5.1 Introducción. Aspectos generales de la derivación nominal
5.2 El sufijo -ción y sus variantes (I). Aspectos morfofonológicos
5.3 El sufijo -ción y sus variantes (II). Aspectos semánticos y dialectales
5.4 Los sufijos -miento y -mento
5.5 Los sufijos -(a)je, -dura y sus variantes
5.6 Los sufijos -a, -e, -o (I). Aspectos morfofonológicos, semánticos y dialectales
5.7 Los sufijos -a, -e, -o (II). La dirección del proceso derivativo. Posible existencia de un sufijo nominal nulo
5.8 Derivados participiales. Analogías y diferencias con otros sustantivos
5.9 Los sufijos -ada, -ado, -ido, -ón y -era
5.10 El sufijo -azo
5.11 Otros derivados. Alternancias sufijales
5.1 Introducción. Aspectos generales de la derivación nominal
5.1a El concepto de DERIVACIÓN se usa con dos sentidos en la lingüística contemporánea. En el primero, más amplio, DERIVACIÓN se opone a FLEXIÓN, y los fenómenos que abarca la MORFOLOGÍA DERIVATIVA o MORFOLOGÍA LÉXICA se oponen a los que caracterizan la FLEXIVA, como se explica en el § 1.5. En este sentido, el concepto de derivación engloba también el de COMPOSICIÓN y el de PARASÍNTESIS. En el segundo sentido, más restrictivo, el concepto de derivación se refiere tan solo a los procedimientos de formación de palabras por medio de afijos (ya sean prefijos, sufijos o interfijos) simples.
5.1b Se forman en español un gran número de nombres derivados procedentes de verbos, sustantivos y adjetivos. Entre los patrones más productivos, cabe citar los siguientes:
V-a: comprar > compra
V-ata: caminar > caminata
V-ato: asesinar > asesinato
V-azgo: hartar(se) > hartazgo
V-ción: rendir > rendición
V-da: llamar > llamada
V-dero: matar > matadero
V-do: batir > batido
V-dor / -dora: nadar > nadadora
V-dura: soldar > soldadura
V-e: cesar > cese
V-ería: cazar > cacería
V-ín / -ina: bailar > bailarín
V-je: abordar >abordaje
V-mento: jurar > juramento
V-miento: atrever > atrevimiento
V-ncia: concurrir > concurrencia
V-nte: estudiar > estudiante
V-nza: tardar > tardanza
V-o: repartir > reparto
V-ón: tropezar > tropezón
V-toria: convocar > convocatoria
V-torio: dormir > dormitorio
V-zón: trabar > trabazón
N-ada: estoque > estocada
N-ado: profesor > profesorado
N-aje: andamio > andamiaje
N-ato: califa > califato
N-al: pera > peral
N-ambre: pelo > pelambre
N-amen: vela > velamen
N-ar: melón > melonar
N-ario / -aria: botica > boticario
N-azgo: mecenas > mecenazgo
N-azo: pelota > pelotazo
N-eda: álamo > alameda
N-edo: viña > viñedo
N-era: gasolina > gasolinera
N-ería: chiquillo > chiquillería
N-erío: casa > caserío
N-ero: basura > basurero
N-ía: comisario > comisaría
N-ezno / -ezna: oso > osezno
N-ío: gente > gentío
N-ismo: Platón > platonismo
N-ista: guion > guionista
N-iza: golpe > golpiza
N-menta: cuerno > cornamenta
N-umbre: techo > techumbre
A-ada: bobo > bobada
A-dad: bueno > bondad
A-edumbre: manso > mansedumbre
A-era: sordo > sordera
A-ería: tonto > tontería
A-ez: viejo > vejez
A-eza: torpe > torpeza
A-ía: mediano > medianía
A-icia: justo > justicia
A-idad: imbécil > imbecilidad
A-ismo: clásico > clasicismo
A-itud: exacto > exactitud
A-or: verde > verdor
A-ura: fino > finura
Existen, además, otras pautas menos productivas, que se analizarán brevemente en este capítulo y en el próximo. No se estudiarán aquí las bases compositivas como -logía, -cracia, -grafía y otras que se examinan en el § 11.10. Como en otros capítulos de la sección de morfología, se mencionarán en este algunos derivados que poseen interés desde el punto de vista de su estructura morfológica o de su significado, aun cuando no se usen en la lengua culta o estén muy restringidos geográficamente. Por esa misma razón se dará cabida a algunos vulgarismos y también a ciertas voces representativas de paradigmas muy productivos que el DRAE no puede recoger íntegramente.
5.1c En el apartado anterior, los sustantivos derivados se distribuyeron en tres grupos: el primero contiene SUSTANTIVOS DEVERBALES (V > N), el segundo presenta las pautas características de los SUSTANTIVOS DENOMINALES (N > N) y el tercero ilustra las de los SUSTANTIVOS DEADJETIVALES (A > N). Este criterio agrupa los derivados en función de la categoría gramatical de la base a partir de la cual se obtienen. Si se atiende, en cambio, al significado de la nominalización, se distinguen tradicionalmente los NOMINA ACTIONIS, que designan la acción expresada por el verbo y a menudo también su efecto (compra, traducción), y los NOMINA QUALITATIS o NOMINA ESSENDI (amabilidad, belleza), que expresan cualidades, estados y otras propiedades, inherentes o accidentales, de las personas o las cosas. Los primeros son sustantivos deverbales y los segundos, deadjetivales. Se añaden en la tradición lingüística a estos dos grandes grupos el de los NOMINA AGENTIS, INSTRUMENTI ET LOCI (‘nombres de agente, instrumento y lugar’), que pueden ser deverbales o denominales, como se explicará en los apartados siguientes.
5.1d Los nombres de acción expresan, mediante procedimientos morfológicos o léxicos, el evento denotado por el verbo, como en traducir > traducción. Muchos son también nombres de efecto, ya que pueden designar asimismo el resultado al que da lugar esa acción (traducción puede significar ‘lo traducido’). Otros nombres deverbales lexicalizan los diversos participantes en la noción significada por el verbo, fundamentalmente el AGENTE (gobernar > gobernador), el PACIENTE (guisar > guisado), el DESTINATARIO (prestar > prestatario) y el LUGAR (dormir > dormitorio). La clase gramatical de los nombres de acción y efecto se interpreta a veces, tal como se hará aquí, en un sentido amplio, lo que permite extenderla a ciertos sustantivos derivados que poseen bases nominales. Así, entre los nombres que designan golpes y otras acciones impetuosas (§ 5.9 y 5.10), unos tienen base verbal (V > N: agarrar > agarrada; punzar > punzada), mientras que otros poseen base nominal (N > N: puñal > puñalada; cuchillo > cuchillada). Se estudiarán aquí conjuntamente unos y otros, a pesar de que, como se ve, no todos son derivados verbales. Se obtienen contrastes análogos en procesos como batir > batido (V > N) frente a naranja > naranjada (N > N) y en otros casos similares. Para facilitar la descripción (y poder comparar además todas estas formaciones), se agruparán también bajo el rótulo general de NOMBRES DE EFECTO estos y otros derivados de base nominal que poseen características similares a los que se acaban de mencionar.
5.1e El paradigma de los llamados NOMINA QUALITATIS se extiende para dar cabida a los nombres que expresan condición o estatus (ciudadano > ciudadanía), profesión, oficio, empleo o actividad (notario > notariado; albañil > albañilería), entre otras nociones próximas. Algunos sustantivos denominales se asimilan indirectamente a los nombres agentivos, en el sentido de que pueden designar el individuo que fabrica algo o el que se relaciona en diversas formas con el referente del nombre de la base (joya > joyero; taxi > taxista). También pueden expresar grupos o conjuntos (alumno > alumnado; cubierto > cubertería), lugares (enfermo > enfermería; hormiga > hormiguero), así como doctrinas o tendencias (abolición > abolicionismo), unidades de medida (cuchara > cucharada) y otras nociones más específicas que se explican a lo largo de este capítulo y del siguiente.
5.1f Los dos grandes grupos de derivados nominales (nombres de acción y nombres de cualidad) entran a veces en contacto. Así, el sufijo -ncia se une a verbos de las tres conjugaciones para formar nombres de acción y de efecto. Sin embargo, una buena parte de estos sustantivos ya no se asocia en el español de nuestros días a una base verbal, sino a un adjetivo formado con el sufijo -nte. De este modo, elocuencia o inteligencia se interpretan como nombres de cualidad (inteligencia ‘cualidad de inteligente’; elocuencia ‘cualidad de elocuente’), y se pierde por completo la base verbal de la que se formaron los antiguos participios de presente latinos (elŏqui ‘hablar’, ‘expresar’ > elŏquens, -ntis; intellegěre ‘comprender’ > intellěgens, -ntis). Sobre esta cuestión, véase el § 1.7j. El problema no es únicamente histórico: el sustantivo adherencia denota la ‘acción o el efecto de adherirse’, pero también la ‘cualidad de adherente’. Esta posible DOBLE BASE se extiende a dependencia, perseverancia, resistencia, tolerancia y otros sustantivos similares, pero también a nombres de otras clases, como atrevimiento (‘acción y efecto de atreverse’ o ‘cualidad de atrevido’); decisión (‘acción y efecto de decidir’ o ‘cualidad de decidido’); distinción (‘acción y efecto de distinguir’ o ‘cualidad de distinguido’), entre otros muchos sustantivos. La relación entre los procesos V > N (efecto) y A > N (cualidad) se estudiará en los § 5.2m, 5.4f, 6.3q y 6.5e y ss.
5.1g Existen relaciones sistemáticas entre los significados de los sufijos. Estos vínculos dan lugar a una serie de reinterpretaciones semánticas de los derivados. La relación más conocida es la ya mencionada entre las nociones de ‘acción’ y ‘efecto’, como en ofrecer alguien su ayuda (‘acción de ayudar’) ~ recibir alguien una ayuda económica (‘efecto de ayudar’). Aunque no todos los sustantivos que admiten una de estas dos interpretaciones aceptan también la otra, como se verá en el § 5.1m, forman un paradigma muy numeroso los que permiten ambas y eligen una u otra en contextos diferentes. Es equiparable a este proceso la reinterpretación de los nombres de cualidad como sustantivos que expresan dichos o hechos, fenómeno que constituye una de las manifestaciones de la relación entre los nombres no contables y los contables (§ 12.2 y 12.3). Así, expresan cualidades los sustantivos osadía, indecencia, estupidez, lindeza, frescura o maldad, pero denotan hechos o dichos las expresiones una osadía, una indecencia, varias estupideces, alguna lindeza, un par de frescuras u otra maldad. Se presentan más detalles sobre este punto en el § 6.1p. Muchos de estos sustantivos se usan asimismo en la interpretación de ‘acto’ en construcciones con el verbo tener, como en Tenga la amabilidad de esperar o Tuvo la deferencia de llamarme. Es algo menos frecuente, pero igualmente posible, que este uso de los nombres de cualidad como sustantivos contables se extienda a las cosas materiales (una rareza, las novedades del mes, ser algo una curiosidad, durezas que salen en la piel), a las personas (lo que mande la autoridad, una joven belleza, una preciosura, una celebridad) o a los eventos (si se presenta otra oportunidad). Nótese que, al igual que un sustantivo derivado puede designar un efecto en lugar de una acción, como sucede con pintada, también un nombre de cualidad puede referirse a un acto y perder total o casi totalmente la posibilidad de designar una propiedad, como sucede con travesura.
5.1h Son numerosos los nombres de cualidad que denotan estados físicos o anímicos, y que, por tanto, no se refieren estrictamente a propiedades inherentes de los individuos: agresividad, alegría, amargura, calentura, curiosidad, debilidad, embriaguez, entereza, hostilidad, necesidad, pasividad, perplejidad, soledad, tristeza y muchos más. Véanse también sobre este punto los § 6.2q, r. Frente a ellos, designan cualidades inherentes o características los nombres que expresan condición o estatus (argentinidad, capitalidad, ciudadanía, marginalidad), pero también otras nociones (bonhomía, fidelidad, honradez, inteligencia, perversidad, etc.). Algunos nombres de cualidad denotan propiedades caracterizadoras o inherentes (§ 37.7d) en unos contextos, y situaciones transitorias en otros. Así, curiosidad hace referencia a cierto estado circunstancial en el primero de los dos textos siguientes, y a una propiedad inherente en el segundo:
Todavía siento gran curiosidad sobre aquello del manguito y me pregunto si usted sabrá qué quiso decir (Listín Diario 7/5/1997); Usted pensó en el suicidio, sin embargo, se aferró a la vida porque, dijo, uno de sus defectos es la curiosidad (Proceso [Méx.] 20/10/1996).
En el § 13.12 se explica que los nombres de cualidad (y especialmente los formados con -idad) eligen la interpretación calificativa de los adjetivos que en otros contextos pueden admitir también la relacional. Así, los dos sentidos de expresiones como la reforma constitucional (‘de la constitución’, o bien ‘acorde con la constitución’) o la música popular (‘no culta, no clásica’, o bien ‘conocida, difundida’) contrastan con el único que permanece en la constitucionalidad de la reforma o en la popularidad de la música. Es igualmente esperable que la expresión su religiosidad sea adecuada en una persona religiosa, pero no en un edificio religioso. Se ahonda en estas diferencias en los § 13.12r y ss.
5.1i Más restringido es el uso de los nombres de cualidad para designar materias o sustancias, como en fangosidad, pintura, suciedad o verdura:
El húngaro lo escuchaba sin hacerle mucho caso, limpiándose la suciedad de las uñas con un destornillador (Cohen, Insomnio); Encontró uno de sus miembros, hundido en la fangosidad (Mujica Lainez, Escarabajo).
Unos pocos nombres de cualidad pueden denotar situaciones sociales (legalidad, marginalidad); ámbitos, ramas o actividades, sobre todo profesionales y administrativas, como en la abogacía, la ebanistería, la sanidad (o la salubridad) pública, la contabilidad de la empresa, la cartilla de escolaridad, mi especialidad; grupos humanos, como en la juventud actual, la hermandad de cofrades, la realeza europea, la intelectualidad de hoy, nuestra vecindad (también nuestro vecindario, sin nombre de cualidad), el conjunto de la ciudadanía. Otros se refieren a etapas, períodos y otras magnitudes temporales (adolescencia, ancianidad, antigüedad, eternidad, juventud, mocedad, niñez, pubertad, vejez), a lugares (desde la altura, bajar a las profundidades, recorrer la llanura, visitar una fortaleza, una bonita localidad) o a cantidades (anualidad, mensualidad).
5.1j Es algo más sistemático el uso de los nombres de cualidad para designar grados o niveles de una propiedad en ciertos contextos. Así, en La siniestralidad laboral es alta, no se dice que cierta propiedad sea alta (lo que carece de sentido en sí mismo), sino más bien que el grado en que esta se manifiesta es elevado. Del mismo modo, en la alarmante peligrosidad de ciertas prácticas deportivas, no se atribuye el ser alarmante a la propiedad de ser peligroso, sino más bien al grado que alcanza la peligrosidad. Conviene hacer notar que los sentidos que adquieren contextualmente muchos nombres de cualidad están, en alguna medida, presentes en sus bases. Así, amabilidad, brusquedad y hostilidad denotan actitudes o formas de ser o de actuar, pero también amable, brusco y hostil expresan esos significados; antigüedad y vejez designan períodos, pero también expresan propiedades temporales los adjetivos de los que se derivan. Existen otros casos similares.
5.1k Se reconocen otras relaciones sistemáticas entre las diversas interpretaciones de los sufijos. Destacan, además de las mencionadas, las que se dan entre las nociones de ‘estatus, dignidad’ y ‘lugar en que se ejerce’ (aspirar a la alcaldía ~ visitar la alcaldía). La primera se relaciona también con la noción de ‘grupo’ (practicar la abogacía ~ toda la abogacía del país en pleno) y con la de ‘tiempo’ (alcanzar el papado ~ durante su papado). Por su parte, los nombres de lugar expresan frecuentemente grupo (entrar en la cacharrería ~ entre toda la cacharrería) y los de agente se interpretan a menudo como nombres de instrumento (un lector de novelas policíacas ~ un lector óptico; un conductor de autobús ~ un conductor eléctrico). Las nociones semánticas que aparecen asociadas en los títulos de las secciones de este capítulo respetan estos vínculos. No obstante, en la descripción de los grupos semánticos que les dan sentido se hará referencia a otros significados cercanos a los descritos con los que los sufijos pueden establecer relaciones, sean sistemáticas u ocasionales.
5.1l Los sustantivos de acción y efecto constituyen uno de los paradigmas más extensos y articulados de la morfología española. La mayor parte de ellos se definen mediante la paráfrasis ‘acción y efecto de V’ en los diccionarios monolingües del español. Así, el sustantivo compra designa la acción de comprar (La compra me ocupó toda la mañana), o bien el efecto de comprar (La compra está sobre la mesa). La diferencia entre ambos sentidos es clara cuando los efectos de las acciones son materiales, como en el ejemplo anterior o en los muchos sustantivos que designan productos resultantes de una acción (composición, construcción, publicación, etc., § 5.3e, g). No obstante, cuando los efectos de los que se habla son inmateriales —como en aprendizaje, desmoralización, goce o perdición, entre otros muchos sustantivos—, la delimitación entre el sentido ‘acción’ y el sentido ‘efecto’ se vuelve escurridiza, lo que no impide que la distinción se pueda mantener en la mayor parte de los casos. Por otra parte, se ha observado en numerosas ocasiones que los dos sentidos que se vinculan en la expresión acción y efecto no siempre se separan en los diccionarios cuando se analizan las acepciones de las palabras derivadas. Así, puede definirse torcedura como ‘acción y efecto de torcer o torcerse’, pero el sentido de acción y el de efecto no se mantienen en cada una de las acepciones que corresponden a ese sustantivo. Recuérdese, por otra parte (§ 5.1f), que son a veces escurridizas las diferencias entre ‘efecto de V’ y ‘cualidad de A’.
5.1m Otras dificultades que se suelen reconocer en la fórmula ‘acción y efecto de V’ provienen de las extensiones de significado del concepto de ‘acción’. El sustantivo acción suele extender su contenido en la lexicografía para abarcar el que corresponde al concepto de ‘proceso’. Por ejemplo, es habitual aplicar la fórmula ‘acción y efecto de V’ a muchos sustantivos terminados en -miento que no describen propiamente acciones, sino más bien procesos, en especial cuando el sentido relevante del verbo del que se obtiene el sustantivo es el intransitivo. Así, en Ese desvanecimiento poético de la pasión al convertirse en materia artística no es privativo de la poesía (Clarín, Plagios), se habla del proceso de desvanecerse la pasión; en Sentía que el cuerpo se le enfriaba. Impresión de lluvia y adormecimiento de los miembros (Asturias, Presidente), se hace también referencia a un proceso, más que a una acción. El significado de ciertos verbos (como sufrir o conocer, entre otros) no se corresponde bien, por otra parte, con el concepto mismo de ‘acción’, por lo que los sustantivos que se derivan de ellos (sufrimiento, conocimiento) expresan —en opinión de algunos autores— procesos o estados, pero no acciones. Véase sobre este punto el § 5.4. Conviene tener en cuenta, por consiguiente, que el concepto de ‘acción’ que se maneja tradicionalmente en la lexicografía es algo más laxo que el que se suele emplear en la lexicología y en la sintaxis (§ 41.1b).
5.1n Se ha señalado asimismo en los estudios lexicológicos y gramaticales que el uso que se hace del término acción en la morfología y en la lexicografía abarca también el sentido de ‘suceso’ o ‘evento’, conceptos de los que no es exactamente sinónimo. Así, el sustantivo subrayado en Creía en el probable casamiento de su sobrina (Blasco Ibáñez, Naranjos) designa un hecho o un suceso, más que una acción. Del mismo modo, aunque el sustantivo subida designe la acción de subir, en A todo el mundo le sorprendió la subida de las tarifas eléctricas (donde el nombre se usa en sentido figurado), se alude más bien al hecho de que ciertas tarifas subieran. En cambio, en Emprendieron una lenta subida por las montañas (Torbado, Peregrino), se hace referencia propiamente a la acción de subir, más que al hecho de que la subida tenga lugar. Es habitual denominar SUSTANTIVOS EVENTIVOS a los que expresan procesos, por oposición a los estados. Se consideran algunas de sus propiedades en los § 12.11d y ss. Como se comprueba, la fórmula lexicográfica tradicional ‘acción y efecto de V’ admite numerosas variedades. Unas veces están en función de las características léxicas de la palabra derivada, y otras en función de los contextos sintácticos en los que se usan. Se ha planteado repetidamente en los estudios gramaticales la relación que existe entre las interpretaciones de los sustantivos derivados y su comportamiento sintáctico. Se aborda esta cuestión en el § 12.11.
5.1ñ En diversas partes de esta obra (§ 1.6 y 7.1f y ss.), se alude a las considerables diferencias teóricas y metodológicas que existen entre las orientaciones sincrónica y diacrónica en la morfología derivativa. En el presente capítulo se comprobará que esas diferencias, y las cuestiones polémicas que suscitan, saltan a la vista de forma muy marcada en este ámbito particular de dicha disciplina. Como se observa en el § 1.6d, establecer la etimología de una palabra no equivale a determinar su estructura morfológica. Así pues, a todas las palabras les corresponde una etimología, pero solo en algunas reconoce el hablante una estructura morfológica, especialmente si en ella intervienen morfemas derivativos. Identificar la base léxica de una voz es un requisito necesario para analizar su estructura, tarea que forma parte del análisis sincrónico. También forma parte de este tipo de análisis el estudio de la relación entre esta base y su derivado, que debe reflejar el vínculo que los hablantes establecen entre ambos. Otra diferencia entre estas dos perspectivas es el hecho de que los procesos que se postulan en la morfología sincrónica (por ejemplo, cancelación de la vocal final, desplazamiento del acento, pérdida de la vocal temática, etc.) pueden ser distintos de los que el filólogo investiga cuando traza la historia de la palabra. Como se recuerda en los § 1.6e y ss., el concepto mismo de ‘derivación’ está asociado a una secuencia temporal de testimonios en la morfología histórica, mientras que en la sincrónica se basa en la conexión de significados que se da en la conciencia lingüística de los hablantes. A pesar de que tales diferencias teóricas se perciben con claridad, se comprueba muy a menudo en la práctica que la separación de métodos y objetivos no puede ser tan nítida como se deduce de la caracterización de ambas disciplinas. En los apartados que siguen se presentarán algunos ejemplos de este hecho, que se retomarán a lo largo del capítulo.
5.1o Existen otros rasgos que establecen diferencias entre el análisis sincrónico de la morfología léxica y su estudio histórico. Desde la primera aproximación, se considera legítimo no asignar estructura morfológica en el español actual a las voces que la tuvieron en latín, pero que han pasado a ser opacas en nuestra lengua. No tienen, por tanto, estructura morfológica el sustantivo sedición (lat. seditĭo, -ōnis ‘discordia, rebelión’, derivado de itĭo, -ōnis ‘ida, partida’) o el adjetivo curioso (lat. curiōsus ‘cuidadoso’, de cura ‘cuidado, preocupación’). Se considera asimismo adecuado en el análisis sincrónico postular bases léxicas no etimológicas para los procesos derivativos, así como omitir formas poco usadas; por ejemplo, proponer el proceso red > redada, en lugar de red > re dar > redada; o asociar leñador con leña (a pesar de la relativa irregularidad del proceso N > N-ador), aunque se acepte que procede históricamente de un nombre de agente: latín lignātor (§ 6.6ñ).
5.1p Se admite también en el análisis sincrónico —aunque este punto ha sido muy criticado por algunos especialistas en historia de la lengua— postular bases léxicas que eviten la adaptación de préstamos (por ejemplo, avión > aviador, proceso morfológico irregular que evita la adaptación de un calco francés: aviateur), así como alterar los paradigmas regulares cuando contienen bases léxicas perdidas. Aunque el paradigma que forman contador > contaduría; corredor > correduría; regidor > regiduría se extiende históricamente a sabidor (voz ya antigua) > sabiduría (§ 6.3g), se suele evitar en el análisis sincrónico en favor de saber > sabiduría (o quizás de sabido > sabiduría, como en agregado > agregaduría). Los morfólogos valoran hoy de forma muy diferente las ventajas y los inconvenientes de todas estas opciones. En general, en el análisis histórico se resalta la importancia de que las irregularidades morfofonológicas no sean arbitrarias ni se presenten como particularidades o anomalías aisladas, o postuladas ad hoc, para hacer encajar ciertas bases léxicas con determinados resultados. En el sin crónico se destaca, en cambio, la conveniencia de que los procesos morfológicos reflejen las asociaciones léxicas que establecen los hablantes. Véanse también sobre este punto los § 1.6e y ss.
5.1q La presencia de un vínculo léxico entre base y derivado en la conciencia lingüística de los hablantes es, como se ha explicado, un rasgo relevante de la morfología sincrónica, aunque difícil de medir o de contrastar en ciertas ocasiones. Unos hablantes relacionarán salteador (de caminos) con asaltar, y otros lo harán con salto. Pueden realizarse encuestas para establecer la proporción que corresponde a cada grupo. Serán, con toda probabilidad, muy pocos los que asocien salteador con saltear en su acepción de ‘acometer’, es decir, con la base que le corresponde históricamente. El morfólogo que postule procesos sincrónicos como asaltar > salteador o salto > salteador no podrá inscribirlos en ningún paradigma regular, ya que habrá de introducir adaptaciones morfofonológicas anómalas y presentarlas como excepciones. Tampoco podrá proponer el proceso regular saltear > salteador porque pasa por alto el sentimiento lingüístico de la mayor parte de los hablantes. Como se explica en el § 1.6e, este último factor se puede omitir cuando se postulan étimos, pero no cuando se proponen bases léxicas. En el presente capítulo se mostrarán numerosos casos de discordancia entre unos y otras.
5.1r Entienden algunos lingüistas que la dificultad mayor de la asimetría a la que se refirió el apartado precedente proviene del hecho de que las ASOCIACIONES LÉXICAS que el hablante establece no siempre han de convertirse en PROCESOS MORFOLÓGICOS. Algunos hablantes tienden a asociar el sustantivo peaje (§ 5.5c) —del fr. péage o del cat. peatge— con el verbo pagar, y muchos vinculan el sustantivo solución con el verbo resolver (no con el ya desusado solver ni con el latín solutĭo, -ōnis) o el sustantivo espadachín (it. spadaccino) con el también sustantivo espada, sin que pueda decirse que -chín o -achín sean en sentido estricto segmentos morfológicos del español (a pesar de que existen los sustantivos matachín y hablanchín). Se registran muchos casos similares. Para algunos autores, estas asociaciones léxicas han de interpretarse como procesos morfológicos, pero para otros —acaso más adecuadamente— forman parte del conocimiento del LÉXICO y, en particular, de las semejanzas formales entre las palabras, no necesariamente de la MORFOLOGÍA como parte de la gramática. Véanse también los § 7.1k y ss.
5.1s La descripción de la derivación nominal del español que aquí se presenta se asemeja a la que suelen ofrecer otras gramáticas modernas en que posee un fundamento sincrónico. Se diferencia, en cambio, de esos otros panoramas en que presta más atención a las divergencias que surgen al comparar el enfoque sincrónico con el diacrónico, así como a la argumentación que resulta apropiada en uno y otro. Se parte, asimismo, del hecho de que cada una de estas aproximaciones puede explicar aspectos que resultan difíciles de analizar desde la otra orientación. Así, existen preguntas sobre los paradigmas morfológicos a las que no parece posible responder desde el análisis sincrónico, pero que reciben respuestas naturales desde el diacrónico (por ejemplo, la cuestión de por qué existen tantos derivados en -dera que designan instrumentos y tan pocos en -dero: § 6.8a y ss.). Al contrario, el que con todos los sustantivos en -ción o -ión que siguen puedan formarse verbos en -ar (acción > accionar) es un hecho de sistema que apoya el análisis de estas voces como formas NO DERIVADAS de un verbo en el análisis sincrónico, independientemente de que todas ellas se remonten a un étimo verbal latino:
acción, adición, ambición, anexión, coacción, cohesión, colección, colisión, condición, confección, congestión, contusión, cuestión, decepción, distorsión, emoción, erosión, estación, evolución, extorsión, función, gestión, ilusión, impresión, incursión, inspección, lesión, mención, proporción, reflexión, relación, selección, sesión, subvención, tensión, traición.
5.1t Las excepciones que se han documentado a esta generalización son escasas proporcionalmente, como se explica en los § 8.6b y ss. Unas obedecen a creaciones recientes, propias del léxico económico, deportivo o característico de diversos ámbitos técnicos o especializados: conceder > concesión > concesionar; concretar > concreción > concrecionar; explotar > explosión > explosionar; pedir > petición > peticionar; recibir > recepción > recepcionar; ver > visión > visionar; verter > versión > versionar, etc. Estas formas verbales se encuentran muy documentadas, lo cual justifica su estudio para entender la productividad de los procesos morfológicos mediante los que se construyen. Con la excepción de recepcionar, todas ellas figuran en la última edición del DRAE. Ello no implica, sin embargo, que el uso de estos verbos sea igualmente apropiado en todos los contextos, en especial cuando el significado de la forma derivada se halla más próximo al del verbo básico que da origen al proceso (como en pedir ~ peticionar). Son casos distintos, en cambio, aquellos en los que el nuevo verbo surge porque el sustantivo derivado ha perdido la conexión semántica con su base verbal en la conciencia lingüística de los hablantes: contundir > contusión > contusionar; incurrir > incursión > incursionar; revolver > revolución > revolucionar; subvenir > subvención > subvencionar. No son muchos los casos en los que este vínculo se percibe en el español común de hoy, como en coartar > coacción > coaccionar; conmover > con moción > conmocionar o promover > promoción > promocionar.
5.1u Se observó en los apartados precedentes que las bases léxicas que los hablantes establecen para las palabras pueden ser diversas, además de no coincidir con los étimos que les corresponden. Se acepta por lo general en la morfología sincrónica que las diferencias reconocidas en la cultura léxica de los hablantes hacen inevitable que unas voces hayan de ser OPACAS para unos y TRANSPARENTES para otros (estos conceptos se explican en los § 1.6e, h). Para unos hispanohablantes el sustantivo zurriagazo será una voz transparente porque saben que el zurriago es un látigo. Para otros, en cambio, —acaso la mayor parte de los que lo usan— será opaca, es decir, carecerá de estructura morfológica, o bien será asignada por la presencia de la terminación -azo al grupo de nombres de golpe, sin que sea posible asignarle propiamente una estructura morfológica. De forma análoga, es probable que solo unos pocos hablantes de entre los que usan el sustantivo fruición conozcan el verbo fruir. Existen muchos casos similares que ponen de manifiesto las considerables diferencias que pueden darse en lo relativo a la transparencia o la opacidad de los derivados. Véanse también sobre esta cuestión los § 7.3h y 9.3b.
5.1v En la morfología sincrónica se reconoce asimismo que la base léxica puede asociarse unas veces con la DEFINICIÓN de la palabra —y, por tanto, convertirse en uno de los componentes de su significado—, mientras que otras no es posible establecer tal asociación. Estas asimetrías son también muy numerosas. Por ejemplo, un librazo es un “golpe dado con un libro”, como explica el DRAE, pero un guantazo no es necesariamente un golpe dado con un guante, ya que también puede darse con la mano abierta. Se han debatido en numerosas ocasiones en los estudios sincrónicos las asimetrías entre la ESTRUCTURA MORFOLÓGICA de una palabra y su ESTRUCTURA CONCEPTUAL (o simplemente su DEFINICIÓN LEXICOGRÁFICA). Aunque existen diversas posturas sobre este punto, los morfólogos tienden a señalar en la actualidad que constituye una hipótesis demasiado fuerte la que persigue una correspondencia estricta entre ambas. Como se ha adelantado, el análisis de la derivación nominal que se presenta en este capítulo es sincrónico. Sin embargo, no se omitirán ciertos aspectos característicos del análisis histórico (préstamos, bases léxicas total o parcialmente opacas, dirección del proceso derivativo, adaptaciones morfofonológicas anómalas, etc.) siempre que se entienda que esos factores ayudan a comprender mejor los procesos morfológicos que se examinan.
