Capítulo 2

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Preparados, listos, ¡yoga!

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En este capítulo

• Tomar la decisión de practicar yoga

• Descubrir qué estilo, qué clase y qué profesor de yoga te van mejor

• Prepararse para una sesión de yoga

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Este capítulo te dará las claves de la preparación para la práctica del yoga, tanto si optas por hacerlo en grupo como por tu cuenta. Hablaremos de las metas, del equipamiento adecuado y de cómo encontrar tiempo para dedicárselo al yoga, entre otras cosas.

recuerda.JPGAsegúrate de tener la preparación física suficiente antes de empezar esta nueva experiencia con el yoga o con cualquier otra actividad física. Consulta a tu médico, sobre todo si tienes algún problema de salud. Aunque sufras hipertensión, artritis, dolor crónico de espalda o problemas de corazón, no solo puedes hacer yoga, sino que será beneficioso para tu cuerpo. En casos más graves, es probable que tengas que trabajar con algún terapeuta de yoga para que te indique las rutinas apropiadas y haga un seguimiento del progreso.

Establecerse una meta para la práctica

Antes de empezar a pensar en las clases y el material que necesitarás, toma aire, espira lentamente y hazte la siguiente pregunta: ¿qué espero de mi experiencia con el yoga? Ten en cuenta las siguientes preguntas:

• ¿Quiero probar el Hatha Yoga simplemente porque está de moda?

• ¿Espero encontrar una manera de aclarar la mente y eliminar el estrés?

• ¿Mi principal interés es el entrenamiento físico?

• ¿Quiero tener un cuerpo más flexible?

• ¿Siento curiosidad por la meditación?

• ¿Me interesan los aspectos del yoga?

• ¿Tengo problemas de salud, como dolor de espalda o hipertensión, y espero que el yoga me ayude a aligerarlos?

Obviamente, si tus objetivos son enteramente espirituales, deberías escoger la rama del yoga que se adapte mejor a esas metas. Quizá puedan serte de ayuda los estilos bhakti, jnana, raja, karma o tantra. En el capítulo 1 podrás ver en qué consiste cada uno; luego, tendrás que buscar información en otros libros, ya que este se centra en el Hatha Yoga, la rama más popular en Occidente. Si tu objetivo principal es mejorar la salud o conseguir un bienestar completo, o si quieres estar en forma y adquirir flexibilidad, deberás seleccionar el estilo de Hatha Yoga que más se adapte a ti (en el capítulo 1 encontrarás más información).

consejo.jpgUna vez que tengas claras tus motivaciones y expectativas, ve más allá: escríbelas. Pon por escrito tus metas, de manera que puedas centrarte en tus necesidades concretas. Por ejemplo, quizá quieras gestionar mejor el estrés. Para conseguirlo, deberás tener en cuenta tus necesidades particulares. Si eres una madre muy ocupada y solo tienes media hora de tiempo por las noches y entre semana, y alguna hora algunos domingos, tu necesidad es, obviamente, tener un programa de yoga sencillo.

Escoger entre los diferentes tipos de clases

Así pues, has decidido empezar a hacer yoga. ¿Qué es lo mejor que puedes hacer? Lo más sencillo es ponerse en manos de un profesor o practicarlo en una clase, en vez de embarcarse en la aventura de hacerlo por libre. Aunque puedes intentar algunas prácticas básicas de este libro (¡para eso está!), una rutina de yoga segura y fiable requiere la instrucción adecuada de un profesor cualificado. Los siguientes apartados te ayudarán a determinar qué tipo de clase estás buscando.

Sin excusas, por favor

La mayoría de nosotros somos conscientes de que las 24 horas que tiene un día vuelan. Sin embargo, si observamos con detenimiento en qué las empleamos, nos daremos cuenta de que no todo lo que hacemos es necesario; es posible que estemos desperdiciando la oportunidad de recargar las pilas o de conectar con nuestra fuente interna de felicidad en los momentos de ocio. Si has cogido este libro y estás leyendo estas líneas, quiere decir que tienes tiempo suficiente para practicar yoga con frecuencia.

