Capítulo 1
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I Love a Piano
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En este capítulo
• Entender qué hace único al piano
• Familiarizarte con el instrumento y con la lectura de música
• Descubrir lo que ya sabes sobre tocar el piano
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“I love to run my fingers o’er the keys, the ivories”.
‘Me encanta pasar los dedos por las teclas de marfil’.
Este verso de la canción “I Love a Piano” (1915), de Irving Berlin, era sin duda cosa cierta para mucha gente cuando se escribió, hace casi cien años. El piano vivía su época dorada y cualquier ciudadano medio consideraba que tener uno en casa (y tocarlo) era casi tan importante como que esta tuviera techo. Hoy en día ni la canción ni el sentimiento han perdido un ápice de su encanto, y la letra sigue siendo igual de cierta para mí y para muchas otras personas. El piano no solo mantiene su popularidad, sino que esta no ha dejado de crecer en el mundo entero. Se lo sigue valorando por su calidad como instrumento, pero también porque se ha ido adaptando a los cambios, asimilando los avances tecnológicos.
En este capítulo entenderás qué convierte al piano en un instrumento único y qué supone aprender a tocarlo. Puede que te des cuenta de que sabes mucho más de música de lo que creías, aunque estés empezando.
¿Qué hace del piano un instrumento especial?
Tocar el piano implica las siguientes acciones musicales:
• Tocar distintos tonos y melodías.
• Controlar el ataque y la relajación de las notas.
• Realizar cambios dinámicos (intensidad relativa de volumen).
Pero tocar el piano es distinto de tocar otros instrumentos en muchos aspectos, además de que el piano tiene una serie de atributos que lo hacen idóneo para aprender música y entenderla.
Ventajas de tocar el piano
El piano ocupa una posición central en el mundo de la música. Es el instrumento de referencia por excelencia, utilizado por compositores y arreglistas, presente de manera continua en casi todos los estilos musicales, de la música de cámara a las bandas de rock, pasando por el jazz. Todo, a excepción de las charangas.
Las siguientes características convierten el piano en un instrumento único, en el mejor sentido de la palabra, claro:
• Puedes tocar varias notas al mismo tiempo. En lenguaje musical decimos que el piano es un instrumento polifónico.
• Es perfecto para tocar solo. Te permite tocar canciones completas u otras obras musicales sin necesidad de acompañamiento o de la ayuda de otros amigos músicos. Esto lo convierte en un instrumento sumamente satisfactorio y autosuficiente.
• Es el acompañante perfecto. Lo mismo te permite acompañar a un cantante que a un coro entero, una clase de danza que una película muda, o tu propia ópera que un culebrón…, por no mencionar los demás instrumentos.
• Puedes tocar casi cualquier cosa. El piano tiene un repertorio musical inigualable. Sea el estilo que sea, seguro que hay algo con piano.
Ventajas de aprender música con el piano
El piano es un instrumento ideal para aprender música, empezando por el diseño del teclado. Cuando te sientas frente a las teclas, las notas (o tonos) están dispuestas ante tus ojos de manera clara y ordenada. Esto hace que entender y tocar tonos musicales sea muy fácil, dado que el teclado le ofrece al cerebro una imagen muy nítida de la disposición de las notas, y así este puede procesar fácilmente el modo en que los tonos suben (intervalo ascendente), bajan (intervalo descendente) o se mantienen iguales.
Cada tecla produce un sonido único y distinto de las demás. Hay que decir que en cuanto a sencillez se lleva la palma, pues no hace falta ser muy habilidoso para conseguir un bonito sonido musical. Comparado con otros instrumentos, y me tengo que morder la lengua para no citar algunos (no me aguanto, aquí van unos cuantos: violín, clarinete, trombón, trompeta, fagot, oboe y tuba), tocar una tecla, independientemente de cuál sea, es tan fácil como tocar cualquier otra.
Otra de las ventajas del piano es que permite tocar acordes y descomponerlos en notas. El piano facilita tocar armonías e inmediatamente después oír cómo suena la combinación de esas notas. Después de esto, espero haberte convencido de las maravillas del instrumento que has elegido.
Una habilidad y un arte
Dicho esto, la razón por la que tocar el piano es algo tan especial es que se trata de una actividad que invita a implicarse por completo, y la recompensa es directamente proporcional. Tiene su lado mental y su lado físico, requiere por igual creatividad y disciplina, e involucrarse en algo en cuerpo y mente es algo profundamente satisfactorio.
