Algunos consejos antes de empezar:
AL IR AL MERCADO
Planea el mercado de acuerdo a tus necesidades, yo por ejemplo una vez al mes compro los productos no perecederos y lo de congelar y cada semana voy por las frutas y verduras, así están siempre más frescas y puedo aprovechar los precios de las que estén en cosecha.
Antes de salir de la casa a mercar sigue estos tres pasos para ganar tiempo y no gastar plata en lo que no necesitas:
•Organiza la despensa y la nevera, así sabrás exactamente qué te hace falta y no desperdiciarás comida.
•Planea algunos menús que quieras preparar durante la semana.
•Con base en los puntos anteriores elabora una lista de mercado.
Nunca vayas a hacer mercado con hambre o de afán. El hambre hace que compres cosas que no necesitas, que seguramente no son muy saludables y que ni te comerás, y si vas con afán vas a comprar a la loca, sin revisar la calidad de los productos y terminarás con alimentos no muy frescos y hasta a punto de vencer.
Este consejo me encanta y me lo dio hace un tiempo una amiga experta en nutrición, Ximena González: cuando vayas al mercado lleva más cantidad de los alimentos que están en la periferia, es decir de las frutas, verduras, carnes, pescados, lácteos, etc., luego adéntrate en los pasillos siguientes que tienen los granos, huevos y aceites y deja la menor cantidad para los del centro, que es donde están los alimentos más procesados. La alimentación saludable y balanceada depende de lo que tengas para comer en tu casa, así que de acuerdo con tus gustos y necesidades trata de hacer un mercado completo donde incluyas todos los grupos alimenticios y no lleves muchos alimentos procesados, cargados de grasas o azúcares, para así evitar la tentación. Incluye frutos secos como almendras, semillas como las de girasol, frutas como la manzana y aguas aromáticas para controlar la ansiedad.
MAPA DEL SUPERMERCADO

Cuando escojas los alimentos no te fijes solo en el centro de la góndola o de la estantería, revisa arriba y abajo para buscar mejores opciones y precios. Escoge los productos que estén ubicados en la parte de atrás, que por lo general tienen una fecha de vencimiento más lejana.
Revisa siempre las fechas de vencimiento y la calidad de los empaques y productos, prefiere los envases de vidrio y si compras enlatados asegúrate de que no estén golpeados.
Deja los productos refrigerados y congelados para el final, así evitas que estén mucho tiempo a una temperatura diferente que pueda dañarlos.
AL LLEGAR A LA CASA
Organiza y guarda el mercado lo antes posible, ya que muchos alimentos deben refrigerarse para evitar su descomposición. Te sugiero poner los productos recién comprados en la parte de atrás de la nevera o despensa para que así uses primero los que llevan más tiempo de comprados.
Las frutas y verduras deben ser lavadas antes de su consumo pero no necesariamente al momento de guardarlas, yo prefiero almacenarlas o refrigerarlas y lavarlas justo antes de prepararlas, así las consumo más limpias y evito que el agua genere humedad y se dañen más rápido.
Para lavar las frutas y verduras te recomiendo usar agua fría, en algunos casos es bueno agregar algún desinfectante el cual debe ser retirado muy bien antes del consumo. También puedes utilizar agua con vinagre y si hay hojas revisa que no tengan bichos o insectos.
En la mayoría de los casos es ideal consumir las frutas y verduras frescas y crudas para sacar más provecho de sus nutrientes, pero sé que muchas preparaciones requieren cocción por eso les doy las siguientes recomendaciones:
ALGUNAS FORMAS DE COCINAR LOS ALIMENTOS
De ser posible prepáralos al vapor, es una técnica muy saludable, puede demorarse un poco más pero en especial las frutas y verduras quedan con mejor textura y pierden menos vitaminas y minerales. Si no tienes un recipiente especial o vaporera, hierve agua y pon los alimentos en un colador que resista el calor adentro de la olla sin que toque el agua, preferiblemente tapado y sin dejar que se seque, la idea es que se cocinen con el vapor del agua hirviendo.
Si prefieres cocinar las verduras en agua entonces ponla a hervir y viértelas solo cuando el agua ya esté hirviendo. Déjalas durante unos minutos a fuego medio y apenas hayan alcanzado el punto de cocción retíralas del agua caliente para evitar que se sobrecocinen. En este proceso puedes agregar una pizca de sal agua para que las verduras no se ablanden demasiado, o un chorrito de limón o vinagre para que queden con un color intenso y apetitosas. No te recomiendo usar bicarbonato porque puede alterar las propiedades y nutrientes de algunos alimentos. Recuerda que para esta técnica el agua debe estar a punto de ebullición y funciona bien para tubérculos y algunas leguminosas.
Para los vegetales puedes recurrir también al blanqueo, que consiste en sumergirlos en agua con sal hirviendo durante uno o dos minutos. Esta forma de cocción ayuda a fijar nutrientes y colores. Al terminar el proceso es importante sumergir los alimentos en agua fría con hielo para cortar el calor y así evitar que se cocinen más de la cuenta.
El salteado es ideal para cocinar de forma rápida alimentos de naturaleza blanda como vegetales y carnes suaves o en trozos pequeños. Requiere una alta fuente de calor (la estufa a fuego alto) y una materia grasa (aceite o mantequilla) para hacer una acción de sellado y cocción.
Algunas carnes, vegetales y hasta frutas se pueden asar, este es un método de cocción en seco que requiere de una parrilla muy caliente. La idea es que el calor de manera rápida selle los alimentos para que conserven su sabor. Si no tienes parrilla puedes hacerlo en una plancha o sartén, la clave está en la temperatura alta.
Otras técnicas de cocción de alimentos muy usadas son:

•Estofar: se sella el alimento y después se termina de cocinar en un líquido por un periodo largo de tiempo. Se usa para carnes o proteínas con mucha fibra y duras.
•Brasear: se sella el producto y después se termina en un líquido al horno. Es una buena forma de preparar las costillas.
•Freír: se cocinan los alimentos en aceite muy caliente.
CONSERVACIÓN DE LOS ALIMENTOS
Es importante saber que existen varias formas de conservar los alimentos que básicamente buscan impedir la acción de microorganismos que los descomponen. Algunas técnicas hacen que duren meses y hasta años dependiendo del alimento, otras solo ayudan a que se mantengan en buen estado un par de días. Existen unas técnicas que se hacen de manera industrial y otras que implementamos en el hogar:
La más sencilla y la que podemos hacer fácilmente en casa es la de refrigerar y congelar, la cual sin duda alguna prolonga el buen estado de los alimentos, ya que impide o retrasa la aparición de microorganismos por efecto de la baja temperatura. La nevera debe estar siempre limpia, no dejes la puerta abierta durante mucho tiempo, no refrigeres comidas o productos calientes y mantenle una temperatura de 0 a 5 grados centígrados.
En casi todas las neveras la parte de arriba es la más fría y es ideal para carnes o pescados, en la mitad puedes guardar alimentos lácteos, en la parte de abajo las frutas y verduras y en los compartimientos de las puertas las salsas y productos que no requieran tanto frío.
Además de la temperatura ambiente, el oxígeno también es un medio favorable para la reproducción de los microrganismos, por eso empacar al vacío y hasta los contenedores o bolsas herméticas son formas prácticas y sencillas que podemos hacer en la casa para mantener en buen estado por más tiempo algunos alimentos crudos, cocinados o procesados.
La deshidratación es una técnica por la cual reducimos el agua y, por lo tanto, las bacterias. Es una técnica fácil y muy usada, se puede hacer al sol o en el horno y ayuda a que se mantengan nutrientes del alimento. Ensáyala con tomates o manzanas.
También se pueden conservar los alimentos por medio de procesos de ahumado, con sal para absorber la humedad, con azúcar o con vinagre que además de dar sabor y aderezar, ayuda a generar un cambio químico en el alimento para que dure más tiempo.
En la industria alimenticia se usan varios aditivos y conservantes para prolongar la duración de algunos productos o se recurre a técnicas especializadas como la pasteurización o la UHT (esterilización a altísimas temperaturas, utilizadas por ejemplo para conservar la leche).


