LA MAYORÍA DE LA GENTE DEFINE y entiende qué es un fotógrafo profesional de esta manera: alguien a quien se le paga por tomar fotografías. Básicamente, es verdad. Sin embargo, si queréis ser fotógrafos profesionales, las preguntas que debéis plantearos son: “¿por qué alguien debería pagarme por fotografiar?” y “¿quién paga por unas fotografías?”. Vamos a tratar de responder ambas preguntas a la vez, ya que una respuesta lleva a la otra.
Como he dicho antes, casi cualquier decisión que tomemos en nuestra vida en cierta medida se ve conformada e influenciada por la creación de imágenes fotográficas profesionales. El poder de la imagen fotográfica para informar, educar y persuadir es innegable y la creación de estas imágenes exige habilidad, conocimiento, compromiso y trabajo duro. Pero, ante todo, las fotografías profesionales requieren un cliente y un público. Ya he hablado sobre el concepto de fotógrafo profesional como solucionador de problemas visuales, pero vamos a profundizar más en ello.
Me gano la vida con la moda. No me quejo; es un placer ganarse la vida de esta manera. Aunque luego está el placer más intenso aún de hacer mis retratos.
Fotógrafo: Richard Avedon
El cliente puede ser cualquier empresa, marca, tienda, comunidad, asociación benéfica o individuo con un problema que quiera solucionar. Tiene un mensaje que pretende transmitir de forma sencilla y directa. Por ejemplo, quizá quiera vender un producto, promocionar un servicio o ilustrar un texto. Para ello, ha decidido utilizar una imagen fotográfica o una serie de imágenes. Para crearlas, necesita a un fotógrafo profesional.
Generalmente, suele tener una idea clara sobre qué tipo de imágenes quiere, qué apariencia tendrán, qué contendrán y dónde se crearán. Por lo tanto, casi siempre buscará a un fotógrafo que ya haya creado imágenes similares a las que quiere. Para encontrar al fotógrafo adecuado, visitará páginas web y verá portfolios creados por profesionales.
Llegados a este punto, es importante explicar cómo trabajan los fotógrafos profesionales. La mayoría son contratados como fotógrafos independientes o freelance (también se suele utilizar el término de “profesional autónomo” para referirse a personas que montan una empresa por motivos económicos. Esto significa que el fotógrafo no trabaja para una empresa que le paga un salario mensual o semanalmente; el fotógrafo cobra cuando un cliente le hace un encargo puntual para tomar fotografías. Esto hace que la habilidad del fotógrafo freelance sea de vital importancia para venderse a clientes potenciales y fidelizar a aquellos con los que ya haya trabajado antes. Más adelante hablaremos sobre cómo hacerlo, pero vale la pena incidir desde ya en que este tipo de trabajo suele ser esporádico.
Mi trabajo como fotógrafo de retratos consiste en seducir, divertir y entretener.
Fotógrafo: Helmut Newton
Así pues, ¿cómo funcionan los encargos? Pues bien, en teoría el proceso es sencillo, pero ya que en la práctica no se siguen unas reglas establecidas, puede llegar a ser algo complejo y frustrante a la vez, sobre todo cuando un fotógrafo empieza. Como norma, el proceso es el siguiente:
1. Un cliente necesita a un fotógrafo para realizar un tipo de fotografía o fotografías concreto. El cliente está dispuesto a pagar por ello.
2. El cliente habrá decidido un presupuesto total para toda la sesión y no querrá pagar más de lo acordado.
3. El cliente puede tener una idea aproximada o precisa sobre cómo debe ser la fotografía; en cualquier caso, el cliente buscará a un fotógrafo que ya haya tomado fotografías parecidas o iguales a la que desea.
No haces algo así por dinero. Nunca he conocido a alguien que haya triunfado en la vida buscando ganar dinero.
Fotógrafo: Terence Donovan
Clientes que hacen encargos fotográficos
Prácticamente todas las imágenes que se utilizan comercialmente han sido creadas por fotógrafos profesionales, pero quizá no sepamos quién ha encargado esas imágenes. A continuación, se incluye una lista de algunos de los tipos de empresas y organizaciones que suelen hacer encargos de fotografía profesional, para que veáis lo variada que puede llegar a ser vuestra clientela potencial.