A medida que se aprende a leer música y a tocar las notas en el piano, se crean nuevas conexiones entre el cerebro y el cuerpo. La primera de ellas va de los ojos al cerebro, en la medida en que se extraen las notas del papel y se procesa la información. La segunda conexión es la que va del cerebro a las manos y a los dedos, que reciben indicaciones de cómo, dónde y cuándo se tienen que mover. Los dedos desarrollan poco a poco un sentido especial para moverse por el teclado y modificar la forma de pulsar las teclas en función del resultado musical que se espere obtener. La tercera conexión tiene lugar cuando los oídos perciben el sonido procedente del piano y envían la señal al cerebro para que este la procese: ¿he tocado las notas y los ritmos correctos? ¿He tocado algo demasiado fuerte o demasiado flojo? ¿Lo que he tocado suena musical en su conjunto? Toda esta información ayuda a modificar las señales que el cerebro envía al cuerpo para mejorar los resultados.
Esta experiencia sensorial va unida al elemento interpretativo, en la medida en que tu artista interior también está trabajando. Las notas y demás indicaciones de la partitura solo pueden describir cómo debe sonar la música; por eso mismo, dos pianistas tocando la misma obra darán interpretaciones notablemente diferentes. Incluso dos interpretaciones de un mismo pianista van a sonar distintas. Tocar el piano te permite tomar decisiones sobre la música que estás construyendo: más rápido, más lento, más alto, más bajo, con cuántos bises obsequiar al público...
La combinación de las habilidades de ejecución y de interpretación tiene lugar cada vez que tocas. Aunque te ciñas exclusivamente a lo escrito en la partitura, no dejará de aflorar tu interpretación personal. Tocar el piano te convierte en músico desde el primer día.
Por qué la gente aprende a tocar el piano (y por qué a menudo lo deja)
Muchas personas empiezan a tocar el piano de pequeñas, cuando todavía no tienen, digamos, mucha capacidad de elección. Pero los adultos llegan al piano por muy distintas razones, entre ellas para retomarlo porque cuando eran niños la cosa no acabó de cuajar. A continuación expongo algunas razones por las cuales quizá quieras aprender a tocar:
• Porque quieres recrear tus canciones y composiciones preferidas. Al tocar una pieza al piano estás dándole vida a la música. La música escrita es como una guía, un conjunto de direcciones que indican qué notas tocar y cuándo y cómo hacerlo. Le corresponde al intérprete completar el proceso que comienza en la mente del compositor, pero que no está acabado hasta que la música no llega al oído del oyente.
• Porque te gustan los retos. Está claro que alcanzar los niveles medio y superior de piano requiere tiempo, paciencia y práctica. Hay gente a la que le gusta este tipo de desafíos, pero independientemente del grado de ambición, aprender a tocar el piano es un aprendizaje que no se acaba nunca, dada la cantidad de material que hay para cada nivel. Algunos se proponen retos, como tocar una pieza determinada o ser capaces de interpretar algo en una fiesta o en una reunión familiar. Son muchas las satisfacciones que se logran a lo largo del camino, entre ellas el inmenso placer de tocar tus canciones favoritas o de tener la oportunidad de tocar con otros. No hay nada como poder decir: “Soy del grupo”.
• Porque quieres poder tocar distintos estilos. Por muy diferentes que sean, tocar una canción pop y una sonata clásica no implica usar distintos juegos de notas; una vez que sabes leer e interpretar música para piano, puedes tocar clásica, jazz, rock, country, folk, música de cabaret, musicales de Broadway y mucho más. Si sabes tocar el piano, sabes hablar el lenguaje universal de la música.
• Porque piensas que va a mejorar tu rendimiento en matemáticas. Es verdad que la ciencia numérica tiene un lugar esencial en la música. Desde la naturaleza misma del sonido hasta la fórmula de distribución de las notas en las escalas, pasando por la estructura simétrica de una canción de 32 compases. Los profesores de piano saben por experiencia que tocar el piano requiere centrarse y concentrarse. También saben que los estudiantes de piano mejoran en matemáticas a medida que avanzan y adquieren más experiencia. Algunos expertos, no obstante, refutan con dureza semejante afirmación: mi profesor de álgebra de octavo, entre otros.