ACEITE
Todos los grupos alimenticios son importantes para el buen funcionamiento del organismo y las grasas no son la excepción. La clave está en consumirlas en la cantidad adecuada y escoger las más saludables, por eso es necesario darle una mirada rápida al tema y para empezar hay que saber que las grasas se clasifican según su estructura química en:
•Grasas saturadas: las identificamos porque a temperatura ambiente son sólidas y por lo general son de origen animal, aunque entran también en este grupo el aceite de palma o el de coco.
•Grasas insaturadas o grasas buenas: son líquidas a temperatura ambiente y en las cantidades adecuadas son beneficiosas para el organismo. En este grupo están los ácidos grasos monoinsaturados presentes en alimentos como el aceite de oliva, el aguacate o los frutos secos y los ácidos grasos poliinsaturados que por lo general son de origen vegetal presentes en aceites de cereales y semillas (girasol, maíz, ajonjolí) y otros que encontramos en los pescados. Estos son los famosos omega 3 y 6.
•Por último, encontramos las grasas trans, que resultan de hidrogenar los aceites para convertirlos en sólidos y que no son muy recomendables para la salud puesto que ayudan a elevar los niveles de colesterol LDL o colesterol malo.
Dependiendo de lo que vayas a preparar y del método de cocción puedes decidir qué tipo de aceite utilizar, pero en general ten en cuenta las siguientes recomendaciones:
Las propiedades de los aceites cambian con la temperatura y muchos de ellos después de llegar a su punto máximo de calor o punto de humo empiezan no solo a perder sus propiedades, sino también a producir sustancias nocivas para la salud. Los aceites vírgenes o los no refinados son menos resistentes a las temperaturas muy altas mientras que los saturados como el de coco y el de palma se mantienen más estables al freír.
En muchos aceites podemos encontrar la variedad de refinado y no refinado. El refinado lo puede hacer más estable al calor pero por lo general tiene menos propiedades para la salud. Los aceites vírgenes o extravírgenes tienen más antioxidantes, conservan más su sabor de origen y son ideales para saltear o aderezar.
En general trata de consumir los aceites, sobre todo los que son ricos en ácidos grasos insaturados sin refinar y sin calentar demasiado. Si vas a fritar utiliza los que sean más estables a las temperaturas altas y nunca dejes que se quemen (el olor y el humo oscuro son el indicador).
El aceite se debe guardar muy bien tapado, en un lugar fresco y preferiblemente oscuro y alejado de fuentes de calor para evitar que se dañe y se ponga rancio.
Al momento de utilizarlo asegúrate de que el aceite haya alcanzado la temperatura ideal (esta depende del tipo de aceite, pero por lo general está entre los 170 y 200 grados centígrados): si está muy frío los alimentos absorben más grasa y si está demasiado caliente ya sabes que puede quemarse y producir sustancias que no son buenas para la salud.
Lo ideal es que al poner los alimentos dentro del sartén se vean rápidamente burbujas alrededor y que no salga humo oscuro ni huela a quemado. También puedes revisar la temperatura poniendo un pedazo de pan, si se queda en el fondo significa que está muy frío y si sube de inmediato es porque está muy caliente. A mí me funciona si sube lentamente en 5 o 7 segundos.
Para que el aceite no salpique debes secar muy bien los alimentos que vas a fritar ya que el agua y el aceite no se la llevan muy bien. También puedes ensayar poniendo un poco de harina al aceite caliente o a los alimentos que vas a llevar al sartén.
El aceite puede reutilizarse un par de veces siempre y cuando no se haya quemado, para hacerlo espera a que se enfríe, pásalo por un cedazo fino o un lienzo para eliminar residuos y guárdalo en un recipiente de vidrio bien tapado.
Para quitarle los olores al aceite usado te recomiendo antes de guardarlo, fritar en él unas ramitas de perejil o una cáscara de limón por unos 3 o 4 minutos.
Al momento de fritar es mejor no tapar el sartén, a no ser que sea con una tapa especial que permita la salida del vapor.
Nunca tires el aceite usado por los desagües, aparte de ser muy contaminante puede causar estragos en la tubería. Mejor si lo cuelas y lo envasas para después reciclarlo.

AGUACATE
El tacto es la mejor herramienta para escoger un aguacate maduro. Si al tocarlo cede un poco sobre todo en los extremos y si se siente blando pero no en exceso quiere decir que está en el punto ideal para su consumo.
Hay quienes recomiendan sacudirlos y si se les siente la pepa o semilla quiere decir que ya están maduros. A mí este consejo me ha funcionado pero cuidado, nunca lo hagas si el aguacate está duro.
Con el aguacate también hay que tener en cuenta el color, mientras más café, más maduro. Pero ojo, si la cáscara está muy arrugada y demasiado blanda puede estar dañado.
Si no vas a consumir los aguacates rápidamente es mejor que los compres verdes y que revises en casa su proceso de maduración. Déjalos a temperatura ambiente alejados de la luz directa y para acelerar su proceso guárdalos en una bolsa de papel con un banano.
Si el aguacate está demasiado maduro puedes usarlo para guacamole, agrega siempre limón y o vinagre, deja la semilla adentro para que se conserve mejor y guárdalo en un frasco alto de boca pequeña, mientras más ancho y abierto el recipiente más contacto habrá con el oxígeno y por lo tanto más rápido se pone negro. También puedes congelarlo en un recipiente hermético, aunque después cambiará su textura e incluso su sabor.

AJO
Lo más importante al momento de comprar el ajo es revisar que no esté blando y arrugado. Un ajo cuando está fresco se siente duro al tacto y sus hojas se ven secas pero lisas.
Los ajos enteros y sin pelar se deben almacenar por fuera de la nevera en un sitio fresco y preferiblemente sin mucha luz. No los pongas en bolsas plásticas ni cajas herméticas, busca recipientes abiertos o con orificios para que pueda circular el aire.
Para que el olor no quede impregnado en las tablas de picar o en los morteros, mójalos antes de usarlos y para quitar el olor de las manos lávalas con café molido.
Una buena forma de conservar los ajos por varios meses después de pelarlos es poniéndolos en un frasco de vidrio limpio y seco con vinagre, tápalo muy bien y refrigéralo. También puedes procesarlos con aceite de oliva para hacer una pasta que refrigerada te durará varias semanas. En caso de necesidad puedes poner los ajos en una bolsa hermética y congelarlos, así te pueden durar por más tiempo.
Si tal vez el ajo te cae pesado al estómago, ensaya quitándole la vena interior antes de prepararlo y siempre consúmelo recién hecho ya que cuando tiene varios días de preparación se vuelve más difícil de digerir.
Para quitar el sabor de la boca después de comerlo puedes masticar unas hojas de perejil o unas semillas de cardamomo.
Para que la cáscara salga más fácil al momento de pelar los ajos puedes sumergirlos en agua caliente durante algunos minutos, también funciona darles un golpe fuerte con el mortero en alguno de los extremos o ponerlos en el microondas por unos segundos y si lo vas a macerar agrega un poco de sal para que no baile por todo el mortero.
Cuidado con dejarlo mucho tiempo al fuego, se quema con facilidad y le da un sabor amargo a las comidas.

ALBAHACA
Aunque más adelante encontrarás la albahaca junto con otras hierbas muy usadas en la cocina, aquí les comparto unos consejos puntuales para que se conserve mejor, ¡pues a mí no me puede faltar en la cocina!
Trata siempre de comprar la más verde y fresca y ten en cuenta que el tamaño de las hojas no es un indicador de su calidad sino más bien del tipo de albahaca. También puedes tenerla en casa en un matero, es fácil de sembrar y cuidar y por su aroma mantiene alejados algunos moscos y zancudos.
Si está fresca puedes conservarla de varias formas. A temperatura ambiente puedes ponerla en un vaso o jarra con un poco de agua, como si fuera un florero, tratando de que el nivel no alcance a mojar las hojas para así evitar que se pudran. Déjala en un lugar fresco, muy aireado y lejos de la luz directa del sol y ve tomando las hojas cada vez que quieras hacer una preparación. Antes de hacer este proceso te recomiendo lavar muy bien la albahaca, secar sus hojas y contar un poco los tallos para que absorban mejor el agua.
Otro método que te permite conservar la albahaca por un buen tiempo consiste en ponerla en un poco de aceite de oliva en un recipiente de vidrio, preferiblemente oscuro y completamente limpio. Antes de hacer este proceso también debes lavar y secar muy bien la albahaca y guardarlo en un lugar fresco.
Si vas a refrigerar la albahaca es mejor no lavar sus hojas sino hasta antes de su consumo, trátalas con cuidado para que no se maltraten, deshójala con la mano y guárdala envuelta en toallas de papel en un recipiente hermético. Recuerda que el frío de la nevera puede quemarla y oscurecerla un poco.
Para congelarla te recomiendo hacerlo luego de haberla picado y mezclado con aceite de oliva o mejor aún si ya está preparada en un pesto con queso parmesano, ajo, aceite de oliva y piñones o algún fruto seco similar, de esta forma se conserva muy bien y es práctico para hacer preparaciones de afán.