Si crees que no eres capaz de practicar el Hatha Yoga porque requiere demasiada flexibilidad o mucha resistencia física, presta atención a esta verdad: ¡puedes ser más duro que una tabla y aun así sacarle partido al yoga! Las posturas yóguicas te ayudarán a ser más flexible, empieces por donde empieces. No dejes que las fotos de algunos libros de yoga te intimiden, porque, generalmente, se trata de imágenes de practicantes avanzados. Este libro se centra en las necesidades de los principiantes. Después de haber dado los primeros pasos, el siguiente gran salto no te parecerá tan inalcanzable.

Muchos centros de yoga ofrecen cursos de iniciación (de entre cuatro y seis semanas), muy útiles para tener una primera toma de contacto. Después de unas cuantas clases y con el consejo de un instructor, podrás continuar practicando y adentrándote en el mundo del yoga por tu cuenta (hay más información en el apartado “Saltarse la clase”, en este mismo capítulo). En ese caso, quizá quieras que un profesor supervise de cuando en cuando tu progreso, para comprobar que no has adquirido malos hábitos al practicar las posturas y otros ejercicios.

Encontrar una clase que se ajuste a ti

Si vives en una ciudad grande, lo más seguro es que puedas escoger entre varios tipos de clases en grupo. Pero si vives en una ciudad pequeña, la oferta será menos variada. A continuación te mostramos algunas sugerencias para que encuentres la clase que más se ajuste a tus necesidades:

• Comenta con tus amigos que quieres ir a una clase de yoga; quizá alguno de ellos te hable de sus clases o de su profesor.

• Consulta las asociaciones o los grupos de ámbito regional o nacional (algunos están en el apéndice de este libro).

• Echa un vistazo en los tablones de anuncios de las tiendas de la llamada ‘comida sana’ y en los centros de educación para adultos.

• Visita los recursos de Internet que aparecen en el apéndice.

• Averigua qué posibilidades ofrecen en los centros deportivos más cercanos (pero antes de asistir a la primera clase, asegúrate de que el profesor esté cualificado, que ha tenido una formación adecuada y que puede certificarlo).

• Pregunta en la biblioteca o en el centro cívico de la zona en la que vives.

• Busca en las páginas amarillas o en guías similares.

Escoger la clase y el profesor

Antes de comprometerse a asistir a un curso o a una serie de clases de yoga, es recomendable visitar varios lugares donde se impartan y conocer a los profesores. Algunos centros facilitan el número de teléfono de los profesores, por lo que puedes tener una conversación con ellos. Cuando visites un centro o una clase de yoga, déjate guiar por tu intuición. Observa si las personas que te atienden lo hacen bien y fíjate también en cómo te sientes con los practicantes que asisten a las clases. Visita las instalaciones y siente la energía del lugar. A veces (no siempre), uno suele acertar con sus primeras impresiones. Algunos profesores incluso te dejan asistir a una primera clase simplemente para observar, aunque muchos otros consideran que esto puede distraer a sus alumnos.

consejo.jpgLleva una lista a tu primera visita. No te dé vergüenza ser tan meticuloso. Si no quieres llamar la atención, memoriza los puntos que quieras comprobar. Te sugerimos algunos:

• ¿Qué ambiente se percibe en el edificio o en la clase?

• ¿Cuál es mi impresión del profesor?

• ¿Prefiero una profesora o un profesor?

• ¿Qué formación y experiencia tiene el profesor?

• ¿Gozan el centro y el profesor de una buena reputación?

• ¿Cómo respondo ante los demás estudiantes?

• ¿Se ajusta el programa a mis necesidades?

• ¿Hay muchos practicantes en una misma clase? ¿Podré recibir del profesor la atención necesaria?

• ¿Me sentiré bien al asistir con frecuencia?

• ¿Puedo permitirme las clases?