Por desgracia, el fracaso que experimentan algunos estudiantes al no alcanzar rápidamente alguno de los objetivos los lleva a tirar la toalla. Es importante ser realista con el horario y las expectativas cuando se empieza a aprender piano. Teniendo eso en mente, expongo a continuación algunos de los principales motivos por los que la gente deja de tocar el piano; no caigas tú también en sus garras.
• Frustración. Aprender a tocar el piano implica paciencia. Coordinar las manos y los dedos, leer música y practicar, practicar y practicar es el lema de miles de músicos en el mundo entero. Hacer de ello algo ameno y divertido es el objetivo de este libro.
• Falta de tiempo. Alcanzar un nivel básico al piano no requiere pasarse horas y horas tocando cada día. Sin embargo, una cierta constancia en los ensayos hace maravillas en la evolución de un pianista; eso sí, es importante que te puedas concentrar y aprender cómodamente.
• Autocrítica. A la hora de autoevaluarse no hay crítico más duro que uno mismo, y a nadie le gusta equivocarse de nota. Si quieres pararle los pies a tu censor interno te recomiendo que celebres los pequeños logros que consigas (que no por pequeños dejan de ser logros), y presume un poco ante tus amigos y parientes para que te apoyen.
Si quieres algunos consejos para mejorar tus sesiones de práctica, pasa al capítulo 18.
Presentación del instrumento
El primer paso para aprender a tocar el piano es familiarizarse con el instrumento, un artilugio complejo y fascinante cuya versión moderna refleja cientos de años de evolución y mejoras de diseño y de sonido. En el capítulo 2 encontrarás información precisa sobre su estructura, sus partes y cómo, a través del pianista, produce sonido. No falta tampoco información sobre ese gran invento del siglo XX que son los teclados eléctricos, que producen el sonido electrónicamente, y en qué se diferencian de sus contrapartes acústicas.
Hoy en día, el futuro comprador dispone de un sinfín de opciones en el mercado. Las dos clases de piano acústico, el de cola y el vertical, existen en infinidad de tamaños y precios, y todos producen el sonido de la misma manera: las teclas están conectadas a un sistema de martillos de madera cubiertos de fieltro que hay dentro del piano. Al presionar una tecla, se acciona su correspondiente martillo, que golpea una o varias cuerdas. El volumen y la duración del sonido se controlan mediante la velocidad y el tiempo que se presiona la tecla. La resonancia de la vibración de la cuerda se amplifica mediante la tapa armónica, una superficie de madera situada en paralelo debajo de las cuerdas.
El amplio abanico de pianos digitales disponible en el mercado ofrece una alternativa interesante a los pianos acústicos, aunque no lleguen a reproducir con total fidelidad el sonido y las sensaciones del de verdad. Como se explica en el capítulo 2, este tipo de teclados utiliza grabaciones (o samples) de pianos, pianos eléctricos, claves, órganos, etc., además de múltiples efectos sonoros que se graban en formato digital. Al pulsar una tecla, el sonido se amplifica electrónicamente. En general, los teclados eléctricos ofrecen una amplia gama de sonidos y otras ventajas, como una mayor movilidad o la posibilidad de tocar “en silencio” utilizando auriculares.
Los pianos híbridos, de los que hablaremos en el capítulo 3, combinan las tecnologías acústica y digital y se han convertido en una opción interesante, ya que, aunque caros, cada vez están más cerca de cumplir su promesa de combinar lo mejor de los dos mundos.
Pasa a los capítulos 2 y 4 para mayor información sobre los instrumentos de teclado, comparar estilos y diseños, prepararte para ir de compras y saber cómo cuidar el instrumento una vez lo tengas en casa.
Si alguien hubiera predicho que el piano se quedaría anticuado con el auge de los instrumentos eléctricos de los últimos cincuenta años, se habría equivocado por completo (y espero que así siga siendo). El piano es tan popular en su forma clásica y acústica como en sus versiones digitales más modernas, que incluyen prestaciones como sonidos digitales, música automática y tecnologías de grabación, edición e integración online. En otras palabras, los pianos representan lo mejor de los dos mundos y nadie tiene por qué comprometerse con uno de los dos si no lo desea. El piano se ha ido adaptando a los tiempos sin perder los elementos fundamentales por los que tanto se lo valora. Sigue siendo un instrumento ideal para tocar solo en casa, está listo en todo momento para que lo toques, independientemente del humor o del estado en que te encuentres, y su diseño intuitivo satisface tanto a los dedos como a los oídos.