5.2 El sufijo -ción y sus variantes (I). Aspectos morfofonológicos
5.2a El sufijo -ción destaca por su productividad en el paradigma derivativo de los nombres de acción deverbales. Procede del latín -tĭo, -ōnis. El sufijo -ción, de origen culto, coexiste con -zón, patrimonial, aunque son escasos los dobletes (cremación ~ quemazón). También alterna con las variantes -sión (incluir > inclusión) e -ión (confesar > confesión), cuya distribución se explicará en las páginas que siguen. Todos estos sustantivos derivados son femeninos, pero se documentan algunos masculinos entre los terminados en -zón (remezón, estremezón), así como algunos de ambos géneros (armazón). Se ejemplifican a continuación algunos sustantivos derivados en -ción con verbos pertenecientes a las tres conjugaciones:
DERIVADOS DE VERBOS EN -AR: abdicación, agitación, apreciación, creación, delegación, mediación, oscilación, predestinación, vacunación, variación, verificación.
DERIVADOS DE VERBOS EN -ER: aparición, composición, demolición, disposición, obtención, perdición, resolución.
DDERIVADOS DE VERBOS EN -IR: abolición, definición, fundición, nutrición, partición, petición, prohibición, recepción, reducción, restitución.
5.2b El estudio de las propiedades morfofonológicas de los derivados en -ción se enfrenta a numerosas irregularidades, resultado de la confluencia de formas heredadas del latín o del español antiguo (muchas veces sin relación con verbos existentes en la actualidad) y formaciones nuevas. En los derivados actuales, -ción se adjunta al tema verbal (formado por la raíz y la vocal temática; véase el § 4.1d), con ciertas excepciones que se estudiarán enseguida. La vocal temática de estos derivados es la característica de los temas de participio, que coinciden con los de infinitivo en la primera conjugación (consumar > consum-a-ción, junto a consumado) y en la tercera (consumir > consum-i-ción, junto a consumido), pero no en la segunda (demoler > demol-i-ción, como en demolido, no *demoleción). Los derivados en -ción de verbos en -er constituyen el grupo menos numeroso de los tres. Dentro de él son muy pocos los casos en que se mantiene la vocal temática, como en perdición o en los desusados movición (pero movención hoy en algunos países, como se explicará en el § 5.3a) y vendición (de vender), actual venta: Hizo vendición de su parte al príncipe por precio de diez y seis mil maravedís (Zurita, Anales I). También es este segundo grupo el que presenta mayor número de irregularidades. Por el contrario, el grupo formado por los verbos de la primera conjugación es el más numeroso de los tres, y muchos de los derivados que corresponden a esa clase se obtienen sin provocar cambios en la base ni alteraciones en el sufijo. Se reconocen, sin embargo, reajustes de tipo morfofonológico (producto, como se ha señalado, de procesos históricos) en los derivados de los tres paradigmas.
5.2c Son muchos los casos en los que se producen alteraciones morfofonológicas en el proceso que se describe. Se da a veces la elisión de la vocal temática y, como resultado de la confluencia del sufijo con la consonante final de la raíz, la conversión de esta en /k/, como en cocer > cocción; deducir > deducción. Se han formulado varias generalizaciones en la morfología sincrónica para explicar otras alternancias similares, cuyo análisis diacrónico se establece en función de otro tipo de razonamientos (§ 1.6g, también 7.1f y ss.). Así, se ha observado que -ción puede originar otros cambios en la consonante final de la raíz verbal, como su ensordecimiento, en el caso de /b/ (recepción, transcripción), o incluso su elisión, como sucede frecuentemente con la /t/ (adopción, invención). Las modificaciones pueden ir también asociadas a cambios en el vocalismo de la raíz, como la sustitución de /i/ por /e/ en dirigir > dirección. La haplología es sistemática en los derivados de los verbos en -ecer, como en aparecer > aparición (no *aparecición), entre otros que se analizarán abajo. En los apartados que siguen, se agruparán estas y otras irregularidades morfofonológicas características del sufijo -ción. Estos ajustes morfofonológicos se examinarán aquí con criterios sincrónicos, como se hace por lo general en las gramáticas descriptivas actuales, pero no se omitirá la referencia a los factores históricos fundamentales que subyacen a estos procesos. Las polémicas que surgen en cuanto a la legitimidad de estos dos enfoques en la morfología derivativa, así como a la comparación de los resultados a los que se llega desde cada uno, se resumen en los § 1.6. y 7.1f y ss.
5.2d Pierden la vocal temática característica de los verbos una serie numerosa de sustantivos derivados en -ción. Son raros, por ejemplo, los verbos terminados en -uir que mantienen dicha vocal ante el sufijo -ción, como sucede en intuir > intu-i-ción (latín medieval intuitio, -onis). Constituyen, en cambio, un grupo numeroso los sustantivos derivados de verbos terminados en -uir que se forman con la variante -ución, por tanto sin vocal temática. Son los que están vinculados con los derivados latinos de statuĕre ‘establecer’ (constituir > constitución; instituir > institución; prostituir > prostitución; restituir > restitución; sustituir > sustitución) o de tribuĕre ‘asignar’ (atribuir > atribución; contribuir > contribución; retribuir > retribución). No se forman, pues, voces como *constitu-i-ción o *atribu-i-ción, en contraste con la citada intu-i-ción. Los verbos que se relacionan con los derivados (latinos o romances) del latín struĕre (‘disponer, reunir’) terminan en -struir y forman derivados en -cción: construir > construcción; destruir > destrucción; instruir > instrucción. Los sustantivos terminados en -sión ~ -ción derivados de verbos en -uir (como concluir > conclusión) se analizarán en el § 5.2t. En estos y otros muchos casos que se verán a lo largo de este capítulo, las irregularidades morfofonológicas que se postulan en la morfología sincrónica son innecesarias en la diacrónica, ya que los cultismos calcan formaciones latinas.
5.2e Tampoco mantienen la vocal temática los sustantivos en -ción derivados de los verbos que terminan en -tener, como detención (no *deten-i-ción, aunque exista detenido), contención, obtención, retención, abstención, atención. Ya no se usa tención (de tener), que se empleó al menos hasta el siglo XIX: Visión, tención y fruyción / tendrás allá con las almas (Osuna, Abecedario V). Se emplea entretención como derivado deverbal de entretener(se) en Chile, México, Costa Rica, Panamá, la República Dominicana, el Ecuador y otros países, como en Yo creo que es válido hacer programas de mera entretención (Época [Chile] 19/5/1997), a menudo en alternancia con entretenimiento, empleado casi en exclusiva en las demás áreas. De mantener se deriva mantención, ya desusado en el español europeo pero vivo en algunos países americanos, entre ellos Chile y Panamá; también se registra en el Ecuador, Guatemala y el área rioplatense: Las ropas merecen especial cuidado, tanto en su mantención como en su aseo (Artigas, Sobrevivencia). En los demás países se emplea mantenimiento en este sentido. El sustantivo manutención procede diacrónicamente de manutener (verbo poco usado fuera del lenguaje jurídico), pero se asocia sincrónicamente con mantener en su sentido de ‘costear las necesidades económicas’. También se forman sin vocal temática otros muchos derivados irregulares, aun así sujetos a ciertas pautas morfológicas, como se indicará en los apartados siguientes.
5.2f Como se ha explicado, las principales irregularidades morfofonológicas que se obtienen en los derivados deverbales en -ción afectan a bases léxicas que —con pocas excepciones— no suelen ser palabras españolas, sino voces latinas (§ 10.1h). El origen latino de algunos verbos explica que se puedan establecer generalizaciones morfofonológicas sobre los derivados de verbos que comparten una misma terminación en la actualidad, si bien no es siempre legítimo identificar dicha terminación con un morfema del español contemporáneo (§ 5.1ñ y ss.). En los § 10.1h y ss. se alude a la polémica en torno a si -cibir, -ducir y los demás segmentos mencionados en los paradigmas que siguen son o no propiamente MORFEMAS DEL ESPAÑOL. Se entenderá aquí que han de ser considerados SEGMENTOS MORFOLÓGICOS, no solo porque representan antiguos verbos latinos, sino porque determinan de manera objetiva la constitución formal de estas voces derivadas. Aun así, al contrario de lo que sucede con los morfemas propios, no es posible relacionar estos segmentos con un mismo significado. Debido a esta carencia semántica, algunos autores evitan opciones como “verbos terminados en -cibir”, que se preferirá aquí, y prefieren fórmulas como “verbos formados con la pauta X-cibir”, o bien “verbos acabados en /siˈbiɾ/ ~ /θiˈbiɾ/” —donde, como se ve, la terminación se trata como una mera secuencia fonológica— para presentar estos mismos paradigmas. Las primeras generalizaciones sobre los derivados en -ción que se obtienen a partir de las terminaciones verbales son las siguientes:
VERBOS TERMINADOS EN -CIBIR. Forman derivados en -cepción, como en apercepción, percepción, recepción. Está hoy perdido el verbo decebir ‘engañar’, por lo que no se considera voz derivada decepción (latín tardío deceptĭo, -ōnis).
VERBOS TERMINADOS EN -DUCIR. Forman derivados en -ducción, como en abducción, aducción, conducción, deducción, inducción, producción, reducción, traducción.
VERBOS TERMINADOS EN -SCRIBIR. Forman derivados en -scripción, como en adscripción, circunscripción, descripción, inscripción, prescripción, proscripción, suscripción, transcripción.
VERBOS TERMINADOS EN -PONER. Forman derivados en -posición, como en composición, contraposición, deposición, disposición, exposición, imposición, interposición, oposición, predisposición, presuposición, proposición, reposición, suposición, transposición. Nótese que, en términos sincrónicos, es dudoso que aposición se pueda considerar derivado de aponer.
VERBOS TERMINADOS EN -SUMIR. Forman derivados en -sunción, como en asunción, presunción, reasunción, subsunción. Se diferencian en su significado consunción y consumición, el último con mantenimiento de la vocal temática. Ambas formas proceden de consumir, pero se especializa cada una en un uso distinto de este verbo.
VERBOS TERMINADOS EN -SOLVER. Forman derivados en -solución, como en absolución, disolución, resolución.
VERBOS TERMINADOS EN -TRAER. Forman derivados en -tracción, como en traer > tracción o en abstracción, contracción, detracción, distracción, extracción, retracción, retrotracción, sustracción.
En cuanto a la distinción entre raíz y morfema en las voces así formadas, suele proponerse en la morfología sincrónica que estas voces exigen BASES SUPLETIVAS. Así pues, recep- sería una base supletiva de recib- en recep- + -ción > recepción. También se han descrito estos paradigmas aislando diversos procesos fonológicos en ellos: ENSORDECIMIENTO de la consonante final /b/ > /p/ en suscribir > suscripción; VELARIZACIÓN y OCLUSIVIZACIÓN de /s/ ~ /θ/ > /k/ en conducir > conducción, etc. En los apartados que siguen se presentarán las alternancias morfofonológicas con la misma notación simplificada que se ha usado en este.
5.2g Presentan más irregularidades los sustantivos que proceden de verbos de otras terminaciones. Cabe establecer algunos grupos, entre ellos los siguientes:
VERBOS TERMINADOS EN -DECIR. Forman derivados en -dicción, como en dicción (< decir) o en contradicción, predicción. Ya no se usa interdecir, por lo que no puede asociarse en la lengua actual con interdicción. Se exceptúan bendecir y maldecir (> bendición, maldición; no *bendicción, *maldicción), pero el primero se ajustaba a esta pauta en los textos antiguos: Diole la bendiccion paternal que el padre deue dar asu fillo (Rey don Jayme). No tiene derivados desdecir.
VERBOS TERMINADOS EN -VENIR. Cuando toman el sufijo -ción, forman derivados en -vención, sin vocal temática, como en convención, contravención, intervención, prevención, reconvención, subvención. No se usa hoy el verbo invenir, por lo que no se considera derivado invención. Con escasas excepciones (entre ellas el español rural de la República Dominicana), no se documenta el verbo desprevenir, pero es de uso general el adjetivo desprevenido, con el que se asocia desprevención (§ 6.5g). También es excepción el verbo venir, del que se deriva venida. El verbo sobrevenir no posee sustantivo deverbal en la actualidad, aunque hasta el siglo XVI se documentaba el nombre sobrevenida, derivado de la forma participial (§ 5.8).
VERBOS TERMINADOS EN -EGIR, -IGIR, -EGER, -ERGIR y -ERGER. Varios de ellos forman derivados en -ección, como en elegir > elección. A este grupo pertenecen rección, corrección, aflicción, dirección, protección. En cambio, exigir > exigencia; converger (o convergir) > convergencia; divergir > divergencia. Aunque existe recolegir, ya desusado, el sustantivo recolección se asocia con recolectar. En la morfología sincrónica no se suele considerar deverbal el nombre erección (lat. erectĭo, -ōnis), pero la acepción 2 del DRAE (‘fundación, institución’) mantiene de un modo claro su vínculo con erigir. Se documenta recientemente erectarse en algunos países americanos.
VERBOS TERMINADOS EN -FACER. Forman derivados en -facción. No obstante, este proceso es discutible como parte de la morfología sincrónica, ya que, con la excepción de satisfacer > satisfacción, ninguno de los verbos de esta clase se usa en la actualidad: contrafacer > contrafacción; desfacer > desfacción; rarefacer > rarefacción; refacer > refacción. No se pueden asociar con bases verbales españolas calefacción (latín tardío calefactĭo, -ōnis), rubefacción (lat. rubefacĕre ‘poner rojo’), tumefacción, estupefacción (nombre de estado, más que de acción), etc. Aun así, se ha creado recientemente, como forma regresiva, el verbo calefactar. De calefacción se deriva calefaccionar, empleado en el Río de la Plata y en Chile: La Ruby causa tal ebullición que debe tener calefaccionando este salón entero (Donoso, Elefantes).
5.2h Algo más compleja es la formación de derivados en -ción a partir de verbos acabados en -tar. La mayor parte de los terminados en -etar forman derivados en -eción, por tanto, con pérdida de la -t-, además de la vocal temática, como en sujetar (antiguo subjectar) > sujeción; concretar > concreción; objetar > objeción; repletar > repleción (el último solo usado como tecnicismo); secretar > secreción; excretar > excreción. Apenas se usa ya compleción (< completar), excepto en el lenguaje técnico como posible calco del inglés completion. Las pautas que unifican estas series las proporcionan verbos latinos como iactāre, frecuentativo de iacĕre (‘echar’), o plere (‘llenar’). El verbo excretāre se formó sobre excrētus, participio de excrescĕre. Así pues, en español no es posible segmentar *ex-cretar, ya que este verbo se constituyó sobre una base que resulta opaca en nuestra lengua. Solo es posible, por consiguiente, establecer un paradigma de origen latino dentro del cual cobra sentido el derivado excreción. Forman también derivados en -ción con pérdida de -t- y de la vocal temática otros verbos terminados en -tar, como editar (> edición, no *editación).
5.2i A esta última serie pertenecen los sustantivos aserción (< asertar, limitado al lenguaje técnico de la filosofía y la lingüística); canción (< cantar) y ejecución (< ejecutar), entre otros. Sobre el sustantivo concreción (< concretar), véanse los § 6.5e y ss. Cabría, en principio, asignar también a este paradigma los verbos opositar y depositar. Aun así, es discutible que el primero constituya la base de oposición, ya que parece darse el proceso contrario (oposición > opositar). La mayor parte de verbos terminados en -ctar forman derivados en -cción, como en desinfectar > desinfección; infectar > infección; redactar > redacción o en -xión (conectar > conexión), que constituye otra manifestación gráfica de /kˈsion/. Es poco usado reflectar (aplicado solo a la luz), por lo que reflexión no se suele considerar voz derivada. En los países en los que se emplea colectar se percibe con mayor claridad su vínculo con colección.
5.2j En los apartados precedentes se mostraron varios procesos de pérdida de la vocal temática junto con la de la consonante que la precede. Pero los derivados que corresponden a esta pauta son más numerosos. Así, unción (lat. unctĭo, -ōnis) se asocia con el verbo ungir (lat. ungĕre) y podría considerarse sincrónicamente derivado de él si se entiende que la posición de /x/ ante /s/ o /θ/ da lugar a un grupo consonántico imposible en español (/xs/ o /xθ/), lo que fuerza la pérdida de dicha consonante (nótese que tampoco son posibles palabras como *ungción). El mismo análisis se extiende, siempre desde el punto de vista sincrónico, a absorber (> absorción, no *absorbción); extinguir (extinción, no *extingción) y a otros verbos. No se ajustan, en cambio, a pautas reconocibles en español actual procesos como redimir > redención (lat. redemptĭo, -ōnis) o constreñir > constricción (latín tardío constrictĭo, -ōnis). No se considera palabra derivada en la morfología del español prestidigitación, que solo se asocia con el sustantivo prestidigitador. Tampoco lo es el nombre traición, que remite al antiguo verbo traer (también trahir ‘traicionar’): Non tardo mucho que Jullio Çessar fue traido (Zorita, Árbol). El sustantivo resurrección (latín tardío resurrectĭo, -ōnis) se asocia con resucitar; el derivado delectación (lat. delectatĭo, -ōnis), con deleitar, a pesar del origen provenzal de este verbo. Existen otros muchos casos similares.
5.2k El proceso devolver > devolución ha quedado asimismo aislado en el sistema morfológico del español de hoy, ya que es difícil extenderlo, en la morfología sincrónica, a los demás nombres terminados en -volución. Los sustantivos evolución e involución proceden respectivamente de evolutĭo, -ōnis e involutĭo, -ōnis, y no pueden asociarse con verbo alguno en el español actual. Es discutible que revolución (lat. revolutĭo, -ōnis) pueda considerarse hoy derivado de revolver, ya que —a pesar de la conexión metafórica que existe entre esas voces— la morfología sincrónica exige mayor vínculo semántico en los procesos derivativos. También pone en duda ese proceso el hecho de que exista revolución > revolucionar, frente a lo que es habitual en los derivados en -ción: § 5.1s. Otras voces terminadas en -ción que no se consideran derivadas en la morfología sincrónica son acción y sus compuestos interacción y reacción, coalición, contracepción, convección, disquisición, inspección, premonición, prospección, vacación (aunque existe vacar, no siempre relacionado hoy con ese sustantivo). Se extiende la formación de verbos a algunos de estos nombres (acción > accionar; inspección > inspeccionar; reacción > reaccionar; vacación > vacacionar, y otros que se mencionaron en el § 5.1t).
5.2l Son raros los casos en los que parece reconocerse la pauta N-ación o N-ición. Estos sustantivos designan procesos o períodos más que propiamente acciones: lunación (‘tiempo que tarda la Luna en pasar de una conjunción con el Sol a la siguiente’); dentición (‘tiempo en que se echa la dentadura’); placentación (‘implantación del embrión de los mamíferos placentarios en el útero de la madre, con formación de una placenta’). Varias de estas voces son cultismos (latín tardío lunatĭo, -ōnis; lat. dentitĭo, -ōnis, etc.) que corresponden a una pauta que tuvo vitalidad en latín. Es problemática, en cambio, la segmentación que estos derivados han de recibir en la morfología sincrónica del español. En efecto, para segmentar el sustantivo sidrificación en la forma sidrific-a-ción, habría que suponer el verbo no atestiguado *sidrificar. Si la palabra se segmenta, en cambio, como sidr-ificación, se debe acudir a la pauta N-ificación, que es anómala en la morfología del español actual.
5.2m Varios nombres derivados en -ción que contienen prefijos negativos no se obtienen a partir de verbos, sino de otros sustantivos. Así, inatención se segmenta en la forma [in][atención], no *[inaten][ción], puesto que no existe *inatender (frente a desatender) ni *inatento (frente a desatento). Al mismo grupo pertenecen inadaptación, indefensión, indefinición y otros sustantivos. Aun así, se ha propuesto que algunos de estos nombres podrían tener base adjetiva (indefenso > indefensión; inadaptado > inadaptación), en cuanto denotan cualidades o propiedades, en lugar de efectos. De hecho, una serie limitada de derivados en -ción (o sus variantes) se asocia en la conciencia lingüística de los hablantes con adjetivos en lugar de con verbos, como sucede en conciso > concisión; corrupto > corrupción; erecto > erección; estupefacto > estupefacción. Véase sobre este punto el § 6.5g. No es nombre de cualidad insurrección, aunque se pueda asociar con insurrecto, ya que este sustantivo se utiliza como nombre de acción.
5.2n Los verbos correspondientes a ciertas formas prefijadas son menos usados que los sustantivos con los que esas formas se relacionan. De este modo, mientras que existen pocos testimonios de ultracorregir y de radiocomunicar, son muy abundantes los de ultra corrección y radiocomunicación. Aun así, se comprueba que se va extendiendo el empleo de algunos de estos verbos. Están documentados, con mayor o menor frecuencia, autoinducción y autoinducir, coproducción y coproducir, fotocomposición y fotocomponer, hemoaglutinación y hemoaglutinar. La desigual frecuencia de uso de los nombres y los verbos se refleja también en los diccionarios, ya que es habitual que los verbos no se recojan, pero sí se dé cabida en ellos a los sustantivos derivados. Se ajustan a la estructura de los compuestos nominales (N-N) drogadicción, vasoconstricción y venopunción, entre otros. Se describen en el § 11.5e.
5.2ñ Como se ha señalado, el sufijo -ción presenta, además de la variante vernácula -zón, las variantes -ión (rebelar > rebelión) y -sión (percutir > percusión). Obsérvese que se debe decidir a veces si la variante aislada es -sión o -ión teniendo en cuenta las posibles alternancias morfofonológicas a las que da lugar la base verbal. Así, en la palabra remisión se suele postular la variante del sufijo -ión, pues se entiende que la -s- pertenece al tema verbal. En efecto, la segmentación [remis][ión] tiene, frente a [remi][sión], la ventaja de que contiene una base léxica supletiva para el verbo remitir (remis-) que aparece en remiso, remisible, remisivo, etc. El mismo razonamiento se aplica a otros muchos casos similares. En cambio, el verbo percutir forma los derivados percutido, percutible o percutor, lo que hace pensar que la segmentación más conveniente para percusión es [percu][sión], con posible elisión de la -t final de la base verbal para evitar una secuencia -ts- que el español tiende a evitar. No se documenta, en efecto, independientemente la forma percus- como variante del tema verbal. En este texto se hablará de la terminación -sión, como se ha hecho en casos análogos introducidos en los apartados precedentes. Ello no significa que en todos los nombres deverbales terminados en -sión haya de aislarse este segmento como alomorfo del sufijo, ya que, tal como se ha explicado, la consonante -s- puede formar parte en ciertos casos de una variante supletiva de la raíz.
5.2o Es oportuno recordar, a propósito de la cuestión que se suscitó en el apartado precedente, que el latín formaba sustantivos deverbales partiendo tanto del tema de presente como del tema de participio pasado. Algunos especialistas en la morfología diacrónica postulan que el sufijo latino -ĭo, -iōnis se adjuntaba al tema del participio perfecto pasivo, lo que da lugar a voces terminadas en -sĭo, -siōnis o -tĭo, -tiōnis, que se transmiten por vía culta al español. Estas justificaciones de índole etimológica dan cuenta de latinismos como gestión o combustión, sustantivos que en la conciencia lingüística de los hablantes ya no se sienten como deverbales, puesto que se ha perdido la base léxica de derivación: los verbos latinos gerĕre y comburĕre, respectivamente. Conviene, pues, tener en cuenta que, se asocien o no con verbos existentes en la actualidad, casi todas las voces españolas terminadas en -sión son latinismos. Aun así, siguiendo las pautas generales del análisis morfológico que han sido introducidas, en los apartados siguientes se mostrará la forma en que se pueden analizar como palabras derivadas en la morfología sincrónica.
5.2p La terminación -sión es elegida por los sustantivos derivados de verbos que pertenecen a varios grupos morfológicos, especialmente a los siguientes:
VERBOS TERMINADOS EN -MITIR, como en admitir > admisión. Al mismo grupo pertenecen emisión, dimisión, omisión, permisión (menos usado que permiso), remisión, transmisión, retransmisión.
VERBOS TERMINADOS EN -METER, como en comisión (de delitos), de cometer; intromisión (no *entromisión, por tanto con alteración en el prefijo de entrometer); sumisión (está documentado somisión en el español medieval, lat. submissĭo, -ōnis); promisión (lat. promissĭo, -ōnis), menos usado que promesa.
VERBOS TERMINADOS EN -PRIMIR. Forman derivados terminados en -presión, por tanto con alteración de la raíz, como en comprimir > compresión (no *comprimisión ni *comprisión). A este grupo pertenecen depresión, impresión, opresión, represión, supresión. El sustantivo expresión pertenece a este mismo paradigma. El verbo exprimir se documenta ampliamente con este uso en la lengua antigua, como en Los hombres exprimen los conceptos del corazón con las palabras (Lope Vega, Peregrino), y se está recuperando en la actual por calco del francés. El nombre expresión se asocia en la conciencia lingüística de los hablantes con el verbo expresar (§ 5.2v).
VERBOS TERMINADOS EN -CEDER. Forman, con algunas excepciones, derivados en -cesión, como en ceder > cesión. A este grupo pertenecen accesión (menos usado que acceso), concesión, intercesión, retrocesión (menos usado que retroceso), sucesión. El sustantivo procesión pertenece a esta pauta, pero es discutible que se vincule con el verbo proceder en la conciencia lingüística de los hablantes.
Tal como se explicó en los apartados precedentes, cabe también otro análisis de estos derivados. Puede entenderse, en efecto, que no se segmentan comisión, depresión o concesión en las formas [comi][sión], [depre][sión], [conce][sión], sino en las formas [comis][ión], [depres][ión], [conces][ión]. En estas otras segmentaciones, la variante del sufijo -ción es -ión, de forma que la consonante -s- pasa a integrarse en una variante supletiva de la raíz: comis-, depres-, conces-.
5.2q Los verbos terminados en -der o -dir poseen variantes supletivas con -s-, con lo que se obtienen procesos como ceder > cesión; conceder > concesión; agredir > agresión. Pertenecen a la misma pauta decisión, disuasión, elisión, evasión, incisión, invasión, persuasión, etc. La variante supletiva de la raíz (es decir, conces-, agres-, etc.) aparece en otros derivados: concesible, agresivo, etc. No posee, en cambio, estructura morfológica digresión (lat. digressĭo, -ōnis, derivado de digressus, participio de digrĕdi ‘alejarse’). No pueden asociarse con un verbo español efusión (lat. effusĭo, -ōnis), afusión (latín tardío affusĭo, -ōnis) o profusión (lat. profusĭo, -ōnis), entre otros.
5.2r Presenta más irregularidades la derivación de sustantivos terminados en -sión a partir de los verbos que acaban en -nder y -ndir. De extender se deriva extensión (no *extención), mientras que de atender se obtiene atención (no *atensión). La pauta más frecuente es la primera de las dos, como en comprender > comprensión o en ascensión, defensión (menos usado que defensa o que su antónimo indefensión), descensión (menos usado que descenso), ofensión (menos usado que ofensa), pretensión (de pretender, frente a pretención ‘cualidad de pretencioso’), propensión, reprensión, suspensión. Existe también accesión (lat. accessĭo, -ōnis). No se asocia aprensión con aprender, aunque sí aprehensión con aprehender. No tienen derivados en -sión otros verbos terminados en -ender, como encender, del que se obtiene el sustantivo participial encendido, o condescender, del que se deriva condescendencia (§ 6.3p y ss., si bien este último no es nombre de acción). Son derivados de verbos terminados en -ndir los sustantivos escisión (de escindir), rescisión y expansión; otros, como fusión (también existe fundición, con otro sentido), confusión, difusión, infusión o transfusión, corresponden a verbos que acaban en -fundir (lat. -fundĕre ‘echar, derramar’).
5.2s Un proceso morfofonológico similar proporciona (en el análisis sincrónico) bases supletivas en -s- a los verbos terminados en -tir o -ter, como en verter > versión; convertir > conversión. A este grupo pertenecen también inversión, perversión, reconversión, reversión, subversión, entre otros. Carecen, en cambio, de verbo correspondiente en español, y no se consideran palabras derivadas, animadversión (lat. animadversĭo, -ōnis) o aversión (lat. aversĭo, -ōnis), que son cultismos. Los sustantivos percusión y repercusión se asocian hoy con percutir y repercutir, en lugar de con percudir y repercudir, menos usados.
5.2t El grupo de los verbos terminados en -dir presenta otras irregularidades: de rendir se obtiene rendición (no *rendisión ni *rensión); de sacudir, sacudida o sacudimiento; de añadir, añadido y añadidura; de refundir, refundición (no *refusión ni *refunsión), y de reincidir, reincidencia. De los verbos terminados en -cluir (lat. cludĕre ‘cerrar’) se derivan sustantivos en -ión a través de bases supletivas en -s- y pérdida de la vocal temática, como en recluir > reclusión (lat. reclusĭo, -ōnis), ocluir > oclusión; concluir > conclusión. Nótese que la existencia de formas como concluso o conclusivo apoya también la segmentación [conclus][ión] (con conclus- como base supletiva de la raíz) en lugar de [conclu][sión]. No se interpreta en el análisis sincrónico como nombre deverbal colisión (lat. collisĭo, -ōnis, de collidĕre ‘chocar’), del que se deriva colisionar. En registros muy formales —a menudo, el lenguaje jurídico— de las áreas centroamericana, caribeña, andina, rioplatense y chilena se documenta ocasionalmente el verbo colidir, como en Si coliden un derecho y una ley es porque esa ley no es “de derecho” (Ramis, Esencia).
5.2u La variante -ión se conserva también en cultismos como confesión, progresión o el ya poco usado abusión: La costumbre y abusión de enterrar vivos los criados y las mugeres con el hombre principal defuncto, también se usava y guardava en aquella tierra (Inca Garcilaso, Florida). Todos ellos se derivan de bases léxicas terminadas en -s y sin vocal temática. Representan la continuación culta de derivados latinos (confessĭo, -ōnis, progressĭo, -ōnis, abusĭo, -ōnis), procedentes a su vez de verbos deponentes que no han dejado huella en español (confitēri, progrĕdi, abūti). La pérdida del elemento que se hallaba en el origen de la familia léxica se ha solventado en nuestra lengua mediante la creación de nuevos verbos, generalmente con el sufijo verbalizador -ar (véase el § 8.6a), para rellenar las lagunas en la serie derivativa (confesar, progresar, abusar). En el apartado siguiente, se examinarán los verbos que admiten derivados en -ión considerando el proceso en términos sincrónicos.
5.2v Como se acaba de señalar, se obtienen derivados en -ión a partir de una serie de verbos terminados en -sar. A los mencionados confesar, progresar y abusar cabe añadir dispersar, expresar, precisar, revisar, supervisar, de los que se obtienen respectivamente dispersión, expresión, precisión, revisión, supervisión. Junto a revisión, se usa revisación en el Río de la Plata, casi siempre restringido a revisación médica: Se presentó a la revisación médica con un amuleto (Martínez, Perón). Sobre la relación entre expresión y exprimir, recuérdese el § 5.2p. También pertenecen a este grupo los derivados en -ión de los verbos terminados en -pulsar, como expulsión, impulsión (menos usado que impulso), pro pulsión, pulsión, repulsión o retropropulsión, que pueden derivarse respectivamente de expulsar, impulsar, propulsar, pulsar, repulsar (poco usado) y retropropulsar. No se percibe, en cambio, relación sincrónica entre compulsar y compulsión. El verbo latino pulsāre era el frecuentativo de pellĕre, y se formó a partir del participio de este último (pulsus). Existen en español algunos dobletes, como expeler ~ expulsar; impeler ~ impulsar; repeler ~ repulsar, que ponen de manifiesto esa misma relación. En cuanto al sustantivo profesión, no se suele relacionar con profesar en la conciencia lingüística de los hablantes, salvo en secuencias como profesión de fe.
5.2w Más irregular aún es la relación que puede establecerse sincrónicamente entre ver y visión (lat. visĭo, -ōnis, formado sobre el participio visus, de vidēre). Contienen el segmento -visión tanto el nombre previsión (derivado de prever), como provisión (de proveer, asociado en latín con la misma base léxica: providēre). Otros sustantivos terminados en -ión que cabe derivar de verbos en el análisis sincrónico son rebelión (< rebelar) y los formados a partir de unir y los verbos que se derivan de él: unión (< unir); desunión (< desunir); reunión (< reunir). Cabría agregar opinión al grupo de los sustantivos derivados en -ión, pero no se trata de un nombre de acción, por lo que, tal como sugiere el DRAE, es preferible optar por la dirección contraria (opinión > opinar ‘formar o sustentar una opinión’, véase el § 1.6k).
