«Ser un buen terapeuta es un trabajo muy difícil. Un buen terapeuta tiene que ser inmensamente compasivo, porque no son sus técnicas de terapia lo que ayuda a la gente, es su amor. No hay nada comparado al amor cuando se trata de curar las heridas del ser humano. Las técnicas pueden ser útiles cuando son usadas como apoyo, pero lo básico no es la técnica, sino un corazón amoroso.»
La primera vez que leí este texto de Osho sentí algo muy especial en mi interior. Por fin alguien expresaba con palabras lo que yo siempre había sentido. Y es que el amor es siempre, sin excepción, lo que ayuda, lo que transforma, lo que cura. Su presencia o ausencia durante la primera etapa de nuestra vida implica que el argumento con el que construiremos y recorreremos nuestra historia será completamente diferente para cada uno de nosotros.
Son ya muchas las personas que han confiado en mí y en los profesionales de mi equipo y han compartido, a lo largo de las sesiones, auténticas historias de terror. Malos tratos, abusos, agresiones... Algunas personas llevan en la piel las huellas de un sufrimiento digno del mismo infierno, pero aun así ahí están, levantando como pueden sus vidas, mientras siguen tapando las grietas de su dañado corazón.
Otras personas aseguran no recordar nada de su infancia. Se enfrentan a su presente, cargando los pedazos de un pasado que está ahí aunque no puedan verlo. No lo recuerdan, pero si se acercan a él y lo rozan suavemente con las yemas de los dedos, en seguida conectan con ese profundo dolor.
Otras, en cambio, han vivido historias llenas de afecto, protección y cariño, y lo recuerdan con nostalgia mientras se alejan cada vez más de aquello que fue y ya nunca volverá.
Sin embargo, sea cual sea nuestro bagaje, sean cuales sean nuestras vivencias en la primera etapa de la vida, al final lo que importa realmente es siempre lo mismo, lo que hayamos aprendido o lo que nos hayan enseñado del amor.
Cualquier herida, dificultad o problema con que nos encontremos podrá sanarse, minimizarse o destruirse gracias al amor. El amor es casi siempre la clave, el bálsamo, la fuerza, la ilusión, la paz, la alegría, la calma. El amor puro, real y sincero de un padre, de una madre, de un hijo, de un amigo, de un compañero o de nuestra pareja. El amor puede curarlo todo, o al menos, si hay amor, el cambio y la mejora serán mucho más rápidos y evidentes que si no estuviera presente.
Por otro lado, es curioso y no deja de sorprenderme que sean tantas las personas que piensen en el amor como una de las principales causas de sufrimiento de los seres humanos. A ello se refieren cuando hablan de «sufrir por amor». Y es que si lo pensamos, si el concepto de amor que hemos aprendido o que nos han enseñado es erróneo, eso puede ser devastador. Con la misma fuerza que nos empuja y nos hace crecer, nos puede partir en dos y dejar en coma profundo. Pero en ese caso ya no estaríamos hablando de amor.
Es precisamente ese concepto, el de «sufrir por amor», el que me impulsó a escribir este libro. Después de analizarlo mucho, leer al respecto y contrastar opiniones, puntos de vista y experiencias, después de miles de horas de sesiones, puedo decir que lo tengo bastante claro: no se «sufre por amor». Lo expresamos así y atribuimos el sufrimiento al amor, pero en muy pocas ocasiones es el verdadero causante de nuestro malestar.
Es cierto que al hablar de relaciones de pareja, el área en la que yo trabajo, parece que todos tenemos claro que en cualquier relación siempre está implícito el amor; no obstante, la experiencia nos demuestra claramente que en muchos casos no es así. Una relación de pareja no tiene por qué ir de la mano del amor. Debería ir de la mano, está claro, y en muchos casos así es, pero no siempre. Y es justo cuando no hay amor en una relación cuando aparece el sufrimiento; dicho de otro modo, cuando hay sufrimiento, no hay amor. Sé que esta idea puede generar emociones contradictorias en algunas personas, pero a lo largo del libro seguro que todos lo veremos mucho más claro.