APIO
Comprar apio de buena calidad no es difícil, pues a simple vista se ve su frescura. En todo caso escoge siempre los que se vean más verdes, los de tonos blancos o descoloridos pueden estar menos crujientes. Desecha los que tengan las hojas marchitas y el tallo blando. Lo mejor es guardarlo en la nevera y separar las hojas de los tallos, ya que las primeras duran menos tiempo.
Al momento de consumirlo te recomiendo cortar y lavar los tallos y sumergirlos en agua fría con hielo, esto ayudará a que se sientan más frescos y crocantes. Si quieres tener los tallos listos para su consumo inmediato durante la semana puedes guardarlos una vez cortados y lavados en un recipiente hermético con agua cambiándola diariamente.
Mi receta favorita: el apio es un gran aliado de las dietas, ya que es diurético y calma la ansiedad de comer, por eso es bueno tenerlo a la mano para picar entre comidas o para acompañar un plato fuerte. Los tallos frescos con yogur griego, uvas pasas y almendras son ideales como entrada y el zumo de apio con pera, manzana verde y pepino es perfecto para limpiar y purificar el organismo.

ARROZ
El arroz es un alimento de larga duración, si lo almacenas en un recipiente hermético, lejos de la humedad, en un lugar fresco y oscuro puede durar hasta un año. Revisa periódicamente que no tenga moho y no mezcles el arroz comprado hace varios meses con el arroz recién comprado.
Si es un buen arroz mejor no lavarlo para que no pierda almidón y si quieres que quede más blanco y no se apelmace, agrega una cucharadita de vinagre o unas gotas de limón a su preparación.
Para que el arroz quede sueltico y esponjoso remójalo antes de cocinarlo, nunca lo revuelvas con una cuchara sino con un tenedor y no olvides agregarle un poco de aceite a la receta.
Para que el arroz no se pegue es mejor no revolverlo una vez empiece su proceso de cocción.
Si quieres que quede más gustoso, sofríe el arroz crudo en aceite y con algún condimento a fuego medio durante dos minutos, después agrega la medida de agua pero que esté fría y deja que se cocine sin tapar la olla hasta que el agua se evapore y para terminar la cocción tapa la olla y pon el fuego en bajo.
El arroz una vez cocinado pero cuando ya esté completamente frío se puede almacenar en la nevera en una caja hermética o bolsas selladas hasta por más de una semana, siempre y cuando no hayas puesto otros ingredientes a su preparación. Este mismo proceso lo puedes hacer para congelarlo y así te dura hasta un par de meses.
Al momento de recalentar el arroz hazlo con el fuego bajo y agrega una gotas de agua. También puedes ponerlo en un colador sobre una olla con agua hirviendo, será más demorado el proceso pero te aseguro que quedará como recién hecho.
Para que el arroz tenga un sabor diferente puedes agregarle sofitos de cebolla, pimentón o ajo en el momento de la cocción, o una vez preparado puedes mezclarlo con ajonjolí, maní, almendras, nueces, uvas pasas o cualquier fruto seco.

BANANO
Al momento de comprarlos debes tener idea de en cuanto tiempo los vas a consumir para saber en qué grado de madurez los debes comprar: si quieres disfrutarlos en uno o dos días elige los más amarillos, incluso con manchas de color café, esto indica que la fruta está en su punto ideal de maduración, con un sabor más dulce y una textura suave. Importante revisar que no tengan la cáscara muy blanda ni magullada. Si no los vas a consumir pronto busca los más verdosos y siempre pegados al racimo para que maduren mejor.
La forma ideal de almacenarlos en la casa es colgados, como están en el supermercado, esto ayuda a su buena maduración y a que no se dañen unos con otros, pero si te queda difícil, déjalos en un lugar fresco mientras llegan a su punto.
En la nevera puedes guardarlos pero cuando ya estén maduros para así evitar que se dañen. En una bolsa plástica sin cerrar y con medio limón adentro pueden durar un poco más. Te recuerdo que el frío puede oscurecer aún más la cáscara pero esto no significa que la fruta se haya dañado.
Si los bananos están separados del racimo te sugiero envolver en papel film la parte que queda un poco descubierta de cáscara, esto ayudará a que duren más tiempo. Si compraste los bananos verdes y quieres madurarlos rápidamente, mételos en una bolsa de papel o ponlos junto con otras frutas maduras.
Los bananos congelados pueden durar mucho tiempo, empácalos en bolsas herméticas o recipientes para congelar después de pelarlos y consúmelos como paletas o haz con ellos alguna preparación.
El banano una vez pelado se debe consumir en el menor tiempo posible para que no se oscurezca, para evitarlo agrega unas gotas de limón.
Mi receta favorita: el banano siempre es un buen aliado sobre todo si haces ejercicio, a mí me encanta al desayuno antes de un día agitado acompañado con yogur griego, avena en hojuelas y almendras o congelarlo cubierto de chocolate sin azúcar para comerlo como postre.

BRÓCOLI
Lo ideal es comprar uno que se vea muy verde y brillante, que no se le vean manchas de color café o amarillo y con el tallo fresco e hidratado. Cuando el brócoli lleva mucho tiempo en el supermercado se ve marchito y quemado.
Debes almacenarlo en la nevera, en la parte menos fría que es la de abajo, especial para frutas y verduras, guárdalo en una bolsa plástica o en papel film bien envuelto y trata de consumirlo en menos de una semana. En caso de ser necesario podrías congelarlo en una bolsa sellada y sacarlo solo al momento de su cocción, aunque yo les recomiendo consumir los alimentos lo más fresco que sea posible.
Antes de comerlo debes lavarlo muy bien, entre sus tallos y racimos pueden esconderse algunos bichos.
No lo cocines por mucho tiempo, un par de minutos serán suficientes para que no pierda sus propiedades y para que quede crocante. Para el brócoli el método de blanqueado es excelente.
Recuerda que los tallos también se consumen y que son muy nutritivos.

CAFÉ
Para tomar un mejor café les recomiendo comprarlo en grano e ir moliendo en casa lo necesario cada vez que se vaya a preparar. El café en grano dura un poco más y mantiene mejor el aroma que el molido.
Siempre debes guardarlo en un lugar fresco, lejos del calor, la luz, la humedad y de alimentos con olores fuertes. Una vez abierto debes tratar de consumirlo en el menor tiempo posible, ojalá no más de un mes y guardarlo en un recipiente hermético. Algunas personas recomiendan refrigerarlo para que se conserve por más tiempo. Yo la verdad prefiero dejarlo por fuera de la nevera en las condiciones que antes les mencioné, creo que al refrigerarlo se puede contaminar más fácil de otros olores, aunque si vives en un clima muy cálido o húmedo, la nevera puede ser una buena opción.
Lo ideal por sabor, aroma e incluso por digestión es tomar el café recién hecho, no soy amiga de recalentarlo.
Dependiendo de la preparación podemos encontrar varios tipos de café:
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Espresso: es originario de Italia y lleva este nombre porque se prepara en una cafetera espresso o en una máquina con bomba de presión. Es un café corto (30 mililitros aproximadamente), intenso, fuerte y concentrado. |
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Americano: es un café largo con mucha agua, esto lo hace menos fuerte y concentrado. |
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Capucchino: esta preparación también viene de Italia y mezcla un espresso con una proporción mucho mayor de leche muy espumosa, por lo general sobre la espuma se le pone un poco de canela o cocoa en polvo. Esta espuma se hace gracias a un vaporizador. |
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Macchiato: significa café manchado y por eso no es más que un expreso con una pequeña cantidad de espuma de leche. |
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Latte: es una preparación muy típica en Francia que combina café con leche hervida y con un poco de espuma. La proporción de leche es mucho mayor a la del café. |
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Cortado: es un café negro con una pequeña cantidad de leche caliente. |
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Mocca: es un café con leche con una adición de chocolate. Por lo general también se prepara con la leche espumosa y sobre ella se le agrega cocoa en polvo. |

