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INICIO DE ETAPA: Aterpe Arritxulo |
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FINAL DE ETAPA: Oronoz-Mugairi |
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DISTANCIA: 30,6 km |
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TIEMPO: 8 h 45 min |
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DESNIVEL SUBIDA: 1.551m |
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DESNIVEL BAJADA: 1.886 m |

Vista de los prados de Bianditz hacia Aiako Harria.
La intención en esta jornada es prolongar el trayecto por la cuerda natural a través de la cual sumamos siete cimas, dibujando un itinerario en el que casi cerramos un círculo sobre el valle de Arantza, penetrando en territorio navarro y reconduciendo la travesía hacia oriente al bajar al curso del Bidasoa; para cruzarlo y conectar con la boca sur del noble valle de Baztan, mediante un último tránsito por los bosques del Señorío de Bertiz.
Este proceso no está exento de esfuerzo, ni mucho menos, dado que las pendientes cuesta arriba se suceden con las consecuentes bajadas, sumando cifras de desniveles relevantes. Al igual que sucede con la longitud por salvar, que roza los 35 kilómetros y provoca un cansancio al que nos iremos acostumbrando en las etapas venideras.
Siendo esto así, es conveniente partir en cuanto hayamos zampado el vital desayuno matutino, evitando en la medida de lo posible demoras que luego pasarán un alto precio en caso de que las temperaturas sean acordes a la época estival. Al hacerlo, también posibilitamos disfrutar de recesos en los que descansar y deleitarse con los absorbentes paisajes del entorno.
Y es que, impera el verdor allá donde miremos, con todos los matices de las distintas tonalidades que concede la variedad forestal y de pastos. Además, una extrema calma nos sume en una profunda tranquilidad, tan sólo rota por un rebaño de ovejas que se espanta ante nuestra presencia, provocando un sonoro concierto de cencerros.
CARTOGRAFÍA: Cuadernos pirenaicos n°1 (Bidasoa). Escala 1:25.000-1.50.000. Ed. Sua.
Tanto al inicio como al final de la etapa entre Aritxulegi y Oronoz, disfrutamos de la presencia de los dominios forestales de Artikutza y Bertiz. El primero, que lo observamos desde las alturas al ir por la cuerda desde Bidango Gaina a Izu, es una gran mancha arbórea -el cálculo oficial ronda el millón de árboles- integrada en una finca propiedad del municipio de Donostia, pese a encontrarse en tierras de Goizueta.
Es el lugar de la península ibérica que desborda las mediciones del pluviómetro con mayor asiduidad, algo que favorece evidentemente el crecimiento vegetal en todas sus formas. Al igual que su elección como punto de captación de aguas para la capital guipuzcoana.
La explotación de esta finca con distintos fines viene de lejos, tanto que fue gestionada en el pasado medieval por los monjes de Orreaga, cuyo rastro ha quedado en forma de mojones con su sello. También fue un importante foco de actividad de las ferrerías, que funcionaban con el carbón extraído del almacén natural de madera que contenía el bosque.
Respecto a Bertiz, también ha sido una finca con un despliegue forestal de gran importancia, además de añejo, ya que para el siglo XIV ya era propiedad privada reconocida a Pedro Miguel de Bertiz, cuyos herederos ostentaron la propiedad hasta el siglo XIX. Después, pasó a las manos del potentado Pedro Ciga, que edificó distintas estancias y arquitecturas decorativas. Parte de ellas podemos admirarlas en el jardín adjunto al aparcamiento.

Detalle en el boscoso collado de Aranegieta.

