Quien quiera iniciarse en el baloncesto, deberá saber que es uno de los deportes más difíciles en lo que a la técnica se refiere a causa del gran número de reglas que posee. Por ello el aprendizaje de la técnica individual requiere mucho tiempo y paciencia, sobre todo en la fase inicial.
La mayoría de investigadores del aprendizaje de destrezas motoras coinciden en decir que el momento más adecuado para que una persona desarrolle sus facultades es el comprendido entre los 8 y los 12 años, es decir, entre la infancia y la pubertad. Sin embargo, lo cierto es que cualquier edad es buena para empezar a aprender un deporte si se hace con empeño e ilusión.
Es muy importante que todos los miembros del equipo dominen los fundamentos del baloncesto, ¿pues de qué nos servirá un jugador muy completo técnicamente si el resto del equipo no le acompaña? Por ello, el entrenador deberá preparar las sesiones de aprendizaje teniendo en cuenta los principios básicos que debe aprender todo el equipo. No son raros los casos en los que en muy poco tiempo comienzan a descollar algunos jugadores que muestran una aptitud especial hacia alguna de las técnicas. El entrenador deberá atender al desarrollo pleno de todos, adecuando los ejercicios a las necesidades de cada uno, intentando sacar el mayor partido posible. Nunca se puede favorecer a los más aptos y negligir la preparación de aquellos que necesitan trabajar más.
Cuando todos los jugadores dominen los fundamentos básicos, es preciso complicar las tareas mediante la combinación de diferentes movimientos técnicos o modificando la técnica básica de ejecución. De esta forma, el jugador aprenderá a cambiar sus recursos tácticos cada vez que las circunstancias varíen.
Una vez expuestas las razones por las cuales opinamos que es muy importante que todos los jugadores conozcan la ejecución de los fundamentos técnicos del baloncesto, pasaremos a describir los más importantes, tanto en lo que se refiere al ataque como a la defensa. A fin de facilitar la comprensión, hemos ilustrado las explicaciones con fotografías y ejercicios que serán de gran utilidad a la hora de programar los entrenamientos. Para representar los movimientos suelen emplearse unos símbolos más o menos estandarizados. Los más utilizados son los que muestra la figura 2.
Por supuesto, no pretendemos describir todos los gestos técnicos que puede desarrollar un jugador experimentado, sino aquellos que debe conocer necesariamente un jugador durante su formación en las categorías iniciales.
Es muy común en todos los deportes. De hecho, se podría definir como una actitud que se adopta en la pista antes que como una posición. Un jugador con una buena actitud y predisposición para jugar la adoptará de forma natural. Observando al equipo en la pista, se puede deducir qué jugador tiene una buena actitud y cuál no, según mantengan una correcta posición básica o no, por lo que se debe exigir desde el primer día una buena posición que permita obtener buenos resultados.
La posición básica requiere que el jugador esté semiflexionado, con los pies separados y la cabeza alta, para poder observar el desarrollo del juego. Las manos también estarán en tensión, preparadas para recibir la pelota en cualquier momento (fig. 3). Es una posición de equilibrio, en la que el centro de gravedad se encuentra más bajo de lo normal, permitiéndonos realizar movimientos rápidos sin perder el equilibrio. De hecho, es más fácil caerse estando completamente erguidos que adoptando esta postura.
Es muy importante que un jugador sepa desplazarse de forma correcta por la pista. No se trata tan sólo de correr hacia delante, hacia atrás, lateralmente o en diagonal, sino de hacerlo a diferentes ritmos y sin perder el equilibrio, de manera que pueda adaptarse a los cambios de juego que se suceden a lo largo del partido.
Este es un trabajo bastante importante en la iniciación al baloncesto, aunque debemos tener en cuenta que para los niños es muy aburrido desplazarse sin más. Por ello se pueden inventar juegos que permitan poner en relación sus aptitudes físicas y su concentración. Las persecuciones con o sin balón o las carreras de relevos, en las que puede modificarse el desplazamiento a la vez que se practica con el balón, dan siempre excelentes resultados. A continuación pueden verse algunos ejercicios eficaces.
Ejercicio n.o 1: El entrenador organizará una carrera de relevos entre dos equipos que han de sortear los siguientes obstáculos: zigzag entre los conos; rodear un cono para volver; saltar de un círculo al otro con los pies juntos; y dar la vuelta a un cono y correr de espaldas hasta dar el turno al siguiente (fig. 4). Este tipo de carreras motiva a los jugadores y les permite desarrollar su velocidad, atención y reflejos.
Ejercicio n.o 2: En esta ocasión, el entrenador propondrá a sus pupilos que jueguen al comecocos. Las normas son sencillas: deberán correr por encima de las líneas de la pista mientras uno de ellos, que se distingue por llevar una mano sobre su cabeza, intentará capturarlos (fig. 5). Cuando toque a un jugador se invertirán los papeles.
A primera vista puede parecer irrelevante cómo se coja el balón, pero lo cierto es que según se adopte un modo u otro, el juego variará sensiblemente.
La manera correcta consiste en sostenerlo entre las manos, apoyando sobre él sólo las yemas de los dedos. Sin embargo, es preciso protegerlo, ya que queda demasiado expuesto.
Vamos a explicar tres formas distintas de sujetar el balón, con sus aplicaciones y sus ventajas.
Triple amenaza: el jugador coloca una de las manos encima del balón y lo desplaza hacia su lado, a fin de protegerlo con el brazo (fig. 6). Esta posición se denomina triple amenaza porque nos permite pasar, tirar y botar desde la misma posición, sin tener que adoptar una posición intermedia, lo cual exige que la defensa esté preparada para impedir las tres acciones.
Presa baja: tomamos la pelota entre las dos manos y la bajamos casi a la altura del suelo (fig. 7), flexionando un poco más las rodillas. La cabeza debe mantenerse alta para no perder la visión de juego. De este modo, el jugador puede arrancar rápidamente mientras aleja la pelota del adversario. Esta posición requiere una labor de aprendizaje bastante ardua, por lo que no deberá enseñarse a los principiantes.
Presa alta: consiste en tomar la pelota entre las dos manos y situarla por encima de la cabeza (fig. 8). La posición del cuerpo en este caso es un poco más erguida que la básica; de hecho, estamos casi totalmente erguidos. Es muy útil para los pívot, después de coger un rebote o para dar un pase. Es poco recomendable en las fases iniciales, ya que con este tipo de sujeción no se ataca al defensa, sino que solamente se busca el pase.
Debemos escoger una de ellas cuando tomamos la pelota y tenemos un adversario delante. Una presa de balón no es eficaz si no se ataca al contrario, es decir, si el adversario no percibe ningún peligro del jugador con balón. El jugador que sólo busca el pase no supone ningún peligro para los defensas, por lo que se debe dificultar su tarea insinuando un ataque hacia la canasta cada vez que se recibe el balón; de este modo se crea una tensión que permite engañar al contrario en el momento más propicio.