5.3 El sufijo -ción y sus variantes (II). Aspectos semánticos y dialectales
5.3a Con la excepción de los derivados que se sienten ya como arcaicos, la mayor parte de los sustantivos formados con los sufijos -ción, -sión y -ión son de uso general en el español de hoy, aunque a veces estén restringidos a los registros más cultos. Unos cuantos de estos nombres establecen ciertas diferencias entre el español europeo y el americano. Se acaba de mencionar el uso de revisación en el español rioplatense. Se registra en muchos países de América premiación, tanto en el sentido de ‘acción y efecto de premiar’, como en el de ‘acto o ceremonia en que se premia a alguien’. Se emplea portación como derivado deverbal de portar (como en portación de armas, de apellido, de carné, etc.) en gran parte de América, generalmente en alternancia con porte. Se documenta penación (‘castigo’) en algunos países andinos. Juntación (‘reunión convocada, asamblea’) es característico del español informal de las áreas chilena y rioplatense, y también de Estados Unidos. La voz movención (‘acción de mover’) es culta en el español colombiano, como en una operación de movención de córnea o en trabajos de movención de mercancías. Para el uso de movención por movilidad, véase el § 6.5e. Del verbo sepultar se deriva sepultación en Chile, como en Se procedió a la sepultación del cadáver. En México se registra apuración ‘apuro, prisa’; en otros países, este sustantivo se emplea en el sentido de ‘cómputo, análisis’, tal vez por influencia del portugués. Se ejemplifican a continuación algunos de los nombres mencionados:
Estará prohibida la portación de armas de fuego, a excepción de los miembros de la institución policial (Salvador Hoy 13/2/1997); […] para ser testigos de la premiación de alguno de sus familiares en este fastuoso baile de graduación (Olivera Figueroa, Enfermera); Ingresan al cementerio local unos 500 difuntos, siendo ésta la única alternativa de sepultación para las familias más pobres (Mercurio [Chile] 14/6/2007); Ábreme un rato, que traigo apuración (Martín Campo, Carreteras).
5.3b En otras ocasiones, los derivados están restringidos geográficamente porque también lo están los verbos de los que proceden. Así, en México y algunos países centroamericanos (entre ellos Guatemala y El Salvador), se usa despistolizar en el sentido de ‘desarmar’ y despistolización, en el de ‘desarme’: Todo programa de despistolización se concreta nada más con la gente honrada que tiene registradas sus armas (Hora 24/6/1997). Como derivado de postar (‘colocar postes’) se emplea postación en el español chileno y el rioplatense, tanto en la interpretación de acción como en la de efecto: Consistirá en tender un cable de cobre, destinado a sustituir la postación eléctrica existente (Lawner, Retorno). De lotificar (‘preparar un terreno, urbanizarlo y dividirlo en lotes para construir casas’, § 8.10g), usado sobre todo en Centroamérica y las Antillas, se deriva lotificación: En el escrito donde da el visto bueno de vialidad y lotificación, destacó que el proyecto quedó clasificado “como tipo popular” (Proceso [Méx.] 3/11/1996). Se prefiere lotizar en el área andina y, por tanto, también lotización (loteo en la Argentina): Únicamente deberán presentar el título de propiedad del área respectiva, los planos de ubicación, de lotización y memoria descriptiva (Expreso [Perú] 20/10/1997).
5.3c Como se observa en el § 8.10l, en el español americano es más frecuente concientizar que concienciar, al contrario que en el europeo. Es lógico, por tanto, que del primero se derive concientización y del segundo concienciación:
Don Gabriel preguntó a Regina cuánto tiempo estimaba ella que transcurriría entre uno y otro acontecimiento, o sea entre el despertar del país y la concientización de sus habitantes (Velasco Piña, Regina); Nada de sueños, ¡acción política!, ¡concienciación de la masa trabajadora! (Zurro, Farsas).
Se ajustan a la estructura morfológica de su base verbal desertificación (< desertificar) y desertización (< desertizar); desalación (< desalar) y desalinización (< desalinizar). Véanse también los § 8.10o y ss.
5.3d Muchos sustantivos derivados en -ción o sus variantes son nombres de acción, pero también de efecto, si bien ha de tenerse en cuenta que, como se advirtió en el § 5.1l, esta última interpretación no se distingue fácilmente de la anterior cuando se habla de nociones inmateriales. La diferencia procede en casi todos los casos del entorno sintáctico. Así, el sustentivo elección es nombre de acción en La elección es difícil, pero de efecto o de resultado en Esa fue mi elección. Las paráfrasis con «lo + participio» ilustran en muchos casos la interpretación de efecto, como en la recaudación (‘lo recaudado’), la elección (‘lo elegido’). Reciben con igual naturalidad las dos interpretaciones los derivados de muchos VERBOS DE CREACIÓN (§ 34.3r), como construcción, edificación, urbanización, producción, reproducción, traducción, preparación (en examinar una preparación con el microscopio) y el propio creación. Contrastan, pues, Fue un arduo trabajo de creación (‘acción de crear’) y Le había dejado tan agotado su última creación literaria que no tenía ganas ni de leer (Rojo, A., Matar) (‘efecto de crear’). Véase también sobre esta cuestión el § 12.11.
5.3e También pueden denotar tanto acción como efecto los sustantivos derivados de numerosos VERBOS DE PENSAMIENTO y LENGUA, como acusación, alegación, confesión, contestación, declaración, explicación, meditación, narración, entre muchos más. Por su significado, corresponde a este grupo reflexión, pero no se considera derivado de reflectar, sino base del verbo denominal reflexionar. Cabe agregar una serie de nombres que designan la acción o el efecto de MOSTRAR algo o hacerlo patente, como demostración, exhibición, exposición, manifestación, presentación. En su interpretación de efecto, denotan el resultado, material o no, de un CAMBIO DE ESTADO o DE LUGAR los sustantivos conexión, decoración, desviación, fragmentación, mutación, perforación, separación o unión, entre otros muchos procedentes de verbos que expresan acciones que provocan cambios de estado. Así, en Me encanta la decoración de esta casa se habla del resultado de decorarla; en una desviación de la columna vertebral se hace referencia igualmente al efecto producido por cierto proceso. Existen otros muchos casos similares. Están relacionados con este grupo los sustantivos de lugar terminados en -ción, como en una elevación del terreno, que se analizan en el § 6.13o.
5.3f Los nombres de acción pueden designar también SISTEMAS, ESTRUCTURAS y otras formas articuladas sujetas a cierta organización (la circulación sanguínea, la refrigeración del edificio, la educación pública), ACTIVIDADES (pruebas de natación, campeonato de equitación, cortársele a alguien la respiración, la alimentación de los niños) y un gran número de PROCESOS. La interpretación de ‘proceso’ se obtiene por defecto con los derivados en -ción de una serie de verbos intransitivos, pronominales o no, que designan esa misma noción, como en aparición, desaparición, variación o inhibición. Como abdicar o levitar designan acciones, lo hacen igualmente abdicación y levitación.
5.3g Muchos sustantivos que admiten el significado de acción y también el de proceso eligen este último cuando se corresponden con la acepción intransitiva del verbo (como en transformarse > transformación: su progresiva transformación personal), pero denotan acción si se asocian con la variante transitiva (como en transformar > transformación: la transformación de la industria por los sucesivos gobiernos). Recuérdese lo apuntado a este respecto en el § 5.1m. Se percibe una marcada tendencia a interpretar solo como ACCIONES una larga serie de nombres, entre los que están los siguientes:
agresión, celebración, cocción, confrontación, conversación, detención, ejecución, elaboración, investigación, meditación, ocupación, operación, reunión, revolución, tramitación, votación.
Predomina claramente, por el contrario, la interpretación de efecto en otros, como compensación (‘lo que compensa’), recomendación, alusión, y en ciertos nombres de objetos físicos, como condecoración, embarcación. Sobre los sustantivos de grupo o conjunto terminados en -ción, como congregación o documentación, véase el § 6.13p; sobre los de cualidad, como concisión, moderación o precisión (asociados con adjetivos), véase el § 6.5e.
5.3h Con la variante patrimonial -zón se forman un buen número de derivados. Muchos son ya antiguos, otros están presentes en el habla popular de varios países, y solo unos pocos se hallan extendidos en la lengua general. Se combina fundamentalmente con verbos de la primera conjugación, con mantenimiento de la vocal temática, pero existen algunos derivados de verbos con tema en -e-: estremezón (< estremecer); remezón (< remecer) o bebezón (< beber), los últimos de desigual extensión. El sustantivo comezón procede del latín tardío comestĭo, -ōnis. A la tercera conjugación pertenecía parizón (‘parto’, de parir), que se usaba en el español medieval: E non y entre otra mugier aquella ora fuera aquella que la ouiere a seruir a la parizón (Fuero de Briviesca). Este sufijo sigue siendo hoy relativamente productivo en el español americano, a diferencia de lo que sucede en el europeo, como atestiguan los nombres estremezón, jalazón, matazón, pedizón, quebrazón o remezón. Aun siendo improductiva la derivación mediante este sufijo en el español europeo, se conocen algunos sustantivos heredados de formaciones latinas o producto de creaciones romances acuñadas en otros períodos: cerrazón, echazón, podazón, quemazón, salazón, segazón.
5.3i Un grupo nutrido de los derivados en -zón designan SENSACIONES DESAGRADABLES, sean físicas o emocionales: picazón, quemazón, hartazón (al lado de hartazgo, hartura y hartadura), resquemazón (de resquemar) o rascazón. El último se deriva de rascar, pero no denota la acción de rascarse, sino, como explica el DRAE, el picor que incita a ella:
Se apoderaban de ella una hartazón y un disgusto muy difíciles de contener (Ayerra, Lucha); Esta enfermedad que no produce dolor, aunque sí rascazón insoportable, no tiene la gravedad suficiente para ser considerada como mortal (Uribe Ángel, Geografía); En la oscuridad de la noche volvió a sentir la picazón de hormigas en la cara mordiscándole las orejas (Ducoudray, Ojos); Algunas esponjas suelen causar sensación urticante y quemazón en la zona afectada (Bojorge, Aventura).
Quemazón se usa además con el sentido de ‘incendio’ en México y parte de Centroamérica. En las áreas rioplatense y andina se emplea también en sentido de ‘quema’, especialmente de paja, rastrojos o malezas.
5.3j Existe cierta relación entre un grupo numeroso de derivados en -zón y los sustantivos que designan golpes o movimientos impetuosos terminados en -ón (como empujón, § 5.9ñ), ya que las acciones o los procesos a los que hacen referencia los primeros se suelen caracterizar por ser intensos, extremos, convulsos o imprevistos. Pertenecen a ese grupo los siguientes nombres, entre otros. Varios de ellos están limitados a la lengua popular (rural en ocasiones) y otros son característicos de los registros conversacionales:
apretazón (‘presión, aprisionamiento’, de apretar), usado en las áreas centroamericana y caribeña: Pero lo que más le molestaba era la apretazón del pecho (Montero, M., Trenza);
bebezón (‘borrachera’, de beber), usado en el área caribeña: Cuando la gente en una bebezón se da cuenta de que alguien es muy bueno para la lucha, hay clientes que enestico lo ensayan (Urbina, Ombligada). Se usa bebezona con el mismo sentido en el español conversacional ecuatoriano;
estremezón (‘estremecimiento’, de estremecerse), usado en el área caribeña continental: Agitó sus miembros débiles un estremezón nervioso (Silva, Sobremesa);
matazón (‘matanza’, de matar), sobre todo en las áreas mexicana y centroamericana, así como en el Caribe continental: La matazón en Sonora y las renuncias en serie de jefes policíacos a lo largo y ancho del país, son una muestra de que el Ejército […] no puede dejar la guerra contra el narcotráfico (Diario México 18/5/2007);
quebrazón (‘estropicio, ruptura’, de quebrar), muy extendido en el español americano: También a Jaime, en 1919, se le produjo una quebrazón de esquemas (Jodorowsky, Pájaro);
raspazón (‘recorte drástico, despido, escabechina’, de raspar), usado en Venezuela: La raspazón masiva de trabajadores afiliados a su gremio […] (Venezuela al día 30/3/2007);
remezón (‘sacudida’, de remecer), usado en Chile, Centroamérica, el área andina y el Caribe continental: La noticia provocó un remezón inesperado no solo en el ambiente sindical, sino también en círculos políticos (Hoy [Chile] 5/1/1987).
5.3k El sentido de ‘acción brusca’ que se percibe en estos sustantivos puede no estar presente en otros, como arribazón (‘llegada, afluencia’, de arribar): No hay pronósticos de “nortes” importantes que pudieran propiciar la arribazón del molusco a las costas (Diario Yucatán 1/9/1996), o echazón (‘echada, sobre todo por la borda de un buque’): El Capitán dirigirá la echazón, y mandará arrojar los efectos (Comercio). Se documenta tragazón en el sentido de ‘comida’, pero también en el de ‘comilona’, en el español de México y Centroamérica, sobre todo en áreas rurales: Se va desde tempranito, apenas alumbra el sol, a darle a la chamba, a sacar los centavos para la tragazón del día (Siglo Durango 14/7/2007). Sobre los derivados en -zón que denotan conjuntos de personas o cosas (criazón, nubazón), o los que designan períodos (segazón, podazón), veáse el § 6.13q. Finalmente, los que se refieren a estados y propiedades (cerrazón, dejazón) se analizan en el § 6.5h.
5.4 Los sufijos -miento y -mento
5.4a El sufijo -miento es, junto a -ción, uno de los más productivos del español. Se adjunta preferentemente a bases verbales de la primera conjugación (por otra parte, la que forma paradigmas más extensos):
DERIVADOS DE VERBOS EN -AR: alumbramiento, alzamiento, casamiento, derramamiento, encabezamiento.
DERIVADOS DE VERBOS EN -ER: acaecimiento, acogimiento, ardimiento, corrimiento, crecimiento, movimiento.
DERIVADOS DE VERBOS EN -IR: advenimiento, fingimiento, fruncimiento, henchimiento, rendimiento, seguimiento.
Este sufijo se adjunta al tema verbal, constituido por la raíz y la vocal temática. Como en el caso de -ción (§ 5.2 y 5.3), la variante de la vocal temática sobre la que se forman los derivados en -miento es la que aparece en el tema de pretérito. Tal proceso es característico de los temas de participio, como se señaló los § 4.3h y 5.2b. Se mantiene por excepción la vocal -e- del infinitivo en el sustantivo arcaico placemiento (también se documenta placimiento), pero los demás derivados de los verbos de la segunda conjugación terminan en -i-miento.
5.4b Facilitan la creación de estos derivados algunas terminaciones. El sufijo es productivo sobre todo cuando se adjunta a verbos parasintéticos (§ 8.7-9), fundamentalmente a los formados mediante los siguientes esquemas:
a-N-ar: abocamiento, abultamiento, acaloramiento, acorchamiento, ahorcamiento, aislamiento, ajusticiamiento, amancebamiento, anudamiento, apasionamiento, aplazamiento, aprovechamiento, atufamiento;
en-A-ecer: embobecimiento, engrandecimiento, enloquecimiento, enriquecimiento, enrojecimiento, enternecimiento, entorpecimiento, envejecimiento, envilecimiento;
en-N-ar: empadronamiento, emparejamiento, encandilamiento, encharcamiento, enjaulamiento, enlodamiento, enquistamiento, enraizamiento, envenenamiento;
a-A-ar: abaratamiento, ablandamiento, agrandamiento, ahondamiento, alargamiento, allanamiento, apocamiento;
en-A-ar: enajenamiento, enfriamiento, engrosamiento, ensanchamiento (sobre la -s- de ensanchar, véase el § 8.2q).
De la locución adjetiva en Babia (‘abstraído, ensimismado’) se deriva embabiamiento: Parece no ser más que el embabiamiento de más de 12 años de convivencia (Plaza Juárez 4/3/2006). Se han documentado muy escasos testimonios de embabiarse. Frente a lo que sucede con -ción y sus variantes, todos los derivados en -miento de base verbal mantienen la vocal temática del verbo.
5.4c Además de los verbos parasintéticos formados con en-A-ecer, el sufijo -miento se adjunta a muchos otros verbos terminados en -ecer, sean o no parasintéticos, lo que da lugar a formaciones como acaecimiento, agradecimiento, recrudecimiento, rejuvenecimiento, reverdecimiento o padecimiento, entre otras. El sufijo se agrega asimismo a numerosos verbos terminados en -ionar, especialmente si el sustantivo en -ción sobre el que se forma el verbo no se interpreta como nombre de acción: condicionamiento, estacionamiento, funcionamiento, posicionamiento, racionamiento. En caso contrario, no se suele formar el nuevo derivado (revolución > revolucionar > *revolucionamiento). Se han documentado, no obstante, testimonios recientes de explosionamiento, recepcionamiento, supervisionamiento y obstruccionamiento (a la justicia), sustantivos que contradicen esta pauta, al igual que lo hace accionamiento. Con la excepción de esta última, las voces en -miento que se mencionan no suelen aparecer en los diccionarios. Esta ausencia se considera lógica, ya que su creación no está justificada conceptualmente. No se recomienda, pues, su uso.
5.4d Al igual que en el caso de -ción, los nombres derivados mediante el sufijo -miento forman parte del extenso catálogo de sustantivos que expresan acción o efecto. A ese numeroso grupo pertenecen los siguientes:
abastecimiento, acercamiento, acompañamiento, alejamiento, allanamiento, casamiento, derrumbamiento, descubrimiento, despeñamiento, enraizamiento, enrojecimiento, financiamiento, libramiento, otorgamiento, reclutamiento, repartimiento, requerimiento, sacamiento, tratamiento.
Los efectos inmateriales de ciertas acciones se reconocen en pensamiento, conocimiento (también ‘capacidad’ en Se cayó y perdió el conocimiento, en lo que coincide con entendimiento) o consentimiento, que pueden interpretarse —en uno de sus sentidos— como los resultados naturales de las acciones denotadas por los verbos con los que se asocian (pensar, conocer, consentir). El hecho de que muchos derivados admitan las dos interpretaciones mencionadas no significa que ambas se empleen o se conozcan en la misma medida. Así, el uso de reclutamiento como ‘conjunto de personas reclutadas’ es mucho menos frecuente que el que corresponde al sentido ‘acción de reclutar’.
5.4e No pocos sustantivos tienden a especializarse en la interpretación de acción. Están entre ellos abanderamiento, alabamiento, apuñalamiento, cuestionamiento, engrandecimiento, ensañamiento, envenenamiento, esclarecimiento, recaudamiento o surgimiento. Las razones son a menudo semánticas, en especial cuando no es evidente que la acción que se expresa cause en sí misma efecto alguno, como sucede en abanderamiento. La interpretación de efecto de algunos verbos que forman nombres en -miento se expresa otras veces mediante dobletes morfológicos (recaudación ~ recaudamiento o puñalada ~ apuñalamiento, donde los sufijos -ción y -ada, respectivamente, expresan el resultado de la acción) o mediante recursos sintácticos (cantidad recaudada, herida de puñal). Nótese que arrendamiento se asimila a recaudación, y se diferencia de recaudamiento en cuanto que puede designar cierta cantidad de dinero, no solo cierta acción. Se analizarán otros dobletes en -miento y -ción en los § 5.11n, ñ.
5.4f Se ha observado que la interpretación de acción (y especialmente la de proceso, asimilada a ella) se obtiene por defecto en la mayor parte de los derivados en -miento. Son raros los casos en los que el DRAE asigna a un nombre derivado en -miento el sentido de efecto pero no el de acción, como sucede en acorchamiento (‘efecto de acorcharse’) o en abovedamiento (‘techo abovedado’). Aun así, la fuerte tendencia del español a asociar el sufijo -miento con las nociones de ‘acción’ y de ‘proceso’ ha hecho que estos mismos sustantivos se atestigüen en textos recientes con dicha interpretación, como en La majestad del edificio demandaba el abovedamiento de los pórticos (Gómez-Moreno, Águilas). Es frecuente, por otra parte, que la interpretación de efecto en muchos de estos nombres derivados desemboque en alguna otra, en especial en la de ESTADO o SITUACIÓN (marginamiento, abigarramiento, abatimiento), o en la de ACTITUD o PROPIEDAD (retraimiento, recogimiento, descreimiento), que se analizan en los § 6.5i, j. Otras interpretaciones próximas a la de efecto son la de LUGAR (alojamiento, aparcamiento, yacimiento), sobre la que se vuelve en el § 6.13r, y la de GRUPO o CONJUNTO: saneamiento (‘conjunto de elementos de higiene de un edificio o una comunidad’), ordenamiento (‘conjunto de normas’, como en ordenamiento jurídico), ensortijamiento (‘conjunto de sortijas formadas en el cabello’). Sobre esta interpretación, véase también el § 6.13r.
5.4g Los sustantivos derivados mediante el sufijo -miento admiten complementos argumentales, al igual que los formados con -ción y sus variantes, como se ve en el § 12.11. Así, los derivados de verbos intransitivos que expresan acciones admiten, en el interior del grupo nominal, el complemento que corresponde al sujeto, es decir, al argumento que representa el agente: el funcionamiento de las instituciones. Los derivados de verbos intransitivos que expresan proceso, sean pronominales o no, se construyen igualmente con un complemento preposicional o posesivo que designa el participante que interviene en él, casi siempre experimentándolo. En El debilitamiento de la autoridad del Estado […] (Bonilla Vélez, Violencia), el nombre debilitamiento se asocia con el verbo pronominal debilitarse, de forma que su complemento designa la entidad que se debilita. Si el verbo tiene dos argumentos, relativos al sujeto y al objeto directo, pueden estar ambos presentes en el grupo nominal correspondiente, como en el seguimiento de los sospechosos por la policía de fronteras, en nuestro parcial entendimiento de las cosas o en estos otros ejemplos:
El nombramiento de los obispos por el rey es aceptado como un hecho normal (Martín Rodríguez, Península); Mi descubrimiento de la más reciente escritura en español me entretuvo buena parte de la primera juventud (Mastretta, Cielo); Además ha demostrado con hechos su acatamiento de nuestra Constitución (Otero Novas, Fundamentalismos).
Se obtiene, pues, acatar la Constitución > su acatamiento, donde el paciente del verbo pasa a ser el posesivo, pero también nuestro acatamiento de la Constitución, donde se muestran los dos argumentos (agente y paciente) del sustantivo acatamiento. Sobre la alternancia entre por y por parte de, véase el § 2.11j. Los dos argumentos pueden estar presentes simultáneamente en el caso de aborrecimiento, fusilamiento, mantenimiento o restablecimiento, entre otros muchos nombres: Su aborrecimiento de toda relación carnal vulgar […] (Pombo, Natura). Véanse también los § 18.5e y ss.
5.4h Se ha señalado, no obstante, que los derivados en -miento tienden a rechazar otros complementos que aceptan normalmente los verbos a partir de los que se forman. Están entre ellos los complementos de destino. Así, aunque el verbo seguir admite por lo general estos complementos (La policía siguió al sospechoso a su casa), el sustantivo seguimiento los rechaza. Resulta natural la opción el seguimiento al sospechoso por parte de la policía, a diferencia de la variante *el seguimiento al sospechoso a su casa por parte de la policía. Aunque con irregularidades, los complementos de dirección admiten esta pauta con más facilidad que los de destino: El acortamiento se lleva a cabo por el deslizamiento de los miofilamentos finos hacia el interior de la banda A (Hernández Corvo, Morfología). En los estudios sobre la sintaxis de los nombres derivados se ha observado asimismo que la trayectoria espacial que denotan algunos complementos directos (como el río en Seguíamos el río) parece ser la causa de que rechacen las nominalizaciones (*el seguimiento del río).
5.4i Con un gran número de verbos que pueden usarse como transitivos o como intransitivos pronominales, el sufijo -miento tiende a elegir únicamente la interpretación asociada a la segunda variante, por lo que su complemento hace referencia al sujeto de estos últimos. En efecto, endeudamiento se asocia con endeudarse, pocas veces con endeudar; movimiento con moverse, en raras ocasiones con mover; apasionamiento con apasionarse, no con apasionar. Se analizan las consecuencias sintácticas de este hecho en los § 12.11r y ss. Otras veces, los derivados en -miento están más restringidos contextualmente de lo que pudiera dar a entender su definición. Así, levantamiento denota la acción y el efecto de levantar o levantarse. Hereda el complemento directo de levantar en levantamiento de pesas, levantamiento del cadáver, levantamiento de testimonio o levantamiento de la vigilancia; pero no en otros contextos, puesto que no se dice el levantamiento del ánimo o el levantamiento de esta silla. Acepta el sujeto de levantarse en […] el levantamiento de los pueblos contra Napoleón (Blasco Ibáñez, Naranjos), pero lo rechaza en *mi levantamiento del suelo. Todo ello sugiere que las acciones a las que el sustantivo levantamiento hace referencia (oficiales, jurídicas, deportivas, militares, etc.) están más restringidas que las que abarca la amplia fórmula ‘acción y efecto de V’. Se aplican razonamientos similares a allanamiento, asimiento, derramamiento, extrañamiento u ocultamiento, entre otros nombres.
5.4j Se han perdido o son de muy escaso uso un gran número de sustantivos derivados en -miento. Unas veces no se emplean porque el verbo del que se derivan ha dejado prácticamente de usarse, como en decibimiento (de decebir ‘engañar’); ahitamiento (de ahitar ‘comer hasta el empacho’) o apesgamiento (de apesgarse ‘ponerse pesado’). La ausencia se debe otras veces a que la lengua ha habilitado soluciones morfológicas diferentes para esos significados, como en cabimiento (hoy cabida), lavamiento (hoy lavado), gastamiento (hoy desgaste, gasto, consumición), dudamiento (hoy duda), hallamiento (hoy hallazgo), esperamiento (hoy espera), corrompimiento (hoy corrupción), entre otros muchos; pero puede suceder también que queden lagunas léxicas en el lugar que ocupaban las voces perdidas, como en quedamiento (de quedar) o echamiento (de echar). Aun así, en muchos países americanos se suplen algunas de estas lagunas con derivados participiales femeninos (§ 5.8i y ss.). Se ejemplifican a continuación varios de los derivados mencionados en -miento:
Quitan los sabores aderentes a los metales e non dexan de sí sabor, fecho el lavamiento de las aguas (Villena, Arte); La esperança es çierto esperamiento de la buena ventura que ha de venir por la gracia de dios (Partidas); […] sean mezcladas & fieruan fasta el gastamiento del çumo (Tratado de cirugía); Ay otra manera que dizen sortilegio, que se faze por echamiento de suertes (Pérez, Confesiones); Dadas las nuevas deste hallamiento / Y con afirmación de no ser falsas, / Recebieron grandísimo contento (Castellanos, Elegías); Pero en esto mismo hai cabimiento a dos distintos discursos (Feijoo, Teatro VI).
En textos de los dos últimos siglos se documentan conseguimiento (hoy consecución) y comenzamiento (hoy comienzo):
Pensaban solo dedicarse al conseguimiento de la virtud (Pou, Visionarios); Cuanto allí se le ofrecía a la Francia, no era una línea más que lo que ella había exigido desde el comenzamiento del bloqueo (Mármol, Amalia),
así como hacimiento, de hacer, no siempre sustituible por hecho o acción: Fe, caridad, amor, hacimiento del bien, fruición de la belleza […] (Laín Entralgo, Espera); Trocó en sermón el hacimiento de gracias (Carrasquilla, Frutos).
5.4k La gran productividad de este sufijo ha dado lugar a que se acuñen un buen número de neologismos. Solo algunos de ellos se han integrado en los diccionarios, ya que casi todos poseen significados predecibles. Al muy extenso paradigma que forman los nuevos derivados pertenecen los siguientes:
acartonamiento, adentramiento, agigantamiento, aminoramiento, atrofiamiento, borramiento, confrontamiento, desclasamiento, desfasamiento, desperezamiento, ejercitamiento, encasillamiento, encausamiento, excarcelamiento, falsamiento (distinto de falseamiento), favorecimiento, maravillamiento, ocultamiento, potenciamiento, reabastecimiento, redondeamiento, reforzamiento, suavizamiento, tamizamiento, utilizamiento.
5.4l No es extraño que los neologismos tengan desigual extensión geográfica, y también que surjan de forma irregular en función de necesidades conceptuales o de vacíos léxicos perceptibles. Así, el sustantivo desbielamiento se deriva de desbielarse (‘averiarse un automóvil por rotura de las bielas’), a su vez derivado de biela. Se usa como tecnicismo en México y en el área centroamericana. De abatatarse (‘apocarse, confundirse, turbarse’), voz propia del área rioplatense, procede abatatamiento. De enchinar(se) ‘rizar(se)’, se deriva enchinamiento, que se usa en México y en parte de Centroamérica. Se emplea arratonamiento (de arratonarse ‘sufrir calambres’, pero también ‘acobardarse’) en las áreas centroamericana, caribeña y chilena, entre otras. Se ha documentado profesamiento (de profesar) en las áreas mexicana, andina y caribeña, así como en el español europeo, pero, por cuanto está construido sobre un verbo de uso general mediante una pauta productiva, podría haberse formado igualmente en otras áreas:
[…] desbielamiento por falta de lubricante (Maldonado Susano, Mejoramiento); Tanta femenina resolución contrasta con mi natural torpeza, rayana en el abatatamiento (Barnatán, Frente); […] deformación, engrosamiento y enchinamiento de las hojas (Barrientos, Etiología); Parece que [...] sufrimos “arratonamiento” mental (Nación [C. Rica] 24/10/2006); Se crea el vínculo para el profesamiento franco de la religión musulmana (Analítica 26/9/2000).
Como se habrá observado, las irregularidades a las que da lugar el sufijo -miento, sea por la inexistencia de las formas sobre las que se construye o por la relativa ausencia de anomalías morfofonológicas, es considerablemente menor que aquellas que se describieron acerca del sufijo -ción y sus variantes. Obedece esta diferencia al hecho de que la mayor parte de las formaciones en -miento han sido creadas en diversos estadios del español, mientras que son mucho más numerosas las formaciones en -ción que entraron en español procedentes del latín. De hecho, la mayor parte de los derivados españoles en -miento que proceden del latín muestran la variante -mento, a la que se dedicarán los próximos apartados.
5.4m El sufijo -miento posee la variante culta no productiva -mento. No se forman, pues, nuevas voces con este sufijo, y las que existen raramente pueden asociarse con sus bases verbales mediante pautas sistemáticas. A diferencia de -miento, que aparece en muy pocas formas opacas (como escarmiento, del antiguo escarnimiento, formado sobre escarnir), el sufijo -mento da lugar a un gran número de ellas. No se reconoce, por tanto, estructura morfológica desde el punto de vista sincrónico en aditamento, complemento, experimento, linimento, sacramento o sedimento, entre otros muchos sustantivos. Como en los casos mencionados en el § 5.2k, un amplio número de las formas opacas en -mento constituyen las bases nominales de verbos derivados: complementar, condimentar, experimentar, ornamentar, sacramentar, sedimentar, etc. Solo en unos pocos casos se obtienen verbos formados a partir de nombres en -mento cuya base verbal aún se reconoce en el español contemporáneo: fundar > fundamento > fundamentar; jurar > juramento > juramentar; pulir > pulimento > pulimentar; testar > testamento > testamentar. Al contrario que en otros casos ya observados (§ 5.1t), la existencia del verbo derivado se justifica conceptualmente porque su significado no es idéntico al del verbo base (puede compararse fundar una empresa con fundamentar un análisis). Se ha perdido el primer paso en parlar > parlamento > parlamentar. Existieron salsamento (derivado de salsa) y también salsamentar (‘sazonar’).
5.4n Los sustantivos derivados en -mento en los que puede relacionarse la base con el verbo originario proceden en su mayor parte de la primera conjugación. No se conocen otros correspondientes a la segunda, pero de la tercera cabe señalar pulimento (préstamo del italiano), nutrimento e impedimento, puesto que compartimento no se asocia comúnmente con compartir, y vestimento es voz ya anticuada. En las áreas mexicana, centroamericana y caribeña se registra pedimento (a veces en alternancia con pedimiento) con el sentido de ‘petición o pedida de mano’: Sin ceremonia alguna, sin acompañantes, hizo el pedimento de la novia (Chávez, Batallador). Son raros los nombres de acción en -mento: salvamento, juramento, parlamento (como en durante su parlamento). Tienen un uso más restringido, al menos como nombres de acción, ligamento o fletamento (aun así, más frecuente que fletamiento).
5.4ñ Predomina la interpretación de efecto en cargamento (‘lo cargado’), nutrimento o pulimento, entre otros derivados, aunque no se descarta la de acción. Destaca la interpretación de INSTRUMENTO, MEDIO o RECURSO en pegamento (‘materia para pegar, lo que pega’), ornamento, ligamento, impedimento, divertimento, así como en bastimento (del antiguo bastir ‘abastecer’), que se emplea en el área centroamericana para designar el alimento que sirve de guarnición o acompaña las comidas: Nos quedamos sin agua y sin bastimento (Flores, Siguamonta). El sustantivo testamento designa cierto escrito usado para testar, y el citado pedimento, propio del lenguaje jurídico, cierto documento en el que se pide algo al juez (además de la acción de pedir, como se ha explicado). No son frecuentes los nombres de lugar terminados en -mento (apartamento, campamento, parlamento); se describen en los § 6.12 y 6.13. Sobre los que designan grupos con este sufijo (armamento, faldamento), véase el § 6.13s.
