ALEMANIA EN OTOÑO (Diario 16, 23 de diciembre de 1989)
Algo así como diapositivas del diario de viaje de mi «gira artística» por la antigua R.F.A. En compañía de mi editor y traductor alemanes, realicé diez heroicas lecturas en otras tantas ciudades de aquel país. Como si fuéramos una banda de rock recorrimos, a lo largo de quince intensos días, la R.F.A. de arriba abajo repetidas veces. Fueron días de carretera y manta que culminaron con una última lectura en la Literaturhaus de Berlín, exactamente cinco días antes de que cayera el Muro, lo que en ocasiones, cuando me vuelvo loco, me lleva a preguntarme si tuve algo que ver con todo aquello.
EN BARCELONA CADA TARDE ES UN PUERTO (Diario 16, 27 de julio de 1991)
Un itinerario sentimental y literario por el barrio en el que (a excepción de un año en la trastienda de un colmado melillense y de otros dos en una buhardilla parisina que me alquiló Marguerite Duras) ha transcurrido casi toda mi vida. Como tantas otras cosas, el barrio no me pertenece; literariamente hablando, el barrio es de Juan Marsé. En cuanto a la buhardilla, sigue siendo de Duras.
EL VIAJERO MÁS LENTO (Diario 16, 30 de julio de 1988)
En torno a la figura de Valery Larbaud, que siempre elogió la Lentitud, cierta manera de apresurarse despacio (Festina Lente decía una máxima latina) a aquello que a cada uno más interese. Octavio Paz, que lo lee todo, comentó ese artículo en la revista Vuelta y, posteriormente, en su libro Convergencias (Barcelona, 1991). Desde hace ya un tiempo, todo lo que escribo pienso que lo va a leer Octavio Paz.
BIOYNVENTARIO (Diario 16, 24 de noviembre de 1990)
Diccionario de bolsillo en torno a la vida y obra de Bioy Casares, leído en el transcurso de la Semana del Autor que se le dedicó ese año en Madrid y, al término de la cual, le fue concedido de pronto, súbitamente, como por arte de magia (yo me enteré en un taxi, en pleno atasco madrileño), el Premio Cervantes.
LA IMPORTANCIA DE NO LLAMARSE ERNESTO (Diario 16, 7 de enero de 1989) (Tageszeitung, Berlín, 4 de enero de 1990)
Lo titulé así como venganza por haber leído tantas veces, en los infames años de adolescencia, la obra de Wilde. Lo escribí con la secreta intención de hacerme amigo de Bernardo Atxaga y también para revelar por vez primera el anagrama diabólico de mi nombre.
EPISODIOS ANORMALES(Diario 16, 11 de mayo de 1991)
En torno a tres de los más grandes —Gombrowicz, Pessoa y Nabokov— armé este texto que es el único del libro sobre el que, ni a favor ni en contra, nunca nadie me ha comentado nada, lo que me lleva a pensar que es como si el artículo no existiese, como si el propio artículo aspirase a que yo viera en él un episodio anormal.
CIERTOS FANTASMAS AUTÉNTICOS (Diario 16, 30 de abril de 1988)
Cuando lo publiqué nada hacía sospechar que también yo acabaría convirtiéndome en una verdadera sombra ambulante o, por decirlo de otra forma, en el doble del doble de mi amigo Justo Navarro, que, en dos ocasiones sucesivas y con el mayor de los aciertos, se atrevió a llamar aprendices de fantasmas a mis personajes.
ECHENOZ EN TRAVESÍA(Diario 16, 26 de enero de 1991)
Con este texto y en compañía de Sergi Pàmies presenté a Jean Echenoz en el Instituto Francés de Barcelona en febrero de ese año. Cuenta con el inserto de para moscas inmortales (Diario 16, 9 de mayo de 1991), donde se cuenta el lluvioso y divertido incidente que siguió al siempre penoso acto oficial.
UNAS PREGUNTAS A SALVADOR DALÍ (Diario 16, 12 de noviembre de 1988)
Conmocionado por la lectura de El mito trágico del «Angelus» de Millet hablé con Beatriz de Moura que a su vez habló con Dalí que en un frío día de abril de 1978 me recibió en su casa de Port Lligat y respondió a las urgentes preguntas que yo tenía que hacerle sobre un libro que yo pienso que influyó, años después, en el armazón del esqueleto de Historia abreviada de la literatura portátil.