No es fácil mejorar la técnica de posesión del balón, ya que es una actividad eminentemente estática. Sin embargo, en las primeras fases de entrenamiento se puede llevar a cabo un juego que enseñe los rudimentos. Cuando el jugador haya adquirido más experiencia, podrá corregir los defectos que pudiere haber mediante el entrenamiento de las técnicas individuales.
Ejercicio n.o 3: Cuando un jugador grita ¡stop! debe quedarse quieto en la posición de sujeción del balón que se desea que aprenda. Este jugador volverá a moverse cuando otro pasa por debajo de sus piernas.
Este es quizás el principio más importante del baloncesto, ya que no se puede avanzar sin botar la pelota. El bote debe llegar a ser un movimiento natural en todos los jugadores, ya que sin él no se puede avanzar. Es muy importante que el entrenador tenga claro que el bote debe dominarse con ambas manos de la misma forma, pues un jugador que sólo sepa botar con su mano hábil sólo podrá desenvolverse con naturalidad en un lado de la pista.
Por otra parte, es preciso que el jugador aprenda desde el principio a botar la pelota sin mirarla. Si el jugador fija en ella su mirada para impedir que se escape, perderá de vista a sus compañeros, los adversarios y su propia situación en la pista, ya que no tendrá como referencia la canasta, sino el suelo. Esto nos lleva a la conclusión de que desde el primer momento en el que el niño empieza a botar, no debemos dejar que mire la pelota, sino exigirle que levante la cabeza, mire la canasta, y cada vez que pierda la pelota, alentarle para que vuelva a intentarlo.
Por otra parte, es muy frecuente que cuando el jugador aprenda a botar la pelota tienda a entretenerse demasiado. El entrenador debe enseñar cuáles son las circunstancias que requieren un bote largo. Cuando se desea que el partido adquiera un ritmo lento, habrá que botar, mientras que si se desea un juego rápido predominarán los pases y las carreras. Sin duda, el baloncesto jugado con rapidez es más espectacular, pero también es más inseguro. Por lo tanto, depende del entrenador y de su forma de entender el baloncesto que un equipo bote más o menos. Con todo, el cometido principal de todo jugador consiste en encestar, por lo que deberá acostumbrarse desde el principio a botar lo necesario.
Sin más, vamos a explicar la técnica correcta del bote en baloncesto. Empezaremos en la posición de triple amenaza; impulsaremos la pelota hacia el suelo con la mano que tenemos encima, con la yema de los dedos, realizando un movimiento llamado golpe de muñeca (fig. 9), con el que se impulsa la mano desde su posición sobre la pelota hasta que la mano está totalmente dirigida hacia el suelo.
Cuando la pelota vuelve, la mano realiza el mismo movimiento pero al revés, amortiguando el impulso de la pelota. Nunca debemos mover otra parte del brazo que no sea la muñeca, la mano y el antebrazo. Este último se mueve a la altura del codo y realiza un movimiento de flexión y extensión durante el bote. La altura del bote oscilará entre la cintura y la rodilla. El balón debe botar delante del pie de la mano con que se bota y ligeramente hacia el exterior de este pie. No olvidemos que se debe ejecutar correctamente con ambas manos y con la cabeza mirando hacia delante.
Los ejercicios que mostramos a continuación sirven para mejorar la precisión de los movimientos de la mano cuando contacta con el balón durante el bote.
Ejercicio n.o 4: Se colocan los jugadores en una zona pequeña, delimitada por las líneas del campo. Mientras no dejan de botar deben robar el balón a los otros jugadores (fig. 10).
Ejercicio n.o 5: Cada jugador recibe un balón y se da la mano con otro. Hay que estirar al compañero para que pierda el equilibrio y el balón (fig. 11).
Iniciar el bote sin hacer pasos
Uno de los errores que cometen con más frecuencia los jugadores de baloncesto es el de dar pasos de salida. El reglamento es muy estricto en lo que se refiere al inicio del bote: para avanzar, el balón debe salir de la mano antes de mover el pie sobre el que pivota. Esto implica que el jugador debe botar en el mismo instante que comienza a correr. A este movimiento de arranque con bote se le denomina salida. La mejor manera consiste en iniciar el movimiento desde una posición correcta, es decir, con las piernas flexionadas adecuadamente. La mayor parte de las veces, los pasos de salida se deben a una mala posición en la sujeción del balón, en la cual el jugador se encuentra demasiado erguido como para iniciar el juego correctamente. Por esta razón la presa baja es idónea para efectuar una salida reglamentaria.
Existen dos tipos de salidas en bote: la cerrada, o cruzada, y la abierta.
Salida cerrada: es aquella en la que el primer pie que se mueve se cruza por delante del pie sobre el que se pivota (figura 12) para proteger el balón con el pie que se ha cruzado y el cuerpo, ya que se interponen entre la pelota y el adversario. Se empieza a botar con la mano contraria al pie que se ha cruzado por delante. Para evitar los pasos de salida, el pie que se mueve primero y la pelota deben tocar el suelo al mismo tiempo.
Salida abierta: es aquella en la que el primer pie que se mueve es el más cercano a la dirección que se desea tomar (figura 13). De este modo, si un jugador quiere avanzar hacia la derecha, moverá en primer lugar el pie derecho que sale. Se empieza a botar con la mano del pie que sale. Con esta salida no protegemos tanto el balón como con la cerrada, pero se va más rápidamente. Sin embargo, el riesgo de dar un paso en falso al salir es mucho mayor.
Ejecutar una salida en bote de forma correcta es una tarea bastante difícil que sólo se mejorará practicando los movimientos varias veces. Además, debemos tener en cuenta que esta técnica debe combinarse con las del pase y el lanzamiento a fin de poderla integrar en las habilidades tácticas.
El bote en carrera
La técnica del bote en carrera es la misma que la del bote estático que ya se ha explicado. La cabeza se mantiene elevada, observando el desarrollo del juego, y se mueven únicamente la muñeca, la mano y el antebrazo (fig. 14). La única diferencia radica en que el jugador que está botando también se desplaza. El balón debe botar hacia el exterior, ya que de lo contrario, al desplazarse, los pies tropezarían. Cuanto más rápido corra el jugador, más avanzado será el bote.
Debemos evitar dos errores muy frecuentes cuando el jugador inexperto empieza a botar y a correr a la vez. El primero consiste en mirar la pelota. Ha de evitarse que el niño piense que es normal mirar la pelota mientras bota, ya que perderá de vista a los contrarios y los compañeros, lo que convertiría el juego de equipo en otro individual. El segundo se refiere a la costumbre de acoplar el ritmo de la carrera al del bote del balón, lo que produce un movimiento elástico similar al de un muelle. Es preciso desplazarse y botar la pelota de manera independiente.
Para mejorar el bote del balón, además de practicar otros ejercicios similares a los que se proponen, se puede recurrir a los ejercicios de desplazamiento, con la salvedad de que cada jugador dispondrá de un balón. De esta manera se lograrán coordinar las diferentes posibilidades de desplazarse de un jugador con el bote del balón, mejorando el bote en carrera.
