/la pianista; el guardia/la guardia, el miembro del consejo/la miembro del consejo.

apuntate.pngLos sustantivos acabados en -ente son invariables porque derivan de un verbo (son el participio activo) y designan al que hace la acción. Así, el caminante es el que camina y el cantante el que canta. Si la cantante desafina, se sabe que es una mujer por el artículo. Con la misma terminación hay adjetivos, como durmiente o independiente; y algunas palabras que pueden ser sustantivo y adjetivos, como paciente. En el mismo grupo está presidente, pero se ha incorporado la palabra presidenta para designar una mujer que preside. Los motivos no han sido lingüísticos, pero, no obstante, hay algún antecedente de desdoblamiento de género en palabras acabadas en -ente, es el caso del sustantivo dependiente (persona que atiende a los clientes en un comercio), del que derivó de forma natural el femenino dependienta.

norma.pngPara designar el sexo de muchos animales no se usan marcadores gramaticales de género, sino que se añade la palabra macho o hembra según convenga. Así, se habla del chimpancé macho y el chimpancé hembra, la cucaracha macho y la cucaracha hembra (ya de paso, apúntate que un chimpancé macho y un chimpancé hembra que se aparean no tienen un chimpancé bebé sino una cría de chimpancé).

Miembras de la sociedad

 

Para muchas de las palabras invariables en masculino y femenino se ha ido desarrollando una versión femenina. A menudo se trata de palabras que designan oficios que no solían desempeñar las mujeres y a medida que estas consiguen mayor igualdad social y acceden a ámbitos que antes tenían vetados, hay movimientos que reivindican el reflejo lingüístico de esa realidad. Ese es el caso, por ejemplo de juez /jueza, fiscal /fiscala. Sin embargo, nadie clama porque se acuñen y se usen motoristo, pianisto, guardio, solisto, oficinisto o periodisto.

El castellano tiene mecanismos suficientes para distinguir el género de las palabras de género común y pocas veces se dan ambigüedades. Suele bastar con un artículo para entender perfectamente que la juez sentenció al pianista a tocar sin parar las sonatas de Bach hasta que una periodista se levantó, llamó a su novio oficinista y se fueron a cenar con la fiscal y el guardia.

Pero en ese furor igualitario del lenguaje, hubo una ministra que se hizo famosa por hablar de los miembros y las miembras. Lo que no se recuerda tanto es que muchas mujeres siguen sufriendo la opresión de las sociedades en las que viven y la violencia de los hombres que las rodean, un oprobio para toda la humanidad. Es difícil que la vocal a, ella sola, cambie la sociedad. Las leyes y la educación tendrán que hacer la mayor parte.

Sustantivos que son o masculinos o femeninos

A pesar de que, como has visto en el apartado anterior, hay palabras que tienen masculino y femenino, en español el género de la mayoría de los sustantivos es invariable y arbitrario; no hay más remedio que conocerlo. A menudo, la terminación de esos nombres es una pista sobre su género.

ma.png El ogro se comió a la princesa en un plato dorado, pero al punto llegó el héroe con una espada acabada en una punta muy afilada. Y raja que te crío. ¡Para qué quieres más!, todo el valle lleno de sangre del dragón; verde, claro, porque la sangre de los dragones es verde, como la hierba, como los árboles, que tienen raíces, ramas y hojas, y dan frutos; bueno, y algunos también dan frutas; por ejemplo el naranjo, que da naranjas.

De ese texto son sustantivos masculinos: ogro, plato, punto, héroe, valle, dragón, árbol, fruto y naranjo.

Y son sustantivos femeninos: princesa, espada, punta, raja, sangre, hierba, raíz, rama, hoja, frutas y naranjas.

Entre los masculinos son mayoría los que acaban en -o y entre los femeninos, los que acaban en -a. Pero fíjate que hay dos que acaban en -e, y uno es masculino y el otro femenino; y uno que acaba en -l, que ya es acabar de forma rara, o no tanto: árbol, mural, credencial, ababol, caníbal, pernil, hospital, carril... no, no parece haber muchos sustantivos femeninos acabados en -l; de la lista anterior solo lo es credencial. Pero si piensas que:

ma.png Los fantasmas se cuidan las manos todo el día y consultan los mapas cuando van en moto.

Te darás cuenta de que:

visto.png   Hay sustantivos masculinos acabados en -a: fantasma, día, mapa.

visto.png   Y sustantivos femeninos acabados en -o: mano, moto.

visto.png   Es cierto que no son muchos, pero los suficientes para no poder dar una regla general.

Femenino o masculino, según lo que quieras decir

En español, hay algunos nombres que tienen distinto significado según si se usan en femenino o en masculino. Algunos de ellos son:

     el/la punto/punta

•     el/la político/política

     el/la granizado/granizada

•     el/la anillo/anilla

     el/la río/ría

     el/la cubo/cuba

     el/la naranjo/naranja (manzano/ manzana; cerezo/cereza, etc.)

•     el/la cura

&    &&el/la coma

     el/la editorial

     el/la pendiente

     el/la orden

     el/la frente

     el/la corte

     el/la cólera

     el/la cometa

     el/la parte

Si no tienes claras las diferencias, puedes buscar el significado de esas palabras en el DRAE (si quieres usarlo en línea, podrás encontrar la dirección en el apéndice II).

De género ambiguo

El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar!