Y es que prácticamente todos estamos expuestos a «sufrir en una relación», aunque, en mi opinión, no tendría por qué ser así. ¿Qué ocurre? ¿Qué es lo que hacemos mal? ¿Qué está fallando? Si somos tantísimas las personas que en un momento u otro acabamos sufriendo por un amor mal entendido, ¿no puede hacerse nada al respecto? ¿No podemos hacer nada para cambiar esta situación? La auténtica realidad es que sí, sí que podemos. No se está haciendo demasiado, pero sin duda hay mucho por hacer.
Esa es justamente la intención de este libro, cambiar el concepto y las creencias que se han asentado en nuestra mente sobre todo aquello que entendemos por «amor» y por «sufrir por amor». En realidad, en general, no entendemos bien ni un concepto ni el otro. A diario veo como llamamos «amor» a infinidad de situaciones que no tienen absolutamente nada que ver con él, y la verdad es que esto me parece alarmante.
En repetidas ocasiones, al acabar alguna de mis conferencias sobre dependencia emocional y relaciones tóxicas, hay alguien que pide el micrófono y me pregunta: «Dices que debemos hacer un cambio respecto al tema del amor, pero ¿cómo hacerlo? ¿Qué falla realmente?» Yo lo tengo muy claro: lo que falla es la educación, tanto en el ámbito escolar como en el familiar y el social. Todos los mensajes, las imágenes y los inputs que recibimos respecto al amor están teñidos o influenciados por ese alud de ideas erróneas, creencias caducas y modelos de lo más tóxicos, en los que nos basaremos para construir nuestra propia relación.
Si nos enseñan que el sufrimiento forma parte y está implícito en el amor, si además nos lo dicen y lo verbalizan en numerosas ocasiones, y si encima quien nos lo transmite son personas que nos sirven de referentes, a las que admiramos y de las que aprendemos, ya no hay nada que hacer. Llegaremos a unas claras conclusiones que quedarán registradas en nuestro cerebro para siempre y serán las que nos guiarán en el futuro en cada una de nuestras experiencias amorosas.
Si, por un lado, asociamos determinadas conductas, tratos o experiencias al amor y, por otro lado, sabemos que el amor es algo bueno, llegaremos a la conclusión de que aquellas conductas, tratos o experiencias también son buenas y aceptables. Pero ¿qué pasa si resulta que esta asociación es errónea? ¿Qué pasa si por hacer esto acabamos sufriendo, cuando en realidad no tendríamos por qué?
En mi primer libro, Cuando amar demasiado es depender (Zenith), explico en profundidad qué es la dependencia emocional y cómo salir de ella. La dependencia emocional es uno de los principales motivos por los que acabamos sufriendo en las relaciones de pareja, y lo pasamos tan mal que empezamos a padecer síntomas físicos e incluso tenemos que acabar medicándonos. Tengo muy claro que cuando existe dependencia, no hay amor. Nos quedamos en esa relación en nombre del gran amor que sentimos por la otra persona, pero no es así, ya que el amor jamás destruye, intoxica o debilita.
Cuando amar demasiado es depender es un libro que nos ayuda a comprender la situación en la que cada día más parejas se dan cuenta de que están atrapadas, así como a tomar conciencia de que esto es algo reversible, de que por difícil que parezca, todos podemos salir de allí y reencontrarnos con nosotros mismos. Se trata de un libro que ha tenido mucho éxito y al que yo tengo un cariño muy especial porque aparte de lo necesario que es hablar de este tema, surge de una historia real que viví en primera persona, una historia que me hizo sufrir muchísimo, pero que me enseñó aún más y a la que estoy profundamente agradecida.
