Antes de empezar quiero que hagamos un trato: no puedes revelar los secretos que encontrarás en este libro. Si confrontas a tu esposo, amante, novio, papá, hermano, tío, primo, amigo, con todas las verdades del libro, estoy seguro de que primero lo negarán categóricamente y, después, con una voz inofensiva, te van a preguntar dónde diablos oíste semejante cosa. Así que, por favor (y esto es importante), contesta que lo leíste en una revista, de seguro lo creerán y yo podré vivir para contarlo. Quiero seguir escribiendo otros libros; la neta me gusta vivir y no quisiera que mi carrera como escritor termine aquí.
Bueno, después de estas consideraciones iniciales, déjame decirte que lo que leerás aquí tampoco es tan ajeno a ti. Las mujeres también quieren sexo y desean que los hombres se vuelvan locos con ellas. Las mujeres quieren entender qué hay detrás de veintidós tipos tras una pelota y por qué a veces el balón parece más interesante que las curvas que tú llevas en el cuerpo. ¿No es verdad? Las mujeres quieren entender por qué no nos fijamos en los detalles y por qué no hablamos tantas veces por teléfono.
Para empezar, cuando los hombres decimos que te ves bien es por que te ves bien. Nos gustas. Punto. Aunque quizá tú esperes otra cosa. Todo esto nos conviene a ambos sexos, porque hay veces que parecemos como extraterrestres uno frente al otro. Con este libro quiero romper esa frontera, y espero lograrlo.
Los dos principales motivadores del hombre son el sexo y el dinero. Y aunque hay otros, siempre actúan en combinación con los dos anteriores.
1 Para comenzar con los secretos primero te diré el más íntimo de todos ellos. Desde muy jóvenes, nosotros nos imaginamos cómo se ven las mujeres desnudas. Perdón, pero no es algo consciente, es más bien como respirar o estornudar; sucede sin que podamos controlarlo.
No importa si se trata de una mujer joven o vieja, ni siquiera nos importa el tipo de relación que tengamos con ella. Mientras nos sintamos mínimamente atraídos, es probable que creemos una imagen de 300 dpi en 3D de la mujer en cuestión, tal como Dios la trajo al mundo; es decir, en pelotas.
Y mientras te tranquilizas de este madrazo, ahí te va el segundo: a partir del momento en que la imaginamos desnuda, casi nanosegundos después ya estamos teniendo pensamientos sexuales, encima de o con ella. Cualquiera de esas dos, dependiendo de la situación.
Me puedo imaginar la expresión de horror de tu cara. Hasta puede que estés segura de que no es verdad y ruegues porque no sea cierto. Me apena confirmártelo, pero es verdad. Tu primo, tu dentista, tu maestro y hasta el repartidor de pizza, todos ellos realmente te desvistieron con la mirada la primera vez que te conocieron.

Sin embargo, hay una cosa que quizás te consuele. ¿Has escuchado alguna vez que la imaginación siempre supera a la razón? Pues esta revelación no es la excepción. Si te imaginamos desnuda, significa que para nosotros te ves espectacular. Te lo confieso porque para entrar a nuestro mundo masculino es necesario que empieces a despegarte de tu lógica femenina. Nosotros no vemos esos defectos que ustedes se ven.
Creo que en este punto es importante hacer una distinción biológica para que no haya suspicacias. Los hombres normales sólo nos imaginamos desnuda a una mujer que parezca fértil y no a aquellas mujeres mayores o niñas. En estas etapas, las mujeres son asexuales para nosotros.
La atracción que podemos sentir por alguna mujer se despierta en nuestro cerebro animal, en nuestro instinto, únicamente frente a una mujer fértil a nuestros ojos. A nuestros ojos y no a los tuyos, ¡eh! Créeme, aunque parezca que vemos lo mismo, no hay nada más falso. Para que la información que hay en este libro realmente te sirva, necesitas cambiarte un poco el chip. Muchas cosas que no crees como mujer, si fueras hombre las entenderías; trata de ponerte dentro de nuestra cabeza y quítate todo lo que crees que es tu verdad. Mientras las mujeres están ocupadas criticando su cuerpo por no ser “perfecto”, los hombres están soñando con ellas y sus cuerpos atractivos, así de fácil.
Ésto es lo que preferimos los hombres
(no las viejas envidiosas)


Ni siquiera hay consenso en torno a cuál es la parte más sexy del cuerpo de una mujer. Veamos:


Para los hombres no hay: “Tiene poquito de esto o mucho de aquello.” Nosotros no dividimos a las mujeres en partes, para nosotros: “Estás buena o no”, o “me la doy o no me la doy”. Los hombres las vemos completas como nos vemos a nosotros mismos en el espejo. De frente, rápido y sin líos. No inclinamos la cabeza, no nos volteamos por horas para ver nuestras pompas; jamás inspeccionamos la parte de atrás de nuestra rodilla en busca de estrías o piel de naranja.
Lo que sí se ha comprobado científicamente es que el cuerpo de una mujer entre más se parezca a un reloj de arena más despertará atracción en el género masculino. Esto está relacionado con la fertilidad en el código evolutivo, ¿qué más prueba de la teoría de Darwin que algunas de nuestras actitudes todavía sean de chango?
Sobre las tallas del busto, 51% de los hombres prefiere el 34-A, gracias a la madre naturaleza; y sólo 7% 34-C, gracias al cirujano. Lo increíble es que 42% de los hombres prefiere cualquiera de las dos.

¿Qué pensamos los hombres sobre la autocrítica femenina? 18% cree que las mujeres tienen una imagen correcta de sí mismas. Para el 10% las mujeres tienen confianza en cómo se ven y 72% piensa que deberían tener mejor imagen propia, es decir, que se ven mucho mejor de lo que ellas piensan.
Después de estas cifras, ahí te van más números. El cuerpo ideal para los hombres:

Otra pregunta que es de las más interesantes: ¿Has estado con mujeres que no son tu tipo favorito?

¿Te ha decepcionado una mujer cuando la ves desnuda?

Atención, género femenino, la más importante de las preguntas. ¿Qué te roba más atención?

Como ves, somos géneros diferentes y pensamos en consecuencia. Estos números lo comprueban. La belleza es cuestión de actitud. En este libro, pretendo que conozcas nuestros secretos y descubras nuevas armas para ganar la conquista que quieras. Para ello tienes que ver el mundo como nosotros, escuchar y tratar de pensar como nuestro género. Te vas a reír, a sorprender y vas a llegar a ser una mujer que entienda perfecto qué usar para conseguir lo que quiere.
2 El dinero es importante para nosotros, eso es obvio, pero lo que no es tan obvio es que los hombres somos más visuales, nos atrae el físico de la contraparte. Y la mujer, más orientada a pensar en las consecuencias, busca en un hombre a alguien que pueda ser proveedor de su casa. Así que, si quisiéramos ser más simples (si este libro fuera para hombres), podríamos decir que el segundo motivador en realidad es consecuencia del primero.