A Martín, que nació cuando
yo incurría en estas distracciones
Los textos básicos que conforman esta primera parte de mi Cartografía fueron escritos en los inicios de los años setenta, pero su gestación había comenzado en la década anterior. De donde si los denominase “protolibro” no me equivocaría; sin embargo, en tanto que al borrarlos (editarlos) les he sobreimpreso algunos comentarios, prefiero mentar aquellas tablillas en las que tiempo atrás los copistas volvían a escribir una y otra vez.
En este conjunto pueden distinguirse dos subconjuntos o agrupamientos. Uno está constituido por las entrevistas a tres grandes figuras que renovaron las letras de nuestra América a lo largo del siglo XX. Si bien ellos hundieron sus raíces en Chile, Argentina y Brasil, sólo una óptica miope puede confinarlos a esos territorios. De todos modos, no es su universalidad lo que ahora me interesa sino la secreta y multiforme articulación que ellos establecen en la literatura de nuestro continente.
Por su parte aquel que puede considerarse un segundo grupo recoge textos que giran en torno a la descendencia quizá más notoria de aquellos padres. Su eje toma en cuenta fundamentalmente a los narradores que promovieron el boom de los sesenta, algunos debates con respecto a ese fenómeno y otras concomitancias.
Cabría entonces señalar que Neruda, Borges y Amado conforman “primeras historias” en un doble sentido: sus obras son fundantes en cuanto al desarrollo de la literatura latinoamericana y luego, al menos en mi caso, su lectura produjo un deslumbramiento inicial, hondo y perdurable. Los textos siguientes, sobre el boom y Vargas Llosa, sí son verdaderos “palimpsestos”. De donde tímidamente apunto un corte entre ambos grupos.
Claro que no sólo por esta doble partición el conjunto presenta textos de dispar factura: tres entrevistas, una ponencia, un ensayo crítico y varias glosas lo atestiguan. Sin embargo, un humus les es común y abona su homogénea heterogeneidad; porque bien que mal estos textos pretenden abordar desde ángulos diversos y desde un determinado sector de la cultura un objeto que nos concierne.
Que a mí decididamente me concierne. Que concierne de manera particular, conflictiva e íntima a todos quienes habitamos este vasto territorio que se extiende desde el río Grande fronterizo hasta la Patagonia austral. Objeto u objetivo, subrayo, que hoy no logran obturar los nuevos desafíos de la tan mentada globalización. Por el contrario, esos desafíos redoblan nuestros esfuerzos, viejos y renovados esfuerzos en pro de la hermandad de los pueblos de América latina.