Cuando visites el centro, no dudes en preguntar al profesor y a los empleados todo aquello que te preocupe. En concreto, pregunta qué estilo de Hatha Yoga se practica allí. Algunos estilos, sobre todo el ashtanga o yoga dinámico, exigen una preparación física especial. En cambio, hay otros estilos más relajados. En este libro abogamos por estos últimos. Sin embargo, entendemos que algunas personas con mucha energía pueden sentirse atraídas por programas de yoga similares a entrenamientos físicos, que, por lo tanto, requieren fuerza, resistencia y gran flexibilidad, y hacen sudar mucho.

Si no estás familiarizado con el estilo de una escuela en particular, no dudes en pedir que te expliquen en qué consiste (consulta el listado de diferentes estilos del capítulo 1). Los practicantes de yoga suelen ser personas amigables y con disposición para responder a tus preguntas y calmar tu mente. Si no es ese el caso, marca una cruz en la casilla correspondiente de tu lista mental. Recuerda que, hasta la persona más agradable, incluso un practicante de yoga, puede tener un mal día. Pero si no te sientes cómodo ni bienvenido en tu primera visita, es probable que no te sientas mejor tratado más adelante.

¿Qué hace bueno a un profesor?

Un buen profesor de yoga debería ser un buen ejemplo de lo que es el yoga en sí: una persona equilibrada que no solo es hábil con las posturas, sino también amable y considerado con los demás, con capacidad de adaptación a las necesidades de sus alumnos y atento a las de cada uno de ellos. Comprueba las credenciales del profesor para asegurarte de que ha recibido la formación adecuada o si tiene algún título que certifique su preparación en alguna de las tradiciones yóguicas. Consulta el capítulo 23 y el apéndice, allí encontrarás nuestras recomendaciones acerca de algunas de las organizaciones de yoga más arraigadas.

Nuestra recomendación es que evites a aquellos profesores que solo han asistido a algunos talleres de yoga en los que han recibido sus diplomas tras un curso de tres días. Podrán ser excelentes instructores de aerobic, pero no sabrán nada de yoga. Evita también aquellos profesores que parecen sargentos o cualquiera que te intimide al cuestionar tu nivel al ejecutar las posturas; y, por supuesto, bajo ningún concepto permitas que un instructor te obligue a hacer una postura que no sea cómoda o que te cause dolor.

Consigue un curso correspondiente a tu nivel

Si eres novato, busca un curso para principiantes. Te sentirás más cómodo en un curso con personas que tengan el mismo nivel que tú, que en uno donde los practicantes avanzados adoptan posturas complicadas con elegancia y facilidad. Sea cual sea el nivel de la clase, no te sientas cohibido. Ningún estudiante avanzado te observará para ver cómo lo hace el “nuevo”. Al contrario, es posible que recibas sonrisas de ánimo.

consejo.jpgEs frecuente que las clases para principiantes se anuncien como yoga fácil o iniciación al yoga.

advertencia.JPGSi eres principiante, no te recomendamos las clases con muchos estudiantes (de más de 20), como tampoco las clases con practicantes de diferentes niveles, donde se mezclan los nuevos con los de cursos posteriores, ya que es probable que el profesor no pueda prestarte la atención necesaria para garantizarte una seguridad. Ten en cuenta, sin embargo, que los profesores con mucha experiencia son bastante apreciados, y sus clases suelen estar muy concurridas. Deberás decidir cuál es tu prioridad: ¿una atención más personalizada o un profesor con una gran experiencia?

¿En grupo o particular?

Decide si quieres aprender yoga en grupo o si prefieres un profesor particular. En la práctica, muchas personas empiezan con clases en grupo porque son más económicas y porque practicar con otras personas motiva más. Sin embargo, si puedes permitirte unas clases individuales, aunque no sean muchas, podrás sacarles mucho provecho. Si tienes algún problema serio de salud, es importante y recomendable que practiques con un profesor-terapeuta de yoga.

He aquí algunas ventajas de recibir clases particulares:

• La atención es personalizada.

• Tendrás la oportunidad de interactuar más con el profesor.

• Podrás llevar a cabo rutinas más variadas y con una correcta supervisión.

• Podrás trabajar de forma más intensiva aquellos ejercicios que te resulten más difíciles.