5.4o Se mantienen en el español actual unos pocos dobletes formados por sustantivos en -miento y en -mento, que alternan en la mayor parte de los países. Es más frecuente compartimiento (‘zona resultante de dividir un espacio’) que compartimento en el español americano, al contrario que en el europeo. Se usan como nombres de efecto entablamiento y entablamento, y se usaba con la interpretación de efecto lineamento, aunque como explica el DRAE, no con el mismo sentido que el actual lineamiento: […] en el certero trazado de los personajes y en el lineamiento de las situaciones (Ruffinelli, Infamias). Convergen como nombres de acción, aunque admitan otras interpretaciones, divertimento y divertimiento:
Se deja de frecuentar lugares de divertimento, donde no haya alcohol (Barriguete, Vino); La intención inmediata y manifiesta es el juego y el divertimiento (Soublette, Mensajes).
No se percibe, en cambio, relación semántica alguna entre apartamento (nombre de lugar, préstamo del italiano) y apartamiento, que designa el proceso de apartarse.
5.5 Los sufijos -(a)je, -dura y sus variantes
5.5a Es polémica la naturaleza del segmento -(a)je en los derivados verbales. Entienden unos morfólogos que voces como patinaje o abordaje deben segmentarse en la forma patin-a-je, abord-a-je, donde la -a- representa la vocal temática de la primera conjugación. Otros consideran que la segmentación correcta es patin-aje, abord-aje. Existe acuerdo, en cambio, en que la segunda opción es la que corresponde a ram-aje o corre-aje, ya que, al relacionarse estas voces con los sustantivos rama y correa, en lugar de con verbos, no pueden proponerse segmentaciones que contengan una vocal temática. La polémica surge porque en otros derivados de verbos se separa la vocal temática del sufijo (acerc-a-miento, hend-i-dura, tem-i-ble), pero, en el caso de -(a)je, todos los derivados verbales proceden de verbos de la primera conjugación. El que la terminación latina sea -atĭcus (fr. -age) ha influido asimismo en que sea hoy mayoritaria la segmentación abord-aje, aunque presente el problema de no aislar la vocal temática y no distinguir en la segmentación los derivados de base verbal, como este, de los de base nominal (correaje). Estos últimos se estudian en el § 6.13d.
5.5b El nutrido contingente de voces de origen francés, occitano o catalán que penetraron en el castellano desde los inicios del Medievo facilitó que el sufijo -(a)je se independizara y formara nuevos sustantivos deverbales. Se extendió entre los verbos terminados en -ar (abordaje, blindaje), sin excluir las formaciones en -ear (arqueaje, braceaje) o en -izar (alunizaje, amerizaje). Un considerable número de vocablos de creación relativamente reciente presentan hoy este sufijo. Están entre ellos camuflaje, fichaje, patrullaje o reportaje. Entre los numerosos préstamos de otras lenguas, sobre todo del francés, cabe mencionar almacenaje, doblaje, drenaje o rodaje.
5.5c Todos los derivados en -(a)je reconocibles en el análisis sincrónico proceden de verbos de la primera conjugación. Las alteraciones morfofonológicas en estos derivados son escasas y suelen justificarse porque la formación entra en español como préstamo de otro idioma. De espiar se deriva en la morfología sincrónica espionaje (no *espiaje). La irregularidad obedece a que el sustantivo procede del francés espionnage, derivado regular de espion (‘espía’). Se ha perdido en la conciencia lingüística de los hablantes el vínculo etimológico de peaje (fr. péage; cat. peatge) con pie (latín vulgar *pedatĭcum ‘derecho de transitar o pasar a pie’), y se ha creado para algunos una asociación semántica con pagar que no posee apoyo etimológico. En el español rioplatense, se usa beberaje (posible cruce del tradicional brebaje y el inglés beverage) en el sentido de ‘acción de consumir bebidas alcohólicas en gran cantidad’: Una bizarra sesión de beberaje que tenía como eje una partida de truco que duró hasta altas horas de la madrugada (País [Ur.] 11/6/2001). El hecho de que se trate de un préstamo quita fuerza a la posibilidad de que este sea el único derivado en -(a)je asociado con un verbo de la segunda conjugación. El sustantivo salvataje (‘salvamento’), usado en las áreas andina, rioplatense y chilena, es derivado regular de salvatar (‘salvar, rescatar’): Un equipo de salvataje, conformado por varios bomberos de esta capital, buscaron sin resultados durante la jornada (Tiempos 25/3/1997). Se asocia sabotaje con sabotear y (solo en la conciencia de algunos hablantes) cabotaje con cabotar o cabotear. Tiene base verbal engranaje (de engranar ‘trabar’), pero es voz opaca para muchos. Es asimismo minoritaria la vinculación entre oleaje y olear (‘hacer olas’), por lo que en el análisis sincrónico ese nombre se suele asociar con ola. Sobre este punto, véanse también los § 6.13d, e.
5.5d Muchos derivados en -(a)je se ajustan a la pauta ‘acción y efecto de V’, si bien el segundo de estos dos significados es a veces difícil de establecer por las razones que se explicaron anteriormente (§ 5.1l y ss.). A esa serie pertenecen los siguientes sustantivos en alguna de sus acepciones:
abordaje, almacenaje, anclaje, arbitraje, arribaje, aterrizaje (también aterraje), amarizaje, amerizaje, amaraje, alunizaje, camuflaje (de camuflar), desgaje, doblaje, drenaje, embalaje, encaje, ensamblaje, espionaje (con la irregularidad morfofonológica a la que se aludió en el apartado anterior), etiquetaje, fichaje, filtraje, lanchaje, maquillaje, marcaje, mareaje, patinaje, patrullaje, peregrinaje, peritaje, pesaje, pilotaje, rastrillaje, reciclaje, reglaje, rodaje, talaje, tatuaje, trucaje, tutelaje, vareaje, viraje.
5.5e Varios de los nombres mencionados desarrollan acepciones particulares. Se usa marcaje en el ámbito deportivo (placaje es característico del rugby), pero también en el sentido de ‘seguir de cerca a alguien’. Talaje designa en Chile la acción de pacer los ganados la hierba en los campos (de talar ‘cortar árboles por su base’). Rastrillaje (que alterna con rastreo) se deriva de rastrillar, que en gran parte de América significa ‘batir o rastrear un área en busca de algo o alguien’, además de ‘limpiar con rastrillo’. En el Río de la Plata alternan lavaje y lavado, pero se prefiere el primero cuando se habla de órganos internos del cuerpo, como en lavaje de intestino o lavaje de estómago: Ese lavaje de estómago fue espantoso (Gené, Ulf).
5.5f La interpretación de resultado se obtiene más claramente en tatuaje, doblaje, blindaje, montaje, encaje, arbitraje, fichaje, el antiguo obraje (‘obra’) o el actual helaje (de helar), usado en Colombia: En medio del helaje y la oscuridad de las 7 de la ‘madrugada’, los árboles se doblan y se enderezan (Tiempo [Col.] 10/4/1997). Puede obtenerse también en aprendizaje (como en Mi aprendizaje fue nulo). En muchos países americanos es habitual, y se prefiere, hablar del tiraje de un libro (es decir, del número de ejemplares tirados o impresos, efecto de tirar), mientras que, en otras partes de América y en España se prefiere tirada, o bien alternan ambas formas. Unos pocos derivados en -(a)je hacen referencia (al menos en alguno de sus sentidos) a la tarifa o la cantidad estipulada por algún servicio: almacenaje, hospedaje y otros que se mencionan en el § 6.13c.
5.5g El sufijo latino -tūra pervive en español bajo la variante patrimonial -dura, como en picar > picadura. Los alomorfos -tura (probatura) y -sura (visura, poco usado) constituyen la herencia directa de -ūra, que se adjuntaba en latín a la raíz del participio de perfecto pasivo. Aunque ambas se reconozcan en algunos derivados, es discutible que puedan considerarse segmentos morfológicos en el español de hoy, como se explicará enseguida. Los derivados de esta índole que logran pervivir en español suelen filtrarse por vía culta (es decir, como latinismos). En cambio, los verbos de su base suelen plegarse al cumplimiento de las leyes fonéticas, por lo que con el tiempo se diluye la relación formal (y en ocasiones también la semántica) que se percibía entre ambos. Así pues, en el análisis sincrónico no se puede postular una relación derivativa entre querer y cuestura. Del mismo modo, la primera acepción de factura que propone el DRAE (‘acción y efecto de hacer’, como en la expresión de factura impecable) indica que en el español contemporáneo todavía se establece una relación entre el verbo base (originalmente, el latino facĕre) y el sustantivo deverbal, que muestran la alternancia entre la forma popular y la forma culta en la raíz. No es posible, en cambio, asignar estructura morfológica a otros derivados, como al italianismo partitura.
5.5h El sufijo -dura forma nombres de acción sobre bases verbales de las tres conjugaciones: pod-a-dura, torc-e-dura, invest-i-dura. He aquí algunos derivados de cada una (como en otros casos, no todos empleados del mismo modo en todas las áreas hispanohablantes):
DERIVADOS DE VERBOS EN -AR: andadura, atadura, botadura, cepilladura, desembocadura, grabadura, mojadura, quemadura, ralladura, rapadura, rascadura, rociadura, tomadura, untadura, voladura.
DERIVADOS DE VERBOS EN -ER: escocedura, lamedura, metedura, moledura, raedura, retorcedura, tejedura, torcedura.
DERIVADOS DE VERBOS EN -IR: añadidura, ceñidura, cernidura, freidura, investidura, podredura.
5.5i Se comprueba en el esquema del apartado anterior que permanece en estos derivados la vocal temática de los infinitivos, incluida la -e- de la segunda conjugación que, como se recordará, pasa a -i- en los derivados de -ción y -miento: están documentados hendedura y hendidura, así como los verbos hender y hendir. En cambio, presenta una vocal temática irregular podredura, puesto que se registran podrir y pudrir, pero no *podrer. Algunos sustantivos en -dura poseen base participial, como cosidura (de cosido, junto a cosedura, con tema de infinitivo) o tosidura (‘acción y efecto de toser’). El citado hendidura puede asociarse con el participio hendido, que corresponde a hender y a hendir. Igualmente, junto a la forma más usada mordedura, también se documenta mordidura en textos recientes, acaso por analogía con mordida: Se mascan y se ponen debajo de los sobacos y un emplasto de los mismos en la mordidura (Buitrago, J., Pescadores).
5.5j Los derivados participiales fuerzan a reconocer en el análisis sincrónico una variante -ura que no está relacionada con el sufijo que forma nombres de cualidad (blanco > blancura, § 6.2ñ y ss.). Esta opción tiene la ventaja de que permite identificar fácilmente los derivados de participios irregulares, como en fritura (< frito), rotura (< roto, junto al cultismo ruptura, véase el § 5.5n) o incluso el antiguo voltura (‘vuelta’): Yo fui deyusmetido e abaxado de aquel monte por la tergiversaçión e voltura de la instable rueda de la ventura (Mena, Comentario). Por otra parte, se suele reconocer el sufijo -ura como formador de derivados deverbales en voces como sepult-ura, unt-ura, aunque se conozca su origen latino (lat. sepultūra, unctūra).
5.5k Es discutible que -tura pueda considerarse un sufijo en el español de hoy, no solo porque todos los derivados verbales a los que da lugar son cultismos, sino especialmente porque en casi todos en los que se reconoce la relación con la base verbal puede suponerse que la -t- es parte de esta, como en escritura (< escrito); contractura (< contracto); tintura (< tinto). También cabe pensar en una base participial en abertura (lat. apertūra), e incluso en la variante culta apertura, idéntica al étimo latino, pero con alternancia de bilabiales en el análisis sincrónico. La relación entre leer y lectura puede establecerse si se postula lect- como variante supletiva de la base de leer, y también de lección. Esta base está presente en lectivo, lector, lectura y otros derivados. Una alternancia similar se hace necesaria en los radicales hac- ~ fact- para la derivación hacer > factura, mencionada en el § 5.5g (al lado del patrimonial hechura), así como para la de factible, fáctico y otras formaciones. Los casos restantes en que aparece -tura en derivados deverbales afectan a procesos como hilar > hilatura (‘arte de hilar’); cuadrar > cuadratura; apoyar > apoyatura; probar > probatura; abreviar > abreviatura. Una opción es limitar a estas formaciones el sufijo -tura; la otra —probablemente preferible— es considerar (siempre en el análisis sincrónico) que estas voces son derivados de bases participiales sujetas a la alternancia /t/ ~ /d/, con lo que la única variante del sufijo -dura sería -ura. Se documentan algunos dobletes, como cosedura ~ costura; apoyadura ~ apoyatura (con diferencia de significado). A esa alternancia se agrega la de /o/ ~ /u/ en la derivación de cobertura (latín tardío coopertūra), de cubrir, como en la cobertura de una noticia periodística.
5.5l Un razonamiento similar al que se acaba de presentar lleva a excluir -sura de los sufijos del español. A partir de rasum, participio de radĕre (‘raer’), se formó en el latín tardío rasūra. Para relacionar morfológicamente en nuestra lengua la definición de rasura (‘acción y efecto de raer’) con el verbo raer en uno de sus sentidos, es preciso introducir la variante ras- como forma supletiva de la raíz y, por tanto, reproducir sincrónicamente un proceso que se dio en latín. Suele suponerse por ello que esta forma no tiene estructura morfológica en el español actual. Lo mismo cabría decir de visura (‘examen, reconocimiento’) o de censura (lat. censūra, derivado de censēre ‘censar’, pero también ‘juzgar’). Esta última voz, opaca en el español actual desde el punto de vista morfológico, es la base del derivado verbal censurar.
5.5m Se forman a partir de verbos un gran número de sustantivos derivados en -dura que se interpretan como nombres de acción. Están entre ellos muchos de los mencionados en los apartados precedentes, además de otros similares (como antes, no todos se conocen en todas las áreas hispanohablantes): achicadura, andadura, arrancadura, cebadura, cobertura, escarbadura, grabadura, probadura, rapadura, sobadura, trabadura, etc. Este proceso es sumamente productivo en algunas variedades del español americano, sobre todo en las áreas caribeña y chilena. El siguiente texto, procedente de Chile, da idea de ello:
Hay mingas [grupos, cooperativas] de aserradura, de tiradura, de techadura, de cercadura, de sacadura de papas, de cosechadura de trigo, de levantadura de tierras, etc. (Municipalidades Chiloé, Comunas).
Resulta por ello en cierto modo paradójico el que sea tan elevado el número de derivados en -dura documentados en la lengua antigua como deverbales de acción o efecto que tienen hoy poco uso. A ese grupo pertenecen calzadura, emboscadura, encaladura, rebotadura, tejedura. Se emplea hoy coladura como nombre de efecto en las áreas andina y rioplatense, como en Le tocaba siempre tomarse el agua de la coladura (Gamboa, Páginas). En España se usa la misma forma como ‘efecto de colarse o equivocarse’: Uno se ha puesto colorado por cualquier coladura, por cualquier indiscreción (Chacel, Barrio).
5.5n Otros derivados en -dura están hoy prácticamente restringidos a locuciones adverbiales (por añadidura, por agregadura) o nominales (tomadura de pelo, metedura de pata —si bien alternan tomada y tomadura, metida y metedura en algunos países y se prefieren las voces participiales en otros— o comedura de coco, solo usada en España). Algunos derivados se usan en contextos más restringidos de lo que parece indicar su definición; es el caso de ruptura (de relaciones, de las reglas, de la tradición, de la monotonía, entre otras nociones abstractas), frente a rotura, que se combina preferentemente con nombres de cosas materiales (hueso, vidrio, viga, etc.) y tiene, además, la interpretación de efecto. Ese último sustantivo tiende a ocupar el lugar del primero, no al contrario: Mi pasado exigía el cumplimiento de un último deber, con la rotura del vínculo legal que me ataba todavía al mundo de allá (Carpentier, Pasos). Existen asimismo diferencias sutiles entre apertura y abertura; envoltura y envoltorio, etc.
5.5ñ El significado de efecto se percibe en un gran número de derivados en -dura, entre los que están los siguientes:
caedura (‘lo que cae o se desperdicia en los telares’), cosedura, desolladura, escocedura, hendidura, limadura, matadura (‘cierta herida, sobre todo en algunos animales’), mercadura, morde dura, picadura, quebradura, quemadura, ralladura, rozadura, salpicadura, sembradura, soldadura, tachadura, torcedura.
Repárese en que picadura y quemadura designan el efecto material de ciertas acciones, mientras que picazón y quemazón (§ 5.3i) denotan sensaciones en lugar de efectos. Se usa lascadura (‘hendidura, rozadura’) en el área andina: [El sonido de la quena] se produce por la presión de los labios regulando una pequeña columna de aire sobre una lascadura (Bretón, Panorama). Designan también efectos asoleadura (de asolearse ‘acalorarse’; hoy es menos usado que indigestión en la Argentina); asentadura, de asentarse (‘estancarse, indigestarse’), vivo en el área rioplatense, aunque en progresivo desuso en otras zonas, o exageradura, empleado en Venezuela. Predomina el sentido de instrumento, utensilio, recurso o medio en apoyatura, atadura, cerradura, colgadura (distinto de colgante y de colgajo), cortadura, empuñadura, envoltura, herradura, juntura, ligadura, soldadura, vestidura.
5.6 Los sufijos -a, -e, -o (I). Aspectos morfofonológicos, semánticos y dialectales
5.6a Los sufijos derivativos vocálicos átonos -a (comprar > compra), -e (desfilar > desfile), -o (tirar > tiro) dan lugar a un gran número de derivados deverbales. Eran infrecuentes en latín (pugna, lucta), pero crecieron rápidamente en español. Ya en los primeros textos se atestiguan muchos derivados en -a y -o (ayuda, caza, duda, cerca, cambio, ruego, engaño) y unos pocos en -e, como alcance. Estos derivados (y en especial los terminados en -o y -e) fueron ganando terreno desde el siglo XV, en un proceso expansivo continuo cuyo vigor se comprueba en el español contemporáneo. Su rendimiento es hoy algo mayor en el español americano que en el europeo, como se verá en esta sección.
5.6b Los sufijos -a, -e, -o anulan la vocal temática del verbo al que se adjuntan, como en engañ(a)(r) > engañ-o. Existen en español sufijos derivativos que hacen recaer el acento en la sílaba que contiene la vocal temática, como los que forman participios (asar > asado), o bien sobre la sílaba que sigue a esa vocal (fundar > fund-a-ción), pero solo -a, -e, -o se caracterizan por suprimir dicha vocal sin atraer sobre ellos el acento: desear > deseo. No obstante, sugieren algunos autores (y se aceptará aquí) que esa aparente irregularidad desaparece si se entiende que los sufijos vocálicos se forman sobre los temas de presente, no sobre los infinitivos. De hecho, las alternancias vocálicas relativas a la diptongación que estos derivados muestran son las mismas que caracterizan los temas de presente (§ 4.10b-o). Se trata de las alternancias /e/ ~ /ié/:
acertar > acierto; asentar > asiento; contender > contienda; encerrar > encierro; enmendar > enmienda; fregar > friega; gobernar > gobierno; plegar > pliegue o pliego; quebrar > quiebra; sembrar > siembra; sosegar > sosiego; tentar > tienta (y tiento); tropezar > tropiezo,
y también /o/ ~ /ué/:
acordar > acuerdo; contar > cuenta o cuento; consolar > consuelo; denostar > denuesto; esforzar > esfuerzo; mostrar > muestra; probar > prueba; recordar > recuerdo; trocar > trueque; volar > vuelo; volcar > vuelco,
además de /e/ ~ /i/. Esta última alternancia es menos frecuente (reñir > riña), pero es también observable en los temas de presente: yo riño, tú riñes, etc. (§ 4.10p-r).
5.6c Unos pocos sustantivos derivados mediante sufijos vocálicos son voces esdrújulas acabadas en -a, como prórroga (no *prorroga, de prorrogar), súplica, réplica, dúplica, práctica, prédica, y también en -o, como pronóstico, depósito y cómputo. Se asimilan indirectamente a este grupo los antiguos derivados en -´ida y -´eda (véndida, cómpreda), de los que solo permanecen pérdida y búsqueda. Los derivados de verbos terminados en la secuencia «vocal + ar» tampoco son siempre regulares en lo que respecta a la asignación del acento. Son muy numerosos los sustantivos en -o procedentes de verbos que terminan en -ear (§ 8.3-5). A ese extenso paradigma pertenecen, entre otros muchos, los siguientes nombres:
abucheo, acarreo, babeo, balanceo, besuqueo, boxeo, braceo, brujuleo, cabeceo, centelleo, choriceo, chorreo, conteo, coqueteo, flirteo, floreo, franqueo, gorjeo, gorroneo, hormigueo, manoseo, martilleo, meneo, merodeo, ojeo, olfateo, paladeo, parcheo, parpadeo, paseo, pataleo, pedaleo, picoteo, rastreo, silabeo, sondeo, tambaleo, tartamudeo, tecleo, titubeo, toreo, torpedeo, trapicheo, vagabundeo, zapateo, zarandeo.
En todos ellos se sitúa el acento en la sílaba que contiene la vocal /e/ (por tanto ma.no.se.o), independientemente de que la secuencia vocálica de la terminación de infinitivo se pronuncie con diptongo (ma.no.sear) o con hiato (ma.no.se.ar).
5.6d Los sustantivos derivados de verbos sujetos a la alternancia -i.ar ~ -iar (§ 4.9f-h) se ajustan a la pauta que se acaba de describir: criar > cría (la cría de ganado); liar > lío. En cambio, los que proceden de verbos que terminan en -iar con diptongo en todas las variedades del español adelantan el acento una sílaba: agobiar > agobio; resabiar > resabio; denunciar > denuncia; lidiar > lidia; limpiar > limpia; remediar > remedio. Se exceptúan los derivados de descarriar (> descarrío, no *descarrio); extraviar (> extravío no *extravio); ataviar (> atavío, no *atavio); aviar (> avío, no *avio), que crean hiatos. Estas diferencias confirman la hipótesis (§ 5.6b) de que los derivados vocálicos se forman sobre temas de presente, ya que respetan las pautas acentuales de estos. Así, aunque unos hispanohablantes segmentan desviar en la forma des.viar y otros en la forma des.vi.ar, todos conjugan el presente de indicativo en la forma desvío, no en la opción *desvio. El sustantivo mantiene, por tanto, esta pauta acentual: un desvío. Se aplica el mismo razonamiento a los demás casos. Cabe pensar, de todas formas, que se invierte el proceso derivativo en voces como descarrío > descarriar o en hastío (lat. fastidĭum) > hastiar. Esta solución (N > V, en lugar de V > N) es polémica, y no parece apoyada por el punto de vista histórico, ya que desviar entra en la lengua a comienzos del siglo XIII, pero desvío no lo hace hasta mediados del XV; ataviar ingresa a principios del XIV, pero atavío se incorpora un siglo después. Se retoma la cuestión de la dirección de los procesos derivativos en la morfología sincrónica y diacrónica en los § 5.7 y 7.1f y ss.
5.6e Algunas alternancias consonánticas ponen de manifiesto que ciertos derivados nominales vocálicos no se forman sobre temas de presente. Se obtiene la alternancia /d/ ~ /s/ en casos como ofender > ofensa (no *ofenda, pero yo ofendo, tú ofendes, presente de ofender); defender > defensa; ascender > ascenso; descender > descenso, y la alternancia /t/ ~ /s/ en otros como permitir > permiso (lat. permissum). Derivaciones como convidar > convite (no *convide) y envidar > envite (no *envide) presentan anomalías que se justifican porque los sustantivos no son voces patrimoniales, sino préstamos del catalán o del occitano. En el caso de repeler > repulsa, se obtiene una base supletiva análoga a las descritas en el § 5.2p. Existe, no obstante, el verbo poco usado repulsar (lat. repulsāre). También se requiere una base alternante en deber > deuda (antiguo debda). A pesar de que mordisco se deriva de mordiscar, suele asociarse en el análisis sincrónico con morder, lo que exige otro radical supletivo (mordisc-). El sustantivo derivado de morder es muerdo, menos usado: De entrada, el bicho me larga un muerdo en el estómago que me deja bizco (Sierra Fabra, Regreso), además de mordida (§ 5.8). Los verbos terminados en -currir forman derivados en -curso, como en transcurrir > transcurso y otros que se mencionarán en el § 5.6l.
5.6f Los sufijos vocálicos se agregan sobre todo a los verbos de la primera conjugación, pero se documentan usos que corresponden a las tres:
DERIVADOS EN -A:
De verbos en -AR: caza, danza, lidia, subasta.
De verbos en -ER: contienda.
De verbos en -IR: bulla, riña, tunda, tupa.
DERIVADOS EN -E:
De verbos en -AR: apunte, arranque, cierre, deje, enchufe.
De verbos en -ER: cierne, debe (el debe y el haber).
De verbos en -IR: combate, debate.
DERIVADOS EN -O:
De verbos en -AR: abandono, arriendo, descuento.
De verbos en -ER: ascenso, descenso, socorro, sorbo.
De verbos en -IR: consumo, despido, recibo, reparto, transcurso.
Los derivados en -a son femeninos; los que se forman en -e y en -o son masculinos. No son nombres deverbales linde (ambiguo en cuanto al género: § 2.4g y ss.), del que se deriva lindar (no al contrario), y tampoco sangre (femenino), que da lugar a sangrar. Este proceso (N > V) se estudia en el § 8.6.
5.6g Los sustantivos derivados de los verbos de la primera conjugación mediante los tres sufijos vocálicos son muy numerosos, mientras que los procedentes de verbos de las demás conjugaciones forman paradigmas muy reducidos. De hecho, no contienen muchos derivados que no se mencionen en la relación anterior. Así, a las formas en -o procedentes de verbos terminados en -ir que se acaban de señalar cabe agregar los nombres poco usados insumo (< insumir), percibo y apercibo, junto con los terminados en -currir, de los que se hablará en el § 5.6l. A las voces derivadas de los verbos terminados en -er puede añadirse el poco usado acorro (< acorrer). Es, en cambio, de uso general embate, no así el verbo embatirse, con el que se asocia. Se ejemplifican a continuación algunos de estos derivados:
[…] para estar fuertes & conbatir contra el rebate grande de los adversarios (San Cristóbal, Vegecio); Llegaron en su acorro (Rodríguez Montalvo, Amadís); […] teniéndolas [las mercadurías] con el apercibo y apresto necesario (Carvajal, J., Descubrimiento); El estiércol es el insumo básico para la producción de humus de lombriz (Pineda Milicich, Lombricultura).
5.6h Los paradigmas restringidos a los que se hizo referencia en el apartado precedente corresponden a derivados de verbos de la segunda y la tercera conjugaciones. Contrastan marcadamente con los muy extensos a los que dan lugar los verbos de la primera. La siguiente relación parcial corresponde al sufijo -a:
ayuda, baja, boga, busca, cala, capea, carga, cata, charla, compra, compulsa, conquista, conserva, consulta, contrata, cría, cuenta, demanda, demora, denuncia, derrama, dispensa, doma, duda, encomienda, entrega, espera, esquila, estafa, estima, firma, friega, guarda, guía, habla, junta, jura, leva, lucha, marcha, mejora, mengua, mezcla, monda, muda, obra, pelea, pesca, poda, pregunta, prueba, pugna, quema, quiebra, reconquista, reforma, refriega, renuncia, réplica, reserva, siega, siembra, sobrecarga, sonda, sospecha, súplica, tala, tasa, tienta, toma, trilla, trova, veda, zurra.
5.6i La relación que sigue está formada por derivados en -e, también de la primera conjugación:
afeite, arranque, ataque, avance, baile, bote, canje, cese (válido para la acepción transitiva y la intransitiva de cesar), cierre, chifle, choque, contraste, corte, desquite, derrumbe, desarme, desbarajuste, descarte, desenlace, desfile, desfogue, desgaje, desgaste, desguace, despeje, despiste, desplante, despliegue, disfrute, empaste, empate, empuje, encaje, engarce, engaste, enjuague, enlace, ensamble, entronque, frote, galope, plante, pliegue, quite, realce, rearme, rebote, recorte, redoble, remate, repliegue, rescate, roce, saque, soporte, temple, toque, transporte, trasplante, trote, trueque, viaje, vislumbre.
Este grupo es uno de los más productivos en los tiempos recientes, en especial en la lengua juvenil, en la conversacional y en la deportiva. Aun así, no todas las voces que siguen se conocen en todas las áreas hispanohablantes:
achique (de espacios), alucine, cague, chute, cierre, corte, derrumbe, deschongue, desmadre, desmelene, despeje, despelote, despipote, destape, disfrute, flipe, ligue, mate, pase, quite, rechace, refocile, regate, remate, saque, tranque, trinque, vacile, etc.
5.6j La siguiente lista corresponde a los derivados en -o, igualmente de la primera conjugación:
abandono, abasto, abono, aborto, abrazo, acaloro, acomodo, acoso, aderezo, adorno, agasajo, agobio, ahogo, ahorro, alboroto, aliento, aliño, amago, amparo, anhelo, anticipo, anuncio, apaño, aplomo, aprieto, apuro, arrebato, arreglo, arresto, asiento, asombro, asomo, atasco, atavío, atraso, aviso, bautizo, bostezo, brillo, brinco, calco, cambio, canto, cargo, castigo, cobijo, cobro, comienzo, consuelo, cotejo, cuento, degüello, denuesto, derribo, desafío, desahogo, desaliento, desaliño, desamparo, descargo, desconcierto, desembarco, desembolso, desenfado, desfalco, desgarro, desmayo, despacho, despilfarro, despojo, destrozo, deterioro, dibujo, disparo, embarazo, embarco, embargo, embeleso, embrollo, empalago, empeño, encanto, encierro, encuentro, enfado, engaño, enredo, entierro, envío, esfuerzo, espanto, estorbo, estreno, gasto, gobierno, grito, guiño, guiso, halago, insulto, mando, manejo, mordisco, pago, paro, poso, quiebro, rasguño, recargo, recelo, recuerdo, refuerzo, regalo, remiendo, reparo, reposo, respiro, retiro, retoño, retorno, retraso, rezo, ruego, saldo, saludo, sofoco, soplo, suspiro, tiento, timo, tiro, trabajo, trasiego, traspaso, trastorno, trato, trazo, tropiezo, uso, vuelco, vuelo, yerro,
a los que deben añadirse los terminados en -eo, como los que se mencionaron en el § 5.6c. En muchos casos se obtiene más de un derivado por verbo (pago ~ paga; coste ~ costa ~ costo; recargo ~ recarga; embarco ~ embarque, etc.). Véanse sobre estas diferencias los § 5.11i, j. Estas opciones dobles y triples acrecientan la rentabilidad de los sufijos vocálicos en el sistema derivativo nominal del español. También aumenta la productividad del paradigma la predilección que parecen sentir los hablantes de todas las épocas por los derivados de cuerpo fónico más breve.
5.6k No existe un procedimiento que permita predecir cuál es el sufijo vocálico apropiado que debe unirse a cada base verbal, pero se perciben algunas regularidades morfofonológicas. Como se señaló en el § 5.6c, muchos verbos terminados en -ear eligen -o (parpadear > parpadeo). Cabe añadir que los acabados en -ecer, -izar e -ificar suelen bloquear estas formaciones. Es habitual que los verbos de una misma serie derivativa seleccionen el mismo sufijo vocálico para la formación de sus derivados nominales. Se comprueba esta tendencia en grupos como pliegue (< plegar), despliegue y repliegue; ascenso (< ascender) y descenso; plante (< plantar), implante y replante, el último menos usado. En cambio, no se relaciona hoy desplante con desplantar.
5.6l De los verbos discurrir, transcurrir, concurrir y recurrir se derivan, respectivamente, discurso (también decurso, aunque no existe *decurrir), transcurso, concurso y recurso, todos latinismos. Son menos frecuentes incurso (‘acometida, incursión’): Fácilmente se turban a cualquier incurso de enemigos (Londoño, Discurso) y ocurso, que se usaba en México y en otros países con el sentido de ‘petición escrita’: Hicieron ocurso al Rey (Quirós, Memoria). El sustantivo excurso (lat. excursus) no es nombre derivado. Se documentan agrupaciones similares en otros paradigmas. Así, están atestiguados desarme (< desarmar) y rearme (< rearmar). También lo está arme (< armar) —en el español de Chile y Colombia, así como en Honduras, El Salvador y otros países centroamericanos— en el sentido de ‘acción de montar un arma’, como en La capacitación fue en el arme, el desarme, el mantenimiento y el uso apropiado de estas ametralladoras (Semana 6/11/2006), no en el de ‘acción de proporcionar armas’, lo que lo aleja de los anteriores. Existen muchos casos similares.
