Notas para entrar en el infierno
Por Luis Ramírez
her image in my voluptas?
Humbert Humbert, en Lolita, de V. Nabokov
En las escasas ocasiones en que cruzo al lado oscuro y me toca responder preguntas en lugar de hacerlas, intento siempre reconducir las previsibles conversaciones a los aspectos de mi profesión que considero verdades cruciales. Mitad para no olvidarlos, mitad en prevención de que algún aspirante a periodista pueda leer el interrogatorio. Y cuando me preguntan si lo esencial en una historia es saber cómo escribirla, respondo que no. «¿Qué es, entonces, lo más relevante? ¿Entenderla?» Si la entiendes por completo, contesto, quizá sea una buena historia, pero no es una historia inolvidable. «Pues… entonces, ¿de qué se trata?», inquieren, despistados. Lo más difícil de una historia en la que han intervenido varias personas y en la que han ardido pasiones de algún tipo (amorosas, económicas, delictivas, políticas, todas ellas) es conocerla, manejar todas sus piezas. Poder reunirlas esquivando todas las trampas, mentiras, manipulaciones y escamoteos de información que las diferentes partes, sin excepción, intentarán sembrar en tu camino. Esto no implica conocer las motivaciones psíquicas o afectivas de cada persona involucrada en el asunto, algo casi imposible; pero no dominar cada uno de los datos de facto que han sucedido en el proceso es tanto como admitir que uno es un periodista a medio hacer.
No tengo que destacar hasta qué punto el caso Alba Cromm ha sido mi mayor desafío profesional, por la dificultad de ir consiguiendo todos los hilos de las diferentes madejas en juego. Y, una vez recolectadas todas las posibles, comenzaba un problema aún mayor: organizar el tejido textual, coserlo. Pasé varios días encerrado, intentando decidir cuál sería el mejor modo de editar, organizar y presentar esta vasta información, compilada en su mayor parte por Ezequiel Martínez Cerva. Creí prudente completarla con algunos extractos de prensa digital o de blogs, dirigidos a contextualizar con claridad la historia y los personajes, a fin de ayudar al lector a retrotraerse a la época de los hechos. De modo que una somera relación de los diferentes textos que aquí va a encontrar el lector sería la siguiente:
a) Diarios de Alba Cromm.
b) Entradas o posts del blog de Alba Cromm, a veces no exactamente coincidentes con los textos de los diarios de los que extractaba sus anotaciones digitales.
c) Cuadernos de notas de Ezequiel Martínez Cerva.
d) Diarios de Elena Cortés, la mejor amiga de Alba Cromm y psicóloga contratada de forma habitual como perito externo por la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional.
e) Informes internos de la Policía Nacional.
f) Transcripciones de conversaciones de Alba Cromm con Nemo en chats, comentarios de blogs o correos electrónicos sacados del ordenador personal de Alba.
g) Noticias y reportajes reales, tanto de Ezequiel Martínez como míos, así como de otras fuentes, que pueden ayudar a la comprensión bien de los hechos narrados, bien del tiempo en que éstos acaecieron.
h) Transcripciones de las conversaciones de Ezequiel con Alba, de Elena con Alba, o de Ezequiel conmigo.
Tenía todos estos materiales dispersos encima de una mesa enorme y muchas posibilidades diferentes de organización. Se supone que ésta es mi especialidad; el jurado del Pulitzer destacó la originalidad de mi reconstrucción de la historia del caso Cornucorp… cómo iban a saber los miembros del jurado que el montaje se debió al golpe de azar de una ventana abierta y una ráfaga de aire. También en el Dossier Alba Cromm fue una fuerza ajena la que me hizo ver la luz. Una tarde estaba sentado en mi casa de Atlanta, perplejo ante todos los fragmentos agrupados, pensando cómo ordenarlos. Entre los cientos de carpetas, documentos, cintas y discos de todos los formatos imaginables, llamó mi atención el color azul de las pastas del diario de Elena. Lo abrí por cualquier sitio. Encontré una anotación que ustedes hallarán más adelante: «Cien piedras ordenadas, en cualquier disposición imaginable, son un camino que conduce a una historia.» En efecto, me dije. De lo que se deduce que lo trascendente no es tanto la ordenación de la historia que se pretende narrar, como la historia misma. Y entonces lo vi. Ordénala, pensé, como historia que es, como si se tratase de una novela. Me pregunté, haciendo de abogado del diablo, que por qué un trabajo de este tipo debía adoptar una estructura narrativa no periodística. Y me respondí: 1) por qué no, si la disposición no es lo que importa; 2) por qué no, si el hilo de los acontecimientos fue así, hasta cierto punto novelesco, casi ficcional; 3) por qué no, si el lector está acostumbrado a esa forma de construir una historia y suele agradecerla. Las conversaciones ulteriores mantenidas con el Consejo de Redacción de Upman aventaron mis temores y coincidieron en que era una solución excepcional, pero plausible.