• Si eres tímido o te distraes con facilidad, no tendrás que preocuparte por la presencia de otras personas.

Y he aquí las ventajas de las clases colectivas:

• Recibirás el apoyo de otras personas.

• Tu motivación aumentará al ver que otros consiguen mejorar.

• Podrás conocer buenos amigos que compartan tus aficiones.

• Son más económicas.

Clases en casa y en estudios

Muchos profesores de yoga de todo el mundo ofrecen sesiones en sus casas o en talleres particulares. Que esto no te desanime, quizá sea una buena oportunidad. Lo que anima a muchos profesores a trabajar de esta manera es que así evitan el aspecto mercantil y la dedicación que supone administrar un gran centro. Por lo general, en los talleres se crea un ambiente de grupo; además, podrás esperar una atención más intensa y personalizada por parte del profesor, porque los grupos son más reducidos que en los centros.

¿Cuánto dura una clase de yoga?

El tiempo de duración de una clase en grupo puede variar entre 50 y 90 minutos. Las clases de yoga que se imparten en centros deportivos, gimnasios y las clases especiales para grupos de empresa rondan los 50 o 60 minutos de duración. Sin embargo, las clases para principiantes impartidas en los centros de yoga suelen tener una duración de entre 75 y 90 minutos. Las clases particulares suelen ser de una hora, aproximadamente.

¿Cuánto me puede costar una clase de yoga?

En general, las clases en grupo son bastante accesibles. Las más baratas suelen ser las de los centros cívicos, clubs para personas mayores y centros educativos para adultos. Las clases de las asociaciones juveniles suelen tener precios razonables, y, quizá el gimnasio o el club al que acudas tenga clases de yoga gratuitas como parte de las actividades.

Los precios son muy variables. Hay centros que los facilitan por teléfono y también pueden ser consultados por Internet. Cada vez hay más centros de yoga con página web (en el apéndice aparecen algunas pistas); en esas páginas, por lo general, no se mencionan los precios, pero tienen una dirección de correo electrónico o un teléfono para hacer este tipo de consultas. Si lo que quieres es inscribirte durante un tiempo en un centro, pregunta por los abonos, porque pueden salir a cuenta. Las clases particu­lares, obviamente, serán un poco más caras que las colectivas y el precio es muy variable, por lo que resulta imposible dar una estimación.

Si notas que algunos centros tienen cierto “tufillo” mercantilista, es bastante probable que tu olfato no te esté engañando. Si lo que cobran en un centro de yoga te parece excesivamente caro, busca otro lugar más adecuado a tus posibilidades. En algunos sitios, puedes encontrar clases gratuitas o a precios muy reducidos, sobre todo en organizaciones y asociaciones subvencionadas.

Clases mixtas

La mayoría de clases de yoga son mixtas, con un promedio de siete mujeres y tres hombres por sesión. Sin embargo, algunos estilos más dinámicos de Hatha Yoga atraen casi el mismo número de hombres que de mujeres.

Vestirse para el éxito y otras consideraciones para la práctica del yoga

Después de haber escogido el tipo de clase al que asistirás, es probable que tengas ganas de coger la mochila y lanzarte a esa primera sesión. En los siguientes apartados daremos respuesta a tus preguntas acerca de qué llevar y cómo estar seguro (y cómo caer bien a los compañeros) en tu primera clase de yoga en grupo.

¿Cómo me visto?

Los practicantes de yoga utilizan prendas muy diferentes para sus ejercicios. Lo que lleven dependerá del nivel de dificultad de la clase y de la temperatura de la sala. Por supuesto, también dependerá de la expresión corporal. Hay algunos grupos un tanto excéntricos que practican el yoga completamente desnudos, lo cual no es muy buena idea, porque algunas personas se distraen. Además, de esa forma es muy fácil resfriarse. Incluso cuando practiques por tu cuenta, es muy probable que te resulte mejor cubrirte la zona lumbar y el abdomen. Por lo menos, esa es la manera tradicional de practicar el yoga.

