El futuro de su organización y el potencial de sus empleados están entrelazados; sus destinos están conectados.
Una compañía sólo puede llegar a ser la mejor versión de sí misma en la medida que el personal que la dirige se esfuerce por llegar a ser la mejor versión de sí mismo. Esto es universalmente válido para las organizaciones, ya se trate de una empresa, una escuela, un gobierno, una sociedad sin ánimo de lucro o un equipo de fútbol. La empresa podrá explorar su potencial en la medida que su consejero delegado, su equipo ejecutivo y sus gerentes y empleados exploren su potencial como individuos.
El problema es que hoy la mayoría de las personas en el ambiente de trabajo están muy poco comprometidas. Éste es el dilema que afrontan los gerentes modernos. En diferentes medidas, las personas no se sienten conectadas con su trabajo ni con las organizaciones en las que trabajan ni con sus colegas. No hay ningún factor que afecte más a la moral, la eficiencia, la productividad, el crecimiento sostenible, la lealtad del cliente y la rentabilidad que esta falta de compromiso.
¿Hay un 85 por ciento de empleados comprometidos? ¿Un 60 por ciento de empleados comprometidos? ¿Un 50 por ciento? O peor aún, ¿acaso han decidido «renunciar y quedarse»? Haga los cálculos. ¿A cuánto asciende su nómima? Si, en promedio, usted tiene un 75 por ciento de empleados comprometidos, la falta de compromiso le está costando el 25 por ciento de su nómina cada mes, sólo en productividad. Desde luego, el coste real para su empresa es mucho más alto cuando usted toma en consideración de qué modo los empleados no comprometidos afectan negativamente a sus clientes en cada aspecto de su empresa.
Han pasado casi cuarenta años desde que Peter Drucker observó el error más grave y la falacia de nuestro sistema contable: en el balance, el personal aparece en la columna de pasivos. La maquinaria y los ordenadores se consideran como activos y las personas como pasivos. Desde luego, la realidad es que las personas idóneas son el activo más importante de una organización. Quizás hemos reconocido esta verdad en teoría, pero no hemos permitido que penetre suficientemente en el modo de gestionar nuestras organizaciones y, de hecho, en nuestra manera de tratar a las personas que trabajan en ellas.
Aun cuando deseamos comprometer al personal que trabaja con y para nosotros, en la mayoría de los casos parece que simplemente no hemos encontrado un modo práctico, eficiente y accesible de hacerlo.
El concepto del gerente de sueños proporciona una manera revolucionaria de acabar con esta tendencia paralizante hacia la falta de compromiso y demuestra cómo las organizaciones grandes y pequeñas pueden comprometer activamente a su personal, creando de este modo una ventaja competitiva de dimensiones colosales.
En el pasado, las compañías competían por el precio, la calidad, la cantidad, el servicio al cliente, la excelencia operativa y el liderazgo del producto. En las próximas décadas, seremos testigos de una nueva gran batalla empresarial: la guerra por el talento. Para algunos, ya se está librando, pero en realidad sólo está en sus comienzos.
La revista Business Week informa de que, durante los próximos diez años, el 21 por ciento de la gerencia superior y el 24 por ciento de todos los puestos directivos en todas las funciones, regiones e industrias llegarán a estar vacantes. A esta tendencia se suma una población senescente, una mano de obra en disminución y una creciente intolerancia con la población de inmigrantes ilegales que hoy proporciona una gran parte de la mano de obra no cualificada en Estados Unidos. Además, tenemos una crisis de talento y mano de obra de enormes consecuencias en todas las disciplinas, desde las personas con una formación superior hasta las menos cualificadas.
Pero no es suficiente emplear simplemente a las personas idóneas. La capacidad para atraer, comprometer y retener talentos será el principal objetivo estratégico de todos los líderes modernos y las organizaciones de éxito.
La prioridad número uno de un entrenador de fútbol es atraer, desarrollar, formar, organizar y motivar el talento de su equipo. Los entrenadores y los directivos son muy conscientes de que el éxito futuro de su organización depende de los talentos que atraen, comprometen y retienen. Encontrar y desarrollar ese talento es su principal objetivo. ¿Acaso las prioridades de un consejero delegado o de un gerente deberían ser diferentes?
El propósito de una compañía es llegar a ser la mejor versión de sí misma.
La siguiente pregunta es: ¿cuál es el propósito de un empleado? Muchas personas dirían: «Ayudar a la compañía a alcanzar sus objetivos», pero estarían equivocadas. Indudablemente, ésa es una parte del papel del empleado, pero su propósito fundamental es llegar a ser la mejor versión de sí mismo. Contrariamente a lo que supone la teoría tradicional de la gestión y la práctica popular, las personas no existen para la compañía. Pero la compañía existe para las personas. Cuando una empresa olvida que su razón de ser es servir a sus clientes, rápidamente fracasa. Los empleados son nuestros primeros clientes, y nuestros clientes más influyentes.
El propósito de una persona es llegar a ser la mejor versión de sí misma.
Encontrar una manera de crear un ambiente que ayude a los empleados a llegar a ser la mejor versión de sí mismos, al mismo tiempo que la compañía procura ser la mejor versión de sí misma, puede parecer algo imposible para muchos; para otros, estos objetivos suelen ser opuestos. Pero, en realidad, son sorprendentemente complementarios.
Ésta es la historia de un líder y su equipo ejecutivo que se proponen transformar una empresa a través del compromiso activo de una mano de obra no comprometida.
El secreto revelado en esta historia es la razón fundamental que nos motiva a los seres humanos, no sólo a trabajar sino también a comprometernos en cada aspecto de nuestras vidas. Ya sea el consejero delegado de una gran compañía o el jefe de un pequeño departamento, el director de una escuela o un entrenador de fútbol, un padre que aborda la dinámica de la cooperación dentro de su familia o un empleado que está tratando de justificar lo que hace cada día…, usted está a punto de descubrir algo que cambiará su vida para siempre.