Aportación del Tarot

Nos parece importante, aunque no entremos en todos los detalles de esta formidable arquitectura simbólica que es el Tarot de Marsella, recordar algunas de sus leyes de orientación pues, durante el estudio del árbol genealógico, van a servirnos como una valiosa herramienta para pensar. Las estructuras que ofrece el Tarot, que son cimientos de la simbología occidental, se presentan como un espejo de las realidades humana y cósmica, física y psíquica, así como de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande. Sus estructuras nos permiten una concepción del ser humano muy válida para nuestro estudio.

Numerología evolutiva

Sin deseo de evolución, no se puede hacer trabajo alguno sobre el yo (sobre el uno mismo). Una persona que ha completado su crecimiento físico y ha llegado a su dimensión adulta, tendrá que decidir si desea o no continuar creciendo en sus planos psíquico y espiritual. Debido a esto, en el momento de solicitar la ayuda de un enseñante, de un guía o de un terapeuta, es normal caer en la trampa del «paciente inactivo» que desea ser tratado, cuidado, acariciado y calmado como si fuera un niño. Se podría decir que evolucionar consiste en ir crecientemente a mejor, en estar cada día menos angustiado que el anterior. Desde esta perspectiva, resulta extremadamente útil conocer la numerología dinámica del Tarot, que resume en diez grados los sucesivos ciclos de evolución.

¿Por qué 10? Todos tenemos 10 dedos con las dos manos, pero cada uno de esos dedos tiene una existencia individual. El número 10 representa una totalidad que se subdivide en varias etapas, al hilo de las cuales se puede reconstruir todo un proceso de crecimiento que va desde la potencialidad aún irrealizada (el 1) hasta la totalidad plenamente desplegada (el 10).

Todos y cada uno de estos niveles surgen del precedente y quedan realizados en el siguiente. En un estado de buena salud, recorremos cíclicamente esta serie de etapas dentro de una dinámica que se podría comparar con una espiral, en la que cada paso por un determinado grado de la numerología nos permitirá aprender siempre alguna cosa nueva. Pero bien por miedo o bien a causa de alguna herida, ya sea por pereza o por cualquier otro motivo, nos podemos encontrar eventualmente bloqueados en un estado determinado (estancamiento) o, lo que es todavía peor, experimentar un retroceso y oponernos a toda evolución, convencidos de que la solución consiste en volver hacia atrás (regresión). Este modelo dinámico nos permite aceptar todas y cada una de las etapas como algo necesario y comprender bien cuál es el siguiente paso que nos espera. Veamos brevemente estos niveles de la numerología tarológica:

El 1: Potencialidad, fuerza. Ninguna experiencia, una inmensa energía. El punto a partir del cual surge un universo (según la teoría del Big Bang). Es la semilla de la que emergerá el árbol futuro. Todo es posible.

Estancamiento o regresión: no se comienza nunca nada.

El 2: Gestación, detención. Etapa de acumulación (de fuerzas, de datos, etc.) en un espacio protegido, como es el caso de la semilla dentro de la tierra o el del feto en el seno de la madre. Un estado estable, incluso inmóvil, que prepara una eclosión.

Estancamiento o regresión: ahogado de raíz, no nace.

El 3: Explosión creativa o destructiva. Primera acción sin ninguna experiencia. Es igual a la semilla que emerge o a la pubertad que transforma el cuerpo, pero también igual a una gran limpieza o una erradicación de lo inútil. Se actúa sin saber adónde se va.

Estancamiento o regresión: estalla incesantemente en todos los sentidos, improductivo, agresivo, invasor.

El 4: Estabilidad, equilibrio. El mundo se consolida. Una familia, un gobierno, una casa, una economía estables, etc. Las condiciones de la vida están ahí, tranquilizadoras, protectoras, adultas.

Estancamiento o regresión: dictatorial, coercitivo, estrecho de espíritu, rígido de mente.

El 5: Tentación, mirada nueva. Todas las exploraciones comienzan en este nivel, en el cual nos podemos sentir tentados a abandonar lo conocido para descubrir otros horizontes (como hizo Cristóbal Colón).

Estancamiento o regresión: embustero, abocado a la nulidad, a la muerte o al engaño (como Tartufo, en la obra de Molière).

El 6: Belleza y alegría como principio de la realidad. En este nivel hemos sobrepasado ya el marco estricto de la supervivencia y de la seguridad para desembocar en una realidad que obedece a otros criterios. Se trata de una nueva concepción de la vida que se abre ante nosotros, centrada en la belleza. En el crecimiento vegetal, sería la floración: la flor, la belleza, el color y el perfume preparan la eclosión del fruto.