Así empieza un conocido poema de Rafael Alberti. Esos versos muestran que, en español, hay algunas palabras que se usan en ambos géneros; o, dicho de otra manera, no se acaba de saber en qué género hay que usarlas. Aquí tienes las más comunes:

     mar

     azúcar

     calor

     linde

     reúma

     tilde

     canal

     color

     arte

     lente

     margen

     doblez

El número de los sustantivos

Si oyes a Concha decir que:

ma.png Para ir al pueblo, todos mis primos cogen la autopista, pero el tacaño de Abilio no sale de la comarcal para ahorrarse los peajes.

Sabes que una persona (Concha) tiene más de un primo, que se refiere a una autopista, que Abilio es una persona (una persona tacaña, pero una persona) y que se ahorra más de un peaje. No sabes de cuántos primos ni de cuántos peajes habla, pero sí que son más de uno.

La mayoría de los sustantivos pueden expresar si se refieren a una unidad o a más de una; pero no todos. Puedes tener mucha hambre, pero no dos hambres; y tu habitación puede ser un caos, pero nunca habrás puesto orden en unos caoses. Además de hambre y caos, hay algunos sustantivos que solo se usan en singular; muchos que expresan cualidades, disciplinas y materiales. Puedes ver algunos en la tabla 3-1.

También hay algunos sustantivos que no son posibles en singular: aunque solo te vayas a la playa un día estarás de vacaciones, no de vacación. En la tabla 3-1, verás unos cuantos.

Otros nombres se usan indistintamente en singular o en plural. Observa en la tabla 3-2 que suelen designar objetos formados por dos partes simétricas. En la misma tabla verás palabras que son iguales en singular y en plural; son sustantivos que acaban en -s o en -x.

 

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Cómo se forma el plural de los sustantivos

Formar el plural de los sustantivos es fácil; y seguro que podrías explicarlo sin pensarlo mucho. La forma más habitual en los nombres que tienen ambos números es añadir una -s al singular, como en estos ejemplos:

•     el camello los camellos

•     una joroba dos jorobas

•     un pie cuatro pies

•     el café los cafés

La otra forma es añadir -es, como en estos ejemplos:

•     el tropezón los tropezones

•     un jabalí dos jabalíes

•     el tabú los tabúes

•     el ganador los ganadores

norma.pngHay tres nombres que cambian la vocal tónica y la tilde al pasar al plural. El carácter, el régimen y el espécimen pasan a ser los caracteres, los regímenes y los especímenes. Para saber más sobre la acentuación puedes ir al capítulo 8.

paranota.pngAunque los formes automáticamente, quizá no sepas que hay una regla. Los sustantivos acabados en vocal átona o en a, e, o tónicas, añaden -s. Los acabados en consonante excepto s o x añaden -es.

norma.pngPara las palabras que acaban en í o en ú se suelen admitir dos formas de plural: con -es y con -s. En la lengua formal se prefiere la primera: tabúes, bisturíes, pero la lengua hablada empuja cada vez más hacia la forma más sencilla: bisturís, tabús, champús, menús, hindús, vermús, sobre todo en los gentilicios: marroquís, omanís, y en las palabras de la lengua coloquial: gachís, pirulís.

borra.pngLo que debes borrar de tu mente son plurales como cafeses, pieses, gachises o sofases.

apuntate.pngHay algunos plurales particulares. Si los memorizas, ya no dudarás. Cópialos como si tuvieras una libreta mental en la que registrar lo que ves en la pizarra de la tabla 3-4.

 

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El plural de sustantivos compuestos

Si no recuerdas qué es un nombre compuesto, puedes ir al apartado «La composición de las palabras» del capítulo 2. ¿Ya los recuerdas? Pues ahora puedes darle un puntapié a un sacacorchos porque ha habido un malentendido mientras ibais en un ciclomotor; o bien:

ma.png Puedes darle varios puntapiés a todos los sacacorchos porque ha habido dos o tres malentendidos mientras ibais en unos ciclomotores.

Y si miras esa última frase con atención, llegarás a la conclusión de que el plural de las palabras compuestas es como el de cualquier otra; solo tienes que olvidar que son compuestas.

paranota.pngCuando se trata de sustantivos constituidos por dos partes pero sin que formen una palabra única, puede ser que se convierta en plural solo la primera parte o ambas:

     horas punta; sofás cama; coches bomba.

     Estados miembros, palabras claves.

norma.pngY para acabar, una advertencia triple. Son invariables en plural:

visto.png   Las siglas y los acrónimos, como las ONG, los CD (diremos mucho más sobre ellos en el capítulo 14).

visto.png   Los extranjerismos (entre ellos los latinismos), como los déficit, no tienen plural.

visto.png   Las abreviaturas sí tienen plural, como 175 págs. (y de estas también hay más información en el capítulo 14).

Sustantivos... a veces

 

Los tulipanes holandeses son preciosos y las mujeres yemeníes suelen ir vestidas de negro. En esa frase holandés y yemeníes son gentilicios; es decir, adjetivos (es posible que ya lo sepas, si no es así, puedes comprobarlo en el capítulo 4). Estupendo, este capítulo va de sustantivos, así que ya se ha acabado.

Espera... a ver si en esta otra no es igual... A los holandeses les gustan mucho los tulipanes, pero las yemeníes no suelen ver tulipanes. Ahí holandés y yemeníes nombran a personas nacidas en Holanda y en Yemen, respectivamente. Y habíamos quedado que las palabras que nombran son sustantivos.

En realidad a otros adjetivos les pasa lo mismo. Antonio Machado escribió que «Solo el necio confunde valor y precio» y también eso tan conocido de «Caminante no hay camino, se hace camino al andar». En esas dos frases hay sendos adjetivos, necio y caminante, que actúan como sustantivos; es decir, son adjetivos sustantivados (en el capítulo 4 verás cómo se consigue eso), y a todos los efectos, funcionan como un nombre.