Las mujeres suelen llevar mallas, sudaderas, pantalones y camisetas cortas. Los hombres usan pantalones cortos, sudaderas y camisetas con mangas o sin ellas.

recuerda.JPGLa clave es llevar prendas limpias, simples y cómodas, que te permitan moverte y respirar libremente. A algunas personas les gusta estar a la moda y llevar las prendas más modernas, pero no lo aconsejamos.

Si practicas al aire libre o en una sala con poca calefacción, quizá sea mejor llevar varias capas de ropa que puedas ir quitándote durante la clase y volver a ponerte en la última parte, durante la relajación o la meditación.

Preparar la mochila para el yoga

Antes de ir a la clase deberás tener en cuenta el tipo de suelo en el que practicarás. Si es de moqueta o está cubierto con alfombras, bastará con una toalla o un aislante de espuma (en el capítulo 19 encontrarás la descripción de estas colchonetas y otros artículos). En cambio, si es de madera, necesitarás algo más acolchado, sobre todo para las rodillas. En ese caso, te aconsejamos que lleves una colchoneta más gruesa o alguna alfombra que sea un poco más ancha que tu espalda y un poco más larga que tu estatura. Si eres friolero, lleva una manta para cubrirte durante la relajación final. Una manta doblada en cuatro también puede ser útil como almohada para la cabeza cuando tengas que tumbarte en el suelo. A medida que el profesor conozca tus necesidades podrá aconsejarte sobre otros accesorios útiles. Como ya comentamos en el capítulo 1, algunas modalidades de yoga, como es el caso del Iyengar Yoga, utilizan más accesorios que otras. En la lista siguiente detallamos algunos objetos que puedes llevar a clase:

• Tu propia colchoneta de yoga o una alfombra pequeña.

• Una toalla.

• Una manta.

• Prendas extra para cubrirte en caso de que haga frío o quitártelas en caso de que haga calor.

• Una botella de agua (para mantener el equilibrio de los electrolitos después de la sesión); te recomendamos que utilices un recipiente metálico con agua filtrada.

• Entusiasmo, motivación y buen humor.

Si vas a tomarte el yoga en serio (y te preocupa la higiene), te recomendamos que hagas una pequeña inversión y adquieras tu propia colchoneta y otros objetos que puedas necesitar. Aunque la mayoría de los centros ponen ese material a tu disposición, quizá prefieras llevar el tuyo. Si alguna vez coges la última colchoneta del montón después de una clase en la que se ha sudado mucho, sabrás a qué nos referimos.

La seguridad es lo primero

La actitud personal es el factor más importante para la seguridad en una clase de yoga. Si desde un principio comprendes que no se trata de competir con los demás practicantes ni con el profesor, y que debes evitar lastimarte, disfrutarás de una práctica segura. La máxima popular que dice que “para presumir hay que sufrir” no puede aplicarse al yoga. Quizá sea más correcto decir que “no se gana nada con dolor negativo”.

Por dolor negativo se entiende la molestia que puede causarnos dolor o aumentar la probabilidad de sufrir una lesión. Si no has practicado ejercicio de ningún tipo durante un tiempo, lo más lógico es que al principio tu cuerpo oponga algo de resistencia. También es probable que tengas agujetas al día siguiente, lo cual querrá decir que el cuerpo se está adaptando a la nueva práctica. La clave para evitar lesiones está en moverse con delicadeza. Es mejor trabajar de forma suave que lamentar una rotura de ligamentos. Un buen profesor siempre te recordará que adoptes las posturas con suavidad y que trabajes de forma creativa con la resistencia física del cuerpo. No hacer daño es una importante virtud moral del yoga, algo que debe cumplirse con todos los seres vivos, ¡incluso con uno mismo!

Si tienes alguna limitación física (intervenciones quirúrgicas recientes, problemas en las rodillas, en el cuello o en la espalda, entre otros) asegúrate de que las personas del centro y tu profesor lo sepan antes de iniciar las clases. El profesor debe dividir su atención entre todos los alumnos, por lo que si le informas evitarás lesionarte.