Sin embargo, en los últimos meses sentía la necesidad de ir más allá, de ahondar más, de bucear en las entrañas del mundo del amor y el desamor, de comprender y ayudar a entender las diferencias y las consecuencias reales de uno y otro. En ocasiones hay amor y este perdura, otras veces hay amor, pero poco a poco se va extinguiendo hasta desaparecer, y otras veces nunca lo ha habido (aunque no nos guste aceptarlo). Y todo ello tiene graves consecuencias en nuestra vida y en nuestra salud. Por este motivo tenía muchas ganas de empezar este nuevo proyecto, un libro que vaya más allá del sufrimiento causado por la dependencia emocional, que nos enfrente a nuestros propios miedos, a nuestras propias excusas, autoengaños y rabietas. Un libro que de manera clara y directa nos revele situaciones reales que muchas veces intentamos enmascarar.
Este nuevo libro es una invitación a lo que yo llamo «repensar el amor». Ayuda a pensar en el amor de una nueva manera, más sana, racional, coherente y correcta, para que podamos disfrutar de él en todos los aspectos y para que podamos también renunciar a él si percibimos que no se trata de amor del bueno, sino de un vínculo completamente tóxico.
Invita a despertar de la realidad en la que a menudo deambulamos medio dormidos y en la que nos dejamos llevar por la resignación y el desamparo, o en la que simplemente vamos copiando patrones sin planteárnoslos siquiera, fruto de las experiencias vividas en nuestra niñez.
Nos anima a realizar un viaje interior hacia nuestras propias raíces para que arrojemos luz y, al iluminarlo todo, podamos comprender. Creo que solamente la conciencia nos puede ayudar a crecer como seres humanos. El hecho de ver algo, de tener la capacidad de analizarnos a nosotros mismos desde fuera es lo que nos permite que haya una transformación hacia un yo mejor.
Y aunque me gustaría equivocarme, creo que la realidad es que la gran mayoría de las personas viven instaladas en su ego. Solo se ven a sí mismas desde sí mismas, es decir, carecen de esa capacidad de autoanálisis, de verse desde otro ángulo, desde fuera, tal y como pueden ver a los demás. Y como este es el requisito imprescindible para crecer y cambiar, está claro que no crecen, ni cambian. Cuando alguien adopta esa actitud tan hermética y egótica de «el problema lo tienes tú», pocos cambios podemos esperar.
Por lo tanto, me gustaría que Si duele, no es amor contribuya a que haya más conciencia respecto a lo que es y no es el amor. Y sobre todo que nos ayude a entender qué significa «sufrir por amor» y qué tipo de sufrimiento podemos esperar cuando sí hay amor, para así poder diferenciarlo de todo el sufrimiento que no tiene nada que ver con el amor, a pesar de que nos empeñemos en atribuírselo, autoengañándonos con justificaciones y explicaciones del todo erróneas.
Incluye muchos casos reales que reflejan cada una de las situaciones que iré exponiendo, lo cual nos ayudará a incorporar una visión mucho más clara y real de las diferentes vivencias que podemos tener en una relación de pareja. Veréis que en muchos casos escribo desde la perspectiva de la mujer, pero quiero remarcar que todo lo que explico sucede tanto en mujeres como en hombres indistintamente. No me gustaría que pareciera que las que sufren son siempre las mujeres y los hombres, en cambio, son los que hacen sufrir, porque no es así en absoluto. Está claro que, al final, cuando sufrimos en situaciones en que supuestamente hay amor, las vivimos todos de la misma manera vengamos de donde vengamos. Independientemente de cuál sea nuestro nivel cultural, clase social, situación económica, etcétera, todos pasamos por lo mismo y de la misma manera. Si entendemos mejor estas situaciones y las diferentes formas que pueden adoptar, y si aprendemos cuáles son las herramientas para eliminar el sufrimiento, así como los indicadores que nos permitan evitarlo, podremos tener experiencias de vida mucho más placenteras y constructivas.
Así pues, espero de corazón que leer este libro sea una experiencia transformadora para ti. Y si consigo que te replantees algunas de las creencias que tienes acerca del amor y del sufrimiento que a menudo se considera (erróneamente) que este lleva implícito, lo habremos conseguido.
¿Vamos allá?