Entender el lenguaje musical
Tocar el piano significa leer música, por eso lo mejor es no olvidar que en cierto modo ya conoces el lenguaje. Lo has oído incontables veces, lo has cantado y bailado, y te has dormido con él cuando eras niño. Si nunca has leído música, piensa en ello como si fueras a asignarle nuevos nombres y conceptos a cosas que ya sabes y a hacer conexiones entre el nuevo lenguaje y el que ya conoces de manera auditiva.
Leer música significa descifrar tonos, ritmos y otros símbolos de notación creados para comunicar música entre el compositor y el intérprete. Las notas (capítulo 6) y los ritmos (capítulos 7 y 8) simplemente dicen qué tono tienes que tocar y durante cuánto tiempo. El gran pentagrama, que une un pentagrama en clave de sol y otro en clave de fa (capítulo 6), indica con notas qué teclas se han de tocar en el teclado y con qué mano. Las pausas musicales (capítulo 7) indican cuándo no hay que tocar y durante cuánto tiempo. El signo de compás (capítulo 7) y la armadura (capítulo 13) ayudan a organizar la música a partir de los patrones rítmicos y las tonalidades, respectivamente, que rigen una canción. Las indicaciones de expresión (capítulo 15) abarcan el resto de elementos de notación musical que irás descubriendo, desde el volumen relativo de la notas o de las partes de la partitura, hasta qué tipo de presión aplicar sobre la tecla, pasando por el tempo general y la sensación que se busca.
Cuando hayas aprendido a leer música estarás en disposición de tocar casi cualquier canción u otras composiciones de nivel principiante, independientemente del estilo de música.
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Coordinar la mente y el cuerpo |
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El movimiento es parte esencial del arte de tocar el piano. Los gestos sutiles que requiere puede que no sean tan vistosos como los del ballet o la natación, pero son numerosos. Así pues, tocar el piano requiere mucha coordinación, y aquí es donde la práctica adquiere toda su importancia. Tocar mientras se lee implica dar una respuesta física inmediata a los símbolos que se están interpretando. Al fin y al cabo, cuando coordinas mente y cuerpo, cuando aíslas e integras manos y dedos, armonía y melodía, lo que estás haciendo es crear una delicada coreografía. Empieza tocando melodías con la mano derecha y añade la izquierda cuando te sientas cómodo con la primera; irás adquiriendo más habilidad a medida que avances. Recuerda que para progresar es normal y necesario dar un paso atrás por cada dos que avances. |
Desarrollar el oído para la música horizontal y vertical
Uno de los desafíos y recompensas de aprender a tocar el piano es entender y combinar los elementos melódicos y armónicos de la música. En cierto modo, una pieza musical es una especie de mapa de sonido en el cual la dimensión horizontal (de izquierda a derecha) representa el flujo de música en el tiempo, y cada una de las combinaciones verticales de notas, aisladas de las demás, muestra las notas que suenan juntas en ese momento. Un pianista, lo mismo que un director de orquesta, controla por igual los elementos horizontales y verticales como la obra en su conjunto, y expresa la totalidad de la obra musical, no solo uno de sus componentes.
A lo largo del libro te irás familiarizando con los distintos componentes para luego combinarlos de manera natural. La tercera parte se centra en las melodías y las escalas (dimensión horizontal) y la cuarta en la armonía (dimensión vertical).
Las formas y los estilos musicales
Hasta la melodía más simple, como una nana o una canción folk, lleva consigo una forma y un estilo musical. La descripción de esas cualidades define la forma y el estilo. Por ejemplo, la forma de “Frère Jacques”, una canción que tocarás en el capítulo 9, se caracteriza por la manera en que se repiten sus cuatro frases, que doblan la duración de la canción. La sencillez de la melodía y las repeticiones la definen como una canción infantil, un estilo perfecto para enseñarles a los niños.
A medida que vayas tocando más canciones, te darás cuenta de que la forma y el estilo nos dicen mucho sobre el material musical que estamos trabajando. Por ejemplo, cuando toques “Worried Man Blues” en el capítulo 13, verás que el primer verso se repite con distintas notas pero idéntico ritmo en el segundo. El tercer verso es igual al primero, pero sirve de introducción a un verso nuevo, el cuarto. Esos cuatro versos componen la melodía de la canción y pueden expresarse de la siguiente manera: ABAC, donde cada letra representa un verso.