Buscar tiempo para el yoga

Durante siglos, las horas más comunes para practicar el yoga han sido dos: a la salida del Sol y al atardecer, por ser los momentos más propicios del día. Sin embargo, hoy en día los estilos de vida ajetreados pueden ser un obstáculo para nuestras mejores intenciones, de manera que sé práctico y programa la sesión de yoga para el momento que más te convenga. Pero ten en cuenta, a efectos estadísticos, que si la programas para alguna hora de la mañana tendrás un 30% más de posibilidades de llevarla a cabo. No obstante, es más importante cumplir lo que te hayas propuesto que ceñirse a un horario estricto.

Practicar a una hora similar todos los días te ayudará a crear un buen hábito, por lo que te será más fácil mantener la constancia.

advertencia.JPGSi el profesor insiste en que hagas un ejercicio o un programa con el que te sientes muy incómodo o incluso te resulta doloroso, haz una pausa sobre la colchoneta o da un pequeño paseo por la clase. Mantén la calma y remite tu queja a la persona del centro más indicada después de la clase. Por suerte, estas situaciones son poco frecuentes.

Cuestiones de comportamiento

Como en todas las situaciones sociales, la educación implica sensibilidad hacia los demás; esas mismas reglas de conducta responsable también se aplican en las sesiones de yoga. Antes de acudir a clase, repasa estas normas básicas de cortesía:

• Sé puntual; llegar “elegantemente tarde” es de mala educación y puede molestar a los demás.

• Si has llegado pronto y hay estudiantes de la clase anterior que están en la parte de relajación o meditación, respeta el silencio.

• Deja fuera de la clase los zapatos, el chicle, el teléfono móvil, el busca y las actitudes groseras.

• Evita fumar y tomar bebidas alcohólicas antes de la clase.

• Dúchate y ve al baño antes de cada sesión.

• Procura hablar lo mínimo en las clases; hay personas que llegan antes para meditar o para estar sentados tranquilamente.

• Si el suelo de la sala es resbaladizo, asegúrate de quitarte los calcetines (y de no dejarlos junto a la cara de tu vecino). Si te dan vergüenza tus pies, recuerda que sus 26 huesos realizan un trabajo ejemplar al sostener el cuerpo durante todo el día. Además, en la sala todos estarán lo suficientemente ocupados como para fijarse en ellos.

• Evita llevar joyas.

• Asegúrate de que (ejem), tus partes pudendas estén debidamente cubiertas si llevas pantalones cortos y sueltos, o incluso si, a pesar de nuestra recomendación de no hacerlo, llevas ropa muy ajustada.

• No utilices perfumes ni colonias.

• Evita comer ajo el día que acudas a clase.

• Siéntate junto a la ventana o cerca de la puerta si te falta mucho el aire.

• Si tienes problemas de oído, siéntate cerca del profesor; algunos hablan muy bajo para crear un ambiente tranquilo.

• Si has utilizado algún objeto durante la clase, déjalo a un lado con cuidado.

• Paga a tu profesor puntualmente, sin que tenga que recordártelo.

Saltarse la clase

Tradicionalmente, el yoga se transmite de maestro a alumno. Sin embargo, algunos yoguis expertos son autodidactas. Estos espíritus independientes han sentado un precedente para aquellos a quienes les gusta explorar nuevos territorios por su propio pie. Si vives en una zona aislada y no puedes acceder fácilmente a un profesor de yoga o a una clase, no te desanimes. Habrá opciones a tu alcance que puedan servirte para iniciar el viaje yóguico. Aquí tienes algunas pistas por donde buscar:

• Casetes.

• Libros.

• CD.

• DVD.

• Revistas.

• Boletines de noticias.

• Periódicos.

• Televisión.

• Vídeos.

Puesto que el yoga es una técnica motriz, muchas personas que no tienen acceso a un profesor utilizan DVD o cintas de vídeo para aprender. Si te decantas por esta forma de aprendizaje, te recomendamos que aprendas una rutina y poco a poco dejes de observar la pantalla para centrarte en la voz del instructor. En el yoga, el trabajo interno es más importante que el externo, y en este caso las imágenes pueden interferir en ese proceso. Oír una voz será mejor. Según el yoga, el sentido de la vista es muy activo, incluso agresivo, mientras que el oído es un receptor más pasivo. Por eso los CD y las cintas también pueden ser útiles, siempre y cuando vayan acompañados de ilustraciones.

