
Me di cuenta de que lograr la maestría en el karate no tiene que ver con aprender 4 000 movimientos, sino con repetir algunos movimientos 4 000 veces.
Chet Holmes, autor de The Ultimate Sales Machine
Ahora que tenemos claro lo que significa la adquisición de habilidades, examinemos cómo hacerlo rápidamente. La intención de este capítulo es proporcionarte un listado de lo que necesitas para adquirir cualquier nueva habilidad.
Para mí es útil pensar en estos principios como si fueran formas de cultivar una “obsesión temporal”. La rápida adquisición de destrezas sucede naturalmente cuando te tornas tan curioso e interesado en algo que todo lo demás no importa, al menos transitoriamente.
Piensa en estos principios como maneras de identificar una destreza por la que vale la pena entrar en obsesión temporal, concentrarse y retirar las distracciones o barreras que te apartan de la práctica efectiva.
He aquí los diez principios mayores para la adquisición rápida de habilidades:
1. Elige un proyecto que ames realmente.
2. Concentra tu energía en una sola habilidad en un momento determinado.
3. Define tu nivel de desempeño.
4. Deconstruye la destreza hasta dar con los elementos que la componen.
5. Obtén las herramientas indispensables.
6. Elimina las barreras que te impiden practicar.
7. Dedica un tiempo a la práctica exclusiva de la habilidad.
8. Crea ciclos de retroalimentación rápida.
9. Practica en periodos breves con ayuda de un reloj.
10. Enfatiza cantidad y velocidad.
Muchos de estos principios pueden parecerte mero sentido común, y es correcto. Recuerda: no basta conocer estos principios, debes ponerlos en práctica para obtener recompensas.
ELIGE UN PROYECTO QUE AMES REALMENTE
Karl Popper fue uno de los más grandes filósofos del siglo XX. Popularizó la idea de la falsabilidad científica. En términos comunes, si no puedes probar que algo es potencialmente erróneo por la observación o la experimentación, no se trata de ciencia.
Popper dijo muchas cosas sabias, pero me parece que la siguiente es de las más destacadas: “Lo mejor que puede pasarle a un ser humano es encontrar un problema, enamorarse de él y vivir tratando de resolverlo, a menos que aparezca otro todavía más atractivo.”
Si quieres dar con una fórmula para vivir una vida satisfactoria y productiva, no puedes equivocarte en ésta.
La adquisición rápida de habilidades requiere elegir un problema o proyecto absorbente. Mientras más emocionado estés con la destreza que deseas adquirir, más rápido la obtendrás.
En la práctica, encontrar un proyecto semejante es algo muy personal. Por ejemplo, aprender a hablar y escribir chino mandarín no figura en mi actual lista de habilidades por obtener, ya que no tengo necesidad urgente de aprenderlo en este momento y también porque tengo muchos otros proyectos que emprender. Si en un futuro decido mudarme a la zona de China en la que se habla mandarín, quizá el proyecto me fascine, pero por ahora no.
Por otra parte, estoy inmensamente interesado en aprender a jugar Go, el juego de mesa estratégico más antiguo del mundo, que se originó en China hace más de tres mil años. Es un juego hermoso y he querido aprender a jugarlo desde que me enteré de su existencia, hace varios años.
Aprender a jugar Go requiere estudio. Las reglas son sencillas, pero es un reto leer con precisión los patrones de piedras blancas y negras en el tablero. Hace años que las computadoras son eficientes al jugar ajedrez, pero hasta las más poderosas la pasan mal jugando al Go con un humano experimentado.
Por naturaleza, aprendes más rápido las cosas que te importan. Actualmente, me interesa más aprender a jugar Go, por lo que pienso dejar el mandarín para después.
Si te concentras en adquirir tu destreza principal (es decir, alcanzar tu proyecto más deseado) antes que cualquier otra cosa, lo lograrás en mucho menos tiempo.
