Un niño le dice a su madre:
—Mamá, mi profesor es extraterrestre.
—¿Por qué lo dices? —pregunta la madre.
—Porque en el planeta Tierra es imposible que exista un humano tan raro como él.
La madre le pregunta a su hija:
—¿En qué se parece un alienígena al fin de semana?
—¿En qué?
—En que los dos se van volando.
En el hospital, un astronauta le dice a un neurocirujano:
—Yo he ido muchas veces al espacio y nunca he visto a ningún extraterrestre.
Y el neurocirujano contesta:
—Yo he abierto muchos cerebros y nunca he visto ideas.
Un niño le pregunta a su padre:
—Papá, ¿cómo se llama aquel extraterrestre que sale por la boca?
Y el padre contesta:
—«Alien-to».
Un niño y una niña están observando el universo con su telescopio y el niño le pregunta:
—¿Sabes cuál es el colmo de un astronauta?
—No sé, ¿cuál?
—Quejarse de no tener espacio.
Era un hombre tan grande, tan grande, tan grande, tan grande, que cuando jugaba a billar utilizaba los planetas.
En la NASA, que están buscando astronautas para una misión a Marte muy peligrosa, deciden preguntar a los candidatos cuánto quieren cobrar.
—Yo —dice el americano— quiero cobrar 50.000 $ para gastarme todo el dinero en fiestas antes de partir.
—Yo —dice el inglés— quiero 100.000 $ para dárselo a mi familia por si me ocurre algo.
—Yo —dice el español— quiero 150.000 $.
—¿Para qué? —pregunta el de la NASA.
Y el español, en voz baja, le dice:
—50.000 para mí, 50.000 para ti y 50.000 para que vaya el americano.
—¿Julia?
—Sí, dígame.
—Te llamo para que sepas que sigo intentando conseguirte la luna.
—¡Oh, qué bonito! Gracias, pero, ¿quién eres?
—Soy Juan, el del taller de reparación de cristales para coche.
Julia le dice a Juan:
—¿Qué hace un monstruo espacial después de que el dentista le haya sacado la muela mala?
—No sé. ¿Qué?
—Comérselo.
Unos extraterrestres están hablando sobre los humanos, y uno pregunta:
—¿Qué os parecen los humanos?
El primero dice:
—Una vez uno me cayó mal y desde entonces no me gustan.
El segundo dice:
—Algunos tienen el corazón muy duro, pero son una buena especie.
El tercero dice:
—Para mí son lo mejor que hay.
Y el cuarto, harto, dice:
—¿Podemos parar de hablar de comida?
Dos extraterrestres viajan por el espacio, cuando de repente se va la luz y la nave se detiene.
—¿Por qué cuando se va la luz, la nave se para?
—pregunta uno de los extraterrestres.
Y el otro contesta:
—Porque viajamos a la velocidad de la luz.
—¿Mamá?
—¿Qué?
—La Tierra es redonda y la llaman «planeta», ¿verdad?
—Sí.
—¿Si fuera plana la llamarían «redondeta»?
Varios extraterrestres se encuentran y el primero dice:
—Yo soy de Marte y voy de cacería por el espacio.
—Yo soy de Venus y viajo por negocios —dice el segundo.
—Yo soy de Júpiter y estoy haciendo turismo —dice el tercero.
Al ver que el cuarto ser no contesta, le preguntan:
—¿Y tú, de dónde eres?
—Yo soy de la Tierra y me ha secuestrado ese marciano asqueroso —contesta.
Un extraterrestre de Saturno llama a su novia y le dice:
—Cariño, hace horas que te estoy esperando en este maldito y perdido planeta rojo.
Y la novia contesta:
—Cariño, te dije que quedábamos el martes, no en Marte.
Dos chicas van caminando por la montaña y una le dice a la otra:
—¡Mira, un ovni que va a Venus!
Y la otra contesta:
—¿Va a «vernus»? Ay, ¡«vamus» a «escondernus»!
Una noche, en medio del campo, un platillo volante aterriza en el patio de una granja, y uno de los extraterrestres le pregunta al granjero:
—Disculpe señor, ¿me podría decir en qué planeta estamos?
Y el granjero contesta, asombrado:
—En el planeta Tierra.
—¿Lo ves? —le dice el extraterrestre a su compañero—. ¡Te dije que giraras a la derecha!
En el aeropuerto, la azafata le dice a un niño:
—¿Cómo? ¿Que tu padre está en el cielo? ¡Lo siento!
—¿Por qué? Si es astronauta.
Un marciano llama por teléfono a los servicios secretos de Estados Unidos y pregunta:
—Hola, terrícola, ¿estoy hablando con los servicios secretos?
Y el hombre, susurrando, le contesta:
—Lo siento, no se lo puedo decir.
Una niña marciana le dice a su madre:
—Mamá, mamá, en el cole me llaman humana.
Y la madre responde.
—No les hagas caso, cariño, pero a partir de ahora utiliza tus cinco piernas en vez de solo dos.
Un niño le pregunta a su hermana:
—Para ti, ¿cuál es el planeta más mono?
Y la hermana contesta:
—El planeta de los simios.
Un niño le dice a su amiga:
—Mi papá es astronauta.
—¡Qué bien! —contesta la niña—. Estará contento.
—No mucho —responde el niño.
—¿Y eso por qué?
—Porque va a estar muy cerca de las estrellas, pero no podrá pedirles ningún autógrafo.
En el patio de la escuela, Juan le pregunta a Jaime:
—¿Sabes cuál es el pajarito que vuela más alto?
—No, ¿cuál? —responde Jaime.
—El pajarito del astronauta.