Desde el albergue retornamos al collado de Aritxulegi y seguimos el indicativo a Bianditz, por el GR-121 que discurre por un ancho camino. Al emprender la última cuesta, desde el collado de Usategieta, dejamos el GR-121 a la derecha y nos vamos hacia la cruz y al vértice de Bianditz tras el rastro de una baliza de PR.
Despedimos Aiako Harria, que queda tras nuestra espalda y enfocamos el itinerario con destino al sur, a través de la cuerda que domina el valle de Arantza. Así, pasamos por el peñasco de Galtzarreta (815 m), bajamos al collado de Burnaztegi y dejamos a la izquierda la borda Gaztin, subiendo inmediatamente a Bidango Gaina (780 m), para bajar inmediatamente a un primer collado.
El poste indicativo señala que estamos en éste y que sigamos adelante, siempre al sur, enlazando con los siguientes collados de Almendruiz y Amekorrun, entre cuyas cotas salvamos una elevación que deja Pagolleta (685 m) unos metros a la izquierda.
Obedecemos las indicaciones del PR-NA-125, procedemos al traspaso de un hayedo y esquivamos en el claro posterior el PR-NA-10 a Oiargarata, así como el PR-NA-125, para subir por la pendiente de la izquierda a una nueva cima.
Por lo más alto del cordal desfilamos dejando a la derecha el boscoso barranco de Urdallue y el valle de Arantza a la izquierda, descendiendo a las bordas de Baraxar, donde proseguimos por el carretil extendido hacia delante, en ligera pendiente hasta arribar ante un abrevadero, en el que seguimos por la senda de la derecha.
Así, comunicamos con un nuevo abrevadero, emplazado en un raso bajo la cumbre de Araña (1.037 m). La primera montaña que supera los mil metros de altitud, a cuya estrecha cresta nos encaramamos, para seguirla por la izquierda.
Por el cortante filo de cordal descendemos, primero con un cercado a la derecha y luego pasando al otro lado de éste, cayendo en el collado de Ibintza. Al subir recto por la siguiente ladera accedemos a un paso habilitado en la cerca.
La traspasamos uniéndonos a un sendero boscoso, a través del cual pasamos por encima de un par de cabañas de cazadores, hasta aparecer una decena de metros por debajo del collado de Aranegieta. Nos alzamos en éste y nos guiamos por las balizas naranjas, que nos orientan por los peldaños rocosos que ascienden hasta una picuda cima tocada con una ikurriña.
Al descender por el extremo opuesto tenemos que driblar un par de resaltes pétreos, mediante un sendero que nos lleva en volandas hasta los prados del collado de Sorano, extendidos entre la cima ganada y la vecina más cercana, también la última de la jornada, a la que subimos tras un ascenso final prado a través.
Descendemos, por el lado opuesto al de entrada a Mendieder, llegando hasta el collado de Bustitz. Abandonamos la idea de subir al bello enclave de Mendaur y su ermita de la Trinidad, girando a la izquierda y escogiendo el sendero de la derecha, el que pasa ante un manantial y posee balizas de PR.
Con éstas por guía encaramos un brusco descenso por la falda norte de Mendaur, en el que nos integramos en una gran densidad forestal regada por múltiples arroyos. Al salir a un claro cortamos con un camino mayor, seguimos recto y llegamos a una bifurcación en la que nos vamos por la opción de la derecha. Treinta metros más abajo hay otro cruce, en el que tomamos la pista por la izquierda e iniciamos el descenso final a Sunbilla, empalmando con un carretil que ronda entre caseríos hasta la población.
Allí, cruzamos el viejo puente de la localidad y giramos a la izquierda en la primera calle, saliendo del pueblo hacia el camping y uniéndonos al carretil ascendente señalado como PR-NA-106 a Oteixon (685 m). Tras varios quiebros, el ancho carril se transforma en camino de tierra y nos alzamos en el collado de Suspiro (415) y sus enormes palomeras, donde un poste indicativo señala al otro lado del cercado hacia Bertiz.

Cruzamos el cercado, ateniéndonos a la línea de puntos amarillos que balizan los árboles por la ladera de la derecha. Una vez que el sendero se hace mucho más evidente, llegamos a un lugar en el que hay que bajar por el rastro de pisadas poco perceptible de la izquierda, dado que recto no hay camino y carece de balizas.
Así, conectamos con el sendero tendido entre Iturburua y Bertiz, al que nos unimos por la derecha y por el que, tras pasar por los restos de un calero, llegamos a los vestigios de unas bordas.
Seguimos el sendero descendente hasta topar con una reproducción de una carbonera y con la pista que nos lleva al aparcamiento del Señorío de Bertiz, al seguirla por la derecha. Accedemos a una gran verja, que cruzamos para atravesar el citado aparcamiento, saliendo por el otro extremo al centro de la población de Oronoz.