CONCENTRA TU ENERGÍA EN UNA SOLA HABILIDAD EN UN MOMENTO DETERMINADO
Uno de los errores más comunes al adquirir nuevas habilidades, es tratar de obtener demasiadas al mismo tiempo.
Es una cuestión aritmética: obtener nuevas destrezas requiere cierto tiempo de concentración y atención dirigida. Si sólo dispones de una o dos horas diarias para practicar y aprender, y distribuyes ese tiempo y energía en veinte destrezas diferentes, ninguna en particular recibirá suficiente tiempo y energía para generar una mejoría notable.
Adoptar este principio es más difícil para algunas personas. En lo personal, siempre he tenido un temperamento renacentista: hay cientos de cosas que quiero aprender en un momento dado, en cientos de áreas distintas. Emocionalmente, me resulta difícil aplazar el aprendizaje de las cosas nuevas que descubro.[5]
Sin embargo, cuando trato de aprender todo al mismo tiempo no aprendo nada. En lugar de progresar, intercambio las destrezas a que aspiro, frustrándome, para luego hacer otra cosa. Es la receta extremadamente lenta para adquirir destrezas.
Escoge una y sólo una. Utiliza toda tu concentración y energía en conseguirla y deja que las demás esperen su turno. David Allen, autor de Getting Things Done (2002), recomienda hacer una lista “tentativa”: se trata de una lista de cosas que deseas explorar en el futuro, pero que no te resultan tan importantes en el momento. Al añadir un elemento a esa lista, te liberas de la responsabilidad de actuar o de pensar en el asunto hasta que decidas pasar a la acción.
Insisto: concentrarse en una habilidad esencial cada vez es absolutamente necesario para la rápida adquisición de destrezas. No renuncias a las otras actividades de modo permanente, únicamente las reservas para después.
DEFINE TU NIVEL DE DESEMPEÑO
El nivel de desempeño al que aspiras consiste en una breve descripción del nivel de aptitud que constituye tu meta. ¿Qué tanto te gustaría dominar la destreza que estás adquiriendo?
Imagina que este nivel deseado es una sola oración en que describes lo que tratas de lograr y qué harás con ello al terminar tu propósito. Mientras más específica sea tu descripción, mejor.
Definir el nivel de desempeño al que aspiras te ayuda a imaginar cómo desempeñarte de una manera determinada. Cuando decides exactamente qué tan bueno quieres o necesitas ser, es más fácil averiguar cómo llegar a este punto. En palabras de Charles Kettering, inventor del sistema de encendido eléctrico para los automóviles: “Un problema bien planteado es un problema medio resuelto.”
La definición de tu nivel de desempeño depende de los motivos que te llevaron a adquirir la habilidad. Si te interesa divertirte, tu objetivo es llegar al punto en que dejas de sentirte frustrado para comenzar a disfrutar de la práctica misma. Si tu objetivo es el desempeño, ¿cuál es el nivel mínimo que estás dispuesto a aceptar en principio?
Una vez conseguido el nivel deseado, puedes elegir continuar por ese camino. Los mejores niveles suelen dar la impresión de estar fuera de nuestro alcance, pero recuerda que no son imposibles de obtener.
Como regla general, mientras más relajado sea el nivel al que aspiras, más rápido adquirirás la habilidad asociada. Si tu mente aspira a un nivel de desempeño de clase mundial, podría parecer que estás haciendo trampa, pues bajas el nivel de desempeño para “ganar” más pronto, ¿o no?
Eso es exactamente lo que hacemos y no es una trampa. Recuerda: el nivel de clase mundial no es el objetivo de la rápida adquisición de destrezas. Aspiramos a ser capaces y suficientes en el menor tiempo posible, no a la perfección.
Es importante señalar que algunas habilidades implican consideraciones de seguridad, que siempre deben incluirse en el nivel de desempeño al que aspiras. Lastimarte (o morir) adquiriendo una nueva capacidad, está fuera de nuestros objetivos.