5.6m La mayor parte de los sustantivos derivados en -a, -e, -o denotan ACCIONES, entre ellos casi todos los que se mencionaron en los § 5.6h-j. A esas voces deben agregarse los derivados de verbos en -ear, algunos de los cuales se citaron en el § 5.6c. La proporción de estos nombres es más alta en el español americano que en el europeo, dado que también lo es la de los verbos correspondientes en -ear (§ 8.3 y 8.4). Entre las muchas formaciones características del español americano (no usadas por igual en las mismas áreas), cabe señalar las siguientes, casi todas propias de los registros conversacionales y algunas restringidas a la lengua popular: carameleo (de caramelear ‘dilatar engañosamente la solución de un asunto’), usada en Colombia; escobilleo (de escobillear ‘zapatear suavemente en el baile’), en las áreas caribeña y rioplatense; guabineo (de guabinear ‘huir de las situaciones difíciles’), en Venezuela; macaneo (de macanear ‘decir mentiras o desatinos’), en el área rioplatense; palanganeo (de palanganear ‘fanfarronear’), en esta misma área y también en la andina —en Costa Rica y otros países centroamericanos designa, en cambio, un conjunto de acciones dilatorias—; pescueceo (de pescuecear ‘estirar el pescuezo para ver algo’), en Guatemala, El Salvador y otros países centroamericanos; pichuleo (de pichulear ‘buscar afanosamente ventajas o ganancias pequeñas en compras o negocios’), en Chile y el Río de la Plata, a veces en alternancia con hueveo, leseo, chuleteo y otros sustantivos; tasajeo (de tasajear ‘acuchillar’), documentado en las áreas mexicana y centroamericana, caribeña y andina; tracaleo (de tracalear ‘hacer trampas’), en Venezuela; esnobeo (de esnobear ‘hacer el esnob’), documentado en varios países, pero con mayor frecuencia en el área rioplatense.
5.6n Pertenecen a esta misma pauta los siguientes derivados (casi todos restringidos geográficamente, por lo que no siempre son usados en todas las áreas hispanohablantes):
abejoneo, bareo, batiboleo, batuqueo, bembeteo, boleteo, caceroleo, cachateo (también cacheteo), cachureo, cancaneo, chineo, choreo (de chorear, ‘robar’), chuchoqueo, cogoteo, corconeo, costureo, coyoteo (a veces, en alternancia con coyotaje), dragoneo, estaqueo, fleteo, jaloneo, jamaqueo, jarepeo, palanqueo, plagueo, proseo, ruleteo, sabaneo, testeo, tracateo, traqueteo.
Se ejemplifican a continuación algunas de las formas mencionadas:
El motor podía trabajar horas enteras sin el menor cancaneo (Álvarez Gil, Naufragios); Están listas para el fleteo playero de la tarde (Rodríguez Juliá, Cruce); Estos espíritus tan proclives al macaneo metafísico tenían una noción sonante y contante de la ayuda (Dolina, Ángel); —Qué lindo debe ser el aparato del Nacho —exclamó ella en un desenfadado alarde de envidia, en realidad un pescueceo por la ventana (Delgado Aparaín, Balada); […] un sitio de matanza y tasajeo de grandes herbívoros (Rodríguez Cuenca, Chibchas); Afirmó ayer que combatirá la “dedocracia”, “la puestitis” y el “palanganeo” de la política tradicional (Nación [C. Rica] 1/12/1996); Muchas veces, luego de padecer el ruleteo, los enfermos vuelven al Pérez Carreño y les asisten por cortesía (Universal [Ven.] 26/6/1996).
No es frecuente que estos derivados posean significados diferentes según los países, pero así sucede algunas veces. El sustantivo chaqueteo expresa la acción de impedir con malas artes el éxito de una persona en Chile, la de actuar servilmente buscando un favor en Guatemala, la de cambiar de bando o de partido político por conveniencia personal en España, México o El Salvador, y la de masturbarse en parte del área centroamericana (de chaquetearse ‘masturbarse’).
5.6ñ Un gran número de los derivados en -a, -e, -o admiten también la interpretación de EFECTO, como mezcla, pesca, reforma, corte, abono y muchos más. Los que proceden de verbos de uso técnico restringido son en su mayoría transparentes si se conoce el sentido del verbo. Así pues, azolve designa la acción o el efecto de azolvar; deshierbe o desyerbe, la de deshierbar o desyerbar; entore, la de entorar; descalce, la de descalzar (‘socavar’, como en descalzar raíces), característica de la agricultura: El suelo se disgrega tendiendo a recuperar su nivel inicial desprendiéndose de las raíces que quedan entonces al aire, y este descalce de las mismas es mucho mayor en las tierras turbosas (González Vázquez, Alimentación). De aterrar (‘cubrir con tierra’) se deriva aterro: Cada tío llevaba en sus espaldas una pesada finca —hacienda, dirías vos—, aterro de matazales ahogándose encharcados (Rossi, María). La interpretación de efecto es también transparente en otros casos. De uno de los sentidos de amarrar (‘hacer trampa’) se deriva amarre (‘treta, componenda’), común en los países andinos y en México: Me ha dicho que ponga toda la plata que tengo porque hay un amarre para que gane Lady Di (Bayly, Días).
5.6o La interpretación de efecto destaca sobre la de acción en un gran número de derivados (como antes, se interpreta el proceso derivativo como parte de la morfología sincrónica). A ese extenso grupo pertenecen los siguientes, que corresponden a los tres sufijos:
acuerdo, adobo, agobio, ahogo, ajuste, alivio, anticipo, aplique, aprieto, apunte, arreglo, asombro, atasco, atraso, bosquejo, calco, cálculo, cambio, canto, cargo, castigo, cita, cobro, consuelo, cuenta, demora, derroche, desahogo, descarte, desembolso, desgaste, despilfarro, despiste, despojo, destrozo, deterioro, dibujo, disparo, dote, empaste, empate, engaño, envío, estampa, excusa, grito, guiño, guiso, implante, importe, impuesto, informe, insulto, mareo, mejora, mezcla, mofa, monda, mordisco, muestra, olvido, paga, pliegue, queja, quiebro, rebaja, rebaje, rebote, recargo, recuerdo, regalo, remiendo, reporte, reseña, retraso, revuelto, rizo, ruego, saldo, saludo, sobra, sofoco, tiro, trazo, tropiezo, ultraje.
Como en otros muchos casos similares, el efecto de las acciones puede ser material (deterioro, dibujo) o no serlo (despiste, desahogo). Los sentidos particulares que adquiere la interpretación de efecto no son siempre fáciles de calcular cuando se sale de los usos relativamente técnicos a los que se ha hecho referencia. Así, en su interpretación de efecto, rebaje designa la parte de una pieza cuyo espesor se ha rebajado, mientras que en la de acción (común en el Río de la Plata) expresa —en uno de sus sentidos— el proceso de reducir la marcha de un automóvil: […] tercera y otra vez freno y rebaje en los descensos vertiginosos (Gasulla, Culminación). Se considerarán diversas restricciones contextuales de estos sustantivos en los apartados siguientes, y también en los § 5.11i, j.
5.6p Una serie de derivados en -o que denotan ‘efecto’ designan CANTIDADES ECONÓMICAS. Así, ingreso puede parafrasearse como ‘la cantidad de dinero que se ingresa’. Pertenecen a este grupo adelanto, adeudo, ahorro, anticipo, atraso, débito, depósito, descuento, devengo y pago, a los que pueden añadirse reembolso, desembolso y entero (de enterar ‘pagar’), usado en México y en el área centroamericana: Los contribuyentes convinieron en su oportunidad los adeudos a su cargo y al hacer entero de la última parcialidad, “resulta que adeudan una cantidad superior a la original […] no obstante haber cubierto oportunamente 35 parcialidades” (Excélsior 11/7/1996). En Chile se emplea el sustantivo castigo (de castigar ‘reducir gastos’) como nombre de efecto para referirse a la cantidad de dinero que se paga como recargo o comisión: Chile, Argentina y Uruguay son buenos países donde cambiar dinero europeo, pues el castigo es similar al de Europa (Lux, Chile).
5.6q Entre los derivados en -e de este grupo, cabe señalar importe, ajuste y desgrave. El segundo se usa en Nicaragua, Guatemala, Panamá y otros países centroamericanos, así como en parte del área caribeña, para designar el precio acordado para un trabajo hecho a destajo. El sustantivo desgrave se registra en Venezuela, la Argentina y otros países en el sentido de ‘cantidad desgravada’, y también en el de ‘acción de desgravar’. Se usa repele (de repelar) en Venezuela con referencia al dinero y también a la comida y otras materias que restan o sobran después de alguna actuación: Se aprobaron 522 millardos, ¿pero qué pasó? Que de esos 522 millardos, el Tribunal Supremo de Justicia tomó 510 millardos, entonces, con el repele que quedó que se conformen los trabajadores (Frontera 16/12/2008). Se documenta asimismo en la lengua de la agricultura en España como derivado de repelar (‘cortar, pelar, cercenar’). Entre los derivados en -a correspondientes a este grupo cabe señalar paga, deuda, entrega y arruga (‘deuda retrasada’), este último propio del español conversacional peruano: Está negociando las formas de pago de una arruga de alrededor de 11 millones de dólares (Caretas 14/3/2002).
5.6r Otros derivados deverbales en -o asociados con la noción de ‘efecto’ designan SONIDOS de diferente naturaleza, o bien ciertas acciones que suelen comportarlos. Están entre esas voces grito, hipo, lamento, lloro (existe también llorido, § 5.9l, m), rebuzno, relincho, resoplo, respiro, rezongo, silbo, sollozo, suspiro, susurro, trueno, a las que pueden añadirse aúllo y maúllo, menos frecuentes que aullido y maullido, de igual significado. Sobre el sufijo -ido en otras formaciones similares (balar > balido), véanse los § 5.9l, m. Son también numerosos los derivados que se usan, sobre todo en contextos atributivos, para caracterizar acciones o situaciones, como cuando se dice de algo o alguien que es un espanto, un encanto, un disparate o (en algunos países) un arrastre, en el sentido de ‘rémora’, como en Debe frenar su afán de iniciativa, que es un arrastre de la época industrial (Jauretche, Pelo). En las áreas mexicana, centroamericana, rioplatense y chilena se utiliza más este nombre con el sentido de ‘éxito, buena aceptación, atractivo, pegue’, sobre todo en la expresión tener arrastre: La Caponera (interpretada por Blanca Guerra), así llamada “quizá por el arrastre que tenía con los hombres” (Paranaguá, Ripstein). En Colombia, tal vez por extensión de este uso, también significa amante (§ 12.3m).
5.6s Designan INSTRUMENTOS, MEDIOS o RECURSOS otros muchos sustantivos derivados mediante sufijos vocálicos. Predominan aquí los terminados en -e, como acople, alargue, cierre, empalme, enchufe, enganche, envase, remolque, soporte. Se usa engrane (‘rueda dentada’) en México y algunos países centroamericanos (engranaje en otros): Gírelo hasta que las poleas del desviador estén alineadas directamente bajo el engrane que lleva la cadena (Lesur, Bicicletas). Se registran asimismo derivados en -o correspondientes a este grupo: adorno, aparejo, aviso, barreno, cerco, rallo. Es también instrumental cierro (‘valla, cercado’), voz propia de zonas rurales del área mexicana y centroamericana, así como de la chilena: ¿Con qué porquería de cierro te descuartizaste? ¿Estaba sucio? (Carballido, Soñar). Se usa, además, en Andalucía, Santander y otras partes de España, unas veces con el sentido de ‘valla’, como en Lorenzo se situó contra la pared, al resguardo de un cierro (Caballero Bonald, Pájaros), y otras con el de ‘ventana’: La habitación de tío Ramón tenía un cierro grandísimo que daba a la calle (Mendicutti, Palomo). En México se documenta separo (‘celda de aislamiento’). Pueden añadirse a esta lista refuerzo (en el sentido de ‘pieza para reforzar’, aunque se extiende también a las personas y a cosas no materiales) y recibo (en el de ‘escrito o resguardo para atestiguar que se recibe algo’). Entre los escasos derivados en -a de este grupo, cabe mencionar cerca y el poco usado toa, que designaba cierta soga de arrastre para barcos (de toar ‘llevar a remolque una embarcación’). Sobre los que designan lugares (albergue, consulta, cruce), véase el § 6.12x; los que se refieren a tiempos o a períodos (poda, siembra, veraneo) se examinan en el § 6.12z; los que designan personas (escolta, escucha, guía) se consideran en el § 6.11ñ; finalmente, algunos expresan propiedades, estados y actitudes (acierto, disimulo, encono, entrega), por lo que se asimilan a los nombres de cualidad.
5.6t Muchos derivados en -a, -e, -o están restringidos sintácticamente. Unos pocos se usan más en plural (como en las sobras de una comida, las vistas de una habitación, este último, raro fuera de España), a veces en el interior de alguna expresión idiomática: a resultas (de algo), en ciernes, a marchas forzadas, a portes debidos (solo en España), hacer (algo) trizas, con miras (a algo), soltar amarras (§ 3.8f y ss.). La relación de sustantivos derivados en -a, -e -o que aparecen sobre todo en modismos o en expresiones semiidiomáticas es más extensa. Pertenecen a ese grupo los que se subrayan a continuación:
a buen recaudo, en remojo, acuse de recibo, toque de queda, ni por asomo, a la baja, al quite, al acecho, al abrigo (de algo), ir a la deriva, ir a remolque (de alguien o de algo), tener aguante (para algo), a galope, al trote, a nado, tener un tropiezo, dar (algo) un vuelco, dar (o tomar) un respiro.
Más restringidos geográficamente están los que aparecen en dar el camelo, dar el pego, estar en la vil chilla o de un saque, entre otros similares.
5.6u A la vez que se crean derivados nuevos mediante los tres sufijos vocálicos, sobre todo con -e y -o, desaparecen voces formadas con ellos. Tienen hoy poco uso los sustantivos atolondro, baila, cambia, cobra, derramo, dona, espante, fisga, gano, hincha (como nombre de acción o efecto), postula, procura, punza, rasa, seca o sosiega, pero se atestiguan todavía en textos recientes (europeos y americanos) atranco, empujo, rebusco o rumia entre otros similares:
No saben ya cómo salir del atranco en que se metieron (Unamuno, Epistolario); Los ejércitos conservadores fueron cayendo ante el empujo de los liberales (Britton, Siglo); Empezó el más minucioso e indecente rebusco, descerrajando muebles, y sin perdonar los colchones de la enferma (Mármol, Amalia); Oyó este un sollozo ahogado y con trazas de inacabable, la rumia de una desesperación sofocada y patética (Caballero Bonald, Pájaros).
5.6v El uso de dura por duración, ya infrecuente, se documenta en ciertos ámbitos del lenguaje jurídico de España: Tendría obligación de indemnizar al propietario; siendo de quince años la dura de la acción para exigir este resarcimiento (Maura, Dictámenes). Es propio de este mismo lenguaje el uso de quita para referirse a la condonación de una deuda: Se reunieron para intentar llegar a un acuerdo tras la ruptura de las negociaciones al no aceptar Bankinter la quita propuesta por Dole Food (Mundo [Esp.] 9/1/1996). Resigna por renuncia era propio del lenguaje eclesiástico en España: Admitió la resigna del Obispo de Huesca (Fuente, Historia V). Poseen también uso restringido seca por sequía en la agricultura, o descarrilo por descarrilamiento en el lenguaje ferroviario, entre otros sustantivos formados con esta misma pauta:
La seca persiste o, mejor dicho, las lluvias que hacen falta para recomponer la humedad en los suelos […] se hacen esperar (Nación [Arg.] 29/10/2003); El coche Fiat reparado por obreros de TEA retomó su marcha a las 21.30 de ayer luego de ser devuelto a las vías tras un descarrilo (Hora Digital 19/10/2007).
5.6w Es frecuente que se formen o se rescaten derivados deverbales —de significado casi siempre transparente—, aun cuando existan en el idioma otras soluciones léxicas para el sentido que se quiere expresar. Estos procesos son característicos de la lengua conversacional, de la popular y a veces de la rural. Así, comienzo es palabra común, pero empiezo es hoy de escaso uso, aunque está en el DRAE desde las primeras ediciones y se registra en algunos países del área caribeña: Diría que todo es cierto al empiezo de la madruga (Chaparro, Empiezo). Aunque existe el sustantivo solución, se ha acuñado resuelve (de resolver) en Panamá, Puerto Rico, Colombia y otros países del área caribeña: Un ‘resuelve’ a la sudoración excesiva […] (Prensa [Pan.] 24/6/2004). Igualmente, aunque saludo es de uso general, se registra salude en el español rural panameño.
5.6x Otras muchas veces el nuevo derivado es paralelo a otro ya existente de mayor cuerpo fónico, al que agrega algún matiz expresivo. Así, aunque exista desparramamiento, se forma desparrame, además del menos usado desparramo: Emilia comienza a recoger el desparramo de ropas y objetos y a meter todo de vuelta en las mochilas (Álvarez, Catedral). A pesar de la existencia de acelero (nombre de cualidad) y de aceleramiento (nombre de proceso), se forma acelere (‘rapidez, premura’), extendido en el habla conversacional de muchos países: Entraron los policías con acelere de payasos, corriendo de un lado para otro, dando órdenes a gritos, apuntando con carabinas (Jodorowsky, Pájaro). El sustantivo degenere (propio del registro coloquial y usado a veces con intención festiva) expresa de forma más vívida la noción de ‘proceso en curso’ que degeneración: Lo que no admito es el degenere […], pero el sexo bien llevado, piel a piel, es muy sagrado (Hoy [Chile] 24/12/1984). Existen otros muchos casos similares.
5.7 Los sufijos -a, -e, -o (II). La dirección del proceso derivativo. Posible existencia de un sufijo nominal nulo
5.7a La formación de sustantivos mediante los sufijos -a, -e, -o plantea el problema de la DIRECCIÓN DE LOS PROCESOS DERIVATIVOS (del que también se habla en los § 1.6k y 8.2k, l), es decir, la cuestión de si se produce la derivación de verbos a partir de sustantivos o la de sustantivos a partir de verbos (azote > azotar o azotar > azote). Se trata de un asunto complejo en el que se suelen tener en cuenta tres criterios, que han sido valorados de forma diversa por los especialistas:
1. El criterio histórico atiende a la fecha en que se documenta por primera vez cada derivado, así como a su pujanza en cada época.
2. El criterio formal considera la existencia de pautas o paradigmas en la morfología sincrónica que permitan decidir entre las dos ordenaciones, así como la presencia de esquemas semánticos que se correspondan con esos paradigmas (por ejemplo, nombres de acción, nombres de cualidad, etc.).
3. El lexicográfico se centra en la definición de los vocablos, de la que se deduce indirectamente su preeminencia o su complejidad conceptual. Así, si un lexicógrafo define azotar como ‘dar azotes’, sugiere el proceso N > V, pero si define azote como ‘acción y efecto de azotar’, opta indirectamente por el orden V > N.
5.7b Aunque se ha señalado en los estudios morfológicos que los tres criterios presentan dificultades, proporcionan muchas veces resultados coincidentes. Desde el primero se obtienen ejemplos de V > N en procesos como respirar (s. XIII) > respiro (s. XVIII); arrancar (s. XII) > arranque (s. XVII), que coinciden con los resultados que ofrecen los criterios formal y lexicográfico: arranque ‘acción y efecto de arrancar’; respiro ‘acción y efecto de respirar’. No obstante, se documentan en fechas muy próximas extraviar y extravío (mediados del s. XVIII); reposar y reposo (mediados del s. XV); liar y lío (comienzos del s. XVII); rescatar y rescate (mediados del s. XV), y chocar y choque (principios del s. XVII), entre otros muchos pares, por lo que el criterio histórico no ofrece en estos casos una respuesta tan rotunda como en los anteriores.
5.7c Se ha indicado a menudo en los estudios históricos que los préstamos de otras lenguas no han de considerarse voces derivadas de palabras documentadas con anterioridad en el idioma, aun cuando pudieran relacionarse semántica o morfológicamente con ellas. Así, desde la morfología sincrónica tiende a derivarse el sustantivo aplique del verbo aplicar, aunque el primero tenga origen francés (applique). No se suelen reproducir en la morfología sincrónica procesos históricos que sean ajenos a las relaciones significativas que pueden establecer los hablantes. Aun así, esta afirmación queda relativizada en parte por el hecho de que los procesos derivativos son sensibles a la cultura léxica de los individuos (§ 5.1u). A la extensa relación de derivados justificables históricamente y no por análisis sincrónico de los sufijos -a, -e, -o pertenecen los que se indican a continuación:
ahincar > ahínco; alijar > alijo; deportar > deporte; desbarajustar > desbarajuste; dislocar > disloque; escotar > escote; fincar > finca; llagar > llaga; percanzar > percance; pespuntar > pespunte (también existe pespuntear); rasguñar > rasguño; respingar > respingo; solapar > solapa; trizar > triza.
Algunos de estos verbos son hoy poco usados. Al descartar los sustantivos de esta lista de la relación de voces derivadas en la morfología sincrónica, no se extiende a ellos el problema de la dirección de los procesos derivativos. Cuando se examinan otros sustantivos, se observan algunos casos de discordancia entre los criterios mencionados para determinar la dirección del proceso. Se ejemplificarán algunas de estas discordancias en los apartados siguientes.
5.7d El criterio formal y el lexicográfico ofrecen a menudo resultados coincidentes con el histórico, pero no siempre es así. La definición de viaje (‘acción y efecto de viajar’) sugiere el orden V > N (nombres de acción), pero el proceso histórico viaje (s. XIV) > viajar (s. XVIII) proporciona el orden contrario: N > V. Análogamente, el criterio histórico proporciona el orden forrar (mediados del s. XV) > forro (final del s. XVI), pero el lexicográfico ofrece la opción inversa, ya que forrar es ‘poner forro a algo’. En la morfología sincrónica se suele aceptar también el proceso forro > forrar, como en cepillo > cepillar y en otros muchos derivados verbales de sustantivos concretos que designan instrumentos: abanicar, lijar, remar, taladrar, etc. (§ 8.6k). Si se diera el orden contrario, se esperarían las interpretaciones ‘acción de forrar o ‘efecto de forrar’, ninguna de las cuales se obtiene. El criterio lexicográfico sugiere la dirección V > N en golpear > golpe (‘acción y efecto de golpear’), mientras que la etimología parece apuntar en la opuesta: golpe (mediados del s. XIII) > golpear (finales del s. XV). El criterio formal sugiere el orden despejar > despeje; rechazar > rechace (incorporaciones recientes del lenguaje deportivo), pero regate > regatear, frente a regatear > regateo.
5.7e Se plantea también el problema de la dirección del proceso derivativo en el análisis del llamado SUFIJO NOMINAL CERO. No son unánimes las posturas acerca de si existe o no en el español de hoy un morfema derivativo tácito o nulo (Ø) que podría añadirse al paradigma formado por -a, -e, -o. En efecto, este sufijo se caracterizaría por suprimir la vocal temática del infinitivo, como sucede en los temas de presente y en los sufijos vocálicos descritos, pero, al contrario de estos, no añadiría ningún segmento fonológico al derivado, como se ve en los ejemplos que siguen:
desliz(a)(r) > desliz-Ø; disfraz(a)(r) > disfraz-Ø; don(a)(r) > don-Ø; perdon(a)(r) > perdón-Ø; retener > retén-Ø; son(a)(r) > son-Ø; sosten(e)(r) > sostén-Ø.
5.7f El criterio histórico suele coincidir en estos casos con el lexicográfico, ya que los sustantivos mencionados se documentan con posterioridad a los verbos con los que se relacionan, y los diccionarios también suelen ofrecer definiciones que apuntan en esta misma dirección. De acuerdo con el DRAE, desliz es la “acción y efecto de deslizar o deslizarse”; perdón designa, asimismo, la de perdonar, y sostén la de sostener (el DRAE no relaciona, en cambio, disfrazar con disfraz ni a la inversa). Por otra parte, los procesos desdeñ(a)(r) > desdén (V > N) o desdeñ- (tema de presente) > desdén serían esperables porque la palatal nasal /ɲ/ no aparece en español en posición implosiva. El proceso inverso (N > V) daría lugar a *desdenar, si bien esta es la dirección que podría deducirse de la definición lexicográfica (desdeñar ‘tratar con desdén’).
5.7g Desde el punto de vista de la morfología sincrónica, se presentan dos opciones en los casos que se acaban de mencionar. Una posibilidad es considerar que estas formaciones son deverbales y que el proceso derivativo hace uso, como se ha explicado, del sufijo nominalizador Ø paralelo a -a, -e, -o. En este análisis, el sustantivo español sostén-Ø contrasta con el italiano sostegn-o, al igual que desdén-Ø lo hace con el no muy usado desdeñ-o: Merecen el desdeño y el desprecio del Gobierno (Razón [Esp.] 16/12/2003). Otra opción es considerar que el sufijo Ø es anómalo en el sistema derivativo del español. Desde este segundo punto de vista, es pertinente el hecho de que los hablantes no suelan relacionar desliz con deslizarse, y también el que sea posible invertir las relaciones semánticas, es decir, entender perdonar como ‘conceder el perdón’; disfrazar como ‘poner un disfraz’ o desdeñar como ‘tratar con desdén’ (como hace el DRAE en el último caso). Esta opción proporcionaría el orden N > V, en lugar de V > N. Como se ve, la conveniencia de postular o no un sufijo derivativo Ø en español es una cuestión polémica que depende en gran medida de la relevancia que se dé a cada uno de los tres criterios que suelen aplicarse al problema de la dirección de los procesos derivativos.
5.8 Derivados participiales. Analogías y diferencias con otros sustantivos
5.8a Se forman en español un gran número de sustantivos masculinos y femeninos que presentan forma participial. Estos derivados se obtienen más frecuentemente de participios regulares, pero no se excluyen los irregulares:
SUSTANTIVOS FORMADOS SOBRE PARTICIPIOS REGULARES MASCULINOS:
De verbos en -AR: asado, cercado, llamado.
De verbos en -ER: cocido, parecido, tejido.
De verbos en -IR: añadido, batido, fundido.
SUSTANTIVOS FORMADOS SOBRE PARTICIPIOS REGULARES FEMENINOS:
De verbos en -AR: llamada, nevada, picada.
De verbos en -ER: amanecida, caída, crecida.
De verbos en -IR: huida, salida, subida.
SUSTANTIVOS FORMADOS SOBRE PARTICIPIOS IRREGULARES MASCULINOS:
De verbos en -ER: repuesto, roto, vuelto.
De verbos en -IR: cubierto, dicho, escrito, frito, impreso.
USTANTIVOS FORMADOS SOBRE PARTICIPIOS IRREGULARES FEMENINOS:
De verbos en -ER: propuesta, puesta (la puesta en escena), vista, vuelta.
De verbos en -IR: abierta, cubierta, descubierta.
En los dos últimos grupos no aparecen verbos de la primera conjugación, ya que en ella no se conocen casos de participios irregulares. Se descartan algunos candidatos posibles, como suelta (la suelta del ganado) o suelto (un suelto del diario), porque no se trata propiamente de participios. Estas voces no se usan, en efecto, con los tiempos compuestos: He {vuelto ~ *suelto}. Al mismo grupo pertenecen los antiguos participios truncos (§ 27.10f, g) que, sean o no préstamos, pueden nominalizarse: confeso (‘monje lego’), expreso (‘cierto tipo de café’), invento, manifiesto, pago, pasa (‘uva seca o pasada’), sujeto, etc. Véase también sobre este punto el § 5.8c.
5.8b El sustantivo participial caída, que aparece en la relación anterior, se refiere a la acción de caer o caerse (como en la caída del Imperio romano); por su parte, el sustantivo asado designa el efecto de asar algo y, en consecuencia, cierto alimento que resulta de esa acción. Existe una relación estrecha entre la naturaleza perfectiva del participio y el hecho de que sean tantos los nombres de efecto que corresponden a esta pauta. Aun así, el vínculo entre la base y el derivado se pierde en algunos casos, como sucede en otros procesos análogos. Es evidente que el sustantivo participial comprimido (en el sentido de ‘pastilla’) designa el resultado de comprimir y reducir a polvo ciertos ingredientes medicinales, pero se considera discutible que la estructura morfológica deba reflejar en casos como este la etimología de la palabra. Recuérdense sobre este punto los § 5.1ñ y 1.6d. En esta sección se mostrará que el sentido que adquieren los sustantivos participiales se ajusta generalmente a ciertos grupos léxicos y que el significado original de los participios pasivos se altera en todos estos procesos derivativos. Se entiende, por tanto, que la interpretación de expresiones como lo escrito, lo pasado, lo cocido, en las que aparecen participios pasivos, se obtiene de la sintaxis (§ 27.9), mientras que la de el escrito, el pasado, el cocido, que contienen sustantivos, procede del léxico, aun cuando se reconozcan en su organización regularidades como las que se explicarán en las páginas siguientes.
5.8c Los participios irregulares que pasan a ser sustantivos facilitan que se extienda este proceso a los derivados de verbos con los que comparten terminación. Así, los participios vuelto y vuelta pueden ser sustantivos, al igual que envuelto, revuelto, envuelta (‘cierta cámara en los globos aerostáticos’) y revuelta. Son sustantivos puesto y puesta, y también supuesto, repuesto, compuesto, impuesto y propuesta. Tiene origen participial el sustantivo bizcocho (lat. bis coctus ‘cocido dos veces’), que carece de estructura morfológica en el español de hoy. Se forman asimismo a partir de un participio los sustantivos conquista (del antiguo conquerir) y cosecha (derivado de collecta, participio de colligĕre), así como remesa, promesa y otras voces que no muestran en su estructura morfológica restos de su etimología.
5.8d Los sufijos -do y -da característicos de los sustantivos derivados de participios regulares siguen a la vocal temática: -a- en la primera conjugación (llam-a-do) e -i- en las otras dos (crec-i-da, part-i-da). Son distintos de los sufijos -ado y -ada (§ 5.9a-k), que forman derivados a partir de bases nominales. Muchas de estas voces expresan variantes de la noción de ‘efecto’, pero otras adquieren significados más amplios, como se verá en esta sección: cuchillada (< cuchillo); gamberrada (< gamberro); naranjada (< naranja). Unos morfólogos distinguen, como se hace aquí, entre el sufijo -da de lleg-a-da o sal-i-da (análisis que no considera parte del sufijo la vocal temática) y el sufijo -ada que incide sobre bases nominales, como en los ejemplos que se acaban de presentar (por tanto, cuchill-ada, no *cuchill-a-da). Otros entienden, por el contrario, que -ada debe considerarse un solo sufijo en todos estos casos. El problema se extiende a -ido/-ida, puesto que en coc-i-do se identifica la vocal temática de los participios de la segunda conjugación, mientras que en pit-ido (< pitar) o ladr-ido (< ladrar), que se relacionan con formas verbales de la primera conjugación, no aparece la vocal temática -a- que sería esperable. No se documentan, en efecto, las nominalizaciones *pitado y *ladrado. En los demás capítulos de morfología derivativa de esta obra, se opta por separar la vocal temática en los derivados verbales siempre que se reconoce (reprim-i-ble, rend-i-ción). Se mantendrá aquí este criterio, pero se señalarán los casos en los que se aproximan los significados obtenidos mediante unos sufijos y otros.
5.8e La diferencia entre las bases verbales y las nominales a la que se hizo referencia en el apartado precedente se pone de manifiesto en un gran número de derivados. De este modo, varios sustantivos que designan alimentos (apanado, empanada, empanizado, emparedado, enchilada, enfrijolada, entre otros) pueden considerarse sustantivos deverbales (por tanto, empared-a-do) o voces PARASINTÉTICAS formadas sobre una base nominal (por tanto, em-pared-ado). Son palabras opacas en la conciencia lingüística de los hablantes los sustantivos parasintéticos ensalada y ensaimada, el primero formado sobre sal y el segundo, sobre el catalán saïm (‘grasa’). Tienen base nominal los sustantivos almendrado, anisado, bizcochada, cebollada, limonada, macarronada, mantecada, mantecado, mondongada, naranjada y quesada, entre otros similares, a los que no puede suponérseles una base verbal (por tanto, limon-ada, ques-ada). Estos derivados no se consideran, por consiguiente, sustantivos participiales. La variante -eado se reconoce en litreado (de litro, no de *litrear), derivado no participial que da nombre en Chile a cierto vino vendido a granel: Se instalaban en la madrugada los puestos de pan amasado, mote con huesillos, pequenes y otros comistrajos criollos, amén de la chicha baya y del impenitente litreado (Hoy [Chile] 23/6/1997). La voz cacerolada, de creación reciente (§ 5.9i), se deriva del sustantivo cacerola, pero designa un evento (en concreto, cierta forma de protesta) aun no siendo un sustantivo participial. Véase el § 5.6n en relación con caceroleo. Entre los escasos nombres derivados en -ada obtenidos de participios cabe señalar fritada, tintada y bizcochada, pero solo la base del primero (frito) admite hoy tiempos compuestos.