El ritmo tiene un papel muy importante en la definición del estilo musical. Tanto la sonata de Mozart como el riff country del capítulo 17 llevan adornos (explicados en el capítulo 15), sin embargo, cada pieza los usa de una manera completamente distinta. La diferencia más notable se encuentra en cómo los adornos afectan al ritmo. A lo largo del siglo XX la música popular fue creciendo y desarrollándose rítmicamente mucho más que en términos armónicos o melódicos, y sigue haciéndolo hoy en día. El jazz, por ejemplo, desarrolló un lenguaje rítmico propio que era completamente distinto de cualquier otra música anterior.
La mejor manera de tocar
Seguro que adquieres un montón de nuevas habilidades a medida que avances con Piano para Dummies, pero quiero dejar claras una serie de cuestiones sobre cómo aprendes a tocar el piano. Obtendrás resultados infinitamente mejores si lo haces cómodamente y disfrutas, así que recuerda estos consejos:
• Ponte cómodo. La comodidad empieza con la libertad de movimientos. Asegúrate de estar física y mentalmente a gusto cuando practiques y controla si aparecen signos de fatiga o de tensión. Tómate un descanso cada vez que lo necesites.
• Toca lo que te interese. Busca las canciones y las secciones que te parezcan más interesantes y útiles para lograr tus objetivos con el piano.
• Valora los pequeños logros. No olvides que las recompensas llegan en todos los niveles, pero no todos los días.
• Un principiante puede tocar buena música. Hay mucha buena música publicada para pianistas de todos los niveles, incluyendo a los principiantes. Si quieres tocar una canción o un estilo que no está en el libro, en el capítulo 19 encontrarás una serie de recursos que te ayudarán a encontrar una versión fácil para que puedas disfrutar mientras sigues aprendiendo y practicando.
Cosas que ya sabes sobre tocar el piano
Aunque no hayas tocado un piano en tu vida, te sorprenderá la cantidad de cosas que ya puedes hacer. De hecho, es muy posible que sepas bastante más de lo que crees, y si no, puedes aprenderlo ahora mismo:
• Sabes tocar una escala pentatónica. Siéntate al teclado y toca una secuencia de teclas negras, ascendente o descendente o ambas. Acabas de tocar una escala de cinco notas con un nombre muy resultón: pentatónica. La próxima vez que tus amigos te pregunten qué has estado haciendo, diles que has estado ensayando las escalas pentatónicas.
• Conoces los nombres de las notas. Las famosas siete notas de la escala diatónica son Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si. Cuando tocas las teclas blancas, estás tocando notas como Do, Fa, La o Re y, como verás en el capítulo 2, si a estas les añades un bemol o un sostenido, tendrás que pasarte a las teclas negras.
• Conoces el nombre de las dos claves que se usan en las partituras para piano. En la música para piano se utilizan la clave de Sol y la clave de Fa; la mayoría de las veces la mano derecha toca la primera y la izquierda la segunda.
• Sabes cuántas teclas tiene un piano estándar. No por nada las llaman “las 88”. Cuéntalas tú mismo, si quieres; o comprueba que hay un patrón de 12 teclas blancas y negras que se repite, empezando por el extremo derecho del teclado hacia la izquierda. ¿Verdad que hay siete grupos consecutivos de doce teclas más las cuatro primeras teclas de lo que sería un octavo grupo? 7 × 12 = 84, más cuatro suplementarias hacen 88 teclas.
• Puedes identificar distintos estilos musicales. Escucha la pista 1 del mp3. Lo que suena son cuatro fragmentos breves de cuatro piezas para piano (¡por cierto, el que toca soy yo!). Asocia cada pasaje con uno de los estilos musicales de la lista que viene a continuación. Aunque no conozcas la pieza, tienes suficiente experiencia auditiva como para detectar que un blues es distinto de una composición barroca de Bach. (En el capítulo 2 encontrarás el nombre de cada composición.)
Compositor Estilo
Scott Joplin Ragtime
Johann Sebastian Bach Barroco
Erik Satie Vals lento posimpresionista
William Christopher Handy Blues