Aún había, para la construcción de la trama, otros muchos problemas accesorios, como lograr los permisos de todas las personas interesadas o involucradas en esta historia. De la mayoría hemos conseguido su aquiescencia a nuestra petición de reflejar la historia tal cual; de otras personas, no. Ninguna de ellas ha autorizado la reproducción de fotografías con su imagen. Algún nombre, como el de Elena Cortés, la psicóloga amiga de Alba, es un seudónimo que hemos tenido que crear, ya que la persona real que hay detrás nos ha facilitado mucha documentación, pero ha querido permanecer en lo posible al margen de la historia, por comprensibles razones profesionales. Pero en la mayoría de los casos, y queremos agradecer especialmente a este respecto la total colaboración y transparencia de la Policía Nacional, lo incluido en este Dossier es el auténtico relato de los hechos y la veraz transcripción de los documentos utilizados. El lector tiene a su disposición más información en el blog personal de Alba Cromm, aún visitable en la Red, Alba Cromm y la vida sin hombres (http://albacromm.bitacoras.com), donde puede encontrar otros datos y confesiones de nuestra heroína. En mi blog periodístico Las crónicas de Ramírez, accesible en http://reporteroramirez.wordpress.com, he colgado más materiales y textos que por razones de espacio había que dejar fuera.
Es difícil para mí salir del abismo que supone esta historia, tan difícil como lo fue entrar. Hace varios meses, al principio de todo este proceso, estuve varias noches sin dormir, mientras recopilaba en Madrid con Ezequiel Martínez Cerva todo el numeroso material que conforma la historia. Por aquel tiempo yo preparaba un largo reportaje para El País sobre nuevas formas tecnológicas de control del ciudadano, y sólo podía dedicarme a la preparación de este dossier después de interminables jornadas de investigación, e-mails, llamadas y escritura. Pasé varias noches, por tanto, pasando a formato digital las cintas grabadas por Ezequiel con Alba Cromm (algunas con conocimiento de ella y otras, la mayoría, sin él); pasé noches escaneando diarios y cuadernos de todos los protagonistas; noches leyendo el blog de Alba; noches volcando la información de su ordenador; noches escuchando de Ezequiel su visión de la historia y sus detalles. Grabé algunas de mis conversaciones con Ezequiel, con su permiso, porque el caudal de datos era ingente y no se podía perder ninguno, so pena de dificultar la comprensión de alguna rama del tronco narrativo principal. Ya de vuelta en Estados Unidos pasé otras cuantas noches sin dormir intentando entender. Sufrí el insomnio durante semanas cuando, finalmente, entendí. Y me ha costado un mundo volver a levantarme por las mañanas como si no tuviera la certeza de que todo está podrido. De que todos estamos podridos. Me temo que con la entrega de este artículo acaba una fase, y comienza otra nada halagüeña, sobre todo después de haber conocido los últimos acontecimientos referentes a Alba y Ezequiel, difundidos hasta la saciedad por los medios de comunicación, y que prefiero no recordar. En todo caso, espero que les interese el resultado y puedan entender todo el complejo entramado de acciones y pasiones mezcladas en esta historia, que tantas y tan inesperables consecuencias ha tenido en los más diversos órdenes.
# Chat privado. URL 43.567.76.787.99. 08/mayo.
Lolito —Nadie puede llamarse Alba Cromm.
Alba Cromm —Vaya, ¿cómo lo has sabido?
Lolito —Detecto a los mentirosos rápidamente. Yo también lo soy, teniendo estas aficiones, + vale serlo...
Alba Cromm —Bien.
Lolito —Pero el nombre está bien elegido. Provoca extrañeza, lejanía. Mezcla lo de aki y lo de ayi.
Alba Cromm —Lo de aquí y lo de allí, eso es.
Lolito —Vamos al tema, ¿no?