Empresas de relaciones públicas
Revistas
Editoriales
Marcas minoristas
Agencias de publicidad
Grupos de diseño
Organizaciones caritativas
Organismos gubernamentales
Agencias de marcas
Organizaciones artísticas
Periódicos
Organizaciones deportivas
Cuando el cliente ha decidido con qué fotógrafo va a trabajar, contactará con él mediante un correo electrónico o por teléfono. Le comunicará cuál es el brief [pliego de instrucciones] del encargo y a cuánto asciende el presupuesto. Informará al fotógrafo sobre el uso que dará a las imágenes y el tiempo del que este dispone para crearlas y entregárselas. En ese momento, el fotógrafo puede aceptar o rechazar el encargo.
Si el fotógrafo acepta el encargo, deberá recibir el brief por escrito, un contrato de copyright, un contrato de uso, un calendario para la toma fotográfica y un presupuesto –¡o quizá no le envíen nada! Como he dicho, no existen normas que regulen los encargos. Después de todo, es responsabilidad del fotógrafo actuar profesionalmente, proteger su trabajo y asegurarse de que entrega el material que espera el cliente sin que le suponga una pérdida en el ámbito creativo o económico. Todo esto es mucho más fácil de decir o escribir que de hacer, así que en el capítulo 6 ofrezco algunos consejos sobre cómo tratar con los clientes.
¿Dónde ven fotografías los clientes?
Para que os lleguen ofertas de trabajo de clientes potenciales es necesario que sepan quiénes sois y que conozcan vuestro trabajo. He aquí algunos ejemplos de lugares que el fotógrafo debe tener en cuenta para mostrar su trabajo al iniciar su carrera profesional.
Un sitio web bien diseñado y adecuado desde el punto de vista profesional
Portfolios con copias fotográficas y portfolios digitales
Exposiciones
Concursos de fotografía
Libros autopublicados
Flickr
Blogs bien escritos y adecuados desde el punto de vista profesional en plataformas como WordPress o Tumblr
A grandes rasgos, el mundo de la fotografía profesional puede dividirse en dos áreas de fotografía por encargo: editorial y publicitaria. En pocas palabras, la fotografía editorial la encargan revistas y periódicos tanto en formato impreso como digital y se centra en apoyar el contenido escrito o en ofrecer un relato narrativo visual. La fotografía publicitaria se encarga para vender productos, marcas e ideas. Tradicionalmente, se pagaba peor en el ámbito editorial pero proporcionaba oportunidades más creativas, mientras que el trabajo publicitario se pagaba mejor pero era más restrictivo desde el punto de vista creativo.
En la actualidad, en estos ámbitos ya no existen estas definiciones tan estrictas y los fotógrafos se mueven entre estos dos tipos de trabajo con mayor facilidad que antes. Sin embargo, la aproximación de estos ámbitos ha supuesto una convergencia de expectativas. Tanto el trabajo editorial como el trabajo publicitario se han vuelto más restrictivos desde el punto de vista creativo, y peor pagados, ya que, cada vez más, los clientes no quieren o no pueden asumir riesgos creativos. Este conservadurismo en los encargos ha tenido un efecto de gran alcance en el tipo de trabajo que se encarga y también en el que se crea. Esto no significa que no se produzca buen trabajo creativo, sino que es poco probable que se asocie con las plataformas tradicionales como, por ejemplo, las grandes campañas publicitarias y las revistas publicadas por editores convencionales.
La gente compra ideas, no fotografías.
Fotógrafa: Annie Leibovitz
Básicamente, se espera que los fotógrafos profesionales sean profesionales en todos los aspectos de su práctica, desde el uso de las redes sociales hasta la entrega de la imagen acabada y la sesión fotográfica. Deben ser capaces de trabajar con un cliente, comprender sus necesidades e interpretarlas para ofrecer un resultado que les satisfaga a ambos. Recordemos:
• Hay que ser educado, amable e inspirar confianza.
• Hay que ser capaz de trabajar en equipo y estar dispuesto a interpretar las ideas de los demás.
• Hay que estar dispuesto a trabajar muchas horas y tener paciencia al encontrarse con expectativas poco realistas.
• Hay que confiar en el uso de la técnica y sentirse creativamente comprometido.
• Hay que trabajar de forma independiente para venderse y vender el trabajo propio.
• Hay que abrirse a los nuevos avances de la fotografía y comunicación digital y mantenerse informado sobre ellos.