Ejercicio n.o 6: El jugador que recibirá el balón indica con las manos diversos números que dirá en voz alta el jugador que lo está botando. Si ve los números no mirará el balón. Este ejercicio también puede realizarlo cada jugador con dos balones (fig. 15).
Ejercicio n.o 7: Se disponen los jugadores por parejas y se les entrega a cada uno un balón. Uno de ellos lleva la iniciativa y el otro imitará sus movimientos sin dejar de botar en ningún momento (fig. 16).
El bote de protección
Se recurre a esta técnica cuando un adversario presiona fuertemente y se desea mantener la posición en el campo. El bote en sí no es demasiado diferente del bote estático o en carrera: tan sólo varía la posición del jugador, que debe colocar el cuerpo entre el adversario y el balón, alejándolo al máximo del defensor y levantando el brazo cuanto sea posible a fin de frustrar los intentos de robo y captura (fig. 17).
Uno de los inconvenientes de este tipo de bote es que se pierde ligeramente la visión global del juego, ya que se da la espalda a una parte del campo, aunque permite proteger más el balón cuando la defensa es muy agresiva o presiona mucho.
Durante las primeras fases de entrenamiento, puede darse el caso de que los niños lo utilicen con demasiada frecuencia. El entrenador debe evitar esta tendencia de los jugadores jóvenes a esconder el balón, con la pérdida de visión de juego resultante, para enseñarles a ser valientes y atacar al defensor de frente, que es cuando el atacante tiene ventaja sobre el defensor.
Este tipo de bote puede incluirse en los ejercicios de técnica individual, ya que con él pueden practicarse todos los movimientos que permiten alejar la pelota del defensor. De este modo se conseguirá que el jugador adopte una posición correcta.
¿Cómo paramos de botar?
Una vez iniciado el bote, existe una regla específica para dejar de hacerlo y lanzar. Se puede parar de dos maneras diferentes: en un tiempo y en dos. En ambas es muy importante que los pies después de la parada se encuentren a la misma altura y encarados a la canasta, para efectuar de forma correcta un lanzamiento. Cualquier otra posición de los pies podría provocar un desequilibrio en el jugador y, por lo tanto, un mal lanzamiento.
Parada en un tiempo: cuando el jugador coge la pelota, realiza un pequeño salto para caer en el suelo con los dos pies a la vez (fig. 18). Se posa primero la punta, se flexionan las rodillas y se amortigua el salto, proporcionando un buen equilibrio al jugador (fig. 19). La parada en un tiempo es difícil de ejecutar cuando el jugador se desplaza a gran velocidad, ya que implica contrarrestar la inercia del cuerpo en un solo salto. En estos casos, el jugador suele caer hacia delante y parar su inercia con un segundo apoyo, denominado pivote.
Una vez en el suelo, es necesario flexionarse para conseguir un buen equilibrio y poder iniciar otra acción
Parada en dos tiempos: cuando el jugador coge la pelota, realiza el primer contacto en el suelo con un solo pie, apoyando primero el talón y después la punta (fig. 20). El segundo pie contacta con el suelo después del primero (por eso se le llama dos tiempos) con la punta del pie. En esta parada es muy importante que el segundo pie se coloque justo al lado del primero, ya que así lograremos un buen equilibrio para el lanzamiento posterior, evitando un pivote previo a este para una buena posición.
Lo más importante en las paradas es el equilibrio posterior (fig. 21). Si estas no nos lo proporcionan, no podemos realizar un buen lanzamiento o un buen pase, lo cual volverá más lento el juego ofensivo de nuestros jugadores, ya que para ejecutar un tiro necesitarán un pivote.
Para mejorar las paradas de los jugadores, pueden practicarse algunos ejercicios, como los que se muestran a continuación.
Ejercicio n.o 8: Los jugadores van corriendo libremente por la pista —sin balón al principio, aunque más adelante lo llevarán botando—. Cuando el entrenador pita una vez, los jugadores realizan una parada en un tiempo; si pita dos veces, la harán en dos tiempos.
Ejercicio n.o 9: Botando, los jugadores saltan los conos que están tirados en el suelo y caen al otro lado con una parada en uno o dos tiempos (fig. 22).
Ejercicio n.o 10: Se combina el bote de protección con las paradas. El jugador correrá libremente por la pista. Si encuentra un círculo, realizará una parada en un tiempo dentro de él. Si se encuentra con otro jugador, ejecutará el bote de protección (fig. 23).
Los pivotes forman parte del juego ofensivo. Se trata de una acción del jugador con pelota en la que mientras mantiene un pie en el suelo puede mover el otro en cualquier dirección. El pie que se mantiene en el suelo es el pie de pivote. El reglamento no limita un número de pivotes en cada acción, así que es posible realizar un número indeterminado cada vez que se recibe el balón, teniendo en cuenta que en la misma acción no se puede cambiar de pie de pivote.
La acción de pivotar consiste en girar sobre la punta del pie a la vez que se levanta el talón. De este modo se puede recuperar el equilibrio, buscar un mejor ángulo de pase, dirigirse a la canasta, alejar la pelota de la presión del defensor y, en definitiva, realizar cualquier movimiento que el adversario no haya previsto.
Aunque es bastante sencilla, requiere un poco de práctica, sobre todo cuando se entrena a niños. Para ellos puede recurrirse a los siguientes ejercicios.
Ejercicio n.o 11: En parejas, uno de los jugadores toma el balón. El que no lo tiene intenta robárselo al poseedor, quien deberá evitarlo pivotando y sujetando correctamente el balón (fig. 24).
Ejercicio n.o 12: En grupos de tres, el jugador del centro toma el balón y realiza pivotes para evitar que sus compañeros le toquen (fig. 25).
El pase es otro de los fundamentos de este deporte, ya que permite desarrollar el juego en equipo.
Existen muchos tipos de pase diferentes, si bien todos parten de una base común. Como norma general, un pase debe ser fuerte, tenso y recto, puesto que uno débil y bombeado, al ser más lento, permitirá que los adversarios lo capturen con más facilidad. El balón debe dirigirse al receptor por la línea de pase, una recta imaginaria que une a los dos jugadores. Si está ocupada, el pasador deberá buscar otra línea que no esté obstruida por el contrario.
Describiremos a continuación la técnica de ejecución de los pases más importantes en el baloncesto.
Pase de pecho: es el pase fundamental en el baloncesto; el primero que se aprende. Cogiendo el balón con las manos a la altura del pecho y los codos no demasiado separados del cuerpo, realizamos una extensión de los brazos con un golpe final de muñeca. Las palmas de las manos deben volverse hacia fuera, con los brazos extendidos y paralelos al suelo (fig. 26). Podemos ayudarnos, para dar más impulso al balón, dando un paso hacia delante con un pie en el momento de la extensión de los brazos.