Alba Cromm —Te estaba esperando, pensé que ibas de vacile.
Lolito —Qué va. ¿Tienes fotos, AC?
Alba Cromm —Sí.
Lolito —Escribe algo más, macho, eres mudo? Cuántas tienes? Si tú me das un pack de 1.000, yo te doy las 3.000 que tengo. Algunas son las de siempre, pero tengo bastantes que no tiene casi nadie. En zip. 400 MB. Hay algún vídeo en formato avi.
Alba Cromm —¿De qué edad?
Lolito —Pequeñas, Alba Cromm, muy pequeñas.
# Diario de Alba Cromm. 17/mayo.
No tengo claro por qué he comenzado el blog. Me he limitado a responder a un impulso interior; sabía que tenía que hacerlo, sin cuestionarme por qué. Me lo pregunto ahora, varios días después de haber empezado a subir texto, el día en que el blog ha traspasado el límite de lo virtual y ha tocado tierra gracias al comentario, no demasiado afortunado, de un lector pasajero. Leyéndolo me he dado cuenta de que mi percepción sobre mí es distinta de la de los demás (bueno, eso ya lo sabía; quiero decir mi percepción de lo que escribo, de lo que anoto como mis pensamientos). Al hacerlos públicos, ésa es una diferencia, ya no son míos. Parece una obviedad, pero no lo es. El material se altera. También es distinto, supongo que significativo, el modo de escritura: el blog lo hago directamente en el teclado, mientras que este diario no es concebible sin un rotulador de punta fina. También las partes del cuerpo utilizadas para escribir varían: el teclado (el blog) involucra las dos manos; el diario, una. Y eso implica asociaciones con otros actos corporales: con las dos manos hago los informes en el trabajo y la compra a distancia; y uso sólo la mano derecha cuando estoy comiendo, acariciando, o acariciándome, por lo que la escritura a mano me parece mucho más íntima. Otra diferencia: en la escritura del diario había una parte de exhibicionismo; en el blog será la mayor parte, puesto que ya habrá siempre, al menos, un lector potencial, cualquier internauta, y además hay uno ya concretado: ese arrogante macho que me ha dejado un comentario idiota, creyendo saber quién soy, cuándo estoy en crisis, qué me preocupa. A diferencia de este diario, que escribo para mí, lo del blog no deja de ser escribir para la galería, pero no puedo ni quiero renunciar. Es distinto. Toda persona tiene dos vidas: la que sufre en su cabeza, en una pelea y reconciliación continua consigo misma, y la que vive con los demás. Quizá ese desdoblamiento ha encontrado un canal de desahogo: en el diario me descargo para mí y en el blog me escribo hacia los demás. Un yo social y uno íntimo, uno exterior y otro interior, uno centrífugo y otro centrípeto.
En el fondo de esto, imagino, está la guerra. Sé que necesito contarla, contármela.
Otras cosas:
Creo que Fran, el hijo mayor de Elena, está mejor de su alergia. Mañana tengo que preguntarle.
Hoy he visto un hombre simpatiquísimo en el autobús. Quería cederme el sitio. No le he dejado. Era mejor tenerle ahí, sentado, sonriendo, que de pie, molesto e indiferente.
Hora y media nadando.
Comienzo a pasar ya mucho calor con la manga larga.
# Cuaderno de notas de Ezequiel Martínez Cerva. 27/mayo.
Si Dios existe, tengo claro que me encargó una misión muy importante: la de no ser nadie.
Deli me llamó. Estaba en un concierto de Radiohead. Eran las tres de la mañana, hora de España. A saber dónde estaba(n). Sabe que me gusta Radiohead. La llamada duró tres minutos y medio, el tiempo que tardaron en tocar Karma Police. No dijo nada antes ni después.
# Diario El País, 15/junio.
Crónicas de ciencia y tecnología
CNS ANUNCIA EL «DESAFÍO DEL SIGLO»
Luis Ramírez
Elpais.es - Tecnología - 15-06-…
El gigante tecnológico CNS, Cyber Network Systems, punta de lanza del mercado digital norteamericano y rival de Microsoft, ha vuelto a lograr un sonado golpe publicitario gracias a las excentricidades de su carismático presidente, Jehová Lesmer. Después de haber retado en duelo a espada al jubilado Bill Gates; tras haber logrado que un ordenador portátil se conectase a Internet en medio del desierto del Gobi, sin cables, ni antenas, ni tarjeta telefónica; con siete matrimonios a sus espaldas y unas ganancias que le han colocado en el número 2 de la lista de Forbes (la número 1 es la madre de Lesmer), el dueño de CNS ha lanzado a la inquieta comunidad internáutica mundial un desafío sin precedentes: pagará diez millones de dólares al hacker que logre burlar su nuevo programa de seguridad central, llamado Nautilus.