• Hay que entusiasmarse por el tema elegido para fotografiar.
• Hay que ser capaz de sentir empatía hacia los clientes con los que se trabaja y con las personas que se fotografían.
Si sois capaces de responder de forma positiva a todos estos requisitos, empezaréis a entender qué se espera de un fotógrafo profesional. No tiene sentido ser un gran fotógrafo pero no ser capaz de satisfacer estos requisitos. El mundo de la fotografía profesional exige tanto habilidad para crear un buen trabajo, como comprensión de las expectativas profesionales.
Esta imagen conceptual, creada por la fotógrafa Tash Parsons, muestra no solo el impacto que puede tener una única idea, sino también la exigencia de aptitudes para la posproducción al trabajar con una imagen basada en una idea.
Esta imagen también fue creada por Tash Parsons y demuestra la importancia de aportar una perspectiva original a temas cotidianos. En este caso, Tash interpretó las compras navideñas desde un punto de vista personal.
¿Quién hace encargos al fotógrafo?
Distintas personas, que ocupan diferentes puestos de trabajo, contactan y realizan encargos profesionales. Estas son algunas:
Director artístico
Director creativo
Editor de moda
Estilista
Editor de fotografía
Investigador
Editor
Periodista
Art buyer
Diseñador
Editor de interiores
Especialista en economía
Ayudante de marketing

Esta imagen única construida a partir de tres imágenes por la fotógrafa Emma Boyns conforma un tríptico narrativo que muestra con eficacia un enfoque extremadamente creativo de un tema sencillo.
Una manera eficaz de averiguar dónde puede situarse vuestra carrera fotográfica es plantearse un reto con un brief realista en el ámbito de un área de encargo específica. He diseñado este brief que ofrece una visión de lo que supone trabajar en el entorno publicitario.
1. Elegid un producto que os interese y que hayáis comprado. Puede ser cualquier cosa: unas zapatillas de deporte, una bicicleta o una prenda de ropa –todo lo que creáis que os ofrecerá un reto visual interesante para fotografiar–. Pensad por qué os atrae el producto y por qué lo habéis comprado.
2. Cuando sepáis por qué habéis comprado ese producto, empezad a escribir ideas sobre cómo podríais expresar el motivo en una fotografía. Al hacerlo, tened en cuenta dónde se publicará la fotografía. ¿Será el anuncio publicitario de una revista? Si es así, ¿de qué revista? ¿Será para una valla publicitaria? ¿Se publicará en línea a modo de banner publicitario? ¿Se difundirá en las paradas de autobús o aparecerá en los laterales de un autobús? Son lugares en los que puede aparecer una fotografía publicitaria.
3. Cuando hayáis decidido un destino final para la imagen y un enfoque creativo, reunid un equipo que os ayude a alcanzar un resultado lo más profesional posible. Esto puede suponer pedir a vuestros amigos que hagan de modelos, que os ayuden con el estilismo, a encontrar localizaciones y/o echaros una mano con el equipo.
4. Al fotografiar, aseguraos de plasmar vuestra idea original, pero no descartéis otras ideas distintas y experimentar con diferentes enfoques para resolver el reto que os hayáis propuesto. Aseguraos de fotografiar suficientes opciones y encuadres.
5. Cuando editéis todo lo que habéis fotografiado, elegid entre cinco y diez imágenes que consideréis que satisfacen vuestro brief. (Nota: editar es elegir imágenes, no editar imágenes con un software como Photoshop. La terminología profesional para la edición de imágenes con software se conoce como posproducción.)
6. Mostrad las imágenes editadas a algunos amigos que os digan sinceramente si creen que habéis conseguido crear unas imágenes que les inducirían a comprar el producto.
Este relato creado por la fotógrafa Abbie Stewart está formado por retratos e imágenes fruto de la observación; se hizo en una bodega frecuentada por el padre de la artista. Es un fantástico ejemplo de las posibilidades visuales que puede ofrecer una localización y de la importancia de que el fotógrafo se sumerja en el entorno que ha elegido documentar.
Una manera eficaz de averiguar dónde puede encajar vuestra carrera fotográfica es plantearse un reto con un brief realista en el ámbito de un área de encargo específica. En este caso he diseñado un brief que ofrece a los lectores una visión de lo que supone trabajar para revistas.