EL MUSEO DE LAS MÁQUINAS SOLTERAS (La Vanguardia, 28 de septiembre de 1982) (Ankan, Estocolmo, nº 1, 1988)
Cuatro años después de la visita a Salvador Dalí, escribía este artículo acerca de un museo imaginario cuya primera piedra también serviría para edificar mi breve libro sobre la conspiración de los shandys.
TUVE UN SUEÑO (Diario 16, 16 de noviembre de 1991)
Hoy me siento bien, medio Kafka y medio Monterroso, la combinación casi perfecta; la ideal tal vez sea Alonso Quijano y Pessoa; estoy terminando esta línea.
TORRENTE ES UN FINGIDOR
En la sala de Coruña donde Picasso estudiara y Torrente pasara el examen de ingreso al bachillerato, leí este texto con cierta emoción provocada por la presencia entre el público de la viuda del gran Rafael Dieste, que en un cuento absolutamente genial (Este niño está loco) habló de un padre y del juego raro que éste había inventado, casi una danza procesional, puntuada con leve taconeo, como si ningún tramo del camino fuese indiferente, sino todos dignos de ser señalados. «Esto —escribe Dieste— hacía su avance más lento, pero a la vez más imperiosamente decidido, como por un redoble de tambor, sin que no obstante aquello dejase de ser un juego.»
EL ACERO DEL DOLOR (El Sol, 8 de marzo de 1991)
Fui invitado a hablar de Suicidios ejemplares y, de nuevo, volví a vagabundear, a rozar la desesperación y la locura y, en esta ocasión y ya de un modo irremediable, volví a cruzar la vieja frontera.
EL OTRO FRANKFURT (Diario 16, 14 de noviembre de 1991) (Revistas de los Estudiantes, México, D.F., enero de 1992)
Crónica rigurosamente cierta del Frankfurt que no se ve. Cuando la leí en Morelia —en una reciente estancia en Michoacán, México—, un pintor local y hombre de poca fe me pidió el manuscrito para verlo con sus propios ojos y comprobar si había oído bien.
LO QUE BRANDO DECÍA(Dezine, 1 de octubre de 1980)
Elisenda Nadal había adquirido los derechos de una entrevista de Julie Gilmore con Marlon Brando y yo debía traducirla del inglés. Incapaz de confesarle a mi querida directora que no entendía palabra de ese idioma, opté por inventarme la totalidad de la entrevista. Fue publicada en octubre de 1970 y descubrí el fraude diez años después, a través de la fugaz revista Dezine.
SÓLO SE DEBUTA UNA VEZ (Fotogramas, Álbum de Plata, 40 años de cine, 15 de noviembre de 1986)
Una evocación de los años de fiesta y de trabajo periodístico en esa mítica revista y en una Barcelona irrepetible.
SADE EN PASOLINI (Destino, julio de 1976)
Realicé en esa no menos mítica revista barcelonesa unas cincuenta críticas de cine —en más de una ocasión, como en el caso de La ciutat cremada, sin molestarme en ver la película— practicando un calculado terrorismo telqueliano que influía sistemáticamente en todo lo que filmaba Jordi Cadena.
EL ROSTRO IMPASIBLE (Fotogramas, 23 de agosto de 1968)
El primer artículo que firmé en prensa. Veinticinco años lo contemplan.
¿EXISTE RELAMENTE BORGES? (La Vanguardia, 24 de agosto de 1982)
A partir del cuento La Biblioteca de Babel, cuyo tema es la posible identidad entre la Biblioteca y el Universo, surgió una dura polémica entre físicos italianos, que llegaron a interrogarse acerca de si Borges existía o era un impostor. Fue Ana Basualdo, a la que veo sólo en verano, la que me envió toda la documentación sobre la polémica y me ofreció la posibilidad de comentarla en las páginas culturales que entonces ella coordinaba.
EN EL CHEVROLET PRESTADO (Diario 16, 20 de abril de 1991)
Un breve viaje dentro de un viaje a Buenos Aires. Siempre vamos de un escritor a otro. Borges, Bioy... Y después Chandler, Céline... Siempre en la carretera de Sintra a Lisboa. Angustia excesiva del espíritu por nada.
LARGO ADIÓS A HOLLYWOOD, SIN UN BESO (Diario 16, 23 de julio de 1988)
Este artículo fue en su momento algo así como un delgado bastón de Malaca que de nuevo apuntaba hacia Chandler, en esa ocasión con motivo de su centenario.