En una multitudinaria rueda de prensa, celebrada en la cima de su rascacielos transparente en Los Ángeles (California), Lesmer asombró a los presentes con una descripción del nuevo sistema de seguridad: «Los tiempos de la criptografía (sistema de cifrado de números para ocultar una contraseña) han terminado. Todo sistema de cifrado esconde por naturaleza una solución objetiva, que puede encontrarse utilizando parámetros matemáticos. Cambiando las reglas del juego, hemos implantado en nuestro ordenador central un escudo de Inteligencia Artificial, en combinación con un complejo programa psicológico, dotado de millones de variables. Esto significa, en la práctica, que nuestro ordenador central, y con él el código fuente de todos los programas que vendemos, está defendido por una persona. Un hombre de treinta y tres años, para ser más exactos, llamado Nautilus, al que sólo yo puedo engañar para dejarme el paso franco.»
Según explicó el multimillonario empresario y programador (que empezó trabajando para Microsoft, antes de ser despedido por «perezoso»), su actual compañera, la reconocida poeta norteamericana Jorie Graham, ha definido el «lugar» donde vive Nautilus como una «caverna adorable», utilizando las palabras de un filósofo francés del siglo pasado. Por ese motivo, Graham ha escrito un poema creado expresamente para la ocasión, que Lesmer ha reproducido en la puerta de salida de esa caverna, y que sólo se puede leer cuando se deja atrás a Nautilus. «El que pueda leer el poema ganará la apuesta. Además de los diez millones tendrá otro premio: ser el segundo en leer un texto maravilloso. Bueno, el tercero, a Nautilus también le ha gustado mucho el poema», dijo sonriendo.
Según el experto en Inteligencia Artificial Carlos Muñoz, consultado por Elpais.es, los sistemas de «personalización» de programas ya tienen cierta antigüedad. «El ingeniero Joseph Weizenbaum —según Muñoz— diseñó hace un par de décadas el programa ELIZA, que tuvo engañadas a numerosas personas que interactuaron con él, pensando que era una chica real. Muchas personas querían “hablar” en privado con ella porque pensaban que la máquina “les entendía”. Imagino que el Nautilus propuesto por Lesmer es una generación más joven y más avanzada de este programa». Ante la pregunta de si participaría en el desafío de Lesmer, Muñoz contestó: «Con diez millones de dólares no tengo ni para pipas. No, en serio, no competiré pero sí intentaré ponerme en contacto con el programa; será interesante “conversar” con una interface tan avanzada. Lesmer es, de lejos, el mejor programador vivo en estos momentos. Es un auténtico dios para los jóvenes informáticos.»
# Diario de Alba Cromm. 08/junio.
Ist das nicht Super? Han metido la pata. El cepo se cierra. Uno de los sospechosos tenía en su ordenador portátil un archivo de Word en el que sólo había unas finas líneas dibujadas; unas líneas cortas y horizontales, de color rojo. Un archivo así no tenía sentido, a no ser que el portador fuera diseñador gráfico, o algo por el estilo. Como no era el caso, me escamó el archivo, y comencé a darle vueltas. De pronto lo vi claro: esas líneas eran el subrayado de un texto inexistente, de un texto que estaba en otra parte. Sólo había que encontrar el otro archivo, un texto del que había que extractar las frases o palabras clave que pudiesen operar como contraseña. Lo encontré esta mañana, tras parecerme extraño que un farmacéutico tuviera en su PC la plantilla de una carta de negocios. La imprimí y luego le superpuse una copia en papel cebolla del archivo de los subrayados. En efecto, se trataba de un texto en clave para acceder a una página de contenidos prohibidos, disfrazada de traductor de textos on line. Estaban tan tranquilos pensando que nadie iba a descubrir el sistema que no se han protegido. Han sido suficientes diez horas para rastrearlos a todos. Ya son míos. Mañana temprano los compañeros de la Policía Judicial llamarán a cuarenta y cinco puertas.
Una hora corriendo en la cinta, para celebrarlo.