Estancamiento o regresión: narcisista y complaciente, se secará sin llegar a fructificar.

El 7: Acción en el mundo. La recopilación de toda la experiencia de los grados precedentes desemboca en una fuerte acción no solamente individual e inexperimentada, como en el grado 3, sino también colectiva y firmemente anclada en el mundo. La energía del nivel 7 es joven y poderosa, pero es madura por su experiencia. Actúa sabiendo a dónde va.

Estancamiento o regresión: la acción por la acción, ego desmesurado y destructor.

El 8: Perfección. Al igual que un feto, que a sus ocho meses está completamente formado y ya sólo le queda nacer, el nivel 8 representa una perfección que se despliega, horizonte de toda acción, sin tener ella misma necesidad de actuar. Nada que añadir, nada que ejecutar.

Estancamiento o regresión: perfeccionismo, inmovilismo.

El 9: Crisis de transición. Como el bebé que está a punto de nacer en el noveno mes del embarazo, o como la fruta madura a punto de caer, este grado evoca el abandono de la perfección para entrar en un nuevo mundo todavía desconocido. Es el momento en el que una crisis anuncia la llegada de un nuevo ciclo.

Estancamiento o regresión: crisis inútil, soledad, agonía.

El 10: Final de un ciclo e inicio del siguiente. El número 10, la totalidad realizada, ya no tiene energía sino una inmensa experiencia. Simboliza el momento en el cual lo antiguo y lo nuevo coexisten: la crisálida ya desgarrada con la mariposa todavía naciente o el niño que aprende a respirar todavía unido a su madre por el cordón umbilical. Es el momento en el que todo finaliza y todo comienza. Es preciso, a veces, aceptar la ayuda exterior para poder pasar a un nuevo ciclo.

Estancamiento o regresión: ciclo bloqueado, incapacidad para situarse en una dinámica de evolución.

Como se aprecia en el esquema de la página siguiente, tras el 10 aparece un nuevo 1, es decir, un nuevo comienzo en un mundo nuevo. Por ejemplo: se podría haber completado todo un ciclo en el aspecto intelectual (hasta el 10, que representa el abandono de las ideas fijas y la apertura a escuchar al otro) y recomenzar como un auténtico principiante en el aspecto afectivo o emocional (con un nuevo eslabón o con una renovación amorosa debidos a ese aprendizaje de la escucha).

Esta estructura evolutiva nos sirve para contemplar al ser humano como un ser en constante evolución. Es una actitud esencial en el trabajo del árbol genealógico, donde la repetición del pasado corresponde a energías de estancamiento o regresividad, y la realización del futuro a la dinámica de la evolución.

Ejercicio 1. ¿Dónde estoy?

–Mezcla los diez primeros arcanos mayores del Tarot y saca una carta al azar (de El Mago a La Rueda de Fortuna). Cualquiera que sea el grado de la numerología al que esta extracción «al azar» te remita, pregúntate: «En este momento, ¿en qué lugar me encuentro de esta etapa del ciclo numerológico?».

–«¿Estoy en una dinámica fluida (evolutiva) o regresiva (estancada)?»

Los cuatro elementos

Los arcanos menores del Tarot se dividen en cuatro palos (o símbolos) que nos ayudan a verlo no como una entidad monolítica sino como un ser provisto de cuatro energías, cada una de ellas dotada de un lenguaje distinto:

Intelectual (Espadas-Aire): nuestras ideas, nuestras creencias, nuestras concepciones, nuestra capacidad para pensar el mundo.

Su lenguaje: las ideas.

Su dinámica: concebir, creer, pensar, definir verbalmente lo que es.

Emocional (Copas-Agua): nuestros afectos y sentimientos, toda la variedad de emociones que nos vinculan y nos separan de los demás, nuestro aprendizaje individual de las relaciones.

Su lenguaje: los sentimientos.

Su dinámica: la del amor en todas sus formas y la de los sentimientos negativos que se apartan.

Sexual-creativa o libidinal (Bastos-Fuego): todas las posibilidades de la actividad sexual y creativa que consistan en engendrar un ser o un proyecto (un bebé, una obra artística o cualquier otra creación).

Su lenguaje: los deseos.

Su dinámica: crear, aunque también poder (el proceso creativo y sexual pasa por fases refractarias que nos enfrentan a la potencia y a la impotencia).