DECONSTRUYE LA DESTREZA HASTA DAR CON LOS ELEMENTOS QUE LA COMPONEN
La mayoría de lo que consideramos destrezas son, en realidad, actividades compuestas por destrezas menores. Cuando ya has identificado la habilidad en que has de concentrarte, debes deconstruirla, dividirla en sus partes mínimas. Por ejemplo: jugar golf es una destreza con muchos subcomponentes: elección del palo correcto, golpe de salida, cómo hacer las cosas al estar en un bunker, en el green, etcétera.
Una vez dividida la destreza en sus partes más pequeñas, es mucho más fácil decidir qué subdestrezas son más importantes. Al concentrarte primero en las subdestrezas esenciales, progresarás más con menos esfuerzo.
La deconstrucción de una habilidad también hace más difícil sentirse abrumado. No tienes que practicar todos los componentes de una destreza al mismo tiempo. Es más efectivo concentrarte en las subdestrezas que prometen grandes recompensas.
La deconstrucción también te permite identificar las partes de la destreza no esenciales para los principiantes. Al eliminar estas subdestrezas o técnicas accesorias desde el principio, invertirás más tiempo y energía en lograr la maestría de las subdestrezas de importancia mayor.
OBTÉN LAS HERRAMIENTAS INDISPENSABLES
La mayoría de las destrezas incluyen prerrequisitos para la práctica y el desempeño. Es difícil jugar tenis sin raqueta, o pilotear un helicóptero si no tienes acceso a uno.
¿A qué herramientas, componentes y ambientes debes tener acceso antes de practicar de manera eficiente? ¿Cómo obtener las mejores herramientas que puedas costear?
Si dedicas un momento para identificar las herramientas indispensables antes de practicar, ahorrarás un tiempo precioso. Al asegurarte los recursos necesarios antes de comenzar, podrás maximizar tu tiempo de práctica.
ELIMINA LAS BARRERAS QUE TE IMPIDEN PRACTICAR
Hay muchas cosas que interfieren con la práctica, lo que dificulta obtener una destreza. Estas barreras pueden consistir en cualquier cosa. Veamos los siguientes casos:
• El esfuerzo anterior a la práctica es significativo. Los problemas quizá consistan en disponer mal tus herramientas, comprar las equivocadas o saltarte los requisitos de preparación.
• Disponibilidad intermitente. Sucede cuando usas equipo prestado o dispones de un recurso con horario limitado.
• Distracciones ambientales. Como televisión, teléfonos y correos electrónicos en tu bandeja de entrada.
• Bloqueos emocionales. Como miedo, duda y vergüenza.
Cada uno de estos elementos hace más difícil empezar, por lo que la velocidad de adquisición de la destreza disminuye.
Depender de la fuerza de voluntad para superar estas barreras constituye una estrategia perdedora. Cada día disponemos de cierta fuerza de voluntad; lo mejor es usarla sabiamente.
La mejor manera de aprovecharla fuerza es para eliminar las barreras que dificultan la práctica. Si dispones tu ambiente para facilitar lo más posible la práctica, adquirirás la habilidad en menos tiempo.
DEDICA UN TIEMPO A LA PRÁCTICA EXCLUSIVA DE LA HABILIDAD
El tiempo que dedicas a adquirir una nueva destreza ha de venir de alguna parte. Desafortunadamente, tendemos a adquirir una nueva habilidad sin sacrificar muchas cosas que nos gusta hacer, como ver televisión, usar videojuegos y demás.
“Ya lo haré cuando tenga tiempo”, solemos decirnos. He aquí la verdad: eso de “encontrar” tiempo es un mito.
Nadie “encuentra” tiempo para nada como si descubriera milagrosamente una dotación extra de horas, como cuando encuentras un billete que dejaste accidentalmente en el bolsillo de una chamarra.
Si dependes de tener o encontrar el tiempo necesario para hacer algo, seguro nunca lo harás. Si quieres “encontrar” tiempo, debes “hacerlo”.