Posición final en un pase de pecho: los brazos estirados y las palmas miran hacia el exterior mientras las manos siguen la dirección del balón
Pase picado: la técnica es idéntica a la del pase de pecho, si bien en este caso el balón debe rebotar en el suelo antes de llegar a las manos del receptor. Para eso, los brazos, que en el pase de pecho quedaban paralelos al suelo mientras dirigían las manos hacia el receptor, en el picado deben llevarlas hacia abajo, hacia el punto donde el balón debe golpear, que se encuentra aproximadamente a dos tercios de la distancia que existe entre el pasador y el receptor (fig. 27).
Pase por encima de la cabeza: en este caso, la pelota, antes de lanzarla se encuentra justo por encima de la cabeza, nunca por detrás. Se trata de un pase que suelen utilizar los pívot después de coger un rebote. Se realiza extendiendo los brazos y dando un golpe de muñeca, como en el pase de pecho, si bien esta vez los brazos se alzarán y se dirigirán hacia abajo, de forma que las manos acaben orientadas hacia el pecho del defensor (fig. 28). Es muy importante que la trayectoria sea recta, ya que el balón tiende a describir una parábola si no se le imprime la fuerza necesaria.
Posición final en un pase picado: se estiran los brazos en dirección al suelo y las manos se abren hacia fuera
Pase de béisbol: este es el primer pase con una mano que se enseña. Se utiliza mucho en los contraataques, ya que con él se pueden realizar pases largos. Su nombre alude a la semejanza que tiene con el pase típico de este deporte. Desde la posición básica de sujeción del balón, se sube hacia arriba con una o dos manos (depende del dominio que se tenga) hasta llegar aproximadamente a la altura de la oreja. El pie del mismo lado también se ha retrasado para dar medio giro hacia atrás con el cuerpo. Desde allí se inicia una extensión del brazo con el que se va a ejecutar el pase y se acabará con un golpe de muñeca. El cuerpo sigue la inercia del balón inclinándose hacia delante (fig. 29).
Otros pases: cuando el jugador domine estos pases, puede aprender otros con una mano. El más común es el pase lateral con una mano. Puede ser a corta y media distancia, apoyándose siempre en un pivote lateral y buscando el mejor ángulo. En estos casos el golpe de muñeca es fundamental, ya que modifica la dirección, lo cual requiere un mayor dominio del balón. El pase por detrás de la espalda es de una gran espectacularidad. Todo depende del empuje de la muñeca (fig. 30). Existen otros tipos de pase que se podrían considerar de fantasía, ya que su cometido es llamar la atención del público y animar el juego.
Posición final en un pase de béisbol: el cuerpo está inclinado hacia delante y se ha dado un golpe de muñeca
Los pases deben trabajarse en todas las direcciones, no sólo la frontal. La situación de dos jugadores que están de frente haciéndose pases es imaginaria. Pocas veces la encontraremos en un partido. Por ello los jugadores deben hacer pases en otras direcciones.
Ejercicio n.o 13: Se organizan dos grupos. Frente a frente, se pasarán los balones cinco veces. Podemos cambiar el tipo de pase (fig. 31).
Ejercicio n.o 14: Un jugador se coloca delante de cuatro o cinco jugadores, cada uno de ellos con un balón. Ordenadamente ejecutarán pases que el jugador sin balón debe devolver (fig. 32).
Ejercicio n.o 15: Los jugadores formarán un círculo y uno de ellos se colocará en el centro. Deberán pasarse los balones sin que sean interceptados. Si tenemos muchos jugadores, podemos hacer dos grupos o poner más defensores en el centro. No se puede tardar más de tres segundos en realizar el pase (fig. 33).
Ejercicio n.o 16: En esta ocasión se realiza un pase corto con las dos manos. Mientras el jugador exterior corre, el interior, que puede realizar un par de botes de aproximación, ejecuta un pase de béisbol para que el primero pueda realizar una entrada en el otro campo (fig. 34).
Ejercicio n.o 17: Se realizan dos pases de béisbol: uno en diagonal y otro lateral. Los jugadores deben estar muy concentrados y poseer una buena técnica (fig. 35).
Cada vez que se da un pase hay una recepción, por lo que los jugadores deben estar preparados. Una buena recepción se basa en una buena posición para recibir el balón y en saber ofrecer un «blanco» donde apuntar para pasarlo.
La recepción estática
El receptor debe estar preparado para recibir. Las manos deben estar colocadas correctamente, y en el momento en que se entra en contacto con el balón, doblar los codos para amortiguar su velocidad (fig. 36). Una vez se recibe, se pasa al tipo de sujeción del balón que creamos conveniente (triple amenaza, baja o alta).
La recepción no siempre ha de ser con las dos manos; también puede hacerse con una. En este caso, el receptor debe ofrecer la palma de la mano a su compañero (fig. 37). Cuando el balón contacta con la mano, esta lo dirige hacia la otra, que también se acerca al balón.
Cuando el jugador joven aprende los pases básicos del baloncesto, suele hacerlo de forma estática, por lo que con los mismos ejercicios mejoran tanto el pase como la recepción. El entrenador debe tenerlo en cuenta, porque podrá corregir los errores que puedan darse en los pases y en las recepciones.
La recepción en movimiento
La recepción en movimiento es más difícil que la estática por el simple hecho de que el «blanco» ofrecido por el receptor está en movimiento. En este tipo de recepción es importante que el receptor pida el balón con la palma de la mano, ya que facilitará la tarea de su compañero. Cuando se pide el balón con la mano abierta se nos plantea la siguiente duda: ¿qué mano utilizamos? La respuesta es sencilla y nos sirve para cualquier situación: la más alejada del defensor. Si no hubiera cerca ningún contrario, la mano será la más alejada de la pelota. Una vez la hayamos recibido, acercaremos la otra mano para asegurar la recepción.
En la recepción en movimiento la calidad y la precisión del pase es vital. Por eso debemos exigir a los jugadores que el pase se reciba aproximadamente a la altura del pecho. Esta es la zona idónea para recibir, ya que por debajo obligamos al receptor a agacharse y volver a levantarse para atacar, y por encima el receptor deberá realizar un salto y amortiguar la caída.
En esta recepción aparece el concepto de pase avanzado. Puesto que el receptor se desplaza corriendo, en el momento de lanzar el balón, el pasador debe enviarlo por delante de la posición del receptor, previendo el lugar donde lo recogerá. El error en un pase avanzado es mejor que sea por exceso que por defecto, ya que este implicaría frenar la carrera del receptor, y por lo tanto reducir la velocidad del ataque. Además, recibir un balón que está retrasado respecto a nuestra posición es más difícil que si está avanzado.
Muchos jugadores, cuando reciben el balón en carrera, lo paran con la mano que ofrecen como «blanco» y lo envían al suelo directamente. En ocasiones, esto es muy útil porque es un movimiento rápido y aumenta la velocidad del ataque. Sin embargo, en los primeros momentos son frecuentes las pérdidas de balones porque el control con una mano es más difícil que con dos. Por eso es preciso enseñar a los principiantes a parar el balón con una mano, controlarlo con las dos y empezar a botar desde esta posición.