1. Elegid una revista que trate sobre temas que os interesen. Debe ser una revista impresa, no en línea.
2. En el contexto de esa revista, elegid un artículo que cuente una historia parecida a algo que os gustaría fotografiar. Observad cuántas imágenes ilustran el artículo, cómo se utilizan y cuántas páginas lo componen.
3. Decidid qué historia queréis fotografiar y pensad cuánto tiempo necesitaréis para hacerlo. ¿Necesitaréis una sesión? ¿Varias? ¿Un único día, una hora o varios días?
4. Cuando lo decidáis, investigad sobre la historia. ¿Qué otros fotógrafos han fotografiado el mismo tema que habéis elegido y cómo han enfocado el brief que vosotros habéis elaborado?
5. Como sucede en la fotografía publicitaria, aseguraos de que estáis fotografiando vuestra idea original y realizad otras opciones que surjan mientras os encontréis en el lugar. Procurad no editar ese día; seguid fotografiando y permitid que el relato que estáis creando tenga varias posibilidades visuales.
6. Cuando editéis todo lo que habéis fotografiado, elegid entre diez y veinte imágenes que consideréis que satisfacen vuestro brief. (Nota: editar significa elegir imágenes, no editar imágenes con un software como Photoshop. La terminología profesional para la edición de imágenes con software se conoce como posproducción.) A continuación, comprobad si dichas imágenes funcionan con el artículo que habéis utilizado como inspiración. Ahora editad esas imágenes, entre diez y veinte, para ajustaros al número de fotografías utilizadas en el artículo, y reflexionad sobre dónde deberían colocarse dentro del artículo.
7. Mostrad las imágenes editadas a algunos amigos que os digan con sinceridad si creen que habéis conseguido crear un artículo que les apetece leer y les resulta visualmente interesante.
Tienes que dedicarte en cuerpo y alma para alcanzar el éxito.
Fotógrafo: Elliott Erwitt
Si os gustaría llevar a cabo vuestros propios proyectos y visiones para crear exposiciones y libros autoeditados, sufragados principalmente con subvenciones, becas y financiación independiente, deberéis introduciros en la comunidad fotográfica que ya está trabajando de este modo. Esto nunca había sido tan fácil y puede verse como uno de los motivos por los cuales tantos fotógrafos jóvenes se sienten atraídos por esta forma de trabajar. Las plataformas de comunicación social como Twitter y Facebook están llenas de fotógrafos que hablan sobre su obra personal, compartiéndola y colaborando con otros cuyas intenciones son similares. El uso y la importancia de las redes sociales es un tema que trataré más adelante en este capítulo.
Los concursos, seminarios y charlas fotográficos son un fenómeno global, y van desde eventos anuales a gran escala hasta reuniones mensuales. Hay eventos para todos los gustos y para cualquiera interesado en fotografía y suelen ser útiles por razones muy diversas.
Si trabajáis en proyectos personales, querréis hablar sobre lo que hacéis con otras personas que trabajen con un enfoque similar, en proyectos parecidos. Esto os permitirá socializar con otros fotógrafos para compartir consejos técnicos y experiencias fotográficas, pero sobre todo para entrar a formar parte de una comunidad fotográfica en la que todos se ayudan mutuamente.
Esta serie de imágenes forma parte de un trabajo mucho más extenso creado por el fotógrafo búlgaro Venislav Petrov, que reside en el Reino Unido. Trabaja a la vez en varios relatos, todos relacionados con los entornos en los que ha vivido y vive. Su serie Searching for Veni lleva esta exploración más allá, pues se incluye en la imagen a una escala que resulta casi imposible identificarlo.

Festivales internacionales de fotografía recomendados
Como he dicho, existen muchas oportunidades cerca de casa para conocer a otros fotógrafos que trabajan en proyectos personales, pero también hay muchos eventos internacionales a los que asisten miembros de la comunidad global para compartir sus trabajos, encontrarse, charlar y apoyar a otros fotógrafos con distinto nivel de experiencia. Quizá no podáis acudir en persona a estos festivales, pero, todos tienen página web, así que conviene echarles un vistazo. Si esto os abre el apetito, id al final de este libro y encontraréis más festivales a los que asistir o sobre los que informaros.