5.8f La mayor parte de los sustantivos que designan alimentos, bebidas y diversos preparados culinarios son derivados deverbales:
CON LA FORMA DE PARTICIPIOS MASCULINOS: aguado (‘cierto guiso de arroz’), aporreado (‘cierto plato de cocina criolla’), arrollado, asado, batido, calentado (‘comida calentada’ por oposición a ‘recién hecha’ en el Perú), champurrado (designa diversas bebidas en la Argentina, México y otros países), cocido, combinado, derretido (un derretido de queso, en Cuba, Guatemala y otros países), embutido, empanado, empanizado, emparedado, envuelto (‘cierto plato con tortilla’), enrollado, estofado, frito (también refrito y sofrito), gratinado, guisado, helado, hervido, laminado, licuado, melado, montado, preparado, raspado (raspadilla en el Perú; equivale a granizado o granizada en México, gran parte de Centroamérica y algunos países caribeños), revolcado (‘cierto guiso’ en Guatemala), revuelto, salteado, sobado.
CON LA FORMA DE PARTICIPIOS FEMENINOS: bebida, comida, empanada (también empanadilla en España), enchilada, enfrijolada, garrapiñada, granizada, picada, sobada, tostada, untada.
Se ejemplifican a continuación algunos de estos sustantivos:
Los inyectaba en varios puntos con un batido de ajo, aceite y limón (Chavarría, Rojo); Me detengo en un pequeño café y pido un licuado de melón (Serrano, M., Vida); El agua quedó como champurrado de tanto lodo que traía (González, E., Dios); Compraba un raspado para mitigar la sed provocada por el sofocante calor (Prensa [Nic.] 21/4/1997); Imposible recibir a comer a amigos y darles tamales, pipián, revolcado, chipilines, chojín, tortillas (Cardoza, Guatemala).
El sustantivo guindado (‘licor de guindas’) tiene, en cambio, base nominal. Como es esperable, varios de los sustantivos mencionados designan alimentos diversos, preparados de formas igualmente distintas, a veces en el interior de un mismo país.
5.8g Las diferencias entre los sustantivos participiales masculinos y los femeninos son algunas veces meramente geográficas, pero afectan al significado en la mayor parte de los casos. Alternan en el español americano llamada y llamado en el sentido de ‘acción y efecto de llamar’, pero solo se usa el primero en el europeo. Para referirse al dinero sobrante al realizar un pago, se usa el vuelto en casi toda América, pero la vuelta en España, así como en Puerto Rico y otras zonas del área caribeña (las vueltas en Colombia). Las diferencias se circunscriben otras veces a áreas más restringidas, como entre zurcida (poco usado, pero registrado en México) y zurcido. Es general, en cambio, la diferencia entre sacudido (el sacudido de las alfombras) y sacudida (‘temblor, convulsión’). Se observa en algunos pares de este tipo que la variante participial en -ado designa la acción o el proceso que expresa el verbo (lavado, planchado, lustrado, barrido), mientras que la variante femenina (lavada, planchada, lustrada, barrida) se construye con un verbo de apoyo (dar, pegar, etc.) y singulariza el evento: dar una {lavada, planchadita, barrida, lustrada}. Existen, no obstante, algunas excepciones, puesto que en el Perú y otros países del área andina resulta natural decir La lavada de estos carros nos tomó toda la mañana. Se retomarán estas construcciones en el § 5.8o.
5.8h Las diferencias en la designación de los nombres de alimentos son esperables entre las distintas áreas lingüísticas e incluso en el interior de un mismo país. Es habitual una granizada de limón en parte de Andalucía (España), Bolivia, Guatemala y El Salvador, pero se prefiere un granizado de limón en otras muchas áreas o en ciertas zonas de esas mismas. El sustantivo mantecado designa varios productos en el mundo hispánico, no necesariamente coincidentes entre sí, ni tampoco con los que expresa la variante mantecada. Cabe decir lo mismo de enchilado y enchilada, sobado y sobada, melado y melada, batido y batida, y de otros pares similares. La proximidad morfológica tampoco anula la diferencia que existe entre partido (un partido de fútbol, it. partita) y partida (una partida de cartas). La relación semántica es más tenue entre puesta (puesta de sol, la puesta de la gallina) y puesto (‘lugar’); entre abierto (‘cierto tipo de torneo deportivo’) y abierta (‘apertura’ en Colombia, Nicaragua y otros países): la abierta de bandas para teléfonos celulares; o entre fregado (‘lío, enredo’, ‘acción de fregar’, además de adjetivo de persona) y fregada (‘mala pasada’ en México, El Salvador y Guatemala, entre otros países; ‘amonestación’ en Cuba); nevado (‘montaña de nieves perpetuas’, además de cierto dulce) y nevada (‘acción y efecto de nevar’), o roto (‘descosido, desgarrón’, pero ‘persona mal educada o soez’ en Chile) y rota (‘rumbo marino’, entre otros sentidos). Existen otros muchos pares similares cuyas diferencias explica el DRAE.
5.8i Los derivados participiales son especialmente frecuentes con algunos tipos de verbos, sobre todo en el español americano. Se obtienen muchos sustantivos femeninos a partir de verbos que expresan MOVIMIENTO o designan acciones que lo causan o lo conllevan, sobre todo cuando el verbo incorpora en su significado información acerca de la dirección de dicho proceso:
acometida, arrancada, arremetida, arribada, bajada, caída, crecida, embestida, entrada, escalada, estirada, huida, ida, llegada, pasada, quitada, salida, sentada, subida, venida, vuelta.
Se usa quitada en Chile con varios sentidos, entre ellos el de ‘requisa’: El pistolero los tapizó de plomo para evitar una quitada de drogas (Cuarta 1/12/2002). Se documenta asimismo en muchos países americanos acostada como ‘acción de acostarse’ (la acostada sin comer) o levantada como ‘acción de levantarse’: Recordé el trabajo del nuevo día, la levantada tan temprano (Balza, Mujer). Otros muchos sustantivos participiales de este grupo se usan en acepciones más restringidas de lo que cabría deducir del verbo del que proceden. El DRAE explica los sentidos particulares (no deducibles directamente del significado del infinitivo) que poseen avanzada, corrida, metida, movida, retirada, rodado y otros muchos sustantivos participiales. Así, por ejemplo, rodado designa un alud en Chile, un vehículo de ruedas en ese mismo país y en el área rioplatense, un golpe de béisbol en el área antillana y cierta faja en algunas partes de España:
El problema […] causaría una bola de nieve, cayendo desde la cima de los Andes, convertida en un rodado (Teitelboim, País); Una maniobra imprudente, protagonizada por quienes momentos antes habían sustraído un rodado, provocó un grave accidente en la ruta 36 (Clarín 3/7/1987); Bateó un rodado fácil al campocorto (Dedom 29/8/1996); Luego se manifestó el príncipe León con armas blancas sobre un rodado soberbio (Gómez Tejada, León).
5.8j Un gran número de sustantivos que expresan ‘efecto’ se obtiene de verbos que denotan procesos de CAMBIO DE ESTADO y, especialmente, ACCIONES que causan dichos cambios, ya que hacen referencia a actos de manipulación, transformación, etc. Repárese en que los verbos de los que se derivan muchos de los nombres de alimentos que se mencionaron en el § 5.8f indican precisamente estas nociones: asar, cocer, derretir, enrollar, envolver, freír, granizar, hervir, picar, etc. Entre los muchos derivados que pueden agregarse, cabe señalar los que designan acciones que se ejercen en concreto sobre los tejidos (acolchado, almidonado, bordado, encauchado, hilado, lavado, planchado, plegado, plisado, secado), sobre otras superficies (alfombrado, alicatado, alquitranado, asfaltado, bronceado, embaldosado, empapelado, empedrado, encalado, encerado, enlosado, enyesado, lijado, plastificado), sobre vidrios y metales (bruñido, cincelado, cromado, forjado, limado, niquelado, repujado, soplado, troquelado, vaciado) y sobre otras muchas cosas materiales: el revelado —o el retocado— (de una fotografía), el prensado (del papel), el calibrado (de una tuerca), el afinado (de un motor): Lo que se tiene que hacer es un afinado al motor (Salvador Hoy 1/4/1997). En algunos países se suele usar afinamiento con este sentido, mientras que es común reservar afinación para los instrumentos musicales.
5.8k Varios sustantivos participiales que constituyen nombres de acción expresan también ACTIVIDADES, tanto si proceden de verbos intransitivos en algunos de sus usos (tecleado, zapateado), como si se asocian con otros transitivos (grabado, empapelado). Muchos de estos sustantivos hacen referencia a técnicas, formas de artesanía y muy diversas especialidades profesionales: el cincelado, el embotellado, el encolado, el fileteado (‘cierta técnica ornamental’), el forjado, el grabado, el repujado o el vaciado. Más raro es que designen HÁBITOS, como sucede con fumado (‘hábito de fumar’ en Costa Rica y otros países centroamericanos): Existen además otros factores que aumentan el peligro de ataque, tales como el fumado, hipertensión, sobrepeso, diabetes, tensión y falta de ejercicio (Nación [C. Rica] 7/4/1997). Se usa con este sentido la fumada en México (Tienes que dejar la fumada), donde también se emplea la tomada con el sentido de ‘hábito de tomar’. En las Antillas se prefiere fumadera y tomadera con esta misma interpretación.
5.8l Algunos verbos de ESTADO también admiten derivados participiales. Es tenue la relación entre tener y tenida en todos los sentidos de este sustantivo que explica el DRAE. Más perceptible es la que existe entre estar y estado, o entre caber y cabida (‘capacidad’); entre parecer y parecido (‘similitud’); entre significar y significado o entre contener y contenido, que significa ‘lo que se contiene o está contenido dentro de otra cosa’. En el español antiguo se usaba pertenecidos en un sentido similar al que hoy tiene pertenencias, es decir, ‘lo que pertenece a alguien o algo’: […] y medio molino de Barrutia con sus pertenecidos y los demás bienes aderentes que compré en venta judicial (Zabaleta Zabala, Tes tamento). Se relaciona con el uso estativo del verbo tapar (Una enorme roca tapaba la entrada de la gruta) el sustantivo deverbal tapado, que en el área andina se usa para referirse a un tesoro enterrado.
5.8m Son muy numerosos los sustantivos participiales que nombran tanto ciertas acciones como sus efectos, casi siempre materiales. Se obtiene la interpretación de conjunto (§ 6.13g) en muchos de estos casos. Así, el alfombrado de una habitación puede aludir al proceso de cubrirla de alfombras, pero también a la alfombra o al conjunto de alfombras que la cubren. En varios países centroamericanos, se denomina engramillado (de engramillar ‘cubrir con gramilla’) al césped que cubre un campo de juego: El engramillado del campo de fútbol está en buenas condiciones (Hora 4/12/2002), además de al proceso de cubrirlo. Designan asimismo acciones y efectos acolchado, alicatado, asfaltado, bordado, encauchado, encerado, etiquetado, forjado, grabado y otros muchos sustantivos que se citaron en los apartados precedentes.
5.8n Es esperable que existan restricciones léxicas, además de geográficas, en los procesos que se mencionan. Así, no se suele usar el secado en el sentido de ‘lo que se seca’, sino en el de ‘el proceso de secar algo’. En cambio, el lavado puede significar ‘la colada’ (en el sentido de ‘el conjunto de ropas que se llevan a lavar’) en las áreas centroamericana, andina y rioplatense. Algo más general es el uso de el planchado en el sentido de ‘conjunto de ropa que se plancha’. Análogamente, el sustantivo aplanado designa cierto conjunto de materia aplanada en El piso era de tierra apisonada y eventualmente de aplanado de cal (Ruz, Mayas). Se ha observado que existen notables diferencias entre los sustantivos participiales en lo relativo a la extensión de las acciones a los efectos. Así, comida designa la acción y el efecto de comer, pero bebida está muy restringido para expresar la acción de beber. No se dice durante la bebida, pero se usa a veces bebida por ingesta de líquidos, como en Es igualmente peligroso aconsejar la bebida de grandes cantidades de agua (Grande Covián, Nutrición). No se suelen emplear como nombres de acción listado, pescado o pintada, pero el último admite esa interpretación en la Argentina: durante la pintada. Otros sustantivos, como cocido, están asimismo restringidos desde el punto de vista geográfico en esa interpretación: Se produce mediante el cocido de dos tipos de piedra caliza y barro (Nuevo Día [P. Rico] 23/10/1997). Cuando el sustantivo participial es compatible con las dos interpretaciones, el contexto sintáctico ayuda a elegir entre ellas. Por ejemplo, el sustantivo picada designa un conjunto de cosas picadas en Cuando pase un cuarto de hora se le añade una picada, cazalla y páprika (Vanguardia [Esp.] 2/12/1995); pero se refiere a cierto evento (picadera en Puerto Rico y otros países) en Estos bollitos son para toda ocasión: un desayuno de domingo, un té completo o una picada informal si caen amigos por sorpresa (Botana, Recetas), y también cuando designa cierta carrera de autos, como en la Argentina: Los fanáticos de las picadas callejeras “cuelgan” sus “hazañas” (Clarín 11/4/2007).
5.8ñ Algunos sustantivos participiales de acción que tienen el mismo significado en el español americano y en el europeo admiten más complementos en el primero. Así, se dice la traída de aguas en España, donde raramente se usa traída con otros complementos. En cambio, en el español americano se documentan también expresiones como la traída de expertos, la traída de sus restos mortales, entre otras:
La traída de los futbolistas […] (Prensa [Hond.] 5/10/2000); Coincidieron en calificar “de lesivas al interés nacional” la traída de carne de pollo y derivados del cerdo (Listín Diario 17/7/1997); Me nació por primera vez la idea de montar este negocio de la traída de dólares (Semana 15/10/1996), etc.
Similar facilidad para la adaptación contextual posee llevada:
Los primeros datos documentales de la llevada de la planta de tabaco a Europa […] (Ortiz, Contrapunteo); Verán cómo se repite en nuestra desdichada patria lo de Cambodia: el cierre de las ciudades y la llevada de la población hacia el campo (Américas 8/4/1997).
5.8o Los sustantivos participiales femeninos se combinan productivamente con los verbos llamados DE APOYO o SOPORTE (§ 1.10k) para dar lugar a locuciones verbales, como se adelantó en el § 5.8g. Estos verbos, entre los que están dar, hacer, echar, tomar, pegar y algunos más, expresan la manifestación o la realización del contenido léxico del sustantivo abstracto que aparece en su complemento, como en dar un paseo, que equivale aproximadamente a pasear. No obstante, estas equivalencias son relativas. No son sinónimas expresiones como viajar y hacer un viaje, o respirar y tomar un respiro. Usados sobre todo con el artículo un, los sustantivos participiales expresan en estos contextos acciones puntuales o delimitadas, y muy a menudo también breves, ocasionales o circunstanciales. No equivalen, pues, leer un texto y dar una leída a un texto: ¿No sería prudente que le dierais una leída antes del estreno? (Larreta, Volavérunt). Tampoco son del todo equiparables escapar y hacer una escapada, o mirar y echar (también dar o pegar) una mirada. En la mayor parte de los casos, estas construcciones son propias de los registros informales. La pauta con la que se construyen se conoce tanto en el español europeo como en el americano, pero es más productiva en este último:
Oteyza había descorchado una botella y de tanto en tanto le daba una chupada al gollete (Mujica Lainez, Aquí); El político de izquierda pidió que se “pegue” una revisada a todo el cuerpo diplomático para tener consignado quién representa al país (Salvador Hoy 3/9/1996); Les ha de decir que echen una bailadita sobre la tabla (Lyra, Cuentos); Cuando entraste a llamar por teléfono, o a echar una meadita, en ese café del Kudam, hará unas tres semanas (Edwards, Anfitrión); Desde la escalera echó una ojeada a la sala (Vargas Llosa, Conversación); Ahí lo dejé, camino al Panteón, sin que una sola muchacha se dignara pegarle una miradita (Bryce Echenique, Guía); Nos dimos una hartada de higos y uvas (Guevara / Granado, Viaje).
5.8p Los derivados que se mencionan alternan a veces con otros en estos mismos contextos, como en pegarse una atracada ~ darse un atracón, aunque raramente en las mismas áreas lingüísticas. Así, se usa el sustantivo pitada en el español chileno, rioplatense y andino: Da una pitada a su cigarrillo y lo tira entre las llamas (Saer, Limonero). Corresponde a calada en el europeo, a cachada en el cubano: Le di una cachada al cigarrillo y noté que mis dedos sudaban (Díaz Martínez, Piel), y a otros derivados análogos (chupada, piteada, fumada) en estos mismos países o en otros. Se usan frecuentemente con esta pauta un gran número de sustantivos participiales en el español conversacional americano, como en echarse con alguien una platicada (también una conversada) en México y parte de Centroamérica (un conversado en la República Dominicana); dar a alguien una ayudada; dar o tener una almorzada; dar a alguien una visitada; echarse, pegarse o darse (según los países) una matada (‘caerse’) en buena parte del área caribeña y de la andina. También se documentan darse una dormida, darle a alguien una pateada, darse una caminada, ponerle una calentada a alguien (‘pegarle’), entre otras muchas expresiones similares:
Me iba a soltar mi platicada; más bien a hablar solo, como con la pared (Flores, Siguamonta); Antes de ir al conuco mientras echaba un conversado, bebía café con mis padres (Suárez, V., Toñito); Dale una visitada y comenta tu experiencia (Universal [Méx.] 24/2/2007); Estuve dos años haciendo peralte y también lo dejé porque me eché una matada (CREA oral, Venezuela).
Estos sustantivos no se usan únicamente con verbos de apoyo, pero esta es la construcción más frecuente en la que aparecen:
Cuatro noches pasé en el cuarto de Carlos, escapándome cuando Andrés se dormía, pretextando el catarro de Checo y la conversada con Lili hasta muy tarde (Mastretta, Vida); Dicen que una caminada es buena para bajar el soroche (Bayly, Días); Lo importante era largarse de ahí lo antes posible. Una buena dormida, un buen baño, y largarse (Bryce Echenique, Martín Romaña).
5.8q Como se comprueba en los ejemplos citados, una característica notable de la construcción con verbo de apoyo es que permite singularizar los eventos, más exactamente construir grupos verbales delimitados (echar una mirada, dar una chupada) con verbos que denotan actividades (mirar, chupar), es decir, nociones inherentemente durativas. Las diferencias son menores cuando los verbos expresan efectuaciones o realizaciones (§ 23.3 y 23.4), como leer o revisar, que designan acciones delimitadas (leer un artículo, revisar el texto). La construcción que ahora se analiza (dar una leída al artículo, pegarle una revisada al texto) se asemeja a la que se obtiene con otras nominalizaciones (hacer una lectura del artículo, realizar una revisión del texto) en su carácter delimitado, pero se diferencia notablemente de ella en el registro conversacional al que aquella pertenece. Existen algunas excepciones, puesto que hacer una entrada o hacer su entrada (El tren hará su entrada en la vía 2) corresponde a un registro más formal que entrar. Desde el punto de vista sintáctico, cabe añadir que los verbos mencionados son compatibles con los contextos durativos (Estuve leyendo el libro durante toda la tarde; Miraba la televisión durante horas y horas), mientras que la construcción con «verbo de apoyo + sustantivo participial» es característica, como se ha explicado, de los contextos puntuales.
5.8r Unos pocos nombres participiales de efecto designan INFORMACIONES o CONTENIDOS VERBALES, como en un desmentido (‘una información desmentida’), un comunicado, un enunciado, un cumplido (derivado de cumplir, pero débilmente relacionado con él), un añadido o un trascendido. El último se usa en el Río de la Plata y algunos países andinos en el sentido de ‘información que ha trascendido’: Según un trascendido, la presidenta del Congreso llamó desde Beijing insistiendo en su pedido (Caretas 14/9/1995). En México y algunos países del área caribeña se emplean echada y hablada en el sentido de ‘chisme’, y también en el de ‘fanfarronada’, como en Pensé que eran habladas de borracho (García Márquez, Crónica).
5.8s Designan INSTRUMENTOS, RECURSOS y otras cosas materiales en alguna de sus interpretaciones los sustantivos arado, certificado, visado, entrada, tapado (‘cierto abrigo’ en las áreas andina, rioplatense y chilena, entre otras interpretaciones), además del citado rodado, que puede asociarse con rueda (‘provisto de ruedas’) y con rodar, y del sustantivo acoplado (‘vehículo de remolque’ en el español rioplatense): El camión que guiaba impactó contra el acoplado del otro rodado (Nueva Provincia 6/10/1997). Los sustantivos participiales con significado de PERSONA (un empleado, un enviado especial) se describen en el § 6.11a; los de LUGAR (cercado, entrada) se consideran en el § 6.13j, así como los que se refieren a TIEMPO (amanecida, madrugada: § 6.13k) o GRUPO (articulado, enramada, millonada, seleccionado: § 6.13g, h). El sustantivo mirada es relativamente excepcional entre los derivados participiales por cuanto admite con naturalidad la interpretación de MANERA en expresiones como Tenía una mirada vivaz. La interpretación de manera, que es rara en los demás sustantivos participiales, se extiende en Guatemala, El Salvador y otros países centroamericanos al sustantivo hablado (‘modo de hablar’): Su hablado era un poco diferente. Se conocía que no era guatemalteco (Burgos, E., Rigoberta).
5.9 Los sufijos -ada, -ado, -ido, -ón y -era
5.9a Se explicó en los § 5.1c y ss., y 5.8b, j que los nombres de efecto suelen ser derivados verbales (licu-a-do < licuar), si bien muchos derivados nominales en -ado y -ada se asimilan indirectamente a ellos (naranjada < naranja), en el sentido de que dan lugar a interpretaciones semánticas relativamente similares. Forman un grupo numeroso los derivados nominales en -ada que designan GOLPES y otras acciones y movimientos repentinos o impetuosos que se les asimilan. El sustantivo del que se derivan denota en casi todos los casos aquello con lo que se da el golpe, como en cuchillada, estocada, lanzada, pedrada, puñalada. Con nombres de partes del cuerpo de las personas o de los animales se forman dentellada (del antiguo dentella, derivado de dentellar, pero asociado hoy con diente), manotada (de manota, pero asociado con mano), uñada, cornada, puñada, patada (se usó también pernada como ‘golpe con la pierna’), cabezada, picada (de pico), así como pechada y panzada, que tienen usos literales y figurados. De tarasca (‘boca grande de animal’), usado en Chile y algunos países caribeños y centroamericanos, se deriva tarascada (‘mordedura violenta’). La relación con la base se pierde en algunos de estos derivados, como entre guantada y guante, puesto que no es necesaria tal prenda para dar ese tipo de golpe.
5.9b Predomina en muchos de estos sustantivos el sentido de ‘efecto’ sobre el de ‘acción’. Una de las manifestaciones del primero es la interpretación de HERIDA, tanto en los derivados de base nominal (La cuchillada que tiene en el costado es grave), como en los de base verbal: Me di (o me pegué) una hincada en un dedo, en las áreas caribeña continental y andina; Se dio (también, se hizo o se pegó, según los países) una matada en la escalera, en los países del Caribe continental y en algunos centroamericanos y andinos. De corte (‘filo’) se deriva cortada, que da nombre en gran parte de América a la herida que produce un instrumento cortante, a veces en alternancia con corte. Solo unos pocos nombres de golpe designan el que se da en un lugar, por oposición al que se da con algo: cachetada, trompada (en casi toda América), culada, pescozada (también pescoceada). El sustantivo costalada parece derivarse de costal. Los sustantivos que se ejemplifican a continuación pertenecen a estos dos últimos grupos:
Ulises le saltó encima y le dio una cuchillada certera en el pecho desnudo (García Márquez, Eréndida); Se acercaba a él rugiendo, bramando y dispuesto a zampárselo de un bocado o a deshacerlo de una uñada (Pardo Bazán, Pazos); Tea quedaría con la frente marcada de lado a lado y mi mujer con una cortada profunda cerca del ojo izquierdo (Chávez, Batallador); Aguantando el sufrimiento volvía a salivar, sonreír y dar otra tarascada (Jodorowsky, Pájaro); Antes de que desenvaináramos, de una estocada tendieron a Crispi (Mujica Lainez, Bomarzo); Y tú —se dirigió a Gil con una pescozada—, ¿tampoco conoces a la marimerlina? (Landero, Juegos); Bailoteaba en medio de la pieza amachambrando una botella y cascándose alguna que otra costalada contra los muros y enseres (Ayerra, Lucha); Le habría tumbado de una puñada (Faner, Flor); ¡De una sola manotada tumba un toro! (Maldonado Pérez, Latifundios); Uno de ellos le asestó una trompada en pleno rostro (Sánchez, H., Héroe).
5.9c A partir de costalear (‘golpear, castigar’) se forma en varios países centroamericanos costaleada (‘golpiza, castigo’). El sustantivo bofetada (del antiguo bofete ‘soplido’) no se considera voz derivada en el sistema morfológico del español actual. Son escasos los derivados en -ado que designan golpes, como bocado (‘mordisco’). En la lengua antigua poseían más vitalidad empellada, empujada, pescozada o tirada que los actuales empellón, empujón, pescozón o tirón, de significado no siempre equivalente. Sobre el sufijo -ón con los nombres de golpe, véanse los § 5.9ñ y ss. La alternancia se produce otras veces entre -ada y -azo, como entre martillada y el más general martillazo: Un tal cerrajero como vos, que con cada martillada mudáis las guardas a la llave de la verdad […] (Pineda, Diálogos). Se usa también martillada como ‘conjunto de martillazos’ en el español de Costa Rica y de otros países centroamericanos. Alternan igualmente cachada (de cacha ‘mango de cuchillo’) y cachazo; mecatada (de mecate ‘cierto tipo de cordel’) y mecatazo. Existe también mecateada (de mecatear), que significa ‘paliza’ en el área centroamericana.
5.9d Con escasas excepciones, los sustantivos mencionados poseen BASE NOMINAL: cuchillo > cuchillada; machete > machetada; pala > palada; puñal > puñalada, etc. Tienen, en cambio, BASE VERBAL algunos nombres que expresan golpes, así como ciertas acciones generalmente impetuosas: punzada (< punzar); arañada (< arañar); empujada (< empujar); rasgada (‘desgarrón, rasgadura’), usado en las áreas mexicana, centroamericana y antillana, o picada: Duele menos que una picada de mosquito (Allende, Ciudad). Cabe agregar dejada (< dejar), empleado frecuentemente en la lengua deportiva actual para designar cierto golpe del tenis. Recuérdese que algunos de los sustantivos deverbales que se analizaron en los apartados precedentes (§ 5.8i y ss.) se caracterizan por designar movimientos bruscos o repentinos: acometida, arrancada, embestida, frenada, sacudida, etc., lo que los acerca a los sustantivos que ahora se examinan. Se usa asimismo estremecida en el área caribeña: Poco después cedió por la fuerte estremecida del sismo y se derrumbó (Panamá América 1/8/2002). Del verbo vaciar, en el sentido de ‘reprender duramente’, se deriva vaciada, que significa ‘lección, reprimenda severa’ en el Caribe continental: Tremenda vaciada les dieron por radio, prensa y televisión (Tiempo [Col.] 4/9/1996).
5.9e Otros sustantivos deverbales que designan acciones repentinas y generalmente bruscas son espantada (de espantarse) y agarrada (‘pelea’, de agarrarse) en alternancia con agarrón (véanse los § 5.9ñ y ss.). Es nombre de efecto lastimada (< lastimar), que se emplea en el sentido de herida (Tengo una lastimada en la pierna) en zonas de México y las Antillas (a veces en alternancia con lastimadura, que se prefiere en las áreas rioplatense y chilena). Es más frecuente lastimado (Tengo un lastimado en la rodilla) en el área andina. Puede tener base nominal o verbal el sustantivo insultada, que se usa en el español conversacional de México y de las áreas centroamericana y antillana: Merece una insultada y más (Prensa [Hond.] 19/6/2007). De calentar(se) o de caliente se deriva calentado (‘romance, relación amorosa’), voz propia del Perú y otros países andinos: Si yo me entero que hay un calentado entre la trepadora calientahuevos de Patty y usted, lo hago despedir en el acto, Balbicito (Bayly, Días). Los sentidos figurados del concepto de ‘golpe’ característicos del sufijo -azo (§ 5.10) están presentes asimismo en -ada, aunque esta pauta posee una vitalidad algo menor. Así pues, tienen sentido general de acción brusca y violenta algunos sustantivos derivados con -ada, como alcaldada, cuartelada o fujimorada, entre otros similares:
Tardaron en comprender que se trataba de una simple alcaldada (Feo, Años); Interrogaron al general Perón en Madrid sobre la cuartelada que acabó con el gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen (Martínez, Perón); La tractorada de Badajoz no logró sus fines (ABC 6/12/1997); En Yugoslavia Milósevic pretendía una fujimorada (Caretas 12/12/2000); El PSOE acusa al ejecutivo de realizar una burocratada (País [Esp.] 9/4/2001).
5.9f Los sustantivos en -ada derivados de nombres de persona reciben típicamente la interpretación de ACTO PROPIO o CARACTERÍSTICO de alguien, como en gamberro > gamberrada; canalla > canallada. Esta clase de derivados en -ada se extiende a los denominales formados sobre propios (Quijote > quijotada; Berlanga > berlangada) y a los derivados de nombres de animales, sobre todo cuando el sustantivo de la base admite una lectura figurada en la que se refieren a seres humanos (ganso > gansada; burro > burrada). Destacan en este último grupo los derivados a partir de los nombres que recibe el cerdo: cerdada, chanchada, cochinada, gochada, guarrada, marranada. Esta interpretación, de acto propio o característico, se da muy frecuentemente con los adjetivos sustantivados que admiten el llamado UN ENFÁTICO (§ 15.5), como en tonto (un tonto) > tontada. A este grupo pertenecen también bobada o pendejada.
5.9g El sentido depreciativo que caracteriza a muchos de estos derivados se asocia a sus mismas bases, como en babosada, barrabasada, bravuconada, bufonada, canallada, gamberrada, mamarrachada, putada, etc. Pertenece también a este grupo patochada (de patoso, con palatalización y africación de la /s/), que posee la variante con metátesis pachotada en varios países americanos: Le cuentan algún chiste, alguna pachotada sobre un personaje político o un artista (Souza, Mentira). Tienen asimismo sentido negativo los derivados de ciertos adjetivos y sustantivos gentilicios aunque no lo posean las bases léxicas de los que se forman. Así, una españolada es un dicho o un hecho en el que se exagera lo español, de manera que queda caricaturizado a ojos del que lo percibe. Lo mismo cabe decir de una mexicanada (mexicaneada en el área rioplatense), una gringada, una boricuada (de boricua ‘puertorriqueño’) y otros derivados similares, si bien se prefiere -dera con este sentido en México (una gringadera; véanse los § 6.8a y ss.). Aparecen ejemplificados a continuación algunos sustantivos de este grupo:
Podría parecer una españolada clásica (Universal [Ven.] 8/9/1996); El poema, pues, era eso, una americanada muy buena, llena de tópicos inefables y magníficos (Díaz-Cañabate, Historia); […] —y a Jaime Rafael que se le escapa la mexicanada presagiosa— (Leyva, Piñata).
5.9h Adquieren también sentido negativo los derivados niñada y cadetada, aunque no lo posean las bases léxicas de las que se forman. Lo adquiere a veces quijotada, aunque predomina en este sustantivo la referencia a lo pintoresco o lo inusitado: Don Francisco Valdés hizo la quijotada de entrar con pocos hombres, en 1824, para hacer la revolución (Baroja, Vuelta). Sin embargo, tienen frecuentemente sentido positivo machada en el español europeo o gauchada en el rioplatense, chileno y andino:
La machada de eliminar al Anderlecht se hizo el año pasado con el mismo entrenador (País [Esp.] 1/12/1985); Como premio por la gauchada de remolcar un vehículo por más de 150 kilómetros, le regalan a Le Chien (Clarín 23/9/2004).