Anoche volví a soñar con Tom. Su cuerpo latiendo, dejando de latir, en mis brazos. El uniforme de la KFOR, enrojecido, bombeante. Lo veo de delante hacia atrás: la sangre en mis manos, primero; el cuerpo tembloroso, en medio; la caída, después. Me despierto con el sonido del disparo.
# Diario de Elena Cortés. 10/junio.
16.05. En la consulta, hoy, tragicomedia. Una paciente al borde de la depresión o de algo irreversible. Joven, simpática, veinticuatro años. Quiere mucho a su novio, pero hace un mes, durante una despedida de soltera y con muchas copas en lo alto, besó a un chico en una discoteca, sólo eso. El novio se enteró después por otra persona. Todavía no le ha dicho si la va a perdonar o no, algo que la está volviendo loca, pero eso no es lo peor. Mientras estaban discutiendo él le dijo que, para perdonarla, necesitaba oír de sus labios un reconocimiento, una confesión en toda regla de lo que había hecho. Con disimulo, sostenía en la mano un teléfono móvil. Ella se armó de valor, y le dijo: «Sí, está bien, le comí la boca, ¿vale?». Él estaba grabando la conversación con el móvil, y ahora tiene puesta esa frase como tono de llamada. Cada vez que le llaman, se la oye a ella diciendo: «Sí, está bien, le comí la boca, ¿vale?». La primera vez que ella escuchó el tono con su voz, en medio de una reunión del grupo común de amigos, se desmayó. Por supuesto, es incapaz de llamarle para pedirle que la perdone. El simple hecho de pensar que al telefonearle se oirá esa frase la desarma.
20.14. Sigo buscando en los blogs, para terminar la tesina, escrituras femeninas de interés, sin demasiado resultado. No creo que las personas interesantes de verdad se guarden, en todos los casos, solamente para sí sus diarios personales, evitando que los demás puedan leerlos. Pero quizá sí se protejan de la posibilidad de que sus confesiones sean fáciles de encontrar... Un modus operandi original sería leer todos los diarios de La Coctelera, Blogger, Bitácoras, etc., por orden alfabético, y echarle un vistazo al resto. En realidad, si refino la búsqueda por blogs escritos por mujeres y que tengan más de ocho meses de antigüedad, tampoco serían tantas bitácoras ya que, por lo que suelo leer, la duración media del empeño es de tres meses: el grueso de quienes empiezan por esnobismo digital abandona muy pronto. Eso espero.
20.40. Me pregunto si, para ciertos casos, sólo para supuestos muy determinados, podría sustituir en los tratamientos de adolescentes la terapia de escribir un diario por la de abrir un blog. Tengo que pensar en esto. Debe ser un blog, porque las redes sociales permiten fragmentos de texto muy pequeños, y el adolescente debe tener espacio para expresarse con libertad. El componente social del blog, aunque sea limitado a la posibilidad de que cualquiera pueda leerlo —puede suceder que nadie lo haga—, puede desbloquear ciertos errores circulares.
21.40. Acabo de ver a Alba en las noticias de la tele, tengo que ponerle un e-mail para decirle que estaba imponente de guapa y de profesional; daba miedo verla ahí, con el uniforme y tan seria, con el pelo recogido en una coleta. Es normal que los hombres la teman. También tengo que preguntarle por qué no ponían su nombre completo, sino Alba K., con la inicial de su apellido antes de cambiárselo.