Helsinki Photography Biennial: Finlandia
PHotoEspaña: festival internacional de fotografía y artes visuales: España
PhotoIreland Festival: Irlanda
Rencontres d’Arles: Francia
Visa pour l’Image, Perpiñán: Francia
São Paulo Photography Fair: Brasil
Photo London: Reino Unido
Format, Derby: Reino Unido
Brighton Photo Biennial: Reino Unido
PhotoNOLA, Nueva Orleans: Estados Unidos
Angkor Photo Festival: Camboya
MIA Fair: Singapur
Paris Photo: Francia y Estados Unidos
Unseen Photo Fair, Ámsterdam: Países Bajos
Filter Photo Festival, Chicago: Estados Unidos
Photo Shanghai: China
Un buen amigo mío, fotógrafo de éxito, siempre ha creído que el proceso de creación de fotografías es el acto creativo más egoísta de todos. ¿Por qué? Porque un ojo ni siquiera comparte lo que mira con el otro ojo cuando observa a través del visor. Esta idea del fotógrafo como individuo egoísta, controlador y aislado, que crea imágenes que únicamente le gustan a él, es una idea que los fotógrafos siempre rechazan, aunque en el pasado ha sido una opción creativa y comercial –¡podría enumerar a un buen número de fotógrafos de éxito que han hecho gala de los rasgos de al menos una de estas personalidades a lo largo de sus carreras!–. Sin embargo, en el siglo XXI, ya no es una opción para el fotógrafo profesional.
La naturaleza democrática de la fotografía actual implica que todo el mundo tiene la posibilidad de crear imágenes fotográficas de una calidad técnica razonable, y esto ha dado lugar a una situación en la que todo el mundo es un “experto” y tiene una “opinión” sin que necesariamente posea el conocimiento adecuado sobre cómo crear la imagen que ve “en su cabeza”. Esto exige que el fotógrafo profesional no solo tenga que ocuparse de la creación de la imagen, sino también tratar con toda la gente conectada con la creación de esa imagen para el cliente. Quizá seáis los que miráis a través de la cámara, pero probablemente no seáis los únicos. Siempre que sea posible, hay que mirar a través del visor para encuadrar y componer la imagen, pero, inevitablemente, utilizaremos la pantalla colocada en la parte posterior de la cámara para revisar la imagen tanto por motivos técnicos como estéticos. Al mirar la imagen, el cliente, que puede estar en el lugar de la toma, también querrá ver la imagen y expresar su opinión.
Si se trabaja en un estudio o en una localización, quizá se exija que el fotógrafo trabaje “conectado”. Esto significa trabajar conectado a un ordenador, físicamente o por wifi, permitiendo que las imágenes se transfieran instantáneamente a la pantalla del cliente para que este dé su visto bueno. Se plantean muchas cuestiones con esta forma de trabajar que trataré en el capítulo 6, aunque la habilidad para trabajar en equipo y dirigirlo es en la actualidad un elemento esencial de las competencias del fotógrafo.
Si el fotógrafo se preocupa por las personas que están delante de su objetivo y siente empatía por ellas, tiene mucho ganado. La herramienta es el fotógrafo, no la cámara.
Fotógrafa: Eve Arnold
1. Diplomacia: habilidad para expresar opiniones con contundencia pero de forma educada, al tiempo que se escuchan las opiniones de los demás. Esto exige, además, la capacidad de fotografiar de una manera con la que no estéis de acuerdo, situación que podéis manejar de muchas maneras siempre que seáis educados y no olvidéis que vuestro papel es trabajar “con” el cliente que paga vuestros honorarios.
2. Empatía: es necesario comprender la posición, el punto de vista y las circunstancias del cliente. Hay que dar una respuesta adecuada.
3. Liderazgo: es fundamental que el fotógrafo dirija la toma. Ha sido contratado por su experiencia y habilidad para crear imágenes, y el cliente espera de él seguridad en sí mismo a la hora de tomar decisiones y que tenga recursos para resolver problemas. Sin embargo, el cliente no querrá que el fotógrafo sea arrogante, terco o desagradable con su ayudante o con los demás miembros del equipo creativo. En una sesión fotográfica existe una jerarquía, y el cliente y el fotógrafo se sitúan en la cima, pero no es razón para comportarse con insolencia.