Aun así, determinados contextos apoyan una interpretación negativa de estos términos, como puede observarse en el ejemplo que sigue: Ha debido dar paso ya a consideraciones más sobrias sobre las consecuencias de su machada (País [Esp.] 1/6/1987).
5.9i El sustantivo chulada se usa como ‘acción propia de un chulo’: Será una bravuconería, una chulada trujillista para amedrentarte (Vázquez Montalbán, Galíndez), pero también como derivado del adjetivo chulo (‘lindo, bonito’): La casa entonces era una chulada (Hayen, Calle). Se forman con -ada menos sustantivos que con -azo (§ 5.10) para designar manifestaciones, pronunciamientos y otras actuaciones públicas, pero cabe señalar entre los de base verbal pitada, sentada y silbada (en México), y entre los de base nominal cacerolada, javierada (que se usa para referirse a cierta peregrinación en España) y pañolada: Se produjo un probable penalti […] que el colegiado no señaló, decisión que provocó una pañolada en la grada (Diario Vasco 11/1/2001).
5.9j Forman una serie numerosa los derivados nominales en -ado y -ada que constituyen NOMBRES DE MEDIDA o DE CONTENIDO, como cucharada, que significa aproximadamente ‘lo que cabe en una cuchara’. Aunque estos sustantivos no se derivan de verbos, coinciden con los nombres de efecto en que expresan magnitudes abarcadas o contenidas y, por tanto, resultados de alguna medición: alcuzada, baldado, brazado, camionada, canastada, carretada, cestada, cubetada, puñado, sartenada. En El Salvador, Honduras, Nicaragua y otros países centroamericanos se usan en este mismo sentido guacalada (‘lo que cabe en un guacal’), bolsada (‘lo que cabe en una bolsa’), matatada (‘lo que cabe en un matate’) o costalada (‘lo que cabe en un costal’). En las áreas centroamericana y caribeña se registran vasado (< vaso), sacado (< saco), platado (< plato; platada en El Salvador) o pañuelada (< pañuelo). Varios sustantivos de este grupo admiten un uso literal y otro extendido o figurado. Así, la expresión un puñado de arroz designa aproximadamente la cantidad de arroz que cabe en un puño, y en Vienen por la vereda arrastrando una carretada de heno (Rojas, C., Hidalgo), carretada denota la cantidad de heno que cabe en una carreta. En cambio, en un puñado de años o un puñado de hombres se habla de cierto número indeterminado de ellos, y en […] una carretada de ofensivos calificativos (Excélsior 13/9/1996) se hace referencia a un elevado número de tales improperios. He aquí otros ejemplos de los sustantivos de este grupo:
Un puñado de jóvenes enardecidos de pronto en santo ardor patriótico […] llenó la calle (Sánchez Ferlosio, Homilía); Los parientes del novio, luego que daban los parabienes a la nueva pareja, dejaban su regalo de boda; aquellos una pañuelada de huevos, estos un par de pollos cañamazos o un marranito (García Monge, Moto); […] mientras se toma un vasado de aguas milagrosas del Tolima (Tiempo [Col.] 3/7/2007); La publicación cayó como un baldado de agua fría (Tiempo [Col.] 24/9/1996); Mientras tanto saca la sartenada de migas y la planta en medio de la mesa (Sampedro, Sonrisa); Hacen de sus piezas del primer Parnasse una cestada de frutas matinales (Rodríguez Alcalá, Ensayos); Yo ese día me vine como a las siete y media de la noche, con un sacado de verduras (Tribunal Tachira, Audiencia).
5.9k Está perdida en parte la relación entre boca y bocado en la interpretación de este último como nombre de medida. Por el contrario, a pesar de que bocanada (distinto de boqueada) procede de bocana, se asocia hoy con boca, igualmente como nombre de medida (§ 12.5): una bocanada de humo, una bocanada de aire fresco, o en Al salir a la calle oscura, Lavinia aspiró una gruesa bocanada de aire (Belli, Mujer). No expresan contenido, pero son nombres de medida rebanada (< rebanar; una rebanada de pan), mascada (< mascar; una mascada de tabaco), o granizada:
La primera [mano] lleva en el pulgar un poco de rapé, la segunda una pipa, la tercera una mascada de tabaco (González, R., Habano); Explotó en una granizada de aplausos tan atronadores que la sala se hubiera venido abajo (Teitelboim, País).
Este uso de granizada se registra en Chile y en México, entre otros países. Sobre los nombres colectivos en -ada (boyada, vacada), véase el § 6.13h. En relación con la variación léxica en los nombres de medida, véanse los § 12.6c y ss.
5.9l Con el sufijo -ido se crean muchos derivados verbales que designan RUIDOS o SONIDOS. Estos sustantivos se forman suprimiendo la vocal temática del verbo, como en ladr(a)(r) > ladrido, si bien los de la tercera conjugación funden la -i- de -ido con la vocal temática: lat(i)(r) > latido (recuérdese el § 5.8a). Casi todos proceden de verbos de la primera conjugación; se registran algunos de la tercera y muy pocos de la segunda. Los sustantivos que se mencionan a continuación pertenecen a este grupo, pero algunos son poco usados o están restringidos a ciertas áreas:
DERIVADOS DE VERBOS EN -AR: aullido, balido, berrido, bramido, bufido, chasquido, chiflido, chillido, chirlido, chirrido, chistido, chuflido, estallido, explotido, garlido, graznido, hipido, ladrido, llorido, maullido, pitido, piulido, pujido, quejido, rechinido, rebuznido, relinchido, resoplido, restallido, ronquido, roznido, silbido, soplido, toquido, zumbido.
DERIVADOS DE VERBOS EN -ER: sorbido, tañido, tosido.
DERIVADOS DE VERBOS EN -IR: crujido, gañido, gemido, gruñido, latido, mugido, plañido, rugido, zuñido, zurrido.
Las alteraciones morfofonológicas son muy escasas en estos derivados. Se dice berrido y chasquido (no *berreído y *chasqueído) porque estos sustantivos proceden de berrar y chascar respectivamente (menos usados que berrear y chasquear). Se funden las dos íes que confluyen en chirri(a)(r) + -ido > chirrido. Se piensa que puede haber influido en la extensión de este sufijo la existencia del derivado sonido (de sonar). La noción de ‘sonido’ se aplica en un sentido amplio a los nombres de este grupo, ya que muchos de ellos (balido, crujido, latido, quejido, etc.) expresan acciones cuyo efecto inmediato es una determinada emisión sonora.
5.9m El sufijo -ido ha dejado de ser productivo en el español europeo. En el americano ha creado varios neologismos, como los mencionados llorido, rebuznido, toquido (‘ruido que se hace al tocar’, usado en el área mexicana y centroamericana) o chiflido (de chiflar ‘silbar’). Los sonidos denotados por los sustantivos de este grupo pueden ser continuos (aullido, balido, chirrido, pitido, silbido, zumbido) o puntuales (chistido, estallido, gemido, graznido, ladrido, toquido), pero son algo más numerosos estos últimos. Del verbo pujar, que expresa la acción de emitir una persona ciertos sonidos entrecortados, se deriva pujido, usado en las áreas mexicana, centroamericana y caribeña, además de en Bolivia: Arrastraba las palabras y detenía algunas frases entre pujido y pujido (Azuela, A., Casa). Desde el punto de vista del aspecto léxico, los verbos de los que se derivan estos sustantivos se consideran SEMELFACTIVOS (§ 23.3v). Así, al igual que toser designa uno o varios eventos consecutivos, también ladrar es compatible con ‘dar un ladrido’ y con ‘dar ladridos’, gemir con ‘emitir un gemido’ o con ‘emitir varios gemidos’, etc. Se ejemplifican a continuación algunos de los sustantivos que pertenecen a este grupo. Como en otros paradigmas descritos, no todos ellos son igualmente conocidos en todas las áreas hispanohablantes:
Primero fue un ronquido sordo (García Márquez, Hora); Lanzó un resoplido y se sentó sobre el taco del árbol (Gasulla, Culminación); Levantó la cabeza y escuchó el zumbido de lámparas de dibujo, las conversaciones de los aprendices, el tintineo de las tazas de café, el ronroneo del aire acondicionado (Belli, Mujer); Dudó en entrar y finalmente decidió llamar a la puerta con un leve toquido (Chao, Altos); Se escucha un fuerte rebuznido de un burro en las cercanías (Cinco 31/7/2007); El relinchido del “Potrillo” se convirtió durante dos noches consecutivas en el centro de atención de los duranguenses (Siglo Durango 30/7/2007); Cuando alguien está por morir se oye el chistido de una lechuza (Ocampo, Cornelia); Parece el llorido de un niño (Martín Campo, Carreteras).
5.9n Son muy escasos los derivados denominales en -ido que designan sonidos, como torido (< toro): Cuando el perrito los ha visto a los ratoncitos, pega un salto y da un torido (Vidal Battini, Cuentos). Como se ha explicado, estos derivados deverbales son en su mayor parte nombres de efecto, puesto que los sonidos pueden verse como los resultados de la acción de emitirlos. Junto al sustantivo sorbo, se registra sorbido. El primero es un nombre de medida, mientras que el segundo —usado en México, Centroamérica y el Caribe continental, y también en parte de las áreas andina y rioplatense— expresa la acción de sorber, pero también el sonido que produce: Cielito sollozaba […] entonando a media gárgara de llanto La Magnífica, seguida de jaculatorias y sorbidos de mocos y padres nuestros (Aguilar Camín, Golfo). Alternan sorbido y sorbida en el Uruguay. Junto a canto se registra cantido en México y en algunos países centroamericanos (entre ellos Honduras), también con énfasis similar en la manifestación sonora: El hombre feliz cantaba, y en su cantido decía: “Ojos que te vieron ir…” (en tono de sol) (Mojarro, Yo). No es voz derivada en la morfología española vagido (del latín vagītus, derivado de vagīre ‘gemir’).
5.9ñ El sufijo -ón, heredero del latino -ĭo, -iōnis, forma sustantivos derivados de verbos: abollón, apurón, bajón, estirón, reventón, tirón, entre otros. Era poco frecuente en la lengua antigua, pero los nuevos derivados fueron apareciendo a partir de las escasas formaciones originales: tirón y rozón (s. XII), bajón (s. XIII), empujón, rasgón o torzón (s. XV). El sufijo -ón se distingue de -ón/-ona (heredero del latín -o, -ōnis), que forma aumentativos: espada > espadón; casa > casona. Este sufijo se estudia en los § 9.7a y ss. Se forman con -ón cierto número de sustantivos que designan golpes y otras acciones impetuosas o repentinas: agarrón, empujón, jalón, resbalón. Proceden de verbos de la primera conjugación, con muy escasas excepciones (sacudir > sacudón; zambullir > zambullón). He aquí algunos ejemplos de este paradigma (como antes, no usados por igual en todas las áreas hispanohablantes):
acelerón, achuchón, agarrón, apretón, apretujón, atracón, bajón (distinto de bajonazo ‘estocada baja’), borrón, chiflón, desgarrón, desollón, empellón, empujón, encontrón, enganchón, estirón, jalón, lastimón, limpión, pisón (también pisotón), rasgón, refregón, resbalón, restregón, reventón, revolcón, rozón, sacudón (‘sacudida’), tentón, tirón, trasquilón, tropezón, zambullón (en algunas zonas de las áreas caribeña y andina).
Cabe agregar machucón (de machucar ‘golpear’, que significa ‘pisotón’ en Nicaragua, pero ‘cierto lance del béisbol’ en Cuba) y retortijón (retorcijón en la Argentina, sin relación con retortijar o retorcijar ‘retorcer’ en la conciencia lingüística de muchos hablantes). Las alteraciones morfofonológicas son escasas en este grupo. Se dice borbotón en lugar de *borboteón porque el sustantivo procede de borbotar, menos frecuente que borbotear. El derivado relumbrón (de relumbrar) se usa sobre todo en la locución adjetival de relumbrón. Es locución nominal la expresión apretón de manos.
5.9o Los sustantivos mencionados en el apartado anterior son derivados verbales. Entre los sustantivos en -ón derivados de nombres destacan los que designan golpes dados con una parte del cuerpo, o bien recibidos en ella, como guantón y manotón (ambos usados en las áreas chilena y rioplatense), además de capitón (registrado en Salamanca, España), molondrón (de molondra ‘cabeza grande’), morrón (‘golpe en los morros’), pechugón, pescozón, puntillón. En este grupo no se incluye patadón porque es aumentativo de patada, y tampoco subidón (‘elevación repentina y rápida’) porque se considera aumentativo de subida, si bien es el antónimo del deverbal bajón. Se ilustran aquí algunos de estos derivados:
Parecía más bien algo artificial, una boina, algo suprimible de un manotón (Mujica Lainez, Sergio); Le aseguro que me hago una violencia bárbara para no sacudirle un guantón (Cambaceres, Música); La crítica le propinaría un par de capones tachándolo cuando menos de pretencioso (Vanguardia [Esp.] 17/6/1994); […] persiguiéndole hasta el punto de hacerle volver hacia él la punta del pie y arrojarle al suelo de un puntillón que le hizo venir rodando (Espronceda, Sancho Saldaña); Me da un morrón enorme, un cantalazo por la espalda que me deja sentado en la silla (García-Badell, Funeral); Durruti me dio un cariñoso pescozón en el cogote y me obligó a mirarle (Montero, Hija).
El sustantivo trompicón (de trompico ‘cierta peonza’) se usa sobre todo en la locución adverbial a trompicones, al igual que sopetón (derivado del latín subĭtus) se suele restringir a la locución de sopetón (‘de improviso’) (§ 30.16). Solo algunos autores consideran voz derivada coscorrón (también cocorrón en Panamá y en otros países centroamericanos), que pudiera tener relación con cosque: Y le dio un cosque más que regular (Galdós, Episodios).
5.9p Los derivados en -ón están vinculados con las formas en -ado/-ada y con los derivados participiales en -do/-da. En primer lugar, forman dobletes con ellos en no pocos casos, si bien se prefieren unas voces a otras en las diversas áreas lingüísticas: agarrón ~ agarrada; bofetón ~ bofetada; calentón ~ calentada; empujón ~ empujada; guantón ~ guantada (también guantazo); lastimón ~ lastimada (también lastimadura y lastimado, como se vio en el § 5.9e); sacudón ~ sacudida. Así, sacudón se registra en el Río de la Plata, el área andina y Venezuela, entre otras zonas; lastimón se usa en el Caribe continental y también en Centroamérica, entre otras áreas: […] y sufriendo hasta el robo de su cadena de oro y un lastimón en su pie cuando brincó como un resorte con el cuarto gol (Colombiano 19/12/2005). En segundo lugar, las formas en -ón comparten con los derivados participiales su carácter puntual (§ 23.3) y, en muchos casos, también la construcción con verbo de apoyo que caracteriza a gran número de ellos (§ 5.8o). Así, en llevarse un alegrón (de alegrarse, no de alegría), destaca el verbo de apoyo llevarse —que alterna con dar(se)— y también el hecho de que en alegrón se enfatiza el carácter repentino o puntual del proceso al que se hace referencia.
5.9q Similar estructura sintáctica corresponde a darse un madrugón (con nombre de acción), donde se intensifica y se singulariza la acción de madrugar. La expresión darse un sentón, usada en México y en Centroamérica, es igualmente puntual: Me di un sentón y rompí el espejo con las nalgas (Paso, F., Palinuro), pero admite variantes con interpretación durativa, como en Me pegué un sentón de dos horas (en el Perú y otros países del área andina). Aunque los nombres de efecto tengan base verbal, pueden expresar cosas materiales, como en borrón y tachón. Designa un lugar el sustantivo socavón, y expresan instrumentos limpión (‘paño para limpiar’ en el Caribe continental y el área andina), chupón (‘tetina’), afilón (‘cierta correa para afilar’), pisón (‘instrumento cónico para pisar la tierra’) y podón (‘cierta podadera’), entre otros. Es nombre de efecto copión (‘copia provisional de una filmación’), homónimo del sustantivo de persona copión, que pertenece al grupo de gritón, soplón, tragón y otros similares que se analizan en el § 6.11i.
5.9r El sufijo -era tiene cierta vitalidad como formador de nombres de golpes en el español coloquial de Panamá. Así, a los sustantivos guantada, guantazo y guantón se agrega guantera, de idéntico significado; junto a puñetazo se forma puñera, y al lado de paliza se crea palera. A este grupo pertenecen asimismo rejera y monguera, entre otros sustantivos. He aquí algunos ejemplos:
Sobrino le dio una palera al tío cincuentón (Crítica 15/12/2005); Le dio una guantera a Kathia Montuto (Día [Pan.] 29/10/2007); “Qué lástima con Vásquez; mire la puñera que le dio al venezolano y no gana nada” (Prensa [Pan.] 29/7/2004).
5.10 El sufijo -azo
5.10a El sufijo -azo procede del latín -acĕus, del que también se deriva el sufijo -áceo (§ 7.12j). Forma en español un gran número de sustantivos que denotan golpes y acciones bruscas, repentinas o contundentes, como cabezazo, cañonazo o martillazo. Son escasos los derivados de base verbal, como pinchazo, frenazo, cambiazo o encontronazo (de encontrón, pero asociado con encontrar). Una característica notable de este sufijo es su gran productividad, especialmente en la designación de golpes, lo que tiene como consecuencia directa el que los diccionarios no puedan recoger todas las voces admisibles así formadas. La productividad de este sufijo se acerca, en alguna medida, a la de -azo/-aza, que forma derivados apreciativos (§ 9.7h y ss.). No es habitual que los sustantivos en -azo posean las dos interpretaciones (es decir, la de derivado aumentativo y la de nombre de golpe), ya que el mayor uso de una de las dos tiende a bloquear la otra. Es infrecuente, aunque no imposible, usar zapatazo como ‘zapato grande’, puesto que predomina el sentido de ‘golpe dado con un zapato’. A la inversa, se usa cochazo en la interpretación de ‘coche grande y elegante’, no en la de ‘golpe dado con un coche’ (pero cf. carrazo ‘golpe dado con un carro’ en el Perú). Sería posible usar en cualquiera de los dos sentidos voces como librazo o sombrerazo. Se volverá sobre la relación entre aumentativos y nombres de golpe en el § 5.10h.
5.10b La existencia de cierto número de sustantivos derivados terminados en -etazo hace pensar que se agrega el interfijo -et- en estas voces (§ 1.5p y 9.1h), pero cabe suponer también que la variante -etazo se ha constituido en español como alomorfo del sufijo. Cualquiera de las dos segmentaciones representa el resultado de un REANÁLISIS, ya que el segmento -et- formaba parte de la base léxica en la etimología de casi todos estos derivados. Así, pistoletazo se asocia hoy con pistola, pero procede de pistolete (‘cierta arma de fuego’); silletazo es un golpe dado con una silla (al igual que sillazo), como en Solimán desencajó una ventana de un silletazo y saltó a la calle (Carpentier, Reino), pero procede de silleta o de sillete. Puñetazo se asocia en muchos países con puño, pero etimológicamente es aumentativo de puñete, a su vez nombre de golpe: El cachaco me dio un puñete en la boca (Vargas Llosa, Ciudad). En el análisis sincrónico (no en el diacrónico), se precisa el interfijo -et-, o bien el alomorfo -etazo. Estos recursos son asimismo necesarios en lengüetazo (no *lenguazo, pero también langüetazo en Chile), picotazo y tijeretazo, que alterna con tijerazo en las áreas andina y rioplatense, en las Antillas y en algunos países centroamericanos. El doble análisis morfofonológico se extiende al aumentativo de golpe (golpetazo, que alterna con golpazo). Se plantea un problema de segmentación similar en el sustantivo manotazo, igualmente existente en manotada (§ 5.9a), y en coletazo, asociado con cola, no con coleta: Al parecer se trata de otro coletazo de la crisis económica (Universal [Ven.] 2/1/1989).
5.10c Los sustantivos de los que se derivan NOMBRES DE GOLPE terminados en -azo designan en su mayor parte armas, instrumentos, utensilios y, en general, objetos físicos: banderillazo, barquinazo, bastonazo, batazo (de bate), botellazo, cabezazo, cachiporrazo, cantazo, cuentazo, culatazo, escobazo, fierrazo, filazo, garrotazo, ladrillazo, macanazo, machetazo, martillazo, palazo, palmetazo, pepazo, piquetazo, puyazo (distinto de pullazo, como explica el DRAE), quiñazo, rolazo, sartenazo, talegazo, tetuntazo (de tetunte ‘piedra, ladrillo’ en Centroamérica), toletazo (de tolete ‘garrote grueso’), trancazo (de tranca), varetazo (de vareta) y muchos más:
Le pega un escobazo y corre por la pieza (Pavlovsky, Cámara); El primer zapotazo se estrelló contra la ya maltratada guerrera de don Homero Fagoaga (Fuentes, Cristóbal); Melillán le dio macanazo al perro Auguspín (Labarca, Butamalón); Un día la voy a botar a fierrazos de mi casa (Bayly, Días); Salió prendido por la pierna izquierda, sufriendo una espectacular voltereta, afortunadamente sin más consecuencias que un fuerte varetazo (Tiempo [Col.] 2/1/1990); No le chantó el pepazo en la frente (Vallejo, F., Virgen); Duermo en el centro de la sala, para evitar un tetuntazo (Diario de Hoy 4/3/2007); Metía los refrescos en la hielera y con el picahielo asestaba certeros piquetazos (Hayen, Calle); Y no quedó satisfecha, la vieja gorda y fea, se metió otro cascarazo (Siglo 1/6/2001).
5.10d Designan golpes dados con alguna parte del cuerpo cabezazo, codazo, puñetazo, rodillazo, testarazo, zarpazo y manazo, el último común en México y también en algunos países de las áreas centroamericana y andina: Yo no soy un nostálgico —como tantos políticos e incluso periodistas— de los tiempos en que el presidente de la República podía pegar un manazo en la mesa (Reforma 8/1/2003). Cabe agregar a este grupo derechazo y zurdazo, que designan lanzamientos con una de las dos piernas o golpes con una de las dos manos. El primero nombra también un pase en el lenguaje taurino, al igual que muletazo. Son muchos los derivados en -azo que se refieren a golpes dados con látigos y correas: chicotazo (de chicote), chuchazo (de chucho), cinchazo, correazo, cuartazo (de cuarta), cuerazo, fuetazo, fustazo, güipazo (de güipe), latigazo, reatazo, rebencazo (de rebenque). Algunos de ellos se refieren también a otros tipos de golpes:
Dio en la mesa un correazo que resonó en la casa como un disparo de rifle (García Márquez, Amor); Se precipitó sobre él y le marcó la cara de un fustazo (Vargas Llosa, Paraíso); Es el caso de esos caballos viejos que sufren un rebencazo con la misma estoica indiferencia con que se dejan palmear el anca o el cogote (Cambaceres, Música); Habían tenido que meter espuelas y dar cuartazos a diestra y siniestra para conservar reunida a la manada (Chao, Altos); Le asesta un chicotazo al hombro y el muchacho cae (Montaño, Andanzas); A mí el reatazo del cogote todavía me hace así (Mojarro, Yo).
Del sustantivo chuzo (‘punzón o barra de hierro’) se deriva chuzazo: En una de estas batidas atravesó de un chuzazo a Héroe (Roa Bastos, Supremo). En el Perú designa también una cicatriz.
5.10e Se ha perdido en la conciencia lingüística de muchos hablantes la relación de algunos de estos derivados y su base léxica, como entre zurriago y tralla (dos tipos de látigos) y zurriagazo y trallazo, respectivamente, lo que permite que estos últimos sustantivos designen también golpes, disparos —sobre todo de pelota— y otro tipo de acciones bruscas o repentinas. De hecho, en gran parte de los golpes a los que aluden los sustantivos terminados en -azo no intervienen directamente las entidades designadas por los sustantivos de los que se derivan: la porra en porrazo, la plancha en planchazo o el mamey en mameyazo, usado en México, Panamá y otros países centroamericanos. Designan específicamente DISPAROS (sea de munición o de balón en algún deporte) los sustantivos arcabuzazo, cañonazo, chupinazo (posible deformación de chapinazo, derivado de chapín ‘cierta sandalia’), escopetazo, frutazo, fusilazo, pistoletazo (sobre todo en la expresión pistoletazo de salida), punterazo, riflazo y zambombazo, entre otros. Se refieren específicamente a la munición (o, por extensión, a la pelota) balazo, balonazo, pelotazo, pepitazo, perdigonazo, plomazo. Se ejemplifican a continuación algunos de estos sustantivos:
Luego sonaba el cañonazo de las nueve y cada uno en su colombina (Barnet, Gallego); Desde fuera del área lanzó un riflazo que alcanzó a desviar el arquero Adrián Martínez (Excélsior 25/9/2000); Uno de tus compañeros yacía muerto con un plomazo en el corazón (Otero, L., Temporada); Wílmar sacó el revólver y le propinó un frutazo en el corazón (Vallejo, F., Virgen); Bateó su octavo toletazo de bases congestionadas en la tercera entrada (Nuevo Herald 12/5/1997); El trancazo de Próspero dio las primeras dos carreras de los masayas (Prensa [Nic.] 30/1/1997).
El sustantivo avionazo designa un accidente aéreo en México, así como en Guatemala y en otros países centroamericanos: Murió en un avionazo en Colombia (Proceso [Méx.] 21/7/1996). También se usa en estas áreas trenazo en el sentido de ‘accidente de tren’: Falta por cubrir la indemnización de nueve personas más que murieron en el trenazo (Universal [Méx.] 23/1/2007).
5.10f Expresan golpes dados en un lugar, en vez de con algún instrumento, cogotazo, frentazo y suelazo:
Me quitaron mi caballo de entre las piernas y, aparte del suelazo, tuve que regresar a Guanajuato en busca de un caballo (Pombo, Ventana); Lo empujaron de una patada en la espalda, haciéndolo darse un frentazo en el suelo (Jodorowsky, Pájaro).
También pertenece a este grupo espaldarazo, que, aunque se deriva de espaldar, se asocia con espalda en la conciencia lingüística de los hablantes. Este sustantivo es uno de los muchos que admiten USOS FIGURADOS. El golpe al que hace referencia pasa a designar una manifestación de apoyo: Representan “un espaldarazo a la convertibilidad y a la producción” (Nueva Provincia 15/3/1997). Se mencionó en los apartados precedentes que cañonazo, fusilazo, trallazo, zurriagazo y otros sustantivos similares se emplean de forma habitual en acciones en las que no intervienen cañones, fusiles, trallas ni zurriagos. También es frecuente que se use trompazo sin relación con trompa, para aludir figuradamente a un golpe violento: Puedo partirle la cabeza a cualquiera de un trompazo (Mendoza, Ciudad).
5.10g En los casos que se mencionan no se pierde siempre del todo la conexión entre el sentido original y el traslaticio, pero el derivado puede ser usado en contextos que no admitiría el nombre del que procede: Y hasta alguien tan desgreñado y proclive al zarpazo verbal como Baroja declara […] (ABC 1/4/1994). Las extensiones figuradas hacen referencia muy a menudo a caídas, fracasos, derrotas, contratiempos, percances y otras situaciones de adversidad repentina o sobrevenida que pueden interpretarse como GOLPES ANÍMICOS: porrazo, trompazo, trastazo, leñazo, tortazo, petotazo (en Colombia y Venezuela, al igual que piñazo, guamazo o toletazo), guabanazo (en Panamá), mazazo, morongazo (en Guatemala, El Salvador y otros países centroamericanos), guatazo (en Chile), jetazo, palazo, tequilazo (en México), tequichazo (en Venezuela), zapotazo (en México y algunos países centroamericanos):
El incremento significará de inmediato un porrazo para la población en general (Hora 4/9/2000); Aquello fue un mazazo para la familia (Gironella, Hombres); Una victoria y un palazo para Cañas […] (Clarín 25/7/2007); Exhortó al gobierno chileno a evitar un “tequilazo” como el que sufrió la economía de México (Excélsior 8/12/1996); Confundirían a los enemigos de la revolución, que recibirían su tequichazo (Universal [Ven.] 1/10/2005).
El sustantivo batacazo pertenece al último grupo: Las elecciones sindicales no han supuesto el batacazo que algunos pronosticaban (Vanguardia [Esp.] 28/4/1995), pero en muchos países americanos se usa también con el sentido contrario (‘éxito sorpresivo’), sobre todo en las expresiones dar el batacazo o conseguir un batacazo:
El batacazo que consiguió Ecuador frente a Brasil por la tarde condicionó a Uruguay (Clarín 29/3/2001); De repente Bolivia da el batacazo y le saca un puntito a Chile (Caretas 3/11/1997).
Se emplea también para referirse a éxitos, y no a fracasos, el derivado taquillazo, que se refiere a un espectáculo —generalmente cinematográfico o teatral— que resulta muy rentable económicamente.
5.10h Designa un logro casual el sustantivo chiripazo (usado en México, Centroamérica, Chile y algunos países andinos), pero puede interpretarse como aumentativo de chiripa. De hecho, varios sustantivos que designan eventos sorpresivos son etimológicamente aumentativos (§ 9.7). Así, planchazo (usado en varios países con el sentido de ‘revés’) procede del aumentativo de plancha (‘desacierto’): Y el mayor planchazo profesional para él sería que, unánimemente, los demás la considerasen sana (Luca Tena, Renglones). Asimismo, porotazo (aumentativo de poroto ‘judía’, y también cierto tanto en los juegos de naipes) se usa en el sentido de ‘punto, éxito’: “El porotazo del Año”, premio que da Josefa al Ministro que lo hace bien (Siglo 1/9/2005). En el español juvenil europeo se usa puntazo, que puede analizarse como el aumentativo de punto, pero también significa ‘éxito, logro parcial notable’. La diferencia entre aumentativos (éxito > exitazo) y nombres de golpe (culata > culatazo) es clara en muchas voces, pero se torna escurridiza en algunos casos. En principio, el cambio de género (femenino > masculino) es esperable en los nombres de golpe (culata > culatazo), no tanto en los aumentativos en -azo/-aza (casa > casaza). El hecho de que se perciba este cambio en multa > multazo puede interpretarse como indicio de que multazo se agrupa con los nombres de golpe, ya que también se registra multaza como aumentativo. Cambia asimismo el género en pelota > pelotazo (‘operación económica que produce una ganancia fácil y rápida’). Se han documentado más apariciones de pestazo (de peste) y jaquecazo (de jaqueca) que de pestaza y jaquecaza. Sobre el cambio de género en algunos aumentativos (como en espada > espadón), véanse los § 9.7b y ss., donde se hacen otras consideraciones sobre la relación entre aumentativos y nombres de golpe.
5.10i Los sentidos traslaticios de los nombres de golpe no suelen anular a los primitivos. Así, el citado tijeretazo (que alterna con tijerazo en algunos países americanos, como se ha señalado) designa un corte hecho con tijera, como en De un tijeretazo, cortó los cordones (Elizondo, R., Setenta), pero también un recorte económico: El tijeretazo presupuestal le cercenará alrededor de mil millones de soles (Caretas 16/4/1996). Del mismo modo, sablazo significa ‘golpe dado con un sable’: A Zutano lo han herido de bala o de un sablazo (Arenas Luque, Buenos Aires), pero además expresa la acción de sacar dinero a alguien: Lo único que consiguió antes de partir hacia su cerveza fue darle un sablazo de cien soles (Ribeyro, Geniecillos). Análogamente, el sustantivo timonazo adquiere —como su paráfrasis golpe de timón— el sentido de ‘giro drástico’: La única esperanza que queda es que la gente […] utilice las urnas para darle un timonazo al manejo de la universidad (País [Col.] 5/11/1997).
5.10j De reversa (‘marcha atrás en un automóvil’ en muchos países americanos) se deriva reversazo, documentado sobre todo en el área caribeña: Pero el lío se origina por el ‘reversazo’ de los dirigentes (Tiempo [Col.] 4/9/1997). Como se comprueba, la mayor parte de los usos a los que se hizo referencia en los apartados anteriores son metafóricos, por tanto extensiones naturales del sentido original de las voces mencionadas. Algunos de estos nombres de golpe se construyen con el verbo de apoyo (§ 1.10k) dar en los sentidos traslaticios, como dar un timonazo, dar un sablazo (a alguien), dar (un) carpetazo (a un asunto), dar el braguetazo, etc. En el último caso, el único significado del derivado es el traslaticio, que también se registra sin el verbo dar: ¿Estarías dispuesto a admitir que se trató de un braguetazo? (Marsé, Muchacha). Recuérdense los § 5.8o y ss.