Dispones de 24 horas cada día: 1 440 minutos, ni más ni menos. Nunca tendrás más tiempo. Si duermes 8 horas al día, te quedan 16. Algunas de estas horas serán utilizadas para cuidar de ti mismo y de los tuyos. Otras para trabajar.
El tiempo que sobra es el que realmente te permite adquirir una destreza. Si quieres mejorar tus habilidades tan rápido como sea posible, dedica la mayor cantidad de tiempo.
La mejor forma de asegurar tiempo para adquirir una habilidad es identificar las cosas de poco valor en que lo invertimos, para eliminarlas. Como experimento, te sugiero apuntar en un cuaderno el tiempo que dedicas a cada actividad durante unos días. Sólo necesitas un cuaderno.
Los resultados de esta lista te sorprenderán: si tomas algunas decisiones difíciles para optimizar el uso de tu tiempo, seguro tendrás bastante para adquirir rápidamente la habilidad que te interesa. Mientras más tiempo tengas al día, menos requerirás para adquirir la destreza. Recomiendo dedicar por lo menos 90 minutos al día para practicar. Podrás lograrlo al suprimir las actividades que no valen gran cosa.
También recomiendo comprometerte de antemano a practicar por lo menos 20 horas. Cuando comiences, debes practicar hasta llegar a esta marca. Si te sientes atascado, sigue adelante: no puedes parar hasta alcanzar el nivel de desempeño esperado o hasta llegar a 20 horas de práctica. Si no estás dispuesto de antemano a invertir al menos 20 horas, escoge otra destreza.
La razón para esto es simple: las primeras etapas de la adquisición de destrezas suelen sentirse más duras de lo que realmente son. Por lo regular hay confusión y te toparás con problemas y barreras inesperadas. En lugar de darte por vencido ante la menor dificultad, comprométete de antemano a practicar un mínimo de 20 horas y será más fácil persistir.
Piensa en esta manera de hacer las cosas como si fuera un ejercicio para mejorar tu determinación: no permitirás que alguna minucia te impida hacer lo que en verdad quieres hacer. O resuelves el problema o haces lo necesario para llegar a la marca de 20 horas. Llegado ese punto, estarás en mejor posición para decidir cómo proceder.
CREA CICLOS DE RETROALIMENTACIÓN RÁPIDA
Retroalimentación rápida significa información precisa sobre lo bien que te estás desempeñando tan pronto como puedas. Mientras más tiempo te tome la retroalimentación precisa, más te llevará adquirir la destreza.
Pongamos como ejemplo elaborar quesos. Los sutiles procesos químicos requeridos para crear quesos finos se llevan durante meses o años, y no hay manera de apresurar el resultado sin arruinar las cosas. Si se requieren seis meses para determinar si tu queso es bueno, esta tardanza en la retroalimentación dificultará que adquieras la habilidad rápidamente.
La retroalimentación rápida conduce, naturalmente, a la rápida adquisición de habilidades. Si la retroalimentación llega inmediatamente o en poco tiempo, es mucho más fácil relacionar esa información con las acciones para hacer los ajustes necesarios.
Las mejores formas de retroalimentación son las casi instantáneas. Por eso es que habilidades como la programación pueden convertirse en algo medianamente adictivo: haces un cambio y algunos milisegundos más tarde la computadora te indica si el cambio funcionó o no. Si no te gusta la retroalimentación que recibes (¡el programa se congeló!), realiza otro cambio e intenta de nuevo.
Existen muchas fuentes potenciales de retroalimentación. Como explicó en un artículo para New Yorker[6] Atul Gawande, cirujano veterano y jugador de tenis amateur, entrenadores y mentores experimentados pueden proporcionar retroalimentación inmediata sobre tu desempeño y recomendar los ajustes necesarios.
Los entrenadores no son la única fuente de retroalimentación rápida. Las cámaras de video y otros artículos semejantes pueden ayudar a observarte mientras haces las cosas. Herramientas como los programas computacionales, los auxiliares del entrenamiento y otros aparatos pueden indicarte inmediatamente si cometes un error o si falta algo.