Para corregir este defecto o evitar que aparezca tenemos que aprovechar todos los ejercicios donde se trabajan los pases en carrera para recalcar la forma correcta de recibir y controlar la pelota. La mayor parte de estos ejercicios se utiliza para mejorar el contraataque de los equipos, aunque puede aprovecharse también para mejorar la recepción.
Los siguientes ejercicios son un claro ejemplo de combinación de los dos objetivos: podemos plantearlos tanto para mejorar la recepción en carrera de nuestros jugadores como para mejorar la salida del contraataque de nuestro equipo.
Ejercicio n.o 18: Los jugadores deben mostrar de forma clara la mano con la que quieren recibir (fig. 38). Si se desea, puede cambiarse el tipo de pase para evitar el aburrimiento.
Ejercicio n.o 19: Este ejercicio requiere más organización que el anterior. Para no hacer pasos en falso, el jugador debe deshacerse del balón lo más rápidamente posible (fig. 39).
Es el fundamento más importante ya que con él conseguimos el objetivo final de este deporte: encestar. El tiro en baloncesto es un movimiento que tiene una mecánica compleja y requiere una gran precisión que los jugadores pueden adquirir a través de la práctica continua. Si un jugador quiere ser un gran tirador, debe pasarse horas delante de la canasta intentando encestar. Es un movimiento que requiere una gran automatización, tal como puede verse en el caso de los tiros libres, en donde se lanza desde un punto fijo y en el que sólo influye el entorno, es decir, el público y las circunstancias en las que se está tirando.
Para el tiro en juego no basta con automatizar el gesto. Cada tiro es diferente, ya que puede haber o no un defensor delante, la distancia será mayor o menor, etc. Será por lo tanto el entrenamiento continuo lo que hará de un jugador un buen tirador o no.
La técnica de tiro correcta o, mejor dicho, la estándar, es única, aunque cada jugador suele acomodarla a su estilo, lo cual no es malo si siempre se realiza la misma modificación.
Vamos a describir la mecánica de tiro correcta fijándonos en los errores más frecuentes.
En lo primero que nos debemos fijar es en el equilibrio. El jugador que va a tirar debe partir de una posición estable. Lo conseguiremos teniendo los pies separados a una distancia parecida a la anchura de los hombros. Si tenemos los pies juntos el equilibrio es difícil. Ambos se situarán a la misma distancia de la canasta, es decir, los pondremos en sentido paralelo.
Partiendo de la sujeción en triple amenaza, se colocará el balón sobre la mano que va a lanzar, formando un ángulo de 90° con el antebrazo. Los dedos estarán abiertos, en contacto con el balón, evitando que este toque la palma de la mano. La otra mano servirá de apoyo. Se situará abierta, al lado de la pelota y sin apretar. Los dedos pulgares de ambas manos formarán una T (fig. 40).
El antebrazo que imprimirá el movimiento de tiro deberá formar un ángulo de 90° con el brazo. Esto obliga al jugador a ver la canasta por debajo del balón, situado por encima de la altura de sus ojos. Durante la fase inicial, los jugadores no tienen fuerza suficiente para lanzar el balón desde esta posición, ya que la extensión no será completa. En estos casos se permite a los más jóvenes lanzar desde la posición de triple amenaza, es decir, mirando la canasta por encima del balón. Cuando hayan adquirido la fuerza suficiente, el entrenador les enseñará a corregir la posición inicial de tiro, ya que la que utilizan es más lenta que la correcta.
Para saber si el jugador está en una buena posición global, nos fijaremos si el dedo índice del brazo lanzador, el codo, el hombro y los pies se encuentran en una misma línea.
Una vez situados en la posición inicial, el brazo que lanza debe realizar una extensión, con un movimiento final de golpe de muñeca, dejando la mano abierta y dirigida hacia la canasta. El brazo de apoyo también debe realizar una extensión, compensando la acción de tiro (fig. 41).
El movimiento de extensión de brazos debe coordinarse con el de extensión de piernas. Primero empieza el salto y después se estiran los brazos. Lo más importante es que el salto sea vertical y el jugador caiga en el mismo lugar desde el que ha saltado (fig. 42). Esto nos ayudará a tener un buen equilibrio durante el lanzamiento, que se produce en el aire. Cualquier movimiento que desplace el cuerpo de su vertical influirá en el lanzamiento.
Lo primero que un jugador debe hacer para tener un buen tiro es mecanizar el movimiento. El entrenador deberá enseñar al jugador la técnica correcta sin el aro, y acto seguido, utilizando ya la canasta, irá corrigiendo los detalles de la técnica. Cualquier ejercicio de tiro es válido para mejorarlo, siempre que el entrenador esté presente para corregirlo. Aquí presentamos algunos que servirán de ejemplo para preparar los entrenamientos.
Ejercicio n.o 20: Sentados, se realizará un lanzamiento para que lo recoja el compañero. De este modo se desarrolla el movimiento de los brazos (fig. 43).
Ejercicio n.o 21: Los jugadores botarán la pelota de forma estática. A una orden del entrenador, lanzarán al unísono. Una posible variante sería que los jugadores estén en movimiento, y a la orden del monitor ejecuten una parada en un tiempo y lancen.
Ejercicio n.o 22: Se trata de un ejercicio típico de tiro. Observando su estructura, cualquier variación será buena siempre que los jugadores no tengan que esperar demasiado en las filas (figura 44).
Ejercicio n.o 23: Debemos organizar ejercicios donde los jugadores tengan que lanzar desde diferentes posiciones para acostumbrarlos a las distintas zonas del campo (fig. 45).
La entrada se podría definir como el tiro en movimiento. Consiste en acercarse al máximo a la canasta para asegurarnos dos puntos o forzar al contrario a cometer una falta.
El reglamento permite realizar una parada en dos tiempos. El denominado pie de pivote, que es el primero que se apoya, se puede levantar del suelo siempre que el jugador lance o dé un pase a un compañero antes de volver a posarse. Esta norma es la que nos permite realizar un movimiento como el de la entrada, que no es más que una parada en dos tiempos con un salto final que permite lanzar a canasta.
La entrada posee una técnica de ejecución que los jugadores más jóvenes deben aprender. El primer paso permite ganar espacio, por lo que deberá ser largo. El pie de pivote es el del mismo lado que la mano que bota el balón (fig. 46). El segundo sirve para ganar altura, y por eso es más corto que el primero, ya que nuestra intención es acercarnos el máximo a la canasta. Para ayudar a que este salto sea suficientemente alto, la pierna libre levanta la rodilla, proporcionando mayor impulso (fig. 47).
La mano de lanzamiento será diferente en función de qué lado de la canasta se realice la entrada. Tanto para diestros como para zurdos, si la entrada se lleva a cabo por el lado derecho se lanzará con la mano derecha (tiro de diestros) y con la izquierda si se hiciese por el lado izquierdo (tiro de zurdos), ya que en las entradas el defensor suele estar más cerca de la canasta que el atacante. Si el jugador lanza con la mano equivocada, el defensor le hará un tapón; en cambio, si lanza con la correcta, protegerá el balón con la mano de apoyo, y por lo tanto, si le intentan hacer un tapón cometerán una falta.