CARNE
Para comprarla debes tener en cuenta que no puede estar por fuera de la nevera mucho tiempo, así que cuando estés haciendo mercado déjala para el final, revisa que tenga un color rojo brillante y que las partes grasas se vean blancas, no compres carnes opacas de un tono muy café y asegúrate de que no tengan mal olor. Al llegar a la casa guárdala lo más pronto posible, en la nevera si la vas a consumir en menos de cuatro o cinco días, si no congélala de una vez. En la nevera guárdala en la parte más fría, en recipientes herméticos para protegerla y para evitar que gotee sobre otros alimentos. También puedes dejarla en el empaque del supermercado siempre y cuando no esté roto o en mal estado, ideal si está empacada al vacío o en bandejas bien cubiertas con papel film. Para congelarla te recomiendo guardarla en las porciones que usualmente consumes empacada en bolsas o recipientes bien sellados. Para descongelarla es mejor pasarla a la nevera dentro de un recipiente y dejarla varias horas. Una vez descongelada debes cocinarla, nunca la vuelvas a congelar.
No dejes la carne sin cocinar a temperatura ambiente, ya que se descompone rápidamente, tampoco la laves para que no pierda sus jugos. En caso de ser necesario es mejor limpiarla con un trapo húmedo, pero recuerda que todos los implementos, incluso tus manos, tienen que estar completamente limpios para evitar que aparezcan bacterias y que se descomponga.
En la nevera la carne se mantiene mejor si está entera o en trozos grandes, cuando la porcionas o la picas hay que consumirla más rápido porque se puede empezar a descomponer en un par de días.
Si al guardar la carne notas que se oscurece un poco no hay que preocuparse, la mayoría de las veces es un efecto natural por sus componentes y la temperatura de la nevera. Revisa que no tenga mal olor y mal aspecto y en todo caso asegúrate de que no lleve más de cuatro días refrigerada.
Dependiendo del corte y la preparación escoges el tipo de carne pero recuerda que las más recomendadas son las carnes magras que se vean ligeramente marmoleadas, es decir con pequeñas vetas blancas entre las fibras para que esté más gustosa. Algunos de los cortes más comunes son los siguientes:
CORTES DE CARNE

1El morrillo es el que está en la parte delantera del lomo, no es muy blanda pero es jugosa y se usa principalmente para hacer estofados y sudados. También se le conoce como morro.
2El tabliado, lagarto o murillo está en las extremidades de la res y por eso puede ser una carne más dura y fibrosa, lo mejor es prepararla en sudado cortada en medallones o molida.
3El huevo de aldana, bola de pierna o bola negra está en la pierna de la res, tiene forma ovalada y es una carne magra ideal para asar o sofreír. En la parte superior del animal, en el lomo, está el solomo o chatas y el lomo de aguja. Ambos son buenos para hacer a la plancha, asados y al horno. Es una carne blanda y jugosa.
4La famosa punta de anca, muy apetecida por su sabor y jugosidad, está justo en la parte superior de la pierna. Ideal para asados o para hacer a la plancha. Una receta tradicional que conserva todo su sabor y le da buen término y textura consiste en amarrarla, ponerle sal y pimienta al gusto, sellarla en la parrilla y después cortar los medallones para consumirla. Si prefieres un término bien hecho puedes ponerla nuevamente al fuego por lado y lado una vez cortada.
5El muchacho está en la parte posterior de la pierna, es una carne firme y semiblanda perfecta para hacer sudados, para preparar al horno e incluso para desmechar. La tabla, conocida también como centro de pierna o capón, es un corte jugoso y magro que se presta para muchas preparaciones, incluso para asar o hacer a la plancha. A mí me gusta usarla para hacer carne en polvo, para la preparación la parto en cubos, la sofrío con sal y pimienta y algún condimento al gusto y cuando está fría la llevo al picatodo o procesador de alimentos para dejarla en polvo. Sabe delicioso con los frijoles, lentejas o sopa de arroz y se puede guardar en la nevera en un recipiente bien cerrado por varios días.
Al calentarla no olvides humedecerla un poco para que quede como recién hecha.
6La sobrebarriga se puede hacer al horno, sudada o rellena y si está en el punto de cocción queda suave y muy gustosa.
7El pecho o sobrebarriga gruesa es una de las mejores opciones para hacer carne desmechada o para hacer sudados y sancochos.
8El solomito, lomito o lomo fino es una de las piezas más pequeñas de la res y una de las más costosas, pero sin duda es una de las más magras, jugosas y suaves, es por eso que es mejor disfrutarla a la plancha, al horno o a la parrilla.
9El solomo extranjero, cadera o tetafula también está en la pierna de la res y es ideal para los asados. Puedes hacerlo en corte mariposa para que quede más delgado y sea más fácil y rápido de preparar.
10Las costillas son una de las piezas más grandes y bien preparadas, son jugosas y de buen sabor, a la parrilla quedan deliciosas pero te aconsejo cocinarlas primero para que la carne se despegue del hueso, puedes hacerlo al horno a fuego muy lento tapándolas con papel aluminio.

CEBOLLA
Para comprar la blanca, cabezona o de huevo les sugiero buscar las más duras, pesadas y sin manchas. Revisa que no tengan brotes porque seguramente no tendrán tan buen sabor.
Puedes dejarlas por fuera de la nevera si las vas a consumir en menos de una semana y deben estar en un lugar oscuro y ventilado. Para que duren más tiempo yo las pongo en la parte de abajo de la nevera en un recipiente sin tapa para que no cojan humedad, así me duran hasta más de un mes en perfecto estado.
Si necesitas almacenar una cebolla partida te recomiendo hacerlo en una caja hermética o taparla muy bien con papel film para que no impregne de olor los otros alimentos de la nevera y para que no pierda su textura.
Recuerda sumergirla en agua con sal y vinagre si la vas a comer cruda y quieres disminuir su sabor y aroma.
Después de pelar cebolla lava las manos con limón y café molido para quitar el olor.
La cebolla roja la puedes almacenar igual que la blanca pero recuerda que su sabor es más fuerte y picante y lo ideal es comerla cruda. Para comprar la cebolla larga, de rama o junca revisa que los tallos estén bien blancos y firmes y que la parte superior sea verde y fresca. Este tipo de cebolla es ideal para hacer guisos o condimentar comidas. No dura tanto como la cabezona y es mejor almacenarla en la nevera en una malla para que la humedad no la pudra.
Mi receta favorita: la cebolla me gusta en todas sus preparaciones, pero hay una en especial que va muy bien con los sándwich, hamburguesas, dips y patés de entradas, entre otros, y es la cebolla caramelizada, además hacerla es muy fácil y en un recipiente bien cerrado se puede conservar varios días en la nevera. Para prepararla cortas las cebollas en julianas o plumas muy finas y las pones a sofreír a fuego lento en aceite de oliva, si tienes paciencia y quieres hacer una preparación más ligth y natural puedes dejar que la cebolla se caramelice sola, agregando con un chorrito de vinagre balsámico, pero si estás de afán puedes adicionarle también un poco de azúcar morena, las dejas cocinar, siempre en fuego bajo hasta que adquieran una textura suave un y sabor dulzón.


CIL ANTRO Y PEREJÍL
También los encuentras en la lista de hierbas pero como son tan usados en nuestra gastronomía les comparto estas recomendaciones.
No hay mucho que aconsejar para comprar estas hierbas, pues su frescura o mala calidad salta a la vista en el mercado. Lo que sí es importante es saber en cuánto tiempo las vamos a consumir y dependiendo de eso buscar la mejor manera de almacenarlas.
Para comenzar hay que tener en cuenta que el cilantro en especial no es muy duradero y es mejor comprar poca cantidad para que siempre esté fresco y aromático.
Para que el cilantro y el perejil permanezcan en buen estado al menos por cinco o siete días te sugiero lavarlos muy bien cuando llegues a la casa, puedes cortar un poco sus tallos y sumergirlos en agua fría por unos minutos para retirar la suciedad que traigan, después sécalos muy bien, esta es la clave para que duren más, ya sea al sol o con toallas de cocina. Envuélvelos en toallas de papel y guárdalos en la nevera en una caja hermética o en una bolsa plástica bien sellada y con la menor cantidad de aire que sea posible.
Algunas amigas me dicen que les funciona bien el método de cortar casi todo el tallo y hacer el procedimiento anterior solo con las hojas y otras me aseguran que duran más si los almacenas en una jarra o vaso con un poquito de agua.
Aquí la clave es cambiarla periódicamente y que el nivel no alcance a mojar las hojas, solo los tallos, por último cubre la parte superior con una bolsa plástica. La verdad a mí me parece más práctico envolverlos en las toallas de papel, pero ensaya a ver cuál te da mejor resultado.
Es inevitable algunas veces recurrir a métodos de congelación para que duren más y no se dañen. El más sencillo es congelarlos en bolsas herméticas después de haberlos lavado y secado muy bien y el otro, mi preferido, es picarlo finamente, añadirle un poco de aceite de oliva y congelar en pequeñas bolsas o recipientes.

