PLANTA DEL RUA
El refrán es una de las unidades que estudia la Fraseología. Las unidades fraseológicas han sido objeto de atención de un conjunto importante de lingüistas. Tal vez pueda considerarse a Julio Casares, con su Tercera Parte de su Introducción a la lexicografía moderna, titulada: «La locución, la frase proverbial, el refrán y el modismo», (57) como el hito inicial de las reflexiones científicas sobre el tema, y, con ellas, del refrán. Posteriormente, a lo largo del siglo XX se irán conociendo estudios que aportan nuevos enfoques sobre la cuestión de las unidades fraseológicas. Cabe recordar la obra de Alberto Zuluaga, su Introducción al estudio de las expresiones fijas (1980); los Estudios de fraseología (1986), de A. Carneado Moré y A. M. Tristá Pérez; y la de este último, Fraseología y contexto (1988); el útil y muy impuesto Manual de fraseología española (1996), de Gloria Corpas Pastor, y tantas contribuciones más del siglo pasado y comienzos de este, hasta llegar al aporte caudaloso de Mario García-Page Sánchez: Introducción a la fraseología española. Estudio de las locuciones (Barcelona, Ántropos, 2008, 2 vols.).
En la presentación de nuestro Diccionario fraseológico del habla argentina (2010), consignamos nuestra posición en este mundo disputado de las clasificaciones entre modismos, locuciones, frases hechas, frases proverbiales, etc. que, en algunos casos, llegan a capilares Y a ello se le suma un sinnúmero de denominaciones diferenciadoras, propias de cada teórico. Prometimos que, una vez editado el DiFHA, nos aplicaríamos a un Refranero, para colectar en él la forma fraseológica del refrán, por cierto de más definida acepción y fácilmente reconocible, frente a las otras especies que suponen campos de evidente ambigüedad. El caso de la frase proverbial es un campo minado. El Maestro Correas ya las colectó junto con refranes en su Vocabulario. En principio podría entenderse, según algunos teóricos, por frase proverbial una forma incompleta, por olvido o simplificación de un refrán: «Una de cal y otra de arena (y la obra saldrá buena)» o «Por dinero baila el mono (y no por el son que le toca el ciego)». Pero toda esta es quaestio disputata, como se decía en la universidad medieval.
ESQUEMA DE PLANTA
Los refranes suelen ordenarse como diccionarios de tres maneras básicas; o dos, y una gamada.
1. Con orden alfabético por abc. Tiene dos modalidades:
1.1. Orden alfabético absoluto: letra a letra. Es el caso, p. ej., del Refranero español, de Luis Juncada (v. Bibliografía de refraneros).
1.2. Orden alfabético relativo: no en atención a las letras sino al primer sustantivo o verbo (excepto «ser» y «estar»), excluidos los determinantes.
A: ave, a barba, a barba muerta, obligación cubierta; a barba muerta, poca venganza. De este modo irán: abanico, abarcar, abeja, abogado, abad, abuelo, acabar, etc., sustantivos y verbos. Tal es el caso del Refranero español, de Canellada y Pallares.
2. Temático o ideológico, por orden alfabético. Es el sistema que adoptó el magno Refranero general ideológico español, de Luis Martínez Kreisler. Una primera complejidad de este criterio es que un refrán puede entrar por varios temas, y se duplica o triplica su presencia en la colecta. Un segundo aspecto es que juega mucho la estimación subjetiva del refranista en la determinación de temas e ideas.
En nuestro RUA hemos adoptado la disposición alfabética relativa, disponiendo el orden según el primer sustantivo o verbo que figura en el refrán. Algunos refraneros que han adoptado este sistema, le suman al final un diccionario temático, ordenado alfabéticamente y con referencia a los números de los refranes que corresponden a cada entrada temática. Lo iniciamos así, pero lo suspendimos porque abultaba demasiado el volumen de la obra y obligaba a disponerla en dos tomos, lo que haría la consulta menos eficiente y amigable.
A diferencia de la mayoría de las compilaciones refraneras, esta no se atarea en la definición de la acepción de cada refrán. Hemos dado en la introducción razones suficientes para no hacerlo. Es un resbaladizo terreno de arbitrariedades, simplificaciones y subjetividades.
La microestructura de nuestro RUA es simple. Veamos un asiento y señalemos sus componentes:
1 ahogado, da. m. y f.
2 No está lejos el ahogado cuando el pan bendito anda a las vueltas.
3 Obs. La creencia popular afirma que para dar con un ahogado en el fondo del río hay que lanzar a las aguas un pan bendito. Allí donde gira en redondo, trazando círculos el pan flotante, está el cuerpo.
4 RRC, 240.
En 1 va la palabra clave, sustantivo o verbo, bajo de la que se ordenan los refranes que la contienen.
En 2 va, en negrita, el texto del refrán.
En 3 Obs.: observaciones que pueden servir para una mejor comprensión del sentido literal del refrán, con explicaciones de una superstición, como en este caso citado; allanamiento de la acepción de un vocablo infrecuente; o la inclusión de una copla que contiene el refrán.
En 4 va la referencia abreviada a la obra del o de los refranistas que han recogido el refrán, e indicación de página en que aparece en aquella. La abreviatura refiere a la bibliografía que encabeza el cuerpo del Refranero de uso argentino. RRC, 240: Capdevila, Ramón Rafael. Paremiología y folklore. 1700 refranes, dichos y modismos. Eva Perón, Ediciones Patria, 1955, página 240.
Damos otros ejemplos con otro tipo de observaciones y con abundancia de apelación a obras refranistas. Adviértase el crecido número de refranistas que han colectado algunas formas, por ejemplo:
hambre
A buen hambre no hay pan duro.
(ERíos, SLuis), MI, 403; (BsAs), MI, 295; RRC, 19; AAI, 12; CS1, 57; RNT, 12; AM, 7; (Cdb), MI, 295; KM, 131; CVC, 96; MQ, 41; (Juj), MI, 403; KM, 170
O explicaciones léxicas:
ajuar
El ajuar de la tiñosa, todo albanegas y toca.
Obs. «Albanega», red para recoger el pelo.
(Cat), MI, 410.
albendera. f.
La albendera, los disantos es hilandera.
Obs. «Albendera», mujer poco trabajadora, callejera; «disanto», día de fiesta religiosa.
(Cat), MI, 482
O con cita de copla con refrán incluido:
Alegrías de un pobre, son anuncios de un pesar.
Obs. «Alegre es la vida del rico/ porque tiene que gastar,/ las alegrías del pobre/ son anuncios de pesar.»
CV, 25-26; (BsAs, Cat, Sgo, Juj, Md, Cdb, SFe, Tuc, LRioja, Salta), MI, 309; (BsAs, Cat, Sgo, Juj, Md, Cdb, SFe, Tuc, LRioja, Salta), MI, 309; (SLuis), MI, 493; RNT, 110; CV, 192; FF, 172.
P.L.B y G.P.
57. Casares, Julio. Introducción a la lexicografía moderna (1960). Madrid; CSIC, 1992, 3ª ed., pp. 165-244; en p. 268 define el refrán.