El aprendizaje de la técnica de las entradas requiere que se practiquen los ejercicios que mostramos a continuación:
Ejercicio n.o 24: Para desarrollar la coordinación de los pasos con el bote, el entrenador colocará el balón sobre la palma de la mano, y el jugador lo recogerá tras entrar (fig. 48).
Ejercicio n.o 25: Se realiza la entrada dando el primer paso en el círculo y el segundo sobre un banco sueco. De este modo se comprenderá lo importante que es darse impulso (fig. 49).
Ejercicio n.o 26: Se organiza una rueda de entradas en las que los jugadores, uno detrás de otro, las van realizando sin parar (fig. 50).
La técnica de las entradas puede variar mucho, según se cambien los pasos o el tiro. A continuación pueden verse las variantes de las entradas más utilizadas.
El aro pasado: consiste en realizar una entrada empezando por un lado de la canasta y finalizando en el otro. Se le llama aro pasado, porque el lanzamiento se hace después de haberlo rebasado. Podríamos diferenciar tres tipos, según la dificultad.
El primero es para los niños que empiezan a jugar, que ya saben ejecutar la entrada, pero aún no tienen suficiente dominio de balón para lanzar con una sola mano. Supongamos que el jugador se encuentra en la parte derecha del campo y va a realizar un aro pasado acabando por la izquierda. Botando con la derecha, hará un cambio de mano (técnica que veremos en el próximo apartado) para botar con la izquierda. El primer paso de la entrada, dado con el pie izquierdo, se dará desde el lado derecho y nos situará en el izquierdo (fig. 51). El segundo, ya en el lado izquierdo, orientará el cuerpo hacia la canasta, orientando la punta del pie hacia el aro. De esta manera, se podrá ejecutar un correcto tiro con la izquierda (fig. 52).
El segundo tipo es para aquellos jugadores que ya tienen un dominio de balón suficiente como para lanzar con una mano. Si lo comparamos con el caso anterior, la diferencia radica en que el segundo paso, en lugar de orientarse hacia el aro, lo hace frente al tablero, lo cual modifica el lanzamiento, pues el balón se eleva con ambas manos hacia el lado izquierdo y cuando ya se encuentra arriba, la mano derecha lo deja ir, tirando a canasta únicamente con la mano izquierda mediante un golpe de muñeca. La mano derecha se extiende para protegerlo del posible tapón (fig. 53).
El tercero es para aquellos que ya tienen un total dominio de la técnica. Se trata del aro pasado de espaldas, en el que no hace falta cambiar de mano. Se utiliza cuando el jugador intenta una entrada (por ejemplo, por el lado derecho) y no lo consigue, pero no ha dejado de botar porque lo ha intuido antes. En ese caso puede continuar por la línea de fondo y realizar una entrada por la derecha ejecutando el lanzamiento desde la parte izquierda sin dirigirse a la canasta, esto es, por detrás. Para ello se sube el balón por delante con ambas manos, y en la máxima altura, la mano derecha realiza un giro de muñeca, encarando la palma hacia canasta y lanzando (fig. 54).
Para aprender este tipo de entrada es necesario cambiar la estructura de los ejercicios de preparación habituales. El que se muestra a continuación puede ser de ayuda a la hora de preparar el entrenamiento.
Ejercicio n.o 27: Para realizarlo, el jugador tiene que saber cómo se hace un cambio de mano (fig. 55).
La bandeja: se trata de una entrada normal en la que se varía la forma de tiro. Su nombre se debe a que el jugador parece llevar el balón a la canasta en una bandeja.
Esta curiosa técnica de tiro consiste en alinear la mano con el antebrazo, en lugar de colocarla en un ángulo de 90°. La pelota se lleva encima de la mano, y se deja ir justo cuando está al lado del aro (fig. 56).
La bandeja: el balón reposa sobre la mano hasta el último momento, en el que se da un golpe de muñeca
Este tipo de entrada se utiliza mucho en contraataque, donde la inercia provocada por la carrera es muy grande. Si se ejecuta un tiro normal es muy posible que sea demasiado fuerte, pero si se recurre a la bandeja, el lanzamiento a canasta es mucho más suave, aumentando las posibilidades de éxito.
Sin embargo, deben tomarse algunas precauciones: no hay que realizarlo con la pelota demasiado baja, ya que las posibilidades de recibir un tapón aumentan, dado que el balón se encuentra bastante expuesto. Con la mano libre se puede proteger un poco el balón, al igual que se hacía en el aro pasado.
La entrada rectificada: se trata de realizar la entrada modificando la posición de los pies. En la entrada normal, los pies se desplazan formando una línea. En la entrada rectificada, el primer apoyo se encuentra hacia el exterior de esta línea. El segundo paso, por el contrario, se encuentra en el interior de esta línea. Es posible, de esta manera, esquivar un contrario que se encuentra en el centro, y que con el primer paso hemos provocado que se desplace hacia el exterior y, por lo tanto, nos deje espacio hacia canasta.
La entrada con un solo paso: para engañar al contrario o en el caso que nos quede poco espacio para realizar los dos pasos de la entrada, se puede suprimir uno de ellos. En este caso, se requiere una buena potencia de salto, ya que el paso que se suprime es el primero, y con sólo el segundo se debe avanzar y ascender.
Los cambios de mano nos permiten que el jugador bote la pelota con ambas manos (nunca a la vez, ya que el reglamento lo prohíbe) sin detenerse. Hay cuatro tipos de cambios, si bien todos parten del mismo movimiento: cambiar la pelota de mano sin dejar de botarla y sin cometer dobles.
Hay que tener en cuenta que todos los cambios de mano afectan también al ritmo y a la dirección. Con un defensor delante, el jugador debe botar con la mano más alejada; si quiere cambiar la dirección que lleva, el defensor se encontrará en una posición diferente respecto al atacante, y por lo tanto, también tendrá que cambiar la mano con la que bota.
Después del cambio de mano varía la velocidad del balón, ya que por un lado se cambia de dirección y por otro se debe eludir al defensor. Cuando el jugador que tiene el balón intenta sobrepasar al defensor, deberá cambiar de mano y ritmo, yendo más rápido.
A la hora de enseñar el cambio de mano a los nuevos jugadores, habrá que cerciorarse de que no miran el balón. Es necesario que se acostumbren a mirar siempre hacia delante, aunque al principio el balón se les escape.
A continuación pueden verse los cuatro tipos de cambio de manos.
Cambio de mano por delante: es el primero que se enseña a los niños por su sencillez, puesto que en ningún momento el jugador pierde de vista la pelota ni tampoco debe modificar demasiado su posición. Es, además, un cambio muy adecuado porque obliga al atacante a enfrentarse al defensor de cara, sin darle la espalda en ningún momento.