# Cuaderno de notas de Ezequiel Martínez. 10/junio.
Cada vez más, la sensación de red sin término, de sistema complejo (no caótico, ni ordenado del todo; ni abierto simplemente, ni cerrado) me abruma; aunque se detenga a una presunta red, la Red general sigue, con independencia del comportamiento de sus nódulos particular.es, ya que estos son solamente nodos de un rizoma pequeño, ejes coaxiales alternos, manifestaciones sistémicas de capilaridad, mientras la red.de.red.es persiste, sin poder evitar que los tejemanej.es de la pederastia crezcan y crezcan en proporción disforme, ajenos a la idea de centro. Es mucho peor que el crimen organizado: aunque existan grupos o escuadron.es o triángulos o bandas de sicarios, en las mafias tradicionales siempre hay una cúspide de la pirámide, un eje final representado en una sola cabeza; si se corta ésta, la organización cae con ella, por su vinculación carismática, aclárate, Ezequiel: lo que importa es el nombre; lo que influye es, para entenderte, un Capone; Capone lo aglutina todo y los que llegan a la organización le siguen a él, aunque quien les imponga las órdenes directas sea otro, un subordinado penúltimo de una cadena de subordinados a un nombre solo; pero, a diferencia de las mafias, las redes de pederastia no giran en torno a un nombre propio, sólo se atornillan a ella multitud de nicks, de nicknames, de motes, nombres falsos, avatares, identidades celulares, como moscas pegajosas a un fanal hirviente, para quienes el servicio es a un fin (los niños, el provecho obtenido de los niños), y no a una persona; de ahí que no existan en estas cosmogonías digitales ni vinculaciones carismáticas ni seguimientos al líder, siendo lo medular la propia existencia del sistema acéfalo, desmadejado (insiste, Ezequiel), descoordinado como el Golem antes de añadirle la vida, pura materia: no es cerebral, sino corporal, con órganos, miembros que actúan por su propia cuenta y que, como los rabos de lagartija, pueden moverse aún cortados, aún separados de su tronco extinto, y movidos por espasmódicos impulsos residuales. Como esos pinos de Soria, los laricios, que dejan morir las ramas inferiores para poder continuar creciendo por arriba. Me lo ha dicho la propia subcomisaria Cromm, qué ojos más bellos, al término de la rueda de prensa, cuando le he preguntado si piensa que puede haber un final para estas organizaciones de menoreros. Y la suya ha sido una buena, una excelente respuesta: mientras haya dos pederastas, habrá una Red, e intentarán encontrar a más adictos, para colectar más «material». Mientras haya un sinvergüenza que quiera tocar o ver desnudo a un niño, habrá pederastia; en cuanto sean dos, habrá una organización, siquiera incipiente.
Me he citado con ella para hacerle una entrevista, que será el anzuelo para sacar más información. Ella será la puerta para localizar al topo que hay en su Brigada. Porque doy por supuesto que no es ella. O quizá prefiero darlo por supuesto. Parece muy comprometida, pero… si yo fuese un traidor y quisiera pasar información, ¿no intentaría parecer lo más comprometido posible con mi trabajo?
# Diario de Alba Cromm. 10/junio.
Odio las cámaras y los focos. Los odio. Las cámaras te hacen perder el sentido, tienes que hacer un enorme esfuerzo para concentrarte y no pasarte todo el tiempo diciendo tonterías. Las ruedas de prensa deberían hacerse en una habitación de cristales opacos, con las cámaras fuera, de la misma manera en que nosotros hacemos los interrogatorios. Así no hubiera estado pendiente a cada instante de si la camisa me tapaba o no el brazo por completo, tirándome de la manga hacia abajo cada dos por tres. Así hubiera hecho más hincapié en que es capital, para vencer a esos canallas, que los internautas nos ayuden. Sin su colaboración continua es imposible que nosotros lleguemos a todos. Concienciando a la gente que navega, tendríamos a millones de infiltrados trabajando para nosotros. Contra su Red, la nuestra.
Un periodista, bastante interesante, por cierto, se me ha acercado después de la rueda de prensa. No tenía acento en la voz, pero me ha dado la impresión de que no es español de nacimiento; tenía algún tipo de mezcla que no he podido identificar. Trabaja para El Mundo y me ha ofrecido su colaboración, sin explicarse mucho. Dice que lleva varios meses investigando sobre redes en Internet, que me llamará para una entrevista, y que entonces me lo explicará todo.
Veinte kilómetros en bicicleta. Para diciembre, estaré en condiciones de competir en el triatlón de Valencia. El año que viene, por las mismas fechas, quizá alcance las marcas necesarias para competir en la categoría masculina.
Elena me ha puesto un e-mail diciéndome que doy susto cuando salgo en la tele. Eso explica muchas cosas. Tengo que preguntarle cómo me queda el pelo recogido. Dice que mañana me llamará para ir de compras, para celebrar el éxito de esta operación. Será divertido, hace tiempo que no me compro nada. El problema es que toda la ropa bonita de verano es de manga corta.
# E-mail. 10/ junio, 22.00 h.
De: «Cortés, Elena», elenacortes3511@hotmail.com
A: «Cromm, Alba», albacromm@yahoo.es
Cari, qué imponente! Das miedo por la tele. Enhorabuena!!! Sabía lo importante que era para ti esta misión. 45 cabrones menos. Que les den. Mañana te llamo para irnos de compras; nos compraremos 45 cosas. Cada una. Un beso. Eres supergirl!!!