EMBUTIDOS O CARNES FRÍAS
Revisa bien su fecha de vencimiento y escoge los productos que tengan la fecha más lejana. Revisa que los empaques estén en buen estado y bien cerrados y que los productos se vean del color de siempre.
Los jamones una vez tajados o abiertos tienen muy poca duración, por eso es mejor comprar la cantidad que vas a consumir máximo en una semana. Una vez abierto te recomiendo refrigerarlo envuelto en papel parafinado dentro de un recipiente hermético y revisar diariamente que no se ponga baboso, de color verde o con mal olor.
Si te vas de viaje y no quieres que se pierda puedes congelarlo en las condiciones antes mencionadas o en bolsas herméticas pero recuerda que debes sacarlo a descongelar varias horas antes de consumirlo y que puede perder algo de sabor y de textura.
Las salchichas si las vas a consumir rápido puedes dejarlas en la nevera en una caja o bolsa hermética, si no te recomiendo congelarlas, a mí me parece que se conservan muy bien y como siempre las cocino antes de comerlas, entonces pueden ir del congelador directo a la olla o sartén y no pierden sabor.
La tocineta también prefiero congelarla, pero antes de hacerlo te recomiendo guardarla por porciones en bolsas o recipientes separados para que cuando vayas a consumirla no tengas que descongelar más de la que necesitas rompiendo la cadena de frío y corriendo el riesgo de descomponer la que queda.
Si vas a preparar la tocineta en el horno microondas tápala con una o dos toallas de papel y si la vas a hacer en una sartén no agregues aceite.


FRESAS
Las fresas son muy delicadas y no duran mucho, por eso hay que poner especial cuidado cuando las vas a comprar y almacenar. En el mercado escoge las más brillantes, de color rojo intenso y hojas verdes y frescas, asegúrate de que estén firmes y de que no tengan moho. Yo te recomiendo las de tamaño mediano, por lo general son más dulces y no son huecas por dentro.
La mejor forma de conservarlas es en la nevera pero ten en cuenta estas recomendaciones:
•Si una sola fresa tiene moho, está muy magullada o dañada es mejor sacarla porque de lo contrario dañará las otras en poco tiempo.
•Guárdalas en un recipiente sin tapa y preferiblemente con agujeros para que no se acumule la humedad, pues esta es la gran enemiga de las fresas.
•Otra forma de evitar el exceso de humedad es revisando que estén bien secas antes de guardarlas, no amontonándolas y poniendo una toalla de papel en el recipiente donde las guardes.
•Yo te sugiero no lavarlas ni quitarle las hojas hasta el momento de su consumo, recuerda que la fresas deben estar muy limpias y desinfectadas antes de comerlas.
•Si no vas a consumirlas en los siguientes cinco días es mejor que las congeles. En ese caso lávalas muy bien, sécalas, quítales las hojas y empácalas en bolsas herméticas. De esta forma pueden durar varios meses pero después será mejor consumirlas en jugo, mermelada o salsa.
Mi receta favorita: como entrada o como postre puedes servir las fresas bien lavadas mojadas en vinagre balsámico, ¡es una buena combinación!

HIERBAS
Hacen parte fundamental de la gastronomía y le dan un toque especial a las preparaciones. Si las compras frescas revisa la calidad de sus tallos y hojas, guárdalas en un lugar fresco y aireado o en la nevera en cajas herméticas envueltas en toallas de papel, no las laves sino hasta el momento de su consumo para impedir que la humedad las dañe y evita maltratarlas para que no se oscurezcan.
Si las compras secas guárdalas en un lugar oscuro y fresco en un recipiente hermético, si las dejas abiertas perderán su aroma y no cumplirán su función al momento de usarlas.
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Albahaca: originaria de la India, va muy bien con preparaciones que lleven tomate, con el pollo, pescado, huevos, pastas y ensaladas. Se puede usar fresca o seca y es mejor ponerla al final de la preparación para que no pierda su aroma. También se utiliza para aromatizar el aceite de oliva y para hacer la salsa pesto. |
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Eneldo: planta con usos medicinales originaria del Mediterráneo, sus hojas y semillas son excelentes digestivos, en la cocina se usan para condimentar y marinar pescados y mariscos y para comer en ensaladas. Consúmelo lo más fresco que puedas y usa sus semillas para hacer vinagres saborizados y encurtidos. |
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Estragón: es una hierba con aroma anisado muy usada en la cocina francesa, como casi todas se puede conseguir fresca o seca pero al utilizarla fresca da más aroma y sabor. No puede faltar en la famosa salsa bernesa, en la salsa tártara o en las mezclas de finas hierbas y hierbas provenzales. Condimenta muy bien pollos, pescados, mayonesas y aderezos para ensaladas. También se usa para aromatizar vinagres y aceites. |
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Cilantro: se usan las hojas, tallos y semillas. Las hojas se deben consumir frescas y agregarlas solo al final de las preparaciones para que pierdan sabor y textura. Se usa en sopas, arroces, ensaladas, aderezos y para preparar guacamole. Las semillas molidas son muy usadas en la cocina asiática. |
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Laurel: utilizado en la cocina mediterránea para hacer guisos, sopas, estofados, salsas y marinar pescados o carnes. Las hojas frescas son más aromáticas y tienen un sabor más fuerte y amargo, por lo que es más recomendable usar las hojas secas. Va muy bien con el orégano y por lo general las hojas se retiran de la preparación antes de servir. |
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Menta: hay diferentes especies y además de utilizarse en productos cosméticos y medicinales tiene muchos usos en la cocina. Lo ideal es consumirla fresca y sirve para preparar postres y recetas de dulce, para comer-la en ensaladas, para preparar tragos como el mojito, para comidas árabes, para hacer salsas y vinagretas y obviamente infusiones digestivas. Va muy bien con el pepino y además sirve para dar un toque decorativo a los platos salados o dulces. |
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Hinojo: se pueden consumir sus hojas, tallos, semillas y hasta el bulbo. Tiene también un sabor anisado y se puede usar para ensaladas, encurtidos y salsas. Las semillas son buenas para cortar la grasa de algunas preparaciones y también se usan molidas para recetas de la India o para panadería. |
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Orégano: su sabor es similar al de la mejorana aunque un poco más fuerte y no puede faltar en la comida italiana y mexicana. Las hojas frescas son más aromáticas pero también se pueden usar secas. Ideal para condimentar salsas como la boloñesa o las que contengan tomate, para quesos y para el pollo, el pescado y la carne. |
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Perejil: es una de las hierbas más usadas en la cocina, rica en vitaminas A y C. Hay muchas variedades, las más comunes son el perejil liso y el crespo. Le da un sabor ligeramente picante y fresco a las comidas. Se puede comer en ensaladas, sopas o guisos y sirve también para aderezar carnes, pollos, pescados, mantequillas y salsas. Se puede usar fresco o seco pero para no perder las vitaminas y para quitar sabores fuertes como el del ajo hay que comerlo fresco. También sirve para decorar platos. |
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Romero: también tiene su origen en el Mediterráneo y es muy usado en la cocina italiana. Fresco o seco le da un aroma y sabor particular a las comidas, mejor usarlo con moderación para no perder los otros sabores de la preparación. Es muy versátil y condimenta bien pollos, pescados, carnes, vegetales, papas, pizzas, huevos, salsas y hasta bebidas como tés o cocteles. También se puede usar para aromatizar vinagres o aceites. Para que no pierda el aroma es mejor no macerarlo o molerlo a no ser que esté seco. |
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Salvia: otra infaltable en la cocina italiana, seca o fresca va muy bien con las pastas, vegetales y algunas carnes. Es ideal para aromatizar el aceite y la mantequilla. |
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Tomillo: es muy digestivo y por eso acompaña muy bien comidas pesadas o grasosas. Es ideal para marinar o adobar carnes, pollos y pescados y para preparar salsas, estofados, sopas, pastas y hasta mantequillas. Combina muy bien con el romero y cuando está seco se le puede poner a las brasas de la parrilla para aromatizar las carnes. |

HUEVOS
Por lo general no faltan en nuestras casas y por eso es importante tener en cuenta estos consejos básicos:
•No compres huevos que estén rasgados o rotos y si tal vez se te rompen ya en la casa úsalos en menos de 24 horas.
•En la caja se conservan muy bien incluso por fuera de la nevera en lugar fresco, pero para que duren un poco más puedes guardarlos en la nevera, sobre todo si estás en climas cálidos.
•Para asegurarse de que los huevos estén frescos mira si tienen fecha de vencimiento, si no trata de consumirlos en una o máximo dos semanas. También puedes ver qué tan frescos están haciendo la prueba del agua con sal, lo sumerges y si se va al fondo está perfecto pero si flota ya está pasado de tiempo.
•Para hacer un huevo cocido debes ponerlo en una olla con agua fría y una pizca de sal o de vinagre para evitar que se rajen. Ponlos a hervir y una vez el agua esté hirviendo cuenta aproximadamente 10 minutos. Algunas personas prefieren apagar el agua una vez hierve y dejar el huevo hasta 15 minutos para que se termine de cocinar. Ensaya las dos técnicas y mira cuál te funciona mejor. Pasado el tiempo en el agua hirviendo te sugiero ponerlos en agua fría para que no se sigan cocinando y para que sean más fáciles de pelar.
•Si guardas los huevos en la nevera es mejor sacarlos al menos media hora antes de cocinarlos. Para que los huevos fritos te queden mejor agrégalos a la sartén una vez el aceite o la mantequilla esté caliente.

