A mis padres, Fruma y Ernesto. Todo lo que soy se los debo a ellos dos.
A mi hermana Laura y a mi cuñado Daniel.
A todos mis sobrinos: Lorena, Alejandro, Máximo, Andrea, Ignacio, Paula, Santiago, Lucio, Matías, Lucas, Brenda, Miguelito, Viviana, Ulises, Luz, Diego, Sabina, Sebastián, Max, Amanda, Whitney, Jason, Landon, Anderson, Riley, Griffin, Ellie, María José, Gabriel, Mía, Valentín, Dante, Nicola y Luca.
A Carlos Griguol y León Najnudel, dos faros en mi vida.
A mis amigas Ana María D’Alessio, Nilda Rozenfeld, Teresa Reinés, Beatriz de Nava, Beatriz Suárez, Nora Bernárdez, Karina Marchesini, Laura Bracalenti, Etel Novacovsky, Alicia Dickenstein, Érica Kreiter, Betty Cooper, Kim Crotts, Julie Crotts, Marisa Giménez, Norma Galletti, Carmen Sessa, Many Oroño, Carina Maguregui, Marcela Smetanka, Mónica Muller, María Marta García Scarano, Mariana Salt, Nora Bar y Marisa Pombo.
A mis amigos Miguel Davidson, Leonardo Peskin, Miguel Ángel Fernández, Cristian Czúbara, Alberto Kornblihtt, Lawrence Kreiter, Kevin Bryson, Lenny Gunsteen, Gary Crotts, Dennis Fugh, Claudio Martínez, Alejandro Fabbri, Víctor Marchesini, Luis Bonini, Fernando Pacini, Andrés Nocioni, Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Gerardo Garbulsky, Marcos Salt, Santiago Segurola, Pep Guardiola, Julio Bruetman, Diego Golombek, Ariel Hassan, Woody González, Craig Rogers, Don Coleman, Keith Morris, Pablo Prigioni, Louay Danial y Juan Ignacio Sánchez.
El recuerdo imborrable de los seres queridos que perdí en el camino subvirtiendo el orden natural: Guido y Soledad.
A la memoria de mis tías Delia, Elena, Miriam, Ñata y Elenita; a mi tío Saúl; a Manny Kreiter, Lola Bryson, Vivian Crotts y a mi primo Ricardo. Y ahora tengo que agregar a mi queridísimo Héctor Maguregui, a quien perdí sobre el final del año 2014: otro compañero inigualable.
Como siempre, una mención especial para Jorge Guinzburg.
Para terminar mi gratitud infinita para los cuatro guías éticos de mi vida: Marcelo Bielsa, Alberto Kornblihtt, Víctor Hugo Morales y Horacio Verbitsky.