Por qué te han puesto «Alba K»?
Besos
Elena
# Periódico El Mundo. Sección España. 11/junio.
DESMANTELADA UNA RED DE PORNOGRAFÍA INFANTIL
Actualizado miércoles 11/junio 17:00 (CET)
Ezequiel Martínez
ELMUNDO.ES
Cuarenta y cinco detenidos en varias provincias españolas, la mayoría de ellos en Madrid y Valencia, es el saldo provisional de una vasta operación policial que ha requerido la cooperación de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Interpol.
Los jefes de la organización criminal, que habían contratado un servidor suizo para el hosting o alojamiento de varias páginas web, operaban a través de los chats contenidos en ellas, así como de entornos multimedia, mensajerías instantáneas e, incluso, de chats a través de SMS (mensajes cortos enviados a través de teléfono móvil). Como señaló la responsable del operativo policial, denominado «Operación Cepo», la subcomisaria Alba K., «este último dato es especialmente preocupante, porque nos sitúa ante una amenaza general e indiscriminada de la población juvenil e infantil, uno de los sectores con más alto porcentaje de uso de móviles».
Aunque no se descartan más detenciones, las fuerzas policiales implicadas consideran que se ha dado un golpe letal a la estructura de uno de los mayores grupos de pedófilos existentes, aunque, como añadió la subcomisaria, «por desgracia es sólo una de las muchas bandas dedicadas a estas horribles actividades», recalcando después la importancia de la colaboración ciudadana para la erradicación de esta lacra social.
# Diario de Elena Cortés. 11/junio.
11.07. Cómo nos gusta a las mujeres que alguna conocida con la que tenemos trato, pero que en el fondo nos cae regular, porque pensamos que se cree una reina, se quede embarazada. Cómo disfrutamos esperando apenas al tercer mes, para encontrárnosla por la calle y decirle, casi a voz en grito y con la mayor de nuestras sonrisas, lo que siempre habíamos deseado: qué gorda estás, qué gorda, con mucho cariño, estás tremenda, qué bien, qué guapa estás, cómo lo llevas, pero qué gordísima te has puesto, hasta que el sonido gor es tan grande dentro de nosotras que también nos hace parecer embarazadas, gordas de la palabra gorda, felicísimas.
17.31. Transcribo la surrealista conversación telefónica que acabo de tener con Alba:
—Elena, menos mal que te pillo.
—Perdona que haya tardado tanto en responder, es que estoy haciendo la comida y Fran no para quieto un segundo.
—¿Cómo sigue de la alergia?
—Mejor, mejor, gracias a Dios. Dime.
—Tengo una llamada perdida.
—¿De quién?
—…
—De… ¿de él?
—Sí.
—Alba, ¡prométeme que no vas a contestar!
—…
—Alba, no puedes. Ni ese cabrón puede hacer esto otra vez, después de tanto tiempo. Toda la vida igual. No es justo contigo. No puedes, es que simplemente no puedes hacerlo. Dime que no lo harás.
—No lo haré.
—Alba, te lo digo en serio. ¡Fran, espera un momento, que mamá está teniendo una conversación importante! ¡Alba! ¿Estás ahí?
—Sí.
—No le llames.
—…
—Alba, por Dios, por lo que más quieras. Prométemelo. Hazlo por mí.
—…
—¡Alba!
—Te lo prometo.
22.13. La relación de Alba con su ex marido me recuerda al caso de las monas rhesus estudiado por Harlow. Por más que la mona madre golpee a su cría, el monito sigue buscando el calor y el pecho de la madre. La criatura olvida inmediatamente los golpes porque su deseo de sobrevivir y su necesidad de calor son más fuertes que el miedo a recibir más golpes o que el rencor hacia la progenitora. Al comienzo de aquella relación él era el monito y Alba la madre, de forma simbólica, pero en cuanto la abandonó se invirtieron los papeles. Alba está deseando sentir dolor, porque eso significaría que él vuelve a estar cerca.