LECHE
Actualmente encontramos en el mercado varios tipos de leche, según el proceso térmico que se le haya realizado para su conservación, según sus características o según su origen, si es animal o vegetal.
Es importante saber que si bien la leche recién ordeñada puede ser consumida por el ser humano, después de unas horas puede ser fuente de microorganismos y bacterias, de ahí la importancia de comprar leche sometida a tratamientos térmicos. Según el proceso térmico encontramos la leche pasteurizada, también conocida como leche fresca, porque por lo general no dura más de cuatro o cinco días refrigerada. Esta leche era la que comúnmente hasta hace unos años encontrábamos en la tienda o supermercado. A través del proceso de pasteurización se eliminan los microorganismos pero no es de larga duración.
La leche UHT (ultra alta temperatura) o larga vida, es como su nombre lo indica sometida a altísimas temperaturas, lo que la hace más duradera, antes de abrirla puede durar varios meses incluso fuera de la nevera y una vez abierta dura varios días más que la leche pasteurizada. Recuerda en todo caso después de abierta refrigerarla preferiblemente en su envase original y asegurarte de que quede bien tapada para que dure más y no se impregne de olores de otros alimentos.
Otra opción que encontramos en el mercado es la leche en polvo, que se hace deshidratando la leche pasteurizada. Dicen los expertos que conservan las mismas propiedades de la leche fresca y que incluso se le pueden añadir otros nutrientes. Se conserva por mucho más tiempo (más de un año), no requiere refrigeración y puede salir más económica que las otras leches, aunque el sabor no sea el mismo.
Dentro de las variedades de leche de vaca que encontramos en el mercado está la leche entera que no tiene ninguna modificación en su contenido nutricional, contiene la crema y por lo tanto más del 3 % de grasa.
La leche descremada, como su nombre lo indica, no tiene casi crema y por lo tanto su contenido de grasa es mínimo. Se recomienda para personas en dietas limitadas en grasas o en calorías.
La leche deslactosada tiene generalmente el mismo contenido de la leche entera pero se le adiciona una enzima llamada lactasa, que facilita su digestión, sobre todo a las personas que no toleran la lactosa o el azúcar de la leche. También encontramos leches fortificadas con adición de nutrientes o semidescremadas con un poco menos de grasa que la leche entera.
Existen otras opciones de leches como la de soya, almendra o arroz ideales para personas veganas, cada una con características y propiedades nutricionales distintas. Todas ellas se pueden conseguir en el mercado y dependiendo del proceso que tengan será su duración, pero también puedes elaborarlas en casa haciendo un proceso de remojar, licuar o moler y colar. La recomendación para su conservación es revisar la fecha de vencimiento, refrigerarla después de abierta y si es hecha en casa consumir en el menor tiempo posible.

LECHUGA
Sin importar el tipo de lechuga que compres busca siempre la que tenga las hojas más verdes y vivas, sin manchas ni quemaduras.
Para conservarla mejor te recomiendo lavarla y desinfectarla, luego secarla bien y refrigerarla.
Recuerda que la lechuga puede traer pequeños animales, tierra y otros residuos, por eso es importante lavar hoja por hoja con agua fría o si prefieres la puedes sumergir en agua con unos cubos de hielo y sal yodada.
Después debes secarla muy bien, sacudiendo las hojas para retirar el exceso de agua o utilizando un escurridor de lechugas, que a propósito son muy prácticos. El proceso de secado sigue con toallas de papel o toallas de cocina limpias, pues de lo contrario se pueden ablandar sus hojas y hasta dañarse en pocos días. Si quieres conservarlas por más de una semana, envuélvelas en toallas de papel y guárdalas en una bolsa hermética o en un recipiente para refrigerar.
Si la vas a consumir en pocos días y quieres ahorrar tiempo, puedes dejarla de una vez picada en un recipiente con agua y tapada con una toalla de papel.
Nunca congeles la lechuga y revisa que la temperatura de tu nevera no esté muy fría para que no se quemen sus hojas.
Cuando vayas a consumirla puedes ponerla con un poco de hielo para que las hojas se sientan más frescas y crocantes.
Es preferible aderezar la lechuga o la ensalada cuando ya la tienes en tu plato, de esa manera la que sobra en la ensaladera puedes guardarla en la nevera para el día siguiente tapándola con una toalla de papel. ¡Se conservará perfecta!
Recuerda que al cortar la lechuga con cuchillos metálicos se pone negra, es mejor hacerlo con implementos plásticos, de cerámica o con la mano.
Mi receta favorita: a mí no me puede faltar la lechuga en cualquier ensalada, me parece que le da ese toque fresco, pero además me gusta utilizarla para hacer tacos o wraps y en vez de utilizar las tortillas de harina o de maíz usas hojas de lechuga. Es una buena opción, sobre todo si quieres disminuir el consumo de carbohidratos.

MANZANAS
Siempre encontramos al menos dos variedades en el supermercado pero independientemente de la que escojas revisa que esté firme, brillante, sin golpes y con un aroma dulce.
Por lo general las manzanas duran varias semanas incluso fuera de la nevera en un lugar fresco y sin luz directa, pero si no vas a consumirlas en poco tiempo es mejor refrigerarlas.
Antes de llevarlas a la nevera asegúrate de que estén pasadas de maduración, de que no tengan cortadas o de que su cáscara no esté levantada, esto hace que la manzana se dañe rápidamente y que madure de forma prematura o dañe no solo las otras manzanas sino también frutas y verduras almacenadas en el mismo lugar a causa del gas etileno que produce esta fruta.
Alguna vez una amiga me dio este consejo para que las manzanas duraran más en la nevera y la verdad me funcionó: aplica aceite de oliva a cada manzana para crear una capa protectora, déjalas secar y luego refrigéralas.
Recuerda que la temperatura de la nevera no debe estar demasiado fría, las manzanas se deben guardar en el cajón de frutas y verduras o en la parte inferior y mejor en bolsas plásticas con agujeros para mantener la humedad.
Una vez partidas las manzanas se oxidan muy rápido. Puedes evitar que se oscurezcan poniendo un poco de limón o vinagre.
Mi receta favorita: con la manzana verde me gusta hacer muchas preparaciones, les comparto algunas rápidas y sencillas: ensalada con lechugas, apio, nueces o almendras, pasas o arándanos, pollo desmenuzado y manzana verde con una salsa de yogur. Para un desayuno muy natural te recomiendo hacer un zumo con zanahoria, manzana verde y jengibre. Para entre comidas, una manzana con mantequilla de almendras o mantequilla de maní. Es una opción muy energética, saludable e ideal para quitar la ansiedad de comer.

NARANJAS Y LIMONES
En general los cítricos como naranjas, limones y mandarinas tienen características muy similares y por lo tanto los consejos para escogerlos y conservarlos pueden ser los mismos.
Cuando vayas a comprar frutas cítricas guíate por el peso, es un buen indicador de qué tan jugosa es la fruta. También es importante revisar la piel o la cáscara, a mí me va mejor con las que son más lisas y no demasiado gruesas o duras.
El color no necesariamente muestra qué tan buena está la fruta pero ten cuidado con los limones demasiado amarillos porque tal vez ya estén secos y pasados de tiempo. Busca verdes intensos en los limones y tonos más amarillos en las naranjas. El aroma dulce de la naranja también es buen indicador de qué tan dulce y jugosa puede estar.
Yo sé que el brillo de un limón nos puede hacer creer que es el mejor de todos, pero no te fíes porque en los supermercados les ponen aceite para que se vean de mejor calidad.
En últimas escoge los más pesados, de piel lisa, que no estén muy duros y que tengan buen aroma.
Tanto las naranjas como los limones se pueden dejar a temperatura ambiente, lejos de la luz directa y no muy amontonados si se van a consumir en menos de una semana.
Si quieres garantizar la conservación de los cítricos, especialmente de los limones, es mejor guardarlos en la parte baja de la nevera en bolsas selladas libres de humedad, de esta forma duran hasta cuatro semanas. También se conservan en buen estado si los dejas en las mallas que los venden en los supermercados.
Una vez partido un limón o una naranja es mejor guardarlo en la nevera con una pizca de sal y tapado con papel film, esto evitará que se seque.
Si quieres exprimirle todo el jugo a un limón, antes de partirlo puedes ponerlo unos segundos en el microondas o sumergirlo tres minutos en agua caliente.
La cáscara del limón rallada también se puede aprovechar en postres y tortas o para saborizar el azúcar.