En el transcurso de esta jugada es importante que la mano con la que el jugador está botando envíe el balón a la otra, y no al revés. Si sucediese esto último, el balón quedaría delante mismo del defensor, entre sus piernas y a una altura idónea para que lo robase. Como es lógico, es un vicio que debe evitarse.
Hay dos formas de cambiar de mano por delante: en evolución y como protección.
Se recurre al cambio en evolución cuando el jugador que ataca no tiene ningún defensor delante que le impida pasar el balón. Si el jugador está botando con la mano derecha enviará la pelota al suelo hacia delante y hacia la mano izquierda, con un movimiento de muñeca (figura 57) para que al rebotar, llegue a la mano izquierda, a la altura de la cintura.
El cambio de protección se utiliza cuando el jugador que lleva el balón tiene un defensor delante que le impide pasar con comodidad. El bote suele ser más bajo, estando más cerca de la rodilla que de la cintura. El jugador debe adelantar el pie contrario a la mano con la que bota. En el momento de realizar el cambio, el pie se retrasará, dejando espacio para que pase la pelota gracias a un golpe de muñeca que hará que la pelota vaya de delante hacia atrás, rebotando en el suelo en un punto alejado del defensor y pasando a la mano contraria (fig. 58). El pie contrario, que ahora corresponderá a la mano que realizaba antes el bote, se cruzará por delante del defensor protegiendo la pelota, con un movimiento similar al de la salida cerrada, y el atacante podrá correr (figura 59).
Se ha retrasado el pie contrario a la mano de bote y el balón se lanza hacia atrás para efectuar el cambio de mano
Cambio de mano entre las piernas: requiere un dominio del balón mucho mayor que el anterior, pero también es muy adecuado en la fase inicial, ya que obliga al jugador a no perder de vista ni a sus compañeros ni al defensor. Es muy útil cuando la defensa presiona, ya que es imposible que el adversario robe un balón que pasa entre las piernas. Como puede verse, se trata de un cambio de mano bastante seguro (fig. 60).
El pie que se encuentra adelantado es el contrario a la mano que bota, lo cual permite mayor rapidez y precisión. La mano envía a la otra el balón, que debe efectuar un bote entre las piernas previamente. El pie retrasado se cruza por delante, con un movimiento parecido a la salida cerrada, y es entonces cuando el jugador debe cambiar su velocidad para superar al defensor (fig. 61).
El reverso: este es el único cambio de mano en el que el atacante da la espalda al defensor, al resto del equipo y a la canasta. Por ello, no es recomendable enseñarlo al principio, ya que conviene que el niño se acostumbre a estar atento con todo lo que sucede en la pista. Sin embargo, en el caso de que, por el instinto de proteger el balón, el jugador que se inicia en este deporte acostumbre a dar la espalda cuando tiene un jugador delante, habrá que enseñarle a practicarlo, pues si desconoce esta técnica, dará la espalda al contrario sin saber cómo continuar jugando. Si la conociese, al girar para proteger el balón, se dirigirá de nuevo a la canasta para enfrentarse al defensor.
Podríamos definir dos técnicas para el reverso, la sencilla y la avanzada. En ambas es muy importante que el jugador mantenga durante todo el reverso la flexión de piernas, pues no sirve de nada si acaba erguido al final de la jugada. También es interesante que el giro efectuado se lleve a cabo lo más rápidamente posible, para estar menos tiempo de espaldas a canasta.
Hay dos tipos de reverso: el sencillo y el avanzado.
El reverso sencillo, o en dos tiempos, suele enseñarse a los jugadores que empiezan. El pie avanzado es el contrario a la mano de bote. El balón se abandona por un momento para que la otra mano se lo lleve, mientras se efectúa un giro hacia atrás (dando la espalda al defensor) pivotando sobre el pie adelantado (fig. 62). El pie retrasado indica la dirección del giro, que deberá ser casi completo (fig. 63).
El reverso avanzado tiene una técnica muy parecida. La única diferencia que existe se da en el momento en que se produce el cambio de mano. Con la misma posición inicial, el jugador empieza el giro llevándose la pelota con la misma mano que estaba botando, la contraria al pie avanzado (fig. 64). Cuando está de espaldas al defensor, hace botar la pelota entre las piernas para que después del bote, la otra mano recoja el balón y salga botando hacia delante (fig. 65).
El cambio de mano por detrás: este es el más difícil de ejecutar, ya que el balón tiene que pasar por detrás de la espalda, lo cual requiere un gran dominio del balón. Es un cambio de mano muy útil cuando se domina la técnica, porque es imposible que durante el transcurso del cambio el defensor llegue a robar el balón debido a que lo protegemos con el cuerpo. Es además un cambio que no requiere parar la carrera o disminuir su velocidad, ya que cuando se domina se efectúa en carrera perfectamente, pudiéndolo aprovechar para el contraataque o cuando la defensa es muy presionante.
El pie que está avanzado es el contrario a la mano que bota, la cual debe enviar el balón mediante un bote hacia atrás. La posición de la mano cambia en este instante, ya que se sitúa detrás de la pelota. El pie de la mano que bota (el más retrasado) se avanza, siguiendo la carrera. Con la mano detrás de la pelota, el jugador debe enviar el balón al otro lado del cuerpo y hacia delante, para que la otra mano lo reciba en perfectas condiciones y pueda continuar la carrera. No olvidemos que el jugador tiene que aumentar su velocidad para adelantar al defensor.
Todos los cambios de mano se aprenden con los mismos ejercicios. Tan sólo hay que especificar cuál es el que se debe practicar. Mostramos a continuación algunos de los ejemplos a los que un entrenador puede recurrir.
Ejercicio n.o 28: Cambios de mano por delante en evolución (fig. 66).
Ejercicio n.o 29: Se combinan los cambios de mano con las paradas. El jugador bota libremente por la pista. Si encuentra un círculo, realizará una parada en un tiempo dentro de él. Si se encuentra con otro jugador, ejecutará un cambio de mano entre las piernas o por delante. Si se encuentra un cono, deberá hacer un reverso (fig. 67).
Ejercicio n.o 30: Se realiza un cambio de mano para que el defensor no robe el balón. Si el jugador lo pierde, se queda en el lugar del defensor. Se pueden combinar varios tipos de cambio (fig. 68).
Ejercicio n.o 31: Mientras se bota en zigzag, se realiza un cambio de mano delante de cada cono (fig. 69).
Ejercicio n.o 32: Se trata de una variante anterior en la que el jugador se dirigirá a la canasta después del último cambio de mano y acometerá una entrada o un lanzamiento (fig. 70).
Una finta es un movimiento de engaño que realiza un atacante con el balón. Su objetivo es realizar lo contrario a lo que el defensor espera, a fin de aprovechar su desorientación y adelantarlo para proseguir su juego. Si, en cambio, no cae en la finta, hay que continuar con la acción que se ha iniciado.