Mientras más fuentes de retroalimentación integres a tu práctica, más rápida será la adquisición de la habilidad.
PRACTICA EN PERIODOS BREVES CON AYUDA DE UN RELOJ
Nuestras mentes están diseñadas para aprender, registrar patrones, simular cursos de acción potenciales y tratar de saber qué pasará a continuación. El cerebro no está diseñado para estimar el tiempo con precisión: cuánto tiempo se requiere para hacer algo o cuánto se invirtió en hacer algo.
En las etapas tempranas de la práctica de una nueva habilidad, es muy fácil sobrestimar el tiempo que pasaste practicando. Cuando no eres bueno en algo (y lo sabes), parece que el tiempo avanza lentamente y sientes como si hubieras practicado más de lo que en realidad lo hiciste.
La solución a esto es practicar con ayuda de un reloj. Compra un cronómetro decente[7] y prográmalo para que cuente 20 minutos en cuenta regresiva. Sólo hay una regla: una vez que has hecho funcionar el cronómetro, debes practicar hasta que el tiempo se acabe. No hay excepciones.
Esta sencilla técnica te hará más fácil completar largos periodos de práctica sostenida, incluso cuando te sientes cansado o frustrado.
Mientras más periodos de práctica sostenida completes, más rápidamente adquirirás la destreza. Procura disponer tu tiempo para realizar entre tres y cinco sesiones al día. En poco tiempo verás resultados importantes.
ENFATIZA CANTIDAD Y VELOCIDAD
Cuando empiezas a adquirir una nueva habilidad, resulta tentador concentrarte en practicar buscando perfección, una receta para la frustración. Tu desempeño, por supuesto, no estará ni cerca de la perfección.
En vez de procurar ser perfecto, concéntrate en practicar tanto como puedas en el menor tiempo posible, haciendo las cosas “suficientemente bien”.
En Art & Fear (2001), los autores, David Bayles y Ted Orland comparten una anécdota interesante sobre el valor del volumen:
El maestro de cerámica anunció el primer día que dividiría el grupo en dos. Los del lado izquierdo del estudio, dijo, serían calificados únicamente tomando en cuenta la cantidad de trabajo producido, mientras los del lado derecho serían evaluados con base en la calidad.
El procedimiento era simple: al final de la clase, sacaba una báscula y pesaba el trabajo del grupo “cuantitativo”: 25 kilos de vasijas darían un 10, veinte kilos darían un 8 y así sucesivamente. Los evaluados por la calidad, debían producir una vasija —perfecta— para obtener un 10.
Pues bien. Al llegar el momento de la evaluación, surgió un hecho curioso: los trabajos de más alta calidad fueron producidos por el grupo que era evaluado por la cantidad. Parece que, en tanto el grupo “cuantitativo” producía pilas de trabajo y aprendía de sus errores, el grupo “cualitativo” teorizó sobre la perfección y, a fin de cuentas, tenía poco que mostrar, a no ser por teorías grandiosas y un montón de barro sin procesar.
La destreza resulta de una práctica consistente, deliberada. En las primeras etapas de la práctica, la cantidad y la velocidad triunfan plenamente sobre la calidad total. Si practicas veloz y constantemente, adquirirás la destreza en menos tiempo.
Esto no significa descuidar las formas al practicar. Algunas destrezas, particularmente las que implican movimientos o acciones físicas, requieren de cierto tiempo para realizarse bien. Si practicas tu técnica pictórica para el retrato, de nada te servirá pintar cien lienzos a la Jackson Pollock. La técnica sí importa.
Primero asegúrate de practicar mediante técnicas suficientemente buenas para alcanzar tu nivel de desempeño deseado. Cuando logras practicar bien 80 o 90 por ciento del tiempo, aumenta la velocidad para obtener la destreza.
Ahí lo tenemos: 10 simples principios que te ayudarán a practicar tu destreza de la manera más eficiente y efectiva posible.
¿Funciona?