PAN
Es sin duda uno de los alimentos más ricos y versátiles, pero muy perecedero. Como regla general te recomiendo comprarlo directamente en una panadería para que sepas a ciencia cierta qué tan fresco está, a excepción del pan de molde o de hamburguesa que conseguimos en el supermercado, que aunque no es tan artesanal es más duradero. Recuerda también que hoy en día se consiguen panes con harinas diferentes a la de trigo, como de almendra o de quinua, o panes de varios granos, saludables y algunos aptos para diabéticos, celíacos o personas que quieren mantener el peso.
El pan tiene dos grandes enemigos, el aire que lo endurece y la humedad que lo daña, por eso al momento de guardarlo debes protegerlo de estos dos factores. Yo les recomiendo hacer una bolsa de tela exclusiva para el pan y almacenarlo en ella al llegar a la casa. A parte de la bolsa me gusta ponerlo en una caja hermética en un lugar fresco alejado del frío y del calor. Otra buena opción para guardarlo es en una bolsa de papel, por algo en las panaderías es ahí donde te lo entregan. Este tipo de empaque lo mantiene protegido de la humedad y del contacto directo con el aire. En cuanto al pan tajado o de molde, es tal vez de los pocos panes que es mejor dejarlo en la bolsa plástica donde viene empacado, por un lado estos panes tienen procesos para no descomponerse tan rápido, y al igual que con la bolsa de papel para el pan artesanal, ¿no crees que por algo los que lo fabrican lo empacan ahí? Sin duda es la forma ideal de conservarlo, aunque yo en todo caso también los pongo dentro de su bolsa en una caja hermética muy limpia y seca destinada únicamente para el pan.
Por regla general los panes artesanales o los que compras en la panadería no debes empacarlos o guardarlos si están calientes, mucho menos en bolsas plásticas y recuerda que es mejor dejarlos a temperatura ambiente en un sitio fresco, pues la nevera puede descomponerlos más rápido.
Hay panes que son más duraderos que otros, en la panadería te pueden asesorar, pero si quieres ir a la fija recuerda que los baguettes, los panes más grandes, pero sin quesos u otras mezclas y los de corteza más gruesa y dura pueden resistir un par de días más en mejores condiciones.
Cuando vayas a calentar un pan que ha estado guardado, te sugiero mojarlo un poco con agua o con leche, al hidratarlo quedará más suave y se sentirá más fresco.
Al calentar el pan es mejor hacerlo en un horno convencional o en la parrilla de la estufa, el microondas puede dejarlo chicludo o duro, pero si definitivamente no tienes opción entonces envuélvelo en una toalla de papel o ponlo en un recipiente para calentar en microondas y no te excedas en el tiempo.
El pan es uno de esos alimentos que se deja congelar sin mayor problema, solo porciónalo y guárdalo en una bolsa hermética o en una caja para congelar. De esta manera se conservará varias semanas en perfecto estado, eso sí, trata de descongelarlo a temperatura ambiente y después caliéntalo en el horno convencional.

PAPAS
Como en la mayoría de los casos les sugiero comprar las papas de tamaño mediano. Revisa que estén firmes y que no se vean de color verde ni con brotes o germinados, ya que esto puede indicar la presencia de una sustancia tóxica llamada solanina, que causa vómito y diarrea.
Escoge un lugar fresco y ventilado, preferiblemente oscuro, alejado de la humedad y no las amontones demasiado para almacenarlas. Puedes guardarlas en una bolsa plástica o de papel y pueden durar incluso más de un mes.
Es mejor lavarlas y pelarlas solo en el momento en que se van a consumir y mientras empiezas el proceso te recomiendo sumergirlas en agua con una pizca de sal o vinagre para que no se pongan negras por la oxidación.
Mi receta favorita: medio cocinas las papas en cascos con cáscara y todo, eso sí bien lavadas, después las llevas al horno en una refractaria con aceite de oliva y ramitas de romero, a una temperatura no muy alta hasta que se acaben de hacer. Quedarán deliciosas para acompañar la carne, el pollo o el pescado.

PAPAYA
Lo más importante al momento de comprar la papaya sin importar su variedad es revisar el color y la textura. Mientras más amarilla y más suave su cáscara más madura se encuentra, pero preferiblemente no lleves las que se ven en tonos cafés y demasiado blandas al tacto sobre todo en la parte del tallo u ombligo. Si no la vas a consumir en los próximos tres días es mejor escoger una que aún tenga la cáscara verde y que se sienta muy firme.
Una vez llegues a casa si no está muy madura déjala fuera de la nevera en un lugar fresco y aireado hasta que tenga un color amarillo más parejo. Si necesitas madurarla rápido puedes ponerla en una bolsa de papel junto con un banano o una manzana.
Una vez partida es mejor refrigerarla en una caja hermética o bien envuelta en papel film para que no pierda su textura y para que no se contamine de otros olores de la nevera.
Recuerda que la papaya, incluso su cáscara, tiene una enzima llamada papaína con muchos beneficios para la digestión, que también puede ser usada para ablandar las carnes antes de su preparación. Si con el paso de los días ves que la papaya no llega al punto ideal de maduración seguramente es porque fue cortada antes de tiempo, en ese caso puedes hacerla cocinada con un poco de azúcar, stevia o panela y usarla como postre o en ensaladas.

PESCADO
Por lo general es recomendado incluir pescados en la dieta, es buena fuente de proteína y la mayoría aportan ácidos grasos buenos para la salud. Si vas a comprar pescado fresco y está entero revisa que sus ojos se vean brillantes, un tono opaco no es buen indicador, el olor no debe ser fuerte y mucho menos a amoniaco, debe oler a mar, el color de la piel se debe ver intenso y vivo, las agallas deben ser rojas o rosadas y la carne tiene que ser firme y elástica, al hundirla debe volver rápidamente al punto en que estaba. Cómpralo en un lugar seguro y de confianza y asegúrate de que no ha sido congelado antes para luego descongelarlo y venderlo como fresco.
No en todas las regiones se encuentra fácilmente el pescado fresco y por eso toca comprar el pescado congelado, en ese caso revisa que la carne o la piel se vea brillante, que esté muy duro y que no tenga manchas o agua dentro del empaque.
Al igual que las otras carnes, debes refrigerarlo lo antes posible al llegar a la casa y si no lo vas a consumir en las próximas 48 horas, es mejor congelarlo.
Si el pescado está entero, lávalo y quítale las vísceras antes de refrigerarlo, ponlo en un recipiente que impida que gotee, tápalo con un trapo húmedo muy limpio y guárdalo en la parte más fría de la nevera.
Para congelarlo te recomiendo que esté fileteado y limpio, guárdalo en bolsas herméticas marcadas según el tipo de pescado y con la fecha de congelación, ya que es mejor que no superen los cuatro meses antes de su consumo.
Para descongelarlo lo ideal es pasarlo a la nevera en un recipiente para evitar que moje otros alimentos pero si estás de afán puedes sumergirlo en un recipiente con agua fría, siempre y cuando el pescado esté bien empacado en la bolsa hermética.

PIÑA
Para escoger una buena piña:
•Siente su aroma dulce.
•Mira detalladamente su color pero no te preocupes si la ves todavía verde, esto no necesariamente indica falta de maduración. Si tiene un amarillo verdoso pero huele rico y no está muy dura está en buen punto para su consumo.
•Tócala bien y mira que no esté ni muy blanda ni muy dura y que sus ojos no estén reventados o de color café.
•A mí me gustan las de hojas verdes que se desprendan fácilmente, me da un buen indicio de su maduración.
La piña no dura mucho tiempo en la casa a no ser que la porciones y la refrigeres en una caja hermética. También la puedes congelar y utilizar después para jugos y salsas.
Yo te recomiendo consumirla en el menor tiempo posible para aprovechar sus nutrientes y propiedades.
Si está muy madura evita ponerla al lado de otras frutas y verduras.
Mi receta favorita: cuando hago algún guisado con carne y está un poco dura le pongo un pedazo de piña, le da buen sabor y ayuda a que se ablande. Otro de los zumos que más me gusta lo hago con piña, pepino cohombro y apio, es delicioso y muy diurético. En los asados puedes poner tajadas de piña en la parrilla, son perfectas como postre y ayudan a la buena digestión de la carne.

