INTRODUCCIÓN

A diferencia de la fitoterapia tradicional, que utiliza partes de planta adulta, la gemoterapia se basa en preparados obtenidos por maceración de tejidos embrionarios frescos en una solución de agua, alcohol y glicerina. Las partes utilizadas en gemoterapia son las inflorescencias, las gemas, los capullos, las gemas florales, las bellotas, los brotes y raíces jóvenes, la savia, la cáscara interna de las raíces o de las ramas y semillas jóvenes. Aunque aproveche los consejos de la tradición herbolaria clásica, la gemoterapia representa el resultado de investigaciones y experimentos modernos en el campo de la fitoterapia. Recupera la tradición desde los puntos de vista del significado simbólico y terapéutico: la utilización que se hacía en el pasado de algunas de las plantas de las cuales se extraen los gemoderivados, como el tilo, el abedul o el romero, era de hecho muy parecida a la de los gemoderivados correspondientes. La gemoterapia nace como práctica terapéutica hacia mediados de los años cincuenta, gracias al trabajo de Pol Henry, médico e investigador belga. Su punto de partida fue presuponer que en las gemas y en todos los tejidos embrionarios existía un quid, una fuerza vital, ausente en la planta adulta y capaz de interactuar con el hombre a través de las proteínas. Los tejidos en fase de crecimiento contienen, de hecho, hormonas vegetales, trazas de ADN y ARN, trazas de proteínas, aminoácidos, vitaminas y sales minerales presentes sólo parcialmente en los tejidos definitivos, como en las hojas, las flores y las raíces. Inicialmente los gemoderivados se utilizaron sobre todo en homeopatía como drenantes de órgano, o sea, como sustancias capaces de transportar las «toxinas» hacia los órganos destinados a la depuración: hígado, piel, riñones y pulmones. En una segunda fase adquirieron una más evidente identidad terapéutica.

Su acción se desarrolla a través de una estimulación del sistema reticuloendotelial —conjunto de elementos celulares, situados en diferentes partes del organismo, destinados a la eliminación de sustancias extrañas o nocivas— desarrollando un papel básico en los procesos antiinflamatorios e inmunitarios.

La gemoterapia permite, pues, realizar una depuración profunda del organismo y estimular las defensas naturales contra la agresión de agentes externos.