Nosotros opinamos que es mejor un buen libro de yoga que los artículos de revistas o de periódicos, simplemente porque la redacción de un libro exige una consideración más profunda y detallada de la materia, así como de su presentación. Además, tiene menos publicidad. En el apéndice encontrarás un listado de libros que nosotros recomendamos. Sin embargo, no menosprecies el valor de un boletín informativo de un estudio de yoga, sobre todo si lo recibes por correo electrónico. Estas publicaciones pueden ser un buen hallazgo si vienen de una fuente fiable.

La desventaja del estudio sin profesor está en que al principio no te resultará fácil distinguir entre una postura bien o mal ejecutada. Necesitarás tiempo para entender cómo responde el cuerpo ante las dificultades que presente una postura y para determinar la manera en la que debas corregirte. Algunas personas utilizan un espejo, pero aun así, la mitad de la información se pierde por el camino y, lo que es más importante, externaliza demasiado el proceso.

Empieza a sentirte cómodo observándote desde el interior, sintiendo tu cuerpo desde dentro. Hasta que lo consigas, y siempre que te sea posible, déjate ayudar por un profesor, porque te observará objetivamente, desde todas las perspectivas, y podrá darte información valiosa sobre las resistencias y las necesidades concretas de tu cuerpo.

Ser un yogui responsable

El yoga puede practicarse durante las 24 horas del día, como veremos en el capítulo 20. Sin embargo, incluso los yoguis más expertos practican algunas posturas y otros ejercicios parecidos solo durante algunas horas al día (y, por supuesto, algunos no hacen ejercicios físicos de ningún tipo y se dedican en exclusiva a la meditación). Hay quienes adquieren el yoga como una rutina más que pasa a formar parte de sus actividades; hay muchas otras personas, sin embargo, que no son capaces de llevar este hábito a la práctica. No obstante, si vas a clase aunque sea dos veces a la semana, puede resultarte muy productivo; incluso asistir a una clase grupal una vez a la semana aportará a tu vida agitada un poco de equilibrio. También puedes aprovechar algunos momentos del día para practicar posturas o ejercicios de respiración (en el coche, en la pausa del café, en la oficina o mientras haces la compra).

Comer antes de la clase

Tanto si vas a practicarlo por tu cuenta como en una clase, los consejos sobre la alimentación óptima en relación con la práctica del yoga son parecidos a los que se dan para cualquier otra actividad física. Aunque ingieras una comida ligera, como puede ser fruta o zumo, deja pasar una hora antes de la clase. En el caso de que comas hortalizas o cereales, el tiempo recomendable es de dos horas, y de tres a cuatro horas para la ingesta de carnes y otras comidas más pesadas. Comer después de clase también está bien, incluso es posible que tengas más apetito.

El tiempo que dediques a la práctica de posturas dependerá enteramente de tus metas y de tu estilo de vida. Por desgracia, cuanto más tiempo te exijan el trabajo, las tareas domésticas y la vida social, menos tiempo tendrás para el yoga. Una buena manera de empezar –y una meta realista– es dedicarle un mínimo de 15 minutos un par de veces por semana, e ir aumentando hasta los 30 minutos a lo largo de tres meses. Si puedes dedicarle más tiempo, intenta practicarlo a diario. Pero fíjate siempre metas realistas, para que no se convierta en un motivo de estrés que te haga dejarlo antes de haber probado sus ventajas. Además, recuerda que, incluso si no tienes mucho tiempo durante la semana, ¡podrás aplicar lo que hayas aprendido en cada sesión cuando quieras y donde quieras!

La cantidad de tiempo que dediques al yoga es una cuestión personal, por lo que no debes sentirte culpable por tu decisión. El sentimiento de culpa es contraproducente y no tiene cabida en la práctica de esta disciplina.