POLLO
Al momento de comprarlo revisa que se vea muy fresco, que no tenga un aspecto viscoso ni mal olor. No lo dejes mucho tiempo por fuera de la nevera o el congelador y si vas a hacer mercado completo déjalo junto con las otras carnes para el momento de pagar, así pasará menos tiempo antes de que llegues a la casa y lo vuelvas a refrigerar. Si lo vas a consumir en menos de 48 horas puedes dejarlo en la nevera en los estantes más fríos (4°C) en su empaque original, siempre y cuando esté en buen estado, bien sellado y en un recipiente hermético para que sus jugos no contaminen otros alimentos. Al momento de su preparación manipúlalo con implementos muy limpios y no lo dejes mucho tiempo expuesto al medio ambiente, sobre todo si estás en climas muy cálidos y húmedos, porque pueden aparecer las bacterias.
Para congelarlo te recomiendo guardarlo en bolsas o cajas herméticas en las porciones que sueles consumirlo, no se te ocurra descongelar una parte y volver a guardar el resto. En condiciones óptimas puede durar en perfecto estado varios meses.
La mejor forma de descongelar el pollo es hacerlo con tiempo pasándolo a la nevera en un recipiente que no gotee o impregne otros alimentos. Recuerda que una vez descongelado es mejor cocinarlo todo, y si es el caso guardas lo que te sobre ya preparado hasta un par de días en la nevera.
Si compras el pollo entero puede salir más económico pero recuerda no congelarlo ni refrigerarlo con las vísceras, te sugiero porcionarlo y separar sus presas antes de guardarlo. La pechuga, sin duda, es la parte que más carne tiene pero pueden ser más gustosas las otras presas.
Cuando cocines el pollo puedes reservar el caldo que queda para hacer otras preparaciones como salsas, pero es mejor retirar el exceso de grasa poniéndole una toalla de cocina o paño absorbente, o llevarlo durante unos minutos al congelador después de que se enfríe, esto ayudará a separar mejor la grasa y será más fácil retirarla.

QUESO
No sé si les ha pasado, algunas veces cuando voy a consumir el queso después de haberlo guardado un par de días tiene un olor desagradable, sabe amargo o tiene moho. Esto no debería pasar excepto si se ha dejado en la nevera por mucho tiempo o si se ha guardado como no se debe. Para solucionar el problema, reuní los consejos de unos amigos que trabajan con lácteos y aquí se los comparto:
Los quesos frescos como el queso campesino o el quesito no son muy duraderos. Al comprarlos busca los que tengan la fecha de vencimiento más lejana y cuando los vayas a consumir sácalos del empaque original, si es necesario pásalos rápidamente por el chorro de agua fría, sécalos con cuidado con una toalla de cocina y después guárdalos preferiblemente en una quesera o en un recipiente completamente limpio y seco con toallas de papel en el fondo. Cada vez que lo consumas cambia las toallas o lava la caja si está cogiendo algún olor fuerte.
Los quesos duros sin duda duran mucho más tiempo que los frescos, sin embargo es importante saber que una vez abiertos se deben volver a guardar muy bien envueltos con varias capas de papel film en el lugar indicado dentro de la nevera. Si tal vez al volverlo a consumir ves que tiene partes blancas o verdosas puedes quitárselas con un cuchillo o limpiarlo con aceite de oliva y consumirlo sin problema siempre y cuando no haya pasado su fecha de vencimiento.
El queso azul puedes guardarlo en papel aluminio y después en papel film para que no impregne con su olor otros alimentos en la nevera o incluso en el congelador. Yo lo congelo si después lo voy a usar para hacer salsas.
El queso rallado debes guardarlo en una caja hermética, ojalá bien llena para que no quede con mucho aire en el interior y también puedes poner dentro de la caja una toalla humedecida con agua y sal.
Antes de consumir un queso es mejor sacarlo de la nevera al menos media hora antes. Trata de partir lo que vas consumir y guarda el resto inmediatamente para no romper la cadena frío.
Mi receta favorita: queso brie al horno microondas durante unos segundos, o al horno convencional a 250 F, después le pongo encima mermelada de naranja y almendras laminadas para comer con pan o galletas. Es ideal como entrada o pasabocas cuando estés en familia o con amigos.


SAL
El principal enemigo de la sal es la humedad, es por eso que debes guardarla en un lugar fresco, lejos del calor y el vapor que puede salir de la estufa y de alimentos con olores muy fuertes para que no se le impregnen.
Cuando vayas a guardarla en algún recipiente, asegúrate de que esté absolutamente limpio y seco.
Para que la sal no se pegue por exceso de humedad agrega granos de arroz o de pimienta a tu salero o coloca un pedazo de servilleta o de papel de cocina en el fondo del recipiente.
A todos nos ha pasado, en algún momento se nos ha ido la mano en la sal al hacer una comida, por fortuna no siempre todo está perdido y a veces hay solución:
Si el alimento se puede lavar y luego seguir la cocción poner abundante agua fría es una buena opción, funciona por ejemplo con las pastas, las papas y algunas verduras.
En otras preparaciones como sopas, carnes, salsas y guisos te recomiendo agregar más agua o líquido a la receta, si no es posible puedes poner una papa cruda o a medio cocinar partida a la mitad o una rebanada de pan dentro de la preparación por unos minutos para que absorba parte del exceso sal.
Dependiendo de la receta, una cucharada de azúcar también puede contrarrestar el exceso de sal.

TOMATE
Recuerda que dependiendo de la preparación que vayas a hacer eliges el tipo de tomate: el chonto es ideal para cocinarlo y hacer guisos, salsas y sopas, el larga vida y el milano los puedes usar en ensaladas, sándwiches y preparaciones frías, y el cherry bien lavado se puede consumir incluso como refrigerio entre comidas.
Sin importar el tipo de tomate recuerda elegir los que estén sin manchas, los más pesados y si no son para consumo inmediato, los de piel firme.
Al llegar a la casa lávalos con agua tibia, pues si está muy fría puede dañar la cáscara y más adelante hacer que se pudra el tomate. Almacénalos alejados de la luz directa con el tallo hacia arriba.
Si los tomates están muy verdes puedes acelerar su maduración guardándolos en una bolsa de papel cerca de manzanas o plátanos.
Por lo general el frío de la nevera daña la piel y la calidad de los tomates pero si están muy maduros y no los vas a usar el mismo día puedes llevarlos a la nevera, preferiblemente no más de dos días. O si quieres que te duren por más tiempo puedes conservarlos picados en el congelador y precocidos en bolsas herméticas. Recuerda que para quitarle la acidez al tomate debes cocinarlo sin cáscara y le puedes poner una pizca de azúcar.
La mejor forma de pelar los tomates es pasándolos por agua hirviendo unos segundos y luego llevándolos al chorro con agua fría.
Mi receta favorita: les voy a compartir esta receta facilísima para hacer tomates confitados, quedan deliciosos en una ensalada, acompañando un pollo o para aderezar un sándwich. En un recipiente refractario pones tomates cherry muy bien lavados y partidos por la mitad con aceite de oliva, luego agregas azúcar morena, o stevia si quieres un plato más dietético, y algunas especias como tomillo, romero y laurel. Lo dejas aproximadamente media hora en el horno a fuego lento y una vez se enfríe lo sirves con cualquiera de los platos que antes te mencioné o lo almacenas hasta cuatro o cinco días en la nevera en un frasco bien cerrado.

ZANAHORIA
Te recomiendo comprar las zanahorias de tamaño mediano y uniforme, por lo general tienen mejor sabor y son más fáciles de cocinar. Escoge las de tono más intenso, que estén firmes sin manchas de color café ni cortadas. Mejor si no tienen hojas pero en caso de que las tengan revisa que se vean verdes y frescas.
Las zanahorias tendrán larga duración desde que estén bien almacenadas. En la parte baja de la nevera y en una bolsa plástica no sellada se pueden conservar por varias semanas, pero incluso fuera de la nevera en un sitio fresco, sin humedad y alejadas de las frutas maduras también pueden durar varios días. Es importante en climas cálidos mantenerlas refrigeradas o alejadas de fuentes de calor.
Cuando estés organizando el mercado revisa que las zanahorias no estén húmedas ni mojadas a la hora de guardarlas, esto acorta su duración. Pela las zanahorias solo en el momento de comerlas o cocinarlas.
Si tienes poco tiempo para cocinar entre semana, adelanta trabajo y deja unas cuantas zanahorias peladas y picadas en bolsas selladas en el congelador. Así pueden durar varios meses y son ideales para comerlas cocinadas en sopas o estofados. Recomendación: no te excedas en el tiempo de cocción para no perder la textura y algunos nutrientes y aunque el tiempo depende del tamaño de la zanahoria, del recipiente y de la intensidad del fogón, por lo general las zanahorias son verduras de rápida cocción y en promedio están en 10 o 15 minutos.
Mi receta favorita: cocinas las zanahorias y después las licúas con un poco de crema de leche o crema de coco, agregas sal y pimienta al gusto y por último le rallas un poco de jengibre dependiendo de cuánto te guste su sabor picante, queda una deliciosa crema como entrada para cualquier almuerzo o para consumirla en la noche.