Dos astronautas caminan por primera vez por Marte, y uno le dice al otro:
—Creo que no somos los primeros humanos en pisar este planeta.
—¿Por qué los dices? —pregunta su compañero.
—Porque allí hay un cartel que pone «tonto quien lo lea».
Una chica le dice a su madre:
—Los chicos inteligentes, guapos y simpáticos son como los extraterrestres.
—¿Por qué? —pregunta la madre.
Y la chica responde:
—Porque todo el mundo ha oído hablar de ellos, pero nadie los ha visto.
Dos marcianos llegan a la Tierra, se acercan a una casa y llaman a la puerta:
—¿Quién es? —se oye tras la puerta.
—Venimos de Marte —responden los extraterrestres.
Y la voz pregunta:
—¿De «marte» de quién?
En la escuela, Juan le pregunta a Julia:
—¿Sabes quién es el hermano gemelo de E.T.?
—No —contesta Julia—. ¿Quién?
—«Doble te».
Un niño y una niña están observando el universo con su telescopio.
—¿Sabes cuál es el colmo de un astronauta? —pregunta el niño.
—Sí, quejarse de no tener espacio —responde la niña—. Ya me lo has contado.
—Pues no —contesta el niño—, ser un lunático.
Dos extraterrestres viajan en su nave espacial y de repente ven una estrella fugaz.
—Rápido, rápido, pide un deseo —dice uno de los extraterrestres.
El otro se lo piensa tanto que no llega a tiempo y la estrella fugaz pasa de largo.
—Lástima —dice—, no lo he conseguido.
Y su compañero contesta:
—Tranquilo, acabamos de meternos en medio de una lluvia de meteoritos.
Una mujer le dice a su amiga:
—¿En qué se diferencia E.T. de nuestros hijos?
—¿En qué?
—En que E.T. por lo menos intenta llamar a su casa.
Un marciano aterriza en la Tierra, se encuentra a un humano y le dice:
—Llévame con tu líder.
El hombre, tan tranquilo, le responde:
—¿Mi mujer? Allí, en aquella casa…
Tras la visita de unos extraterrestres a una escuela, un alumno le pregunta a su profesora:
—Profe, ¿por qué se han ido los marcianos?
Y la maestra responde:
—Porque no han encontrado vida inteligente.
Un matrimonio de astronautas está cenando en casa, y ella le dice a su marido:
—Mañana voy a Marte.
Y él responde:
—¿Y por qué no me amas hoy?
Una niña le pregunta a su padre:
—Papá, papá, ¿qué significa «omnipotencia»?
—Es un extraterrestre elevado al cuadrado.
El mismo niño vuelve a preguntar:
—¿Y qué significa «omnipresente»?
Y el padre contesta:
—Pues un extraterrestre multiplicado por mil.
Un grupo de marcianos se dirige a la Tierra en busca de dos ejemplares humanos para que se reproduzcan en su planeta. Aterrizan al lado de una gasolinera, y como nadie del grupo sabe cómo es un terrícola, arrancan dos surtidores con manguera incluida y se los llevan a su planeta.
Al llegar a Marte, el jefe de los marcianos inspecciona los surtidores de gasolina con sus mangueras y, enfadado, grita:
—¡Seréis tontos! ¡Habéis traído a dos machos!
Un marciano que pasea por la orilla del mar de Vega, en la constelación de Lira, ve a otro marciano pescando y le pregunta:
—¿Qué tal?
—Aquí, pescando —contesta el pescador.
—¿Y qué usa de cebo?
—Pimientos del Plutón.
—¿Y pican? —pregunta el excursionista.
Y el pescador contesta:
—Bueno… Unos pican y otros «non».
Una pareja de extraterrestres regresan a su casa después de un viaje por toda la Vía Láctea. Han traído recuerdos de muchísimos planetas: gemas de Saturno, plantas de Ganímedes… y un objeto desmontado por piezas de Casiopea. Después de ordenarlo todo, la extraterrestre dice:
—Quizás deberías haberte leído las instrucciones.
—¡Qué va, mujer! —contesta él—. Nos ha quedado un comunicador intergaláctico precioso.
—Ya —dice ella—, pero lo que trajimos era un reloj de cuco…
Un niño está haciendo los deberes sobre el sol, el universo y los planetas, y le pregunta a su madre:
—Mamá, ¿lo que gira es la Tierra o el Sol?
Y la madre pregunta:
—¿Tú conoces alguna planta que se llame «giratierra»?
—No.
—¿Y alguna planta que se llame «girasol»? ¿Verdad que sí? Pues ya está.
Un astronauta americano está discutiendo con un astronauta ruso, y el americano dice:
—Nosotros contratamos a la mejor compañía de bolígrafos, a los mejores profesionales antigravedad, nos gastamos 15.000 millones de dólares y trabajamos durante diez años hasta conseguir inventar un bolígrafo que escribiera boca abajo, y salvara la gravedad. ¿Qué hicisteis vosotros?
El astronauta ruso, tranquilamente, contesta:
—Nos llevamos un lápiz.
Dos marcianos llegan a la Tierra y aterrizan en un cruce de carreteras.
—Mira —dice uno indicando una señal—, creo que hemos aterrizado en un cementerio.
—¿Por qué lo dices? —pregunta el otro.
—Porque esas cosas son lápidas. Allí está enterrado un humano que se llamaba Madrid y murió a los 110 kilómetros.
Un astronauta le pregunta a otro:
—¿No estás un poco obsesionado con esto del espacio?
Y el otro contesta:
—¿Por qué lo dices? ¿Porque mi hija se llama Estrella, mi hijo Saturno y están todo el día en la luna?