Pueden realizarse dos tipos de fintas con balón:
Finta de salida: es un movimiento de pivote con un pie hacia delante e inclinado ligeramente hacia un lado para que el jugador pueda desviarse y realizar una salida por el otro lado con un cambio de ritmo. En los pasos de salida, sólo se mueve el pie con el que se inicia el movimiento (figs. 71 y 72)
En la finta de salida, el jugador se inclina hacia un lado, pivota y desplaza el peso del cuerpo sobre el pie que ha movido
El pie desplazado vuelve a moverse en sentido contrario, cruzándose por delante del pie con el que se pivota
Finta de tiro: es un movimiento con el balón que simula un lanzamiento. Su objetivo es engañar al defensor para que salte hacia arriba con la intención de realizar un tapón. En el momento que el defensor se encuentra en el aire, el atacante tiene que aprovechar que su oponente no puede reaccionar hasta que llegue al suelo. Tiene dos opciones: realizar un pivote para acercarse aún más a la canasta, dejando al defensor a su espalda, o bien saltar cuando está en su punto más alto, a fin de evitar que este le haga un tapón.
Las fintas, para que los jugadores las aprendan, deben incluirse en ejercicios de técnica combinados con otros elementos técnicos, ya que por sí solas no es posible enseñarlas. La finta de salida se debe aplicar en las salidas en bote, y la finta de tiro en los diferentes finales que un jugador pueda ejecutar.
Cuando hablamos de posición básica defensiva nos estamos refiriendo a la posición estática que adopta un jugador cuando el otro equipo tiene la posesión del balón y su atacante no se mueve, ya que si está en movimiento se deben hacer pequeñas modificaciones.
El defensor en posición básica ha de tener los pies separados a una distancia similar a la de los hombros. Las rodillas están flexionadas para que el centro de gravedad esté bajo; de esta manera podrá mantener el equilibrio y desplazarse con mayor facilidad y rapidez. La espalda debe estar erguida pero no demasiado, a fin de no forzar los movimientos. Las manos estarán abiertas y activas, preparadas para robar un balón si el atacante lo enseña demasiado. La cabeza alta, mirando hacia delante (fig. 73).
Cuando un atacante se desplaza, su defensor, que se encuentra en la posición básica defensiva, debe desplazarse también con él.
Para realizar un desplazamiento correcto debemos mantener la posición básica defensiva en todo el recorrido. El primer pie que se mueve es el pie del lado hacia donde queremos dirigirnos (fig. 74). El primer movimiento es explosivo y permite reaccionar al movimiento del atacante. El pie contrario debe acercarse pero sin llegar a tocar el primero (fig. 75). La mano contraria del lado hacia donde se desplaza se encuentra baja, protegiendo (e impidiendo) un posible cambio de mano.
Desplazamientos defensivos: el primer movimiento que se realiza consiste en desplazar un pie hacia la dirección a la que se dirige el atacante
El pie que ha quedado retrasado recupera la posición respecto al primero sin llegar a tocarse ni cruzarse. Debe realizarse arrastrando el pie por el suelo, nunca saltando
Además, es importante tener en cuenta que un defensor en movimiento nunca puede tener los dos pies en el aire, es decir, un defensor no puede saltar. Si se encuentra en el aire, es el momento que el atacante aprovecha para cambiar de ritmo o dirección, y el defensor esperará a volver al suelo para reaccionar correctamente, por lo que el adversario se le habrá adelantado.
Otro error muy común en los desplazamientos consiste en cruzar las piernas. El propio defensor se perjudica, ya que posiblemente tropezará con sus propios pies, provocando un desequilibrio, y por lo tanto, una ventaja para el atacante.
Si el atacante realiza un cambio de dirección después de uno de mano, el defensor ejecutará un «paso de caída». Este paso de caída consiste en mover el pie del lado de la nueva dirección hacia esta y un poco hacia atrás (sólo un poco, ya que si no el atacante nos gana terreno hacia la canasta). Después continuaremos el desplazamiento de la forma descrita antes pero en otra dirección.
El entrenamiento de los desplazamientos es duro físicamente, pero es necesario realizarlo para mejorar día a día la agilidad y los reflejos del defensor. Debemos olvidar la idea de que la defensa es producto de un error táctico e intentar motivar a nuestros jugadores para que la lleven a cabo correctamente. Para conseguirlo tenemos que realizar ejercicios más entretenidos y felicitar a aquellos jugadores que han trabajado bien en un ejercicio duro de defensa.
Ejercicio n.o 33: El entrenador señala con los brazos la dirección hacia donde deben desplazarse los jugadores. Es necesario dejar bien claro que estos desplazamientos han de hacerse desde la posición básica defensiva (fig. 76).
Ejercicio n.o 34: Los jugadores realizan los desplazamientos defensivos y cuando llegan al cono hacen un paso de caída para encarar la nueva dirección (fig. 77).
Ejercicio n.o 35: Se realiza el desplazamiento defensivo siguiendo el circuito marcado. En cada esquina se deberá pivotar para hacer un paso de caída. El entrenador puede cambiar el sentido cuando lo desee (fig. 78).
El bloqueo del rebote se produce después de un tiro del equipo contrario. Es importante que en el momento que nuestro equipo haga este movimiento lo realicen todos los jugadores. No hay nada más molesto que ver cómo después de bloquear a un atacante, coge el rebote un jugador contrario porque un compañero se ha olvidado.
Lo primero que se debe enseñar a los jugadores es que se bloquea y después se va a buscar el rebote para impedir que el atacante gane una mejor posición.
Cuando se lanza, el defensor tiene que ir a buscar su atacante con el pie más cercano para contactar con él con el antebrazo (fig. 79). Aquí debe observar el movimiento del atacante y pivotar sobre el pie para ponerse de espaldas al contrario y encarar la canasta. El defensor sólo puede aguantar al atacante con los brazos flexionados a la altura de los hombros (fig. 80). El centro de gravedad del defensor tiene que estar bajo, por lo que flexionará las rodillas para mantener el equilibrio.
Bloqueo del rebote: el primer movimiento consiste en trabar contacto con el adversario mediante el antebrazo
Después de pivotar, el atacante debe mantenerse detrás del defensor. Las manos pueden estar por encima o por debajo de la altura de los codos, pero nunca deben coger el adversario
Debemos premiar a aquel jugador que bloquea bien el rebote, así que en los ejercicios, siempre que un jugador bloquee bien recibirá el premio de tirar a canasta después.
Ejercicio n.o 36: En parejas, uno realiza un tiro, el otro lo puntea e intenta bloquear el rebote. El que consiga cogerlo es el que tirará (fig. 81).
Ejercicio n.o 37: Se forman dos equipos de tres jugadores cada uno. Uno tira y el otro equipo bloquea el rebote. El equipo que lo coja es el que tirará (fig. 82).
Ejercicio n.o 38: El jugador que hace el pase bloquea el rebote. El que coja el rebote dará el balón al otro y se colocará en la fila de tiros libres para lanzar (fig. 83).