A manera de dedicatoria

A Rosbelia Jaimes Jaimes por su paciencia, observaciones y correcciones primeras. A Priscila Galeana Arzate por sus comentarios.

A los empleados de los sindicatos ferrocarrilero, de salud, petrolero y electricista que, desinteresadamente, se sentaron a platicar conmigo sin poner una sola restricción y me allegaron material para sentarme a escribir.

Al infaltable Teófilo Abdo Kuri, juez primero de lo Familiar en la Ciudad de México, “Su Señoría”, le dicen, quien en agosto de 2011, después de un juicio simulado o secreto, amañado y tramposo, ordenó congelar mis cuentas bancarias. Hasta ahora el juzgado a su “dignísimo” cargo ha sido incapaz de entregarme una sola notificación. ¿Corrupción? ¿Encargo? ¿Incapacidad? Cualquiera que sea la razón, carece de importancia. De agosto de 2011 a mayo de 2013 esperé, como lo pueden atestiguar innumerables personas, vecinos y amigos. Por eso, insisto, si algunas “notificaciones” obran en mi expediente, fueron simuladas. Hoy es claro que en algún lugar se le perdieron la buena fe y la imparcialidad. Para su fortuna o fortuna del juzgado, mi familia, asentada en uno de los pueblos del valle de Toluca, tomó a broma los intentos de hostigamiento que hicieron, en octubre de 2012, supuestos empleados del juzgado a su “dignísimo” cargo. Supuestos porque, cobardes como fueron, o ¿son?, se negaron a mostrar identificaciones oficiales. Sí, encontraron a mi familia –y hay elementos para afirmar que fueron ellos porque sólo una persona conocía esa dirección–, pero a mi casa en la Ciudad de México han sido incapaces de llegar. Como dice una de las “notificaciones” integradas al expediente: “Domicilio no encontrado”. ¿Contrató el juez actuarios notificadores incapaces, corruptos? Algo pasó. Ahora, como parece que es, esperemos la venganza, un nuevo abuso de poder.

FRANCISCO CRUZ JIMÉNEZ
Mayo de 2013