MATI ES LO MÁS*
A Matilda la conocí en el concurso Super M, en el 2003. Yo tenía 18 años y buscaba ser modelo. Me anoté por la insistencia de mis amigas de Lobos, la ciudad en la que nací, y de mi abuela, que me decía que tenía que ser modelo. Matilda formaba parte del concurso producido por Cuatro Cabezas y era la encargada de entrenarnos y enseñarnos todo acerca de la moda.
La primera vez que la vi sentí miedo. La verdad es que me aterrorizaba porque ya la había visto en la temporada anterior del programa. Me daba muchos nervios cada vez que me hablaba. De esa época, me quedó una enseñanza: «NUNCA PONER MANO EN JARRA». No me olvido más. Cada vez que yo desfilaba, Matilda me decía que la mano en la cintura era una antigüedad.
Recuerdo un día en el que Matilda le dijo a una compañera que tenía una forma de caminar muy masculina. Y aunque la chica lloró, le sirvió para darse cuenta de que no debía luchar contra eso sino que tenía que potenciarlo y sacarle provecho.
Y eso es lo que tiene Matilda: te hace dar cuenta de muchas cosas. Tiene un sentido de la estética único. Su ojo todo lo ve. En las producciones de fotos, yo siempre mostraba mi perfil izquierdo. Una vez me dijo que no me favorecía tanto ladear la cara de costado para las fotos. Y tenía razón.
Al ser Matilda una mujer muy directa, cada cosa que me decía me entraba como un misil. Fui adquiriendo todos sus conocimientos y enseñanzas como un soldadito. Y además es una gran compañera: siempre está ayudando al resto desde el respeto, dando su visión acerca de la moda.
Y ahora, que volvimos a trabajar juntas después de tantos años, somos muy compañeras y nos encanta recordar viejos tiempos. Yo la quiero muchísimo. Y ojalá podamos volver a hacer un concurso de modelos en la tele.
Paula Chaves

Elegí a Paula para que hiciera el prólogo de mi primer libro por una razón muy particular. Como ella dice, nos conocimos en el programa Super M. Paula era una de las últimas en la fila. Y cuando la vi le dije a Ricardo Piñero: «Ahí tenés a la ganadora».