¿Servirá este método para adquirir habilidades más rápidamente? Los datos de las investigaciones realizadas dicen que sí, de modo absoluto.
En estudios académicos sobre la adquisición de habilidades motoras y cognitivas, los investigadores han notado un patrón común: cuando los participantes en el estudio empezaron a practicar una nueva destreza, su desempeño mejoró de modo notable en muy poco tiempo. No se requiere de mucha práctica para pasar de “lento incompetente” a alguien “razonablemente rápido y notablemente competente”.
En los libros, esto suele llamarse “la regla de la práctica poderosa”, y la encontramos una y otra vez. Este efecto es conocido por los investigadores que analizan la adquisición de destrezas desde 1926, por lo menos,[8] y ha sido repetido muchas veces en estudios sobre las habilidades físicas y mentales.[9] Un estudio llegó incluso a afirmar que “cualquier teoría sobre la adquisición de destrezas que no se avenga a la regla de la práctica poderosa, puede rechazarse inmediatamente”.[10]
Los estudios académicos representan esta ley con una gráfica parecida a ésta:

Dado que el tiempo es un factor cuantitativo que se incrementa, la curva se aplana. Con la práctica, toma menos tiempo completar una labor determinada.
Es interesante señalar que, si rebautizamos el eje “y” como “qué tan bueno eres” (esto es, defines el desempeño en términos más generales, comparado con una unidad de tiempo), obtienes la famosa curva de aprendizaje:

El patrón general de la curva de aprendizaje luce así: cuando comienzas eres malísimo, pero mejoras rápidamente al aprender las partes más importantes de la destreza. Después de alcanzar cierto nivel de habilidad muy rápido, tu tasa de mejoría disminuye y la subsecuente se hace mucho más lenta.
En contra de lo que la gente cree, las curvas de aprendizaje muy pronunciadas son buenas, no malas. La gráfica aclara la razón para ello: las curvas de aprendizaje pronunciadas indican un ritmo muy acelerado de adquisición de la destreza. Mientras más pronunciada es la curva, más mejoras por unidad de tiempo.
Puedes pensar en los diez pasos antes abordados como si fueran una manera de lograr que tu curva de aprendizaje sea más pronunciada. Los principios mismos son técnicas simples que hacen que las dos primeras etapas teóricas del proceso de adquisición de destrezas (cognición y asociación) resulten más sencillas en la práctica.
Cuando empiezas a practicar algo nuevo, tus habilidades mejorarán natural y notablemente en un periodo muy corto. El truco consiste en practicar lo antes posible. No se trata de pensar en la práctica o de preocuparte por ella, sino de practicar y punto.
Es fácil creer que estás invirtiendo mucho tiempo en una destreza cuando en verdad no la practicas. Si desde hace mucho tiempo deseas aprender algo, sueñas con ser bueno en ello, pero si dudas en iniciar las cosas, toda esta energía mental y emocional puede desperdiciarse sin mejoría. Si no sabes a dónde vas y no tienes una estrategia sólida para llegar allí, puedes desperdiciar una cantidad enorme de energía en un deambular improductivo.
Los diez principios están diseñados para ayudarte a eliminar esta actitud improductiva y remplazarla con actividades fundamentales para la adquisición de destrezas. Si inviertes más tiempo y energía en las primeras dos fases del proceso, y menos en las actividades que no te ayudan, lograrás adquirir la habilidad en un plazo menor. Así de simple.
¿Y qué hay de la inmersión?
Ésta no es la única vía para adquirir nuevas destrezas, pero sí la más flexible. Otros métodos pueden producir resultados similares, pero implican sacrificios más significativos.
El método más conocido para adquirir rápidamente habilidades nuevas es la inmersión, es decir, cambiar completamente tu ambiente de modo que las cosas resulten en una práctica deliberada constante. Si quieres aprender francés, por ejemplo, hacerlo por inmersión equivale a vivir en Francia durante semanas o meses.
