Los autores
Ed McCarthy y Mary Ewing-Mulligan son dos amantes del vino. Se conocieron en una degustación de vino italiano en el barrio chino de Nueva York, en 1981. Fusionaron oficialmente sus bibliotecas sobre vinos dos años después, en 1983, cuando se casaron.
Hasta el momento de aquel predestinado encuentro, Mary había trabajado durante diez años en el ramo del vino y había dirigido la Oficina de Información sobre el Vino del Gobierno italiano para Estados Unidos. Creció en Pennsylvania, donde estudió literatura inglesa en la universidad.
Por su parte, Ed, aunque trabajaba a tiempo completo como profesor de inglés, tenía un empleo a tiempo parcial en tiendas de vinos para satisfacer su pasión y sufragar su colección, que aumentaba rápidamente. Nacido y criado en la ciudad de Nueva York, se licenció y obtuvo un máster en psicología por la Universidad de New York City.
Hoy en día, Mary es copropietaria y directora del Centro Internacional del Vino, una escuela de enseñanza sobre vino en Manhattan. Allí, ambos dan clases —en pareja o en solitario— a amantes y a profesionales del sector. Ed, retirado ya de la enseñanza del inglés, dedica todo su tiempo al vino: escribe artículos para las revistas Wine Enthusiast, Decanter y The Wine Journal. Además de haber publicado ya seis libros sobre vino de la serie ...para Dummies junto a Mary, escribió en solitario Champagne for Dummies, un tema sobre el que es un consumado experto.
En 1993, Mary cumplió cinco años de estudios independientes sobre enología y llegó a ser la única mujer americana con el título de Maestra del Vino (Master of Wine). Para obtenerlo, tuvo que aprobar un riguroso examen ante el exigente Instituto de Maestros del Vino de Londres. Sólo existen 195 profesionales con dicho título en el mundo.
Cuando no están enseñando o escribiendo sobre vino, Mary y Ed se permiten unas vacaciones, eso sí, sin salirse de su gran pasión. Se van a las grandes regiones del vino en el mundo. Admiten que llevan vidas completamente desequilibradas en las cuales lo único que no está ligado al vino son pequeñas cosas como hacer autoestop en las carreteras de los Alpes, correr, relajarse con la música de Neil Young y Bob Dylan o pasar el tiempo tranquilamente con Sherry, La Tache, Leoville, Pinot Grigio, Brunello y Dolcetto, sus gatos.
Dedicatoria
Dedicamos este libro a los miembros presentes y pasados del Club Internacional del Vino —nuestros compañeros y socios favoritos en la degustación y el aprendizaje— y a Mouton.
Reconocimientos
Mientras escribíamos estas páginas, nos dábamos perfecta cuenta de que formábamos parte de un equipo de personas empeñadas en que el libro saliera. Agradecemos a todos los que formaron parte del equipo en IDG Books Worldwide, en las distintas etapas: John Kilcullen, Milissa Koloski, Kathy Welton, Stacy Collins, Sarah Kennedy y, en especial, Colleen Rainsberger, nuestro mejor alumno.
Damos las gracias a Steve Ettlinger por su constante consejo y apoyo en la recta final. Reconocemos y apreciamos el papel clave de Peter Leslie en la realización de este libro y el del autor David Pogue, cuyo brillante Macs for Dummies plantó la primera semilla de este libro en nuestras mentes.
Gracias también a Jane Barrett, Len Benjamin, Richard Carras, Akira Chiwaki, Mark Lawless, Bernie Fradin, de Quality House Liquors —nuestro primer maestro de vinos— y a Daniel Oliveros, cuya extraordinaria generosidad nos ha permitido gozar de más botellas de vino legendario de las que merecen dos personas en toda la vida. Nuestra gratitud se extiende a todos los amigos que figuran sin nombre en las anécdotas a lo largo del libro, y a nuestros amigos productores, cuyos maravillosos vinos han inspirado y alimentado nuestra pasión por este tema. Gracias también a Elise, E.J., y Lucinda McCarthy por su apoyo y su entusiasmo.