5.10k El carácter PUNTUAL o INSTANTÁNEO de los significados denotados se pone de manifiesto en muchas de estas extensiones. Para referirse a la sacudida de una corriente eléctrica se usa corrientazo en algunos países americanos del área centroamericana y caribeña, como en Lo asaltó una idea en su cabeza, una idea que lo agitó como un corrientazo de luz (Santos Febres, Pez), además de trancazo (de luz), traquidazo (aumentativo de traquido) o golpe de corriente. Con este sentido se emplea latigazo en España. El sustantivo fogonazo se deriva de fogón (en la interpretación de ‘cierta abertura de las armas de fuego’, no en otras). Además de su sentido primitivo, en el que designa una llamarada, hace referencia a una impresión intensa y fugaz o a una revelación súbita, lo que acerca su significado al de chispazo, flechazo y otros derivados que resaltan lo repentino de una sensación, una percepción o un sentimiento: A lo largo de su vida, Lavinia recordaba fogonazos de esta otra realidad insinuándose solapada, avergonzada (Belli, Mujer). El sustantivo vistazo designa un golpe de vista: echar o dar un vistazo.
5.10l Aunque el sentido de trago constituye un caso particular de los NOMBRES DE MEDIDA (a los que se hizo referencia en el § 5.9j), los derivados en -azo que designan TRAGOS DE BEBIDA ALCOHÓLICA mantienen la connotación relativa a la contundencia o la fuerte impresión característica de los nombres de golpe. Casi todos los derivados en -azo que corresponden a este grupo poseen algún otro sentido: fotutazo en Cuba (además de cañangazo); canelazo en Colombia y algunos países del área andina; tutumazo en Bolivia; latigazo y lingotazo en España; cachimbazo en gran parte de Centroamérica; farolazo y tequilazo en México y parte de Centroamérica. Para nombrar tragos de bebida alcohólica se registran además, en varios países americanos (aunque con desigual extensión y frecuencia, y con connotaciones variables relativas al ámbito lingüístico que les corresponde), los sustantivos siguientes: calazo, chimiscolazo, fogonazo, guaspirolazo, huaracazo (o guaracazo, en el área andina y la chilena, del quechua warak’a ‘honda’), mecatazo, mechazo, mielazo, riendazo, tapazo, trancazo. En varios países del área caribeña se han documentado además, con este mismo sentido, cañazo, chinchorrazo, guamazo, guarapazo, juanetazo, lamparazo, macanazo, matracazo, pepazo, tarrayazo. Se ejemplifican a continuación algunos de estos usos:
Para inaugurar el encuentro, me tomaré un tutumazo de chicha buena (Tiempos 14/12/1996); Agarra la botella de whisky y se dispone a servirse un lingotazo (ABC 9/12/1994); Y, si se quiere subir aún más el ánimo, qué más rico que un canelazo (Tiempo [Col.] 24/9/1996); Vásquez propuso otro farolazo y ya fue pidiéndolo: —¡Dos pisitos, don Lucho! (Asturias, Presidente); Aprovechó para empinar de nuevo la botella de tafiá y echarse al cuerpo otro lamparazo puro (Montero, M., Trenza).
5.10m Designan SONIDOS, casi siempre intensos o estridentes, bocinazo, campanazo (en Venezuela), cornetazo (‘bocinazo’ en varios países caribeños), fotutazo (en Cuba), pitazo, silbatazo, timbrazo o trompetazo:
Oímos silbidos, gritos, carcajadas, fotutazos (campanillazos) y golpeteo de latas (Meza Suárez, Tío); Cuando se esperaba de un momento a otro el silbatazo del árbitro, vino una falta (Jornada 14/1/1996); La ambulancia daba saltos y cornetazos, espantando iguanas y zigzagueando entre los huecos de la carretera (Sarduy, Pájaros); Firpo logró un empate, faltando dos minutos del pitazo final (Diario de Hoy 5/5/2003).
Se asimilan a este grupo otros muchos sustantivos que denotan golpes sonoros: Cuando el último martillazo sonó, los compradores, armados con más efectivo que prudencia, compraron objetos (Universal [Ven.] 30/6/1996).
5.10n Expresan INFORMACIONES en alguno de sus sentidos los sustantivos bombazo (como ‘noticia espectacular e inesperada’), campanazo (en el área caribeña), cañonazo, pantallazo (en España) y también tubazo. El último designa, en algunos países caribeños, además de un golpe dado con un tubo, una primicia informativa, mientras que en el área rioplatense se refiere a una llamada de teléfono: Entonces, el periodista debe agudizar la mirada y, más allá del inmediatismo del tubazo de la noticia, abrir los ojos (Nacional 27/6/1996). Se usa pitazo en muchos países americanos (pero sobre todo en las áreas mexicana, centroamericana, caribeña y chilena) con el sentido de ‘aviso, soplo’: Pero cuando ya creí haberle echado el guante, un amigucho y cómplice de latrocinios le mandó a este mocoso con el pitazo, a tiempo para que huyera (Hayen, Calle). En el área andina, entre otras, pitazo designa un ruido continuo, como pitido.
5.10ñ Se mantienen las connotaciones asociadas con el sentido original de la noción de ‘golpe’ (militar, publicitario, periodístico, etc.) en los derivados en -azo que designan PRONUNCIAMIENTOS. Se trata de acciones o decisiones políticas o administrativas que poseen carácter público, generalmente actuaciones sonadas o sorpresivas de cierta trascendencia, unas veces autoritarias y otras reivindicativas. Algunos de estos sustantivos se derivan de nombres propios (topónimos o antropónimos), como se ve en estos ejemplos:
Alfonsín previó entonces que el “malvinazo” podía derivar en una tragedia para el país (Hoy [Chile] 28/12/1983); Los diarios dominicanos abordan temas como los peligros del narcotráfico, el día de la juventud, la desagregación de leyes impositivas en el presupuesto y los rumores para que se produzca en el país un “fujimorazo” (Dedom 31/1/1997); El Rodrigazo alteró radicalmente la distribución del ingreso en desmedro de asalariados y clase media (Clarín 28/8/2005); El borocotazo en masa que se produjo en los últimos días […] no hace más que confirmar la estafa que se pergeñó en las elecciones de octubre último (Nación [Arg.] 28/4/2006); Le llamaron el bogotazo a las revueltas y sangrientos saqueos que durante tres días sacudieron la capital (Provincias 28/12/2007).
Otros muchos proceden de nombres comunes que representan el elemento en torno al cual se producen esas manifestaciones:
Dicen que va a haber otro cacerolazo, pero no quieren que me marche (Razón [Esp.] 15/1/2002); El conflicto que mantienen productores de trigo y empresarios molineros puede desembocar en el tercer “tractorazo”, admitieron ayer dirigentes de la Coordinadora Agrícola del Paraguay (ABC Color 28/9/2001); Entonces, la oposición al tarifazo congeló el debate (Clarín 12/1/1997); La histórica sucesión de cuartelazos y caudillos […] (País [Esp.] 6/9/1996); Por el lado brasileño, los estados del Sur están empeñados en una estrategia que apunta a dejar de vacunar en el más breve plazo posible (aunque el sogazo reciente los debe hacer dudar) (País [Ur.] 8/11/2001).
5.10o Los sustantivos en -azo derivados de nombres comunes con la interpretación que se acaba de describir son muy numerosos. No todos pueden ser recogidos en los diccionarios, ya que se crean espontáneamente en función de circunstancias imprevisibles, y también porque a menudo poseen una vida efímera, circunscrita a determinadas áreas lingüísticas. Se han documentado en medios periodísticos los siguientes sustantivos, entre otros muchos semejantes:
ajustazo, barbechazo, bazukazo, catastrazo, conveniazo, decretazo, gargantazo, gasolinazo, inventariazo, lechazo, medicamentazo, recetazo, salariazo, tasazo.
Se ha registrado pupitrazo en Venezuela para hacer referencia a una protesta estudiantil. A la vez, la locución adverbial a pupitrazo designa en Colombia la forma expeditiva de decidir algo golpeando los pupitres, como en Aprobados a pupitrazo 14 artículos, la sesión fue levantada (Tiempo [Col.] 8/11/1996). De alba se deriva albazo (‘acción sorpresiva’, no necesariamente madrugadora ni militar), voz usada en México. Del derivado en -ón madrugón se obtiene madrugonazo, empleado en el área caribeña para referirse a una asonada militar, pero también la actuación radical e inesperada de alguna autoridad, como en Manifestó su preocupación ante la posibilidad de que el Consejo Supremo Electoral esté preparando un madrugonazo pretendiendo sumar a las 32 mesas anuladas por la Corte, las 86 anuladas por la Junta Electoral (Universal [Ven.] 10/2/1997). Con el significado de ‘fraude electoral’ se usa pucherazo en España. Se documenta dedazo en el sentido de ‘nombramiento a dedo’ en muchos países americanos. En el Uruguay se emplea verticalazo en el sentido de ‘mandato o disposición administrativa impuestos por un superior’: Hay que esperar el verticalazo del Ejecutivo para votarlo (País [Ur.] 16/5/2007).
5.10p Designan vientos nortazo y surazo: El surazo que azota desde ayer a la capital cruceña será intenso hasta mañana (Bolivia Hoy 25/5/2004). Algunos derivados en -azo referidos a eventos no se ajustan a pautas semánticas claras, pero mantienen el sentido general de golpe, o sus extensiones metafóricas, como en telefonazo (‘llamada telefónica’) o banderazo (‘bajada de bandera en un taxi’ en las áreas mexicana y centroamericana, y en parte del Caribe continental, pero ‘manifestación pública de apoyo o de rechazo’ en el área rioplatense, además de ‘señal de salida en una carrera’ en otras áreas). Se usa carcelazo en el sentido de ‘encarcelamiento’ en el Caribe continental: Tú siempre con tus imprudencias, que te pueden costar un carcelazo (Herrera Luque, Casa); cristalazo en el de ‘robo con rotura de cristal’ en México; champañazo en el de ‘fiesta en la que se bebe champaña’ en Chile y Bolivia (champañada en el Perú): Fue conducido al interior del partido, donde recibió un champañazo (Hoy [Chile] 15/12/1997). Existen otros muchos casos similares que ponen de manifiesto una marcada tendencia a usar las extensiones figuradas del concepto original de ‘golpe’ como expresiones que singularizan los eventos. En cierta forma, ese proceso es paralelo al que caracteriza a otras unidades de medida (§ 12.15) como elementos acotadores que convierten los nombres no contables en sustantivos contables.
5.11 Otros derivados. Alternancias sufijales
5.11a El sufijo -ncia, resultado del latino -ntĭa, posee en español los alomorfos -ncia y -nza. Algunos autores proponen, sin embargo, la segmentación -ancia, -encia, que no separa la vocal temática. Como se recordó en el § 5.1f, este sufijo da lugar a nombres de cualidad, de base adjetiva (decente > decencia), pero también a nombres de acción y efecto, de base verbal (enseñar > enseñanza). Se estudian los nombres de cualidad con este sufijo en los § 6.3p y ss. Es polémica la cuestión de si -anza, -ancia y -encia son o no variantes morfológicas de un mismo sufijo. Se ha aducido en contra de que lo sean el hecho de que se mantenga en la derivación la vocal temática de los verbos de la primera y la segunda conjugación (por tanto, enseñ-a-nza, complac-e-ncia), y a favor, el que no se mantenga en la tercera (incumbir > incumbencia). No obstante, cabría pensar que la vocal se mantiene en los tres si las bases son temas de presente (incumbe- > incumbencia; pervive- > pervivencia). Esta opción cuenta también con argumentos en contra. Así, los derivados de algunos verbos de la tercera conjugación presentan -ie- en lugar de -e-, como proveniencia (no *provenencia), sapiencia (lat. sapientĭa), superveniencia, impediencia (‘cierta forma de resistencia eléctrica en física’, de impedir). Con la excepción del verbo tener > tenencia, se obtiene un cambio vocálico en la base verbal (/e/ > /i/) en los derivados de verbos terminados en -tener: abstinencia (no *abstenencia); continencia (aunque existe contenencia con un significado especial) y los antiguos detinencia, atinencia (distinto de atenencia, como explica el DRAE). Se diferencian pertenencia (de pertenecer) y pertinencia (‘cualidad de pertinente’).
5.11b Como se señaló en el § 5.1f, algunos sustantivos pueden considerarse derivados deverbales (abundar > abundancia) o deadjetivales (abundante > abundancia). Aun así, no son numerosos los derivados mediante este sufijo en los que se perciba con nitidez la interpretación de acción, sea como única lectura (labrar > labranza), o bien en concurrencia con la de efecto (advertencia, discrepancia, enseñanza, mudanza). Esta última es la única que se obtiene en algunos sustantivos (heredar > herencia) y la que predomina en otros (ganar > ganancia). La voz crianza la admite en el español americano: Poseía magníficas crianzas de ganado caballar, con pie de cría andaluz (Chao, Altos). La interpretación de estado o situación se percibe en existencia, persistencia, pertenencia, holganza e, indirectamente, también en los nombres de cualidad a los que se ha aludido. La de grupo se obtiene en asistencia, concurrencia o militancia; la de persona (individuo o conjunto de individuos) en presidencia o vigilancia; la de lugar en residencia o procedencia; la de período en convalecencia, lactancia o regencia. No se suele considerar voz derivada en el análisis sincrónico el sustantivo ambulancia, puesto que no se asocia con el verbo ambular (hoy desusado, aunque se relacione históricamente con el adjetivo ambulante, de uso frecuente), ni con su antecedente latino ambulāre.
5.11c El sufijo -ncia se adjunta a verbos de las tres conjugaciones: vigilar > vigilancia, alternar > alternancia (1.ª); complacer > complacencia, tender > tendencia (2.ª); incidir > incidencia, persistir > persistencia (3.ª). Eligen este sufijo casi todos los derivados de los verbos terminados en -ferir como aferencia, diferencia, interferencia, preferencia, referencia, transferencia, etc. (si bien no todos denotan acción o efecto), y varios de los que acaban en -ecer, como comparecencia, convalecencia o los antiguos parecencia, crecencia o conoscencia. Se registra conocencia en la lengua no formal de muchos países americanos: No porque usted sea mayor, sino por los años de nuestra conocencia […] (López Páez, Herlinda). Se usa escogencia (‘elección’) en varios países de las áreas caribeña y centroamericana: Ahora tiene otra oportunidad, y es que asegure un juego transparente y justo en la escogencia del candidato liberal (Heraldo [Hond.] 29/2/2008). En el análisis sincrónico, se postula un proceso de haplología (§ 1.7j) en los derivados de permanecer (permanencia, no *permanecencia), aparecer (apariencia, no *aparecencia) y obedecer (obediencia, no *obedecencia, lat. oboedientĭa). No obstante, apariencia y obediencia se pueden interpretar también como nombres de cualidad, lo que los vincula con los adjetivos aparente y obediente (§ 6.3p). Tienen asimismo base adjetival consciencia, deficiencia, eficiencia, paciencia, suficiencia y otros muchos derivados.
5.11d Exige una base supletiva (§ 1.7j) herencia (de heredar en el análisis sincrónico, pero del latín haerentĭa, derivado de haerēre, en el diacrónico). Este sustantivo ha desplazado al derivado regular heredamiento, hoy circunscrito a la lengua del derecho. De sobrevivir se deriva sobrevivencia, y de supervivir, supervivencia, aunque en la conciencia lingüística de muchos hablantes se asocia este último sustantivo con la base sobrevivir. En América alternan los dos sustantivos; en España se emplea mayoritariamente supervivencia, aunque se registran algunos testimonios de la otra opción. Se ejemplifican ambas voces a continuación:
Más tarde he pensado que mi supervivencia se debió al baño lustral en la sangre de Caius Iulius (Mujica Lainez, Escarabajo); […] para resolver los más urgentes problemas de sobrevivencia (Donoso, Casa); Estaba implícita la supervivencia de unos reos que, veinte años después, fueron dados por muertos (Benet, Región).
Alternan, de forma similar, implicancia e implicación. El primero se usa sobre todo en el español andino y en el rioplatense: El desgarramiento tiene otras implicancias, otro significado (Benedetti, Primavera); el segundo se documenta en todas las variedades del español.
5.11e El sufijo -nza solo forma derivados de la primera conjugación, generalmente en distribución complementaria con -ncia: enseñanza, labranza, mudanza, probanza, tardanza, varianza, venganza, pero discordancia, jactancia, perseverancia. Son raros hoy alabancia por alabanza, o andancia por andanza:
[…] por donde las cabras pululan y los bronceados gitanillos; a pie, gustosos de la andancia (González Anaya, Oración); Eso sí; pero no lo es / la alabancia de un afeto (Cruz, Provincias).
Se han perdido un buen número de derivados en -nza, como los antiguos acercanza (hoy cercanía), heredanza (hoy heredad), olvidanza (hoy olvido), amiganza (hoy amistad).
5.11f En muchas zonas de América, pero sobre todo en las áreas mexicana, centroamericana y caribeña, y también en las islas Canarias (España), se forman con el sufijo -dera sustantivos deverbales que designan acciones continuadas, intensas o repetidas, a menudo a partir de verbos durativos. No todos estos sustantivos son de uso común en las áreas citadas, pero en todas ellas se percibe la vitalidad de este sufijo en el sentido descrito. Así, llovedera es la acción de llover con persistencia: Usté verá que con esta llovedera que se ha presentao, el carro no va poder entrar hasta aquí (González, Provisiones). Se usa, de forma análoga, vomitadera para designar la acción de vomitar continuamente (frente a vomitona, que no conlleva la idea de continuidad); preguntadera para expresar la acción de preguntar insistentemente; gritadera, para la de dar gritos continuos; robadera, para la de robar reiteradamente. De obrar (‘evacuar’) se deriva obradera (‘diarrea’), propio de la lengua rural del español centroamericano; de hablar, habladera (‘parla, charla continua y vana’); de platicar, platicadera (‘conversación insistente o reiterada’). Se usa lloradera en gran parte de América con el sentido de ‘lloro fuerte y continuo’ (llorera en España: § 6.2y). De raspar (‘suspender, ser reprobado en un examen’, en Venezuela) se deriva raspada (‘acción de raspar’) y también raspadera (‘acción de raspar reiteradamente’). Al mismo grupo pertenecen barredera, bebedera, cagadera, cantadera, cocinadera, comedera, llamadera, miradera, mojadera, pedidera y silbadera, entre otros muchos sustantivos. Se ejemplifican a continuación algunos nombres de este grupo:
Ya me cansé de tanta preguntadera (Prensa [Nic.] 17/8/2003); Ella reaccionó con una pataleta de pleito y gritadera (Donoso, Elefantes); A otro de sus hijos la “obradera” lo derrite hace cuatro días (Nuevo Diario [Nic.] 17/9/2002); Antes nunca lo hacía, lo de tomarse tragos, que se decía esto es muy malo y da vomitadera (Vergés, Cenizas); Mejor dejan la habladera de pistoladas y sigan su camino (Herrera Luque, Casa); Comerciantes dicen que ya no soportan la robadera y buscan apoyo de la Policía (Prensa [Nic.] 16/5/2003); Cuando de veras le meto duro a la chamba, me gusta la platicadera (Azuela, A., Casa); Esa gente está matando al compadre con la bebedera de aguardiente y las mujercitas baratas (Herrera Luque, Casa).
El rasgo de reiteración está presente en casi todos ellos, pero otras veces predomina el de intensidad. Así, se usa mamadera en el sentido de ‘fuerte borrachera’ en Bolivia y parte del área rioplatense, pero solo en el de ‘biberón’ en otros muchos países. El sustantivo gozadera expresa también un goce intenso o continuado en buena parte de América: La inundación es una gozadera, porque el agua llega hasta la Calle San Juan, la Plaza Bolívar se llena toda como si fuera una playa (Morón, Gallo). Se prefiere gozada con este sentido en España.
5.11g Se forman algunos nombres de acción y efecto con el sufijo -ío, con el que se constituyen asimismo otros de cualidad, de lugar y de grupo (§ 6.12c). Poseen base nominal amorío y laborío (poco usado). Adopta la variante -erío (que incorpora el interfijo -er-), griterío, que puede considerarse nombre de acción (como el citado gritadera), pero también de conjunto, al igual que vocerío y otros nombres de grupo similares que se describen en el § 6.12n. Se usa gritería en México y buena parte de los países caribeños: Es tanta la gritería que en su narración no se distingue cuándo es un gol (Siglo 29/5/2001). El sustantivo monjío es nombre de cualidad o condición, pero designa también el proceso de ingresar en el estado de monja: Los dos proyectos de doña Inés del casamiento de su padre y del monjío de ella, hubiera sido la más audaz rebelión contra la tiranía de la reina absoluta de Villalegre (Valera, Juanita). Se asocian estrechamente los conceptos de ‘acción’, ‘efecto’ y ‘lugar’ en plantío, carguío y sembrío, el último usado en Centroamérica y los países andinos:
[…] y la presencia de la llama y la vicuña —animales de altiplano— que proporcionaban lana y carne, a la vez que su fuerza para el carguío (Alegría, Mundo); No encontramos coherencia en que se permita el sembrío de especies de alta demanda de agua en zonas donde su disponibilidad no es elevada (Alfaro, Gestión).
Poseen base participial regadío y sembradío; el primero denota una acción (como en sistemas de regadío) y el segundo, un lugar.
5.11h Se registran unos pocos nombres de acción y efecto formados con los sufijos -ato (alegato, asesinato, mandato), -ata (cabalgata, caminata), -azgo (hallazgo, hartazgo), -toria (convocatoria, requisitoria) y -torio (suplicatorio). La mayor parte de los sustantivos derivados mediante estos sufijos expresan otros significados, por lo que se estudian en los § 6.8 y 6.13.
5.11i Se producen numerosos DOBLETES en los nombres de acción y efecto, tanto dentro de un mismo grupo de derivados (como en los sufijos vocálicos y en los participiales), como entre derivados formados con sufijos de otras clases. El análisis de estas alternancias se ve dificultado especialmente por el hecho de que las variantes atestiguadas corresponden con suma frecuencia a épocas distintas o a áreas geográficas diversas. Por esta razón, algunos autores entienden que solo constituyen verdaderas alternancias los dobletes que se registran dentro de una misma comunidad, sea con diferencia de significado o sin ella. En la tradición filológica se acepta, en cambio, una concepción más amplia de las alternancias entre formas derivadas, que da cabida igualmente a las que están separadas en el tiempo o en el espacio. Esta noción más amplia es la que se elegirá aquí. Los sufijos vocálicos admiten alternancias dobles y, en algún caso, triples. Se registran a continuación algunas de ellas:
-A ~ -E: Suelen ser más usadas hoy las formas en -e: baila ~ baile; corta ~ corte; quita ~ quite; templa ~ temple, pero existen excepciones como friega ~ friegue, frenchindent2con diferencia de significados, tal como explica el DRAE.
-A ~ -O: Son también conocidas las dos formas en una serie de parejas, con las diferencias de significado que explica el DRAE: conjura ~ conjuro; contrata ~ contrato; cuenta ~ cuento; cría ~ crío; marca ~ marco; monta ~ monto; paga ~ pago; quiebra ~ quiebro; recarga ~ recargo; renuncia ~ renuncio; resta ~ resto; tienta ~ tiento; traza ~ trazo. Se usa más la variante en -o en otros pares: anuncia ~ anuncio; degüella ~ degüello; emplea ~ empleo; encierra ~ encierro; grita ~ grito; sosiega ~ sosiego. Sucede, en cambio, lo contrario en huelga ~ huelgo; huella ~ huello.
-E ~ -O: Se emplean las dos variantes en unos pocos casos, también con diferencias de significado (deje ~ dejo; estanque ~ estanco; pliegue ~ pliego; saque ~ saco), que a veces pueden ser mínimas, como en rechace (‘cierto golpe de balón’) ~ rechazo. En general, están más extendidas en la actualidad las variantes en -e (atranque ~ atranco; derrumbe ~ derrumbo; despeje ~ despejo; despliegue ~ despliego; escape ~ escapo; trueque ~ trueco) con unas pocas excepciones (desembarque ~ desembarco; espante ~ espanto).
-A ~ -E ~ -O: Es raro que las tres variantes sean conocidas por igual (aun con las diferencias de significado esperables, que explica el DRAE), como en costa ~ coste ~ costo; descarga ~ descargue ~ descargo; pica ~ pique ~ pico. Suele poseer menor extensión en la actualidad la variante en -o en las series derrama ~ derrame ~ derramo; rebaja ~ rebaje ~ rebajo; roza ~ roce ~ rozo, con alguna excepción (posa ~ pose ~ poso).
5.11j En ciertos casos, la diferencia entre las variantes es sobre todo geográfica, aunque esto no excluye que en algunas comunidades se usen dos de ellas con alguna diferencia de significado. Un ejemplo de doblete con distribución fundamentalmente geográfica es denuncio ~ denuncia. La primera opción se registra en algunos países americanos, en alternancia con la segunda, que es la única conocida en el español europeo: ¿Pusiste el denuncio en la policía para que hiciesen preso a ese sinvergüenza? (Herrera Luque, Casa). Aun así, coexisten denuncia y denuncio en algunos países (entre ellos el Perú), con alguna diferencia significativa. También se distribuyen geográficamente derriba y derribo, aunque el primer derivado se especializa en designar la tala de árboles en Centroamérica, Colombia y otras zonas: La derriba de los árboles constituye una verdadera lucha entre el hombre y la selva (Carrasquilla, Marquesa).
5.11k Son asimismo numerosas las alternancias entre sufijos vocálicos y formas en -miento, como en derrumbe ~ derrumbamiento o desparrame ~ desparramamiento. No existen diferencias apreciables de significados en muchos de estos contrastes, aunque son frecuentes las que afectan a la distribución geográfica. Junto a rendimiento, se usa rinde, restringido a la producción agrícola y maderera, en Chile y el Río de Plata: Poco tiempo después, dado su éxito, valorizó aquellas lejanas tierras con la seguridad de un rinde excepcional (Guzmán, Y., País). Se obtienen otras alternancias similares, como acaloramiento ~ acaloro. El par acoplamiento ~acople se documenta en numerosos países americanos sin diferencia de significado; acople se emplea en la Argentina para designar cierto sistema electoral. Se usa hoy más amparo que amparamiento, y desalojo que desalojamiento, pero están, en cambio, más extendidos acatamiento que acato (a diferencia de desacato) o embaucamiento que embauco.
5.11l Las restricciones que se obtienen en los contrastes citados son semánticas otras veces, en particular cuando afectan a los argumentos del verbo e, indirectamente, también a sus acepciones. Se suele usar derrame para todo tipo de líquidos (derrame de petróleo, de aceite, etc.). Aun así, es frecuente restringir esta voz a ciertos procesos fisiológicos (derrame cerebral, pleural, pericárdico, sinovial), mientras que derramamiento (derivado del mismo verbo) se especializa en acciones causadas y se usa sobre todo con el sustantivo sangre. El sustantivo ablandamiento (‘acción y efecto de ablandar’ en el español general) se distingue en el Río de la Plata de ablande, que se aplica a motores o automóviles (rodaje en otras áreas lingüísticas). Existen otros muchos pares similares en los que se obtienen significados diferentes que explica el DRAE.
5.11m Están asimismo restringidos geográficamente varios de los derivados mediante los sufijos vocálicos -a, -e, -o que alternan con nombres en -ción. Se trata de pares como adulo ~ adulación; contesto (contesta en México y algunos países centroamericanos) ~ contestación o asocio (registrado en el español centroamericano y caribeño) ~ asociación: Insistimos en que el sector empresarial se debe organizar y prestar su concurso, en asocio con las autoridades (Alape, Paz). Son, en cambio, generales dobletes como anuncio ~ anunciación; aprecio ~ apreciación; gobierno ~ gobernación; negocio ~ negociación; reclamo ~ reclamación, con diferencias de significado en casi todos los casos.
5.11n Los sufijos -ción (o su variante -ión) y -miento alternan o alternaron en la evolución del idioma en un gran número de derivados. En la mayor parte de estos pares, está hoy más extendida la variante en -ción, a menudo en cultismos. La variante en -miento se ha perdido o solo se registra esporádicamente como arcaísmo en los casos siguientes, entre otros similares:
aflicción ~ afligimiento; amonestación ~ amonestamiento; anunciación ~ anunciamiento; autorización ~ autorizamiento; cocción ~ cocimiento; concepción ~ concebimiento; consagración ~ consagramiento; continuación ~ continuamiento; conversión ~ convertimiento; coronación ~ coronamiento; desecación ~ desecamiento; desesperación ~ desesperamiento; desfiguración ~ desfiguramiento; destrucción ~ destruimiento; enajenación ~ enajenamiento; inducción ~ inducimiento; maduración ~ maduramiento; perdición ~ perdimiento; potenciación ~ potenciamiento; pudrición ~ pudrimiento; recaudación ~ recaudamiento; recepción ~ recibimiento; sublevación ~ sublevamiento; transformación ~ transformamiento.
Se registran hoy, sobre todo en el español americano, algunas voces en -miento que poseen menor extensión que las correspondientes en -ción, lo cual explica que muchas de ellas no aparezcan en los diccionarios generales: aminoramiento, confrontamiento, perseguimiento o utilizamiento:
Caín mató a Abel en el primer confrontamiento entre la especie humana (Ortega Saavedra, Paz); Sucede vertiginosamente una secuencia de acciones que muestran el perseguimiento que Aquiles, Ulises y otros aqueos perpetran sobre Deifobo y un puñado de troyanos (Tavira, Pasión).
Se emplea en el español conversacional de algunas áreas (sobre todo en Panamá y otros países centroamericanos) cabreación con el mismo sentido que tiene cabreo en otras áreas lingüísticas: Aseguró que en política los sentimientos de “cabreación” son normales (Crítica 10/8/2005).
5.11ñ En algunos pares -ción ~ -miento no se aprecian diferencias de significado notables, como en los citados confrontación ~ confrontamiento; utilización ~ utilizamiento, aunque sí —como se ha explicado— de distribución geográfica. En cambio, como se detalla en los § 6.4f, g, en otros muchos derivados en -miento suele predominar el sentido de ‘proceso en curso’, mientras que en los formados con -ción se perciben más claramente las interpretaciones de acción y efecto. Estas diferencias se ponen de manifiesto en pares como los siguientes, entre otros semejantes:
aceleración ~ aceleramiento; aclimatación ~ aclimatamiento; acotación ~ acotamiento; agrupación ~ agrupamiento; agudización ~ agudizamiento; calcinación ~ calcinamiento; congelación ~ congelamiento; debilitación ~ debilitamiento; igualación ~ igualamiento.
La interpretación de acción es todavía posible en poblamiento, además de la de efecto. Esta última es la única admisible en población. Es de uso general el sustantivo aburrimiento. La variante aburrición (más como nombre de cualidad que de efecto) se registra en las áreas mexicana, centroamericana, caribeña y también en Andalucía (España): Lo bueno es que aquí nadie se muere de aburrición (Vallejo, F., Virgen).
5.11o Los sufijos participiales alternan con otros muchos derivados, como los que se forman con -miento (llamado ~ llamada ~ llamamiento; embotellado ~ embotellamiento); -ción (cimentado ~ cimentación; fijado ~ fijación); -nza (mudada ~ mudanza, equivalentes en Andalucía y en algunos países americanos); -dura (barnizado ~ barnizadura; zurcido ~ zurcidura); -aje (tirada ~ tiraje). Alternan asimismo con los sufijos vocálicos, como en los siguientes contrastes:
agarrada ~ agarre; envasado ~ envase; llegada ~ llegue; mudada ~ muda; pegada ~ pegue; regañada ~ regaño; tocada ~ toque; tomada ~ toma; recogida ~ recojo.
Se usa llegue en la lengua popular de México y parte de Centroamérica como nombre de golpe, acepción que no se extiende a llegada: Se arrima un gato barcino y ¡mólex!, que le da un llegue con las uñas (Mojarro, Yo). Acabe presenta el sentido de acabado en las Antillas en expresiones como laminados con un acabe brillante, mientras que designa cierta fiesta en el área andina. Se registra un número mucho mayor de alternancias entre sufijos que dan lugar a interpretaciones de acción o de efecto. Se trata de dobletes como -miento ~ -dura (cerramiento ~ cerradura); -aje ~ -dura (montaje ~ montadura) o -dura ~ -nza (andadura ~ andanza), entre otras similares. Sobre las numerosas alternancias entre -ada, -azo y -ón en los nombres de golpe, véanse los § 5.9 y 5.10. Las alternancias entre nombres de cualidad se analizan en los § 6.2a, n, u, 6.3k, o, u, 6.4r y 6.5k.