LA LENGUA ROTA DE CÉLINE (La Vanguardia, 9 de noviembre de 1982)
Uno de los diez retratos literarios que publiqué en ese periódico a lo largo de una temporada extraña y decisiva (no diré por qué) de mi vida. Una reflexión sobre la vigencia del viejo cascarrabias, de ese polémico escritor que, en su intento de renovar el estilo y la lengua francesa, se olvidó del resto de los países del mundo —actuaba como si ya conociera aquella frase que años después acuñaría Beckett: «Es un suicidio salir al extranjero»— y acabó convertido en un ejemplo de viajero excesivamente lento.
RECUERDO A PACO MONGE (Diario de Mallorca, 6 de octubre de 1988)
Por desgracia todos tenemos algún amigo muerto. Traductor, entre otros libros, del paradigmático AntiEdipo (Deleuze-Guattari) y amigo de ese extraordinario escritor mallorquín que es Cristóbal Serra, Paco Monge fue un transgresor dotado de un humor e inteligencia inolvidables.
LLAMADME CONRAD (Diario 16, 21 de junio de 1990)
La sospecha de que el verdadero libro de memorias del autor de Notas de vida y letras fueron sus propias novelas.
EL IONVERTOR DE LA CHISPA (Diario 16, 28 de junio de 1990)
Desde un bar del cual quiero acordarme —El hijo del Cuervo—, tuvo Cristopher Domínguez Michael la feliz ocurrencia de cambiarme la vida al enviarme el libro de aforismos de Lichtenberg en el que descubrí a un autor genial: «Se movía tan despacio como un minutero entre una multitud de segunderos.»
GOMBROWICZ SE DESPIDE (Diario 16, 12 de septiembre de 1991)
Además de sutil y excelente escritor, Sergio Pitol es un conversador de primer orden. Nunca olvidaré cómo en el verano de 1973 y a lo largo de una infinita serie de sobremesas en su casa de Varsovia, se dedicó con una habilidad fuera de lo común a iniciarme en la oscuridad y magia del mundo de Gombrowicz.
OULIPO CON FILTRO (Diario 16, 15 de marzo de 1990)
Tras la publicación del artículo recibí un amable anónimo con una enigmática frase final: «Sólo un odradek podría escribir sobre Mathews como usted lo hace, Vila Mathews.»
DEL LADO DEL DIABLO SIN SABERLO (La Vanguardia, 24 de noviembre de 1987)
Reseña sobre un escritor satanista —Fritz Meier— que no existe. A los cuatro años de ser publicada, recibí una fotocopia de mi artículo y una carta en la que se me preguntaba qué pensaba sobre cierto misterioso episodio de la vida de Crowley. Firmaba Crowley. Mis relaciones con el señor Crowley, muerto en 1947, siempre han sido conflictivas. En octubre de 1990, se produjo un extraño incidente en una mesa redonda con Juan José Millás y Cristina Fernández Cubas. Una especie de gigante germano me preguntó qué noticias tenía yo de la relación entre Crowley, Pessoa y el Mar Negro. Le dije que conocía algo sobre las relaciones entre los dos primeros, pero nada sabía sobre lo del Mar Negro. El hombre entonces montó en cólera, quería matarme. Ante la consternación de mis compañeros de mesa y del público en general, me acusó de estar ocultando deliberadamente un dato fundamental en la historia de la conjura shandy.
IMPOSTURAS Y MÁSCARAS (Diario 16, 1 de noviembre de 1990)
Un homenaje a Leonardo Sciascia que escribió El teatro de la memoria, un texto que se encuentra en el origen de mi libro Impostura.
EL REY DEL BARRIO (Diario 16, 4 de noviembre de 1990)
«El hombre que con cada soplido en su trompeta abreviaba su vida fue siempre futuro.» Hasta aquí la frase que adjudico a Raymond Queneau cuando en realidad se trata de una frase mía. ¿Por qué, Dios mío, la pondría en boca de Queneau? Y además, ¿qué falta hacía?
DE PEREC AL INFINITO(Diario 16, 20 de septiembre de 1990)
Otro viajero tan apresurado en sus escritos como lento en sus movimientos ciudadanos. Ver cómo viajaba sentado en un café de la Place Saint Sulpice.
PREFERIRÍA NO HACERLO (Diario 16, 28 de septiembre de 1991)
Sin comentarios.