Durante una sesión fotográfica, no solo el cliente o clientes plantean a los fotógrafos retos en la interacción personal. El fotógrafo profesional suele trabajar con estilistas, directores de arte, peluqueros y maquilladores, responsables del atrezo, ayudantes técnicos de estudio, editores, escritores, empresas de alquiler, gerentes de estudio, es decir, varios profesionales de las industrias creativas que le ayudarán a crear y dar vida a sus imágenes fotográficas. Dependiendo del tipo de sesión, se requerirá trabajar con unos u otros profesionales, pero la mayoría de los fotógrafos cuenta con un equipo básico con el que suele trabajar. Podemos decir que la creación de imágenes fotográficas profesionales no se limita a pulsar un botón.
La composición del equipo y su tamaño vienen definidos por el ámbito de la fotografía en el que hayáis decidido especializaros. A continuación se ofrece una pequeña lista que os dará una pista sobre las personas que vais a necesitar o con las que quizá queráis trabajar:
• Asistente. Tradicionalmente, el papel del ayudante de fotógrafo se ha considerado un punto de partida que permitía que los fotógrafos jóvenes “aprendieran la profesión” antes de establecerse como fotógrafos profesionales con una clientela propia. La era digital ha cambiado drásticamente este papel. En la actualidad, muchos fotógrafos trabajan sin ayudante y los clientes no están dispuestos a pagar por él; esto obliga al fotógrafo a pagarle de su propio bolsillo. Quienes siguen trabajando con ayudantes los utilizan para colocar y ajustar el equipo de iluminación, controlar que las cámaras estén limpias y con las baterías cargadas, y para realizar otras tareas de carácter general durante la sesión, desde ir a por café hasta sujetar un panel reflectante. También esperan que el ayudante sea capaz de descargar las imágenes de las tarjetas de memoria de forma segura, además de abrirlas para revisarlas utilizando programas como Photoshop, Lightroom o Capture One, entre otros. También se espera del ayudante que lleve en coche al fotógrafo al lugar de la sesión y lo recoja, que suba imágenes a las plataformas de redes sociales durante la sesión y que cree imágenes de la sesión para que el fotógrafo o el cliente puedan utilizarlas en línea. Un buen ayudante es visible pero no se le oye, y siempre debe adelantarse a las necesidades y demandas del fotógrafo.
• Estilista. En fotografía de moda editorial, el estilista aportará las prendas para la sesión fotográfica, buscará a las modelos, se ocupará de los trámites necesarios para fotografiar en un lugar concreto y buscará los elementos de atrezo necesarios. Estos profesionales se conocen como estilista, estilista júnior, editor de moda o director de moda. En otras áreas de la fotografía, el estilista generalmente solo se ocupa de localizar los elementos de atrezo, realizar los trámites para la localización y cumplir con las directrices creativas del brief. Sin embargo, como en cualquier área de la fotografía profesional, no existen reglas o cometidos establecidos.
• Peluqueros y maquilladores. Si vamos a fotografiar a gente para un cliente comercial, lo más probable es que tengamos que trabajar con un peluquero y un maquillador. Tanto un maquillaje creativo y lleno de fuerza como un maquillaje con apariencia de “cara limpia” requieren las habilidades de un buen profesional para conseguir la atmósfera y el resultado deseado en una toma fotográfica. Por eso es importante que exista una relación de respeto mutuo y entendimiento creativo entre el fotógrafo y el peluquero y el maquillador. Algunos maquilladores se ocupan tanto de la peluquería como del maquillaje, pero si se necesitan tratamientos más creativos en los peinados, será necesario un estilista peluquero.
• Técnico de posproducción. El papel de técnico de posproducción en la creación de imágenes ha crecido rápidamente desde el advenimiento de la fotografía digital. Además, se ha convertido en una competencia artística importante y altamente cualificada. Por lo tanto, no se puede llevar a cabo si no se es altamente competente en todas las facetas de esta tarea, desde la implementación hasta la entrega del producto al cliente. Muchos fotógrafos no poseen esta competencia y, por consiguiente, trabajan con técnicos de posproducción antes de entregar las imágenes acabadas a sus clientes.
Si al empezar a leer este libro pensabais que el papel de un fotógrafo profesional se limitaba a tomar fotografías, ¡seguro que empezáis a pensar que tomar fotografías es la parte más fácil! En la actualidad, el papel del fotógrafo profesional va mucho más allá de la simple toma de fotografías. Requiere buenas habilidades sociales, confianza en la comunicación personal e interés por la gente y el mundo que te rodea.