Material (Oros-Tierra): todo aquello que nos mantiene con vida, comenzando por nuestro cuerpo, su salud y su equilibrio, la circulación del dinero, el territorio donde actuamos y vivimos.

Su lenguaje: las necesidades. Su dinámica: vivir, sobrevivir, obrar entre nuestros semejantes.

Esta división nos permite afrontar además otro aspecto del trabajo alquímico: «disolver y coagular», es decir, aislar los elementos específicos que nos componen para reconstruirnos a nosotros mismos como una unidad fluida, dejando así de concebirnos como una entidad sólida y monolítica movida por fuerzas «misteriosas».

Cuando nuestras concepciones entran en conflicto con nuestras emociones –y en ese mismo instante nuestra realidad material nos dicta seguir un camino que va justo hacia el opuesto a nuestro deseo–, los cuatro centros tiran cada uno de un lado como si fueran cuatro caballos de un mismo tiro pero sin un destino común. El primer paso para ajustar y orientar nuestras energías hacia un objetivo determinado, es identificar qué es lo que ha reemplazado a cada centro. Por ejemplo, desde hace tiempo la moral occidental, aterrada ante la energía sexual, asimiló esta energía a un sentimiento (generalmente, para las mujeres) o a una necesidad (generalmente, para los hombres). Dicho de otra manera: sucede frecuentemente que, por razones culturales, sociales o familiares, una energía se ve «colonizada» por otra. El intelecto, invadido por las emociones, ya no consigue razonar con claridad. La sexualidad, sobrecargada de creencias y prohibiciones, se convierte en una fuente de angustia (como sucedió en el siglo XIX, cuando de forma casi unánime el ámbito médico occidental inventó una serie de peligros, supuestamente mortales, derivados de la sana práctica de la masturbación). En algunas familias, el dinero o la manutención servían como un medio privilegiado o exclusivo para que los padres expresaran el afecto que sentían por sus hijos: así, estos últimos crecieron prisioneros de una gran confusión para diferenciar el centro material y el afectivo, pudiendo conducirlos a desarreglos alimentarios o a conductas autodestructivas con el dinero.

Con arreglo a lo anterior, se podrían establecer doce variaciones o desviaciones de la personalidad al ser invadido (o colonizado) cada uno de los centros por cualquiera de los otros tres. Cuando se emprende un trabajo sobre el yo, es muy útil preguntarse cuáles de estas desviaciones son dominantes en nosotros. De tal manera podremos estudiar cómo nuestro árbol genealógico las ha producido. La lista que aparece a continuación no pretende ser exhaustiva, sino más bien un punto de partida para que reflexionemos.

El centro intelectual es invadido por el centro…

…emocional: la afectividad hace al pensamiento demasiado subjetivo, se vuelve impreciso o inconstante, se entusiasma sin motivo o, contrariamente, se desalienta, se infravalora.

…sexual-creativo: intelecto competitivo, obsesiones sexuales, creatividad desbordante que hace que los pensamientos se desvíen en todos los sentidos.

…material: pensamiento ultramaterialista, incapacidad para la abstracción, incomprensión de todo lo que sea metafísico.

El centro emocional es invadido por el centro…

…intelectual: frialdad afectiva, cálculo, incapacidad para expresar las emociones, rodeos debido a las explicaciones racionales.

…sexual-creativo: afectos apasionados y posesivos, celos, dependencia afectiva, obsesión sexual.

…material: chantaje, cálculo, manipulaciones afectivas para obtener un beneficio propio, amor a una persona por lo que tiene y no por quien es.

El centro sexual-creativo es invadido por el centro…

…intelectual: enfriamiento, ritualización extrema de la sexualidad, frigidez, impotencia sexual o creativa: se sabe inventar, analizar, pero se es incapaz de crear.

…emocional: la ternura ocupa el lugar de la sexualidad y se resiste a entrar en la energía del deseo, la creatividad se vuelve sentimental, la libido y la creatividad se infantilizan.

…material: prostitución, sobrevaloración del cuerpo o del dinero en el ámbito de la atracción sexual, creatividad orientada a la rentabilidad o, por el contrario, inseguridad material extrema que bloquea el acceso a la energía creativa y sexual.

El centro material es invadido por el centro…

…intelectual: trastornos obsesivos, la persona vive según reglas rígidas sin hacer caso de las necesidades de su cuerpo.