# Blog de información tecnológica Metablogfosis. Post 11/junio.
Quién es quién en la Tecnosfera (24)
Hoy: Jehová Lesmer
Jehová Lesmer se hizo famoso entre los informáticos por su proyecto de licenciatura en el MIT de Massachussets. Trabajó conjuntamente con lingüistas de la misma universidad, que le transmitieron su pesadumbre por el número de idiomas que desaparecían al año en todo el mundo. Unas desapariciones que, a juicio de aquéllos, suponían una pérdida lingüística, cultural y humana irreparable, tan dolorosa como la que supone la extinción de una especie animal. Lesmer, que era un chico práctico, no entendía el dolor de sus compañeros. Él pensaba que si un invento humano —y la lengua, evidentemente, lo es— desaparece, es porque deja de interesar a sus hablantes. De todas formas pensó que podía echarles una mano y, al mismo tiempo, desarrollar su proyecto de fin de carrera. Creó un pequeño robot, dotado de un diminuto ordenador interno, capaz de reproducir y almacenar sonidos y de registrar conversaciones, así como de indexar las palabras y términos que escuchaba, amén de murmullos y ruidos. Para ello escribió un complejo programa de software dirigido al reconocimiento y catalogación sistemática de la voz humana. La idea era colocar el robot, programado para funcionar a muy bajo rendimiento y con pilas convencionales (Lesmer imaginaba, con buen criterio, que los practicantes de esas lenguas en peligro de extinción no habitarían, por lo común, en ciudades con red eléctrica), en un lugar estratégico de las casas de los hablantes del idioma en peligro. Se rogaba a los receptores del aparato que hablasen todo lo posible, incluso cuando estuviesen solos, intentando hacer todos los circunloquios y perífrasis posibles, de modo que explicasen muchas veces y con diversas palabras lo mismo. Se les animaba a explicar el significado de términos oscuros, y a corregir de inmediato las deficiencias de pronunciación y sintaxis de los otros hablantes, así como a aclarar los dobles sentidos y las bromas. El ordenador catalogaba, jerarquizaba y ordenaba, ayudado por una aplicación informática de gramática generativa desarrollada por el Departamento de Lingüística del MIT, las categorías del idioma en cuestión. Desarrollaba árboles y propuestas gramaticales que iba completando o ampliando según las nuevas conversaciones recibidas.
El MIT decidió apoyar el proyecto, financiando el desarrollo del experimento de Lesmer en una remota tribu esquimal, cuyos ancianos hablaban un dialecto en desuso. El éxito fue tan rotundo que tras desaparecer el último hablante de su idioma, el ordenador fue capaz de reconstruir por completo los esquemas lingüísticos del anciano y, utilizando la voz de éste, componer con su propia entonación discursos y frases que el hablante quizás nunca hubiera pronunciado, recreando de nuevo, de forma indefinida, las posibilidades del sistema idiomático perdido. El proyecto, titulado Bittgenstein, tuvo tal éxito que Lesmer se convirtió inmediatamente en una celebridad del MIT. Nicholas Negroponte se pasó un día por la habitación de su colegio mayor para felicitarle personalmente, mientras dos chicas desnudas intentaban no hacer ruido dentro del armario. Lesmer, muy agitado, escuchaba a Negroponte hablar de la grandeza de su robot. El catedrático, de forma oficiosa, le comunicaba, mientras Lesmer oía unos leves suspiros sofocados, que el MIT iba a abrir un Museo de las Voces Perdidas, lleno de copias de los robots de Lesmer que irían recopilando todas las lenguas en peligro de extinción. «Conforme los visitantes paseen por el Museo», explicaba Negroponte mientras Lesmer intentaba dominar todas sus excitaciones, «podrán oír todas esas voces desaparecidas, leer en las pantallas la traducción al inglés de los parlamentos improvisados que tus robots emiten, y contemplar los árboles de variantes en paneles de metacrilato». Lesmer le dijo a Negroponte que sentía tanta emoción que necesitaba estar solo, porque no quería que un hombre le viera llorar. Negroponte le dio la mano y se fue sonriendo, mientras Lesmer comprobaba que su armario, en realidad, era mucho más grande de lo que él recordaba.
Tags: Tecnosfera, Jehová Lesmer, MIT, Negroponte, CNS, gramática generativa, Bittgenstein, Museo de las Voces Perdidas.
# Cuaderno de notas de Ezequiel Martínez. 12/junio.
Sabe a qué horas me gusta salir de casa. Por eso, Deli me ha dejado un mensaje en el contestador con unas campanas sonando. Eran unas campanas de iglesia. Por más vueltas que le doy, no consigo recordar en qué momento la hice muy feliz o muy desgraciada mientras sonaban unas campanas.