A menudo, el papel del agente fotográfico es malinterpretado por los que nunca han tenido uno, pero si preguntáis a cualquier fotógrafo o fotógrafa profesional que haya sido representado por un buen agente os dirá que puede suponer la diferencia entre una carrera media o una carrera de éxito. Lamentablemente, también conoceréis a muchos fotógrafos dispuestos a contaros historias terribles por haber sido representados por un mal agente.
No se exige una cualificación para trabajar como agente fotográfico –los únicos requisitos son un sitio web, un teléfono y algunos fotógrafos que quieran ser representados y ¡adelante!–. Este es el problema que presentan muchos agentes: empiezan pensando que será fácil encontrar trabajo para sus fotógrafos, aceptar una comisión por hacerlo y ganar dinero para vivir cómodamente tanto ellos como los fotógrafos. Lamentablemente, no es así. Un buen agente necesita buenos contactos con la industria, una base de datos de clientes existentes y potenciales, estar dispuesto a trabajar duro y tener experiencia para tratar cualquier aspecto de la creación de una toma fotográfica, desde encontrar los elementos de atrezo más inimaginables, tramitar visados internacionales, hasta conocer la compleja normativa sobre copyright. Un buen agente no tiene precio, pero ¿necesitáis uno? Y ¿cómo lo conseguiréis?
Un buen agente debe sentir pasión por la fotografía y ser persuasivo, creativo y astuto para los negocios. Por lo tanto, un agente rara vez se arriesga con fotógrafos jóvenes hasta que estos no hayan conseguido una clientela y demuestren su habilidad para conseguir encargos, fidelizar a los clientes y ganar dinero. Los agentes jóvenes suelen representar a fotógrafos jóvenes, mientras que los experimentados buscan a fotógrafos profesionales; vuestras expectativas de ser representados por un agente deben ser realistas y tener en cuenta los antecedentes del agente con el que estéis hablando.
Un buen trabajo y una clientela sólida atraerán a los agentes, sin importar la edad del fotógrafo, pero antes de comprometeros con nadie, tened en cuenta lo siguiente:
1. Los agentes confían en conseguir a vuestros clientes y sumarlos a su clientela.
2. Se quedarán con un porcentaje de los honorarios que cobréis por cualquier trabajo, incluso aunque no os los proporcionen ellos.
3. Esperan participar en la elección de imágenes para vuestro portfolio y sitio web, y a menudo tienen la última palabra.
4. Os cobrarán los gastos de envío cada vez que manden vuestro portfolio a un cliente potencial. Esto puede incluir gastos elevados de mensajería y envíos postales internacionales.
5. Pueden exigiros que trabajéis con otros profesionales creativos a los que representan, sin que vosotros los consideréis como primera opción.
6. Esperan que invirtáis en material promocional como postales o envíos por correo organizados por ellos.
Equipo profesional básico
Independientemente de lo que hagáis, por favor, no vayáis y os compréis este equipo ahora mismo ni penséis que no podéis empezar a trabajar en el mundo de la fotografía profesional sin un equipo caro. De todas formas, aquí tenéis una lista del equipo mínimo que necesitaréis cuando empecéis a trabajar como fotógrafos profesionales.
Dos cuerpos de cámara DSLR: Canon EOS 5D, 5DMKII, 5DMKIII, 1DX, 1DC o modelos anteriores de la serie 1, 7D, Nikon D4, D3X, D3s, D800, D800E, D7100, D7000.
Una selección de objetivos de calidad adecuados para vuestro ámbito de trabajo. Deben ser lo más veloces posibles, con distancias focales hasta 100 mm. Si es posible, hay que evitar los teleobjetivos y los objetivos de focales variables, aunque un objetivo 70-200 mm es bueno para retratos y lo utilizan muchos fotógrafos profesionales.
Al menos un fotómetro: Sekonic o Minolta.
Dos lectores rápidos de tarjeta CF y SD: Sankisk o Lexar.
Una selección de tarjetas CF y SD desde 4 hasta 64 GB. Las tarjetas de mayor capacidad son necesarias para almacenar imágenes en movimiento. Hay que asegurarse de que son versiones profesionales con alta velocidad de descarga.
Al menos dos discos duros externos.
Una bolsa rígida para la cámara, preferentemente con ruedas. Hay que buscar una que cumpla con las medidas de equipaje de mano para los vuelos.