En general, la inmersión funciona. Si vas a Francia, te verás obligado a practicar tus habilidades de comunicación oral todo el día. Tras unos cuantos días de frustrante adaptación, te percatarás de que tus destrezas mejoran con celeridad.
La inmersión funciona porque asegura completar las primeras horas cruciales de práctica sin fallar: no puedes escapar al medio ambiente, así que la práctica se realiza de modo automático.
La desventaja de la inmersión es que, por lo regular, es necesario que la destreza sea tu principal centro de atención por mucho tiempo. Si dejar todos tus compromisos para ir a Francia es opción, aprender francés vía la inmersión es una buena estrategia.
Por desgracia, la mayoría de nosotros tenemos compromisos que no podemos (o no queremos) cancelar: familia, trabajo, pagos de la hipoteca y demás. En estos casos, la inmersión puede ser difícil o imposible.
En el peor de los escenarios, la idea de la inmersión se convierte en una barrera activa: si sigues esperando una oportunidad para la inmersión antes de comprometerte a aprender una nueva destreza, puedes desperdiciar años de valioso tiempo.
Toma las oportunidades para la inmersión conforme lleguen, pero no estés seguro de ellas. Las técnicas que yo te ofrezco están diseñadas para ayudarte a adquirir nuevas destrezas, incluso si sólo dispones de una o dos horas libres al día.
Reactivar viejas habilidades
También es importante observar que estos principios son útiles incluso cuando la destreza que tratas de adquirir no es completamente nueva para ti. Es posible usar estas técnicas para volver a adquirir viejas habilidades en un tiempo récord.
Por ejemplo, aprendí a tocar trompeta en la preparatoria. Practiqué hasta ser bastante bueno. A partir de que salí de la prepa para ir a la universidad, dejé de practicar por completo.
Si me decidiera a retomar la trompeta, no me tomaría mucho tiempo reactivar la destreza. Ya conozco cuáles son las subdestrezas requeridas, así que puedo concentrarme en la técnica de embocadura (el control de los músculos alrededor de los labios mientras se sopla en la boquilla), en la lectura de notas, en la posición de los dedos o en el repaso de la teoría musical básica (la dinámica, el tempo, los beats y la expresividad).
Con sólo unas horas de práctica podría readquirir la destreza. La reactivación sólo requeriría de mi tiempo, eliminar las barreras que dificultan la práctica y una práctica cronometrada.
Un buen comienzo constituye la mitad del éxito
A veces querrás dejar la guitarra. Odiarás la guitarra. Pero si persistes, tendrás la recompensa.
Jimi Hendrix, reconocido guitarrista
No necesitarás usar cada uno de los principios para cada destreza que adquieras, pero algunos te serán útiles y hasta esenciales en todo momento.
Para mí es útil pensar en estos principios como si fueran una lista de verificación. Cuando decidas aprender algo nuevo, sólo repasa la lista y decide qué principios aplicar a tu proyecto particular.
He aquí la lista para lograr la rápida adquisición de destrezas:
1. Elige un proyecto que ames realmente.
2. Concentra tu energía en una sola habilidad en un momento determinado.
3. Define tu nivel de desempeño.
4. Deconstruye la destreza hasta dar con los elementos que la componen.
5. Obtén las herramientas indispensables.
6. Elimina las barreras que te impiden practicar.
7. Dedica un tiempo a la práctica exclusiva de la habilidad.
8. Crea ciclos de retroalimentación rápida.
9. Practica en periodos breves con ayuda de un reloj.
10. Enfatiza cantidad y velocidad.
Eso es todo. Prueba esta lista con la destreza que actualmente te ocupa y tu práctica será más efectiva y eficiente, lo que te permitirá adquirir la habilidad con más rapidez.
Como ya he dicho, este método no es física nuclear. Es mero sentido común, estrategia y preparación, todo ello aplicado a una destreza que quieres mejorar. Nada más y nada menos.
Ahora, examinemos cómo el aprendizaje y la investigación pueden hacer que tu proceso de adquisición de habilidades sea todavía más efectivo.