…emocional: conductas alimentarias, corporales o financieras que ponen de manifiesto una necesidad afectiva: sobrealimentación o infraalimentación, gastos irreflexivos, apego excesivo por un lugar, por una casa o por un objeto, angustias económicas o corporales absorbentes.

…sexual-creativo: sexualización sistemática del cuerpo, obsesión por la seducción, desorden material por exceso de creatividad.

Una persona está preparada para evolucionar cuando conoce el lenguaje y la energía que corresponde a cada uno de los centros, es decir, cuando piensa con su intelecto, ama con su corazón, desea y crea con su centro sexual y vive de acuerdo con sus necesidades. Podríamos decir que las doce desviaciones del ego son los doce «apóstoles» de un «Yo crístico», que sería su soberano y enseñante y en el que todos los centros funcionan correctamente.

Todo esto viene a significar que la toma de conciencia de las desviaciones que existen en los cuatro centros, es un camino de aprendizaje. Por ejemplo, desde el instante en que se reconoce que «mi centro emocional está invadido por el intelectual, pues no consigo expresar mis emociones y me sobrecargo con explicaciones interminables que no me sirven más que para alejarme de lo que amo», se puede comenzar a restaurar el centro afectado (el emocional, en este caso) aprendiendo a expresarnos adecuadamente. Es decir, que el intelecto (la claridad de expresión) no vuelva a ser invasor, sino un aliado de lo emocional.

De nuevo, he aquí un cuadro indicativo de la forma en que este proceso puede ser emprendido:

El centro intelectual puede aceptar como aliado el centro…

…emocional: aprende a escuchar, se abre a la inteligencia emocional, toma en cuenta en sus razonamientos aspectos más sutiles.

…sexual-creativo: descubre la creatividad mental y el placer de emitir ideas con profusión sin tener, necesariamente, que concluirlas.

…material: el intelecto se ancla en el cuerpo y asume su presencia, que le lleva a un silencio regenerador.

El centro emocional puede aceptar como aliado el centro…

…intelectual: escoge sus afectos, comprende los de los demás, clarifica sus emociones.

…sexual-creativo: descubre el placer de actuar con sus sentimientos y de crear en sí mismo y de buen grado emociones bellas o sublimes.

…material: aprende a amar no solamente a sus semejantes sino a todo lo que existe: todo está vivo, luego todo es digno de ser amado.

El centro sexual-creativo puede aceptar como aliado el centro…

…intelectual: aprende a conocer sus propios procesos de deseo y gozo, y también los del otro.

…emocional: se abre a escuchar al otro, crea y desea por amor.

…material: aprende a desear apasionadamente todo cuanto ya poseía, es decir, a renovar su mirada sobre lo ya conocido. Aprende, asimismo, que el dinero o la salud no dan la dicha, sino que ayudan.

El centro material puede aceptar como aliado el centro…

…intelectual: la disciplina intelectual, moral o espiritual (el dharma, en las religiones orientales) le permite organizar su tiempo y su existencia, teniendo en cuenta nuestra mortalidad y sin perder nuestra vida.

…emocional: actúa por amor y con amor, conoce el valor de la caricia, de la delicadeza en la relación directa con los demás, esa atención afectuosa que da un sabor incomparable a la vida cotidiana.

…sexual-creativo: introduce la belleza en su cotidianeidad, se permite ser creativo y comprende que el mejor camino para ir de un punto a otro necesariamente no tiene por qué ser el que es más corto, sino el que es más bello.

Ejercicio 2. A la caza de ideas locas

Ya que todos estamos más o menos invadidos por creencias, frases hechas, ideologías u obsesiones que no tienen ninguna utilidad para nuestra vida diaria («La vida es muy dura», «Los hombres son unos cabrones», «Las mujeres son unas cursis», «El dinero es algo sucio», «Más vale morirse joven», etc.) conviene que nos planteemos:

–¿Cuáles son, de entre mis ideas, las creencias descabelladas que he heredado de mi árbol genealógico? (Una idea descabellada tiene como característica principal que constituye un impedimento, un sufrimiento, un motivo de freno o de no saber conceptualizar el mundo de una manera que nos resulte útil.)

–Hacer una lista con las ideas que, de forma habitual, llegan a mi mente pero con las que en realidad no me identifico, o no estoy de acuerdo. Después, y para cada una de esas ideas, deberé plantearme la siguiente pregunta: «¿Qué persona de mi árbol genealógico creía o cree en esa afirmación, y por qué?».